Al ser picado por una araña radiactiva, el estudiante Peter Parker obtuvo la fuerza y la agilidad proporcionales de un arácnido. Armado con sus maravillosos lanzarredes el renuente superhéroe lucha contra siniestros supervillanos mientras hace malabarismos para sobrevivir y llevar una vida con visos de normalidad.
#2 – Los Seis Siniestros I
Nuevas normas
Por Carlos Fortuny
Fecha de publicación: Mes 209 – 9/15
Silicon Valley Bank, Manhattan, New York.
Había sido una mañana más, una bastante tranquila. Cerca de las nueve y media de la mañana se había acumulado algo de gente, pero los empleados habían sido bastante eficientes y se habían quitado a todos de encima, consiguiendo que una hora después el banco estuviese bastante tranquilo, con apenas cuatro clientes en su interior.
Harrison Allan había estado esperando aquel momento, este era un joven de entre venticinco y treinta años, de ojos claros, cabello oscuro y revuelto. Vestía con un traje barato, con el que cubría su fornido cuerpo, fruto de un intenso entrenamiento al que se sometía día tras días. En su mano derecha portaba el típico maletín de trabajo de algún tipo de tela, aunque este abultaba bastante. El hombre se llevó la mano a un pinganillo que se ocultaba en su oído derecho, mientras caminaba hacia un callejón cercano.
-Chicos, llegó la hora, 2 minutos para la acción.- Dijo mientras sacaba una máscara y un par de guantes metálicos de su maleta.
Una pequeña pulsación en el auricular de los otros cinco miembros fue toda la respuesta que obtuvo, pero era más que suficiente.
Harrison metió su traje en una bolsa de basura, dejando ver bajo este otro mucho más peculiar. Dicho atuendo se caracterizaba por sus partes marrones, y otras en amarillo con rombos negros. Si bien era un atuendo muy similar al del antiguo villano de Spiderman conocido como Shocker este tenía pequeñas diferencias en el diseño, si bien conservaba los característicos guantes de ondas sísmicas, así como un cinturón del que partía la energía.
El hombre se puso la máscara y sonrió bajo ella, sus compañeros parecían estar adaptándose a su estilo, hacía tiempo que se habían convertido en el hazmerreir, pero ya no.
Sin pensárselo dos veces Shocker irrumpió por la puerta principal del banco.
-Señores, esto es un atraco.- Dijo el hombre divertido.
Nada más decir aquellas palabras un dragón pulverizó el techo haciendo acto de presencia con un aterrador grito mientras por la puerta principal entraban otros cinco villanos. Se trataba de Rhino, Búmeran, Mysterio, el Escorpión y el Buitre. Los seis siniestros habían vuelto.
La gente gritaba asustada intentando salvarse de la caída de los cascotes del techo. Por su parte Búmeran y el Escorpión custodiaban la puerta, mientras los otros tres se reunían con Shocker.
-Vamos, debemos de ser rápido, Rhino, pulveriza la puerta de la cámara acorazada, y vosotros ayudarle a sacar todo lo que podáis.- Ordenó Shocker.- Y recordad, ni una víctima.
Harrison miró a la gente que parecía conmocionada, pues a pesar de que más de uno debería estar muerto después de ser aplastado por un cascote seguía vivo. Shocker sonrió bajo la máscara, para cuando se dieran cuenta de que todo había sido una ilusión de Mysterio ya estarían lejos. Aun así siempre había gente a la que el pánico le daba una fuerza sobrehumana para correr al exterior.
Un hombre joven corrió hacia la salida intentando esquivar los cascotes que caían, en su carrera no se daba cuenta de que más de uno le habían atravesado. Pero no llegó muy lejos, pues el Escorpión lo lanzó al suelo y enseguida se arrodilló sobre él con una sonrisa sádica.
-¿A dónde vas amigo?- Le preguntó acercándole su peligrosa cola ácida.
-¡¡Contrólate!!- Le gritó Shocker sujetando a Gargan por la cola y alejándolo del civil.
Gargan enseguida se encaró con Allan, pero este seguía pendiente del civil que se había incorporado aterrorizado dispuesto a seguir con su huída.
Sin dudarlo un segundo Shocker noqueó al civil de un puñetazo para después volverse a Gargan.
-Ya te he dicho que se acabó el matar.- Le dijo en un tono autoritario.- Solo nos interesa la pasta, y las muertes solo hará que los héroes nos busquen con más ganas, así que no seas estúpido.
A pesar de sus palabra el Escorpión siguió encarando a Shocker, en sus ojos se podía leer la duda, podía hacerlo pedazos en aquel mismo momento. Pero finalmente suspiró y le dio la espalda volviendo a su puesto.
-Ten cuidado con ese tono “jefe”.- Le respondió Gargan con sorna.
Luigi’s Pizza, Manhattan, New York.
En un principio había tenido sus dudas con aquel trabajo, había pensado que era como dar un paso atrás, pero al final había acabado descubriendo que era mucho peor que eso, no había sido un paso, había tropezado y había caído lo más hondo que se podía.
En resumidas cuentas la paga era un asco, sus compañeros era como volver al instituto, o a una extraña versión bizarra de aquello, y que el repartidor fuera Spiderman pronto se había convertido en una utopía, pues no podía estar constantemente cambiándose de ropa, así que solía limitarse a usar una vieja sudadera y un pasamontañas.
Pero bueno, no todo era malo, pronto había descubierto que su jefe, el señor Vendetti, despedía con una gran facilidad a todo el mundo, pero enseguida te volvía a readmitir, probablemente porque era demasiado vago como para buscar nuevo personal a no ser que fuera del todo necesario. Por ello Ben pronto acabó por comprender que sus despidos eran solo una forma de expresarse a la que no había que hacer caso.
-¡¡Hola amor!!- Gritó Cynthia emocionada al ver a Ben entrar en la pizzería.
-Hola.- Se limitó a responder el joven saludando algo cohibido con la mano.- ¿Hay algún pedido?
-Por ahora no. Ven aquí.- Le dijo divertida.
Aquel era otro punto positivo del trabajo, no tenía demasiado trabajo. No había demasiados pedidos, y el restaurante solía estar como ahora, vacio.
Ben se acercó a Cynthia sin muchas ganas, la verdad era que la chica era maja, pero demasiado pesada. En aquel momento se pintaba las uñas con una gran sonrisa.
-Si te piden una pizza ¿Cómo la vas a hacer?- Preguntó Ben curioso al ver que no tendría las manos listas para aquello.
La muchacha se sonrojó tímidamente, pues la verdad es que no tenía ni idea.
-No seas cenizo.- Le reprochó la chica burlona.
-Ya… ¿Y Fran?- Preguntó Ben refiriéndose a su otro compañero.
-Hoy tenía que salir antes.- Respondió la rubia encogiéndose de hombros.
La verdad era que para la atención que le prestaba a él, la que la chica prestaba a Fran era prácticamente inexistente, y eso que él solía estar constantemente atento a la chica. Ben suspiró, su vida se estaba convirtiendo en una serie para adolescentes.
The Plaza Hotel, Manhattan, New York.
Había viajado desde muy lejos convencido de que su misión apenas le costaría esfuerzo. Pero se había equivocado por completo, New York era un lugar enorme, lleno de gente, y encontrar a una persona era peor que buscar una aguja en el desierto.
Aun así el chico no desistía, tenía todos los recursos de su padre. En un principio el hombre había insistido en encargarse el mismo de aquel trascendental cometido, pero el muchacho lo había convencido de que su lugar era junto a su pueblo, y de que aquella era una tarea para la que estaba sobradamente capacitado.
El muchacho volcó la carísima mesa del hotel en el que se encontraba alojado arrasando en el mismo movimiento con la televisión de plasma. Entonces se quedó quieto, contemplando su obra. No podía dejarse llevar por la frustración, sabía que podía encargarse de aquello y lo haría.
El chico respiró profundamente con los ojos cerrados intentando relajarse, y enseguida regresó al dormitorio donde tenía esparcido un sinfín de reportajes sobre Spiderman, la mayoría de los cueles estaban firmados por el Daily Bugle.
Había llevado diferentes atuendos, ni si quiera podía estar seguro de que fuera la misma persona, incluso había testigos que habían visto a más de uno juntos. Aquello era lo que más lo desanimaba, podía rastrear a Spiderman, podía adivinar su identidad, pero si había varios… ¿Cómo iba a saber cuál era el correcto?
Debería haber llamado a su padre, sabía que es lo que tendría que haber hecho nada más llegar, pero se negaba a ello, era mucho mejor que aquello, lo conseguiría por si mismo.
El joven se volvió a enfrascar en la lectura.
Silicon Valley Bank, Manhattan, New York.
Después de un día duro nada como un buen paseo en redes por la ciudad para quitarse el olor a pizza y a demasiada colonia femenina de encima. Y es que la carencia de trabajo aquella tarde había “obligado” a Ben a aguantar toda una sesión de visualización de las fotos de Cynthia, y no eran pocas las que llevaba la chica en el móvil.
Como en los últimos días Ben patrullaba con la esperanza de encontrarse con el misterioso justiciero de la katana, y es que desde hacía más de una semana había habido avistamientos de este personaje. Un joven que entraba en escena en pequeños asaltos de delincuentes de poca monta y los ejecutaba sin piedad. Sin duda había realizado una buena labor salvando a más de cinco personas, pero la forma en que lo había hecho era imperdonable.
A pesar de que Ben sabía que todos los avistamientos habían sido a última hora del día o durante la noche cerrada pensó en comenzar a patrullar algo antes, al fin y al cabo seguía como al principio, lo único que sabía eran aquellos escasos datos.
Fue entonces cuando algo diferente captó su atención.
-O aquí ha pasado algo gordo o ahora los bancos regalan donuts.- Bromeó para sí mismo al ver una fuerte presencia policial en las puertas del Silicon Valley Bank.
Spiderman se acercó cautelosamente descendiendo por una de las pareces, y accedió al interior del banco pegado al techo, alguien le había hecho un gran favor rompiendo una de las cristaleras.
-¡Ya se lo he dicho agente! ¡Era un dragón! ¡Un jodido dragón!- Exclamó el que parecía ser el director del banco.
La gente parecía bastante alterada, y la policía parecía más centrada en tranquilizarlos que en otra cosa. Ben supo enseguida que poco iba a sacar de ellos, sobre todo si tenía en cuenta que la policía nunca había sido especialmente colaboradora con él o con Peter.
La verdad era que los desperfectos no eran demasiado cuantiosos, y también llamaba la atención del héroe que la cristalera hubiera sido forzada de dentro a fuera. Sin duda aquí no había habido ningún dragón, claro que no era un experto, ni si quiera se había podido poner a leer la dichosa canción de hielo y fuego.
Casi había desistido de encontrar nada cuando descubrió algo fuera de lugar. Un pequeño platillo descansaba junto a una papelera, cualquier otra persona podría haberlo confundido con una pieza de la propia papelera, o incluso con basura, pero Spiderman no. Ya lo había visto antes.
Usando su lanzaredes se hizo con la pequeña pieza ovalada, esta era del tamaño de la palma de su mano. Ben se permitió una sonrisa bajo la máscara y salió del lugar antes de ser descubierto.
Residencia de los Parker, Queens, New York.
-¿Te acuerdas de cuando te ofrecimos a vivir con nosotros y tú te negaste?- Preguntó Peter al ver entrar a su “hermano” por una de las ventanas.- ¿Me puedes explicar en qué se diferencia esto a vivir con nosotros?
-Muy gracioso Pete.- Respondió Ben quitándose la máscara, le había costado un tiempo, pero ahora se le hacía natural llamarlo por su nombre de pila, aunque realmente también fuera el suyo.
Peter veía una serie en la tele tirado en el sofá mientras la pequeña May dormía sobre él.
-Veo que te has dado a la buena vida.- Bromeó Ben.
-¿Sabes cuantas series tenía pendientes de ver?- Preguntó el otro.
-Me hago una ligera idea.- Respondió Ben, quien no estaba seguro de si Pete no se había dado cuenta del comentario o le estaba vacilando, pero tampoco le dio importancia.- ¿Y MJ? ¿Trabajando aun?
-Alguien tiene que sacar esta familia adelante.
-Muy gracioso… Oye, necesito un favor.
-Eso es del todo inesperado. Ben, ya eres un chico mayor, puedes empezar a hacer tus propios amigos, el viejo Pete no va a estar siempre aquí para sacarte de cada apuro.- Bromeó Peter mientras dejaba a May cuidadosamente en el sofá bien tapada.
-En serio, no sé cómo te soporta nadie.- Respondió Ben.- Lo cual no habla muy bien de mi mismo.
Peter finalmente se puso en pie ajustándose bien la bata y se acercó a su “hermano” con un gran bostezo.
-¿Qué te pasa? ¿Es por ese justiciero?-Preguntó finalmente Peter mostrando por fin interés con lo que Ben se traía entre mano.
-No, con eso sigo en punto muerto. Pero hoy se ha producido un robo de un banco, y he encontrado esto.- Dijo Ben mostrando el pequeño dispositivo ovalado.
-Aaah, robo a un banco, me encantan los clásicos. Déjame ver.- Dijo Peter echando un vistazo.- Beck.- Sentenció el antiguo Spiderman.
-Lo sé, y algo me dice que será un inmenso dragón. Pero te voy a ahorrar el verlo por May. Lo que necesito es tu laboratorio, ya sabes, a ver si puedo sacar algo más en claro de esto.
-Estabas deseando tener una escusa para pedirme las llaves de mi laboratorio…- Bromeo Peter.
Él mismo se habría encargado de aquello, podría haberlo analizado al día siguiente, pero Ben lo querría para ya, y no podía irse con May a aquellas horas al laboratorio. Y al fin y al cabo tenían las mismas habilidades para descubrir lo que fuera. Así que Peter accedió.
-Ya te había hecho una copia.- Dijo Peter entregándole las llaves.- Pero que no te vean, no quiero explicar porque Spiderman tiene mis claves de acceso.
Las llaves en realidad eran tarjetas magnéticas y un pequeño papel con algunas claves.
-Te debo una Pete.- Le dijo Ben asomándose a la ventana con una amplia sonrisa.
-En realidad me debes un montón.- Bromeó Peter divertido lanzándole un pequeño pinganillo.- Me debes otra más.
Ben miró sorprendido el pequeño auricular sin saber muy bien para que lo quería.
-Lo preparé para ti, mi primer trabajo en Oscorp.- Dijo Peter dubitativo.- Bueno, mi primer trabajo no oficial. Con el podrás captar las frecuencias de policía, ya sabes, para que Spiderman esté al día de lo que pasa en New York.
-¡¡Genial!!- Dijo Ben entusiasmado.- Gracias Pete, en serio…
Oscorp Industries, New York.
Incluso Ben tenía que admitir que Oscorp había cambiado, ya no trasmitía ese halo de cárcel donde experimentaban con humanos. No, de hecho las palabras con las que probablemente el nuevo Spiderman habría definido a Oscorp era “ventana al futuro”, Peter tenía suerte, había cumplido su sueño, el de ambos en realidad. Y aquello hacía que colarse en aquel lugar fuera más triste, no le gustaba tener que hacerlo a hurtadillas mientras que Peter era uno de los científicos destacados, pero no era momento de anteponer el orgullo.
Si había algo que no había cambiado en aquel lugar era la seguridad, seguía siendo igual de meticulosa. Ben no podía pensar otra cosa que no fuera que se debía a que debían esconder algo, pero la verdad era que las innovaciones de aquel grupo de genios debía protegerse bien, normalmente un mismo artefacto podía tener muchas aplicaciones diferentes, y de caer en malas manos…
Aun así aquella seguridad no era nada que Ben no pudiera evitar, encima Peter había sido lo suficientemente listo para pedir que su laboratorio fuera uno de los de la última planta con un gran tragaluz sobre él, el cual le permitía acceder y salir fácilmente como Spiderman. Enseguida le llamó la atención de que el tragaluz no dejara ver el interior, además se imaginó que aquello no era un cristal normal y corriente.
Ben pasó la tarjeta por el lector e introdujo la contraseña mientras se imaginaba la escena en la que Peter pedía que le pusieran una puerta en el techo del laboratorio.
Al entrar se apresuró a cerrar el tragaluz, que desde dentro si permitía ver el exterior. Tras asegurarse de que no había nadie el héroe arácnido se quitó la máscara y comenzó a desmontar el sofisticado aparato de Beck.
No fue tan fácil como se hubiera imaginado en un principio, sin duda Beck era un maestro en su campo, una pena que utilizara aquel ingenio solo para favorecerse a si mismo. Pero tras unas horas de duro trabajo Ben consiguió desmontar el artilugio. En su camino hasta el chip central se encontró con una pequeña microbomba destinada a destruir el cacharro, no sabía si habría funcionado por control remoto, pero sin duda de haber intentado abrirlo forzándolo habría detonado acabando con todo aquel ingenio tecnológico.
El desmontarlo tristemente no le había dado demasiadas pistas, en su mayoría las piezas eran normales y corrientes, nada fuera de lo normal, hasta que llegó a aquel microchip. Le llevó unas horas más de investigación, pero finalmente dio con su lugar de origen. Aquellos microchips eran exclusivos de Redsun Corporation, una corporación que hacía meses que había quebrado. El cierre de la corporación había causado miles de despidos, y la mayoría de naves, laboratorios y oficinas habían sido adquirido por otras empresas. Sería demasiado fácil si Beck se hubiera mudado a una de las naves desmanteladas, pero habría que seguir la pista, sino quizás algún empleado había decidido ganarse un buen finiquito vendiéndole microchips.
Piso de Ben Reilly, Brooklyn, New York.
Ben se encontraba trasteando en su bastante desfasado ordenador en el pequeño estudio que había conseguido en Brooklyn. La verdad es que casi tenía que agradecer que tuviera las suficientes ganancias para mantener alguna casa en la que vivir, si es que a aquello se le podía llamar así. Solo tenía una habitación que hacía las veces de salón, cocina y dormitorio, y tampoco es que fuese especialmente amplia. Aparte de eso poseía un pequeño baño, había descartado que hubiera ratas o cucarachas por la simple razón de que aquel baño era demasiado pequeño para que nadie viviera allí, nadie que no estuviera tan desesperado como él. Para colmo el estudio era interior, así que tenía que coger su bolsa de deporte para cambiarse en la azotea cada vez que quería salir o entrar. No sabía cómo su faceta personal podía ir tan increíblemente mal, pero aquella era la vida de Ben Reilly.
Dejó de pensar en su estúpido piso y se volvió a centrar en lo que tenía entre manos. Había visitado todas las antiguas propiedades de Redsun Corporation abandonadas, incluso se había pasado por alguna que había sido adquirida por otra empresa que le había parecido ligeramente sospechoso, pero había sido en vano, eso sí, había sacado provecho para detener a unos camellos que se habían liado a tiros en mitad de la calle.
Así que allí estaba otra vez, con el trabajo de oficina, si Mysterio no usaba ninguno de esos lugares quizás pudiera dar con alguien que le vendiera los microchips. Afortunadamente en la era de la información la gente tendía a no cerrar sus propias páginas web, por lo menos no de inmediato, por lo que podías encontrar una información de lo más interesante circulando por la red. Era gracioso, porque lo normal sería que aquello no le sirviera a nadie, pero entre la página web, aun activa de la empresa, y diferentes redes sociales, Ben consiguió elaborar una pequeña lista de empleados del departamento científico. Aquello sin duda sería lo más fácil, pues ahora debía cotejar los datos para saber si alguno había visto incrementadas sustancialmente sus ganancias. No le gustaba hackear cuentas de banco, pero no le quedaba otra.
-Va a ser noche de bebida energética y delitos.- Bromeó Ben para sí mismo.
Pero se equivocaba por completo, el auricular que le había facilitado Peter, conectado directamente al móvil de Ben provocó que la pantalla de este último se encendiera. El joven se pasó la mano por la cara dudando si hacer caso a aquello, lo más probable sería que se tratara de algún delito menor, pero finalmente la responsabilidad pudo más que la pereza, por lo que activó el sonido del móvil.
–10-45 10-45 SE ESTÁ PRODUCIENDO UN CÓDIGO 61 EN EL GRAND BANK DE ASTORIA, NECESITAMOS REFUERZOS, REPITO, REFUERZOS EN EL GRAND BANK ASTORIA. ES UN 999.
El mensaje se reprodujo varias veces más, pero para entonces Ben ya se había puesto en pie derramando en el proceso la lata que se estaba bebiendo, pero no importaba, ya se ocuparía después. Cogió rápidamente la bolsa deportiva donde guardaba su uniforme y corrió hacia la azotea.
Según el informe policial se requería a todas las unidades para un robo en un banco, pero lo que hizo que el héroe arácnido se pusiera tan rápido en marcha fue aquel ultimo código “999” destinado a supervillanos. Desde luego de algo le había servido su estancia en la academia de policía.
Grand Bank Astoria, Astoria, New York.
Shocker no pensaba caer en las viejas costumbres de la banda, tenía un objetivo claro, hacer dinero, y sabía que seguir patrones era un error muy común. Lo mejor era cambiar tanto de base como de objetivos y horarios. Había repetido su presa, un banco, pero esta vez lo atacaban en mitad de la noche. La verdad era que se sentía bastante orgulloso de sí mismo, lo único que le podía joder el negocio eran sus compañeros. Había conseguido establecer cierto control sobre ellos, pero a la hora de la verdad solo podía confiar en Aleksei, aunque no era el tipo más listo del mundo sabía que confiaba plenamente en él, y que lo apoyaría hasta el final.
Fred por su parte era un tío interesado en la pasta únicamente, no le gustaba su carrera de asesino a sueldo, pero Harrison confiaba relativamente en él, no era estúpido, y si podía ganar dinero sin matar seguiría el plan. En un caso parecido se encontraba Adrian Toomes, aquel viejo era el tío más avaricioso del mundo, al igual que Fred le movía el dinero, pero Harrison estaba seguro de que aquel maldito viejo los vendería a las primeras de cambio si aquello le daba más pasta, por lo que había que ser más listo que él.
Mac Gargan… aquel tío estaba simplemente loco, no sabía si a causa de sus poderes o qué, pero si bien le movía el dinero como a todos, Gargan era un tío irascible y que podía perder el control en cualquier momento, era por ello que Harrison intentaba no alejarse demasiado de él.
Y por último estaba Beck, Mysterio, el nombre le iba que ni pintado, era el que más preocupaba al nuevo líder de los seis siniestros por la sencilla razón de que no sabía de qué pie cojeaba. Era reservado, o como su propio nombre indicaba misterioso, una persona difícil de leer. Harrison se basaba en lo que había oído de él, pero a la hora de la verdad era al único que no estaba seguro de poder controlar.
El robo anterior había subido y mucho la moral de su equipo, por lo que con un buen botín en casa los seis siniestros esta vez salieron confiando plenamente en su nuevo líder. Esta vez habían tenido que hacer algo más de ruido derribando la puerta principal del banco y arrasando el interior, esta vez no había civiles por los que preocuparse, así que Harrison mandó a todo su equipo menos a Mysterio a derribar la caja fuerte y hacerse con todo el botín que pudiera, mientras él y Beck custodiaban la entrada.
Unos coches patrulla de la policía enseguida hicieron presencia en la escena, “mala suerte” pensó Allan al verlos aparecer, seguramente andaban cerca cuando había saltado la alarma del banco.
-Dales algo con lo que entretenerse.- Ordenó a su compañero.
Mysterio se limitó a asentir mientras sacaba uno de sus platillos con alguno de sus hologramas programados.
Enseguida la escena cambió, el suelo se empezó a abrir como si de un terremoto de máxima potencia se tratara. Uno de los coches patrullas paró en seco, mientras que el otro intentó esquivar una inexistente grieta con un giro de última hora, que causó que el coche hiciera un involuntario alunizaje en una tienda de moda.
-¡Vamos! ¡vamos!- Gritó Shocker a sus compañeros, no quería estar allí ni un minuto más de lo necesario.
Aun así para cuando sus compañeros salieron tres coches más de la policía y un helicóptero habían acudido a la zona del atraco.
-¡¡Corred!!- Gritó Harrison a sus compañeros.
Habían llegado allí en un amplio 4×4 que habían aparcado a una distancia prudente, al igual que por la mañana el plan era acudir allí todos juntos y que el Buitre y Búmeran se fueran volando mientras que los otros cuatro ocupaban el coche, pero por la mañana todo había sido más simple.
Los seis siniestro emprendieron la huída, pero Shocker pudo ver por el rabillo del ojo como en el último momento Gargan se volteaba para atender a la policía.
Nada pudo hacer para que el Escorpión atacara con su acido a uno de los coches, quemando en gran medida a uno de los agentes, aunque el resultado podría haber sido peor de no ser porque Shocker derribó a su compañero con una descarga. Gargan cayó de espaldas mientras las dos bolsas deportivas que llevaba llenas de dinero volaban por los aires.
-¡¿Qué te he dicho joder?!- Le gritó Shocker enfadado.
El escorpión gruñó por toda respuesta, mientras le lanzaba una mirada que casi podía quemar más que su acido. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y a Shocker no le costó adivinar que aquella mole se lanzaría sobre él, y lo peor de todo es que Rhino no estaba por allí para echarle un cable, pues ya llevaba una buena distancia recorrida.
Gargan se lanzó al cuello del nuevo líder del grupo, pero Harrison consiguió evitarlo por muy poco, cogiéndole en el acto la cola, con la que consiguió darle un par de vueltas y lanzarlo en la dirección al 4×4.
-¡¡Corre maldita sea!! ¡Ya aclararemos esto!- Ordenó Shocker.
-Puedes estar seguro…- Masculló el Escorpión.
Un par de disparos estuvieron a punto de darle a Shocker, que enfadado disparó al coche que los policías usaban como cobertura, este voló literalmente sobre las cabezas de los policías que se cayeron de culo boquiabiertos. El villano cogió una de las bolsas y salió corriendo, la otra estaba demasiado lejos, y además le retrasaría demasiado. En su huída tuvo que disparar alguna ráfaga más con la que derribó a los policías más cercanos. Se había equivocado por completo, Gargan era incontrolable, pero tenía demasiado peso en el grupo para prescindir de él…
Harrison llegó al coche, Rhino ya se encontraba a los mandos de este, probablemente lo había hecho para que el jodido Gargan no se fuera sin Harrison, por su parte el Buitre y Búmeran ya alzaban el vuelo para cubrir la huída.
-Buitre, asegúrate de que el helicóptero no nos sigue. Búmeran, córtales el paso a los polis, que no nos sigan.- Ordenó Harrison mientras ocupaba el asiento de copiloto.
Estos dos acataron las órdenes sin rechistar mientras Rhino ponía el coche en marcha, casi derrapando en la salida.
No sabía como lo había hecho, pero en pocos segundos el Buitre consiguió que el helicóptero desviara su rumbo, perdiéndolo de vista rápidamente. Búmeran era otra historia, quizás debería replantearse aquello de que no era estúpido. Si bien logró su objetivo lo hizo a base de explosiones, sus búmeran destrozaron la calzada de tal forma que hacía imposible que la siguieran por ella.
-¡Joder Búmeran! ¡¿Qué cojones es eso?!- Preguntó Shocker por el comunicador visiblemente enfadado.
-Tranquilito jefe, no hay ni siquiera heridos.- Bromeó el otro divertido.
-El objetivo de no matar a nadie es entre otras cosas no llamar la atención imbécil, ¿qué crees que has hecho? No queremos atraer a…
-Buenas chicos, tenéis cara de buenos samaritanos, ¿me podríais llevar? Es que se me ha estropeado la Spidermoto.- Preguntó Spiderman desde el techo del 4×4.
-¡¡La araña!!- Gritó el Escorpión enfurecido.
Todo se estaba descontrolando, Spiderman seguía en el techo del coche y Gargan no dudó en sacar la cola por la ventanilla para atacarle con su acido, lo cual tuvo un funesto resultado, pues Spiderman se apartó con relativa facilidad, y el acido no solo derritió gran parte del techo sino que le calló a Rhino en la cara, lo cual produjo que el villano diera un fuerte volantazo y el coche quedara incrustado en el rellano de un edificio.
-Te juro que si no fuera porque tenemos que encargarnos del bicho te daría una paliza ahora mismo jodido estúpido.- Le gritó Shocker al Escorpión tras recuperarse del impacto.
Fuera Spiderman había comenzado un enfrentamiento contra Búmeran, uno del que el villano no iba a salir bien parado, de eso Harrison estaba seguro.
-Escorpión, Mysterio, ayudad a Bumerán.- Ordenó Shocker mientras se acercaba a Rhino.- ¿Estás bien grandullón?
-Ese estúpido…- Refunfuñó Rhino.
-Ya hablaremos con él. Ahora hay que encargarse del bicho y salir de aquí, carga con todas las bolsas que puedas y dale a Búmeran lo que pueda cargar. Tú huye con el resto por las alcantarillas.- Dijo Harrison maquinando un plan en pocos segundos, aunque no tenía ninguna fe en él.
-Pero…- Dudo Rhino.- No… no puedo dejarte solo…
-No te preocupes grandullón, estaré bien. Tu solo ten cuidado, ¿Vale?
Rhino no estaba para nada convencido de aquello, pero asintió de mala gana. Shocker le dio una palmadita en el hombro y salió al lugar donde se llevaba a cabo la pelea. Aleksei era una fuerza importante del equipo, pero estaba herido, Harrison había visto marcas de acido en su cara, además al ser el más fuerte era el que más bolsas de dinero podría llevar.
Cuando Shocker salió el Escorpión estaba enredado en un enfrentamiento físico con Spiderman, Mysterio intentaba ayudarlo pero Gargan no sabía trabajar en equipo. Harrison avanzó con paso tranquilo pero decidido hacia Beck mientras observaba como Spiderman esquivaba con acrobáticas maniobras los disparos del Escorpión, que no pasaban ni cerca.
-Prepárate.- Se limitó a decirle el ahora líder a Beck.
Spiderman consiguió acertar un par de golpes a Gargan, lanzándolo finalmente sobre el capó de un coche de un puñetazo, fue entonces cuando se encontró de frente con 5 Shockers que le disparaban, aunque su sentido arácnido vibró con fuerza advirtiéndole de un peligro por detrás.
-Aaay viejo Mysterio, no voy a caer tan fácilmente.
Spiderman había evitado el ataque del verdadero Shocker por detrás, este se lamentó en silencio pero enseguida volvió a la acción, esta vez atacando de frente con una tanda de disparos.
-¿Sabes? Ese traje está últimamente muy de moda, ¿Quién lo hubiera pensado? Es decir, no es que sea precisamente el traje de Cráneo Rojo o de Dhormamu.
-¡Hablas demasiado insecto!- Gritó Gargan envistiendo a Spiderman.
Era una lástima que aquel equipo fuera tan a la suya, pues si de verdad combinaran sus fuerzas serían imparables, o eso pensaba Shocker, quien esta vez se situó de tal forma que quedaba a la espalda de héroe arácnido.
-Esta vez vas a cooperar quieras o no…- Susurró Harrison para si mismo.
Shocker conectó un disparó en la espalda del héroe llevándose también por delante al Escorpión, haciendo que ambos rodaran por el suelo.
-¿Pero qué…?- Consiguió mascullar Ben mientras intentaba incorporarse dolorido.
-¿Has olvidado el gas de Mysterio arañita?- Preguntó Shocker divertido.- No ha estado ahí parado sin hacer nada, ha estado inoculándote su gas anti sentido arácnido.
Los malos eran tan previsibles, siempre tenían que darte un discursito final. Shocker intentó dar el golpe de gracia a Spiderman, pero este consiguió esquivarlo por poco, impactando el disparo finalmente en un coche que dio un par de vueltas de campana.
Spiderman consiguió ganar algo de distancia columpiándose, pero antes de que pudiera concentrarse en lo que hacía el Buitre lo envistió haciéndole caer con un golpe seco en mitad de la calzada.
Por unos segundos había perdido todo el oxígeno de sus pulmones por culpa del golpe, pero cuando fue consciente de la situación, totalmente dolorido, se encontró con los cuatro villanos rodeándolo.
-Buenas noches arañita.- Se adelantó a decir Shocker dándole con un disparo combinado de sus dos guantes en toda la cara, el cual hizo que Spiderman perdiera por completo el conocimiento.
Daily Bugle, New York.
Estaba totalmente perdido, pero si algo había aprendido de su ardua investigación era que el Daily Bugle era el especialista en Spiderman, había tantos artículos y reportajes que casi parecía que lo acosaran, de hecho por la mayoría de los titulares, estaba claro que lo acosaban. Algún tipo de obsesión malsana, pensó el chico. Pero lo único que importaba es que le dieran alguna pista para encontrarlo.
Cuando entró en la redacción con su traje negro, su katana, y su capucha, que apenas dejaba entrever su rostro, la gente se quedó pasmada. New York era el centro de raritos, pero no todos los días se te paseaba un friki por la redacción.
El muchacho se paró en la mitad de la redacción tras subirse a una mesa.
-Quiero saber dónde está Spiderman.- Exigió el muchacho.
-Tú y todos sus fans chavalín, ahora bájate de ahí anda, que estamos trabajando.
Por toda respuesta el joven sacó su katana, y la observó durante unos segundos, para después clavarla con fuerza en la mesa.
-No me hagáis repetirme…
El periodista que le había hablado antes, un hombre robusto de unos cuarenta años tragó saliva, pero no se podía amilanar ahora, y en realidad aquel chico, aunque tenía un aspecto amenazador, no había demostrado que fuera un peligro realmente.
-Mira chico…- Dijo el hombre posando la mano en el hombro del muchacho.
El joven le retorció el brazo haciendo que el cuarentón chillara de dolor, y finalmente un crujido hizo que todos miraran horrorizados, hasta que el hombre se desmayó entre alaridos y lloriqueos.
El joven esta vez no habló, solo levantó la mirada.
En esos momentos hizo acto de presencia Robbie Robertson, quien echó una dura mirada al chico.
-Llama a una ambulancia ahora mismo.- Le dijo Robbie a uno de los becarios mientras miraba el estado del brazo del cuarentón.
-¿Dónde está Spiderman?- Volvió a preguntar.
-No lo sabemos, pero sigue así y pronto lo encontrarás.- Le contestó Robbie manteniéndole la mirada.
La tensión se podía cortar con un cuchillo, prácticamente todos mantenían la respiración, como si así se fueran a hacer invisibles, o a teletransportarse a algún lugar lejos de allí. Hasta que finalmente el muchacho se movió.
-Así que me lo vais a poner difícil.- Dijo arrancando su katana de la mesa.
El joven se empezó a pasear ante la mirada expectante de todos, hasta que finalmente se fijó en un hombre bajito de más de cincuenta años, todos estaban nerviosos, pero a él casi parecía que le iba a dar un infarto, el justiciero sonrió. Acto seguido se acercó a aquel hombre y le posó la hoja de la espada en su cuello. Robbie intentó abalanzarse sobre él, pero el chico se lo quitó de encima con una patada a la media vuelta que hizo que el editor reventara una mesa al caer sobre ella.
El joven enseguida se volvió a dar la vuelta hacia aquel pequeño hombre y le colocó nuevamente la espada en el hombro dándole unos golpecitos.
-¿Y bien?- Preguntó, casi parecía divertido por la situación.
-Pe… ¡¡Peter Parker!!- Gritó el hombre horrorizado.- Si alguien sabe dónde encontrarlo será él, ¡siempre consiguió sus mejores fotos!
CONTINUARÁ…
Pingback: ACTUALIZACIÓN DE SEPTIEMBRE – MES 209 | MarvelTopia