Marvel Comics Presents #6 – Las estrellas, mi destino

MCP #06Otros mundos… otras historias…

#6 – Las estrellas, mi destino
Por Pedro Angosto


Fecha de publicación: Mes 15 – 7/99


Primera parte: Twin Souls

Charles Francis Xavier intenta captar la mente de su oponente. Normalmente debe concentrarse para no «oir» los pensamientos ajenos, pero esta es una mente especialmente entrenada que está «en blanco» para que Xavier no se adelante a su ataque. Mas una silueta comienza a formarse con la forma de su atacante, ¡lo tiene!

Entonces Xavier pierde por completo toda percepci6n del mundo que le rodea, y ve su mente invadida por visiones ajenas, unas comprensibles, como un niño que se precipita al vacío con alguien en los brazos, dolor, fuego y olvido, otras totalmente alienígenas, en las que percibe por primera vez a un espíritu afín, un alma gemela aunque no totalmente humana que le hace sentirse pleno por un momento para luego desgarrar esa unión con una tormenta de imágenes que preludian guerra en todo el universo y dolor y sangre vertida en el futuro de ambos seres.

Monasterio de las Siete Lunas, en la frontera de Nepal con la India. Hace doce años (finales de los Cincuenta)

«¡¿Charles, estás bien?!». Un pequeño personaje se acerca a un Xavier con los ojos vendados tendido totalmente en el suelo del tatami en el patio del monasterio donde los dos discípulos practicaban artes marciales.

«¡Levanta, Charles, aún con los ojos vendedos deberías haber detectado y evitado el ataque de Eugene!» le conmina el anciano Maestro Albert.

«Pero Maestro …¡lo detecté! Sino hubiera sido por su ataque mental, por la visión de la mujer…»

«Yo no te lancé ningún ataque en esta ocasión», replica Albert.

«¡Parece que Charles es un mal perderdor!», bromea el pequeño Eugene, ayudando a Charles a incorporarse.

«¡Duendecillo incordiante! ¿ Tienes que bromear con todo? ¡Si el Maestro Albert quiere jugar contigo a Oberon y Puck me parece bien! ¡Ya habéis convertido mí cabeza en la de un burro! ¡Pero no voy a hacer caso de vuestra Titania fantasmal!», responde airado el frustrado Xavier, que se levanta y se va.

«No es sabio burlarse de los Genios», sentencía Albert.

Es de noche, y Xavier contempla meditabundo el brillante cielo estrellado del techo del mundo encaramado a una roca del árido paisaje nepalí. Su Maestro se acerca hasta allí. «¡Un paisaje sobrecogedor! Inspira paz, y sin embargo tu alma está turbada, Charles Xavier. Has venido el último rincón del mundo no buscando respuestas o buscándote a tí mismo, sino huyendo de los conflictos de tu pasado que sólo has dejado atrás geográficamente, pues los has traido en tu alma y te siguen corroyendo»

El lama invita a Charles a salir al plano astral, donde según habla Albert, imágenes se van desplegando del pasado de Xavier: «Has traído configo el rechazo de esa chíca escocesa, aún cuando ya has amado a otras mujeres anhelas los felices días de estudiante en Oxford, los primeros desde la muerte de tu padre, y de tu madre y tu padrastro. Has traído la culpa por la muerte de tu hermanastro, cuando no imaginas siquiera a que horrendo destino escapaste e ignoras que terrible fuerza duerme aún bajo las montañas en Corea. Sí crees que tu familia es peculiar, deberías conocer a la mía…»

«Desde entonces has vagabundeado sin rumbo, sin misión y temiendo tus poderes. Mas ¿no tuve yo noticia de tí y te ayude a controlar los poderes? ¿No te enseñé a forjar tu armadura mental con la que venciste él oscuro poder de Farouk? Allí triunfaste. Viste el daño que tu poder pueda inflingir y elegiste hacer el bien al aplicar lo que aprendiste de mí para curar a aquella chica judía. Y de nuevo víste tu sueño de felicidad truncado, y te culpas por no haber «curado» igualmente a Magnus para tenerlo de tu lado. ¡Ah, Charles, debes aprender que algunas heridas sólo podemos curarlas nosotros mismos y en el momento justo!»

«Conoces las enseñanzas de los maestros índúes, como Sri Aurobindo, una nueva raza despierta en la Tierra, una nueva Humanidad cuyos poderes la asemejarán a los dioses de leyenda. Y aunque doy fé de que las criaturas sobrenaturales no son nuevas sobre este viejo planeta, se aproxima un tiempo en el que el destino de la Tierra, del mismo Universo estará en manos de estas Maravlllas.»

«Tuviste una visión, es cierto (recreación de la visión con la caída del joven Scott Summers y su hermano, D’Ken, Deathbird, el Nido, el Cristal M’Kram, el Ave Fénix y finalmente Xavier con una estilizado versión de su armadura psíquica de díseño Shi’ar volando por el espacio junto a una jovencita Shi’ar … ). Una visión de tu futuro o de lo que podría convertirse en tu futuro si aceptas tu destino.»

Vuelven a sus cuerpos. «Me recuerdas a mí, Charles. Yo también vine aquí lleno de dolor y cansado del mundo exterior. Y con el tiempo tuve la oportunidad de calmar mi pena, y comprender en parte que todo está entrelazado y hay nudos que no es sabio cortar, aún cuando nos estén ahogando. Tú también hallarías la paz si permanecieses aquí, pero a diferencia de mí, aún tienes un importante papel en el mundo. Aún la amistad con Magnus no está perdida, y aún amarás…»

«Era tan bella» interviene Xavier, «Su alma, ya que no puedo recordar nada más, Pero, aunque la note tan lejana me sentí tan bien con ella por un instante que todo el dolor que percibí que ella y yo sufriríamos parecia valer la pena con sólo conocernos» «Y eso que no sentiste el dolor que podréis evitar», dice Albert.

«Me dejó obnuvilado. iSí no hubiera sido por ella, Mr. Judd hubiese probado la lona!», se justifica Xavier.

«No te preocupes por esa derrota», consuela Albert, «Ya eres un Maestro de la mente, con sólo desearlo puedes viajar a cualquier rincón de la Tierra, conocer los más ocultos deseos de un hombre, y borrarlos de su mente como quien borra una pizarra. No debes perseguir el convertirte en el amo de tu cuerpo también, tú mísmo temes a Magnus por su desaforado poder. Pronto aprenderás que todos tenemos limitaciones, pero conocerlas es superarlas»

«Hace una noche preciosa», dice Charles.

«Si, Charles, observa los estrellas, hay quien dice que nuestro Destino está escrito en ellas…»

Y Charles intenta imaginar el rostro de su alma gemela sobre el cielo estrellado, en el que vemos una brillante estela…

Segunda parte: Devil Oracle

Sí seguimos las estela, veremos que es la dejada por un navío Shi’ar que se aleja de nuestro planeta y se dirige a Chandilar, capital del Imperio Shi’ar.

«Despertad, Princesa…» Dormitorio de la Princesa Lilandra Neramani. Una joven Lilandra (adolescente, de 12 a 1 5 años) se despierta para encontrar al (algo menos) viejo Canciller Araki ante ella con triste semblante, mientras que sus doncellas lloran desconsoladamente. «¿Araki? Araki, tuve un sueño..»

«Vuestro Padre, Pequeño Faisán…el Emperador ha emprendido su último vuelo…» le comunica el Canciller a la joven Princesa, mientras por uno de sus ventanales vemos llegar a su hermano, el hasta entonces Príncipe D’Ken de su viaje a la Tierra en busca de especímenes zoológicos (trae como esclavos al Mayor Christopher Surnmers y a su esposa). El joven noble T’Cahr lo da a D’Ken la noticia, quien lo recibe con sorpresa en la escalinata de la nave.

Vemos la lágrima de Lilandra («¡Padre!»), la pícara sonrisa de triunfo de D’Ken (que parece haber esperado mucho este momento, y no estar tan ajeno al hecho como su viaje supondría … ) y el grito desgarrado de Deathbird al recibir la noticia, lo que nos lleva a la siguiente escena.

Deathbird sigue llorando a su padre a gritos durante la ceremonia del sepelio que se oficía en el aire, en una plataforma volante con forma de ave. Asiste la familia Imperial de luto, la Guardia Imperial (versiones ‘»teen» de todos ellos, vestidos como la Legión de Superhéroes de los 60) y miembros del Imperio.

«Y en tu vuelo únete, C’Krum, a Sharra y Kythri en los Espacios Aéreos» Y con estas palabras del oficiante el féretro ingrávido se pierde en la lejanía. Deathbird sabe que su padre era su único protector contra sus enemigos, que la consideraban loca y deforme por sus alas, como comprueba al instante, cuando D’Ken ordena : «Malacandra, deja de llorar y saluda al nuevo Emperador! ¡Samedar, arresta a esa histérica deforme!» Lilandra intenta interponerse, pero Araki la sujeta para evitar que la ira de D’Ken caiga también sobre ella.

El dia de la coronación Lilandra observa desde lejos todos los festejos y a los embajadores Z’Nox, Rígeliano, Xandariano (Rhomann Dei), Kree (Mar-Vell), etc… que presentan las credenciales, y corre a las profundiades de palacio, donde hay poca guardia por el acontecimiento y ordena al centinela del prisionero Christopher que se marche. Lilandra observa maravillada al rendido esclavo, pues su lengua le recuerda a la del hombre que conoció en su visión. Sintiendo que sus destinos están entrelazados, lo libera.

D’Ken departe en sus habitaciones con sus ministros y aliados conspiradores. T’Cahr le comunica el interés de un par de razas conquistadoras (Z’Nox y Dominus) de unirse al Imperio y anexionar planetas para ellos. Encomienda a Davan Shakari que custodie a Malacandra hasta la Tierra, donde quedará exiliada. Entre los alienígenas hay un skrull, que le comenta que los skrulls pronto piensan conquistar la Tierra.

«No me extraña, dando tan bellas consortes», y descorriendo una cortina hace aparecer a Kathe Summers con vestidos Shi’ars.

«Tienes razón, D’Ken», y el Skruil se transforma en un sonriente Goblin, el espía de la Guardia Imperial.

En esto, Chrístopher Summers irrumpe en la reunión, pero es rápidamente reducido y su esposa asesinada por D’Ken.

El demente D’Ken siente por un momento que con la enemistad de ese hombre acaba de perder su Imperio, y despide a todo el mundo menos un par de miembros de la Guardia que custodian al rendido Christopher Todo esto Lilandra lo contempla escondida.

Hace su entrada Oracle, de la Guardia Imperial. «¿Has descifrado ya los pergaminos que obtuve del Coleccionista ?», le pregunta D’Ken.

«Sí», responde Oracle. «Hablan de una constelción de estrellas y del momento de su alineación en el que se revelará para tí, mi Emperador, el mayor poder del universo.» D’Ken escucha embelesado. «Mas he tenido sueños», previene Oraele, «Sueños de que el mismo signo que formarán las estrellas te traerá desgracias, y que esas desgracias vendrán de un hombre del mísmo planeta que tu esclavo.»

«¿De esa bola de barro donde esta carroña llora a sus cachorros y hembras?», se burla D’Ken.

«Sólo percibí un gran poder en las manos de un terrestre que podría llegar hasta tu puesto. Su nombre será Xavier. Mas no temas mi Emperador. Muchos serán sus cuidados, y muchos sus enemigos. Erik se llamará su némesis, y Rojo y Violeta los colores de quien le inflinja su mayor derrota. Más, no pude saber. Pero es un sueñoy sólo son posibilidades».

«¡Ja, ja,.ja, ja ….! Yo crearé a ese enemígo y precipitaré su derrota y la de su raza! ¡Explora la mente de este perro (Christopher) y saca de ella cual es el nombre del mayor diablo de su mundo, a quien teme su gente como nosotros al Bebedor de Almas o todo planeta en el espacio al Silver Surfer! ¡Yo desataré el infierno sobre toda la Tierra!» grita el histriónico D’Ken. Lílandra, escondida, teme que la ira de su hermano acabe con la promesa de felicidad que su sueño le trajo.

«Shakari será ese Erik que acabará con la esperanza de ese Xavier. Y más aún», añade el supersticioso D’Ken, «¡esos colores me indican quien quebrará a mi enemigo y conquistará para mí la Tierra! (Mientras dice esto, vemos la nave dispuesta a partir con Erik el Rojo, Deathbird encadenada y un personaje vestido de rojo y violeta…) A Shakari lo acompañará el agente de Domínus, mí enviado, al que yo bautízo con el nombre del mayor mal que conocen los terrestres. ¡Ve y destruye a Xavier, LUCIFER!… ¡Acaba con mis enemigos y déjame el camino libre para que se cumpla el glorioso destino que las estrellas me marcan!»

… Y Lilandra llora mientras ve como la nave se aleja en el cielo, en el que una constelación con forma «casi» de «X» brilla especialmente… Es el Principio…

Pedro Angosto
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