#7 – A risky attack
Por Ibaita
Fecha de publicación: Mes 203- 3/15
Hillingdon, Londres.
-Me cago en estos conservadores…-decía un miembro de las Families-Mira las leyes que hay aquí en Londres, tío. La policía te persigue por ir por el carril contrario, hay límites de velocidad, no se pueden llevar armas por la calle… Pufff…
Entonces, Madd Dogg derribó la puerta de una patada. Todos los que se encontraban en el apartamento se dieron la vuelta sorprendidos. La imagen que vieron era aterradora. El MC estaba haciendo esfuerzos por contener las lágrimas, y tenía las manos y la camiseta empapadas de sangre. Sostenía en brazos a CJ, que también tenía la cabeza empapada de sangre.
-¡Joder! ¿Pero qué…?
-Está muerto, tíos. Está muerto.
Temple Drive, Los Santos, San Andreas.
-Bonito apartamento-comentó 8-Ball.
-Eso espero-dijo Woozie sonriendo.
Rockband, 8-Ball, Woozie y unos cuantos miembros de las Tríadas se encontraban acomodados en un gran apartamento de Temple Drive.
-Bueno, esta zona antes estaba disputada entre los Temple Drive Ballas y las Temple Drive Families. Es un lugar bastante bueno para la lucha.
-¿Cuándo creéis que atacaran los Ballas?
-No sé, ¿cuándo le convendría hacerlo al gobierno?
Hillingdon, Londres.
El cadáver de Carl Johnson reposaba cubierto por una manta.
-Os digo que CJ ha sido mi mejor apoyo, joder. De pequeños éramos amigos. Cuando se fue a Liberty City, creí… Creí perderle, realmente me importaba una puta mierda lo que le pasase, sólo le llamé cuando murió mamá porque sabía que él también la quería. Pero desde entonces… En cuanto puso un pie en San Andreas trabajó por sacarnos adelante, nos libró de los Ballas, me sacó de la cárcel, nos hizo ricos, sacó la droga lejos de Grove Street… A él no le importaban tanto como a mí las Families, pero aún así luchó tanto como yo por sacarlas adelante. Madd, tío, te digo que voy a matar a ese cabrón de Toreno ya mismo. Y más si sabes dónde está.
-Sweet, joder, no puedes…
-¡Dímelo! ¡Tú sabes dónde está!
-Cuando entré al almacén me pareció oírle algo, pero…
-¡Dímelo, joder!
-Está en el Palacio de Westminster. Va a tener una reunión con los demás agentes para decidir los siguientes cursos de acción.
-De puta madre, así que vamos a acabar con este asunto de una vez por todas. Big Bear, por favor, llama a Cartwright. Dile que es un ataque jodidamente arriesgado, pero que podemos cargarnos a todos los agentes del gobierno metidos en esto.
Westminster, Londres.
-Sweet, joder, replánteatelo, es un ataque suicida.
-Te digo que me voy a cargar a esos hijos de puta.
Una limusina Stretch negra aparcó junto a los miembros de las Families y Madd Dogg. El chófer se bajó, era Mike. Después se bajó la ventanilla de atrás.
-Ah, parece un ataque muy arriesgado-dijo Harold Cartwright-. Me he traído a mis seis mejores hombres, espero que os sirvan de ayuda. Cada uno de ellos por sí sólo puede escapar de veinte coches patrulla y tres helicópteros, os lo aseguro.
-Estoy acostumbrado a eso, Cartwright. Yo sólo propongo empezar ya.
-Descuidad, lo veré todo desde aquí.
Sweet arrancó el motor de la PCJ-600 en la que estaba subido. Fue directo hacia una rampa de unas obras que estaban haciendo en el muro exterior, con el objetivo de ampliar la seguirdad, y saltó por encima del muro, cayendo a uno de los jardines.
-¿Cómo le seguimos?-preguntó Madd Dogg desde el asiento de atrás de un coche.
-Por la puerta-respondió Big Bear, que conducía una pequeña furgoneta con seis hombres.
Por pura inercia, la furgoneta atravesó los pequeños pivotes de cemento puestos para que el IRA no estrellase camiones con explosivos contra el palacio. Los guardias del muro exterior lo vieron y comenzaron a disparar contra ella, sin mucho éxito.
-¡Tenemos intrusos! ¡Llamad a la policía antes de que sea tarde!
Un coche con cuatro personas conducido por Mike atravesó los pivotes justo después, dejándose el parabrisas allí. Mike observó con una sonrisa en el rostro como la furgoneta embestía la enorme puerta del palacio, sin mucho éxito. Al final, Big Bear se bajó y entró por la puerta mientras pegaba un tiro en la cabeza al vigilante.
Una vez, CJ y Ryder intentaron alejar la droga de Los Santos. Ryder dijo que podrían contar con la ayuda de Big Bear, a lo que CJ respondió: “¿Big Bear? Oh, tío, esos camellos están muertos.”(1) Ahora Big Bear sentía que no podía decepcionar a CJ, que le consideraba más peligroso que él mismo.
Mientras las Families comenzaban a adentrarse en el Palacio, Sweet hacía acelerar la moto por los jardines. En una maniobra arriesgada, hizo tropezar la moto contra una fuente y ésta salió volando contra una ventana, rompiéndola. Sweet sonrió para sus adentros. Había hecho muchas cosas peligrosas, pero nunca meter un vehículo dentro de un edificio; ni siquiera sabía que eso era posible. Un vigilante le apuntó con su pistola, pero tres disparos con una mini UZI en el pecho le hicieron cambiar de opinión.
En uno de los pisos superiores, Watson miraba por la ventana.
-Toreno, ¿dónde está tu hombre? Creo que nos vendría de ayuda.
-Sí. Wolf, ocúpate de estos pandilleros-asintió Mike Toreno.
El primer helicóptero de la policía que apareció fue derribado por Mike con un lanzacohetes. Ése fue el hecho que hizo pensar a la policía que era totalmente necesario llamar al ejército para evitar la muerte de la reina.
Dos hombres de Cartwright, junto al propio Cartwright y a cuatro miembros de las Families de Grove Street, se entretenían fumando o pegando tragos a una botella de ginebra Beefeater, como los guardias que ahora salían de la Torre de Londres.
-¿Cuándo crees que nos necesitarán?-preguntó uno.
Un tanque Rihno, junto a varios Patriots del ejército, comenzaron a acercarse al palacio.
-Juraría que ahora.
Los hombres se alejaron lentamente de la limusina y, cuando estaban a unos seis metros, comenzaron a disparar contra el ejército.
Big Bear iba matando a todos los guardias que se encontraba con su AK-47, y esto no le suponía el menor problema.
-Vaya mierda de seguridad que tienen aquí…-comentó un miembro de las Families-Pero creo que el ejército nos va a joder más. ¿Dónde pueden estar estos?
Los minutos pasaban rápido, y en el exterior del edificio sólo quedaba un miembro de las Families acorralado, y seis metros más lejos, Harold Cartwright en el asiento de atrás de su limusina, un anciano desarmado. Mientras siete soldados mantenían a raya al pandillero, el ejército inglés comenzaba a entrar en el palacio.
Sweet corría por un pasillo, sin saber a dónde ir. ¿En dónde podía estar Toreno?
Al girar una esquina, se topó de frente con Wolf Méndez. Debía haberle visto por alguna cámara. Méndez tenía una pistola en la mano, y disparó varias veces contra Sweet. Éste recibió los disparos en el chaleco antibalas y respondió con su UZI, acertando al menos una bala mientras el asesino de CJ saltaba y se metía en una sala. La sangre salpicó el suelo; al menos no tenía antibalas.
Mientras, el grupo principal entró en el Salón Westminster, el salón sin soportes más grande de Europa. Su sorpresa fue encontrarse a al menos cincuenta soldados al otro lado del salón, disparando. Su suerte fue que todos llevaban chaleco antibalas.
Después de que cada uno hubiera recibido al menos seis tiros y disparado dos, retrocedieron y se tiraron a ambos lados de pasillo. Muchas balas atravesaron la pared.
-Joder, nos han pillado de tal manera que no teníamos dónde cubrirnos. ¿Estáis todos bien?
Las balas dolían bastante, pero no causaban heridas graves. También había algunos agujeros en algunos chalecos, y tal vez algo de sangre.
-¿Joe está por aquí? Mierda, ya decía yo que me había parecido ver cómo le atravesaban el ojo.
-Mike, ¿tienes el lanzacohetes?-preguntó Big Bear.
Sweet se apoyó en la esquina y apuntó con su mini UZI al interior de la sala. Era un pequeño bar, Wolf Méndez le disparó desde detrás de una mesa y casi le da en la cabeza, pero un rápido giro lo evitó. El líder de las Families de Grove Street entró de nuevo, esta vez saltando hacia la barra. Méndez le disparó en el aire y le rozó el antebrazo, haciéndole tirar el arma. Dado que el M4 que llevaba a la espalda al entrar en el edificio se había vacíado hacía ya varios minutos, se encontraba desarmado; pero Wolf Méndez no podía estar seguro de eso.
Sweet aprovechó su incertidumbre y cogió una botella de la balda de abajo. Rápidamente se quitó una playera y metió el calcetín en el cuello de la botella, prendiéndole fuego con un mechero. Conociendo también la posición exacta de su rival, no tuvo que asomarse para lanzar el improvisado cóctel molotov.
El grito le confirmó lo que ya esperaba. Sweet rodó para coger la mini UZI y vio los últimos segundos de Wolf Méndez, corriendo en llamas.
-¡¿Dónde está Mike Toreno?!-preguntó, con la vana esperanza de que su enemigo hablara antes de morir. En lugar de eso, una bala atravesó el cristal de aquella habitación, pasando a escasos centímetros de su cabeza. Se giró antes de agacharse y pudo ver a Toreno, situado sobre una torre a unos cincuenta metros de distancia. ¿Cómo podía tener tanta puntería con una pistola?
El pandillero salió del bar y torció por un pasillo, saliendo a un pequeño patio debajo de la torre donde se encontraba Toreno. Desde ese ángulo no le podía ver. Aprovechando los barrotes de la ventana, Sweet trepó dos pisos hasta llegar a un pequeño tejadito. Desde ahí había una escalera que llevaba al tejado inmediatamente debajo de la torre. Sin dudarlo, la trepó.
El aire de Londres le daba en la cara. A sus lados, dos helicópteros militares patrullaban la zona, en busca de alguien a quien disparar. Pronto le enfocarían. Sweet retrocedió un poco y rodeó la torre, de manera que pudo ver a Toreno. Éste también le vio a él. El agente disparó tres balas a una velocidad prodigiosa, antes de que Sweet disparara otras tres con la mini UZI. Los tres disparos alcanzaron al pandillero en el chaleco; Toreno cayó hacia atrás y quedó en el tejado de la torre.
Sweet no sonrió. Había vengado la muerte de su hermano, pero eso no cambiaba nada. Una lágrima pareció asomar en uno de sus ojos, pero no resbaló. El pandillero llevaba toda una vida sin derramar ninguna. Con decisión, comenzó a escalar la torre en busca del cadáver de Toreno y tal vez algún documento que pudiese salvar Grove Street.
En cuanto puso el primer pie sobre el tejado de la torre, dos balas le atravesaron ambos brazos.
-¡Aaaaaargh!
Sweet retrocedió y se tiró contra el tejadillo para no caer desde la torre. Mike Toreno se levantó y le apuntó a la cabeza.
-¿Te crees que eres el único con chaleco antibalas, gilipollas?-Sweet no contestó, sino que se limitó a mirarle-Yo fui quién te sacó el culo de la cárcel. Lo sabes, ¿verdad?
-Lo sospechaba.
-Sí, supongo que no era tan difícil encajar piezas. Mira… Te voy a decir lo mismo que a Carl. No soy el puto malo de un videojuego, ¿vale? Yo me metí en esto porque quería proteger a la gente. Supongo que eso es mucho más honrado que ser un pandillero que sólo busca dominar un barrio. Y te puedo asegurar que hubiera preferido no mataros a Carl y a ti.
-¿Ah, no? Bonita forma de demostrarlo.
-Vamos, Sean… Ésas no son unas últimas palabras adecuadas. En este preciso instante acabo de notar en mi oído que se ha cortado la conexión con mi contacto. Eso significa que ha muerto, y como estaba en el Salón Westminster todos tus amigos tardarían al menos diez minutos en llegar, si supieran donde estamos. Los helicópteros del ejército inglés dispararan a cualquier helicóptero o avión que llegue. Estamos solos, y tenemos mucho tiempo por delante. Di tu último deseo, anda. Tengo muchos contactos, no me importará celebrar un entierro para Carl, o enviar sus cenizas a la Luna, o algo así.
-Que te jodan… Dilo tú.
Fue entonces cuando el agente oyó un grito que se iba acercando. Desconcertado, se giró y vio a The Truth montado en su jetpack, volando directamente hacia él. Ambos chocaron sobre la torre. Mike Toreno cayó mientras disparaba al aire. El impacto contra el lejano suelo sonó más a huesos rotos que a un golpe normal. La sangre se extendió por la hierba.
-¡Uaaaaaaaaau, tío, menudo viaje!
-Joder, The Truth… ¿Dónde te habías metido?
-Tío, ya sabes que cuando llegamos a Londres me fui a Northampton a la reunión de magos del caos, pero volvía y vi en las noticias lo de Westminster… Menudo flipe, ¡si el ejército está rodeando la zona! ¡Y ya han sacado al de las orejas y a no sé cuantos más en unas limusinas!
-Mierda.
-¿Qué te pasa? ¿Acaso necesitas una buena dosis de ganya vietnamita?
-No, no es eso. Si han desalojado los edificios, se habrán ido el resto de agentes especiales. Joder, la hemos cagado.
-¿Agentes?
-Una larga historia, ya te la contaré…
-Claro, tío, es bueno para el alma esperar. La espera equilibra el karma. Venga, vámonos, tengo que enseñarte unos cogollos que…
LAS BANDAS, MÁS UNIDAS QUE NUNCA, HAN INTENTADO UNO DE LOS ATAQUES MÁS ARRIESGADOS DE LA HISTORIA… ¡Y HAN TRIUNFADO! DESCUBRE EN EL PRÓXIMO NÚMERO CUÁL SERÁ LA RESPUESTA DEL GOBIERNO.
OFICINA DE MIKE TORENO
1Fue en la misión “Cleaning the Hood”, obviamente de GTA: San Andreas.