Catwoman #5

nucatwoman05logonucatwoman#5 – El rastro de la gata
Por Moises Hassan
Portada de Jesus Romo


Fecha de publicación: Mes 183 – 7/13


Sábado 2 de Febrero

19.00

En la azotea de la vivienda donde reside Samuel «Slam» Bradley, se encuentra una mujer tumbada, reposa brevemente, con la calma que precede a la tormenta, sabiendo que en breves horas, va a dar a carpetazo a una época de su vida. Selina no es consciente de qué ocurrirá mañana, no sabe si volverá a trabajar en «The Cat’s Smile», si seguirá con Slam, si volverá a ver a Bruce, si permitirá a Maggie que viva con ella. Es mas, ni siquiera sabe que va a hacer cuando se enfrente a Roman, a quien robo un collar preciado en venganza por robar algo que su amiga Holly no podrá recuperar jamás.

Recuerda como al principio de esta aventura, vio volando a Batman y se cuestionó las motivaciones que podrían llevar a lanzarse a la acción de esa manera. Instintivamente poco después de eso, se cubrió la cara con una mascara veneciana y se dispuso a vengarse de Sionis. Ahora, el disfraz es mas elaborado, no tiene tantas herramientas como el murciélago ni las necesita, únicamente aprovecha su cuerpo y cubre su cara evocando a una gata.

¿Por qué a una gata?

A Selina no le gustaban los gatos hasta que su padre trajo a Helena a casa. En ese momento, empezó a desarrollar un cariño especial por los felinos, y no solo los gatos. De hecho, mezclo este cariño con su filia cinematográfica y vio películas como «La mujer pantera» de donde cogió el nombre de Irina Dubrovna.

Selina descubrió un curioso placer en la relación entre las femmes fatales y los felinos, de una manera que no sabe explicar. El concepto de «femme fatale» la fascinaba, puesto que era un ideal de mujer inteligente que consigue que los hombres estén a su merced. En cierta manera rompía el papel que se les había dado a las mujeres en el cine, pero sin renunciar a la atracción física y la sexualidad de las mismas. Esa independencia cubierta de una falsa necesidad se asemejaba a las relaciones que guardan los gatos con los humanos.

Por otro lado, quería rendir un particular homenaje a quien había sido su maestro durante el último mes, Ted Grant, quien recibía el sobrenombre de «Wildcat» cuando era un boxeador. El la enseño muchas técnicas de combate, algunas que podían  haber sido aprendidas en un gimnasio y otras no tanto. El no dio ninguna explicación y ella no pregunto.

Selina Kyle siempre fue una mujer consciente de su cuerpo y si has seguido el hilo de la historia desde el principio, sabrás que siempre ha hecho gala de ello, por ello el atractivo del nuevo disfraz que realzaba su figura, no la supuso ningún problema. No tenía nada que ver con haber trabajado «la calle», si no que consideraba que su cuerpo no debía avergonzarla y ella disfrutaba del mismo. Además, si iba a luchar contra un hombre, cualquier tipo de distracción sería una ventaja para ella.

Tras darle muchas vueltas, llego el momento para el que se había estado preparando.

Una hora después de recorrerse Gotham de un extremo a otro, Selina comienza el reconocimiento a Roman que lleva haciendo durante los últimos días. Ha estudiado sus movimientos y ha encontrado un cierto patrón de comportamiento, la escasez de tiempo ha provocado que la precisión de los datos no sea tan buena como ella le gustaría, pero Sionis es un hombre de costumbre que rara vez rompe.

Pero esta noche no iba a ser habitual. Roman no apareció en la puerta del restaurante como había estado haciendo durante más de diez días consecutivos, ni pasó por el hotel en toda la noche;  además la luz de su casa permaneció abierta.

Había seguido el esquema de actuación basado en las rutinas del empresario y sus manías, que no rompió hasta hoy. Estaba completamente  descolocada.

A las doce de la noche, se dirigió finalmente a la casa de Sionis, para echar un último vistazo, cuando encontró una ventana abierta. Para un alma felina como la que había adoptado Selina, era una clara invitación a entrar.

Las luces estaban apagadas en la habitación de entrada, pero cuento entro, se encendieron de golpe. Era una trampa.

Dos hombres rusos agarraron a Selina por atrás. Roman estaba frente a ella sentado en una silla.

– Vaya, creo que alguien ha sido muy traviesa.

– ¿Qué te crees que estás haciendo? – Pregunto Selina intentando abalanzarse sobre él.

En ese momento, Sergei propino a Selina un puñetazo en el estómago, mientras Dimitri la mantenía agarrada.

Selina sintió ese puño como si fuera una bola de demolición, a pesar de todo el entrenamiento, todo estaba saliendo mal.

– Déjame que te cuente una historia. – Continuo Roman – En el siglo XVII, Alexei Sionis emigro de Europa del Este a los quince años, sin tener dinero ni sitio donde vivir. Encontró trabajo en los campos agrícolas, tras trabajar durante diez años más de dieciocho horas, acumulo dinero suficiente como para poder invertir. De esta forma, se hizo acreedor de todos sus compañeros de trabajo. Mientras subsistía a duras penas, Alexei fue ahorrando duramente sacrificando su propia salud.

Cuando ya había acumulado riqueza, antes de adquirir la vivienda en la que estaba residiendo, decidió adquirir las dos casas contiguas a la suya, convirtiéndose en el casero de sus vecinos. Antes de tener cuarenta años, ya poseía más de veinte propiedades. Como buen empresario, fue subiendo los intereses y los alquileres a sus deudores e inquilinos respectivamente.

Para un emigrante europeo, América era la tierra de las oportunidades. Nunca antes había visto tanto dinero junto, por ello quiso adquirir algo inusual. Algo que no mucha gente pudiese permitirse. Se dirigió a una joyería artesanal y solicito un collar de perlas gastándose casi la mitad de sus ahorros.

Era un capricho, pero pensó que así conquistaría a una mujer, y la haría suya. Además, era un símbolo de que podría hacer lo quisiese con el dinero y seguiría teniéndolo.

Selina escuchaba lo que contaba intentando mantener la compostura. Los dos rusos la habían sentado en una silla.

Roman agarro una botella de vino que tenía en la mesita al lado de su silla y se sirvió una copa antes de continuar. Tras dar un largo sorbo, continuo.

– Como te iba comentando, el collar permaneció en la familia durante siglos y fue un ejemplo para los malos tiempos de que habia habido tiempos de bonanza. Incluso en las peores épocas nunca se barajó la posibilidad de venderlo. No era solo una joya, sino un símbolo del poder familiar. Paso de madres a hijos, hasta llegar a mí. – En ese momento, Roman cambio a un tono más agresivo. – Hasta que una furcia me lo robo.

Roman sacudió una patada a Selina haciéndola caer de la silla. Se levantó, y la agarro la cara.

– Voy a ir ahora mismo a ver a la otra furcia en el pequeño apartamento en el que estáis viviendo y más te vale que encuentre el collar, o no querrás estar viva para cuando vuelva.

Sionis, se puso una cazadora negra y unos guantes de cuero, antes de salir por la puerta, donde le acompañaba un guardaespaldas dejando a los dos rusos con Selina en la habitación.

Selina se hizo la aturdida, mientras los guardas la llevaban a otra habitación para atarla. Tras oír el coche de Roman marcharse, supo que tuvo que hacer un gran sacrificio para no perder a Holly y a Maggie.

Mientras pasaban de una habitación a otra a otra, fue tambaleándose, hasta que llegó un momento que empujo bruscamente a Sergei contra el marco de la puerta, dejándole medio aturdido.

Fue capaz de soltarse de sus captores, quienes sacaron dos pistolas y empezaron a apuntarla. Tal y como le enseño Ted, esquivo las balas con mucha suerte, hasta ponerse detrás de uno de ellos y agarrándole la muñeca para quitarle la pistola, impidiendo así que el otro disparase a su compañero.

Con la muñeca en la mano golpeo fuertemente en la cabeza Dimitri, hasta dejarle fuera de combate. Sergei apunto enfadado contra Selina y se dispuso a disparar cuando ella lanzo con todas sus fuerzas la pistola hacia la suya, para desviar el disparo. La bala rompió una lámpara que colgaba del techo y casi cae encima de Selina.

Lleno de furia, Sergei se abalanzo sobre Selina para acabar con ella de una vez por todas, pero o conto con que Ted Grant hubiera enseñado a la mayor de las Kyle como utilizar la fuerza de un adversario contra él. Mientras el parecía un toro yendo a por su presa, ella apoyo fuertemente las manos en la cabeza del ruso impulsándose hacia adelante, mientras saltaba por encima suya. El matón cayo como si de un tronco se tratase al darse de golpe contra la pared.

Perdió mucha fuerza y tiempo, contra estos dos matones, ahora tenía que salvar a la nueva familia que había creado.

No tenía ni un minuto que perder, por ello supo que necesitaba ayuda, puesto que no podría llegar sola hasta la casa de Bradley, como había estado haciendo.

Sentía el brazo entumecido por toda la acción que había vivido, pero aun así tuvo que levantar el pesado cuerpo de Dimitri para quitarle el móvil. Recordó el número de teléfono de Kitrina como si aún viviesen juntas, y sin perder el tiempo en pensar como le explicaría lo ocurrido lo marcó.

Era un sábado por la noche y Kitrina estaba tomando algo cerca de la comisaria con sus compañeros.

– ¿Sí? – Respondió Kitrina, sin conocer el numero

– Ki… – Había mucho ruido en el bar y no pudo escuchar quien era.

– Un segundo, ahora le atiendo. – Dijo, haciendo una seña a sus compañeros de que salía un minuto – Ahora, ¿Quién es?

– Kitrina…Soy Selina, necesito tu ayuda

– ¿Selina? ¿Qué ocurre? ¿estás bien?

– Por favor… vente lo más rápido que puedas a… – Selina dolorida paró – perdón,  al número trece de Yeaverly Street.

– Vale – respondió Kitrina resignada, temiéndose lo peor – Iré en la moto.

– Muchas gracias.

No tardo ni diez minutos en llegar del bar a la casa de Roman, encontró a Selina disfrazada sentada en el suelo y como se imaginaba lo que había pasado no la dijo nada, la ayudo a subirla a la moto.

– Por favor Kitrina, necesito ir a esta dirección lo antes posible, si me ayudas en esto prometo no volver a molestarte nunca más.

Kitrina no quiso decir nada, estaba demasiado enfadada a la par que triste como para encontrar una respuesta que no fuese ofensiva para Selina y que resultase satisfactoria para ella. Así pues, marcharon ambas en la moto, con la máxima rapidez posible, intentando llegar antes de que llegase Roman.

Con la moto pudieron hacer el recorrido bastante rápido, sin quedarse en ningún atasco, pero al llegar a la casa, el coche de Roman ya estaba allí.

Selina suplico a Kitrina que se fuese para no sufrir ningún año, pero ella insistió en esperar fuera. Cuando entró por la puerta, Slam estaba en el suelo con una herida de bala en la pierna. Ella se agacho con las lágrimas en los ojos, para intentar ver si estaba vivo o solo había perdido el conocimiento.

-¿Selina? ¿Eres tú?

– Si, Slam, cariño soy yo, ¿Qué te ha pasado?

– Pues parece que este cuerpo mío no está para muchos trotes – respondió Slam sonriendo – Date prisa, el bastardo está en la habitación con tus dos chicas.

– No puedo dejarte así…

– Selina corre o no podrás mirarte a la cara, yo solo soy un viejo.

Limpiándose las lágrimas, Selina corrió a la planta de arriba. Abrió la habitación y vio a Holly en la cama atada, mientras Maggie permanecía aterrorizada en una esquina de la habitación, mientras tanto Roman se quitaba el cinturón frente a Holly.

Sin vacilar ni un segundo, ajena a sus pensamientos y al dolor de su cuerpo, Selina, se abalanzo sobre Roman, lanzándole una patada fuerte alejándole de Holly.

– Hoy acaba todo bastardo

– Joder, ¡no tengo tiempo para toda esta mierda, furcia! – respondió, golpeando a Selina contra la pared. Puso la mano en la boca de Holly para que dejase de gritar, pero ella le mordió fuertemente.

Selina aprovecho para desatar a Holly rápidamente.

– Holly por favor, saca a Maggie de aquí y vete con Slam.

– Pero …

– ¡Vete!

Holly agarro de la mano de Maggie y la arrastro fuera de la habitación.

Lleno de furia, Roman se levantó como una bestia salvaje para ir a por Holly, pero el puño izquierdo de Selina en su cara le hizo cambiar de idea. De golpe, Selina dio un portazo y se quedó sola con su enemigo en la habitación.

Sionis, tenía un cuerpo bastante más fuerte que Selina, pero ella tenía dos bazas a su favor. En primer lugar había sido entrenada día y noche, para vencer a Sionis y en segundo lugar, tenía mucho que perder y no estaba dispuesto a ello.

Viendo una inminente derrota, saco rápidamente una pistola pequeña que tenía guardada y comenzó a dispararla. En un alarde de originalidad, grito:

– Te voy a matar puta zorra

Mezclando los años de gimnasio y danza, con el entrenamiento de Ted, Selina esquivó plenamente las balas contando cuantas quedaban en la recamara, como si de la mejor escena de «The Matrix» se tratase. Al contar hasta seis disparos, se acercó rápidamente a Roman, le agarró el dedo índice y se lo retorció hacia detrás.

Sionis grito de dolor, y se quedó sin la posibilidad de volver a disparar, a pesar de tener más balas preparadas.

Ignorando su propio dolor, y ajena a los gritos del ser que estaba enfrente, Selina aprovecho la cuerda, y le ato las manos a una silla, sentándose ella frente a él, pegando el torso al respaldo de la silla.

– Cuando me desate, te vas a enterar furcia, voy a… – Selina le interrumpió con un bofetón en la cara.

– Ya has hablado bastante, ahora te toca escuchar y te aviso, que por cada vez que vuelvas a llamarme furcia o puta, vas a perder un dedo, así que ten cuidado.

Me has contado una historia completamente intrascendente, acerca de un antepasado tuyo, que me importa tanto o menos que tú, es hora de que escuches lo que va a ocurrir a partir de ahora.

Te vas a ir del East End y no vas a volver a acercarte a Holly, ni a mi hermana ni a mí, voy a estar vigilando tus actos muy de cerca y debes ser consciente de tu plan urbanístico no va a funcionar.

Has hecho mucho daño a una de las personas que más me importa, lo has hecho enmascarando tu verdadero ser, mediante una oscura fachada que esperas que la gente olvide gracias a tu dinero, pero te repito que eso no va a volver a ocurrir.

– ¿Qué vas a hacer para impedir que te demande por el robo y por esta agresión? ¿A quién van a creer antes a un empresario o a una puta?

Selina agarro la mano de mano izquierda al empresario y le rompió el dedo índice.
– Te lo advertí. Ahora respondiendo a tu pregunta, lo bueno de enfrentarse a alguien como tú es que resulta muy difícil mantener un engaño durante tanto tiempo y hay mucha gente a la que no has conseguido embaucar. Mañana será un día en el que quizás te interese mantenerte escondido.

– ¿Qué? ¿De que estas hablando?

– Ya debe haberse filtrado. Tú tienes teléfono móvil, ¿No? ¿iPhone o alguna chorrada de esas? – pregunto Selina con tono medio jocoso, mientras metía la mano en el bolsillo de Sionis y saco un iPhone 5. Borro las cincuenta llamadas perdidas que había y pego la silla a Sionis, para que pudiesen verlo juntos. – Mira, aquí esta, el Daily Planet, lee este titular: «Desvelado el mayor caso de corrupción urbanística de Gotham City».

Sionis se quedó mirando con los ojos como platos el móvil, y si no hubiese estado sentado, se habría caído de golpe.

– ¿Qué…qué has hecho? – pregunto aterrorizado.

– ¿Yo? ¿Qué va a hacer una furcia frente a un empresario? – dijo, tirando el iPhone por la ventana. – Únicamente he enseñado el contrato que nos mandaste de la compra-venta del piso en el que nosotras vivíamos y entre un abogado y un periodista han encontrado varios vacíos legales. Además cuando se sigue el dinero del plan que tenías en marcha, es fácil demostrar que está más sucio de lo que estás tú y no ha sido difícil sumar dos y dos… Ups! Spoilers! – Dijo Selina encogiendo los hombros  – Ya te enteraras bien mañana.

¡Ah! Se me olvidaban dos cosas. – Enunció Selina, mientras se levantaba y se dirigía al armario. Quito un cajón del mueble  y sacó una caja que tenía escondida que solo conocía ella. En la caja había un látigo, un guante con garras afiladas con el que solía jugar en «The Cat’s Smile» y el collar que robo del hotel.

Decías, que esto era un símbolo de la integridad de tu familia, ¿verdad? Creo que has acabado con esa supuesta integridad y por ello se ha roto vuestra riqueza. – Selina alzo el collar y lo tiró fuertemente al suelo, rompiendo el colgante y desperdigándose por toda la habitación las perlas.

– ¡Noooo! – grito Sionis, pero Selina volvió a propinarle un bofetón.

– Ahora, como no me fio de tu palabra voy a asegurarme de que no te acerques a ninguna chica en un buen tiempo. – Selina se puso el guante y arrastro las afiladas garras contra la cara de Sionis, dejándole una buena marca. Cogió un perfume y se lo echo a la cara, haciéndole perder el conocimiento del dolor del alcohol frente a la carne. – No vuelvas aquí, bastardo.

Tras, esta pseudo tortura que se había permitido dar a Roman, despojándole de su rostro bonito, Selina se dirigió a la puerta para bajar a la planta baja, por si todos estaban bien. Al abrir, se encontró con Ted Grant, quien la esperaba en el rellano.

– ¿Ted? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están todos? – pregunto impaciente.

– Tu amiga llamó a un taxi y llevó al hospital a Ted y a Holly.

– ¿Y cómo has sabido que estábamos aquí?

– Me llamó tu hermana, no quería ir al hospital y me pidió que viniera a ayudarte.

Selina se quedó asombrada, por un lado se alegró de que estuviesen todos bien, pero le preocupo que Maggie estuviera así por su culpa.

– ¿Dónde está ahora?

– La he dejado en mi coche, tiene las llaves y el móvil, por si pasaba algo, pero yo llevo aquí cinco minutos, por si te hacia algo, pero he visto que has dominado la situación.

Era el tercer hombre en el que confiaba en el último mes, tras el reencuentro con Bruce y conocer a Slam Bradley, encontrar a Ted fue como una mezcla de virtudes y defectos de ambos en una sola persona. Se sentía protegida a la vez que atraída.

– Ve bajando al coche niña, lo has hecho muy bien, pero te mereces un buen descanso. Yo me encargo de este tío, te llevo al hospital y le llevare de vuelta a su casa.

– Gracias, Ted… por todo. – dijo Selina dándole un beso en la mejilla.

– No hace falta que las des guapa.

Con todo el cuerpo dolorido, hizo un gran esfuerzo para bajar las escaleras sin caerse. Al llegar a la puerta de entrada, Maggie la vio y salió corriendo del coche para ayudarla. Apoyando el brazo derecho en los hombros de su hermana, Selina pudo relajarse para llegar hasta el coche. Entraron en la parte de atrás y empezaron a hablar

– ¿Le… le has matado? – preguntó con miedo Maggie.

– No – respondió tajantemente – Aunque posiblemente se lo mereciese.

– Selina… – dijo Maggie medio entrecortada – ese hombre dijo algo de que fueseis prostitutas…

– Si cariño… cuando murió papá, tuve que dedicar todo el dinero a tu educación y no encontré nada más que esto. No quiero excusarme, no me arrepiento, pero no quiero seguir haciéndolo y no quiero que Holly siga.

En ese momento, Maggie cambió la actitud frente a su hermana, comiéndose el orgullo que caracteriza a los adolescentes dijo:

– Selina

– ¿Si Maggie?

– Te quiero

Ted en ese momento, se acercó con Roman en brazos y bien atado y le puso en el asiento delantero, Selina miro fijamente a su hermana y la respondió conteniéndose las lágrimas.

– Y yo a ti, más que a nadie. Y no voy a volver a alejarme de ti.


Viernes 8 de Febrero.

15.00

Yeaverly Park

Kitrina Falcone vuelve tras una larga semana de trabajo, a casa mientras come un sándwich de atún que se compró en un restaurante cerca de la comisaria. No tiene prisa, pero nunca ha sido mucho de cocinar y se la antojó comer eso, y no vio el motivo por el cual no hacerlo. Si es verdad, que se arrepiente de no haber esperado a llegar a casa.

Llevaba una semana preocupada por su amiga, pero pensó que mantenerse apartada de ella, era algo que debía hacer como ya había hecho con su familia. Recordaba perfectamente la historia que le contó ella hace un mes acerca de Sionis, y no cree que haya sido casualidad que un día después de haber ido con Selina Kyle a la casa de Roman Sionis,  este último haya sido gravemente implicado en un caso de corrupción, para después haber desaparecido por completo.

Al llegar a su casa, abrió el correo y vio una carta de Selina, en la que le contaba todo lo que había ocurrido, con gran detalle. Al igual que con el sándwich, Kitrina tampoco espero a casa para leer la carta, si no que se sentó en el rellano del edificio y no se levantó hasta unos minutos después de haberla acabado.

Además de la explicación detallada, Selina la invita a comer el sábado para que conozca bien a Holly, a Slam y a Ted. Hizo hincapié en la ilusión que la haría a Maggie y a ella, poder volver a estar juntas.

«No te juzgare si no quieres venir, pero volveré a insistirte todas las semanas hasta que decidas aceptar la invitación. Puedes llamarme al teléfono que está arriba escrito, o venir directamente a comer, tendrás la silla reservada con tu nombre.

Lamento todo lo ocurrido y espero verte pronto».

En ese momento, el enfado desapareció de Kitrina y supo que no querría alejarse de Selina Kyle en toda su vida.


17.00

Daily Planet

– Gracias Lois por tus respuestas, esperamos leer pronto otro artículo como el de la semana pasada.

– Gracias a ti Jay, ha sido un placer estar en tu programa.

Lois Lane se quita el micrófono y se levanta del improvisado plato que han montado en la oficina, debido al revuelo que ha montado esta semana al destapar la trama de Roman Sionis. Lois ha asegurado en todo momento  que ha contado con ayuda externa, pero se ha negado en rotundo a revelar sus fuentes, y de hecho, en cuanto la han preguntado, ha levantado las cejas como muestra asombro y permanecido en silencio.

Perry no la ha preguntado en ningún momento, acerca de sus fuentes, puesto que es ofensivo esperar que un periodista responda a eso. Además de confiar plenamente en ella, Lois ha esperado un mes para preparar bien la noticia que lleva investigando desde año nuevo y ha aportado pruebas de sobra: varios contratos que Roman dio a los que iban a vender o comprar las casas, en las que se marcaban intereses bastante altos, que muestran un claro provecho para el empresario en perjuicio de los ciudadanos.

En la entrevista que acaba de conceder, Lois ha demostrado como la corrupción no se ha ceñido al plano empresarial, sino que hay bastantes políticos implicados y está dispuesta a ir demostrando como varios de ellos deberían estar imputados. Se espera que durante el próximo mes vaya a estar recibiendo un trato preferencial por parte de estos políticos para no verse implicados, Perry la ha advertido de ello, pero a ella la encanta la idea. Es una clara oportunidad de enterarse de cosas que no podría saber si no, y destapar algunos asuntos desde dentro si se da el caso.

Tras tomarse un café en su mesa, se hizo un improvisado moño en el pelo y se puso manos a la obra, con la columna de opinión para la edición del sábado. Era de nuevo sobre la corrupción de Gotham, había decidido ir aportando datos toda la semana, para terminar el sábado con una columna de opinión inspirada en Émile Zola.

Lois ha adquirido ya una destreza que es capaz de escribir sin tener apenas que corregir, si de algo la sirvió la carrera fue para eso. A la media hora, ya tenía el artículo listo y quedaba toda la tarde, así que decidió salir al parque a escribir con su portátil. En la oficina, los que no estaban encantados con ella, estaban deseando superarla, por ello cuando ella decide salir antes del trabajo, puesto que ya ha adelantado bastante, nadie se atreve a decirla nada, o simplemente, piensan que no hay nada que se la pueda decir.

No había comido nada, así que se compró un perrito caliente en el puesto de la entrada y se fue a sentar a un banco del parque. Abrió una carpeta de su ordenador llamada «Catwoman» donde tenía varias fotos de aficionados de Selina en plena acción mientras espiaba a Sionis, y trataban de crear el mito de la mujer gata, tal como se había hecho con Batman poco tiempo antes. Lois había almacenado toda la información que había en  Internet al respecto y tenía un archivo de texto en el que llevaba  trece folios acerca de esta mujer y sus motivaciones. Era posiblemente un artículo por el que podría ganar fácilmente un Pulitzer, puesto que nunca se había escrito sobre un «vigilante» desde tan cerca.

Cuando estaba a punto de empezar a escribir, recibió un email de «Irena Dubrovna». En el email, Selina agradece toda la ayuda que le ha prestado Lois para acabar con Sionis y la promete que ella no le ha matado y que la mala hierba nunca muere por lo que seguramente siga por Gotham esperando volver a aparecer.

La dice que escriba lo que tenga que escribir, que no va a tomar ninguna acción al respecto ni va a desmentir nada de lo que diga, puesto que confía en que solo contara la verdad. Sí que la pide por favor, que mantenga a Holly Robinson alejada por completo de la noticia puesto que no sabe cómo reaccionaría ante ello y no quiere que la ocurra nada.

Termina felicitándola por la noticia e invitándola a Gotham siempre que lo necesita, que la gustaría compartir una copa con una profesional como ella.

Lois se esperaba un email así, y aunque supo que ese texto que estaba escribiendo la podría hacer de oro, no estaba en el periodismo por el dinero, así que puso una contraseña encriptada a la carpeta para que nadie pudiese acceder nunca y la escondió con otro nombre.

Sería su secreto, si alguna otra vez podría escribir una noticia como esta, es algo que solo el tiempo lo dirá, mientras tanto continuara escribiendo lo que considera justo y merece ser contado.


19.00

Gimnasio Atlas

Ted Grant estaba sentado en primera fila junto a Slam Bradley, preparándose para ver un auténtico combate de boxeo como los que ya no hay. Era el primer día que Slam pudo salir de casa con muletas tras una pequeña estancia en el hospital. Llevaron una neverita con seis botellines de cerveza bien fría y se disponían a ver un combate que ya no les suponía demasiada emoción.

– La verdad Slam, que me estas amariconando – dijo Ted -. Antes venia aquí y veía a dos púgiles sufriendo contra su rival, y ahora vengo e intento entender la motivación de uno frente al otro.

– A mí no me engañas Grant, siempre has sido un sentimental y siempre lo serás.

– Puede ser. Al ver las ganas que tenía Selina de proteger a su hermana y a Holly, me ha dado ganas de hacer algo distinto. Quiero empezar algo nuevo.

– Hmm, ahora que lo dices, yo tengo dinero ahorrado y podríamos invertirlo en remodelar tu gimnasio y entrenar a jóvenes.

– Joder… no es mala idea. Lleva varios años, muerto del asco. No estaría mal hacer algo de eso, quizás si se les ofrece a  los chicos una alternativa saludable a las putas peleas callejeras, enseñándoles cómo defenderse y el boxeo como método de libertad corporal. Es un anti-stress natural.

– Decidido, tú encárgate de la parte académica y yo me encargare de la económica.  ¡Por la juventud, socio! – Dijo Slam levantando el botellín.

– ¡Por la juventud y por Selina Kyle! – respondió Ted Grant.

Bebieron la seis cervezas, casi ajenos al combate que estaban presenciando, comentando ideas de cómo enfocar el negocio que sus mentes estaban tramando. Hablaron de Selina y como habrían sacrificado auténticas fortunas por haberla conocido cuando aún eran jóvenes. Después recordaron a la ex mujer de Bradley y hablaron de viejos tiempos.


21.00

Gotham East Mall

Las tres chicas fueron juntas a dar una vuelta para tomar algo e ir al cine. Holly y Selina, prometieron esforzarse  para devolver parte de la inocencia natural que le correspondería a alguien de la edad de Maggie. Aunque Selina, también lo hacía para que Holly se olvidase de todo lo que había vivido y poder rehacer un poco su vida, junto a sus amigas.

Selina fue capaz de abstraerse de sus pensamientos, por primera vez en mucho tiempo, a pesar de no contar con demasiado dinero, acepto un dinero que les presto Ted y Slam, para pasarlo bien mientras ellos iban al boxeo.

Tras visitar varias tiendas y comprar ropa nueva para las tres aprovechando algunos restos que quedan aún de las rebajas, consiguieron auténticas gangas. Realmente ninguna de las tres eran aficionadas a ir de compras, pero valoraban el hecho de ir juntas a este convencionalismo social que tan aceptado estaba entre las mujeres.

Maggie disfrutaba mucho junto a Selina, había sido su modelo a seguir durante mucho tiempo, y durante los tres años que se mantuvieron separadas, ambas sufrieron mucho todo ese tiempo, aunque cada una a su manera. Mientras que Selina interiorizo el dolor para sí misma, aislándose un poco de la gente de su edad.

 Tras una hora de compras, fueron a comprar algunas cosas para la comida del sábado. Iban a estar a en casa de Slam mientras encontraban algo para vivir las tres. No estaban mal con Slam, él quería que se quedasen, pero no podían aceptarlo durante tanto tiempo, y tampoco querían volver a la casa que tenían antes, puesto que tenían que empezar una nueva vida las tres juntas. Lo único que sabían era que querían estar en el East End y que Maggie tendría que continuar yendo al colegio privado, aunque podría dormir donde quisiese según le apeteciera volver o no al apartamento.

Se sentaron en un bar y empezaron a tomar un aperitivo. Selina pidió un Appletini, Holly un Gin-Tonic y Maggie un Manhattan. Esto le demostró a Maggie como había madurado de golpe su relación con su hermana: a pesar de un fuerte proteccionismo no dijo nada cuando pidió una copa, ya no la trata como una niña, ha confesado con ella un montón de historias de los últimos años y eso ha conseguido que Selina se sienta mucho más libre. Durante todo este tiempo, fue a Maggie a la única persona a la que consideraba que debía darle cuentas, pero a día de hoy, todo ha quedado en el pasado.

Un rato después, un hombre toco cortésmente el hombro de Selina, al girarse vio al mismísimo Bruce Wayne frente a ella con gafas de sol intentando pasar desapercibido mientras hacían algunas compras con Alfred. Selina se levantó de golpe y le agarro la mano, con el brazo que tenía bien.

– ¡Bruce! ¿Cómo estás? – pregunto Selina cariñosamente

– Pues encantado de volver a verte la verdad. Estuve esperando tu llamada después de la fiesta.

– Lo siento… no ha sido un mes fácil

– ¿Estás bien?

Selina pidió permiso a sus chicas y se levantó a hablar tranquilamente con Bruce.

– Bruce cuando volví a verte en la fiesta, una parte de mi recupero de la infancia volvió. Una que pensé que no volvería a conocer. Fue un auténtico placer para mí, pero los días siguientes fueron muy complicados.

– Bueno, espero que todo te vaya bien ahora, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, y antes que digas nada, no me refiero a nivel económico. Si quieres desahogarte en algún momento, solo tienes que pedirlo.

– Eres un encanto. Para que veas que esta vez no me escapo, me he comprado un móvil, tienes aquí el número, llámame cuando quieras.

– No dudes que lo hare. Por cierto, perdona que saque el tema económico de nuevo, pero estoy muy interesado en tener el reloj que llevas, es una auténtica joya de relojería.

– Bruce sabes que no lo voy a vender.

– No me he explicado bien, quiero tenerlo un tiempo, te lo pagare mientras tanto y te daré uno de reposición.- Bruce se remango la camisa y mostro un reloj de Patek Phillipe.

Era el reloj del amable doctor, que Bruce había cuidado desde la muerte de su padre. Un montón de recuerdos sobre la infancia y el impacto que la supuso ver la escena del crimen con el collar roto y la ausencia del reloj.

– Bruce…

– Selina, quiero que lo entiendas como un préstamo que hago a una buena amiga mía, que sé que me lo va a devolver y mientras tanto cada uno tenemos algo importante para el otro que sabemos que tenemos que devolvernos. Así no te podrás escapar de quedar conmigo en una cita.

– Eres terrible – dijo Selina con una sonrisa preciosa – De acuerdo lo acepto, he entendido hace poco tiempo que pedir ayuda a tus amigos, es algo que hay que hacer de vez en cuando, ignorando tu propio orgullo.

– Me alegra oír eso. – respondió Bruce contento- El lunes te enviare el cheque con el dinero, espero que puedas invertirlo en algún negocio sorprendente. Bueno, no te molesto más que estas con amigas.

– ¡Ay! ¡Perdona, si no te he dicho nada! Vente que te presento y llama a Alfred

Selina, Bruce y Alfred se acercaron de nuevo a la mesa.

– Maggie, cariño ¿te acuerdas de Bruce Wayne? – pregunto – es el hijo del Doctor Wayne, uno gran amigo de papa. Y él es Alfred, el mayordomo y gran amigo de la familia Wayne

– ¿El doctor Wayne? ¿El amable doctor? – preguntó Maggie – Que alegría verles, es un todo un placer, Selina me ha hablado muchos de ustedes.

– El placer es mío, Maggie Kyle, me alegro volver a verte tras tanto tiempo. La última vez que te vi no tendrías ni diez años y ahora eres una mujer preciosa.

– ¡Oye calla o me pongo celosa! – dijo Selina – esta otra belleza, es mi amiga Holly Robinson, es también de la familia.

– Un placer, Holly, espero que la familia Kyle te trate tan bien, como me ha tratado a mi.

– Por supuesto – respondió Holly – por cierto, debo decirle señor Wayne que es mucho más guapo en persona.

– Muchas gracias chicas, pero por favor, no volváis a tratarme de usted… me hace sentir mayor. Bueno, lamentándolo mucho, debo excusarme puesto que tenemos que acabar un par de recados antes de irnos. Ha sido todo un placer, encantado de conocerte Holly y de volver a veros, Maggie y Selina.

– Bruce… espera – dijo Selina, antes de que se marcharan – voy a organizar una comida con amigos en mi casa mañana, me encantaría que vinierais. Para mi sois también de la familia.

– Pues si Alfred no tiene ningún inconveniente, estaría encantado.

– Por supuesto que no señorita Kyle, – respondió Alfred-  es todo un detalle de su parte. Si la parece bien, la llevare una tarta de manzana con la receta de Martha Wayne.

Selina tuvo que aceptar la proposición, por pura nostalgia y se despidieron amablemente, tras explicar cómo llegar a la casa de Bradley.

Holly regaño a Selina por no haberle dicho que era amiga de Bruce Wayne y se quedaron un buen rato hablando sobre él. Fue la oportunidad de Selina, de contar la parte de la fiesta que había olvidado. Les explico la ternura que tenía, además de la clara galantería.

Un buen rato después de que tomasen las copas y picasen algo, decidieron volver a casa dando un buen paseo hasta el autobús. De camino al mismo, pasaron por una joyería que ya estaba cerrada, pero el escaparate estaba descubierto y Selina pudo ver claramente su interior. Una pieza llamo su atención, realmente era un anillo de oro muy llamativo. No era el más caro, ni el más barato, no tenía diamantes, pero tenía algo mágico.

No sabía por qué, no tenía dinero para él, ni lo habría gastado en eso. Solo había una clara: Tenía que ser suyo.


EPILOGO

24.00

En una pequeña casa del casco antiguo de Gotham, se encuentra una casa con más de cien años de antigüedad. Es un edificio de tan solo tres alturas, que no cuenta ni siquiera con ascensor, ni con portero automático. Se paga de comunidad es de 60$, una cuota de comunidad que ha ascendido únicamente por la escasez de vecinos que hay y el subida de los gastos de calefacción y agua.

En el edificio hay cinco viviendas:

En el Bajo A vive Roger Stein, un modesto escritor de novelas policiacas, que no ha conseguido publicar una sola obra y trabaja en un restaurante del centro, sirviendo mesas.

En el Bajo B reside desde hace ya sesenta años, la señora Petrova, una inmigrante rusa, que vive sola y los vecinos permiten vivir allí a cambio de la limpieza del piso.

En el primero, viven los Fisher una pareja de Ohio que vinieron a Gotham, para buscar empleo tras la crisis económica. Encontraron este piso a través de internet y están alquilados con un precio muy asequible.

En el segundo, vive Charles Wagner, un compositor de música, que heredo el piso de su padre y llego hace diez años a Gotham para trabajar en el conservatorio.

El piso tercero es un caso peculiar. La señora Petrova asegura que en los sesenta años que ella lleva viviendo allí, no ha oído ha visto a nadie entrar ni salir del mismo, nadie fue nunca a las juntas en representación del tercero, pero las cuotas y los recibos siempre se han pagado a tiempo.

Esta semana, el tercero tiene un inquilino. El dueño del piso: Roman Sionis.

En una habitación oscura, piensa en cómo ha llegado a esta situación y odia en lo que se ha convertido su vida y va a dedicar lo que le queda de la misma a matar a Selina Kyle.

Mira fijamente al espejo, y desprecia a la persona que le devuelve la mirada, por lo que arroja un vaso, rompiendo el espejo por completo.

Se cubre la cara, con una máscara en forma de calavera negra que guardaba del pasado Halloween, puesto que la visión de cualquier cosa es mejor que verse la cara rota. Y espera… Espera a tener la ocasión de volver.

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3 Responses to Catwoman #5

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  2. Carlos Fortuny says:

    Por fin llegamos al final de la saga donde atas muchos cabos sueltos. Interesantes peleas e interesante origen para el villano.
    Si tengo algún pero es que el plan de Sionis queda un poco en «Deus ex machina», esperando a Catwoman con la ventana abierta y yendo entonces a su piso. No queda claro como sabe todo eso o porque no fue por la noche a pillarlas a todas.

    Aparte de eso me gusta mucho Selina, aunque creo que le has dado un enfoque demasiado «bueno», iba transformándose en un antiheroe, pero finalmente en este último número da un poco la sensación de que vuelve a sus orígenes de niña buena (con algo de cleptomanía:)

    Sea como sea me ha gustado el arco, y como siempre muy chula la portada. Esperamos con ansias un 2º arco jejejeje

  3. Oneyros says:

    Gracias Carlos!
    Me alegro que te haya gustado, y si, soy muy benévolo con ella porque siempre la he visto muy ambigua, de hecho en el segundo arco se vera algo de eso!
    La idea de Sionis es que lleva observándoles mucho tiempo, hasta que se decide

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