Otros mundos… otras historias…
#1 – Spider-Man the Movie
Por Javi Guadalupo
Fecha de publicación: Mes 4 – 8/98
Capítulo 1
Queens, Nueva York. Las hojas del suelo dan un aspecto mas lugubre a este barrio de gente obrera. La casa de Ben Parker necesita una mano de pintura. En una ventana, una araña teje su red para atrapar a sus presas, pobres mosquitos que seran desayunados. Detras de esa ventana duerme placidamente Peter, el sobrino de Ben. Hoy es sabado, el ultimo dia de la vida normal de Peter.
May, la mujer de Ben, llama a la puerta de su sobrino.
-Peter, es hora de levantarse. Tienes el desayuno preparado en la cocina.
-Ya voy, tia May.- dice Peter deshaciendose de las sabanas.
Peter Parker es un adolescente con gafas, timido y escualido. Su idea de pasarlo bien es ir a exposiciones y ferias cientificas. El joven llego a la cocina donde ya le esperaban sus tios. Ben, un hombre grande, pelo blanco y aspecto bonachon. May, una mujer enferma, demacrada por los años. En la mesa no podian faltar las tortitas de Tia May.
-¿Que vas a hacer hoy, Peter?- pregunto Ben mientras se echaba sirope de arce en su tortita.
-He quedado con Gwen y Harry para ir a Manhattan. El padre de Harry, el señor Osborn, va a enseñarnos el edificio de su empresa.
-Me alegro que te juntes con esa gente, hijo-dijo May, despegando la cara de una sarten con mas torititas.- Asi llegaras a ser algo.
-No des esas ideas a Peter, mujer. Un hombre como el señor Osborn no debe tomarse a la ligera su trabajo, controlando tanto dinero y todo eso. Creo que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y si esa responsabilidad no se acepta, que deje el trabajo a otro.
Peter miro el reloj. Si queria coger el tren para ir a la isla, deberia salir pronto. Se despidio de sus tios y salio de la casa. Mientras eso hacia, May le siguio mirando a traves de la ventana. Recordo el dia en que los padres de Peter, ambos con lagrimas en los ojos, entregaron a un pobre bebe a la ya anciana May. No volvio a ver a su sobrina.
Industrias Osborn ocupa un rascacielos moderno en plena Quinta Avenida. Lo que empezo siendo un pequeño negocio familiar ha terminado siendo un gran emporio financiero. En la puerta esperaba un chico pelirrojo, bajito y no muy apuesto. Se trataba de Harry Osborn, un adolescente que podria convertirse en unos años en uno de los hombres mas influyentes de Nueva York. Peter aparecio puntualmente.
-Hola, Peter. He recibido una llamada de Gwen. Dijo que llegaria un poco mas tarde. Tenia arreglarse.
-¿Arreglarse? Pero que cree que es esto, ¿una entrevista de trabajo?
-No se, pero merece la pena. Es una chica estupenda.
-No te lo niego. Es una de las pocas chicas que reconocen que Flash Thompson es una masa de cuerpo sin cerebro.
Entre la gente que, como hormigas, recorre la Quinta Avenida, se vislumbro una cabellera rubia. Una cara de angel y un cuerpo que, aunque no terminado de formar, reflejaba unas formas increibles. Era Gwen Stacy.
-Hola, chicos. Perdonad que llegue tarde.
-Da igual.-dijo Harry disculpandola.- Mi padre nos espera arriba.
Por dentro, el edificio era mucho mas especatacular. Enormes columnas y espacios abiertos reflejaban la magnificiencia de algo mas que una corporacion.
-Bienvenidos a Industrias Osborn.-dijo Harry con una enorme sonrisa en la cara.
El despacho de Norman Osborn corresponde al de uno de los hombres mas poderosos de la ciudad. Los cuadros que ocupan la pared y los muebles de madera dan un aspecto ciertamente barroco a la habitacion. Cuando Harry, Gwen y Peter entraron en el despacho, el padre de Harry estaba hablando por telefono.
-Lo siento, señor Fisk. Sus asuntos no me interesan. Aun asi, envieme los documentos que tenga a mi oficina. Buenos dias.
Norman Osborn colgo el telefono. Cuando vio a su hijo y sus amigos, se levanto de la silla. Su cuerpo era mucho mas grande de lo que aparentaba. No era un hombre gordo, sino muy fuerte. Parecia que practicaba culturismo frecuentemente.
-Hola, Harry. -dijo sin mirar a la cara a su hijo.- Siento no poder atender a tus amigos. Tengo muchas cosas que hacer. Si me disculpais, encantado de conoceros, pero no tengo tiempo. Hasta luego, Harry. Nos vemos en casa.
-Pero, papa, prometiste que…
Osborn levanto la cara de sus papeles y miro a su hijo con expresion enfadada.
-¡Harry, no tengo tiempo que perder! ¿De donde crees que saco el dinero con el que te compras esa ropa y tus caprichos? ¡Vete de aqui!
Una vez fuera del edificio, Harry procedio a despedir a sus amigos.
-Siento que mi padre estuviera asi. Ya sabeis, esta siempre muy ocupado y nervioso.
-No te preocupes, Harry.-dijo Gwen dandole un abrazo.
-Ya te veremos el lunes en el Instituto.-dijo Peter mientras daba un apreton de manos a su amigo.- Gwen y yo cogeremos el tren para volver a casa.
-De acuerdo. Yo volvere al despacho de mi padre.
-Peter, ¿quien es esa chica con la que hablas tanto en el Instituto?
-¿Mary Jane? Una chica muy simpatica. La conoci en el curso de fotografia. ¿Estas celosa, Gwen?
-No digas tonterias, Petey. Solo preguntaba… Esta es nuestra parada, vamos.
Peter y Gwen pasearon por Queens desde el tren hasta su casa. Pisaban las hojas secas del suelo y los charcos provocados por la lluvia.
-Hay una muestra de ciencias esta tarde, en la Universidad. El profesor Curt Connors muestra su ultimo invento.
-Peter, lo siento mucho, pero…
-Vale, no hace falta que digas nada. Ire yo solo.
-Pasatelo bien. Nos vemos el lunes.
-Nos vemos el lunes, Gwen.
Esa tarde, la universidad estaba llena de gente: cientificos, periodistas, aficionados. Peter estaba pletorico. Iba a poder ver un experimento en persona de uno de los cientificos a los que mas admiraba. Curt Connors, a pesar de ser un biologo, habia estado los ultimos años explorando el mundo de la radiactividad. Todo eso lo sabia gracias a la preciada coleccion de revistas cientificas que Peter poseia.
Peter tomo asiento en el Salon de Actos. En el escenario, una enorme maquinaria encerrado en plexiglas. Se apagaron las luces y aparecio el Dr. Connors, un hombre moreno, alto y de aspecto atletico.
-Señores y señoras, bienvenidos al nuevo punto de partida para la ciencia. Estan a punto de experimentar como la radiactividad afecta al adamantium y … -el Dr. Connors hablo durante media hora, de forma apasionada, acerca de su experimento.
Cuando termino, pidio que la gente se apartara lo mas posible de la maquina. Aun asi, Peter no quiso perder el puesto en primera fila que tenia.
La maquina comenzo a vibrar. Las dos bolas de adamantium empezaron a cambiar a un color azulado y entre las dos empezaron a aparecer unos rayos que, poco a poco, iban creciendo.
De repente, una pequeña araña aparecio descolgandose del techo por medio de una telaraña. Nadie la vio. Cuando la araña atraveso el rayo, la maquina comenzo a moverse mas de lo debido.
-¡Esto no deberia estar pasando!-dijo Connors.-¿Qué demonios…?
Un panel de la maquina salio disparado al muro de plexiglas. El humo empezo a llenar la sala. La gente empezo a salir de forma nerviosa del Auditorio. Peter intentaba alejarse de la maquina. Entonces ocurrio. La maquina exploto.
Cuando el humo se disipo, Peter se levanto del suelo. Dio gracias a Dios por seguir vivo. Intentando aclarar la vista entre tanto polvo, vio al Dr. Connors tumbado en el suelo.
El brazo del cientifico estaba destrozado. Peter empezo a gritar.
-¡AYUDA! ¡POR FAVOR, AYUDA!
A pesar del panico, Peter noto un pequeño pinchazo que acababa de tener. Miro su mano y encontro una araña que la acababa de picar.
Peter habia sido picado por una araña radiactiva.
¡CONTINUARA!
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