Marvel Premiere #24 presenta… Punto Uno

marvelpremiere24En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…

Marvel Premiere

#24 – Punto Uno
Por Carlos Fortuny, Correia, Moisés Hassan, Nahikari, Tomás Sendarrubias, y Vicente de los Santos


Fecha de publicación: Mes 181 – 5/13


CABALLERO LUNA

Por Carlos Correia


Marc tomaba tranquilamente una copa con Marlene. El bebé dormía tranquilamente en su capazo. Veían la tele, donde un canal japonés contaba como el Caballero Luna había detenido a una célula de IMA que planeaba atentar contra el país.

Había sido cosa de su hermano Randall, que había viajado al país del Sol Naciente para detener a unos asesinos yakuza. Mientras, él, con la ayuda de su inseparable Frenchie, habían derrotado al Zancudo y al Conquistador, tras arrasar el Bar Sin Nombre y abortar un plan de éstos para matar a Marlene.

Marc estaba contento. Hoy por hoy, la vida le sonreía. En este último año, además, había comenzado a encargarse de separar a Marc del Caballero, y a delegar mucho en su hermano.

Sonó el teléfono. Era Randall. Le enviaba un mensaje con una sola palabra: «Vuelvo».

Marlene se acurrucó a su lado. Estaba cansada, varias noches en vela, ya no sólo por su marido, sino también por su pequeña.

Marc la abrazó, y la besó en la cabeza. Haría cualquier cosa porque sus dos amores estuvieran bien.

Cualquier cosa.

Continúa en Caballero Luna #1


ELEKTRA

Por Moisés Oneyros


No recuerda cuánto tiempo ha pasado. ¿Han sido horas? ¿Días? ¿Quizás meses?

Ha olvidado lo que es el dolor, solo recuerda la sensación de angustia, de persecución, de velocidad. No puede parar, tiene que seguir corriendo hasta alcanzar su destino. Ni siquiera se preocupa por su hombro, que ya ha dejado de sangrar. Intenta no pensar en todo lo que ha dejado detrás, todas las personas, todo su equipo.

S.H.I.E.L.D. Destino: un pequeño grupo en Tokio a fin de infiltrarse en una de las bandas más importantes; «El Dragón Negro». La misión era clara, tenía que hacerse pasar por una aspirante y aguantar lo posible para llegar a la cabeza de la banda y obtener la información suficiente para desmantelarla.

No contaron con que no serían los únicos que querrían acabar con la banda, y cuando se dieron cuenta, ya era demasiado tarde. Todo «El Dragón Negro» estaba muerto.

La escena del crimen no era nada convencional.  Había ocurrido en la sede central de la casa de Akira Hattori, líder de la banda y no había ningún rastro de  pólvora. No parecía un ajuste de cuentas. Había algo más. Las victimas mostraban cortes de armas blancas. La duda se disipo a los dos minutos de entrar en escena.

Supo enseguida quien había sido, y de esa manera supo que su vida estaba en peligro, antes de que la flecha rozara su hombro.

Elektra estaba en peligro. Ahora corría por su vida, pero sobre todo corría para llevar un mensaje: «La Mano había vuelto».

Continúa en Daredevil #1


ESTRELLA DEL NORTE

Por Carlos Correia


Jean Paul Beauvier había abandonado Canadá. No quería saber nada de Alpha Flight, ni de su hermana. Ni de la vida superheróica. Desde que tuvo que ayudar a la Patrulla-X en alguna misión, se había dedicado a vivir la vida, disfrutar de sus abundantes bienes, convertirse en una celebrity más de Hollywood. Había tenido propuestas de actuar en cine y televisión, pero las había rechazado. Hasta la MTV le propuso hacer un reality de su vida.

Pero él sólo quería divertirse.

Llevaba tanto tiempo dedicándose a salvar al mundo que había olvidado lo divertido que era ser una persona normal… todo lo normal que puede ser un esquiador mutante conocido mundialmente, claro.

Peor era feliz. Las fiestas, los ligues. Estar con su hija adoptiva. Un poco de todo.

Y sin peleas.

Pero entonces, pasó.

En la CNN salió la noticia del atentado en Montreal. La responsable, Crepúsculo.

Su hermana.

La responsabilidad.

Maldita sea.

No podía consentirlo.

Su hermana la loca lo había vuelto a hacer.

Le había fastidiado la vida por última vez.

Esta vez, la salvaría… o acabaría con ella para siempre.

Continúa en Alpha Flight #1


EZEKIEL

Por Carlos Fortuny


Los Yungas, Perú.

Un hombre americano de unos sesenta años se quitaba un elegante traje italiano para vestirse por una túnica de tela barata pero gruesa y mal cosida en el interior de un antiguo templo con miles de años de antigüedad; su cabello era corto y completamente blanco, su rostro totalmente endurecido, casi severo.

A excepción de los trajes que guardaba en su armario no había nada de valor en la habitación, al menos de valor material. El hombre se detuvo un segundo a mirar una daga ceremonial que reposaba sobre su chimenea, enfrente de la rústica cama de matrimonio. Con aquella daga lo habían sometido al ritual de iniciación, lo habían hecho parte del pueblo. Recordaba no haberlo visto con buenos ojos, pero en aquel entonces solo era un chico de veintipocos años que creía que lo estaban secuestrando. Nada más lejos de aquello, le habían dado el regalo más grande que cualquier hombre pudiera soñar, y ahora él era el líder del pueblo. Cogió la daga y la guardó con cuidado en su cinto, acto seguido se dirigió hacia la puerta, no sin antes dar un besó a una foto, en la cual aparecía él mismo con unos treinta años, y una hermosa mujer sudamericana.

Sabía que pronto iniciaría el ritual, pero aun tenía algo de tiempo, así que se dirigió a la parte del templo que se usaba como almacén, hacía horas que no comía. En el camino se cruzó con Javier, un hombre fornido y de rostro apacible, quien siempre estaba dispuesto a contar un buen chiste.

-¿Está todo listo para la iniciación?- Preguntó el americano.

-Ah Ezekiel.- Exclamó el hombre con sorpresa, pues había estado distraído contemplando cómo se marchaba una muchacha.- Si, todo listo. El oráculo está preparado cuando tú lo estés.

Ezekiel dudó por unos segundos, su estomago gruñó, pero podía encargarse de él más tarde, aquello era más importante. Necesitaba saber qué hacer para detener la plaga que se avecinaba.

-Voy para el altar, dile a David que se reúna de inmediato conmigo allí.


Su padre le había hecho llamar, él como siempre se encontraba en las instalaciones de entrenamiento, preparándose, era el guerrero más joven, tan solo tenía catorce años, pero también el más preparado de todo el pueblo. Pues David no era un chico normal, era el hijo del Jefe, quien esperaba siempre lo mejor de él, tanto era así que había aprendido a usar una espada antes que a andar.

El chico se quitó la capucha que cubría su rostro, era de piel más morena que su padre, pero tenía los mismos rasgos duros, su cabello era medianamente largo, estaba totalmente alborotado y de un negro azabache. Sus ojos eran azules y fríos como el hielo. Tras secarse con una toalla el sudor dejó su katana clavada en una pared y se dirigió sin más demora hacia el altar.

No tardó mucho en reunirse con su padre, que ya esperaba con el oráculo, una mujer joven, de rasgos sudamericanos, piel y cabellos morenos. Entre ellos reposaba un caldero que olía a rayos. A su alrededor la sala estaba completamente decorada con arañas, llamando poderosamente la atención de cualquiera, una enorme escultura de unos dos metros de una araña con cabeza humana, que estaba situada tras su padre.

Ezekiel dirigió una molesta mirada a su hijo, sabía que le estaba reprochando su tardanza, pero ninguno abrió la boca.

Con un asentimiento de Ezekiel, la mujer empezó a remover el caldero mientras cantaba en una antigua y olvidada lengua. David simplemente observaba de brazos cruzados apoyado contra una pared.

Ezekiel sacó su daga y la ofreció a la escultura situada a su espalda, tras unos segundos en los que hombre y estatua se miraron fijamente a los ojos, Ezekiel se dio la vuelta y fijó su mirada en el oráculo. Esta le ofreció su mano sin un instante de duda, y el hombre le hizo un profundo corte en la palma mientras le sujetaba la mano con cariño. La sangre empezó a manar y gotear sobre el caldero, que empezó a burbujear como si de una cola con mentos se tratase.

La mujer liberó su mano de Ezekiel y miró fijamente el caldo que se iba calmando por momentos, donde el hombre no veía nada, ella veía imágenes, como si de una televisión se tratara.

-El final, el final del pueblo de la araña se acerca, y después de nosotros el mundo entero caerá…- Dijo la mujer con la mirada desencajada.- Solo un hombre puede hacer frente a esta plaga…

David dio un paso adelante, como si ese fuera su texto de entrada, pero Ezekiel y el oráculo hicieron caso omiso.

-Spiderman, el hombre conocido como Spiderman deberá enfrentarse a la prueba, entonces, y solo entonces podrá vencer al Hambre…- Culminó el Oráculo, dicho lo cual se tiró sobre su silla, a descansar.

A Ezekiel se le habían puesto los vellos de punta, como cada vez que había escuchado hablar del Hambre, sabía de lo que podía ser capaz ese ser, y no pensaba permitirle que acabara con el mundo. Al menos ahora tenían un rayo de esperanza, Spiderman, debían encontrar a Spiderman, ¿Pero quién era ese miembro del pueblo de la araña? ¿Y porque no vivía con el resto de su poblado?

Continúa en Spider-Man #1


GOLDEN GIRL

Por Carlos Correia


Lo había conseguido. Ameiko se había infiltrado en los Invasores. El equipo de su abuela en la Segunda Guerra Mundial. Ella era ahora la heredera de su nombre y de sus poderes. Y los llevaba con orgullo…

Pero lo que habían cambiado eran los objetivos.

Su abuela luchó contra los nazis.

Ella quería derrotar a los Invasores por haberla abandonado.

Su abuela había muerto de cáncer. Y ni uno de sus excompañeros la habían visitado, o ayudado. Pese a que la sangre de la Antorcha había sido capaz de rejuvenecer a Spitfire, o que la ciencia atlante tuviera medicinas para curar muchas enfermedades que en tierra firme eran mortales.

No. La habían dejado morir como a un perro.

Y ahora, por pena, la dejaron entrar en su grupo.

El primer día, se hizo con el control de los ordenadores.

Después, los ayudó en la pelea contra los agentes del Eje.

Ahora, le tocaba seguir poniendo buena cara cuando los veía, sonreírles cuando le hablaban.

Pero pronto, cuando Skorpio se lo ordenara, los mataría.

Uno a uno.

Lentamente.

Y disfrutaría haciéndolo.

Continúa en Invasores #1


KARNAK

Por Tomás Sendarrubias


Medusa observaba la circunferencia azul de la Tierra alzándose sobre el horizonte lunar, y sus cabellos se movieron oscilantes, suavemente, reflejando el estado de ánimo de la reina de los Inhumanos. Le costaba asumir que jamás se había sentido tan en casa como cuando había vuelto a ver aquella escena después de que, gracias a las manipulaciones de Karnak, consiguieran separar Attilan de Atlantis y volver a la Zona Azul de la Luna. Suspiró, pues esas mismas manipulaciones de Karnak eran lo que hacían que la Familia Real Inhumana estuviera en ese momento juzgándole por crímenes contra la humanidad y contra los propios Inhumanos.

-…y sabiendo lo que iba a ocurrir, permitiste que el Zodíaco llevara a cabo sus movimientos, lo que llevó a una guerra a nivel mundial en la que nos vimos implicados-decía en aquellos momentos Tritón, cuyos ojos chispeaban de odio bajo la atenta mirada de Rayo Negro, sentado en su trono y apoyado en su brazo izquierdo, con los ojos azules escrutando tanto al acusador como al acusado, que se mantenía firme y con la mirada fija en el frente, sin darle a su hermano el placer de reconocer si quiera que estaba allí-. Pusiste en peligro a Crystal, a mí mismo… y a todos los Inhumanos al favorecer por dejadez una guerra entre Atlantis y Attilan, por no hablar de lo que Sat-Yr-9 podría haber hecho al mundo… al Universo, de haber conseguido llevar adelante sus planes.

Rayo Negro parpadeó, y Medusa se incorporó, asintiendo.

-¿Algo que decir en tu defensa, Karnak?

-Que Sat-Yr-9 no llevó a cabo sus planes.

Medusa bajó la cabeza ante la sombría respuesta de Karnak, y no pudo evitar lanzar una mirada de soslayo a Gorgón, que estaba a apenas unos pasos de él, vigilándolo todo acechante. Era el líder militar de los Inhumanos, y el líder de las milicias, ¿qué pasaría si no estaba satisfecho con el resultado del juicio y decidía alzarse contra el veredicto de Rayo Negro? ¿Cuántos le seguirían? Sin embargo, no parecía que Gorgón estuviera muy satisfecho con el comportamiento de Karnak, al que miraba ceñudo. Habían muerto Inhumanos en la guerra contra Atlantis, y Gorgón conocía a cada uno de sus hombres. Karnak había sabido todo el tiempo que esa guerra tendría lugar, podría haber preparado mejor a los Inhumanos, o haberla impedido, pero prefirió conspirar junto a Víctor von Muerte, una hechicera y el Doctor Bruce Banner. Y pese a todo eso, Medusa no podía evitar pensar que Karnak tenía razón. Madame Hydra había sido derrotada, y Attilan volvía a estar a salvo en la Zona Azul de la Luna. ¿Debía ser castigado o premiado?

En momentos como aquel, Medusa agradecía que todas esas decisiones estuvieran en manos de su esposo, del Rey Rayo Negro. Y a él jamás le había visto dudar. Incluso dentro de las manipulaciones de Karnak, Rayo Negro había tenido un lugar preponderante, él había traído de vuelta a los Vengadores, quienes al final habían conseguido derrotar a Sat-Yr-9 y poner en funcionamiento la Máquina Perfecta de Muerte. El hombre perfecto, el rey perfecto.

Los ojos de Rayo Negro se volvieron hacia Medusa, y ella asintió.

-El Rey ha tomado una decisión.

Y como siempre, pese a que las palabras le estaban vedadas a su esposo, Medusa supo lo que quería decir, y sintió un escalofrío.

-Karnak hijo de Mander y Azur, has traicionado a los Inhumanos. Has traicionado a la Familia Real. Has consentido que tu hermano sea víctima de las manipulaciones de una amenaza extradimensional y de su tecnología; has consentido que Crystalia Amaquelin sea tomada rehén por los Atlantes; has enviado a tu pueblo a luchar y a morir en una guerra que podría haberse evitado. ¿Tienes algo que decir?

-Somos un pueblo guerrero-replicó él, centrando la mirada en Medusa por primera vez desde que había comenzado el juicio.

-Y sin embargo, es cierto que has servido al interés del pueblo Inhumano-continuó Medusa-. Es cierto que nos has liberado. Es cierto que has evitado males mayores. Pero tus acciones no pueden quedar impunes, pero no serán los Inhumanos quienes las juzguen.

-¿Qué?-preguntó Tritón, y Gorgón dio un paso al frente, pero la mirada de Rayo Negro les hizo guardar silencio.

-No hemos sido los Inhumanos los más perjudicados por tus acciones, ni los únicos. Has enviado a morir a los atlantes. Has sembrado la muerte sin embargo entre los humanos. Rayo Negro se niega a atribuirse el juicio único, y determina que serás juzgado por un tribunal conformado por las tres razas a las que has enfrentado. Humanos, Atlantes e Inhumanos. ¿Aceptas el veredicto, Karnak?

-Lo acepto-replicó él, sin atisbo alguno de sorpresa.

-Mientras tanto, Rayo Negro ordena que permanezcas en Attilan. Te encargarás del cuidado de los nuevos Inhumanos, del mantenimiento de las Nieblas y los Cristales Terrígenos…

-¿Qué clase de castigo es ese?-preguntó furioso Tritón-. ¿Un juicio demorado y la custodia de lo más sagrado para los Inhumanos? ¿Y eso es…?

-¡Tritón!-exclamó Medusa-. Es la palabra de Rayo Negro.

Por unos momentos, pareció que la indicación de Medusa no iba a ser suficiente, y que Tritón iba a desafiar al Rey de los Inhumanos, pero finalmente, bajó la cabeza  y asintió.

-Mis disculpas-farfulló, y Medusa suspiró. Rayo Negro se incorporó, y se dirigió hacia la salida del recinto en el que se encontraban, rodeados de las alienígenas estructuras de la Zona Azul de la Luna, dando por terminado el encuentro. Karnak sintió los fuertes brazos de Gorgón tras él.

-Vamos-dijo-. Al menos esta noche aún la pasarás confinado, la sentencia de Rayo Negro será vigente mañana.

-El Rey no ha dicho eso-respondió Karnak, pero sus ojos chocaron con la dura mirada de Gorgon.

-Tampoco ha dicho que no sea así. Vamos.

Tras un segundo de tensión, Karnak torció los labios en una sonrisa torcida y obedeció a su primo. Aquella guerra y su actuación en ella habían roto muchas cosas.


En su celda de confinamiento bajo el subsuelo de la Zona Azul de la Luna, Karnak permanecía con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, sumido en una profunda meditación, cuando escuchó el sonido raspante, como si hubiera ratas fuera, aunque Karnak sabía de sobra que no había roedores en la Zona Azul de la Luna. Por supuesto, sabía quién estaba fuera.

-Maximus-siseó, y escuchó un crujido sordo al otro lado de la puerta, como una risa-. Así que tienes sobornados a algunos guardias aquí abajo, y los Alfa-Primitivos te obedecen.

-Siempre tan inteligente, primo-rió Máximus, al otro lado de la puerta-. Sólo quería ver cómo estabas después del juicio… ¿te fueron útiles nuestras conversaciones?

-Sí, Máximus. Todo el tiempo que hemos hablado ha sido muy útil.

-¿Y tienes algún consejo para mí?

-Que todo empeorará aún, Máximus. Todo empeorará antes de poder mejorar.

Continúa en Los 4 Fantásticos #1


MARVEL KID

Por Carlos Correia


Echo de menos a Aly.

Y aquí estoy.

En medio del espacio.

Perdido en la nada.

Atrapado en una cápsula de escape, sin energía, a medio camino entre la Tierra y la galaxia kree.

La nave en la que viajaba explotó, tras ser atacada por unos piratas. Sólo yo pude escapar.

Íbamos a rescatar a una compañera de la universidad, que resultó ser una princesa de otro mundo.

¿Por qué siempre me meto en estos líos?

Al menos esta vez no son demonios.

He enviado una señal de socorro. Espero que alguien la oiga.

No creo que pudiera sobrevivir al vacío.

Y no creo que me quede aire para mucho tiempo…

Continúa en Marvel Kid #1


MEFISTO

Por Vinx


El Infierno…

El sonido de los huesos rotos se pierde entre los gemidos y los gritos de los cientos de renacidos que intentan cruzar el océano de sangre y lágrimas. Se agolpan en una contienda sin fin, donde se entregan por completo en una auténtica carnicería. Para todos aquellos malditos, no sirve de nada estar muerto. El dolor se reproduce una y mil veces en cada golpe, en cada fractura o cada desgarro, como pago por permanecer a la horda de los caídos.

Cercano a la matanza, Mefisto disfruta el espectáculo mientras los cuerpos desnudos de varias súcubos recorren sin pudor cada trozo de él. La agónica lucha entre los malditos regocija al príncipe de las mentiras. Un espectáculo contemplado cientos de veces, pero siempre tan reconfortante como la primera vez. Mefisto centra su atención en un pequeño reducto. Un renacido parece frenar el avance de unos cuantos. El salvajismo con el que separa la carne del hueso ha conseguido robar el interés de Mefisto.

Con desprecio separa a las mujeres de su cuerpo y se abalanza sobre el mirador de hueso desde donde contempla la batalla. Puede notar como aquel luchador aprieta los dientes con cada golpe. Desgarra sus propios puños y utiliza los huesos de los caídos para seguir aumentando el número de víctimas. Lucha como una bestia sin mente, sin técnica ni moral alguna. Avanza sembrando dolor entre todo el que se encuentra en su camino, pero no se introduce en el océano. No parece mostrar interés en escapar de aquella tortura y eso escama a Mefisto, que rápidamente recurre a una de las súcubos.

– Ese renacido… ¿Ha intentado cruzar el Océano de las lamentaciones?

– No mi amo. Solamente se queda en ese lugar, acabando siempre con los mismos que cada noche intentan huir del suplicio.

– ¿Que pobre alma no pretende encontrar descanso, una vez que conoce los horrores del Infierno? – se pregunta a si mismo Mefisto.

Las súcubos no saben que responder, intentan recuperar las caricias de su señor, pero este las vuelve a repudiar para continuar visionando aquel avatar de odio interminable. De repente sonríe, como si hubiera averiguado la respuesta en el momento límite. Camina sin dejar de mirar a los renacidos ensartados y no puede evitar volver a sonreír mientras su objetivo separa la cabeza del cuerpo de uno de sus adversarios.

– Para algunos pocos, el descanso está en el castigo. – Susurra Mefisto – Creo que es hora de aprovechar este diamante en bruto que he hallado…

Continúa en Motorista Fantasma #1


ZEMO

Por Carlos Correia


«¡Maldita sea!»

Tony Stark dio un puñetazo sobre la mesa. Estaba en su despacho, viendo las noticias… cuando comenzaron a saltar las alarmas que tenía puestas. ¡Los Vengadores habían vuelto! ¡Y había un Hombre de Hierro entre ellos!

No era algo inesperado. En el fondo siempre había sabido que este plan llegaría a su fin… y Helmut Zemo estaba preparado para ello.

Stark habría vuelto, pero…

«Norbert», dijo en voz alta. Su voz activó el sistema de telefonía del despacho.

Al otro lado de la línea respondió el Arreglador.

«¿Sí, Tony?», preguntó.

«Han vuelto. Activa el plan. Nos vamos.»

«Sí, jefe. ¿O ya vuelvo a llamarle Barón?»

«Siempre he sido, y siempre seré el Barón Zemo, Norbert. No lo olvides. Este plan nos ha servido bien. Más tiempo del esperado, de hecho. Un año y medio con acceso a toda la tecnología de Stark, y a todo su dinero.»

«Dinero que nos llevaremos. Quiero que hagas las transferencias ahora mismo. Y actives las ventas de las empresas. Deprisa, antes de que ese playboy aparezca por aquí.»

«Sí, Barón. ¿Y las armaduras?»

«Seguimos con el plan. Destruye toda la tecnología Stark. Sólo nos llevamos lo que hayamos podido copiar. No quiero que nos rastreen por un error.»

«Sí, Barón. Me pongo a ello.»

La llamada se cortó. Zemo se miró al espejo. Pese a llevar un año y medio con este rostro, no se había acostumbrado a ser el joven Tony Stark. El disfraz, mezcla de tecnología y magia, era totalmente indetectable.

Suspiró. La prensa no tardaría en llegar a preguntarle quién era el Hombre de Hierro que estaba junto a los Vengadores. Sacó del cajón un pequeño frasco, y lo destapó. El olor a azufre le hizo apartar la nariz, asqueado. Se lo bebió de un trago. Sintió el picor mientras el líquido bajaba por su garganta. Un dolor casi insoportable lo hizo doblarse en el suelo. Minutos después, se incorporó. Volvió a mirarse al espejo. Ya no estaba Stark frente a él.

Helmut Zemo volvía al mundo.

Y pronto se apoderaría de él.

Continúa en Iron Man #1


EL DISCO DEL REGISTRADOR

¡Hola a todos!

Este mes, pocas novedades, ¿eh? Pero todo tiene un motivo. En un par de semanas, MarvelTopia se reinventa, y comenzamos una nueva etapa, con nuevos autores, nuevas series, nuevos números uno. No es un reboot, no es un reset, es una revolución.

En junio podréis disfrutar de Tomás Sendarrubias en los 4 Fantásticos, de Bedovian en el Caballero Luna, de Moisés Oneyros en Daredevil, de Iván Landa en Jóvenes Vengadores, de Vinx en el Motorista Fantasma y de Carlos Fortuny en Spider-Man.

Y en julio, más novedades, que ya os iremos desvelando.

Esta serie acaba. Nos quedamos sólo con una antología, Marvel Spotlight.

Esperamos que la hayáis disfrutado.

Un placer haber estado aquí con vosotros.

¡Nos leemos!

PD: Por cierto, la nueva maquetación de las portadas es obra de Nahikari. ¡Un trabajo excelente!

Tagged , , , , , , . Bookmark the permalink.

6 Responses to Marvel Premiere #24 presenta… Punto Uno

  1. Pingback: ACTUALIZACION DE MAYO – MES 181 - MarvelTopia

  2. Carlos Fortuny says:

    Por quejarnos, me habría gustado una apertura para jovenes vengadores, y algo de XMen, ya que creo que de momento no tenemos Vengadores.

    Ya lo pregunté en otro lado, pero habrá serie de Iron Man??

    • Carlos Fortuny says:

      Por cierto, al final se me pasó decir que me he quedado con muchas ganas de ver como continúan todas estas historias, mención especial a los 4 fantásticos y a Iron man, que no me lo esperaba xDD
      Y por último muy grande los trabajos de maquetación de Nahikari, como siempre ^^

  3. Tomás Sendarrubias says:

    Prometen mogollón los fragmentos, la verdad. Como siempre, me da la impresión de que me extiendo demasiado. Estoy con Carlos en lo de que lo de Iron Man me ha llamado mucho la atención. ¡Tengo ganas de que empiece todo!

  4. Nahikari says:

    Muy buen final para Marvel Premiere^^

    A pesar de no conocer algunas series, he encontrado las escenas muy interesantes.
    ¡Muchos ánimos para esta nueva etapa!

    Y gracias a ambos Carlos por la parte que me toca :p

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *