El Universo Marvel es un lugar amplio, por el que se mueven muchos héroes y villanos, y en el que las aventuras se suceden sin parar. Aquí os ofreceremos algunas de ellas…
#20 – El Poder V
Skorpio
Por Correia
Fecha de publicación: Mes 179 – 3/13
Jack Milton y Phil Coulson preparaban sus armas ante lo que sospechaban sería un inminente ataque de los agentes de Skorpio. Habían rescatado a Martha del nigromante que la mantenía prisionera, y su espíritu les había puesto al día. Había 30 agentes, que, sorprendidos por la muerte del mago, habían comenzado a buscar la entrada al refugio en el que se encontraban. No creía que tardaran mucho, aunque de momento estaban acotando la zona de la que provenía el disparo.
Jack estaba nervioso. ¡Vaya día de locos! Descubrir que podía hablar con los muertos había sido casi lo más normal… agentes secretos, grupos terroristas, coches voladores…
Phil, por su parte, estaba sereno. Concienzudamente preparaba los dos fusiles de asalto y las pistolas, dejándolas todas a su alcanza, listas para disparar. El lugar donde se encontraban tenía dos accesos, aunque, de momento, había descartado intentar huir. Lo peor sería que los acorralaran. Tenía la esperanza de que, si no usaban armamento pesado, poder aguantar hasta que llegaran sus refuerzos. Había llamado directamente a Nick Furia. En estos momentos, era el único en quien confiaba.
Martha entraba y salía de la habitación. Jack podía verla igual que veía a Phil, aunque éste ni la oía ni la veía. Los soldados se habían dividido en tres grupos, y estaban peinando la zona, buscando la entrada.
«Tenemos que prepararnos», dijo Phil. «Necesito que hagas algo por mí, Jack. Por nosotros.»
«¿El qué?», preguntó el vigilante.
«Necesito que intentes hablar con otros muertos. A ser posible, con el nigromante no, claro. Pero si hay más muertos por aquí, y puedes contactar con ellos…»
«¿… quizás puedan ayudarnos?», terminó Jack. «Puedo intentarlo. No perdemos nada.»
Jack se concentró. Sentía a Martha. La ignoró, e intentó sentir algo más. Al principio parecía que no pasaba nada… cuando, de repente, lo notó. Había algo allí. Era… como una presencia.
«¿Hola?», dijo, proyectando su pensamiento en esa dirección. «¿Quién eres?»
«¿Quién eres tú?», preguntó una voz de hombre, cavernosa. «¿Cómo hablas conmigo?»
«Me llamo Jack. Soy… puedo hablar con los muertos.»
«¿Eres un mago?»
«La verdad, no lo sé. ¿Quién eres?»
«Me llamo Zebediah. Soy… era un esclavo. Mi amo me castigó por besar a una de sus hijas. Ella me quería, pero no hizo nada para evitar que… él me colgó de los pies, y me desolló. Desde entonces estoy aquí, en este bosque.»
«¿Eres un fantasma?», preguntó Jack.
«Supongo que sí. Un fantasma. Morí en pecado, y por eso no he ido al cielo. Pero no soy el único que vaga por estas tierras.»
«¿Hay más?»
«Sí. Bastantes. Hay una chica que se mató con su novio en un accidente. Hay un hombre que se colgó en un árbol. Y un par de ladrones que mataron la gente de un pueblo. Hay alguno más, pero no he hablado con ellos.»
«Necesito vuestra ayuda, Zebediah. Estoy aquí con un amigo. Unos soldados mataron a una amiga nuestra. Su espíritu también está aquí, con nosotros. Se llama Martha. Los soldados quieren matarnos. Son malvados. Terroristas.»
«¿Y qué podemos hacer? Estamos muertos. No podemos tocarlos. Ni pueden vernos.»
«Sí que podemos», intervino Martha, que había estado siguiendo la conversación. «Yo lo he hecho. Conseguí enviar un vehículo a por Jack. Cuesta mucho, pero podemos hacerlo.»
«¿Podrías reunirlos a todos aquí, Zebediah? Por favor. Martha os explicará cómo ayudarnos.»
«Lo intentaremos, Jack. Es agradable volver a hablar con un ser vivo.»
«Gracias, Zebediah. Nuestras vidas dependen de vosotros.»
Jack volvió a la habitación. Phil le miraba fijamente.
«Estabas con la mirada perdida», le dijo.
«He hablado con otro. Un tal Zebediah. Martha también habló con él. Va a explicarle cómo ayudarnos.»
«Perfecto. Coge un fusil y un par de pistolas. Están cargadas. Ten cuidado de no dispararte en un pie.»
«Tengo experiencia», contestó, molesto, Jack.
«Sí, por eso te dejo coger las armas», respondió. «Por eso, y porque estamos rodeados de enemigos, claro.»
«¿Y los refuerzos?»
«Tardarán», respondió escuetamente Phil.
«Entonces estamos muertos.»
«Salvo que los muertos nos salven.»
Una ráfaga de disparos sonó en la superficie. Phil apuntó hacia la entrada por la que ellos habían accedido al refugio.
«Los espíritus nos están ayudando», dijo Martha, entrando en la habitación. «Aunque no podrán contenerlos mucho rato. Los han pillado por sorpresa, y están lanzándoles piedras y ramas. Pero no les harán daño permanente.»
Jack transmitió la información a Phil, que asintió.
«Algo así esperaba. Voy a subir por la otra salida. Hay un sitio donde puedo dispararlos, un puesto de francotirador. Jack, si cualquiera entra por esa puerta, dispara a matar. Tu vida está en juego.»
Jack asintió, mientras Phil salía, cerrando la puerta tras él.
«Estará bien, Jack», le intentó tranquilizar Martha. «Le conozco desde hace años. Es el mejor. Si alguien puede lograrlo, es él.»
«Tengo miedo.»
«Es normal, Jack. No sabes cuánto lamento haberte metido en esto. Pero tu don… puedes salvar al mundo, Jack.»
«Si salimos de ésta, ¿no?»
«Saldremos. Saldréis. Furia llegará.»
«¿El tipo del parche que ponen a parir en Fox News?»
«Ese, sí», sonrió Martha. «Es el mejor.»
Se oyeron más disparos, y gritos, ahogados por la distancia. De repente, una explosión hizo temblar el lugar. Al instante, Phil entró en la habitación, cerrando la puerta tras él.
«Los cabrones tienen un lanzamisiles», dijo. «Se han cargado el puesto, pero también la entrada. Me he cargado a doce o trece. El problema es que ya saben dónde estamos.»
Zebediah entró en la habitación, atravesando el suelo.
«Hemos hecho lo que hemos podido, Jack», dijo el espíritu. «Pero se acercan.»
«Gracias, Zebediah. Esperemos que sea suficiente.»
El antiguo esclavo inclinó levemente la cabeza y desapareció. Estaban solos.
«Ayúdame a tumbar la mesa, Jack», dijo Phil. Contra un misil no servirá, pero las balas sí que las parará.»
Entre los dos tumbaron la mesa, y se ocultaron tras ella.
«¿Está aquí Martha?», preguntó.
Jack asintió.
«¿Me oye?»
Volvió a asentir.
«Martha… lo siento. Siento no haber estado ahí para salvarte. Siento no haber sido un buen amigo.»
Martha le indicó a Jack que le repitiera a Phil lo que iba a decirle.
«Phil, no ha sido culpa tuya. Son gajes del oficio. Eres el mejor amigo que he podido tener. Sólo sobrevive a esto, e impide que Skorpio consiga lo que quiere.»
«¿Y qué quiere?»
«Lo de siempre. Dominar el mundo. Pero esta vez… es peor que el Zodiaco (1). Están en todas partes. Tengo una lista. Es lo que buscaban cuando me mataron.»
«¿Dónde está?», preguntó.
Martha sonrió. «En mi cabeza. No la copié a ningún sitio. Fue un error. O no. Pero es lo que hay.»
«Pues ya sabes lo que te tocará cuando salgamos de aquí, chica. Y a Jack. Acabamos de reclutarlo.»
Unos gritos interrumpieron la conversación. Los agentes enemigos habían encontrado la entrada. Con un gesto, Phil le indicó que se agachara tras la mesa. Corrió a la puerta, y colocó sobre ella un pequeño aparato, antes de volver a refugiarse. Martha atravesó la puerta, para ver lo que se les venía encima. Eran diez agentes, que se internaban por el pasadizo. Armados hasta los dientes. En cabeza, uno con una especie de lanzamisiles.
Llegaron hasta la puerta, bloqueada por Phil. Uno hizo un gesto, y prepararon el cañón. Los demás se retiraron.
Disparó. La puerta reventó, pero la deflagración, en lugar de entrar en la habitación, rebotó, sorprendiendo a los agentes enemigos, y lanzando a varios por los aires. Phil había colocado un pequeño escudo energético en la puerta, lo suficiente potente como para aguantar la explosión, aunque se quemó en el proceso.
Los agentes supervivientes, cinco, comenzaron a disparar. Phil y Jack, ocultos tras la mesa, esperaban su oportunidad. Martha les indicó con un gesto el número de agentes que quedaban.
El primero que entró fue abatido por Phil, de un certero disparo. El problema es que eso puso sobre aviso al resto, que reforzaron su ataque.
Dos contra cuatro no parecía una gran desventaja, pero Martha les indicó que arriba, en la superficie, había cinco o seis más.
Jack cubrió a Phil, que se dirigió hacia el lateral de la puerta. Desde ahí abatió a otro de los enemigos, aunque un disparo le alcanzó en el hombro. Un disparo de Jack derribó al atacante.
Quedaban dos, pero con Phil herido, las posibilidades se habían reducido. Sin dejar de disparar, Jack ayudó a Phil a parapetarse tras la mesa.
«¿Qué hacemos?», susurró Jack.
«Seguir luchando», contestó Phil. Su voz denotaba el dolor de la herida.
Jack asintió, y volvió a disparar. Su fusil se había quedado sin munición, y sólo le quedaban las pistolas.
Alcanzó a un nuevo agente enemigo, que cayó dentro de la habitación. Pero Martha les indicó que los refuerzos habían entrado en el pasillo. Y la munición se estaba acabando.
«Jack, deberías intentar huir por el otro pasillo. Quizás la explosión no haya bloqueado la salida», dijo Phil. «Te cubriré todo lo que pueda.»
«Ni de broma, Phil. No te dejaré aquí.»
«Entonces moriremos juntos, chico.»
Como única respuesta, Jack volvió a vaciar el cargador contra sus asaltantes. Nuevos gritos indicaron que algunas de las balas habían alcanzado su destino.
«Último cargador», dijo Jack, mientras cargaba su arma.
«También el mío», dijo Phil.
«Ha sido divertido», intentó bromear Jack.
De repente, se oyeron gritos y disparos. Algo estaba pasando fuera. Martha fue corriendo a averiguarlo, y volvió con una gran sonrisa.
«La ayuda ha llegado.»
Jack se recostó contra la mesa. Parecía que, por fin, la pesadilla iba a acabar.
Minutos después, un helicóptero de S.H.I.E.L.D. sacaba a Phil en camilla. Jack permanecía de pie. Se le acercó un agente de color, que llevaba un parche en el ojo.
«Soy Nick Furia. Phil me ha dicho que has hecho un gran trabajo.»
«Gracias», respondió. «En la tele pareces más blanco.»
«El de la tele es mi padre, chico», respondió. «¿Preparado para ayudarnos a derrotar al enemigo?»
«No creo que tenga mucha elección», suspiró Jack.
«Intentaremos ponerte a salvo en cuanto nos ayudes con la información de la agente Torres.»
«Sí… bueno… ya veremos. ¿Te han dicho que te pareces a Samuel L. Jackson?»
«Alguna vez», sonrió Furia. «Alguna vez.»
FIN
1.- En DOCE.
CORREO MARVELTÓPICO
¡Fin de la historia! Pero no de los protagonistas… pronto los veréis por ahí… y hasta aquí puedo leer, jeje.
Y, además, con este número cerramos esta colección antológica. Espero que hayáis disfrutado de estos 20 números.
¡MarvelTópicos saludos!
Buen final para una historia que ha cambiado del ambiente esotérico del principio al final de peli de espías. ¿Nosotros tenemos un Nick Furia negro también? ¡Wow!
Si. Uno de los objetivos de la saga era introducir a Coulson y a Black Fury 😀
Y ya sé que cambia mucho, pero necesitaba al necromante para otra historia, y meter a los otros…
Eso sí, la idea original era más rebuscada. Implicaba que el fantasma del Doctor Extraño se le apareciera a Jack, diciéndole que había sido asesinado y él era el único que podía ayudarle… quizás más adelante lo veamos…
Acabo de leer la saga de «El poder», me ha parecido muy entretenida, ¿vamos a tener nuestra propia serie de «Agents of SHIELD»??? XDD
Mmmm, Black Fury, aquí es su única y primera aparición? Porque había otro hijo de Furia rondando por ahí no¿?
Y eso, me gustó mucho la mini jejejee
Llevas un poco de retraso en la lectura, ¿no? 😛
Sí, es la primera aparición del Furia negro. Pero no será la última.
El viejo Nick tiene (tenía) otro hijo, el de toda la vida…
Jajajaj, me temo que no conozco al de toda la vida xDD
Y si, voy con algo de retraso xDDD (pero, y lo rápido que me he puesto al día??, La siguiente Invasores :p)