Por Ibaita
Fecha de publicación: Mes 204 – 4/15
VOLUMEN IV: LA GUERRA KREE-SKRULL
Número 59: ¡Caos en Baltimore!
-¡Por favor, déjame ir!-gimió Pete Petruski-¡No tengo nada que ver con esto!
-Chsssst, chsssst, chssssst. Hay mucha gente que quiere ese pegamento tuyo, y otros que no lo quieren que ésos lo tengan y por eso te quieren matar. Pero conmigo estarás bien, Pete… ¿Puedo llamarte Pete? ¿Qué tal Pete Pote de Pasta? Suena pegadizo.
Masacre sostenía un cuchillo sobre la garganta de Pete, que ya se había hecho sus necesidades encima.
-Por favor… por favor…
-Tranquilo, es que esto es una batalla a tres bandas, sabes. Mira, te lo explico. ¿Ves esa rubia de ahí que te andaba buscando? Ésa es la Mujer Invisible, y la han contratado para matarte. ¿Y ves esas llamas verdes que salen por todas partes? Son cosa de T-Ray, al que han contratado para matar a la rubia buenorra, pero interrogándola primero. Y a mí también. Pero T-Ray y yo no somos colegas, ¿entiendes? Nos peleamos por ver quién se cepilla a la rubia primero. ¿Y ves a esa otra tía, ésta no está tan buenorra, que anda volando por ahí y parece que quiere cargarse a la rubia? Pues ésa no tengo ni puta idea de quién es, pero la cosa no tiene muy buena pinta.
Pájaro Cantor voló lo más rápido que pudo, consciente de que así la Mujer Invisible no podría hacer explotar sus órganos internos desde dentro. La Mujer Invisible operaba con permiso de SHIELD -ya que muchas empresas importantes requerían sus servicios-, pero al organizar una batalla con T-Ray y Masacre en mitad de Baltimore había violado las reglas. Había que eliminarla, y a los otros dos también.
No obstante, la Thunderbolt chocó con un muro invisible y quedó inconsciente al momento, y con la nariz rota. Sólo una certera flecha-cable lanzada por Ojo de Halcón pudo evitar que cayera a una muerte segura; el nuevo equipamiento del arquero era ciertamente muy eficaz, y le permitía jugar en otra liga.
Klaw atacaba frontalmente a la Mujer Invisible, que intentó hacer estallar su cabeza creando un campo de fuerza en el interior; con sorpresa, comprobó que no pudo. La cabeza de Klaw era puro sonido sólido, y no había ni un hueco desde donde extender el campo de fuerza.
El Escarabajo, por su parte, lanzó unos rayos repulsores, intentando sorprender a la Mujer Invisible por la retaguardia, pero un campo de fuerza los desvió. No obstante, parecía que entre sus ataques y los de Klaw podría ceder… o tal vez no.
-¡Hombre Radioactivo!-gritó por el intercomunicador-¿Dónde estás? ¡Te necesitamos aquí!
-¡Tengo mis propios problemas!-gruñó éste, lanzando un rayo contra T-Ray.
El mercenario albino hizo un gesto y el rayo se consumió en una llamarada verde.
-Imposible-susurró-. ¿Desde cuándo la radiación puede arder?
-Esto no es física, doctor. Esto es magia-T-Ray sonrió al tiempo que sacaba su espada-. Y tú estás indefenso.
La Asesina de Hombres cayó entonces desde la azotea de un segundo piso, propinando un fuerte golpe a T-Ray que le rompió el cuello.
A escasos metros de allí, escondido en un edificio abandonado y sosteniendo a su cebo fuertemente, Masacre contemplaba la escena.
-Je. Jódete, paliducho. ¿Qué cosas, eh?
Entonces, un cuchillo se hundió en su espalda.
-Mierda… esto duele… coño, bonita armadura, con chaleco antibalas y todo, se nota que SHIELD te paga bien, porque trabajas para SHIELD, ¿no? Pero tienes una diana pintada con spray encima del casco. Qué cutre. Oye, tú no serás Bullseye, ¿no? Porque en la Casa Infernal te echan muchísimo de menos. Dice Patch que eras el puto amo…
-Ahora juego en otra liga-sonrió Bullseye extrayendo el cuchillo de la espalda de Masacre.
-Sí, se ve, se ve.
Con un gesto rápido, el mercenario bocazas desenfundó su pistola e intentó disparar a Bullseye, pero éste reaccionó aún más rápido y propinó una fuerte patada a la pistola, arrojándola lejos. Masacre rodó y se puso en pie, desenfundando su katana.
-Deberías morir en unos segundos-gruñó Bullseye.
-Ah, ah. Qué va. Factor curativo que mola un huevo.
-Bien… será divertido entonces.
En la acera de enfrente, la Mujer Invisible desistió de tratar de matar a Klaw.
-Bien, esto es una pérdida de tiempo-comentó-. Yo no puedo mataros, vosotros no podéis matarme-una flecha explosiva alcanzó en ese instante su campo de fuerza, ya asediado por Mach-1 y por Klaw-, así que mejor me voy.
Y dicho esto, se volvió invisible. Klaw y Mach-1 cesaron sus ataques, confundidos.
Bullseye esquivó el filo de la katana por los pelos. Masacre le estaba superando. Él era más rápido, más ágil y más preciso, pero aquel factor curativo suponía una ventaja demasiado grande. Aún así, Bullseye era demasiado orgulloso como para pedir ayuda; ya se le ocurriría algo.
En aquel momento, de la habitación de al lado surgió otra figura, sosteniendo un sable. Capucha Carmesí se acercó con movimientos lentos pero precisos.
-Tengo para los dos, nos preocupéis-dijo Masacre desenfundando su otra katana.
Capucha Carmesí atacó con su sable, al tiempo que Bullseye lo hacía con dos cuchillos, armas desde luego no muy apropiadas para hacer frente a una katana. Masacre consiguió bloquear dos de los ataques, pero un cuchillo se hundió en su hígado.
-Mierda-gruñó, soltando las katanas y cayendo al suelo.
Allí, rodó y desenfundó su otra pistola, disparó dos o tres veces y alcanzó a Bullseye en el torso, derribándole, si bien el chaleco antibalas le salvó. Después se giró para disparar a Capucha Carmesí, pero el líder de los Thunderbolts no estaba donde creía, y con un preciso tajo cortó varios tendones del brazo.
-Has perdido-dijo con tono triunfal Capucha Carmesí. Había algo extraño en su voz: era demasiado grave. Extraño-. Pero no te vamos a matar. SHIELD tiene contactos con muchas empresas, y creo que Bayer, mismamente, estará encantada de tener tu cuerpo para experimentar con ese extraño factor curativo. He trabajado con Bayer en el pasado… y te aseguro que te dolerá.
-¿Sabes? Creo que no.
Con una sonrisa bajo la máscara, Masacre extrajo una granada de su cinturón y le quitó la anilla.
-Mierda…-susurró Bullseye, levantándose a duras penas.
-Corre-ordenó Capucha Carmesí.
Los dos Thunderbolts salieron de la habitación. Capucha Carmesí era muy bueno con la espada, y sin duda un estratega brillante, pero no parecía correr demasiado rápido. Bullseye, bastante afectado por los disparos, tampoco lo hacía en aquel momento. Sin embargo, los dos pudieron alejarse lo suficiente cuando la granada explotó.
Indudablemente, Masacre, que podía correr perfectamente, también lo había hecho. Cabe destacar que Pete Petruski, agazapado en un rincón lloriqueando, no tuvo tanta suerte, y nadie se acordó de él.
ACADEMIA XAVIER DE JÓVENES TALENTOS
Y en el próximo número, regresamos con la guerra kree-skrull.
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