Perdido desde hace más de dos años, Tony Stark regresa a un mundo que ha cambiado. Sin dinero, tras las argucias del Barón Zemo, que lo sustituyó en ese tiempo, el Hombre de Hierro se enfrenta a toda una nueva serie de problemas.
#2 – Fantasmas
Por Correia
Fecha de publicación: Mes 187 – 11/13
En el apartamento que le había prestado Pepper Potts, Tony Stark observaba, atónito, el espectro que flotaba ante él. Bajo lentamente el brazo, armado con uno de los guantes repulsores de su armadura, aunque sin dejar de apuntarle.
«Así que asesinado, ¿no?», dijo, al fin, dirigiéndose al ente. «Doctor Extraño, te veo muy parlanchín para estar muerto.»
El espectro sonrió. «Estás viendo mi forma astral, Stark. Salí de mi cuerpo justo en el momento en que me apuñalaron.»
«¿Y qué puedo hacer por ti? No es que sea un experto en la magia… más bien, no creo que exista.»
«He acudido a ti porque sentí tu presencia cerca. Necesito que me ayudes a recuperar mi cuerpo. Creo poder curarlo. Lancé un hechizo de éxtasis sobre él en el momento del ataque, pero su efecto es limitado, y si mi forma astral no se reúne con él pronto, morirá definitivamente y sin remedio.»
«Bien. Recuperar un cuerpo. Creo que podré ayudarte en eso», respondió Tony, mientras comenzaba a calzarse la armadura. «Pero, ¿dónde está?»
«Ese es otro problema. Los que me atacaron lanzaron un hechizo de ocultación y no puedo localizarlo místicamente. Si tuviera el Ojo de Agamotto podría sortearlo con facilidad, pero…»
«Déjame adivinar», interrumpió Tony, mientras se colocaba el casco. «Te lo quedaste en tu cuerpo.»
Con un clic, la armadura se selló, activándose.
«Veamos si la ciencia puede hacer lo que la magia no consigue.»
Y activando los jets de sus botas, el Hombre de Hierro salió volando por la ventana, seguido de la forma astral del Doctor Extraño.
El rayo de hielo. El intensificador mental. El rayo eléctrico. El rayo de fuego. La luz blanca. La luz oscura. El rayo de desintegración. El rayo vórtice. El rayo de impacto. Y el control de la materia.
Le había llevado tiempo. Mucho tiempo. Más del que había previsto. Pero los diez anillos, por fin, volvían a estar en su poder.
Por fin, el Mandarín estaba completo.
Y, pronto, el mundo volvería a temblar ante su nombre.
«Aquí es», dijo Extraño, señalando un callejón malamente iluminado.
«¿Qué hacías rondando callejones a estas horas, Doctor?», preguntó con sorna Tony.
«Seguía una llamada mística… que, obviamente, resultó ser una trampa.»
Iron Man aterrizó junto al callejón. Anochecía, y no había nadie por los alrededores.
«Aquí hay sangre», informó, señalando una mancha parduzca.
«Ahí es donde estaba cuando me apuñalaron», respondió Extraño.
«¿Y dónde estás ahora?»
«Hay un hechizo lanzado sobre la zona, que me impide averiguar nada. Es una nube de confusión que…»
«Sí, vale. La magia no sirve», cortó Tony. «Veremos qué descubre la ciencia.»
Activando un sensor de su armadura, una cámara infrarroja comenzó a peinar la zona. En cuanto acabó, un proyector alojado en su pecho comenzó a emitir un holograma.
«Listo. La cámara infrarroja de mi armadura ha captado los restos térmicos de la zona. Y una aplicación informática ha realizado una animación en 3D de los movimientos, teniendo en cuenta la temperatura ambiente. Y voilá.»
El holograma mostraba a un hombre con capa flotando sobre el suelo.
«Ese eres tú. Según el software, hace un par de horas.»
«Sí», respondió. «Entonces es cuando vine.»
De repente, la imagen cae al suelo. En su espalda aparece una zona completamente hueca.
«Ahí debe ser cuando te apuñalaron. Esa zona de ahí está totalmente fría. De hecho, según los registros, está por debajo de 100° C.»
«Una daga helada de Jotunheim», contestó. «Debí haberlo sospechado.»
«Lo que tu digas, Doctor. La cámara sigue. Mira, ahí aparece tu asesino.»
El holograma de un hombre, descomunalmente alto, cercano a los tres metros, apareció en pantalla.
«Al igual que la daga, está frío. Como si fuera de hielo», comentó Tony.
«¿Un gigante de hielo?», dijo Extraño. «¿Pero qué harían aquí?»
Tras el gigante, otra figura humana apareció en escena. Llevaba algo parecido a un vestido.
«Ese debe ser el jefe», dijo Tony. «Lleva un jubón, o algo así.»
El gigante agarró el cuerpo de Extraño y lo levantó en volandas, echándoselo al hombro.
«Y ahí es cuando te llevan», dijo Tony. «Ahora intentaré seguirles el rastro, pero… ¿cómo es que no recuerdas esto?»
«No lo sé», respondió, incómodo, Extraño. «Debe haber algún otro hechizo en liza. Quizás…»
«Da igual. Tendremos que seguir la grabación a ver a dónde te llevan.»
La imagen comenzó a salir del callejón, y se introdujo en una especie de cubo gigante, desapareciendo en su interior. El cubo comenzó a moverse por la calle.
«Creo que han entrado en una furgoneta», dijo Tony. «Ahí ya no podré seguirles el rastro térmico, pero, bueno, hay más soluciones. ¿Ves esa cámara del cruce?», dijo, señalando a lo alto de una farola. «Es una cámara de tráfico. Sólo tenemos que acceder a las grabaciones para ver dónde va.»
«Sí», respondió Extraño. «Yo también veía la serie 24. Aunque era más fan de Doctor Who. ¿Puedes acceder a las cámaras desde tu armadura?»
«No directamente», respondió. «Pero sí con la ayuda de unos amigos.»
«Furia», dijo, accionando el teléfono incorporado a su armadura, mediante el comando vocal.
Al cabo de unos segundos, el hijo de Nick Furia apareció en la pantalla de su máscara.
«Señor Stark. Esperaba que me llamara, pero no tan pronto», respondió el espía.
«Sí, bueno, cosas que pasan. Resulta que tengo por aquí un fantasma rondándome y necesitaría acceso a las cámaras de tráfico para ver dónde se han llevado su cuerpo.»
«Te doy acceso enseguida. ¿Un fantasma dices? Quizás tenga alguien que pueda ayudarte en el tema.»
«¿Tienes a los cazafantasmas por ahí?»
«Casi mejor. Tengo un necroscopio. Ya tienes las cámaras.»
«Gracias. No sé que es un necroscopio de esos, pero que tu chico se reúna con nosotros. Para algo servirá, supongo. Ahora te envío las coordenadas.»
«Furia fuera.»
Zemo entró en la sala. Había sido un día agotador. De hecho, habían sido unas semanas agotadoras, desde que tuvo que dejar su disfraz de Tony Stark y volver a las sombras. Pero ya parecía que todo estaba encauzado.
Abrió una botella de coñac y se sirvió una copa. La degustó, sentándose en el sofá que presidía la habitación. Encendió la televisión que colgaba de la pared frente a él. Una cuadrícula de canales ocupada toda la pantalla, mostrando información de todas partes del mundo.
«Abrir A5», dijo, tras ver algo que le interesaba.
El canal seleccionado pasó a ocupar la pantalla al completo. Una presentadora hablaba, mientras, tras ella, se veía la imagen del Capitán América.
«… el Capitán América ha visitado esta mañana al Nómada, que recordemos permanece ingresado en el Princess Grace Hospital londinense.»
«Viejo amigo», dijo, hablando para si mismo, «espero que disfrutes de lo que te tengo preparado.»
Bebió la copa de un trago, y siguió observando las noticias. Pronto tendría que encargarse de Rogers. Y de Stark. Sí. Sobre todo de Stark.
Iron Man aterrizó junto a un almacén cerrado en la zona del puerto. Ya era noche cerrada. Junto a él flotaba la forma astral del Doctor Extraño.
«Aquí es», dijo Tony. «La furgoneta entró aquí, según las cámaras.»
«Siento el Ojo de Agamotto en el interior», dijo Extraño.
«Entonces supongo que vamos bien, ¿no?»
Una voz les sorprendió tras ellos.
«Sí, ahí dentro están.»
Los dos se volvieron, con Tony encañonando a los dos desconocidos que se acercaban a ellos.
«Tranquilo, hojalata. Soy el agente Coulson. Y éste», dijo el hombre, señalando a su compañero, «es el agente Milton. Nos envía Furia.»
«Encantados», respondió Tony, mientras sus sensores comprobaban la identidad de los hombres. «Aquí estoy con mi amigo.»
«Ellos no pueden verme, Tony», dijo Extraño. «Soy, como tú me definiste, un fantasma.»
«Oh, yo si puedo verle, doctor», respondió el agente Milton, ante la sorpresa de Extraño. «Soy Jack Milton. Soy un necroscopio.»
Coulson suspiró. «Ya estamos como la otra vez, con gente a la que yo no puedo ver.»
«Te envidio, Coulson», respondió Stark. «No sabes cuánto.»
Volviendo la mirada a Extraño, Stark volvió a hablar.
«¿Qué hacemos? Según mis sensores, dentro hay sólo dos personas. Supongo que los dos que te clavaron el cuchillo.»
«Si vuelvo a mi cuerpo, creo que podré curarlo y acabar con todo. Pero necesitaría que destruyerais los escudos místicos.»
«¿Romper cosas?», sonrió Tony. «Encantado.»
Activando sus repulsores a plena potencia, el Hombre de Hierro voló en pedazos las puertas de la nave.
«Atentos», avisó, mientras se asentaba el polvo.
Un rugido surgió del interior.
Y un gigante de hielo se abalanzó sobre el grupo.
CONTINUARÁ
¿Gigantes de Hielo contra Iron Man? ¿Sin Thor cerca? ¿Comentarios sobre el Capi? Valeeeee… ¿Cuando les vas a juntar a los tres?
No doy pistas, pero algo se cuece… aunque el Capi saldrá primero en Invasores 😀
Interesante número, sí. Muchos cruces con el resto del Universo Marvel, emoción y esas cosas. Como pega, lo de la cámara térmica que sirve para saber si un hombre con capa ha pasado por ahí dos horas antes me parece demasiada fantasmada 😛
Fantasmada? Que es Tony Stark, hombre 😀