Alpha Flight #2

alphaflight02Son los más grandes de Canadá, son… Alpha Flight.

#2 – Decisiones
Por Reaper


Fecha de publicación: Mes 184 – 8/13


Cerca de Calgary, Alberta.

Próximo a las orillas del lago Athabasca se alza un pequeño pueblo agrícola al que las primeras nieves del invierno han teñido de blanco. El gélido aliento de la mañana no es impedimento para que Michael Twoyoungmen salga a temprana hora a cumplir con su obligación hacia el pueblo Saarce como médico. Con los pies medio hundidos en la nieve y la mirada perdida en las copas heladas de los arces recuerda con añoranza los tiempos en que era considerado uno de los mejores médicos del país y de cómo todo cambio con la muerte de su esposa Kathryn, pero no existía en su corazón ni una pequeña pizca de arrepentimiento de lo que había hecho, ni de aquello en que se había convertido, el Shaman.

El sol reinaba en lo más alto del cielo cuando abandonaba la cabaña de la familia Hawkmoon, encomendando cuidados especiales a la madre de la pequeña Salali, para que esta se recuperase pronto de una gripe, consecuencia de sus baños en las frías aguas del lago, una costumbre muy común entre los infantes de la zona. La puerta se cerró tras Michael que se arropo más aun con el grueso abrigo de piel que portaba y tras tomar una bocanada de aire fresco y dedicar una mirada a su entorno emprendió el camino de vuelta a casa.

Para alcanzar la pequeña zona de camping a las afueras del poblado, donde se encontraba estacionada la auto caravana que era su hogar el Shaman cruzo el pequeño pueblo a través de la calle principal. Hoy era el primer martes del mes, día de comercio, así que la calle bullía de actividad y decenas de personas llevaban a cabo trueques de pieles y comida apostados en pequeños tenderetes que los comerciantes de pueblos cercanos montaban para mostrar sus mercancías a los interesados compradores. Una joven Blackfoot de enormes ojos color café y larguísima melena perfectamente recogida en una trenza que caía delicadamente sobre su hombro izquierdo, mostraba unas formidables pieles de reno con un esplendido brillo y suavidad aterciopelada que llamaron la atención del médico Saarce que avanzo abriéndose paso entre aquellos que pretendían canjear mercancías para adquirir aquellas pieles tan hermosas con el fin de convertirlas en gruesas mantas y confortables abrigos que harían mas llevaderos los largos meses invernales. Su mano se deslizo delicadamente sobre una de las pieles que coronaba el primer de los montones en los que se agolpaban, alzo la mirada y la cálida sonrisa de la joven le recordó a su pequeña Elizabeth a la que hacía años que no veía, el revuelo montado por la firma del acta de registro de súper humanos había convertido todo Canadá en un hervidero de conspiraciones. Un destello allí entre el tumulto le trajo de vuelta a la conciencia obligándolo a abandonar el mundo de sus pensamientos, un brillo inusual parecía haberse dibujado allí en el fondo de sus ojos, una melena rubia platino que rompía la uniformidad reinante en el lugar, un escalofrío recorrió la espalda de Michael que dedicando un gesto de confusión a la joven Blackfoot reemprendió el camino de vuelta a casa.

La vieja auto caravana Galaxy MX del ochenta, color crema, permanecía aparcada en una pequeña parcela donde la hierba verde había cedido lugar a la escarcha y donde un gigantesco pino en cuyas ramas habían anidado los pequeños copos de nieve caídos durante la mañana la cobijaba con su sombra. La ajada y algo oxidada puerta retumbo bajo el tocar de unos nudillos impacientes que pese a su insistencia permanecen ocultos bajo el sonido del crepitar de dos aboyadas cazuelas de hojalata que hierven sobre el fuego de la cocina, provocando que el olor a estofado inunde toda la estancia, con fuerzas renovadas los impacientes nudillos de su visitante tocan de nuevo buscando una respuesta que nunca obtienen así que tras unos segundos la vieja puerta chirria al ser abierta desde el exterior permitiendo que discretamente una sinuosa figura femenina cruce el umbral de aquel lugar desordenado, la joven de cabellos dorados y en un evidente estado de buena esperanza pero aun así de seductoras curvas se detiene tras alcanzar el centro de lo que podría ser un salón comedor, frente a ella se alza una pequeña mesa de metal sobre las cual descansan platos y vasos usados, tras ella un estropeado sofá color marrón oscuro lleno de remiendos hechos con telas de diferentes colores y cubierto por ropa arrugada ocupa el fondo del vehículo, mientras mira en derredor observa la figura del Shaman de espaldas preparando un plato de aquel estofado de carne cuyo agradable olor inunda toda la estancia.

-¿Michael?-. La pregunta sale susurrada de los labios entre abiertos de la mujer que con timidez se dirige a su anfitrión.

-No sé lo que buscas, pero aquí no lo vas a encontrar-.

Heather McNeil antigua compañera del Shaman y ex líder del grupo de superhéroes canadienses conocido como Alpha Flight se despoja de sus gafas de sol y mientras las deposita sobre la pequeña encimera que separa la escueta cocina del resto de la estancia dedica una mirada de camaradería y cariño a su antiguo amigo pero por desgracia dicho acto no es reciproco así que tornando el gesto a uno mas austero deposita junto a las gafas un pequeño maletín de piel en color negro con acabados plateados en los extremos que cargaba en su mano derecha, lentamente lo abre y extrae de él una serie de documentos a la vez que Michael se gira hacia ella limpiándose la manos en un trapo de cocina que arroja después sobre el fregadero. Tras unos segundos tres formularios separados claramente entre ellos descansan sobre la encimera mientras una pluma estilográfica es brindada esperando ser recogida por el Shaman Saarce.

-¿Qué es esto, Heather?-.

-Llegaste a un acuerdo con el Director Clarke…-.

-¿Tu marido?-. Interrumpe.

-Llegaste a un acuerdo con el director Clarke, mi marido-. Retoma con énfasis. -Para formar parte del proyecto Alpha Flight como asesor, a cambio de que encontrásemos y pusiésemos a salvo a tu hija Elisabeth-. Toma aire y dirige su mirada hasta los documentos que ha colocado frente a ella. -Estos documentos; son un contrato como agente gubernamental y asesor del ministerio de defensa, una amnistía firmada por el ministro O´Connor y el tercero un documento que acredita tu conformidad con la formación del grupo-.

-¿Qué ocurrirá si me niego?-.

-Si te niegas un grupo de Épsilones Negros esperan en las colinas una señal mía, tomaran el poblado deteniéndote por terrorismo y atentado contra la salud pública de la nación al no atenerte al acta de registro súper humano-. Expresa la mujer ofreciéndole de nuevo la pluma.

A regañadientes y viéndose sometido toma la pluma de la mano de su antigua compañera firmando aquellos documentos pero deteniéndose sobre el último con curiosidad, arqueando su ceja izquierda utiliza la otra mano para retirar el contrato para poder observar los informes de personalidad ocultos bajo él ojeándolos detenidamente, fotos y biografías de los nuevos componentes del grupo pasan ante sus ojos y bajo sus curiosos dedos.

-Puck, bien, seguro que Judd la ha entrenado bien… Una de las estudiantes de Walter en la Universidad Next Flight, ¿Estará de acuerdo con esto?-. Susurra entre dientes mientras sigue ojeando los informes con la curiosidad de un niño impaciente por ver sus regalos la noche de navidad.

-Judd se encarga de eso en estos momentos no es algo por lo que hayas de preocuparte-.

-El Samurái de Plata y…-. Sus ojos se abren de par en par. -¡Oh Dios!, le has encontrado, es su hijo, ¿Lo sabe él?-.

-Ni el hijo sabe del padre, ni el padre del hijo… pero eso es algo que cambiara en las próximas semanas-. Añade fríamente la mujer mientras recoge la pluma de las manos del Shaman guardándola en el interior del maletín.

-Louis Sandler, ¿Cómo has conseguido que el Mayor Hoja de Arce tome las riendas de este equipo?, no creo que un hombre de su edad pueda tomar tu lugar como jefe de campo del grupo, además oí que quedo muy afectado por la muerte de los chicos de Gamma Flight durante el incidente a las puerta del Departamento H.

-Todos perdimos a seres muy queridos ese trágico día-. Responde la mujer mientras guarda los documentos.

-Lo siento Heather, no quise…-

En unos segundos Heather a abandonado la auto caravana tan rápida y silenciosamente como irrumpió en ella dejando a Michael solas con sus pensamiento y recuerdos de una vida tan lejana que a veces piensa que nunca fue la suya, de nuevo el silencio vuelve a reinar en el lugar roto exclusivamente por el crepitar de las cazuelas colocadas sobre el fuego de la cocina.


Antigua Universidad Sherbrooke Next Flight. Oficina Del Director Walter Langkowski.

Walter camina enfurecido de un lugar a otro, dando vueltas una y otra vez de un extremo a otro de aquel despacho, deambulando entre las estanterías repletas de libros sobre ciencia y su desordenado lugar de trabajo, aquel escritorio de madera que una vez corono su estudio en la antigua casa de Vancouver, sobre decenas de libros abiertos, esquemas y cuadernos con innumerables anotaciones, algunas ininteligibles, descansaba una orden gubernamental firmada por el mismo ministro de defensa Gordon O’Connor quien en nombre de su majestad la reina, ordenaba el alistamiento forzoso de Katherine William su joven protegida, una tímida joven de diecinueve años que hace unos meses los Épsilones Negros recogieron de las calles y condujeron hasta el centro Next Flight, la antigua universidad convertida en refugio para jóvenes «especiales» y que ahora él dirigía. El profesor Walter Langkowski fue nombrado director de la Universidad Next Flight, hace unos meses, tras la disolución del Departamento H y el grupo Alpha Fligth así como todas sus filiares, durante estos meses el director había asistido a la transformación del centro en un complejo que ha acogido a todos aquellos jóvenes que llegaban acusados de proscritos por no atenerse al acta de registro, la mayoría de ellos indigentes a quienes ofrecían un lugar al que podían llamar hogar.

Nunca dudo de aquel gobierno que tantas veces le había fallado mientras ejercía de héroe nacional bajo el nombre de Sasquatch, nunca dudo de aquel gobierno que le aparto de la mujer que amaba; Jean Marie Beubier que ahora ejercía como criminal bajo la identidad de Crepúsculo, pero hace unos instantes cuando uno de los Épsilones Negros, los perros del gobierno, le hicieron entrega del documento que descansaba sobre su escritorio comprendió que todo aquel recinto, así como el proyecto en que había trabajado todos estos meses, no eran más que otra operación encubierta para poder reclutar jóvenes a los que usar como hicieran antes con él y sus camaradas hasta que todo desemboco en la tragedia que James Hudson llevo a cabo hace un año. Esta era la primera vez que el gobierno se inmiscuía en sus decisiones y le obligaba a desprenderse de uno de los chicos, se sentía engañado e impotente ante tal acto, ¿Cómo podían forzar a una niña de 19 años a que se alistara?…además, ¿Alistarse en qué y para qué?.

El Épsilon que había entrado a entregarle la orden en mano permanecía de pie frente al escritorio con su arma al hombro esperando ser reclamado por algún superior mientras otros dos quedaban apostados ante la puerta del despacho para que no pudiera inmiscuirse en la atrocidad que pretendían llevar a cabo.

El antiguo héroe confinado en sus dependencias podía observar a través de la ventana como cinco pisos más abajo en el jardín que se extendía entre los cuatro edificios que representaban las instalaciones lectivas del centro, una joven de rasgos orientales que se hacía llamar Puck al igual que su ex compañero Eugene a quien no veía desde el incidente frente al edificio del Departamento H, se llevaba contra su voluntad a la joven Katherine, a quien había tratado como una hija estos últimos meses, una enorme tristeza inundo su corazón pensando que la chica podría pasar por todas las desgracias que él sufrió una vez, acaricio el cristal suavemente intentando agarrarla, pero no podía y dejo caer su sien sobre él, cuando de repente una extraña sensación de tranquilidad le inundo como un cálido aliento que le reconfortaba, lentamente abrió los ojos buscando con la mirada a la joven que se alejaba guiada del brazo de la nueva Puck y vio como Katherine le miraba desde el jardín, pudo notar como su poder mutante actuaba sobre él y le hacía llegar los pensamiento de la chica, una sonrisa pareció dibujarse en la comisura de los labios de Walter pero resulto ser una ilusión efímera que se desvaneció en cuanto la perdió de vista mientras era subida a empujones a uno de los cinco Hammers negros en los que habían llegado las fuerzas del gobierno.

-No sufras Walter, la chica está en buenas manos-. Una voz robótica resuena a la entrada del despacho, provocando que Walter se girara buscando su origen. -Yo la protegeré-.

-¿Jeffries?-.

La reluciente armadura Box que portaba otro de sus antiguas compañeros de grupo; Madison Jeffries se alzaba resplandeciente ante él pareciendo haber surgido del mas tremendo de los vacios convocado desde la misma nada para alzarse firme junto a los Épsilones Negros que guardaban la puerta de acceso al despacho del Director del centro.

-¡No!-.

El casco de la armadura se fracciono en cuatro mitades con un resoplar de aire a presión para seguidamente plegarse sobre sí mismos hacia arriba, abajo y a ambos lados de la cabeza con un leve zumbido.

-¡Eugene!, ¿Qué haces con la armadura de Madison?-. Pregunta ante tal sorpresa.

-Tras el accidente mi cuerpo quedo gravemente dañado, los médicos diagnosticaron que jamás volvería a caminar…-. Una pausa para tomar aire. -A duras penas podía respirar-. Eugene se acerca hacia la posición que ocupa su ex compañero. -Heather logro que los científicos fusionaran mi cuerpo con una rediseñada armadura Box y pase a formar parte del nuevo Departamento H como líder de los Épsilones Negros-.

El antiguo Puck antes un hombre de apenas un metro y veinte centímetros de alto parecía medir mas de dos metros, enfundado en aquella impresionante y renovada armadura. Tras unos segundos deposita su pesada mano derecha sobre el hombro de su antiguo compañero en un gesto tranquilizador.

-¿Quién es la chica que se hace llamar como tú?-. Pregunta el director mientras aparta groseramente la mano de su visitante del hombro en un gesto de desaprobación

-Ya la conoces-. Sonríe sarcásticamente. -Se llama Zuzha y es mi hija-. Ante la expresión de sorpresa que le regala Walter el nuevo Box responde. -Cuidare de ella créeme, no le ocurrirá nada-.

-¿Cuidaras de ella como de las decenas de inocentes que tus épsilones han matado a lo largo de toda Canadá?-.

El gesto de Eugene cambia radicalmente mostrando la indignación que la afirmación de su amigo a logrado. El casco de Box se despliega volviendo a cerrarse sobre el rostro del agente del gobierno que se gira para marcharse escoltado por su soldados, dejando a Walter con la preocupación de que ocurrirá con la joven Katherine, la tensión del momento se extiende varios minutos después del desagradable reencuentro de los antiguos compañeros provocando que los nervios de Walter se disparen y llenando su cabeza de pensamiento que fluyen a toda velocidad como la proyección de miles de formulas químicas que se muestran rápidamente y son rechazadas en milésimas de segundo por opciones más acertadas buscando entre millones de combinaciones posibles, hasta que la nada reina en su cabeza, el silencio se hace dentro de su cabeza y puede pensar con claridad. Con paso firme se dirige hacia su escritorio y tras rebuscar bajo la montaña de papeles y libros que allí se han dado cita logra encontrar su teléfono móvil, teclea rellamada y dedica unos segundos a observar el número que aparece en pantalla y cuya llamada empieza a dar tonos. Alguien descuelga al otro lado.

-De acuerdo, cuenta conmigo-.


Entre las nubes, algún lugar al norte de Northwest.

La silueta resplandeciente del avión privado de la compañía HYS resaltaba sobre el fondo oscuro que ofrecían las negras nubes de amenazadora tormenta, en su interior el joven Daken permanecía atento a la oscuridad del cielo a través de una de las pequeñas ventanillas que se encontraba a su derecha en la pared junto a su asiento, sus manos se frotaban sobre las piernas entumecidas después de más de dos horas de viaje desde que despegaron del aeropuerto privado de la empresa en su sede de Yellowknife. Nunca le había gustado volar y las nubes negras que llevaba observando hace horas no le ayudaban a sentirse mas cómodo, giro su asiento de cuero blanco y por unos segundo observo la ostentosa decoración del avión, se trataba de unos de los aviones privados de su padre adoptivo Kenuichio Harada y contaba con todo tipo de comodidades habidas y por haber, sobre las paredes y techos tubulares pintados en color blanco con detalles en rojo podías encontrar mandos para controlar cada una de las excentricidades y comodidades que su padre gustaba de tener, observo la moqueta roja que cubría toda la estancia extendiéndose desde un gran dormitorio en la cola del avión hasta la cabina de los dos pilotos en la parte delantera.

Siempre había procesado un estricto respeto hacia su padre adoptivo y maestro en la senda del guerrero, acatando sus ordenes y designios sin presentar oposición alguna, pero nunca le gustaron estas excursiones secretas y mucho menos si implicaba tener que volar, desde que hace unos años dejaron de trabajar para el gobierno japonés sus vidas se habían vuelto monótonas, dedicando el tiempo vivir de inauguración en inauguración y de fiesta en fiesta, pero aunque el instinto animal que habitaba en él había permanecido dormido desde hacía meses, últimamente lograba que cada noche se despertase sobre saltado entre pesadillas que traían a su mente recuerdos olvidados de guerras pasadas, ese instinto había vuelto de nuevo y sentía la fiera rugir en su interior, parecía prever que pronto el animal volvería a liberarse.

-¿Qué ocurren joven Akihiro?.- La voz de Ken Harada le hizo regresar de vuelta al mundo real.- ¿Qué te atormenta, hijo?-.

-Nada padre-. Responde el joven manteniendo la mirada fija en la ventisca del exterior que ve a través de la ventanilla.

El empresario japonés cómodamente sentado en otro sillón de piel en color blanco y ataviado con un traje color gris marengo sobre una camisa blanca y correcta corbata negra, apura un vaso de saque mientras permanece atento a un western que emite la televisión, haciéndole sonreír, a Ken Harada, más conocido como el Samurái de Plata, siempre le fascino la cultura americana, aquel arquetipo de hombre duro que presentaban las películas del oeste le resultaba tan gracioso como la más delirante de las anécdotas, para él eran como una sátira de los verdaderos guerreros que se jugaban la vida blandiendo su honor en forma de espada y a los que conocía como Samuráis. De soslayo miraba a su pupilo que abstraído parecía no prestar ninguna atención a la pantalla.

-¿Lo sientes verdad?-. Pregunto el empresario sin perder de vista la pantalla.

-¿Qué?-.

-Le sientes rugir en tu interior, no lo deseas pero sabes que en el momento que sientas la sangre de tu enemigo recorrer tus afiladas garras de hueso-. Una pausa para disfrutar de un nuevo sorbo de saque. -Sabes que no podrás parar de hacerlo, una y otra vez-. Su mirada se vuelve hacia Daken. -Ellos te ayudaran, te mostraran el camino hacia su dominación, como hicieron con tu padre, te mostraran el camino para hacia tu verdadero ser-.

El joven Daken mantiene su mirada fija sobre su maestro a la vez que este vuelve a disfrutar de su película de humor, cuando por megafonía anuncian que sobrevuelan su destino un extraño lugar en el fin del mundo llamado Base Echo 6.


DEPARTAMENTO ALPHA

Abro esta sección con el comentario de un compañero que dejo su opinión sobre el número que acabas de leer:

«Leído el número 151 de Alpha Flight, lo primero que tengo que decir es… ¡¡Que cortito!!

La verdad es que he aprovechado el parón de Renacimiento para subirme a la cole (como pienso hacer con muchas), y como primera toma de contacto, está bastante bien (la verdad sea dicha, también es cierto que me gustan mucho los números de presentación de grupos).

No me atrevo a decir mucho más hasta que no avance un poquito la historia… ¡¡pero lo espero con ganas!!»

Amigo Tomas Sendarrubias, quisiera agradecerle que haya dejado su opinión y en contestación a tu comentario quería explicar que el 151 y este 152 fueron en un principio un único número y fue dividido en dos con el objetivo de no confundir al lector con demasiada información sobre personajes no conocidos, así como personajes conocidos pero muy cambiados.

Sin mas me despido esperando que este número os guste y os deje con ganas de mas.

Reaper.

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2 Responses to Alpha Flight #2

  1. Carlos Fortuny says:

    Buen segundo número, poco a poco vamos conociendo a los integrantes del grupo, muy interesante jejeje
    ¿Quedan más números escritos? ¿o los siguientes son totalmente nuevos? :p

  2. Pingback: ACTUALIZACION DE AGOSTO – MES 184 - MarvelTopia

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