Joss Ryan era un chico normal, hasta que un día sus poderes mutantes salieron a la luz. Ahora se enfrenta a un mundo para el que no está preparado bajo el nombre de Marvel Kid.
Vol. 2 #5 – Thule
Por Carlos Correia
Fecha de publicación: Mes 186 – 10/13
Despierto. Estoy boca abajo. Colgado por los pies. Los brazos atados a la espalda…
¿Qué ha pasado?
Recuerdo… haber entrado en los sótanos de Wolfram & Hart. Buscando demonios.
Y los encontré.
Dos mostrencos arrastraban a una chica a un sacrificio ritual. Había un brujo, calvo, con túnica, y con un cuchillo enorme.
Avisé a los refuerzos, a Ángel y sus amigos, pero la chica no podía esperar.
La salvé, creo, impedí que la sacrificaran, pero uno de los demonios me rajó la espalda con su espadón místico.
Y me desmayé.
Y ahora estoy aquí, prisionero.
Echo un vistazo al sitio. La chica… mierda. Está muerta. O eso espero, porque está flotando en medio del círculo místico, con las tripas por fuera. Aguanto las ganas de vomitar. El mago calvo está recitando algo. No lo entiendo, desde luego no es inglés. Suena muy gutural… ¿alemán?
Los dos superdemonios montan guardia, fuera del círculo, dándome la espalda.
Algo brilla. El aire dentro del círculo tiene un fulgor siniestro… y un agujero, que emite una luz muy brillante.
¿Qué están haciendo? ¿Invocar a algún demonio?
Tengo que impedirlo. Si pudiera…
Normalmente lanzo rayos por las puntas de los dedos, pero, en teoría, podría hacerlo desde cualquier parte de mi cuerpo, dado que es mi piel la que los emite. O eso dijo Júbilo en Massachussetts cuando me estuvieron haciendo pruebas…
Me concentro en la cara. Es la parte con la que mejor podría apuntar. Noto que empieza a fluir la energía. Giro la cabeza, y apunto a uno de los demonios. La última vez mis rayos no atravesaron el círculo, pero cuando lo rompí al hacer que se cayera dentro uno de los demonios, se desmoronó. Así que vuelvo a intentarlo. Apunto a uno de ellos, y lanzo la descarga. Le golpeo en la espalda, haciendo que del impulso se caiga sobre la línea de ceniza que forma el círculo y lo rompa.
El cuerpo de la chica cae al suelo, con estrépito. Y el agujero se cierra. Bien. Aprovecho los segundos de desconcierto para romper mis cadenas y liberarme.
Vuelo, intentando alejarme de los demonios. Son dos, bastante grandes. Llevan unas espadas enormes, parecen de videojuego japonés… el mago está gritándoles algo, mientras observa el cuerpo de la chica. Y el agujero en el aire se está cerrando, cada vez más pequeño.
Esquivo el mandoble del primer demonio, y cargo contra el segundo, a la altura de las piernas, haciéndolo caer. Vuelvo a elevarme justo a tiempo, porque el otro se lanzaba hacia mí con su espada… que acaba de clavar en la barriga de su colega, que chilla como un cerdo.
Intento no pensar en los chillos mientras cojo la espada caída en el suelo y, cerrando los ojos, corto la cabeza del demonio. En un estallido, desaparece. Hago lo mismo con el otro. Igual resultado.
Suelto la espada. Pesa muchísimo, hasta con mi superfuerza. Además, está llena de un icor verduzco.
No es la primera vez que peleo contra demonios. Cuando los matas en este plano, vuelven al suyo.
Los gritos del mago hacen que me vuelva a centrar. No sé si está pidiendo refuerzos o intentando reabrir el portal. Por si acaso, le lanzo un rayo, que rechaza con un escudo místico, y me lanzo a por la chica.
Dios, que sensación. Está muerta. Huele bastante mal. Pero no puedo pensar en eso. Tengo que salir de aquí. Ángel no puede entrar en el edificio. Tengo que salir, para que pueda ayudarme.
Vuelo hacia la puerta. De un disparo, la reviento. Me está gustando esto de lanzar rayos por la cara, o los ojos, o lo que sea. Sigo volando hacia el ascensor. Oigo ruido detrás. No puedo perder el tiempo. Suelto un momento el cuerpo y abro las puertas del ascensor, casi arrancándolas. La cabina no está en la planta. Me asomo. Está mucho más arriba, así que de momento no tengo que preocuparme por eso. Vuelvo a cogerla y me lanzo volando hacia la superficie.
Voy contando plantas… ¡ya! De una patada, arranco las puertas. Estoy en el vestíbulo. Hay guardias esperándome. Y demonios. Mierda. ¿Qué hago? Supongo que podría intentar salir pitando, el hall es alto y creo que podría volar por encima de ellos…
… pero no. Ahí aparecen dos demonios alados. ¡Joder! Esto me pasa por meterme donde no me llaman.
¿Y dónde coño está Ángel? Le llamé hace una hora. Vale que no pueda entrar, pero…
¡BOOOOOOM!
¿quecoñohasidoeso?
Algo ha explotado en el hall, delante de mí. La onda expansiva casi me lanza contra la pared, pero he podido recuperar el control. El hall está destrozado. Varios demonios han desaparecido, y hay guardias heridos por todas partes. Hay un enorme agujero donde antes estaba la puerta, y, al fondo… ¿Cordelia? ¿Con un lanzamisiles?
Aprovecho la confusión para salir del edificio. Sí, era Cordelia, acompañada de Ángel. Aterrizo junto a ellos, dejando el cuerpo de la chica en el suelo.
«Buen trabajo, chico», me dice el vampiro. «Ahora…»
Antes de que pueda concluir la frase, un rayo le lanza contra un árbol cercano. Cordelia corre hacia él. Me fijo en el origen del rayo… es el brujo calvo.
«Me habéis robado algo. Y lo quiero de vuelta», dice. Sus manos chisporrotean energía mística. Veo por el rabillo del ojo que Ángel se está poniendo de pie. Su cara muestra sus facciones vampíricas… es raro esto de estar al lado de un vampiro…
«Brujo», le grita. «Tus jefes de Wolfram & Hart no estarán contentos con que el sacrificio no haya llegado a buen fin.»
«Oh, no me preocupa», ríe. Su risa hiela la sangre. «La Orden de Thule sólo estaba ayudando al Lobo a controlar esta hedionda ciudad. Nuestros objetivos son mayores.»
«¿La orden de Thule?», pregunta el vampiro. «Me enfrenté a vosotros en la Segunda Guerra Mundial. Os creía desaparecidos.»
«Thule lleva más de tres milenios controlando el mundo, vampyr. ¿Crees que íbamos a desaparecer tan fácilmente?»
«Quizás la Orden no», dice Ángel, desenvainando su espada, «pero tú sí.»
De un prodigioso salto, el vampiro se lanza contra el brujo, que repele el mandoble con un escudo místico, que se quiebra ante la mirada sorprendida del hechicero, que a duras penas esquiva el golpe.
«¿Cómo?», pregunta.
«¿Crees que eres el único que tiene armas mágicas?»
El brujo saca de entre los pliegues de su túnica una daga. «Seguramente no, pero las mías son más poderosas.»
Le lanzo un rayo, y le golpeo en la mano, haciendo que suelte la daga. Ángel la aleja de una patada.
«Cordelia, no la toques, pero que no la coja nadie», le grita Ángel. «Chico, sigue disparándole, que no pueda concentrarse.»
Obedecemos, y mientras Cordelia corre junto a la daga, armada con una espada y una pistola, yo comienzo a disparar al mago, que tiene que dividir su atención en detener mis rayos y esquivar los espadazos de Ángel. Tenemos que darnos prisa, pues desde la entrada de Wolfram & Hart comienzan a salir demonios. Intento elevar la potencia de mis disparos, y consigo mi objetivo, haciendo caer al brujo. Ángel aprovecha la ocasión y corta la cabeza del brujo, que, como si de un demonio se tratara, desaparece en una explosión, transformándose en polvo.
«¿Lo has matado?», le pregunto.
«No estoy seguro. Los brujos de Thule siempre han sido muy difíciles de matar», me responde. «Pero salgamos de aquí, deprisa.»
Le cojo por debajo de los brazos, y agarro a Cordelia con el otro, y me elevo. Ángel me indica que me dirija a su oficina. Por suerte, puedo volar bien aun llevándolos a cuesta. Creo que la que peor lo lleva es Cordelia, que mira hacia abajo un poco aterrada. Y me está clavando las uñas…
Llego en unos minutos, y aterrizo en el portal. Ángel abre, y entramos, cerrando la puerta tras nosotros.
«Muchas gracias, Joss», me dice Ángel, que ha recuperado su forma humana. «Hemos detenido de momento a Wolfram & Hart.»
«Y sólo me ha costado mi beca, me temo», respondo irónicamente.
«Lo lamento, pero cuanta menos relación tengas con esa gente, mejor. Además, vamos a pagarte por este trabajo.»
«No, gracias», respondo. «No hago esto por dinero. Tengo mi trabajo.»
«Como quieras. Pero si alguna vez necesitas algo, aquí estaremos.»
«Igualmente.»
Me despido de ellos, y vuelo hasta casa. Aterrizo cerca, y vigilo bien que no haya cámaras alrededor. Después de lo que pasó la última vez… ¿quién sería? Antes o después lo averiguaré.
Camino hasta casa. Las luces están apagadas. Aly debe estar dormida. Subo sin hacer ruido. Me dirijo a la habitación…
Algo pasa. La luz entra por la ventana. La habitación está… deshecha. La ropa está tirada por el suelo, hay una mesilla tumbada.
Enciendo la luz de la habitación. Hay una mancha de sangre en la cama. ¿Qué está pasando aquí? ¿Dónde está Aly?
Tranquilízate, Joss. Ponerte nervioso no resuelve nada. Observa. En la pared. Sobre el cabecero. Hay una nota.
La cojo. Es un pequeño sobre, lacrado con un beso. Como el de la nota con la cámara.
Lo abro.
«Tengo a Aly»
«Encuéntrala»
CONCLUIRÁ
KIDMAIL!
Casi un año después (nueve meses, ni un parto) continúo la saga… acercándonos a la conclusión de la temporada, que esta vez será más corta que la anterior. ¿Y por qué? ¿Por las audiencias? ¿O porque se avecina un Renacimiento?