Superhumanos #8

superhumanos08

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 167 – 3/12


Resumen del Volumen I: Sin Banderas

En un mundo en el que la existencia de superhumanos es mantenida en secreto por los gobiernos y las grandes empresas, el periodista Ben Urich decide investigar sobre esto. Para ello, se pone en contacto con una pequeña célula de terroristas que luchan por un mundo mejor, usando dudosos métodos. Entre ellos se encuentran Sin Banderas, el superhumano Castigador (que cuenta con habilidades físicas sobrehumanas) o el hechicero Dr. Druida. Sin embargo, cuando su editor Jameson ve que Urich sabe demasiado, envía a un asesino para eliminarlo, el Escorpión.

Siendo salvado, Urich termina uniéndose involuntariamente a los terroristas, justo cuando están a punto de lanzar su mayor ataque hasta el momento, resucitando superhumanos y soltándolos en mitad de New York. Sus actos llevarán a que SHIELD reúna a un grupo de superhumanos para combatirlos, llamados los Vengadores (protagonistas del presente volumen): el Capitán América (líder), Spiderman, la Cosa, Dazzler, el Hombre Absorbente, Iron Man, y Hulka. No obstante, las cosas no salen como esperaban: Dazzler demuestra ser totalmente ineficaz en el combate, y Iron Man muere en un enfrentamiento contra Hulk.

La cosa no acaba ahí, parece que hay nuevas amenazas para los Vengadores. La misteriosa luchadora Thundra se enfrentará a Spiderman en un combate televisado, y una extraña silueta de fuego en forma de fénix ha aparecido sobre la bahía de New York…


VOLUMEN II: LOS VENGADORES

Número 14: Como un fénix

Thundra rugió y derribó una vez más a Spiderman contra el suelo del ring. Era como un juguete en sus manos. Éste se escabulló como pudo, haciendo gala de su agilidad. Thundra balanceó su bola y atacó, y el contrincante la esquivó fácilmente. En agilidad y en velocidad era en lo único que llevaba algo de ventaja, pero no tenía la menor posibilidad de ganar.

Todas las gradas aplaudían; las cámaras enfocaban la espectacular final. La crítica diría más tarde que fingir que una mujer ganaba la Copa Mixta era un vago intento de feminismo mal conseguido, sin saber que de verdad estaba ganando; pero por la TV estaba consiguiendo el mayor índice de audiencia de la semana. Spiderman recibió la mayor paliza de toda su carrera.


Tony Stark miraba por la ventana. Iba trajeado, pero sin chaqueta, de manera que a través de su camisa se podía notar una coraza gruesa de metal que le tapaba el pecho y la espalda. Clay Quatermain llamó a su puerta.

-Adelante.

-¿Y esa coraza? ¿Es para protegerse de los atentados, mr. Stark?

-No, en realidad no. Es para permitir que mi corazón siga latiendo; tuve un incidente con unos talibanes.

-Oh. No lo sabía.

-¿Le trae algo más a mi despacho, agente Quatermain?

-Sí, señor. Nick Fury, el director de SHIELD, ha ordenado que usted se encargue de la administración de los Vengadores.

-No me sorprende. Yo le conseguí su puesto.

-Hmm. De acuerdo. De todas formas, el Capitán América seguirá siendo el líder sobre terreno.

-Ya me imagino.

-Y bueno, estaría bien que empezara a contar con la situación actual del grupo y su opinión sobre si, eh, atraviesa un mal momento. Y también forma parte de su trabajo proponer cómo solucionarlo.

-¿Mal momento? Hulka ha sido violada por su propio primo, que entró aquí después de años de inactividad y derrotó a todos los Vengadores en escasos segundos. Dazzler sigue siendo una completa inútil que se quedó de pies y quieta hasta que la dispararon en el pecho; sólo la salvó la armadura reglamentaria. La Cosa tiene una fisiología en la que no podemos determinar cómo de graves son los daños, aunque sabemos que tiene varias grietas en donde le golpeó Hulk. Mi guardaespaldas, Iron Man, ha sido asesinado y todavía no le han podido quitar el casco de la armadura.

-Ah, sí. Iron Man es ahora responsabilidad suya, como supongo que imaginará.

-Sí. James Rhodes siempre fue mi mejor guardaespaldas. Pagaré el mejor entierro que pueda tener.

-De acuerdo, supongo que ya lo arreglará cuando le quiten el casco.

-El grupo atraviesa una situación bastante mala, que ha estallado justo después de su fundación… Pero espero que las próximas operaciones salgan mejor. Al fin y al cabo, hemos matado al superhumano más poderoso y peligroso de la Tierra.

En aquel momento, Spiderman llamó al despacho y entró justo después, sin esperar contestación.

-Mr. Stark, tengo una noticia y me han dicho que debía comunicársela a usted.

-Dime.

-Hoy en el ring he luchado contra una tía que estoy seguro de que tenía superfuerza; he revisado los archivos y no está registrada.

-Ah, ¿la tal Thundra?

-Sí.

-De acuerdo, merece que como mínimo la investiguemos.

-¿Llamo al Capitán América?

-De momento ella no ha infrigido ninguna regla, ya que nadie más sabe que tiene superfuerza. Así que no, éstas son las operaciones de las que cotidianamente se encargan los agentes.

-¿Entonces…?

-Bueno, parte de las competencias de los Vengadores consiste en cumplir ese tipo de misiones; de esta manera, si los sujetos se ponen agresivos, estaremos más preparados para el combate. Iremos la Cosa, tú y yo.

-¿Eh… Usted?

-Sí. Es hora de encontrar un nuevo Iron Man, y soy la única persona que sabe manejar la armadura.


Sobre el mar flotaba una mujer pelirroja muy bella, desnuda y con fuego alrededor. El fuego formaba la silueta de un fénix. Ya era prácticamente de noche y el resplandor iluminaba el mar. La mujer se concentró y unas ropas se empezaron a formar a su alrededor; una camisa y una falda que llevaba puestas menos de una hora antes de morir. Después las desechó con un pensamiento y se hicieron jirones que ardieron instantáneamente. Otro pensamiento y un trono de color rubí surgió del agua, rodeado por rosales, al igual que en la leyenda el fénix anidaba en un rosal. La mujer se sentó en el trono y se quedó mirando al vacío.


Iron Man sobrevolaba los tejados, llevando a la Cosa consigo. Spiderman iba saltando justo detrás de ellos.

-¡La veo!-avisó Stark descendiendo lentamente hacia un callejón oscuro. Spiderman saltó de pared a pared varias veces, demostrando una extraordinaria habilidad para sujetarse a ellas, y bajó también.

Justo en el preciso instante en el que rodeaban a Thundra, un portal se abrió en mitad del callejón y les absorbió a los cuatro, para cerrarse justo después.


Por el cosmos se deslizaba una figura plateada, con una velocidad y una gracilidad muy por encima de lo humano. Esquivaba los asteroides sin apenas inmutarse, describiendo una danza espectacular y dejando una estela plateada tras de sí. Jugaba con la gravedad de los soles, dejándose atraer para después liberarse fácilmente.

De pronto, algo le desvió de su ruta. Su mente alienígena captó un único mensaje claro. «¿Dónde está Charles Xavier?» Sintió la presencia de la mente que emitía aquel mensaje, un fénix más poderoso que él mismo. Sin embargo, la oleada de imágenes que le invadió junto al mensaje al tener él una mente mucho más poderosa que la de cualquier humano le informó de que cerca había un planeta que serviría para su propósito. Había encontrado un buen lugar.


Número 15: Tierra de mujeres

Spiderman, la Cosa y Iron Man miraron a su alrededor sorprendidos. Fuera lo que fuera, aquello no era New York.

A su lado, Thundra sonrió y se abalanzó contra la Cosa, derribándole de un puñetazo. Iron Man reaccionó rápidamente y la apuntó con un repulsor directamente a la cara. El rayo fue disparado y el terrible golpe tumbó a Thundra, dejándola semiinconsciente. La Cosa se incorporó y la golpeó con todas sus fuerzas, rematando la faena.

-¿Dónde estamos?-preguntó aturdido.

-Puede que sea una especie de ilusión, ¿no?-comentó Parker.

-No-respondió Iron Man-. Todas mis cámaras y escáners muestran la misma imagen. Sea lo que sea, esto es real.

Los tres vengadores se encontraban en el mismo callejón, de eso no cabía duda. Sin embargo, los edificios de al lado estaban devastados, totalmente en ruinas; faltaban trozos enormes de pared y las plantas crecían por todas partes.

-¿A dónde nos ha llevado…? ¿Podría… podría ser el futuro?-preguntó Spiderman mientras trepaba por los edificios.

Iron Man le adelantó volando. Desde allí se veía una desoladora vista de la ciudad de New York, totalmente devastada. Los edificios en ruinas sembraban la ciudad. A lo lejos se veían edificios mucho más modernos, más grandes y de varios cientos de pisos de altos. Parecía haber muy poca población; si no, no se explicaba por qué había tantos edificios antiguos abandonados en lugar de aprovecharse. ¿Podía ser la radioactividad…? No, no parecía lógico que Thundra les hubiese llevado a una zona donde también ella podía morir. De pronto, una voz le sacó de sus conclusiones.

-¡Allí! ¡Machos rebeldes!


«¿Dónde está Charles Xavier?» La pregunta alcanzó a todas y cada una de las mentes del planeta Tierra. Una voz telepática tan suave y precisa que aquellos a los que no les decía nada el nombre la ignoraron y apenas la sintieron; pero tan poderosa que alcanzó incluso a aquellas personas que estaban dormidas, la inmensa mayoría de las cuales no lo recordaría a la mañana siguiente, mientras que el resto pensaría que se trataba de un sueño.

En un trono de rubí sobre un rosal, una mujer desnuda envuelta en llamas se encontraba en el centro de un fénix gigante. Tarde o temprano, encontraría a Charles Xavier.


Estela Plateada, el viajero del cosmos, alcanzó por fin el planeta Tierra. A una velocidad inconcecible para mucha gente, se dejó caer sobre una ciudad al azar, sobre un ático al azar. Una mujer ciega se encontraba en aquel piso.

-¡Oh! ¿Pero qué… Qué ha pasado?

-Hembra.

-¿Quién… Quién eres tú? ¡Socorro! ¡Socorro!

Estela Plateada no tenía tiempo para juegos. Con un gesto los ruidos que les envolvían se apagaron poco a poco, ahogando la voz de la mujer. Después se concentró y dejó que sus pensamientos fluyeran hacia ella, informándola de quién era, su propósito y tranquilizándola. Ella estaba llorando.

-Yo… Yo soy Alicia Masters… Escucha, no… No puedes hacer lo que piensas…

Unos segundos más de concentración y el viajero del cosmos extrajo del cerebro de la escultora ciega la información que necesitaba.

-He recorrido miles de mundos sirviendo a mi amo Galactus. ¿Qué puedes enseñarme tú de compasión que no sepa ya? ¿Qué puede ofrecerme este planeta que no haya visto ya? Sois, de hecho, una de las peores sociedades que he conocido.

-Pero… Nosotros podemos amar… Tenemos sentimientos, no puedes…

-Hembra necia. Te he dicho que no me enseñarás nada de compasión.

Un último gesto y en un estallido de energía, Alicia Masters simplemente quedó vaporizada.


En el trono de Fénix, las energías se concentraban en una espiral de llamas. Por fin, encontró lo que buscaba. Una pequeña plataforma de rubí se alzó del mar frente a su trono. Hubo un estallido, y un hombre apareció allí. De cintura para abajo llevaba un uniforme de la Patrulla-X; después llevaba un chándal y un visor de rubí de cuarzo. Estaba desaliñado y con el pelo largo.

-Scott-dijo la mujer-. Por fin te encuentro.

Sin embargo, el hombre no contestó. Parecía desorientado.

-Scott, soy Jean… ¿Qué te pasa? Oh. Ya veo.

No tenía mente; su cerebro estaba casi totalmente vacío. Sólo había unos breves recuerdos que Fénix consiguió sacar de un combate en New York.

-Voy a encontrar al que te ha hecho esto. ¡¡¡Y voy a encontrar a Xavier!!!


Estela Plateada se arrodilló y se concentró. Galactus podía sentir su presencia. «Amo, he encontrado otro planeta.» El mensaje estaba claro. Galactus tenía hambre… Y Galactus se alimentaría.


Un hombre paseaba por las calles de Viena. No tenía ningún rasgo distintivo; no tenía el pelo de ningún color extraño, ni cualquier parte de la cara que destacara sobre los demás. No era ni alto ni bajo, ni delgado, ni gordo, ni musculoso. Sin embargo, de toda la gente que paseaba por la ciudad, fue él el que se vio rodeado por unas cintas de energía pura para después desaparecer. Todos los transeúntes contemplaron perplejos la extraña desaparición.

Aquel hombre reapareció a miles de kilómetros de distancia, sobre una plataforma de rubí. Junto a él se encontraba Scott Summers, su pupilo; enfrente de ellos se encontraba Fénix.

-Xavier-dijo-. Por fin te encuentro. Así que trasladaste tu mente a otro cuerpo, ¿eh?

-No… No sé de qué me hablas.

-No intentes hacerte el tonto. Mi error había sido buscar el cuerpo, pero ahora sé que esa mente es tuya. Y la mente más poderosa de la Tierra ha sido muy fácil de encontrar, incluso en Viena.

-Está bien. ¿Qué es lo que quieres, Jean?

-¡¡¡Me violaste!!!

El terrible grito, acompañado de energía psíquica, hizo que incluso Xavier retrocediera con un ligero dolor de cabeza.

-Jean… Eso no fue así… Por favor, cálmate.

-No te preocupes… He estado esperando esto durante más de cinco años… Podemos discutirlo tranquilamente con Scott. ¿Qué le has hecho?

-Nada. No sé por qué está en este estado.

-Restaura su mente.

Xavier tragó saliva y obedeció. Las horas fueron pasando mientras el telépata más poderoso del planeta iba recordando todo lo que sabía sobre Scott; cogiendo también pensamientos de lo que Jean sabía sobre él; leyendo la mente de los conocidos del mutante que seguían vivos para recuperar todos los recuerdos que tenían sobre él e introducirlos en el cerebro casi vacío. Finalmente, con un último pensamiento, hizo que recuperara la consciencia.

-¿Qué…? ¿Dónde estoy?-preguntó Cíclope, confuso.

-Scott… Soy yo-dijo Jean. El mutante enmudeció al verla desnuda. Finalmente, tras unos segundos, dio un paso hacia ella, pero una barrera de fuego que apareció de la nada se lo impidió-. El hombre que está a tu derecha es Xavier.

-¿Profesor?-preguntó Scott confundido, intentando encontrar algo del mentor que recordaba en aquel desconocido.

-Sí, Scott. Trasladé mi mente a otro cuerpo para poder andar, pero eso no tiene importancia. Creo que Jean quiere recordarme… Un pequeño error que cometí.

-¡¿Error?! ¡¡¡Me violaste, cerdo asqueroso!!!

-Jean, yo… Te juro… Te juro que fue sin querer.


OFICINA DE BEN URICH

Bueno, pues abandonamos a Sin Banderas, Urich y el comatoso Castigador para dar paso a un nuevo volumen. Las críticas del número anterior han sido buenas, y no me extraña, Carlos lo hizo realmente bien.

Ahora veremos las primeras aventuras de los Vengadores, que no parece que lleven muy bien su trayectoria. Mi teoría sobre el realismo es que, por estadística, los superhumanos deberían morir o resultar gravemente heridos mucho más a menudo de lo que lo hacen, y eso se va a notar.

También quería aprovechar para responder a una de las mayores incógnitas del volumen I (probablemente sólo superada por el origen de los superpoderes del Castigador): ¿qué pasó con Charles Xavier después de que borrara la mente a todo el mundo? Y la respuesta también es lógica, trasladar su mente a un cuerpo con piernas. Tiene sentido, creo XD Es lo que más divertido me resulta de esta serie, hacer las cosas intentando ser lógico. Por ejemplo, cuando en su momento leí la llegada de Galactus me llamó mucho la atención que Alicia convenciera a Estela Plateada de que los humanos somos maravillosos. ¿A quién se le ocurre? Seguro que somos más despreciables que el alienígena medio, vaya.

En el próximo número, ¡muertes! ¡Violaciones! ¡Dinosaurios! ¡Galactus! ¡Fénix!

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