Otros mundos… otras historias…
#7 – Lobezno #106
Por Mario Losada, Iñigo Ruiz de Oña y Jesús Marugán
Fecha de publicación: Mes 16 – 8/99
ECOS DEL PASADO PARTE 1 DE 5
Pasaron casi siete días desde la lucha contra Onslaught. Héroes como Thor1 y los poderosos Vengadores habían sufrido grandes perdidas. Todo ser viviente había sufrido en sus carnes la aparición de ese ser. Siete días y la Mansión de Westchester estaba muy silenciosa y tranquila, parecía que las aguas habían vuelto a sus cauces. Parecía. La Patrulla-X disfrutaba de vacaciones, todos salvo uno. ¿Imagináis cual?.
Tormenta montó en cólera porque buscaba por todos los lados algo que guardaba Lobi en su cuarto, aunque no revelaba que se trataba. Estaba muy furiosa y un pequeño tifón hacía acto de presencia en el horizonte. Sólo Júbilo le prestaba algo de atención.
«¿Se puede saber porque quieres entrar en su habitación?» Recrimino Jubilo con su habitual descaro
«Este hombre es insufrible cuando quiere» Dijo Tormenta sin prestar atención a Jubilo
No se decidían a entrar en la habitación de Lobezno porque les daba cierto reparo a ambas. El respeto hacia la intimidad del canadiense era algo que con el tiempo habían empezado a constatar. No paraban de pasear por la Mansión como si fueran dos perros encerrados. ¿Qué ocasionaba esta cólera en tormenta?. ¿Qué tenía preocupada al líder mutante?.
«Siempre que se le necesita de verdad desaparece. Este hombre se ha debido pensar que esto es un hotel para mutantes sin techo». Dijo Ororo mientas se sentaba en el porche de la mansión rindiéndose a la evidencia de que Lobezno no estaba en casa.
«¿Me vas a contar el para que lo buscas? ¿O vas a seguir mucho tiempo con la pose de Katherin Hepburn negra? Menuda ladrona has resultas ser que ni siquiera tienes las agallas de forzar una simple cerradura. Siguió atosigando Jubilo.
«¿No tenias que estar en el colegio pequeña incordiona? Y un trueno acompaño las palabras de Ororo
Mientras tanto.
Lobezno caminaba por un sendero de tierra en la lejana Quebec, Canadá. Hacía viento y frío y Logan iba vestido de calle, con un puro en la boca y meditabundo con el rostro muy serio y compungido. Su mente era un hervidero de recuerdos y pensamientos que giraban en torno a un antiguo amigo suyo. Mientras andaba a pasos lentos y cansinos, como si nunca quisiera alcanzar su destino, a lo lejos apareció una ominosa aunque rústica aldea de no más de 200 habitantes. Se trataba de una población típicamente canadiense, acostumbrada a guarecerse del duro frío invernal. Parecía que la aldea le miraba también a Lobezno, y este sintió un imperceptible escalofrío.
Tormenta se decidió a entrar en la habitación de Logan una vez convencida por Jubilo. Esa niña era tan pesada con su charada infantil que podía persuadir al más pintado o acabar con la paciencia del más tranquilo. Ororo acabó cediendo.
«Espero que esto me conceda varios segundos de silencio, Jubilo» apuntillo Ororo a la vez que sus hábiles dedos forzaban la cerradura.
«Ya veremos» contesto Jubilo entrando rauda y veloz a la habitación
Una vez dentro, Tormenta se fijó en la mesa de Logan y expresamente en una extraña carta que figuraba en la mesa del pequeño mutante. Se trataba del correo recibido por Logan dos días atrás y en el remite aparecía una aldea de Canadá enviada por un tal «Sting».
Tormenta y Júbilo se sintieron muy atraídas por el extraño texto que finalmente devoraron ansiosas. ¿Era la carta lo que realmente buscaba Ororo o era otra cosa bien distinta?.
«¿No me digas que hemos forzado la cerradura de la habitación de Logan solamente para ver su correspondencia con un cantante ingles?» Pregunto Jubilo
«Esto no es cosa de broma Jubilo» concluyo fríamente Ororo
Sting era un antiguo colega de Logan. En la carta le recordaba cuando se conocieron allá por 1928 y durante la gran depresión. Lobezno volvía de ultramar a establecerse en Canadá y se encontró con Sting en Quatta, una aldea muy pequeña de Quebec. Lobezno pensaba pasar una sola noche y decidió tomarse una cerveza en el bar del pueblo. Una vez dentro, le sorprendió el ambiente depresivo del local. No era normal, olía a mierda y lobezno, aunque mucho más joven, confiaba en sus agudizados instintos. De pronto un tiparrón inmenso y campechano, que tras perder un pulso con otro tipo y beber mucho tequila, se enzarzó en una pelea con una docena de aldeanos.
-«Os creéis que porque sois mas que yo y mas fuertes me voy a acobardar» Bramo el hombretón «Pues este va a ser vuestro primer y ultimo error de esta noche»
Se trataba de Sting. La pelea degeneró y los lugareños utilizaron palos y navajas. Lobezno, salvador de las causas perdidas, se animó a intervenir en favor de Sting.
«No me hace falta tu ayuda enano» grito Sting mientras rompía una silla en la espalda de un lugareño
«No te estoy ayudando. Solo estoy tratando de calentarme» Contesto socarronamente Logan mientras arrojaba por la ventana a uno de sus contendientes
Cuando estaban a punto de derrotar a la gente del bar, observaron como su piel dejaba a la vista unas escamas fétidas y verdes que los convertían en algo parecido a una mezcla de pez-humano.
«Esto es tan divertido como mi ultimo matrimonio pero me temo que sera mejor abandonar el lugar» Dijo Sting mientras cogía de un brazo a Logan y le señalaba la ventana antes rota
Lobezno y Sting tuvieron que dejar el bar por piernas perseguidos por el gentío hasta que en una de las calles del pueblo les emboscaron y apresaron antes de que pudieran dejar el lugar.
Perdieron el conocimiento durante largo rato y se despertaron dentro de una especie de cueva con olor a azufre y salitre, subterránea y muy oscura… llena de hombres-pez. Lobezno comprobó como casi todo el pueblo estaba en ese lugar pero con sus rasgos físicos algo cambiados, hombres con cara parecida a un pez: ojos grandes, escamas por doquier, agallas, nariz chata y sin pizca de pelo. El párroco, el sheriff, el frutero, el dueño del bar, todos estaban allí.
«Mira por donde resulta que hoy había asamblea de vecinos en el pueblo» bromeo Sting mirando a Logan
Lobi y Sting se encontraron atados frente a un altar rodeados por casi 50 monjes-pez que entonaban un extraño mantra ritual.
«Ves lo que te pasa enano por meterte donde no te llaman» dijo riéndose Sting
«Que le voy ha hacer. Es mi carácter» Contesto Lobi y ambos rieron de manera cómplice
«¿Qué crees que van ha hacer con nosotros……? Interrogo Sting
«Logan me llamo Logan y con respecto a que va ha hacernos…, sea lo que sea espero que sea rápido. Tengo unas ganas locas de rascarme la nariz»
Los dos héroes charlaron brevemente en esos instantes y eso forjó un creciente sentimiento de amistad. Se prometieron ayudarse y verse periódicamente si salían de aquello aunque a decir verdad lo veían muy muy negro…
Un monje-pez les contó que querían traer a nuestro mundo a padre Dagon, el dios-pez de todos ellos, exiliado en otra dimensión desde hacia muchos siglos, desde tiempos de las Cruzadas.
«Como podréis suponer vosotros dos sois el sacrificio que debemos hacer para que regrese nuestro amo y señor» Dijo con voz nauseabunda el Monje
«¿No se solían necesitar vírgenes para estos sacrificios?» pregunto Logan intentando ganar tiempo ya que veía que Sting estaba consiguiendo poco a poco librarse de sus ataduras
«Pese a que nuestro Dios es tan antiguo como la Tierra, no te creas que por ello somos un culto enquilosado en el pasado. Somos bastante modernos con respecto a otros cultos que vagan por ahí con sus tristes y viejas ceremonias. Tradición no es sinónimo de antiguo. Estamos abiertos a cualquier tipo de sacrificio» Dijo el monje con un sentido del humor bastante inesperado
«Mira por donde nos hemos tenido que dar de bruces con el primer culto de corte neoliberal progresista» Dijo Logan mirando a Sting que seguía luchando con las cadenas
«Hermano recemos por el alzamiento de nuestro Dios Dagon. Y si alguien es tan amable de alcanzarme el cuchillo de sacrificios le estaré bastante agradecido» Concluido esto y ya con el cuchillo en la mano el Monje empezó a hablar en un lenguaje tan antiguo como la vida, y de tono tan gutural que la voz parecia provenir de todos los lados de la cueva a la vez.
Al momento todo fue silencio y el monje comenzó a acercarse con el cuchillo a Sting
«¿Dispuesto a aguar la fiesta a estos ojos saltones?» Pregunto Sting a Logan mientras le señalaba con la mirada como las cadena estaba rota por uno de sus eslabones.
«En cuanto me liberes te enseñare como pelea un hombre de verdad, grandullon» Contesto Logan
Sting espero a que el moje estuviera a su lado dispuesto a destriparle para incrustrale las cadenas en su cara de pez.. Lamentablemente calculo mal la velocidad del hombre-pez y este consiguió clavarle el cuchillo en un costado hiriéndole.
Sting se miró la herida y quitándose de encima al desmayado monje se abalanzo sobre Logan liberándole de sus cadenas
«Ya era hora. Empezaba a pensar que querías toda la diversión para ti solo» dijo Logan mientras lanzaba su puño derecho contra la cara de otro monje que se arrojaba contra el armado con un machete
Ya incorporados y armados tanto Sting con el cuchillo como Logan con un machete esperaron a que llegaran los monjes que caóticamente gritaban y corrían hacia ellos.
Los primeros hombres pez que llegaron a donde estaban Logan y Sting cayeron al suelo desangrándose por las heridas que certeramente les habían provocado.
En un momento tantos los monjes como Logan y sting luchaban a muerte en medio de una pila de cadáveres.
«Oye enano. Me podría pasar toda la noche desollando estos peces pero me muero de sed. ¿Alguna idea para salir rápidamente de aquí? Dijo Sting mientras reventaba la cabeza de uno de los monjes
«Espera y veras. Cuando yo te diga corre hacia la salida» Contesto Logan después de mirar furtivamente el altar.
Según dijo esto Logan salto detrás del altar y corto con el machete las cuerdas que lo sujetaban a la pared. Sting anticipándose al movimiento salto hacia la salida y corrió no sin antes mirar como el altar caía aplastando a los mojes mientras que Logan se deslizaba por un lateral hacia la salida
La gruta se estaba derrumbando, y tanto Lobi como Sting lograron huir dejando sepultados a todos los malignos hombres mutados. Echaron un vistazo a su alrededor y se encontraron en la superficie, a un escaso kilómetro del pueblo canadiense. Sting estaba herido del combate contra los hombres-pez, aunque sobreviviría, y eso que la sangre parecía no dejar de manar.
«Fea herida esa» Dijo Logan sujetando a Sting que brevemente parecía derrumbarse
«No es nada comparado con los arañazos de mi exmujer» contesto Sting mientras se incorporaba orgullosamente
Sting y Lobezno se miraron y giraron sus cabezas hacia la gruta. Pactaron volver a ayudarse cuando las consecuencias de ese incidente se manifestaran de nuevo. Se despidieron y se marcharon de allí por caminos opuestos.
Ahora Tormenta y Jubilo sabían de la silenciosa marcha de Logan el pasado día: algo le estaba pasando a Sting y había pedido ayuda a Lobezno que acudía a Canadá raudo y veloz. Otra nota advertía a la Patrulla-X, que en caso de leer su carta (tal y como estaba ocurriendo), de NO ayudarle bajo ningún concepto ya que se trataba de un asunto propio. Así lo entendió Tormenta2. Júbilo suspiró por su compañero mutante3.
«Hombres» dijo refunfuñando Jubilo mientras se alejaba de la habitación.
«Encima hoy hay pescado para cenar»
Ororo sonrío y guardando la carta en su sitio se dirigió a la puerta.
«Cuídate Logan» susurro Ororo cerrando la puerta
Mientras.
Logan estaba cercano a Quatta y su amigo Sting llevaba camino de cruzarse con él en breves minutos. Sting caminaba muy lentamente, como si fuera un zombie, con la mirada perdida, sucio y maloliente, rodeado de moscas y con algo que chorreaba sangre aferrado en la mano derecha. Se trataba de un corazón de animal, recién extraído, y Sting lo devoraba lenta pero eficientemente mientras no perdía de vista su senda y el pueblo de Quatta en el horizonte.
Correo de los lectores.
Hola a todos. Soy Mario Losada y os doy la bienvenida a la cole a los fans de nuestro mutante favorito. A partir del próximo número se encargará de este correo Jesús Marugán que es el argumentista de la serie. Así que ya sabéis, cualquier ruego o pregunta enviársela a Jesús Marugán e-mail: anakyn@akira-comics.com
El staff técnico de «Lobezno» es el siguiente:
Jesús Marugán: Argumento y el alma de este comic-book.
Mario Losada: Guión y acabado. (Podéis seguir su trabajo en Generación-X)
Iñigo Ruiz de Oña: Diálogos y retoques finales. (Podéis seguir sus guiones en Thor)
Así que os podéis quejar o proponer ideas a cada uno de nosotros pero siempre a través de Chus.
Eso es todo. Espero que disfrutéis de la lectura.
Hasta dentro de un mes.
1 Para seguir las aventuras de Thor empezar a leer sus nuevas aventuras en Marveltopía con el #403
2 Tormenta tiene sus propias aventuras en La Patrulla-X con un nuevo giro editorial después de Onslaught
3 Este número tiene lugar antes de la saga «Enlaces» que podéis seguir en Generación-X #22-25