Perseguidos y odiados por un mundo que les teme. Luchando por el sueño de que mutantes y humanos puedan vivir juntos y en armonía. Ellos son: la Patrulla-X
#337 – Tiempos de cambio
Por Correia
Portada: Jon Santiago Alday
Fecha de publicación: Mes 7 – 11/98
Warren Worrington III, el mutante alado conocido como Arcángel, y Elizabeth «Betsy» Braddock, la telépata llamada Mariposa Mental, volvían en su limusina a la Mansión tras pasar una maravillosa velada juntos en Nueva York. No hace mucho tiempo que son pareja, pero ya han pasado de todo juntos. Esta noche Warren había sorprendido a Betsy con una cena romántica en uno de los restaurantes más caros de Nueva York. Había sido una de esas noches maravillosas, en las que nada salía mal: ni supervillanos, ni amenazas mundiales… Todo parecía un sueño y, claro, los sueños terminan antes o después.
La velada acabó bruscamente, cuando algo explotó delante del vehículo. Warren pegó un volantazo, sacando el coche de la carretera y estrellándolo contra un árbol.
Los airbags se activaron de inmediato, impidiendo que sufrieran daño alguno. Warren se quitó el cinturón de seguridad, miró a Betsy, que había hecho lo mismo, y salieron del vehículo.
Warren desconectó el inductor de imágenes que le hacía parecer humano, dado que su piel era azul, y desplegó sus alas, mientras Betsy se quitó el traje de noche, dejando ver bajo el mismo su uniforme de batalla.
Se dirigieron hacia el lugar del impacto. Había un gran agujero, y en el centro estaban dos personas inconscientes. Warren se elevó, para ver si había alguien más por los alrededores, mientras Mariposa se acercaba a los heridos. Enseguida los reconoció, pues eran antiguos aliados de la Patrulla.
«Warren, deprisa», dijo. «Son Alex y Lorna.»
Warren aterrizó junto a Betsy, y echó un vistazo a sus amigos. Alex era el hermano de Cíclope, el líder de la Patrulla, y Lorna era su novia. Lo último que había sabido de ellos es que estaban con Factor-X, el equipo mutante del gobierno. Eran viejos amigos, pues se conocían desde hacía años, al poco tiempo de fundarse el grupo. La caída no parecía haberles afectado mucho. Seguramente Lorna la había frenado con su control sobre el magnetismo. No tenían más que magulladuras.
«No veo a nadie por los alrededores, ni siento a nadie con mi telepatía. Quien fuera que les atacó, ya se ha ido», dijo Betsy.
«Ayúdame a llevarlos a la enfermería», contestó Warren, mientras cogía a Alex en brazos. «Llama a alguien en la mansión, para que venga a por Lorna.»
Mariposa usó su telepatía para contactar con el Profesor Xavier, el fundador de la Patrulla y uno de los telépatas más poderosos del mundo, mientras Warren alzaba el vuelo en dirección a la Mansión.
<<Profesor, necesitamos ayuda.>>
<<Dime, Mariposa>>, respondió Xavier.
Betsy le explicó la situación, y un minuto después llegó volando Pícara, que aterrizó junto a ella.
«¿Qué ha pasado, cariño? ¿Hay alguien a quien zurrar?», preguntó la joven sureña.
«Te lo explicaré después, Pícara. Coge a Lorna y llévala a la enfermería. Me reuniré con vosotros allí.»
Pícara obedeció, y, tras recogerá Polaris, salió volando en dirección a la Mansión.
Mientras, Betsy se concentró. Quería encontrar el rastro del atacante, pero no podía. Su telepatía funcionaba muy mal desde que Warren y Lobezno usaron el Alba Escarlata para salvarle la vida. Tenía que buscar a Gomurr y averiguar qué estaba pasando…
Se dirigió hacia el coche, recogió el bolso y su traje de noche, y se encaminó a la Mansión.
Graydon Creed estaba en su despacho, trabajando en su campaña electoral. Su popularidad había bajado desde que la Bestia había vuelto a los Vengadores y con la ayuda que prestaron los mutantes en la lucha contra Onslaught. Pero no había problemas. Bastión, el grupo que lo financiaba, le había prometido que en una semana su popularidad volvería a estar por las nubes. No sabía que harían: quizás un atentado, algún escándalo de los republicanos… «¿Qué más da?«, pensó. «El fin justifica los medios. Siempre lo ha hecho y siempre lo hará. Lo único que importa es acabar con esa sucia subespecie…«
Un ruido lo sacó de sus pensamientos. Había entrado una limpiadora en su despacho. Se enfadó. No le gustaba que le molestaran.
«¿Qué hace aquí?», gritó. «¿No sabe que no se me puede molestar? ¿Quién ha sido el imbécil que la ha dejado pasar?»
«Tranquilo, Graydon, no te pongas nervioso», contestó la limpiadora.
De repente, su cara cambió, volviéndose azul. Graydon se levantó rápidamente de la silla, y echó mano a su pistola.
«¡Mística!», dijo, mientras le apuntaba a la cabeza. «¿Qué quieres, mutante?»
«Esa no es forma de saludar a tu madre, Graydon. Y aparta esa pistola. Sabes que no me darías jamás.»
«¿Qué quieres, muti?», repitió.
Moviéndose rápidamente, Mística le pegó un puñetazo en la cara, tumbándolo.
«Te he dicho», le contestó, «que no le hables así a tu madre.»
Graydon se sentó en el suelo, pasándose los dedos por la comisura de los labios. Sangraba. Esa perra le había hecho sangrar…
«Y ahora, cachorro, escucha atentamente. Si no te retiras, la prensa conocerá la verdad sobre tus padres. ¿Crees que tus queridos Amigos de la Humanidad te perdonarán ese «error» de nacimiento?», preguntó irónicamente Mística, mientras se dirigía tranquilamente hacia la puerta. «Da gracias a que no te mato aquí mismo. No quiero crear un mártir a la causa.»
«¿Qué ganas tú con esto, Mística?», le preguntó Creed. «Tu misma quisiste desatar la guerra entre humanos y mutantes anteriormente1.»
«Eso no es asunto tuyo, Graydon». Mística salió de la habitación.
Creed se levantó. Sabía que era inútil perseguirla. Pero no le importaba. Bastión le ayudaría. Si había alguien que odiara a los mutantes aun más que él ese era Bastión.
Betsy entró en la enfermería. Allí, se encontró con que había tres camas ocupadas: Kaos, Polaris y ¿¡¿Bishop?!?.
«¿Qué ha pasado?», preguntó.
«Sufrimos un ataque hace unas horas. Bishop fue alcanzado, y entró en coma. La Patrulla ha ido a Japón siguiendo el rastro de los atacantes2«, contestó Xavier.
«¿Con qué ha sido alcanzado?», preguntó Mariposa. «Bishop absorbe la energía…»
«Sí, ya lo sabemos, Betsy», respondió Pícara. «Pero parece que esto fue más de lo que pudo tragar.»
«¿Y qué pasa con la Patrulla, profesor?», dijo Arcángel. «¿Necesitan nuestra ayuda?»
«No es necesario, Warren. Os necesito aquí. Quien sea que ha atacado a Alex y Lorna podría volver.»
«¿Ha averiguado algo en sus mentes?», preguntó Betsy.
«No. La mente de Alex es caótica, está encerrada dentro de un muro psíquico. Y Polaris no sabe nada. Su memoria no me dice más que…»
«…que algo nos golpeó cuando veníamos hacia aquí», concluyó Lorna, tratando de sentarse en la camilla.
Rápidamente, Warren se acercó a ella y la ayudó a incorporarse.
«Estás a salvo, muchacha», dijo Xavier. «Tus heridas no eran muy graves, nada más que un par de costillas rotas por el impacto.»
«¿Cómo está Alex?», preguntó.
«Sigue inconsciente, Lorna. ¿Qué le ha pasado?»
«La Bestia Oscura le lavó el cerebro, profesor. Se volvió contra nosotros. Me… atacó. Tuve que dejarlo inconsciente3. Necesito que lo cure, Charles. Le necesito», dijo Lorna, conteniendo las lágrimas.
«Haré todo lo posible, hija. Mariposa, ven. Necesitaré tu ayuda. Los demás, acompañad a Lorna a una habitación.»
«Quiero quedarme», dijo Lorna.
«No, niña. Es mejor para todos que descanses.»
Warren y Pícara acompañaron a Lorna a una de las habitaciones libres.
«Gracias a Dios que arreglamos la Mansión, ¿eh, Warren?4«, dijo Pícara, tras dejar a Lorna descansando.
«Sí, Pícara. Con Fuerza-X en la Mansión, y Alex y Lorna de vuelta, necesitaremos muchas camas. Por cierto, ¿dónde están los chicos?»
«Han salido. Dijeron algo sobre Karma5«, contestó Pícara.
«¿Y cómo que no has ido con la Patrulla, Pícara?»
«Tenía… asuntos que resolver», contestó Pícara. «Tengo que irme, Warren. ¡Adiós!»
Salió volando, mientras Warren se quedaba perplejo, pensando si había sido por algo que hubiera dicho.
Pulgarcita estaba tumbada en su celda. Desde que Fuerza-X derrotó al Frente Mutante de Liberación y los encerró en una prisión británica para superhumanos6, lo único que hacía era esperar. Esperar a que alguien la sacara de allí. Quizás su hermano, o Dyscordia, o Fuego Reinante, o algún nuevo megalómano. Quien sabe. Quizás Magneto se fijara en ella.
Las celdas contiguas estaban ocupadas por los restantes miembros del Frente: Segador, Rompementes y Cerco. Brazos y Feroz consiguieron escapar antes de que los capturaran. Y pensar que todo fue culpa de Moonstar…
Moonstar. El nombre de la traidora. La que los espió desde dentro. La que provocó su captura. Pulgarcita deseaba vengarse…
La pared tras ella acababa de explotar. Entre el humo, surgió la figura de un hombre. Estaba enfundado en una armadura, y llevaba una especie de bastón en las manos.
«¿Quién eres?», preguntó Pulgarcita.
«Soy el Ejecutor», dijo, mientras la apuntaba con su arma.
Pulgarcita trató de esconderse, pero fue inútil. El rayo la alcanzó de pleno, carbonizándola al instante.
El Ejecutor derribó la puerta de la celda. Sabía que tenía poco tiempo, aunque seguramente más que la última vez7. Se dirigió a la siguiente celda. Uno a uno, los antiguos miembros del FML murieron. Entonces, el Ejecutor guardó su arma, colgándola a su espalda. Comenzó a oír os pasos de los guardias de seguridad, que intentaban entrar en el módulo donde se encontraba. Por suerte, el escudo que había extendido duraría aun un par de minutos.
«Se ha cumplido justicia», gritó, antes de desaparecer, envuelto en la luz cegadora de su rayo teleportador.
Cuando los guardias consiguieron entrar, lo único que encontraron fueron los restos carbonizados de cuatro mutantes.
«ATENCIÓN, LLAMADA EN ESPERA. SUJETO: HENRY MCCOY«
El ordenador de la Sala sacó a Xavier de su concentración. Estaba preparándose para curar a Kaos. Sería una tarea difícil, que requeriría un gran esfuerzo. Xavier activó el monitor frente a él, y la peluda cara de la Bestia apareció.
«Saludos, profesor. Espero no haberle molestado», dijo.
«Hola, Hank. En estos momentos estoy muy ocupado. ¿Qué deseas?»
«Apocalipsis ha atacado Albany, Charles8. Necesitamos acceso a Cerebro y la ayuda de la Patrulla.»
«Lo siento, Hank, pero la Patrulla está en Japón. Tendréis que arreglároslas solos. Naturalmente, puedes coger lo que necesites de Cerebro.»
«Gracias, Charles. Supongo que podremos ocuparnos de él. Para algo somos los Poderosos Vengadores, ¿no?».
«Ordenador», dijo Xavier, «transmitir datos del archivo APO-0.»
«RECIBIDO. COMENZANDO TRANSMISIÓN«
«Te dejo, Hank. Tengo un par de heridos que cuidar. Avísanos si necesitas cualquier otra cosa.»
«Adiós, profesor.»
El Doctor Extraño meditaba en su Sancta Sanctorum, en la posición del Loto. Su cuerpo respiraba pausada y rítmicamente, mientras su forma astral, su alma, recorría otras dimensiones.
«Aparentemente todo esta en calma«, se dijo Extraño. «Las barreras que separan nuestra dimensión de la de Dormammu y Pesadilla están intactas. La lucha contra Onslaught no las ha afectado.«
De repente, al pasar entre dos dimensiones, algo tiró de la forma astral del Doctor, arrastrándolo.
Con un gran esfuerzo, Extraño invocó el escudo de Seraphin, y consiguió separarse de su atacante. Miró, pero no había nadie. Su magia no sentía nada en esta dimensión a la que había sido arrastrado.
«Esto es el Alba Escarlata«, pensó. «Estuve aquí hace poco, con Lobezno y Arcángel9«
De repente, tras él surgió una voz gutural.
«Bienvenido a mi reino, Extraño.»
Se volvió hacia la voz, y antes de que pudiese reaccionar, quedó aprisionado en una celda de energía escarlata.
«¿Quién eres?», preguntó.
«Soy tu muerte, mago.»
Diciendo esto, el ser lanzó un rayo al Doctor, rompiendo su forma astral.
En la Tierra, el Doctor Extraño gritó. La rotura había hecho que volviese a su cuerpo, que reaccionó como si hubiera recibido un golpe.
«He… de… avisar… a… la… Patrulla», dijo, temblando.
Polaris descansaba en su cuarto. Había intentado dormirse, pero estaba demasiado nerviosa, por lo que se había limitado a echarse sobre la cama.
De repente, notó una voz en la cabeza.
<<Lorna, Alex ha despertado. ¿Puedes bajar?>>
Era la voz de Xavier, que le había hablado con sus poderes telepáticos.
Usando su control sobre el magnetismo, Polaris bajó volando a la enfermería, donde encontró a Alex, sentado sobre una camilla, hablando con Mariposa. Parecía un poco desorientado, pero curado.
«¿Alex?», dijo. «¿Estás bien?»
«Sí, cariño», contestó. «Charles me ha curado. Me ha devuelto la cordura.»
Se fundieron en un abrazo, y se besaron apasionadamente, mientras Xavier y Mariposa salían de la enfermería.
Media hora después, salieron. Habían estado hablando largo y tendido sobre su futuro, y habían tomado una decisión.
«Charles,», dijo Alex, «a Lorna y a mi nos gustaría quedarnos aquí una temporada, si no le importa. Factor-X nos trae malos recuerdos, y me gustaría hablar con mi hermano.»
«Claro, no hay problema. Bienvenidos de nuevo a la Patrulla-X.»
FIN
1.- Como se vio, por ejemplo, en la saga Días del Futuro Pasado (Patrulla-X #141-142)
2.- Ver X-Men #57
3.- Ver Factor-X #127
4.- La Mansión quedó prácticamente destruida tras la lucha contra Onslaught
5.- Ver Fuerza-X #62
6.- Ver Fuerza-X #61
7.- Ver Factor-X #127
8.- Ver Vengadores #404
9.- Ver Patrulla-X #329-330
PRÓXIMO NÚMERO: ¿Quién ha atacado a Kaos y Polaris? ¿Quién ha atrapado al Doctor Extraño? ¿Qué pasará con Graydon Creed? ¡Todo eso, y mucho más, en el próximo episodio!
¡Por fin! Tras una larga espera, y una sangrienta batalla por hacerse con su control, la Patrulla-X estrena colección en MarvelTopia.
De momento seré yo el guionista. Supongo que ya me conoceréis, porque, además de escribir Fuerza-X y ser coguionista de los Vengadores, soy el coeditor de todo este tinglao ;P
Pero no estaré solo. En los próximos números, se unirá a nosotros un coguionista (el primero que envíe un cheque en blanco a mi casa, je, je, je).
Bueno, y si alguien se pregunta por la relación que habrá entre esta colección y la de X-Men, que magistralmente lleva nuestro amigo Raker, pues… ¡buena pregunta, por Loki!
De momento, irán algo separadas, aunque coordinadas, alternando miembros de equipo (que con doce personajes tenemos para repartir), pero pronto habrá un crossover, que los planes de Raker son… ¡increíbles!
Bien, os dejo.
Esperamos vuestras opiniones, y ya sabéis, si no escribís, no sabremos si os gusta lo que hacemos.
Patrullosos saludos de…
Carlos Correia