Y llegó un día, un día distinto a los demás, en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra un enemigo común… Para combatir amenazas que ningún superhéroe podía derrotar en solitario… ¡Aquel día nacieron LOS VENGADORES!
#406 – La Era de las Maravillas IV
¿Por qué le llamaban Hombre Maravilla?
Por Correia y Doctor Comic
Fecha de publicación: Mes 12 – 4/99
La situación: Los Vengadores fueron a Egipto a combatir a los nuevos Jinetes del Apocalipsis. Hambre y Peste cayeron pronto, pero no sin que este antes hubiera contagiado a Máquina de Guerra de una enfermedad que le está matando. El resto de los Vengadores debía enfrentarse a Guerra y a Muerte, cuando la Bruja Escarlata destruyó el casco de Guerra mediante un hechizo para descubrir que era realmente… ¿el Hombre Maravilla?
«No puede ser», dijo Wanda. «Está muerto. ¿Qué clase de truco es este, Segador?»
«No es ningún truco», respondió el Segador. «Al fin y al cabo, ¿no tenemos la costumbre los hermanos Williams de volver de entre los muertos? ¿No empezó la historia del Hombre Maravilla cuando fue tratado por un rayo iónico que le doto de grandes poderes, pero que le mato?1 Aun muerto, su mente sobrevivió en el cuerpo artificial de la Visión, por culpa de Ultrón2. No quise aceptar esa verdad cuando me enfrente a él por primera vez junto a la Legión Letal3. Por eso «resucité» a mi hermano con la ayuda de la magia vudú de Garra Negra… ¡para descubrir que no estaba muerto realmente, sino que había estado en coma, transformándose en un aberrante ser de energía irónica4. Tampoco acepté eso, lo que me llevo a una lucha contra mis hermanos Simon y Visión, en la que acabé muriendo por su culpa5. Pero si Simon podía volver, yo también, y así lo hice, transformado en un muerto viviente por mi amante Nekra6. En ese estado fue como me enfrenté la última vez a los Vengadores, de los cuales no está ninguno presente. Al final, completamente loco, acabé en el reino del demonio Lloigoroth7. Pero logré escapar, y recuperé la cordura, sólo para descubrir que Simon había muerto otra vez, salvando la Tierra de un ataque alienígena, dispersado por el espacio por una bomba8. Sí, sólo un necio como mi hermano era capaz de semejante tontería. Me había arrebatado el placer de matarle personalmente. Aun así, el destino me otorgó algo mejor, en forma de una oferta de Apocalipsis, y, a cambio de convertirme en su Jinete, me ofreció la oportunidad de resucitar a Simon, reuniendo su dispersa energía y encerrándola en esa armadura, volviéndole totalmente obediente a mis órdenes, transformado en el arma definitiva de guerra. Así, los dos hermanos Williams, unidos de nuevo tras la muerte, destruirán de una vez por todas a los Vengadores. No te preocupes Wanda, tu maridito sintético vendrá después.»
«Ahora, Guerra», concluyó el Segador, «¡destrúyelos!»
En el interior de la fortaleza, Mónica Rambeau, más conocida como Capitana Marvel, se había topado con Apocalipsis mientras inspeccionaba el lugar. Le había lanzado una andanada de energía, pero no parecía haberle afectado.
«Pareces digna de vivir en el mundo que se avecina», dijo Apocalipsis, que permanecía impasible, con los brazos cruzados sobre su pecho, tras la descarga que acababa de recibir. «Deberías unirte a mi, ser parte de mis Jinetes, muchacha. Tu lugar está conmigo.»
«Te equivocas, loco megalómano», respondió Mónica, que permanecía en estado energético, flotando a varios metros del suelo, sobre Apocalipsis. «Jamás me uniría a ti. Ni nadie en su sano juicio.»
La Capitana Marvel volvió a atacar, probando con distintas frecuencias de energía, intentando hallar una que afectase a Apocalipsis. Pero este no se movía, inmutable ante las sucesivas descargas, como si nada pudiese con él.
«Sé que no eres invulnerable, Apocalipsis», dijo la Capitana, «y antes o después encontraré algo que te dañe.»
«No te daré la oportunidad, muchacha.»
Usando sus poderes metamórficos, Apocalipsis creó un par de alas a su espalda, similares en apariencia a las de Arcángel, y despegó, volando en dirección a la joven de color9.
«Tendrás que hacerlo mejor si quieres cogerme, Apo», dijo Mónica, quien, en su forma energética, podía moverse a la velocidad de la luz.
«No necesito cogerte para dañarte, vengadora. Los poderes de Apocalipsis son infinitos. Y más aún desde que encontré la nave de los Celestiales, que multiplicó mis ya vastas habilidades.»
«Tengo que hacer que siga hablando«, pensó Mónica. «Las energías que he probado hasta ahora no le han afectado, pero seguro que antes o después le puedo dañar.«
«¿Te refieres a la Nave de Factor-X10?», preguntó.
«Si, muchacha. Esa nave ha sido mía desde que la encontré, hace miles de años, en el Tibet. Gracias a ella, pasé de ser un simple mortal a convertirme en un dios. Y gracias a ella, mis poderes crecieron. Dejé de ser un externo, y me convertí en el amo del mundo.»
«¿Amo del mundo?», decía Mónica, mientras esquivaba las gigantescas tenazas en que se habían convertido las manos de Apocalipsis. «Eso no te lo crees ni tú.»
Máquina de Guerra había sido herido por Peste, y su armadura parecía estar muriendo. Pantera Negra lo levantó con cuidado y se dirigió corriendo hacia el Quinjet, mientras le gritaba a la Bestia «Quédate con ellos, Hank, e intenta ayudarlos. Yo me encargo de él.»
«Buena suerte, majestad», respondió la Bestia.
Pegando un salto, Hank se dirigió hacia los restos del casco de Guerra, y los cogió, examinándolos cuidadosamente.
«Atendiendo a su peso, textura y dureza, el material parece ser el mismo con el que se fabricaron las monturas de los primeros Jinetes. Lo curioso es esta serie de circuitos que cubren el interior del casco, como si sirvieran para mantener el control de Simon…», pensó.
Mientras, el Capitán América, la Bruja Escarlata y Ojo de Halcón seguían frente al Segador y a Simon.
«Ríndete, Segador. No podrás con todos nosotros», dijo el Capi.
«¿Que no, Capitán? Con mi hermano a mi lado, somos invencibles.»
«Simon no nos hará daño, Eric», contestó Wanda.
«Eso es lo que tu crees, mujer. Guerra, mátala.»
Simon comenzó a avanzar, lentamente, como un zombi. Parecía que algo en su interior luchaba contra la orden de su hermano, pero que no era capaz de vencerla.
«Apártate, Wanda», dijo Ojo de Halcón, cargando una flecha en su arco y apuntando a Simon. «Está bajo algún tipo de control. ¡Te matará!»
«¡No!», lo interrumpió la Bruja, apartando el arco con su brazo. «Encargaos del Segador. Yo me ocupo de Simon.»
«De acuerdo, Wanda», contestó el Capitán, tras pensarlo un breve instante. «Como quieras. Bestia, rápido, ven con nosotros.»
El Segador miraba lo que estaba ocurriendo divertido. La mujer que amaba su hermano moriría. Y, junto a ella, sus enemigos más odiados. Iba a disfrutarlo… y mucho.
Hank soltó el casco, y de un potente salto aterrizó tras el Segador, mientras el Capitán América y Ojo de Halcón lo rodeaban.
«Bien, bien, Eric», dijo Clint, «parece que estás perdido.»
«¡Eso es lo que tú crees!», gritó el Segador, lanzándose en dirección del arquero, intentando atravesarlo con su guadaña.
Con la velocidad que dan los años de entrenamiento, Ojo de Halcón sacó una flecha de su carcaj, cargó su arco y disparó. La flecha chocó contra la guadaña de su enemigo, provocando una explosión, que tumbó al villano.
«Ríndete, mamón», dijo el arquero, sacando otra flecha.
El Segador estaba furioso. Y eso no era bueno.
Mientras, Guerra seguía avanzando hacia Wanda. La orden del Segador seguía haciendo efecto en él, a pesar de que se le notaba que luchaba contra ella. Wanda no se movía. Permanecía inmóvil, con los brazos cruzados sobre su pecho, esperando que el amor de Simon le devolviera la cordura.
«Simon», dijo la Bruja. «Recupera la cordura, Simon. Recuerda quien eres.»
Guerra estaba ya a medio metro de ella. Lentamente, levantó su brazo derecho, con el puño cerrado, hasta situarlo sobre su cabeza. Wanda cerró los ojos. Las lágrimas corrían por su rostro.
«Simon… no lo hagas.»
El brazo de Guerra comenzó a temblar. De repente, lo bajó, y cayó al suelo, extenuado.
«wa… wa… Wanda.»
«Sí, Simon», dijo la Bruja, mientras se agachaba y abrazaba a su antiguo compañero. «Todo va a ir bien.»
Wanda lloró de alegría. Simon había vencido el control mental de su hermano. Quizás fuera su amor por ella. Quizás fuera que su hermano había perdido la concentración durante la lucha. Quizás fuera que los controles estaban en el casco. O quizás fuera que había lanzado un hechizo inconsciente. Quién sabe. Lo único que importaba era que Simon había vuelto.
Interludio: En otro tiempo, en otro lugar.
Una figura avanza rápidamente por un palacio de corte futurista. Se puede ver la desesperación en sus ojos.
«No puede ser«, piensa la figura. «Él se acerca. Mi peor enemigo me ha descubierto. Y con su llegada destruirá el mundo, todo lo que me ha costado construir. Y lo peor es que mi única oportunidad de detenerlo es pedirle ayuda a mis peores enemigos. Debo pedir ayuda a los Vengadores» decía la temible figura de… Kang el Conquistador.
El Segador se puso en pie. Había perdido el control sobre su hermano, pero éste no parecía en condiciones de atacarle. La Bruja tampoco, así que sólo quedaban el Capitán, Ojo de Halcón y la Bestia.
«Entrégate, Segador, y tendrás un juicio justo», le dijo el Capitán.
«¿Crees que soy idiota, Capitán?», preguntó el Segador. «Eric Williams no ha nacido para pasar sus días en una celda.»
«Como si los sitios en los que has estado fuesen mucho mejores», se burló Clint.
Esta última broma agotó la paciencia del Segador, que se lanzó sobre Ojo de Halcón. Este, con la tranquilidad que dan los años de experiencia, esquivó el ataque rodando lejos del alcance de su atacante, cuando, de repente…
Detrás de ellos, la base de Apocalipsis acababa de explotar.
«¡Oh, Dios mío!», gritó Clint, «¡La Capitana Marvel estaba ahí dentro!»
Como respondiendo al grito de Ojo de Halcón, Mónica salió de entre los escombros. Su forma lumínica no se había visto afectada por la explosión, aterrizando junto a sus compañeros.
«¿Qué ha pasado?», le preguntó Steve.
Antes de que pudiera responder, Apocalipsis salió de entre las ruinas, creciendo hasta un tamaño gigantesco para apartar los escombros que habían caído sobre él.
«¡Vengadores!», dijo Apocalipsis. «Habéis pasado la prueba a la que os he sometido. Pero no os confiéis. El Apocalipsis está a punto de llegar. ¡Preparaos!»
Con estas palabras, desapareció, quedando tras él a unos Vengadores asombrados.
«Bestia, rápido, tenemos que rastrearlo. Hay que detenerlo», dijo el Capitán.
«Tenemos otro problema, Capi», dijo Clint. «Parece que el Segador ha aprovechado la confusión para escapar.»
Hércules estaba sentado en la cabina de su nave, pensando. Algo había ido mal en el salto espacial, y Herc no sabía dónde había ido a parar. Bueno, si lo sabía: en medio de un campo de asteroides, que habían inutilizado el sistema defensivo de la nave. El próximo impacto acabaría con la nave.
Había pensado volver a la Tierra a ayudar a sus compañeros, los Vengadores, ante las amenazas que estaban sufriendo. Se había enterado de la batalla contra Onslaught por medio de los agentes Shi’ar en la Tierra, y había sabido de la muerte de la Avispa. Además, quería hablar con su padre, Zeus, pedirle que le devolviera su poder para ayudar a sus camaradas. Se tragaría su orgullo y le pediría perdón.
O, al menos, eso es lo que había pensado. Porque ahora un meteorito del tamaño de un elefante se dirigía hacia él, y no podía hacer nada para detenerlo.
«¡PADRE!», gritó. «¡Sé que puedes oírme, oh, Zeus! ¡Perdóname, padre, y ayúdame en este momento de peligro, para que pueda proteger la Tierra de los peligros que la acechan!»
Nada pasó. Hércules estaba desconcertado. ¿Acaso su padre no lo había escuchado? ¿O lo había oído, pero no le había hecho caso?
Un par de minutos después, el asteroide chocó contra la nave, destrozándola. Pero, entre los restos que quedaron, no estaba el cuerpo del olímpico…
Días después…
En la Sala de Reuniones, Jim Rhodes se despide del Capitán América. Se había recuperado completamente del virus, pero su armadura había muerto, y ahora era un ser humano normal.
«Espero que todo te vaya bien, Jim», dijo el Capi. «Si necesitas cualquier cosa, llámanos.»
«Tranquilo, Capi. Cuidaré del chico. Nos vemos.»
Se dieron la mano, y Jim salió de la habitación. Su etapa como Vengador había concluido. Ahora, Tony Stark le necesitaba11.
Mientras, en el laboratorio médico de la Mansión, T’Challa, Hank y Henry Pym sometían a una serie de pruebas al pobre Simon, que parecía desesperado tras varios días de continuas mediciones.
«Mantén la calma, Maravilloso, que ya estamos acabando», dijo la Bestia, que colgaba del techo, sujeto por uno de sus grandes pies, mientras con el otro agitaba un matraz, ya que mantenía sus manos ocupadas en la lectura de los gráficos obtenidos de las pruebas. «Si hubiéramos podido rastrear a Apocalipsis, quizás hubiéramos conseguido los datos de la armadura que te puso, y no hubieras tenido que pasar tamaños sufrimientos.»
«Pym, por favor, ¿me pasas esa gráfica?», pidió McCoy al veterano vengador, que había vuelto a petición del grupo para ayudarles con el tratamiento de Simon.
«Claro, Hank, aquí tienes», dijo Hank. «Bien, Simon, ya puedes salir de ahí.»
Simon Williams salió del contenedor donde había pasado los últimos días. Su cuerpo aún no se había reintegrado del todo, tras la dispersión que sufrió cuando explotó en la primera misión de Fuerza de Choque12, y la armadura en que le había enfundado Apocalipsis sólo había realizado el trabajo a medias, por lo que parte de su cuerpo chisporroteaba energía.
«Ten, Williams», dijo T’Challa, alcanzándole un traje a Simon. «Ponte este traje. Sus microcircuitos te ayudarán a recuperarte.»
Simon se vistió. Era un traje muy similar al último que tuvo, negro y con una gran W roja en el pecho.
«Estás muy guapo, Simon», dijo Wanda, que acababa de entrar en el labo.
Los dos salieron al pasillo. Simon abrió la boca para decir algo, pero antes de que articulara una sola palabra, Wanda le puso su mano en la boca, impidiéndole hablar.
«Te he echado de menos, Simon», dijo la Bruja Escarlata.
Y entonces se fundieron en un abrazo.
«¿Sabéis por qué le llamaban Hombre Maravilla?», dijo Hank, cerrando la puerta para dejar a Simon y a Wanda solos.
Pym se le quedó mirando, alzando la ceja en señal de asombro, como si no supiese a qué se refería.
«Porque la gente se maravillaba de que un hombre pudiera volver de la muerte tantas veces», concluyó Hank.
1.- Vengadores #9
2.- Vengadores #57
3.- Vengadores #78-79
4.- Vengadores #152
5.- Visión y Bruja Escarlata v.2 #2
6.- Nuevos Vengadores #65
7.- Vengadores #352-354
8.- Fuerza de Choque #1
9.- Arcángel, el miembro de la Patrulla-X, cuyas alas fueron creadas por Apocalipsis tras perder las originales en la Masacre Mutante.
10.- Nave que fue destruida en Factor-X #66
11.- Para ver lo que ocurrirá con Jim Rhodes, pasaos por la serie del Hombre de Hierro.
12.- Fuerza de Choque #1
PROXIMO NÚMERO: Vengadores vuelven, Vengadores se despiden, y el inicio de una nueva amenaza.
Bienvenidos una vez mas a este correo. Este mes tenemos carta de Pedro Terán, al que esperamos que podáis ver algún día como guionista de un nuevo grupo de Defensores.
La verdad es que están muy simpáticos, aunque no es serio que andéis matando (re-matando) jinetes de Apocalipsis al segundo numero que aparecen
No pasa nada, Mediavida ya ha muerto bastantes veces, por mas que lo maten acabara volviendo.
(aunque la idea de que el Segador se recupere matando a uno de sus compañeros es muy interesante, no sé si es vuestra o ya había ocurrido anteriormente).
Bueno, a decir verdad, cuando el Segador fue resucitado con las habilidades vampíricas que tiene ahora, lo primero que hizo fue absorber la fuerza vital de la villana que lo había resucitado, su ex-amante Nekra. Así que nos pareció lógico que no tuviera ningún escrúpulo en «comerse» a alguno de sus compañeros.
Yo creo que el nivel de la serie ha mejorado bastante desde el primer numero, los diálogos no son tan evidentes (aunque, realmente, en los cómics también suelen ser evidentes, lo que pasa es que ahí tienes al dibujante para que aporte una imagen convincente) y la descripción de los acontecimientos es bastante fluida, que es lo que puede ser el mayor problema en el fan-fiction. Aunque algunas líneas me siguen pareciendo un poco primarias, como eso de que Bilis le conteste a Apocalipsis simplemente «Vale» o algo así como «Una cosa cayo en medio de la ciudad» (ya sé que lo estoy exagerando). Mas adjetivos y más colorido, sino mirad a Byrne que siempre me ha parecido que no metía en los textos mas que lo estrictamente funcional, y releyéndolo me fijo en que también tiene sus excesos «literarios».
Muchas gracias por tus palabras de apoyo, Pedro, siempre vienen bien. Intentamos mejorar numero a numero, aprendiendo de lo que hemos hecho y de lo que han hecho otros antes que nosotros. Y nos encanta de que el resultado final sea de vuestro gusto.
Y eso es todo por hoy. Hasta el próximo numero, ¡Vengadores Reuníos!
Doctor Cómic