Destructor Nocturno… ¡El vigilante en armadura! Nova… ¡El cohete humano! Kymera… ¡Híbrida atlante! Justicia… ¡Una furia telequinética! Estrella de Fuego… ¡Maestra mutante de las microondas! Bola Veloz… ¡Pura energía cinética! Rabia… ¡Una fuerza imparable! Perspectiva… ¡Maestro táctico! Jóvenes con coraje para intentar cambiar el mundo, y el poder para conseguirlo.
#78 – Arrancando las malas hierbas
Por Peter García y Alex García
Portada de Israel Huertas
Fecha de publicación: Mes 47 – 3/02
Cuartel General de los Nuevos Guerreros, Sala de Entrenamiento.
Los Guerreros al completo se habían reunido para una típica sesión de entrenamiento; en ese momento determinaban los poderes de Matemaníaco, que básicamente consistían en alterar a voluntad las leyes matemáticas que rigen las leyes de la física, bien realmente, en espacios limitados, o bien la percepción de una persona de ellas; concretamente, estaba alterando las leyes de la gravedad.
Es decir, estaban todos caminando por el techo. Todos excepto Justicia y Destructor Nocturno, que se hallaban en la cabina de control, la cual Matemaníaco había dejado al margen.
– Bien – continuaba Matemaníaco -, como podéis evaluar por vosotros mismos, la gravedad, como tantos otros «hechos» de la física no son más que subjetivos, fácilmente alterables, completamente dependientes de nuestra propia percepción.
– ¿Quieres decir que las leyes de la física son en realidad ficticias, Thomas? – preguntó Kymera, aturdida como los demás por el cambio de perspectiva.
– No. Lo que quiero decir es que dichas leyes son reales, pero sólo porque se nos ha enseñado que lo son. La humanidad es un rebaño de durmientes que comparten un sueño, una realidad estática que sólo unos pocos pueden romper, un selecto grupo de gente despierta que puede manipular las «leyes».
– ¿Cómo tú? – preguntó Bola Veloz -. Jo, pues como este sea el prototipo de gente despierta, prefiero seguir sobando.
– No – replicó Matemaníaco, visiblemente irritado por el comentario -. Yo sólo soy el único que se ha dado cuenta. Vosotros mismos vulneráis esos principios a diario: algunos voláis sin ayuda de alas, Bola Veloz, tú mismo manipulas la «ley» establecida para la energía cinética, otros emitís energía, etc… a diario desafiáis las «leyes» de la Física, con la patética excusa de que es vuestro genoma os lo permite. Y en parte es verdad; pero la verdad es que vuestro código genético lo único que hace es despertaros poco a poco.
– Umm… eso posee algo de lógica – murmuró Flexo.
– No me he enterado de nada, pero esto mola – dijo Rabia al tiempo que daba un gran salto hacia lo que antes había sido el suelo, para volver a verse atraído por el techo.
– Yo creo que voy a vomitar – repuso Torpedo, tapándose la boca.
Justicia tomó la palabra por medio de los altavoces.
– Emm… muy interesante, Thomas. Ahora, si no te importa… seguro que a tus compañeros les gustaría volver al suelo.
– Pero si ya están en el suelo, Justicia – replicó con una sonrisa -, eso es lo que pretendo deciros.
– Thomas – dijo Destructor en tono severo -. Bájales. Ya.
Matemaníaco se encogió de hombros mientras Justicia miraba a Destructor de reojo. «Otra vez minando mi autoridad, Dwayne. Yo podría haberme encargado de Matemaníaco, pero tú tenías que intervenir; bien, ya me estoy hartando… tú y yo vamos a tener una seria charla».
En ese momento la gravedad volvió a estar donde debería, es decir, en el suelo, y atrajo a los jóvenes héroes hacia él. Nova sujetó a Rabia, quien no se habría hecho daño con el golpe pero sí habría provocado desperfectos en el suelo; Flexo expandió su cuerpo y agarró a Matemaníaco, formando una especie de paracaídas. Torpedo no pudo reaccionar a tiempo, debido a su falta de experiencia con el traje, y se habría dado un buen golpe de no ser por Kymera, que le recogió antes de que se estrellase. 3D se agarró a las diversas barras de metal distribuidas a lo largo de la sala para los entrenamientos y bajó al suelo entre varias piruetas.
Mientras Bola Veloz caía hacia el suelo sonreía, sabiendo que su campo cinético le haría rebotar sin sufrir ningún daño; no obstante, una idea pasó por su mente: su poder era más complejo que eso, él mismo lo había comprobado en varias ocasiones.
Así que esa vez iba a probar algo nuevo. Después de todo, su poder se basaba en el control de la energía cinética, ¿No? Se concentró e intentó repetir un truco que ya había hecho una vez, cuando absorbió la energía cinética de las balas que varios agentes de policía le habían disparado1; solo que esa vez iba a absorber su propia energía cinética. Cerró los ojos y se concentró en su cuerpo… casi podía notar un cosquilleo; no obstante, no fue suficiente, así que chocó contra el suelo y rebotó nuevamente hacia el techo. Sin dejar que eso le desanimara, intentó concentrarse una vez más y entonces, cuando estaba a un metro del suelo, sintió la energía cinética que le impulsaba… y la desconectó, quedándose flotando en el aire durante varias décimas de segundo.
– Buen truco, Bola – comentó 3D, impresionado.
– Gracias. Acabo de aprenderlo.
– A propósito, Mati – dijo Nova -, la próxima vez no seas tan literal, que Rabia ha ganado unos cuantos kilos últimamente.
– Sí, y unas cuantas tallas – añadió Bola Veloz.
Destructor Nocturno frunció el ceño. Como tutor de Rabia era el Guerrero que más estaba en contacto con el adolescente… y no había dejado de notar que poco a poco iba creciendo, y lo mismo hacía su inconmensurable fuerza; eso preocupaba a Dwayne, aunque a Rabia le encantase… y a Destructor Nocturno no le gustaban los misterios. Nada en absoluto.
– Bueno, propongo que sigamos con la sesión – dijo Kymera – ¿Flexo?
– Cómo no, aunque ya he realizado varias demostraciones sobre mis capacidades. Como podéis ver – el brazo derecho de Flexo se alargó -, mi cuerpo es bastante maleable, siendo capaz de adoptar infinidad de formas y estructuras – su mano se ensanchó hasta formar una enorme bola de la que brotaron varias puntas afiladas -. Por cierto, he notado que mi forma de ser inquieta a varios de vosotros; debéis comprender que soy un androide, y no se me ha programado con los protocolos habituales que los seres orgánicos utilizáis. No obstante, prometo dedicar parte de mis esfuerzos a dicha meta, para que os sintáis más cómodos en mi presencia.
– Euh, vale, tío. Cuando te podamos invitar a unas birras, avisa – dijo Nova.
– Tan agradable como siempre, Rich – dijo Kymera. Nova observó que su expresión era bastante tensa, y que no se debía totalmente a él, y entonces recordó como hacía un par de días Nita había parecido experimentar grandes dolores2. Se acercó a ella y habló en voz baja para que los demás no lo oyesen:
– ¿Te encuentras bien, Nita? – la expresión de ella se relajó un poco.
– Perfectamente, Rich. ¿Por qué lo preguntas?
– Bueno, el otro día parecía que algo te dolía de verdad, y hoy tampoco haces buena cara… ¿Qué te pasa?
– Cosas de mujeres, Rich – respondió en tono cortante -; nos pasa una vez al mes.
– No fastidies, Nita… esto es algo más que eso.
– Perdona, Rich… no sabía que fueses un experto en fisiología de clones atlantes alterados genéticamente. Desde luego, la próxima vez que me pase algo vendré corriendo a decírtelo. Ahora, si me disculpas…
– …ya conocemos más o menos tus poderes, 3D – continuaba diciendo Justicia -, no obstante, nos gustaría conocer tu origen.
– Bien. ¿Por dónde empiezo? Se supone que debería mantener esto en secreto, pero… ¡qué diablos, os merecéis la confianza! Veréis, hace años, mi tío era un piloto de pruebas de la NASA, y durante un vuelo experimental, fue capturado por una nave alienígena, una nave skrull. Mi tío logro escapar, y dañar el motor de la nave, pero mientras huía fue expuesto a la radiación que salía del motor. Una vez aterrizo, se encontró con mi padre, pero cuando fue a ayudarle, mi tío desapareció en un estallido de luz. Poco después, mi padre se dio cuenta de que podía invocar el espíritu de mi tío, que entonces ocupaba el cuerpo de mi padre y obtenía habilidades tres veces mayores que las que pueda tener un hombre normal. Cuando hacia esto, luchaba contra el crimen con el nombre de… ¡Hombre 3D3!
El resto de los Guerreros se le quedaron mirando en silencio.
– ¿Qué pasa? Bueno, creo que me emociono un poco con estas cosas. Pero bueno, supongo que alguno habrá oído hablar de mi padre, ¿no?
Los Guerreros entonces giraron la cabeza para mirar a Justicia en la sala de control.
– Pues… no, me temo que no me suena. – Contesta Justicia, avergonzado. – ¿Qué pasa, es que tengo que saberlo todo?
– Vamos Vance, que sabemos que le dices a Angelica que te lea los archivos de los Vengadores todas las noches antes de acostarte. – dice Nova con un tono sarcástico. – ¡Ouch! – Namorita le pega un calvote para que se calle.
– Sigue con tu historia, 3D.
– Bueno, hay poco mas que decir. Mi padre, quiero decir, mi tío, combatió contra los skrulls y contra criminales normales durante unos cuantos años, antes de que aparecieran los 4 Fantásticos, pero acabo retirándose cuando mi padre se caso con mi madre. Desde entonces, apenas ha actuado mas que en un par de ocasiones4. Y hace poco, yo, er, bueno, descubrí que había heredado las habilidades triples de mi padre, y decidí seguir sus pasos. Y eso es todo.
La sesión de entrenamiento continuó; se evaluaron los poderes de Kymera – quien se esforzó al máximo para disimular su mala condición física -; su fuerza y resistencia sobrehumanas parecían seguir en forma, y lo mismo pasaba con su capacidad de vuelo.
El ejercicio de Bola Veloz fue bastante rutinario, principalmente porque la demostración que había realizado momentos antes ya había sido bastante espectacular.
Acto seguido le tocó el turno a Nova, quien alzó el vuelo y recorrió la sala a gran velocidad, atravesando varias planchas de metal por el camino sin mucho esfuerzo. A pesar de sus problemas personales, sus poderes lo compensaban todo; poder volar, poseer una fuerza tremenda y absorber energía para luego expulsarla en forma de pulsos… Richard Rider se sentía casi como un dios, y se estremecía al recordar las dos veces que perdió sus poderes5, y el coste de recuperarlos la segunda vez… la muerte de Garthan Saal, también conocido como Supernova, Centurión del cuerpo de guardias galácticos de Xandar llamado Nova. Saal murió en lucha contra Volx, la reina madre de la maligna raza de los Fantasmas del Espacio6; irónicamente, había sido el propio Saal quien le había arrebatado sus poderes, y también el que se los devolvió justo antes de morir. Si, Rich era feliz con sus poderes recuperados… pero en su interior estaba asustado de volver a perderlos.
El control de Carlton sobre el traje de Torpedo había aumentado, pero aún no era lo suficientemente bueno; su vuelo era bastante errático y vacilante, casi parecía que tuviese miedo a estrellarse a la hora de realizar maniobras complicadas.
En la cabina de control, la tensión era casi palpable.
– Parece que el grupo está en forma – dijo Justicia para romper el silencio reinante.
– Sí. Espero que Matemaníaco se adapte pronto a sus compañeros; y hablando de sus compañeros… he investigado a los nuevos, y en principio sus historias encajan. Habría que investigar un poco más…
– ¿¿Qué has hecho?? – era la gota que colmaba el vaso para Justicia – ¿Quién demonios te crees que eres para andar investigando a la gente?
– Me parece que no hay nada de malo en cuidar de la seguridad del grupo – respondió Dwayne sin inmutarse.
– Así que para proteger al grupo de los malos nos portamos como ellos, ¿No? Creía que ya habías aprendido la lección, Dwayne.
– Lo mismo te digo. ¿O es que quieres repetir lo de la Araña Escarlata7?
Nuevamente se hizo el silencio mientras dos antiguos amigos sentían que su amistad se iba disolviendo poco a poco. Antes de que ninguno dijese nada Kymera anunció que habían terminado el entrenamiento; Destructor se dirigió hacia el micrófono, empujando ligeramente a Vance en el proceso, quien apenas contuvo sus deseos de golpear telequinéticamente a su compañero; en lugar de eso, se limitó a salir de la cabina.
– Tommy. Recuerda lo que hablamos, tienes cita con el Dr. Leonard Samson el martes que viene – dijo Destructor.
– De acuerdo, Destructor. Creo que lo primero que le comentaré es la tortura de llevar este traje que me habéis obligado a llevar… es demasiado ajustado – se marchó dando varios tirones al uniforme rojo y blanco que llevaba.
– Bueno, ¿Quién se apunta al cine? Estrenan la última de DeNiro – dijo Bola Veloz.
– Yo paso – respondió 3D -, tengo cosas que hacer. Tal vez otro día.
– Igualmente debo declinar tu invitación, pues mi aspecto sería demasiado llamativo. Será mejor que dedique mi tiempo libre a actualizar mis archivos -añadió Flexo.
– Bien, yo no tengo nada que hacer – comentó Kymera – me vendrá bien distraerme un poco.
– A mí el DeNiro me da igual, pero no me pierdo una tarde de cine por nada – rió Rabia – ¿Te apuntas, Justicia?.
– ¿Eh? Perdón, estaba distraído…
– Haces mala cara. ¿Problemas con Angelica? – preguntó Kymera.
– No, no, ella está bien, hoy mismo ha ido a visitar a su padre. Me preocupan… otras cosas – miró de reojo a la cabina de control -. Me temo que no sería una gran compañía.
– En fin, ya que estamos habría que llamar a Rina. Y a Mickey, claro, por si quieren venir – comentó Bola Veloz.
– Así que llevándote nenas al cine, ¿eh, palillo? Vale, pues entonces llamaré a Laura por si quiere venir – nada más decir eso Nova se mordió la lengua al ver la cara de decepción de Kymera. Una vez más había metido la pata… y sabía que seguiría metiéndola hasta que no se decidiese entre Nita y Laura. No era una decisión fácil…
– Genial, cuantos más seamos más nos divertiremos – comentó Rabia, que no se había dado cuenta de nada -. Eh, Dwayne, ¿Te vienes al cine?
– No – replicó -. Ni vosotros. Tenemos una emergencia.
-¿De qué se trata? – preguntó Kymera.
– Eugenix. Están atacando la Clínica Harvey para ayuda y prevención de enfermedades sanguíneas congénitas. Sugiero que nos movamos de inmediato.
– Desde luego – interrumpió Justicia – 3D y Flexo, vosotros os quedáis, aún no tenéis la suficiente experiencia. Tú también te quedas, Carlton – dijo al advertir que éste se estaba poniendo el casco de Torpedo -, aún no controlas bien el traje y no serías más que una molestia. Quizás más adelante.
– De acuerdo, Justicia – murmuró apesadumbrado mientras se quitaba el casco. «No he debido tratarle así – pensó Justicia -, pero Dwayne me está poniendo nervioso, con su actitud de tomar el mando. Bien, Dwayne, ya no estás al mando; dejaste el grupo8 y yo tuve que liderarlo, y si crees que voy a darte el mando así porque sí… estás muy equivocado»
– Ey, ¿y Mati? – pregunta Rabia.
– Ya le he llamado por el comunicador. No podemos esperarle, cada segundo que pasa son vidas en juego. Nos vamos sin él. – dice Destructor Nocturno.
Los Guerreros salieron volando por la entrada del techo de su cuartel, mientras Carlton les miraba impotente.
«Cogí este traje porque esperaba ser uno más del grupo, pero no hago más que demostrar que soy el mismo gordo patoso de siempre». Miró su imagen distorsionada en el reflejo del visor del casco y pensó que Brock Jones, el primer Torpedo, debía estar retorciéndose en su ataúd al ver que un incompetente había asumido su legado. Quizás debería abandonar ahora que aún estaba a tiempo…
– ¡Maldita sea! – gritó mientras arrojaba el casco contra una pared. Sus dos compañeros no dijeron nada.
Planeta Omortson.
Los habitantes de aquel planeta no eran nada especial, no disponían de una tecnología especialmente avanzada ni estaban en guerra con ningún otro planeta o civilización.
Por eso al amanecer todos los habitantes miraron con incredulidad como cuatro objetos descendían a alta velocidad sobre distintos puntos del planeta, arrasando a su paso toda fuente de energía, edificio de medicina, de defensa, de gobierno, o simplemente densamente habitado.
La carnicería duró varios días; cuando acabó, millones de nativos habían muerto en los derrumbamientos o explosiones causados por los cohetes inteligentes. Cientos de millones morirían en los años siguientes, debido a las hambrunas, plagas y revueltas que seguirían. La civilización del planeta tardaría centenares de años en recuperarse, si lo llegaba a hacer algún día.
Como hemos dicho, no era ningún planeta especial. No estaban más avanzados que otros, no estaban en guerra con otros. Sólo cometieron un crimen.
Rechazar la «protección» del Cuerpo de Novas del Imperio Shi’ar.
La clínica Harvey presentaba un estado lamentable; varias de sus paredes se habían reducido a escombros, y varios cadáveres vestidos con batas decoraban macabramente el suelo. Sólo la llegada de varios coches de policía había detenido la acción homicida de Eugenix, y eso no duraría mucho.
– No tenemos tiempo que perder – dijo Destructor -; Nova, Justicia y Kymera, rodead el edificio y entrad por detrás. Rabia, Bola Veloz y yo iremos delante para atraer su atención.
– ¿¿Qué demonios crees que estás haciendo?? – preguntó Justicia, de muy mal humor; – Nova, tú y Kymera golpearéis y os retiraréis, atrayéndoles hacia nosotros. Bola Veloz, entrarás por arriba y comprobarás que no dejan a nadie dentro para matar civiles; si dejan a alguien, te encargas de él, pero con cuidado de no dañar a nadie en el proceso.
– Esa táctica es estúpida, Vance.
– Tú ya no das las órdenes, Dwayne.
Dos manos azules les agarraron y los lanzaron cada uno a un lado. Todos se asustaron al ver la cara de furia de Kymera.
– Esto ya es el colmo. Atacaremos todos de frente, atrayendo su atención y apartándolos de los civiles; si alguno ve que no podrá combatir sin hacer daño a inocentes, que intente salir y atraer a su contrincante al exterior. ¿Algún problema con el plan? – se volvió hacia Justicia y Destructor.
– No, señora – repusieron ambos.
Cuando Matemaníaco regresó – en ropa de calle, si saliese con ese horrendo uniforme se moriría de vergüenza – se encontró con que todos se habían ido excepto Carlton y Flexo, que contemplaban las pantallas con aire de preocupación.
– ¿Qué sucede? – preguntó.
– Eugenix está haciendo otra de las suyas – replicó Carlton.
– Están atacando la clínica Harvey para ayuda y prevención de enfermedades congénitas sanguíneas y el centro Walker-Smithers para la integración de menores con el síndrome de Down, como tú mismo puedes verificar en las pantallas – agregó Flexo – los Guerreros nos estamos ocupando de la primera, mientras que los Vengadores se encargan de neutralizar la segunda.
Matemaníaco estudió las pantallas. Había algo que no encajaba; faltaba algo… no, faltaba alguien. ¡Bingo!
– ¿Dónde está Genecida?
– Es curioso que lo menciones, Matemaníaco, puesto que he analizado los datos de la batalla y he sacado en conclusión que no participa en ninguno de los dos ataques – comentó Flexo.
– Es extraño… cuando combatimos con ella9 no me dio la impresión de que fuese de las que se esconde y manda a sus hombres a hacer el trabajo sucio… debe estar tramando algo. Flexo, busca en noticias, informes de policía, donde sea… cualquier cosa inusual que esté pasando ahora mismo… y que pueda estar relacionada con el modus operandi de Genecida.
– Enseguida – las manos de Flexo se movieron a toda velocidad sobre el teclado de la computadora; Matemaníaco observaba, impaciente, mientras que Carlton se sentía cada vez más frustrado, ya que esa había sido una de sus funciones, manejar la computadora, y ahora había otro que lo hacía mejor que él. Cada vez se empezaba a sentir más como un cero a la izquierda -. Tenías razón, Matemaníaco, al parecer el centro de investigación Genome ha perdido todo tipo de comunicación con el exterior, podría deberse a una avería; pero lo más interesante es que allí se dedican al estudio del genoma humano.
– Eureka – dijo Matemaníaco.
– Vayamos a investigar – propuso Carlton, esperanzado por poder hacer algo útil.
– ¿No deberíamos esperar por los demás? – preguntó Flexo.
– ¡No hay tiempo! Todavía están luchando contra Eugenix, no llegarían a tiempo.
– Ni nosotros – repuso Matemaníaco -, a menos que seas capaz de llevarnos a Flexo y a mí a la vez, además de 3D, al que tendremos que informar de todo esto para que nos ayude.
Carlton se mordió el labio, frustrado; esa era su oportunidad de demostrar al resto de los Guerreros que podía ser útil y estaba a punto de perderla. Afortunadamente para él, Flexo tomó la palabra:
– Siempre podemos ir en helicóptero – sus compañeros le miraron atónitos -, he estado leyendo las instrucciones y puedo afirmar con una seguridad del 94’003% que soy capaz de pilotarlo.
– Bueno – dijo Carlton casi gritando -, ¡Vamos allá!
Por el camino recogieron a 3D; Carlton no pudo dejar de notar que 3D había estado muy reservado, rozando la grosería, cuando le habían llamado para la misión. Al principio de la conversación incluso se había negado rotundamente a ir hasta que le convencieron insistiendo que vidas inocentes corrían peligro; sin embargo al recogerle cerca del campus de la Universidad de Nueva York, se mostró más amable, incluso disculpándose por su anterior comportamiento. Muy extraño…
– No entiendo por qué os oponéis a nosotros – dijo uno de los soldados de Eugenix, una chica joven con el número 10 en su traje, mientras lanzaba un rayo de fuego a Nova, quien lo esquivó sin problemas -; lo único que intentamos es que la humanidad alcance el lugar que le corresponde en la evolución.
– Nos perdonarás si no estamos de acuerdo con vuestros métodos, aprendices de Kevorkian – Nova se lanzó rápidamente hacia la joven propinándole un tremendo puñetazo.
– No esperábamos que lo comprendieseis – dijo un joven con el número 7, con poderes geodinámicos, mientras hacía que el suelo bajo Rabia se abriese e intentase enterrarle -, pero tampoco dejaremos que nos detengáis.
– Pues si fuese vosotros empezaría a esforzarme, infeliz – dijo Rabia. Sin esfuerzo alguno se liberó de la tierra que le aprisionaba; Siete empezó a concentrarse, pero fuese lo que fuese que intentaba hacer nunca llegó a realizarlo, pues súbitamente Destructor Nocturno saltó ante él y le dejó inconsciente con un par de puñetazos. Habría podido hacerlo con un solo golpe, pero no se encontraba de buen humor.
Kymera golpeaba con tremenda furia a sus oponentes; ella misma era objeto de discriminación por parte de sus compatriotas atlantes por ser un clon de su propia madre, así que sentía algo más que odio por aquellos monstruos que decidían quién merecía vivir y quien morir sólo por taras en su genoma. Al menos cuatro soldados de Eugenix cayeron antes de darse cuenta de qué les había golpeado.
– Ya hemos llegado – el comentario de Flexo sacó a Carlton de sus reflexiones.
– Y, efectivamente, ahí están los hombres de Eugenix – agregó Matemaníaco al divisar varias figuras armadas que vigilaban la entrada al edificio.
– ¿A qué esperamos, entonces? – antes de que nadie pudiese detenerle Torpedo salió del helicóptero y se abalanzó sobre sus enemigos – ¡Duro y a la cabeza!
– Este tío tiene un problema – murmuró 3D.
La pelea fue rápida, ya que Eugenix no esperaban ser descubiertos y por consiguiente habían previsto un enfrentamiento contra fuerzas policiales, no contra superseres, y el ataque inicial de Torpedo, aunque algo torpe, había noqueado a varios de ellos; por su parte, Matemaníaco había cambiado el centro de gravedad de varios de los soldados, con lo que perdían el equilibrio y caían, atontados. La confianza de Carlton aumentó por momentos.
– Esto es pan comido – rió.
– Espero que no – dijo una voz tras él. Quien había hablado era Genecida, líder de Eugenix, acompañada de otras tres personas, si bien uno de ellos parecía estar compuesto por agua -, no nos sobra personal y quiero pensar que somos buenos.
– Sea lo que sea que estás haciendo termina aquí, Genecida – anunció 3D.
– Veo que sois tan ingenuos como los otros «héroes». ¿No entendéis que la humanidad está deteniendo su propia evolución? Sólo mediante el control de nuestro ADN podemos eliminar nuestras imperfecciones y avanzar genéticamente… para ser una raza superior.
– ¿Matando gente? – preguntó Matemaníaco.
– Previniendo desgracias – replicó Genecida -. Si permito que aquellos con un código genético defectuoso sobrevivan y procreen, entonces darán vida a seres imperfectos, algunos de ellos incluso marcados por dichas imperfecciones; pensad en los gemelos siameses, el síndrome de Down, la acromegalia y la hemofilia, entre cientos de enfermedades genéticas. Nosotros sólo queremos evitar un mundo lleno de esas aberraciones.
– Tus argumentos son válidos – dijo Flexo -, es evidente que esa utopía que buscas sería enormemente beneficiosa para la humanidad y se evitarían muchas tragedias. Aún así, para lograr dicha utopía acabas con la vida de incontables personas.
– Nadie lo siente más que nosotros – dijo otro de los miembros de Eugenix, un niño de poco más de 13 años delgaducho, terriblemente pálido y con enormes ojeras y un 13 en su traje -, pero es necesario. Con el sufrimiento de hoy prevenimos el de varias generaciones del mañana – Carlton palideció, horrorizado por la idea de que un chiquillo considerase necesario acabar con la vida de gente inocente.
– ¿Y exactamente en qué beneficia atacar este lugar a vuestra causa? – preguntó Matemaníaco, intrigado.
– La investigación del genoma que se lleva a cabo aquí puede ser beneficiosa para nuestra causa – contestó otro miembro del grupo, un joven de cabellos castaños vestido de negro con un 3 en el traje -; con dicha información podemos crear un agente que facilite nuestro trabajo.
– Un virus genético – susurró 3D, atónito.
– Exacto – dijo Genecida -, podemos diseñar un virus que ataque a todos aquellos que posean una desviación errónea de su ADN, realizando nuestra labor en mucho menos tiempo del que tardaríamos sin él.
– Sois unos monstruos – masculló Torpedo -, pretendéis masacrar a miles, puede que millones de inocentes con la excusa de que con ello salvaréis el mundo.
– No esperaba que lo entendieseis. Sin embargo, nos aseguraremos que el agente vírico mate a sus anfitriones lo más rápida e indoloramente posible.
– ¿No sería mejor que dicho agente simplemente dejase estériles a sus anfitriones? – preguntó Matemaníaco
– Excelente pregunta – asintió Genecida -, desgraciadamente aún no dominamos del todo el campo de la genética, por eso hemos decidido… sustraer la información acumulada aquí.
– No obstante, si conseguimos que el virus no mate, sino que sólo esterilice, podéis dar por supuesto que lo haremos antes de matar a la gente -añadió el niño.
– Parece aceptable – dijo Flexo.
– No negaré que me parece una idea atractiva – asintió Matemaníaco, a quien le caía mejor Flexo por momentos, debido a su carácter tremendamente lógico, tan similar al suyo -, pero me preocupa que no encuentren esa solución y maten a miles de personas.
– ¿Os habéis vuelto locos? – preguntó 3D -, estos chalados pretenden decidir el destino de la humanidad por su cuenta, ¿Y les dais la razón?
– El querer evitar accidentes genéticos no me parece una acción malvada, 3D – afirmó Flexo.
– Así que ya está – dijo Torpedo -; hacemos un virus que elimine o esterilice a aquellos cuyo ADN esté «mal». Y ya que estamos, luego uno que haga lo mismo con los negros, los chinos… Y más adelante, ¿qué? ¿A los que sean demasiado altos? ¿Demasiado bajos? ¿A los daltónicos?
– Nada más lejos de nuestra intención – comentó Genecida -, aunque entiendo que a alguien con un patrón genético tan pobre como el tuyo le preocupe.
Aquello era más de lo que Carlton estaba dispuesto a aguantar; se abalanzó sobre Genecida, pero antes de que la alcanzara, un puño de agua le lanzó varios metros hacia atrás.
– El chico será impulsivo, pero estoy de acuerdo con su mensaje – comentó 3D mientras se lanzaba al combate. Flexo y Matemaníaco, a pesar de sentir cierta empatía por la causa de Eugenix, se unieron a sus compañeros, conscientes de que una cosa era el sueño y otra muy distinta la forma de realizarlo.
3D corrió hacia Trece, confiando que sería más fácil de vencer.
– Te creerás muy valiente por enfrentarte a un pobre niño – sonrió, sus ojos se abrieron mucho, y una descarga de energía cinética golpeó a 3D en la cara, haciéndole caer -, pero no soy un enemigo fácil.
– Ya… ya me he dado cuenta – respondió 3D mientras se frotaba la mandíbula.
El ser de agua empezó a girar a gran velocidad sobre sí mismo, pero no se debía a su poder, sino al de Matemaníaco, quien había inducido una gran fuerza centrífuga a sus células, con la esperanza de aturdirlo por mareo y con suerte, dejarlo inconsciente. No obstante, al hacer eso perdió su concentración sobre los soldados de Eugenix que estaban en el suelo, y uno de ellos, que aún seguía consciente, decidió asegurarse de que el joven no tuviese oportunidad de usar su poder otra vez. Apuntó su arma y disparó.
En el último momento Flexo se interpuso entre su compañero y el fatal disparo, que ni siquiera melló su cuerpo androide; el brazo derecho de Flexo se estiró y golpeó al soldado de Eugenix, que quedó inconsciente.
– Gracias, amigo. Hacemos buen equipo – comentó Matemaníaco.
– Podemos hacerlo aún mejor – replicó el androide mientras recubría al otro con su cuerpo y formaba una especie de armadura – ¿No crees?
– Por Finagle, si – rió.
Aturdido, Torpedo se abalanzó sobre el primer enemigo que vio, el niño que luchaba contra 3D, pero éste se volvió hacia él y formó un campo de fuerza ante él que detuvo el avance de Carlton, quien salió rebotado hacia atrás. No obstante, eso bajó sus defensas contra 3D, que le derribó de un puñetazo.
– Dios, cómo odio a los niños repelentes.
Genecida disparó contra Carlton, y aunque sus disparos rebotaron inofensivamente contra el casco, guantes y botas de éste, le hicieron perder la concentración y cayó ante ella.
– Tu genoma no tiene nada de malo – comentó Genecida -, pero desgraciadamente para ti, tampoco nada de bueno. Será mejor que le haga un favor a la humanidad y termine contigo ahora mismo.
– No importa que nos derrotéis hoy, Justicia – un hombre adulto, que rondaba los cuarenta y que llevaba un 2 en su traje, y cuyo poder parecía ser el de crear y lanzar proyectiles de luz sólida -, la causa de Eugenix al final triunfará, y llevaremos a la humanidad a una Era Dorada.
Los disparos de Dos chocaron contra el escudo telequinético de Justicia.
– Me perdonarás si me cuesta creer que la humanidad pueda llegar a una utopía partiendo del asesinato en masa – un puñetazo telequinético estrelló a Dos contra la pared.
– Es vuestra estrechez de miras lo que hace que no lo comprendáis – Justicia se volvió para ver a Seis, otro miembro de Eugenix con el poder de crear y lanzar afiladas púas desde diversas manos de su cuerpo, arrojar varios mortíferos proyectiles contra una joven vestida con una bata de enfermo; los afilados instrumentos de muerte, sin embargo, no se clavaron en ella, sino en un joven, que la protegió con su último esfuerzo.
– ¡Mike! – chilló, desconsolada mientras las lágrimas corrían por su rostro.
Justicia enmudeció ante el horrible asesinato que había tenido que contemplar. No sólo él, sino también Seis, que evidentemente no había tenido ninguna intención de hacerlo.
– Yo no… ella… ¡No ha sido culpa mía!
– ¿No, Seis? Yo creo que sí. En vuestro afán por purificar la raza humana matáis a todos los que no forman parte de vuestra «raza superior» – la sangre judía de Vance se veía evidentemente afectada por el tema -, y cuando matáis a alguien que no habíais previsto es un «accidente». Ya basta, ¿Me oyes? ¡YA BASTA! – apresó telequinéticamente a Seis y empezó a golpearlo contra las paredes, el techo, con furia. Fue entonces cuando vio la imagen de su padre, muerto por perder el control de sus poderes y su propio autocontrol10, y se detuvo, comprobando aliviado que su enemigo estaba inconsciente pero vivo.
Se volvió hacia la joven, que seguía llorando sobre el cadáver del que probablemente fuese su novio, o tal vez su hermano o tan sólo un amigo. Daba igual. El caso es que no pudo evitar verse a sí mismo como el joven que acababa de morir y a la joven como Angelica. Ahora que ella se había retirado, Vance se sentía inseguro de querer seguir siendo un superhéroe. ¿Y si moría, dejándola sola, cuando ella más le necesitaba, ahora que podría quedar estéril? Por algún motivo, ese miedo parecía más fuerte ahora que cuando estaban juntos en los Guerreros, y Vance Astrovik se planteó por primera vez si no debería tomar una decisión… la decisión más importante de toda su vida.
Bola Veloz rebotaba alrededor de una joven rubia vestida de cuero negro con una V en su traje- mientras gritaba «Dios existe» repetidas veces. La chica, Cinco, emitía extraños rayos por las manos que cuando alcanzaban un objeto causaban que empezase a vibrar sin control, hasta el punto de estallar.
– ¡Quédate quieto, condenado! – gritaba.
– ¿Te echo una mano, palillo? – preguntó Nova.
– ¡Ni se te ocurra o no te vuelvo a hablar en la vida! – replicó su compañero – ¿Tú sabes cuánto hace que no tengo una cita?
– Ah, no sé. ¿Rina te ha dado calabazas?
– ¡Ey! Eso ha sido un golpe bajo; ¿Nita te ha vuelto a mandar al cuerno? – dijo mientras esquivaba otro de los rayos de su oponente.
– Ugh, tocado – rió Nova.
– ¿¿Os importaría prestarme atención?? – chillaba la enemiga de Bola Veloz – ¡Voy a freírte, maldita pelota de goma!
– Ah, el amor. Si tan sólo me prometieseis un beso, bella doncella, sin duda caería muerto a vuesos pies. Pero – fingió un suspiro de resignación -, me temo que no será posible, así que me temo que debo poner fin a este romance otoñal – las bolas de energía cinética que rodeaban a Bola Veloz se iban multiplicando, formando una nube cada vez más densa que envolvió a ambos contendientes, sólo se oía el sonido de un par de golpes y los quejidos de la joven. Finalmente las burbujas se disiparon, revelando a Bola Veloz, que sostenía el cuerpo inconsciente de su enemiga -. No sé qué les doy, que siempre caen rendidas a mis brazos.
– ¿Has comprobado tu aliento? – dijo Nova.
– No después de la última noche que pasamos juntos, machote.
Flexo y Matemaníaco iban a ayudar a su compañero, pero por desgracia el joven vestido de negro con un 3 que acompañaba a Genecida se interpuso en su camino.
– ¿Ibais a alguna parte? – preguntó, sonriendo. Flexo intentó golpearle, pero se apartó a supervelocidad.
– No es fácil golpearme, ¿verdad? Pues ahora se os hará imposible – y de inmediato se hizo invisible. Acto seguido, decenas de puñetazos golpearon a Flexo desde todas las direcciones -. No quiero mataros, pero no permitiré que estropeéis nuestra misión.
En el último segundo 3D agarró al ser de agua – había supuesto que debía tener un mínimo de solidez para haber golpeado a Torpedo -, y lo lanzó contra Genecida, apartándola de Carlton y salvándole la vida.
– No aguantaré mucho más, Thomas – jadeó Flexo.
– Sólo un momento… – mentalmente Matemaníaco contaba los golpes que recibía su compañero; a pesar de parecer aleatorios, seguían una pauta… sin duda su oponente había ensayado esa forma de ataque en incontables ocasiones, automatizándola sin darse cuenta. Si… un segundo después de golpear en una zona, volvía a hacerlo. Matemaníaco sonrió, pues ya había vencido a su enemigo; la siguiente vez que Tres golpeó dicha zona, Matemaníaco incrementó el principio de acción y reacción, de manera que la fuerza de reacción dejó inconsciente a su enemigo.
– Gracias. Empezaba a preocuparme – anunció Flexo.
Genecida apartó a su compañero acuático – que aparentemente había quedado inconsciente -, y se encaró a sus enemigos.
– Bien, parece que me he quedado sola contra vosotros – disparó contra 3D, que esquivó fácilmente sus disparos -; tienes un ADN extrañísimo… y no me refiero sólo a la extraña radiación que baña tus células.
Flexo/ Matemaníaco intentó golpear a Genecida, pero ella se apartó sin aparente dificultad.
– No quiero dañaros – dijo ella sonriendo -, la mutación artificial de Matemaníaco es una obra de arte, y la tuya es… completamente interesante.
Y de repente, Genecida quedó inmóvil, mirando al frente con una extraña cara de concentración. Los Guerreros se reunieron a su alrededor.
– ¿Qué ha pasado? – preguntó Carlton.
– Cuando intentó leer el ADN de Flexo conseguí pillarla por sorpresa. Está atrapada en un bucle infinito, leyendo el ADN de Flexo una y otra vez – respondió Matemaníaco -. He tenido que cogerla distraída o no hubiese funcionado, tiene una voluntad demasiado fuerte.
– Bueno, ¿Y ahora qué hacemos? – preguntó 3D.
Una tremenda descarga de energía que dispersó al grupo fue su respuesta. Los responsables habían sido más soldados de Eugenix, evidentemente enviados como refuerzo de sus compañeros. Rota la concentración de Matemaníaco, Genecida volvió a la realidad. Miró a su alrededor, aturdida, y entonces rió.
– Muy bien, este asalto es vuestro – los soldados recogieron a sus compañeros -, así que nos vamos. De cualquier modo, nuestro objetivo ha sido cumplido… así que adiós.
Eugenix se teleportó, dejando a los Guerreros, quienes se apresuraron a comprobar que no hubiesen bajas civiles.
Cuartel General de los Nuevos Guerreros, un par de horas después.
– ¿¿Cómo que no puedo volver a usar el traje Torpedo?? – Carlton estaba histérico.
– Sólo en misiones de campo – replicó Kymera -. Lo siento, Carlton, pero en tu actuación de hoy podrías haber muerto; no podemos preocuparnos por ti además de por nuestros enemigos. Cuando tu control sobre el traje haya mejorado, podrás venir con nosotros.
Carlton bajó la cabeza apesadumbrado, para que nadie viese las lágrimas que se empezaban a formar en sus ojos.
– Está bien… lo entiendo, Nita – y se marchó, sin levantar la cabeza.
Kymera observó durante un largo rato la puerta por donde había salido Carlton «Lo siento, querido amigo, pero prefiero herir tus sentimientos antes que verte en un ataúd». Luego se volvió hacia 3D, Matemaníaco y Flexo.
– Por otra parte creo que tenemos que felicitaros. Eugenix no son enemigos fáciles, y os las habéis arreglado bastante bien contra ellos.
– Así que ya sabéis, mañana os enfrentaréis a la Escuadra de Demolición – dijo Bola Veloz.
– Muérete de envidia, palillo – replicó Nova.
– Sería divertido ver a los Destructores jugar un partido de béisbol con Bola como… bueno, como bola – rió Rabia.
– Te mueres de envidia porque no querrían jugar contigo – respondió Bola Veloz.
– No lo hemos hecho nada mal, eh? – dijo 3D.
– Sois unos imprudentes – dijo Destructor, cortante -; fuisteis por vuestra cuenta a enfrentaros a un peligroso enemigo, sin contar con nosotros. Ahora podríais estar todos muertos.
– ¡Pero no lo estamos! – estalló Matemaníaco – Y no podíamos contar con vosotros, ¿vale? Igual que vosotros os habéis ido sin mí. Era una cuestión urgente y tomamos la mejor decisión posible; lo que te fastidia es que nosotros nos dimos cuenta de lo que tramaba Genecida y vosotros no.
– Thomas, cálmate – dijo Justicia.
– No quiero. Hago las cosas bien y me tratan a patadas. Quizás Psionex debería seguir activo – abandonó la sala con un violento portazo.
– Muy bien hecho, Dwayne.
– Déjame en paz, Vance – Nova, Bola Veloz y Rabia se apartaron, presintiendo lo que iba a pasar a continuación.
– No. Vamos a hablar ahora; desde que volviste al grupo te has comportado como si fueses el líder de nuevo, y no lo eres.
– ¿Ah, no? Tal vez deba recordarte que prácticamente me echasteis del grupo… y que fui yo quien rescate a Namorita11.
– Y yo debería recordarte por qué te fuiste del grupo. Nunca contabas con nosotros, como cuando te dedicaste a financiar el retiro de criminales12… y cuando quisimos hablar contigo pasaste de nosotros. Afróntalo, Dwayne, ya no puedes ser nuestro líder, ni queremos que lo seas.
La discusión podría haber tomado derroteros más violentos de no ser por la intervención de Kymera, que ya estaba harta de tensiones en el grupo.
– ¡Ya está bien! – dijo mientras se ponía entre los dos -. No estoy dispuesta a ver otra vez un espectáculo lamentable como el de hoy. ¡Sois adultos, por favor! ¿Tenéis idea de lo patético que es ver a dos héroes peleándose infantilmente en medio de una batalla, sólo porque los dos quieren dirigir el grupo?
– Nita… – empezaron a decir los dos interpelados a la vez.
– ¡Callaos la boca! ¡Los dos! No sé que especie de subida de testosterona os provoca el liderazgo, pero en estas condiciones ninguno puede ser el líder – calló unos segundos -. Así que desde este momento, yo soy la jefa del grupo.
– ¿Tú? – preguntó Nova, sorprendido.
– ¿Algún problema? – respondió ella mientras paseaba la mirada por todos los miembros del grupo. Sólo recibió un tímido «No, señora», como respuesta de todos.
– Bien, pues mi primera orden es: Limpiad un poco esto, que con la excusa de ir a salvar al mundo siempre dejáis el cuartel hecho un asco.
Todos, con expresión de resignación, se pusieron a realizar la tarea encomendada. Sólo Justicia parecía un poco aliviado…
Epílogo.
Tres cohetes humanoides salieron a toda velocidad del planeta Xandar. Su destino: La Tierra.
PRÓXIMO NUMERO: La accion continua en el Anual Nuevos Guerreros/Quasar Nº5, con el destino del Cuerpo de Novas, y la paz intergalactica (por no hablar de la Tierra) en juego. Y después, vuelve aquí para ver la calma después de la tempestad con un día (y una noche) en la vida de los Nuevos Guerreros.
1.- En Nuevos Guerreros Nº27.
2.- En el número anterior.
3.- Como se contó en Marvel Premiere Nº35.
4.- En Increíble Hulk Nº251-252, por ejemplo.
5.- En Rom Nº24 y Nova Vol.2 Nº18 respectivamente.
6.- En Nuevos Guerreros Nº75.
7.- Los Nuevos Guerreros admitieron a la Araña Escarlata en el Nº62, lo que les estallo en la cara cuando un impostor le suplanto y les ataco en el Nº67.
8.- Ver Nuevos Guerreros Nº57.
9.- Psionex y los Nuevos Guerreros combatieron contra Eugenix en Nuevos Guerreros Nº63-64.
10.- En Nuevos Guerreros Nº20.
11.- En Nuevos Guerreros Nº74.
12.- Ver Destructor Nocturno Vol.2 Nº15-19.
Hola a todos. Bienvenidos a un numero mas de los Héroes de los No… err, de la Nueva Generación. Esperemos que os guste, a mí personalmente me encanta como escribe mi coguionista. Pero basta de halagos, pasemos a las cartas. Bueno, a la carta, que ya es bastante:
Bueno… Me siento un poco decepcionado, no quiero ser ruin ni nada así, pero el último numero ( 77) me ha resultado laaaargo y tedioso.
Vaya, sentimos mucho que no te haya gustado.
Creo que es mas por la narración que por la trama del numero.
La cuestión es que los diálogos no resultan fluidos, y parece como si avanzaran a trompicones. No me gusta señalar los fallos de los demás (por si a alguien le da por buscar los míos) pero creo que es por los comentarios entre un dialogo y el siguiente… Sé que no me explico, voy a poner un ejemplo, no por pedantería sino por que no se me entiende nada…
Dialogo normal:
– Turbo, ¿has encargado las pizzas?
– Búscate una novia, tíratela y déjame en paz, Robbie.
Dialogo según N G:
– Turbo – Robbie sentía la necesidad imperiosa de hacer un chiste, últimamente notaba como al no tener novia todos sus compañeros de Nuevos Guerreros le miraban por encima del hombro. Como a un mico que no hace mas que masturbarse furiosamente. Por eso ocultaba su tristeza bajo un manto de bromas e hilarantes diálogos.- ¿Has encargado las pizzas?
Carlton le mira enfurecido, sus problemas eran de otro tipo aunque no menos graves, el se sentía enfurecido con su propio físico. En la escuela siempre le llamaban «EL GORDO CABRON». Hasta Robbie se metía con él a sus espaldas. Era verdad que era inteligente, pero anhelaba un musculoso torso para poder hacer abdominales cubierto de aceite.
¿Por que era tan cruel el destino? Por que la genética le trataba así? ¿Por que?
– Búscate una novia, tíratela y déjame en paz, Robbie.- Dijo indignado. Lleno de furia y desesperación.
La critica que te quería hacer es que con tantos «añadidos» los diálogos pierden fuerza, y si estas utilizando esos diálogos para estructurar la historia esta se hace lenta y agónica.
De todas formas ya sabes que es una opinión. Todo el mundo es libre de escribir como quiera y si ese es tu estilo no soy yo nadie para decirte como deberías hacerlo.
Tampoco es cuestión de hacerlo como hago yo en Cachorros, que básicamente el número se reduce a un montón de diálogos divididos por actos.
Aparte que no sé muy bien si este fallo es de Alex o Doc…
Bueno, vosotros veréis, yo ya he escrito mi critica y demás.
XuM
Ah, Generación MTV… les pones delante algo que no vaya rápidamente al grano, y pierden la concentración y se aburren. ;P
Bromas aparte, no creo que el hecho de usar una alta proporción de narración frente a dialogo sea necesariamente mala. Sirve para ambientar mejor las historias, para aportar información que no puedes transmitir mediante los diálogos, y para darle un ritmo distinto a la historia, entre otras cosas. Por supuesto, eso no quiere decir que a veces sí que este fuera de lugar (cuando realmente quieres que una escena sea rápida y dinámica, por ejemplo). Y por supuesto, eso no quiere decir que nosotros lo hayamos empleado bien, es perfectamente posible que la culpa sea nuestra por haber hecho que la narración se hiciera tediosa, cuando no tenía porque haberlo sido. (A mí me ha gustado mas tu ejemplo con «exceso de narración», la verdad)
El caso es que este es nuestro estilo, y no lo vamos a cambiar, al menos conscientemente. Usaremos mayor o menor cantidad de narración según lo creamos necesario. De todas maneras, espero que este numero te haya parecido mucho menos pesado que el anterior, yo creo que nos ha salido menos recargado. A ver si nos escribes una carta diciéndonos que te ha parecido. (Y si te ha parecido menos pesado, ya sabes que la culpa es mía, pues el guión de este numero es casi enteramente de Alex)
De todas maneras, muchas gracias por escribirnos y por decirnos tu opinión. Aunque no lo parezca, esta bien que a uno le señalen los posibles fallos. (Y mejor aun si vienen con solución propuesta incluida) Como el mismo ha dicho, Xumer escribe Cachorros y otras series mutantes, echadles un vistazo para ver ejemplos de narración rápida y al grano.
Eso es todo por hoy. Nos vemos en el anual, si todo marcha bien. Hasta entonces, saludos renovadores.
Doctor Comic