Frente a la incesante invasión de supervillanos que está sufriendo Europa, ésta necesita un supergrupo que pueda combatir esos ataques. Para ello se crea el primer supergrupo europeo. ¡EUROCORPS!
#3 – Posesión infernal
Por Jorge Cantero
Fecha de publicación: Mes 18 – 10/99
Hace 24 horas, entre la calle Diputación y la calle Sicilia había un hotel. Hace 24 horas los coches circulaban como todos los días por esas calles siendo los atascos y los accidentes de tráfico medianamente frecuentes. Pero eso era hace 24 horas.
Ahora el edificio donde anteriormente estaba el hotel estaba ocupado por un gran castillo, y los coches que anteriormente descansaban enfrente yacían destrozados en las inmediaciones. El causante de todo esto no era una persona cualquiera. Había vivido durante muchos siglos y había aprendido mucho. Era un maestro en la alquimia y en muchas otras artes oscuras. Estuvo atrapado durante siglos en un castillo idéntico al que había creado de la nada y que ahora estaba contemplando. Seguiría atrapado en él si no fuera por la ayuda de la Cosa, a la que consiguió dominar mentalmente para que le liberase1. Desde ese día se enfrentó varias veces con muchos superhéroes hasta que finalmente parecía que había sido controlado mediante un hechizo realizado por el Doctor Extraño y que hacía creer ser un simple hombrecillo al que luego e enviaron a trabajar de mayordomo en las industrias Stark2.
Pero nada es eterno. Por accidente probó uno de sus bigotes en los que guardaba siempre alguna pócima curativa por si acaso, y empezó a recordar quien era en realidad. Primero pensó en vengarse, pero pronto recapacitó y se puso a pensar con mas tranquilidad. Siempre había hecho sus planes de una manera global, siempre pensando en dominar todo el mundo de un solo golpe de efecto, pero eso nunca había funcionado, ahora lo veía claro. Primero debía asentarse en algún lugar como Muerte en Latveria. Un país, una ciudad donde gobernar, y había elegido Barcelona para ello. Pero primero tenía que moldearla a su gusto. Primero fue el castillo, para luego seguir con el resto de la ciudad. Iba empezar a hacerlo cuando ese grupo, Eurocorps, apareció. Para su sorpresa Cristal, su antigua enemiga, estaba entre sus miembros. Pero estaba preparado. Primero les hizo perder el tiempo con sus elementales, para luego pillarles por sorpresa con Zzzax, una criatura que encontró y luego dominó con sus artes místicas, de las cuales también tenía amplio conocimiento. En ese momento decidió llamar a su aliado:
– Zzzax, tu amo quiere verte.
– ¿ZIIII, QUE QUIEREZ AMO?.- respondió Zzzax ahora en el cuerpo de Guerra Relámpago
– Vete a vigilar los alrededores, estoy a punto de seguir con mis planes.
Zzzax obedeció. Pese a dominarlo, no tenía un control tan absoluto de él hasta que éste tomó el cuerpo del superhéroe Guerra Relámpago3, cuyos poderes resultaron ser tan parecidos que permitió a la criatura tomar posesión de su cuerpo. Y no solo eso, tenía a sus compañeros capturados y sin poder impedir que siguiera su transformación, transformación que sería indefinida en menos de 10 horas si nadie lo impedía, y no parecía que hubiera nadie que lo pudiera evitar.
Halcón Peregrino empezaba a recuperarse, aunque con ayuda. Al principio le costaba fijar los ojos pero pronto reconoció esa cara, Paladín.
– ¿Qué ha ocurrido?
– No sé, esperaba que tú me lo dijeras. Cuando llegué aquí ya estaba todo así.
Peregrino ya estaba totalmente sereno. Empezó a recordar todo lo que había pasado, y como su compañero lo había dejado inconsciente. Pero cuando iba a moverse se dio cuenta de que no podía, estaba atrapado entre las ramas de una planta gigante que tenía capturados también a sus compañeros. Además, se sentía muy débil, como si la planta absorbiera su energía vital. Decidió concentrarse en Paladín:
– ¿Qué haces tú por aquí? Creía que ahora trabajabas para Marta Plateada.
– Y trabajo para ella, pero eso no impide que acepte otros trabajos si son interesantes y pagan bien. Los de la Roxxon me contrataron para que impidiese una serie de robos que estaban sufriendo en sus fabricas de la rama europea y me enviaron a su fábrica de Barcelona, para vigilar. Pero no sé cómo consiguieron entrar y llevarse lo que buscaban sin enterarme. Iba a volver a casa, pero entonces vi en la televisión que ese Diablo estaba causando el caos en la ciudad, y me dije ¡qué demonios!, ya que estoy aquí. Además seguro que los mandamases de por aquí sabrán valorar mi ayuda. Por cierto, ¿y tú?, no sabía que habías dejado el negocio de mercenario para convertirte en un altruista más. Aunque al menos así no tendré que soportar tus horribles novelas que escribías a partir de tus aventuras.
– No lo he dejado. Lo que pasa es que los de la UE me pagan muy bien por estar en el grupo. ¿Y como que mis novelas son malas?. Para que lo sepas la próxima vez no te regalo mi última novela.
– Que pena, no podrá volver a dormir en su vida – dijo una ya despierta Trébol.
– Oh, la bella durmiente se ha despertado ya.
– Con un príncipe como tú cualquiera despierta antes de que tu te acerques a 5 metros.
– De acuerdo, basta, no es el momento para pelearnos.
– Mas bien sí. Si espero igual desapareces como la ultima vez.
Paladín interrumpió la discusión – ¿Pero que os pasa?. La última vez que os vi estabais saliendo, y parecíais muy felices, he de añadir.
– Si, pero eso fue hasta que a halconcito le dio por desaparecer sin dejar rastro. No respondió a mis llamadas y nunca estaba cuando iba a verle. Es su «sutil» manera de acabar una relación. Se aburrió de mí y se esfumó.
– No fue así. Tú no sabes las razones por las que hice eso.
– Para ser sincero se parece a tu típica manera de terminar tus citas, Franck.
– ¡Oh vamos Paul!
– ¿Podríais terminar de una vez?. Por si no os habíais dado cuenta estamos atrapados.- los tres se giraron en dirección a la voz. Se trataba de Cristal que ya se había despertado, al igual que Mercurio y Artemisa.
– ¿Que magia es esta? – dijo esta última- por mucho que lo intento no puedo salir de aquí.
– Yo tampoco puedo usar mis poderes. Esta planta debe absorber nuestra fuerza vital para impedirnos salir, por eso nos sentimos tan débiles.
En ese momento oyeron un fuerte grito. Era de Mercurio, que había conseguido romper, no sin esfuerzo, las ramas que lo sujetaban. Su supermetabolismo había sido la causa de que, a diferencia de sus compañeros no estuviera tan debilitada y pudiera liberarse finalmente.
– ¡Ja, lo sabía!
– Muy bien chico listo, ahora ayuda a Paladín a sacarnos de aquí. Tenemos que detener a ese tipo antes de que convierta la ciudad en una jardín gigante – dijo Trébol.
– No creo que sea eso lo que pretenda – contestó Cristal – fijaos, los edificios que había antes han sido sustituidos por casas sacadas de la Edad Media. Parece como si quisiera recrear el lugar donde vivía. Pero es una tontería, sus pociones no le permitían mantener las transformaciones mucho tiempo… a no ser que…
– …A no ser que haya encontrado la manera de hacerlas permanentes – dijo Trébol mientras trepaba sobre la planta – esta plantita del demonio no nos ataca, así que su función debía ser simplemente la de mantenernos atrapados – cuando llegó a la cima empezó a hojear mejor el paisaje; casi media ciudad había sido transformada. A lo lejos, el castillo estaba fuertemente protegido por las plantas y por unos golems de piedra.
– Desde luego tiene un buen ejército en su castillo
– Eso puede querer decir que a lo mejor lo que puede hacer permanentes sus pócimas este allí. Parece lógico. No me cuadraba que de repente hubiera encontrado la manera de hacer que sus creaciones se queden para siempre. Seguro que ha encontrado algo que las mantiene, pero que depende de que no sea destruido.
– Te coges a un clavo ardiendo, querida – dijo Mercurio.
– Si, pero tenemos que intentarlo. Vamos a preparar un plan. – dijo Peregrino.
– ¿Quién te ha nombrado el jefe?. Además, tenemos que encontrar al chico ¿Dónde esta?.
– Tenias que preguntarlo.
– ¿Qué no hay noticias de ellos?.
– Me temo que no Pilar. Nadie ha reportado su posición. Las transformaciones de edificios se siguen sucediendo, y además, hemos perdido comunicación con la nave. – le contestó Mike – Nadie sabe nada.
– Maldita sea, les pagamos para que hagan bien su trabajo, ¡y así nos lo agradecen! Si esto sigue así van a rodar muchas cabezas.
– Tranquila Pilar, seguro que pronto arreglaran la situación. Dales tiempo.
– Que remedio. Pero como tengamos que pedir ayuda a los Vengadores o a Excalibur ya se pueden despedir.
A primera vista uno diría que se trataba de Guerra Relámpago, pero en cuanto se le mirara a los ojos cambiaría de opinión. Sus ojos parecían cualquier cosa menos humanos. Además, de su cuerpo se desprendía gran cantidad de energía en forma de rayos, mientras un una sonrisa casi inhumana se reflejaba en su rostro. En ese momento estaba haciendo guardia en el castillo. A su vez 6 pares de ojos lo vigilaban a él.
– Así que ha sido poseído.
– Si, quiso absorber a la criatura pero resultó ser demasiado poderoso para él y terminó siendo dominado por ese ser.
– Perfecto, lo que nos faltaba; no solo tenemos que destruir lo que sea que este causando todo esto sino que además tenemos que rescatar al chico sin que sufra ningún daño – bufó Mercurio
– Pero lo primero de todo es salvar la ciudad. Necesitamos ir al castillo y buscar el lugar donde tiene escondidas las pócimas- empezó a decir Peregrino
– Si las hay – recalcó Paladín.
– Por otra parte, ¿quién te nombró el jefe? – añadió Mercurio.
– Nadie, solo estoy exponiendo los hechos.
– Creo que Mercu debería investigar en el castillo solo – dijo Trébol – su velocidad lo hace el más indicado para una búsqueda rápida. Los demás deberíamos distraer la atención de Diablo.
– Tan inteligente como siempre, querida.
– Olvídalo, Paul, no tienes ninguna posibilidad.
– No me culpes por intentarlo.
– Por otra parte, ¿qué pasa con Relámpago?- inquirió Cristal.
Artemisa, que había estado callada hasta ese momento empezó a hablar – de ese problema me puedo ocupar yo. Pero para eso debo ausentarme un momento.- y dicho eso sacó una especie de rayo y desapareció.
– Así que es así como se teleporta – dijo Peregrino
– Si tanto te interesaba te lo podía haber dicho yo.
– Parece que lo sabes todo, chere.
– Más que tú sin duda.
Peregrino calló. Sabía que tenía todas las de perder. – Bueno, centrémonos en nuestra misión. Mercurio vete a.. – se puso a mirar a su alrededor, pero no lo vio por ningún lado.
– Me temo que mi marido es demasiado impaciente, ya ha ido hacia el castillo. Y nosotros deberíamos movernos también.
El castillo era más grande de lo que aparentaba. Eso era lo que le parecía a Mercurio. Cuarenta segundos recorriéndolo y todavía no había visto ni la mitad del castillo. Le molestaba estar allí, no porque no creyera que fuera a encontrar nada (confiaba ciegamente en el instinto de su mujer), sino porque ese imbécil de Peregrino se lo había pedido, ¡Como si creyese que iba a ser líder del grupo!. Vale, se había equivocado al juzgar al capi cuando entró por primera vez en el grupo, e incluso Kaos demostró ser mejor líder de lo que él hubiera llegado a pensar, pero no se equivocaba en el caso de Peregrino, él no podía ser el líder. En todo caso él mismo podía serlo, no en vano lideró a las tropas inhumanas cuando el ataque de los cosechadores del Alto Evolucionador a su hogar en la Luna4, y con éxito cabe recordar. Pero mientras Mercurio pensaba esto no se daba cuenta de que se estaba empezando a sentir parte del grupo.
Diablo ya llevaba la mitad de trabajo. Gran parte de la ciudad ya había sido transformada, y con ella sus ciudadanos, cuyas ropas también habían sido transformadas. El problema era decidir que hacer con la gente que iba a sobrar, porque se había pasado de edificios de 8 o más pisos de altura a casas de 4 pisos como mucho, y estos últimos no eran precisamente los más abundantes. Pero una imagen le hizo olvidarse de todo eso. Era algo imposible, los había vencido y capturado hace horas.
– ¿Cómo habéis escapado?
– Secreto profesional, amigo – le contestó Peregrino
Diablo reaccionó rápidamente. Hizo llamar a sus mascotas. De repente Eurocorps se vio rodeado de demonios y golems, pero contraatacaron rápidamente. Cristal empezó a eliminarlas con sus rayos de calor, mientras los demás lo hacían de una manera más física.
– Tenemos problemas, son demasiados para nosotros. Mas vale que llegue los pesos pesados.
– Desde luego, tu habilidad para recalcar lo obvio es sorprendente – le dijo irónica Trébol a Peregrino
– ¿Podrías parar de meterte conmigo por un momento?.
– Poder podría, pero no quiero. – pero mientras Trébol replicaba a Peregrino un demonio le atacó por sorpresa, y le hubiera dado si no fuera por que justo en ese momento un rayo rebotado de Cristal lo noqueó.
– Querida suerte. ¡Te adoro! – dijo en alto. Pero en fondo había algo que le preocupaba. Ni durante su primera época como superheroína ni durante la temporada en la que no lo hizo nunca había practicado artes marciales ni técnicas de lucha. O por lo menos no como lo debería haber hecho. Y ahora estaba pagando esa inexperiencia. Cuando terminase esto iba a necesitar practicar, pero para ello necesitaba tiempo, y eso era precisamente lo que no tenía. Pero debía hacer algo.
En ese momento una figura apareció volando. Era Guerra Relámpago, o mejor dicho Zzzax.
–VOY A ACABAR CON TODOZZZ– dijo mientras lanzaba un rayo a Paladín, el cual esquivó con una voltereta.
– Así que vuestro compañero extraviado se ha unido a la lucha.
– Tranquilo ya llega la caballería- dijo Trébol señalando hacía el otro lado. Era Artemisa, que fue rápidamente en dirección a sus compañeros. Llevaba en las manos un rayo como el que había usado para teleportarse, pero con un color más claro, casi transparente.
– ¿Qué es eso?
– Es uno de los rayos de Zeus pero sin cargar. Los creó durante la batalla contra los Titanes. Se cargan con electricidad. Generalmente los carga Zeus con su propia energía. Se crearon para tener rayos en reserva para no tener que gastar mas energía de la necesaria en combates o para que sus hijos podamos teleportarnos sin su ayuda. Como ya he dicho, normalmente los carga Zeus pero…
-… no hay razón para pensar que puedan ser cargadas por otras personas. Lo que pretendes es absorber a esa criatura en el rayo ¿no es así?. – preguntó Cristal.
– Has acertado mortal.
– Pero podrá absorberlo de verdad?. Me parece demasiado poderoso para que se pueda contener con un rayito de esos que usas para teleportarte.
– Por eso he cogido uno de los especiales, de los que usa para lanzar a sus enemigos. – le dijo con furia Artemisa. No le gustaba que un hombre le replicase y menos si era un simple mortal con alas de juguete.
– El problema será darle. No creo que se le pueda convencer para que se quede quieto mientras le lanzamos el rayo. ¿Y si le lanzas una de tus flechas con polvitos para dejarlo inconsciente?- preguntó Trébol.
– No creo que sirviera de nada. Relámpago puede ser humano, pero la criatura que le controla no es ni remotamente humano. Dudo que le afecte.
– Pero entonces ¿cómo lo haremos?
Nadie tuvo tiempo de contestarle, porque Zzzax les interrumpió con un rayo. Cristal le contesto con otro, pero se estaba conteniendo. No quería provocarle ningún daño a Guerra Relámpago. Esto la hizo titubear, momento en el que Zzaxx le lanzó en ese momento otro rayo, y le hubiera dado si no fuera porque Mercurio apareció en ese momento y se la llevó en brazos.
– ¡Mercurio!, ¿qué haces aquí?, ¿Encontraste el laboratorio?
– Me temo que tu intuición estaba equivocada esta vez, no encontré nada, en ninguna habitación, y di dos vueltas por cada una para comprobarlo.
Cristal se puso a pensar. Estaba segura de que el laboratorio estaría allí. Podría ser que… de repente se dio cuenta de una cosa -«Claro, en la cripta. La Cosa lo saco de allí porque estaba atrapado, y es el lugar perfecto para instalar su laboratorio, porque estaba medio oculto, y si lo ha tapiado de nuevo, nadie imaginaría que esta allí«
– Pietro, llévame al castillo contigo. Creo que ya sé donde esta el laboratorio.
Paladín consiguió esquivar al demonio por enésima vez justo antes de hacerlo desaparecer de un golpe; no es que fueran muy resistentes. No obstante, no entendía como la gente podía hacer esto gratis. Es más, no entendía porque Frank se había unido al grupo. Y esa excusa de que le pagaban no colaba. ¡Demonios, si es millonario, de los más ricos de Francia!. Vale, era mercenario, pero solo porque así podía a partir de sus misiones reunir material para sus novelas: «las aventuras de Gerard LeFaux, agente secreto«. Pero estando en el grupo no podía hacerlo, si no la gente sumaria dos y dos y se daría cuenta de quien era. No, la única razón por la que podía estar allí era Trébol, pero era algo de lo que había empezado a dudar desde el momento en el que vio como se trataban. La verdad era un misterio lo que le pasaba a su amigo. Pero no era momento de pensar en ello, tenía que encargarse de Diablo.
– Venga viejo, ya me estas cansando con tus monstruitos, es hora de tener un tete a tete conmigo.
– ¿Te burlas de mí?, pobre necio, no sabes lo que haces.
Diablo lanzó una cápsula en dirección a Paladín. Este la esquivó lanzándose hacia delante en dirección a Diablo, estaba seguro de que podría vencerlo cuerpo a cuerpo fácilmente. Pronto vio su error cuando al darle un puñetazo este ni se inmutó y le cogió por el cuello con una facilidad pasmosa.
– Te lo dije, idiota ¿de veras creías que me atrevería a enfrentarme abiertamente a vosotros sin estar preparado?. Con mi pócima de superfuerza es un juego de niños resistir tu ataque y estrangularte con una sola mano.
En ese momento Peregrino se lanzó hacia Diablo y le dio en la cara con una patada voladora. El golpe no le hizo daño, pero si lo sorprendió lo suficiente como para que soltara a Paladín.
– ¿Estas bien, Paul?
– Ugh, todo lo bien que uno puede esperar después de que le hayan intentado estrangular. Por cierto, ¿por qué una patada voladora?
– Quedaba más espectacular
– Nunca cambiarás.
Trébol y Artemisa apenas podían evitar los rayos de Guerra Relámpago. Varias veces había intentado Artemisa lanzar uno de los rayos al joven poseído.
– Es imposible, no puedo darle. ¡Ya estoy harta! Voy a dejarme de tonterías y voy a matarlo. No hay otra manera.
– ¡No! Dame uno de esos, yo lo conseguiré.
Artemisa la hizo caso y se lo dio. Nada más en su poder, Trébol se dirigió en dirección a Guerra Relámpago. Este le empezó a lanzar rayos sin parar. Trébol cerro los ojos y se puso a saltar hacia los lados ciegamente, sin dejar de avanzar hacia delante, dejando que su poder de suerte le llevase por el buen camino, abriendo los ojos de vez en cuando para ver donde estaba Relámpago. Este no se había movido, no admitía que una débil humana esquivara sus rayos con tanta facilidad, no lo comprendía, lo que le impidió reaccionar a tiempo cuando Trébol llegó junto a él y le clavó el rayo. Una gran explosión tuvo lugar, lanzando a Trébol lejos. Cuando Trébol se levantó, vio como Guerra Relámpago estaba en el suelo inconsciente. A su lado, el rayo de Zeus brillaba intensamente. Había funcionado. Una vez más, Trébol agradeció en silencio que sus poderes de suerte le hubieran salvado la vida otra vez.
– Lo has hecho muy bien mortal. En verdad no esperaba que tuvieras éxito.
– Se agradece la confianza, pero te lo pasare esta vez diosecita.
– No me gusta que me llames así mortal.
– Hagamos una cosa, tú no me llames «mortal» y yo no te llamaré «diosecita«.
– Hmpf. De acuerdo, acepto.
– Pues perfecto, ahora dejémonos de charlas, coge al chico y vámonos hasta donde están los demás. Seguro que necesitaran nuestra ayuda.
La llegada de Trébol y Artemisa fue providencial para Peregrino y Paladín. No solo tenían que enfrentarse a Diablo sino que alguno de los golems de piedra se unieron a su amo y les habían intentado golpear. Artemisa sacó su arco y empezó a disparar, destruyendo paulatinamente a todas las criaturas. Trébol se unió a Peregrino y Paladín contra Diablo.
– Será mejor que te rindas Diablo, destruimos a tus criaturas nada más aparecen y tu amiguito eléctrico está a buen recaudo.
– Maldita impertinente ¿de verdad crees que estoy acabado? Todavía me quedan muchas bazas. Además, dentro de poco toda la ciudad estará cambiada a mi gusto, y será permanente. Nada podréis hacer por evitarlo.
Diablo no debió haber dicho eso, porque justo en ese instante Mercurio y Cristal habían encontrado la causa de esta transformación:
– ¿Un frasco? ¿Un frasco con un líquido es el causante de todo esto?
– Bueno, me parece que no solo es eso.
– Ah, bueno.
– Es un frasco metido en un pentagrama.
– ¡Oh, vamos! Esto es ridículo. Y esto es lo que veníamos a destruir? Si tiene pinta de romperse en pedazos al menor soplo de aire.
– No creas. Esto tiene toda la pinta de ser magia. Diablo ha debido descubrir el modo de combinar la alquimia y la magia, y el resultado lo has visto en toda la ciudad.
– Si, pero ya va siendo hora de que termine todo – y dicho esto rompió en mil pedazos el frasco con la poción. Todo volvió a la normalidad: el castillo y las casuchas habían desaparecido, quedando en su lugar los edificios originales. Diablo se quedó sin habla.
– ¡Bien, Cristal estaba en lo cierto, lo que causaba la transformación de la ciudad estaba en su castillo! – dijo una entusiasmada Trébol. Mercu y ella lo han hecho.
En ese momento, Mercurio hacía su aparición a supervelocidad, llevando en sus brazos a Cristal.
– Todo ha acabado Diablo, – dijo Cristal- como siempre todas tus artimañas han sido en vano.
Diablo hizo una rápida meditación. Todos sus planes habían fracasado. Quizá todavía podría vengarse de ellos y vencerlos, pero le llevaría tiempo, el suficiente como para que otro grupo, como los odiosos 4 Fantásticos, llegara y le hiciera frente y le venciese. No, era hora de desaparecer. Disimuladamente dejó caer una cápsula. Mercurio la vio en el último momento, pero no le dio tiempo a reaccionar; una gran nube de humo apareció de repente tapando a Diablo e instantes después desapareció; se había teleportado.
– Parece que ya recupera la consciencia.
Guerra Relámpago se despertó pesadamente, abriendo los ojos despacio. Pero en cuanto reconoció el rostro que tenía delante los abrió de golpe; era Cristal. Con gran dificultad se levantó y quedó sentado apoyado en la pared. Echó una ojeada hacia todos los lados para finalmente darse cuenta donde estaba; en la nave en dirección a casa.
– ¿Cómo te encuentras? – preguntó Cristal con su dulce voz.
– Yo… esto… bien, muy bien. Bueno… no sé bien lo que pasó, pero me parece que metí la pata a fondo.
– Oh, no digas eso. Lo hiciste lo mejor que supiste, no debes culparte por ello – le consoló con una sonrisa. Relámpago no podía evitar mirar esos ojos azules, pero consiguió apartar finalmente la mirada.
– ¿Qué te pasa?
– No, nada, solo es que…
Cristal se acercó lentamente a él con sus ojos mirando penetrantemente los de Relámpago. Este estaba petrificado, más aun cuando los labios de Cristal tocaron los suyos y le besó. Era un beso dulce, apasionado. Relámpago no se lo podía creer. Cuando Cristal, después de un buen rato se apartó por fin, Guerra Relámpago todavía estaba mudo, sus palabras no conseguían salir de sus labios.
– ¿Qué ocurre’ ¿No te gustó?
– Eh, no… esto ¡SÍ! Si me ha gustado, solo que… no me lo esperaba. Quiero decir, tú estas casada, y tu marido…
– Su marido esta delante ti, pequeño gusano – dijo un Mercurio que apareció de la nada, con los ojos inyectados en sangre – ¿Cómo te atreves a besar a mi esposa, y además delante de mí? Esto lo pagarás con la muerte – y de repente todo se volvió negro.
Relámpago abrió los ojos bruscamente. Se encontraba en la nave, y todo estaba tranquilo. Relámpago suspiró; solo había sido un sueño.
– Por fin se ha despertado – dijo una voz seca; era Artemisa.
– ¿Cómo te encuentras? – dijo otra voz que reconoció al instante como la de Cristal.
– Yo… esto… bien, muy bien. – balbuceó Relámpago.
– Parece que ya se encuentra bien – añadió una tercera voz que hizo que Relámpago diese un respingo y se girara bruscamente con cara de susto. Mercurio quedó sorprendido por la reacción del chico. Cristal también había quedado sorprendida por su reacción, pero al ver la sonrisa de Trébol comprendió que ella tenía algo que ver. Tendría que hablar con ella más tarde.
Trébol no pudo evitar reír cuando vio la reacción de Relámpago ante la aparición de Mercurio, sobre todo porque ayudó en gran parte a que la tuviera5, pero la quitó rápidamente cuando se acercó Halcón peregrino.
– Bueno, damas y caballeros. Acabo de contactar con la jefa y le he contado lo que ha ocurrido. Además Paladín quiso también charlar «amigablemente» con ella antes de irse, y ha conseguido un buen pellizco por su ayuda y para que no cuente lo de la posesión de Guerra Relámpago o nuestra gran actuación inicial. Ha gruñido un poco, pero Paladín es muy bueno negociando, sobre todo con mujeres. Por otro lado, he conectado el piloto automático para que nos lleve directos a la base, así que podemos relajarnos durante un buen rato.
– Desde luego, si tú no pilotas ya puedo respirar tranquila – dijo una sarcástica Trébol.
– Bueno, ya esta bien, no sé lo que te he hecho pero hagamos una tregua por nuestro bien y el de los demás. Al menos durante el viaje.
– Lo pensaré…
– Buff – suspiró Peregrino – Por cierto, se me olvidaba, – dirigiéndose a Cristal y Mercurio – Pilar quería saber si al final os vais a quedar en el grupo o no.
La verdad es que nos gustaría mucho aceptar la oferta… – Mercurio iba a protestar, pero Cristal le puso un dedo en los labios – a nosotros siempre nos gusto más ser activos que pasivos; por eso nunca hemos pasado mucho tiempo sin estar en un grupo, ya sea en los Vengadores, en los 4 Fantásticos o en Factor X. Es lo que nos gusta hacer, y el no habernos dado cuenta de esto fue una de las causas más importantes por las que nuestro matrimonio falló la primera vez. El caso es que existe un impedimento: nuestra hija Luna. Necesitamos una niñera para ella, y como comprenderéis, no es fácil encontrar una teniendo en cuenta lo peligroso que sería para esta el estar expuesta a un ataque de algún villano que quiera capturarla para amenazarnos.
– No hay problema, déjalo de mi cuenta – dijo Peregrino – yo encontraré la niñera perfecta.
– Bueno, pues espero que pueda cuidar a dos, porque yo también voy a necesitar una para mi hija. – añadió Trébol ante la perplejidad de todos.
Marbella.
Paladín se tumbó cómodamente en la hamaca, en el patio del chalet que poseía desde cierto trabajito. Pensando en lo sucedido no pudo evitar sonreír por cómo había ido todo: A pesar del fiasco de su contrato con la Roxxon había conseguido llevarse un buen pellizco gracias a los peces gordos de la UE; y la cara que se le había quedado a la rubia era para sacarle una foto… «Qué pena, ese cuerpo y el carácter de un hombre«, pensó divertido. Cerró los ojos y dejó que los rayos del sol calentasen su piel.
– ¡Señor Sellers! – dijo una voz al otro lado de la puerta de entrada -, señor Sellers, ¿Cómo le va?
Paladín abrió los ojos. «Sellers» era la identidad que había asumido en Marbella, para pasar desapercibido y poder relajarse; alzó la vista hacia la entrada y vio al alcalde de Marbella, el señor G, un hombre bastante obeso y de nariz prominente, vestido con una camisa de manga corta blanca y pantalón corto. «Se acabó mi descanso«, pensó. Fue a abrir la puerta.
– Buenos días, señor alcalde – dijo con cortesía -; me encuentro bien, gracias, y le agradezco esta INESPERADA visita – mintió.
– Le tengo dicho que mis amigos me llaman señor G – «ya lo sé«, pensó Paladín -; y yo le considero un amigo, no como el resto de facinerosos que andan por ahí…
Paladín sabía lo que venía ahora: siempre que pasaba por Marbella tenía que aguantar el mismo discurso. Suspiró.
– La cosa iría mejor de no ser por esos sociatas babiosos y sus amigos del PP; porque en realidad son aliados, ¿sabe usted?, porque claro, ellos me ponen a mí de malo y ganan votos, pero ni siquiera son capaces de meterme en la cárcel, esos hijos de >piiip<6. – Una única palabra pasó por la mente de Paladín: «Paughkeepsie» -Y pasa lo mismo con el fútbol, porque hay mucho soborno por ahí para que mi equipo no gane la liga, pero la vamos a ganar igual, y tal y tal…
Paladín llegó a la conclusión de que ya comprendía por qué Sean Connery había vendido su casa aquí, en Marbella. La próxima vez se iría de vacaciones a Sarajevo, que era más tranquilo…
– Fíjese, fíjese – le decía el alcalde -, que he mejorado mucho mi inglés, ahora ya puedo hablar mejor con usted, ¿du yu nou? ¿jau ar yu du tudei? – «Este tío ya se está encasillando, qué mal rollo«, se desesperó Paladín – A propósito, hace tiempo que no ve usted a mi querido caballo Emperioso. ¡Venga, venga, ya verá que fuerte que se ha puesto!…
Paladín reflexionó seriamente; matar no era su estilo, y además no trabajaba gratis, pero la tentación de estrangular a este hombre era demasiado fuerte. Finalmente, dominando sus impulsos, se dio media vuelta, entró en la casa, cogió una única maleta, en la que llevaba su uniforme y salió corriendo para coger un taxi al aeropuerto, dejando al alcalde de Marbella con un palmo de narices. «Definitivamente, a Sarajevo«.
– Bueno, bueno, bueno – dijo el taxista -, ¿adónde le llevo, culebras?
– Al aeropuerto, y rápido – dijo Paladín. Emitió un suspiro de alivio cuando el taxi arrancó y se alejó de allí.
El alcalde de Marbella se quedó mirando cómo el taxi se alejaba «¿Qué le habrá pasado al yanqui este?«, pensó. «Será que en los USA esos son todos sociatas y se habrá ofendido. Será facineroso el tío.«
Paladín pagó al taxista al llegar al aeropuerto – y le dio una generosa propina – y no pudo evitar quedarse mirando el taxi hasta que desapareció de su vista; definitivamente, el taxista tenía un increíble parecido con Charlton Heston…
1.- 4 Fantásticos #30 USA (Biblioteca Marvel: 4 Fantásticos #2 Fórum)
2.- Fantastic Force #17 USA
3.- En el número anterior
4.- Anual 4 Fantásticos #21 (4 Fantásticos #73)
5.- En el número anterior
6.- Recurso para evitar la utilización directa de palabras malsonantes.
Si quieres enviar alguna carta exponiendo vuestras críticas, sugerencias, dudas, amenazas de muerte y demás podéis hacerlo a la siguiente dirección: cachislamar@yahoo.com