Superhumanos #20

superhumanos20

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 184 – 8/13


Resumen de los volúmenes I-II

En una sociedad en la que la existencia de superhumanos es un secreto, una célula terrorista integrada por Sin Banderas, el Castigador -con poderes superhumanos de origen reciente, que nadie sabe cómo consiguió-, Ben Urich -este último en calidad de observador, tras sufrir un intento de asesinato a manos de JJ Jameson por sus investigaciones- y el Dr. Druida resucita a un puñado de éstos para un ataque en New York. Esto lleva a la creación de un equipo al servicio de SHIELD llamado los Vengadores, que se encargará de amenazas graves al status quo.

Éstas incluyen, por ejemplo, una visita a la dimensión de Femizonia -en la que Spiderman consigue un traje simbiótico que pierde posteriormente combatiendo contra el Escarabajo-, la exploración de la Tierra Salvaje o la invasión de Genosha con ayuda de los Centinelas. Además, SHIELD se enfrenta a la amenaza de unos extraños metamorfos de piel verde y orejas puntiagudas que están suplantando a todo tipo de personas poderosas.

Pero, muy lejos de las guerras y los grandes combates entre superhumanos, las calles de New York también atraviesan cambios. Kingpin ha sido detenido, y su abogado Matt Murdock no ha podido hacer nada por impedirlo…


VOLUMEN III: GUERRA DE BANDAS

Número 36: La balada de la canción de Kingpin I de V

Una tenue luz de bombilla iluminaba una gran mesa redonda. Los asientos estaban dispuestos alrededor, y poco a poco diversos hombres fueron tomando asiento, mientras sus respectivos guardaespaldas se quedaban de pie con las armas preparadas.
Barney Barton, el más joven de ellos, sonrió chulescamente al entrar en la habitación y se sentó. A su derecha se encontraba Cabello de Plata, uno de los criminales más antiguos de New York; a su izquierda, el Búho, a quien nunca había tenido mucho miedo. Al otro extremo de la habitación, el mafioso italiano Fortunato se sentó junto a un hombre obeso apodado Babosa.
-Bueno, ya estamos todos-comentó Fortunato encendiendo un puro.
-Supongo que todos conocéis ya las noticias-dijo el Búho mientras se frotaba las manos, nervioso.
-El gran hombre ha caido, ¿no?-respondió Barton.
-Sí. Ayer por la tarde Kingpin fue arrestado. Sus hombres no dijeron ni una palabra en toda la noche, tal y como debían hacer; pero ya se sabe que los rumores vuelan.
-Entonces, tenemos que decidir qué curso seguir. Todo el crimen organizado de New York podría cambiar sin Kingpin-concluyó Babosa.
-Lo primero que tenemos que hacer es estabilizar la situación actual. Por lo que sabemos, Kingpin podría estar de nuevo en la calle hoy mismo. Pero lo importante es…
Entonces, la puerta de madera cedió de una patada. Tres hombres entraron en la habitación armados con M4, y dispararon tres ráfagas de balas barriendo toda la zona. Los guardaespaldas no tuvieron ocasión de contraatacar mientras morían en mitad de la lluvia de balas.


El policía Marty Soap pensaba disfrutar de su merecido día de descanso. La detención de Kingpin había salido bien; no se podía pedir más. Era injusto vivir en un mundo donde criminales como él podían hacer lo que querían sin temor a represalias.
La llave se introdujo en la cerradura de su coche. En ese mismo instante, la explosión de la bomba colocada junto al depósito de gasolina le lanzó hacia atrás, matándole sin que se diera cuenta.


En las oficinas del Daily Bugle, JJ Jameson examinaba los dos periódicos. En su mano izquierda, el Daily Globe, con un artículo de Eddie Brock. En la primera plana se mostraba el gran titular «Cae el rey del crimen de NY». En su mano derecha, el Daily Bugle, cuya única referencia al incidente era una columna escrita por Ned Leeds en las páginas interiores; donde, de hecho, se posicionaba defendiendo sutilmente a Kingpin.
-Hrmf. Va a haber que hacer algo con esto.


-Eh… Perdón… ¿Había llamado?
Un hombre de unos 30 años, negro y muy delgado, entró en el despacho. Le acompañaba por detrás otro hombre gordo y calvo, con la piel muy blanquecina.
El despacho estaba amueblado con exquisito gusto. La alfombra persa parecía realmente cara, y encajaba bien con el tono pálido de la madera de los muebles. La lámpara de araña culminaba la combinación, con gran acierto. Sin embargo, el despacho estaba a oscuras, por lo que apenas se podían apreciar los detalles.
-Sí, Turk. Pasa. Tú también, Grotto.
Un hombre de unos cincuenta años, con algo más de peso de lo estrictamente necesario, gafas y poco pelo, les sonrió desde su silla.
-Gracias, mr… eh… ¿Arreglador?
-Sí, puedes llamarme el Arreglador, Turk. Creo que no nos habíamos visto antes, ¿no?
-Eh, no… Llevo muchos años trabajando para Kingpin, pero nunca he hecho gran cosa… Je.
-Bueno, pues tengo un pequeño encargo que hacerte, ¿vale? Grotto y tú tendréis que llevar un camión al aeropuerto JFK. Nada serio, ¿eh? Vosotros simplemente lo dejáis aparcado enfrente y ya se encargarán del resto.
-Eh, vale. Es una orden de Kingpin, ¿no?
-Mr. Fisk no va a salir de la cárcel en un tiempo indefinido-dijo otra voz, sobresaltando visiblemente a Turk y Grotto.
De las sombras del despacho salió lentamente el abogado Matt Murdock, sin hacer un sólo ruido, y sonrió. El Arreglador también lo hizo.
-Hasta que mr. Fisk salga de prisión, cosa que sin duda hará con la ayuda de su excelente abogado-señaló a Murdock manteniendo la sonrisa-, yo soy el que manda aquí. ¿Entendido, Turk?
-Sí… Claro.
Turk y Grotto abandonaron el despacho. El Arreglador se reclinó en la silla mientras miraba a Murdock, que se quedó de pie sin apenas moverse.
-¿Crees que estos dos son los más adecuados?
-Sí. No podemos levantar la menor sospecha, y puedo sentir que están demasiado asustados de Kingpin como para traicionarle.
-Ni siquiera saben manejar un arma, ¿verdad?
-No la necesitarán.
-Soy yo el que debería tomar estas decisiones. Si no consigues sacar a mr. Fisk de la cárcel, toda nuestra economía se hundirá, ¿lo entiendes? Y dependeremos exclusivamente del contenido de ese camión.
-No, Arreglador. Las decisiones las toma Kingpin. Y dio órdenes específicas de lo que deberíamos hacer en caso de su ausencia. Llevábamos reuniendo pequeñas cantidades desde hace 8 años para conseguir ese camión, ¿recuerdas? Siempre pequeñas cantidades por intermediarios para no levantar sospechas.
-Sí, lo sé. Doce toneladas de hachís. En Europa se venderá a nivel de calle y bien caro, ¿no? 5 euros el gramo… Eso nos da 60 millones de euros, más de 80 millones de dólares. ¿Pero crees que podrá vender doce toneladas a ese precio? ¿Cuánto tiempo tardará?
-Kingpin tenía muchos contactos. Se venderá a ese precio, sí; no estamos hablando de mover droga de manera normal. Estamos hablando de Kingpin, pensaba que lo sabías.
-Sí, claro. Pero sigo pensando que no deberíamos haber confiado 80 millones de dólares a esos dos cretinos.
-Veremos.
Murdock abandonó la habitación con paso seguro.


Número 37: La balada del camión de Kingpin II de V
El teniente Nicholas Manolis caminaba por la calle, de camino a la comisaría. Le molestaba tener que trabajar esa misma mañana, después de haberlo hecho también la noche anterior, pero al fin y al cabo tenía que arreglar los papeles para que Kingpin siguiera pudriéndose en su celda. Y el resto de sus casos estaba resuelto, con excepción de aquella cantante que no parecía que volviera a reaparecer; de modo que incluso podría tomarse unos días de permiso.
Cuando atravesaba un callejón, las ilusiones del teniente Manolis se desvanecieron. Un hombre salió por detrás, sin que él apenas pudiera oírlo, y le colocó una pistola en la nuca. Un único disparo bastó.


Las 9 y media de la mañana… Apenas hacía unas horas que se había difundido la noticia del arresto de Kingpin, y todo parecía haber cambiado. Grotto se hurgaba la nariz en el asiento de copiloto, mientras Turk conducía nervioso.
-Turk… ¿Qué crees que hay en el camión?
-No lo sé.
-Pero algo importante tiene que haber…
-¡Que no lo sé, joder!
-Pero es que nos ha mandado la misión el Arreglador en persona, y el Arreglador suele ocuparse de las cosas importantes, ¿no?
-En casos como éste es mejor no hacer preguntas, Grotto.
-Oye, eso de ahí atrás es un coche patrulla.
-¡Joder!
Sin poner el intermitente, Turk dio un rápido volantazo a la derecha y tomó un desvió. El coche patrulla le siguió. Turk aceleró, superando el límite de velocidad, lo que hizo que inmediatamente la policía activara las sirenas.
-¡Me cago en la…!
El coche patrulla adelantó fácilmente al lento camión, colocándose en su camino. Uno de los policías hizo señas a Turk para que frenara. Conduciendo ya por el arcén y con el coche bloqueándole el giro a la izquierda, Turk no tuvo más remedio que obedecer y frenar. Los policías se bajaron.
-Has superado el límite de velocidad-dijo uno de los policías-. Los papeles.
Turk abrió la guantera, rezando por que estuvieran ahí; ni siquiera lo había comprobado. Pero los hombres de Kingpin hacían bien su trabajo; allí había un carné de conducir falso, seguro, albarán y todo lo necesario para superar un control estándar.
-Parecía que tenías prisa, ¿eh? ¿Por qué corrías? No creo que los ordenadores que llevas ahí caduquen.
-Bueno, sí, lo siento, agente, pero es que llegaba tarde y no me di cuenta. Le juro que no volverá a pasar, creáme, pero por favor, ¿puede ponerme la multa e irme ya? Es que como ve llego bastante tarde.
-En el albarán pone que la hora de entrega es la una del mediodía, te da tiempo de sobra a llegar al Aeropuerto JFK.
-Sí, pero es que mire, acabo de… De recibir una llamada del tipo que me ha contratado, y es que dice que al final el avión va a salir antes, ¿sabe? Porque es un avión privado y eso y lo pueden adelantar.
-¿Puedo echar un vistazo a la carga?
-Señor agente, tengo mucha prisa, en serio, le suplico que me deje irme ya. Pagaré la multa, se lo juro.
-Vamos, déjale, que tengo hambre-dijo el otro policía-. El albarán está en orden, no creo que lleve droga y si la lleva le pillarán en el aeropuerto.
-Hrmf. No sé… Un vistazo.
Los policías se dirigieron a la parte trasera del camión y lo abrieron mientras las gotas de sudor resbalaban por la cara de Turk. Las cajas de ordenadores estaban suficientemente bien embaladas como para que los dos policías no se mostraran en abrirlas.
-Bien, parece que sí son ordenadores. Así que…
Turk suspiró aliviado. Grotto sonrió y soltó una risita.
-Entonces, ¿puedo irme?-no hubo respuesta-¿Puedo irme, agentes?
Turk esperó unos segundos y, maldiciendo, bajó del camión. En la parte trasera se encontró los cadáveres de los dos agentes, desangrándose.
-¿Pero qué cojones…?
Entonces el criminal sintió algo afilado que le presionaba la espalda. Una voz femenina le susurró al oído, y el cabello le rozó ligeramente la piel. Turk sonrió. Era lo más cerca que había estado de una mujer en varios años, y por la voz tenía pinta de estar buenísima. Sí, llegó a la conclusión de que estaba buenísima.
-Me voy a quedar el camión. Dile al Arreglador que la ha jodido. No, mejor díselo a Murdock. Tú ni te muevas.
Turk se quedó parado hasta que al cabo de medio minuto oyó llegar a Grotto.
-Tío, estaba buenísima-dijo éste-. ¿Quién era?
-¿Y yo que sé?
-Joder, era muy guapa. Creo que me he puesto rojo cuando me ha hablado.
-¿Qué te ha dicho?
-Que le diera el camión, claro.
Turk oyó el camión arrancar y alejarse, y entonces se atrevió a darse la vuelta.
-Bueno… Tendremos que llamar al Arreglador, ¿no?


Murdock entró en el despacho del Arreglador.
-Joder-el Arreglador se llevó las manos a la cabeza-. Lo han perdido. Lo han perdido.
-Lo sé, he oído toda la conversación. Una mujer morena muy guapa, ¿eh?
-Sí. ¿Ahora qué hacemos? Todo dependía de ese camión.
-Tenía un localizador, ¿nunca te lo dijo Kingpin? Por si el conductor decidía largarse con él. Aún estamos a tiempo de recuperarlo, pero va a ser muy arriesgado. Envía a todos los hombres que puedas a por él; no podemos jugar con esto. Necesitamos también camiones señuelo.
El Arreglador dio las órdenes mientras Murdock desaparecía en las sombras. A los pocos minutos, volvió con un rastreador.
-Aquí está la posición exacta del camión. Acaba de ser aparcado.
-¿Dónde?
-En un cuartel de la Maggia, de la familia de Nefaria, a menos que haya cambiado de base.
-¿Nefaria? ¿Él está detrás de todo esto?
-No; estoy seguro de que él sólo ha aprovechado la situación. Esta mañana he interrogado a unos hombres que me han asaltado, y creo saber quién es el responsable de la caída de Kingpin. Pero primero necesito asegurarme de qué pinta la Maggia en todo esto; no me gusta que el camión haya acabado precisamente ahí.
-Cabello de Plata es de una familia de la Maggia.
-Cabello de Plata siempre ha sido leal a Kingpin. Pero su marcapasos siempre me ha desconcertado. En todo caso, su familia lleva varios años separada de la Maggia, y nunca ha tenido buenas relaciones con la de Nefaria.
-Entonces debemos atacar directamente a Nefaria-meditó el Arreglador-. ¿Sabes algo de Bullseye? Siempre ha hecho buenos trabajos.
-Llevo meses sin saber nada de él.
-Entonces enviaré a dos docenas de hombres. Que ataquen a Nefaria y no dejen a nadie vivo.
-Como abogado, no es lo primero que haría. No sabemos si ha comprado el camión; puede que considere demasiado arriesgado comprar 12 toneladas de golpe. Es una mercancía difícil de vender y tenemos que aprovecharnos de eso.
-¿Entonces qué sugieres?
-Que vayan Buey y Myers; dos asesinos más o menos peligrosos, que controlen la situación. Ten a otros veinte esperando por si hay una emboscada, pero que intenten negociar. Que le pregunten si sabe algo del camión y que se las arreglen como puedan.
-Hrmf. Arreglado, entonces.


CORREO: BASE DE LOS VENGADORES

Empezamos el volumen 3, espero que os guste. Esta vez cambiaremos de ambiente muy radicalmente: nada de supersoldados y grandes guerras, veamos cómo se las arreglan los criminales y mafiosos. Especialmente si cuentan con el apoyo de un abogado despiadado, enormemente inteligente y con superpoderes, como es Matt Murdock. Eso sí, algún que otro personaje de los volúmenes anteriores ya caerá de vez en cuando, no os penséis que no me acuerdo de ellos (mismamente tenéis una referencia a Bullseye unas lineas atrás, que efectivamente lleva meses fuera del mundillo criminal porque ahora es agente de SHIELD, como ya hemos visto en las sagas anteriores)… y hasta se descubrirá un misterio que llevaba pendiente desde los primeros números.

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