En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…
#7 – Tobruk!
Por Nighthawk
Fecha de publicación: Mes 46 – 2/02
Sí. Yo puedo contar que estuve allí. Quien ha luchado en la guerra sabe como yo, que lo que se vive entonces es algo que marcará toda tu vida. Mucho tiempo ha pasado desde aquellos dias, pero muchas cosas se quedaron para siempre en mi cabeza. Los peores momentos de mi vida ocurrieron en aquel desierto. Lo que fuí averiguando después ha ido modelando mis recuerdos, y con mi último aliento lo cuento.
En innumerables noches he vuelto a sentir el viento del desierto azotar con su ardiente mano, la arena levantándose entre las dunas mientras el sol estallaba impasible en el cielo. Unas gotas de agua caian sobre el suelo, evaporándose al momento. Eran las lagrimas del Capitán América, que lloraba como un niño, de rodillas, rodeado por la inmensa soledad del desierto del Sahara…
Dos dias antes, en el puerto de Tobruk(Libia) desembarcaban tropas de refuerzo con los suministros y municiones. En el muelle el soldado Brevin Knight habla con su sargento de guardia.
-Llegan refuerzos señor.
-Los necesitamos. Todo lo que nos puedan mandar…
-¿Tan mal está la situación, mi sargento?
-No tema soldado, los alemanes nunca pasarán de esta plaza. La suerte de todo el frente africano depende de nosotros. Todos los aliados están aportando su ayuda y los nazis serán parados aqui, soldado. Y nosotros se lo contaremos a nuestros nietos.
-Lo que usted diga, señor. Otra pregunta, si me lo permite.¿Que hay de las tropas que los americanos prometieron a Churchill?
-Me temo que está desembarcando en este momento, hijo.
Del barco descendían entonces dos figuras enmascaradas, nunca vistas en aquellos lares, con trajes de vivo colorido, a juego con la bandera yanqui que se adivinaba en el escudo (¿un escudo?) del más alto. Los soldados que estaban trabajando por allí quedaron atónitos.
-¿Tan baja está la moral de la tropa para que traigan payasos al frente, señor? (comentó Brevin)
-¿Cómo que Rommel está avanzando? ¿Como lo ha hecho? Ayer estaba en Mechili y esta mañana ya ha avanzado 20 millas por el desierto. ¿Es que sus tanques se mueven de noche o que demonios ocurre aquí? (en su centro de mando de campaña el general Wavell estaba desquiciado, el avance Rommel por la Cirenaica parecía imparable y peligraban las posiciones inglesas en el vecino Egipto).
El ambiente estaba tenso en la reunión de mando. El silencio se podia cortar. En ese momento el sargento Buford pedía permiso para entrar.
-¿Que quiere sargento?
-Han llegados los comandos americanos, mi general. ¿Les hago pasar?
-¿A todos?
-Son dos, mi general.
-¡Que Dios nos ayude! (se lamentó Wavell, abatido) Hágales pasar.
La lona de la tienda se abrió y entraron los dos comandos americanos:
El más corpulento iba vestido de bandera americana, todo de blanco, azul y rojo, una vestimenta no muy indicada para el camuflaje; llevaba una malla ¿metálica? ajustada a un cuerpo muy musculado, su cara estaba cubierta por una especie de capucha.
El otro era pequeño, un chaval joven, vestía una especie de casaca azul y guantes y patalones rojos, con un ridículo antifaz; parecía una especie de corsario infantil.
Los dos se cuadran y saludan, militarmente.
-Se presentan el Capitán América y Bucky, señor. Del ejercito de los Estados Unidos de América. Venimos en misión de apoyo especial ordenada personalmente por el presidente Roosevelt.
-Descansen. Les supongo con experiencia ¿No es así…er….Capitán?
-Experiencia en contraespionaje y misiones de comando en suelo americano, Asia y Alemania1, señor.
-¿Y usted joven?
-Acabo de terminar mi periodo de adiestramiento, señor.
-¿Adiestramiento?
-Un adiestramiento muy duro, si me permite decirlo, general. Y bajo mi supervisión personal (puntualiza el Capitán América).
-Espero que sepa lo que hace metiendo niños en este juego Capitan. No seré yo el responsable de lo que pase. En fin, ustedes y sus superiores sabrán lo que hacen.
Hubo entonces un tenso silencio.
-La situación (continua Wavell) es la siguiente: Rommel avanza sin descanso desde el Oeste con varias divisiones de Panzers alemanes e italianos, su rapidez es tal que no podemos coordinar a tiempo un ataque con nuestras fuerzas regulares y el enemigo se dirige hacia nuestra posición sin que nos hayan llegados suficientes efectivos de nuestras tropas en Egipto para resistir ese ataque.
El Capitán América y Bucky escuchaban atentamente.
-Necesitamos tiempo, Capitán. Hay que frenar la marcha de Rommel como sea. Es hay donde entran los comandos… quiero decir… ustedes dos, sabotearán su avance utilizando cualquier medio. ¿Entendido?
-Sí señor. Hemos tratado antes con los nazis, señor (dice el Capitán América con confianza).
-No se equivoque, Capitán, Rommel no es un nazi. Es un estratega, un militar. No va a dejar que frenen sus tanques tranquilamente. Tómelo como un aviso.
En ese momento irrumpe en la tienda de mando un oficial apresurado.
-Disculpe señor, hay noticias del frente. El enemigo se acerca por la via Balbia, estan a 25 kms. señor.
-¡Demonios!
En aquel momento la 15ª División Panzer se dirigía directamente hacia Tobruk. Avanzando hacia el frente en un acorazado «Mammoth» el Teniente General Erwin Rommel, superando los tanques italianos y los Panzers alemanes. Rommel llega hasta el batallón que iniciaba el ataque; el Panzer IV que encabeza la decisiva ofensiva era guiado por un joven oficial que oteaba el horizonte a traves de sus prismáticos, erguido.
-¡Barón Heinrich Zemo! (grita Rommel al ponerse a su altura, también asomado al exterior de su acorazado)
-¡Alto! (grita el Barón Zemo haciendo un gesto a su conductor que detiene su Panzer al instante)
-Hail Hitler, herr General.
-Bienvenido a Africa, Barón. Me comunicaron su llegada ayer. Pido disculpas por no haber podido recibirle en condiciones pero sé que usted me comprenderá. Ya sabe tiempo es vital en nuestra ofensiva, Barón.
-Desde luego Herr General.
-Veo que se ha habituado rapidamente al desierto, pero me intriga sobre todo el motivo de que hayan enviado a un gran cientifico como usted al frente de Africa, herr Barón.
-Ordenes directas del Fuhrer, herr General. Estoy probando de primera mano los nuevos proyectiles de tanque que yo mismo diseñé y también he venido a tomar muestras de una rara resina que se obtiene de una acacia que florece aquí2, en el Sahara, señor.
-No parece que esté buscando un arbusto, Barón. Le veo muy desenvuelto sobre ese Panzer.
-Es tradición familiar, herr General. Desde niño he sido entrenado como un soldado. Y dada la situación, eso me dispongo a ser.
-Lo sé, lo sé. Serví a las órdenes de su padre en la Gran Guerra, Barón, y puedo decir que fue un honor para mi y una inspiración.
-Agradezco sus palabras. Él estaría contento de oirlas… herr Rommel.
-Ya que se ha adelantado, encabece con su batallón el ataque a Tobruk. Concentraremos el ataque en un punto mientras rodeamos sus flancos.
-Será un honor hacerlo herr General. Hail Hitler.
-Nos veremos en el puerto de Tobruk, Heinrich.
El grupo de Zemo acelera el paso, mientras tras ellos una nube de polvo se levantaba al paso de los 500 acorazados y las numerosas tropas del eje que se dirigían a tomar la ciudad costera.
En Tobruk la actividad era frenética. Las tropas inglesas y australianas se organizaban aceleradamente. Sobre sus cabezas escuadrillas de Stukas atacaban los buques fondeados en el puerto y puestos de artillería. Los tanques alemanes se intuían en enormes nubes de polvo3, a lo lejos.
El General Wavell tomó la autoridad y mandó un batallón para hacer frente directamente a la primera oleada de Panzers. Las fortificaciones en la carretera y los fosos antitanque, preparados semanas atras, pararon la inflexible acometida germana, pero los primeros proyectiles pesados de la artillería enemiga cayeron dentro de Tobruk, entre las filas de una compañia australiana. Cuerpos destrozados salieron despedidos en todas direcciones. Los sanitarios intentaban como podían ocuparse de los heridos, entre la lluvia de bombas.
La dantesca escena, en la que la confusión y la muerte golpeaban sin un segundo de descanso, era presenciada por el Capitán América y Bucky, atónitos ante lo que se desarrollaba ante sus ojos4. Bucky reaccionó primero y agarró a su compañero gritándole:
-¡Steve!¡Vamos a las fortificaciones!¡Tenemos que hacer algo!
El Capitán América despertó de su trance y, tomando prestado un sidecar junto con su pupilo, aceleró hacia posiciones enemigas. Al verlo partir el General Wavell se olvidó por un momento del infierno que se fraguaba allí y corrió gritándo a los américanos mientras se alejaban a toda velocidad:
-¡ALTO!¡PERO QUÉ HACEN! ¡USTEDES SON COMANDOS, NO SOLDADOS! ¡MALDICION!
En la zona de combate los primeros tanques alemanes, dirigidos por el Barón Zemo, después de pasar por zanjas y campos minados, se habían parado, azuzados por las ametralladoras y la artillería aliada. Los soldados de infantería alemanes que acompañaban a los Panzer caían en gran número.
Un obus lanzado desde un buque en el puerto de Tobruk, atinó de lleno en un tanque nazi, estallando y diseminando parte de sus piezas como mortal metralla entre las decenas de soldados que avanzaban a su lado. La matanza fue implacable, en las décimas de segundo posteriores a la explosión solo habían fallecido 11 hombres (los cinco ocupantes del panzer, los dos soldados más cercanos, tres más, decapitados, y otro con el craneo aplastado por una parte del cañon, que salió despedida), cinco segundos después los muertos ya se elevaban a 20 (la metralla había roto también el pecho de seis alemanes y otros tres habían sido literalmente partidos en dos), al cabo de un minuto ese proyectil ya había matado a 12 más (que por causa de variadas heridas se habían desangrado rápidamente).
A los 5 minutos el recuento de victimas del proyectil aliado se elevaba a 36. Todo un éxito.
En la escasa franja de terreno donde se aumulaban los panzer ante los blocaos ingleses caian unos 7 obuses de este tipo por minuto además de las 6 ametralladoras que disparaban desde las fortificaciones. No todos los disparos tenía exito, pero muchos sí.
Las bombas también caian al otro lado. Los tanques alemanes disparaban a los nidos de ametralladoras y la artillería pesada seguía llegando a las posiciones aliadas dentro de la ciudad de Tobruk. En el momento en que el Capi llegaba al frente, una bomba estalló al lado de su sidecar, haciéndolo volar.
El Capi gira por el aire y cae de pie. Bucky lo intenta pero no cae tan bien, se da un buen golpe en el suelo, aterrizando con el culo. El chico, aún asustado por la explosión, se queda en el suelo. El Capitán América, presuroso, le ayuda a levantarse.
-Tranquilo Bucky, ya hemos llegado al frente (dice un poco dubitativo, mientras tres disparos de cañón de 50mm impactan a pocos metros, destrozando un camión con sus dos ocupantes dentro).
El Capitán América avanza decidido hacia las barricadas entre la lluvia de proyectiles que cae alrededor, Bucky le sigue de cerca, a saltos por los estruendos de las bombas.
-¿Que hacemos, Steve? (dice Bucky, ansioso)
-No sé… (Steve Rogers duda, pensando en lo que pueden hacer dos hombres contra todo un ejercito en un momento como este. Su misión no consistía en una lucha en el frente. No había venido para ésto)
Entonces cesó el ruido de los proyectiles alemanes.
Desde el otro lado de las lineas sonó la voz de un alemán hablando un correcto ingles, a traves de un altavoz.
-¡ESCUCHEN. EN NOMBRE DEL TENIENTE GENERAL ROMMEL, EL REICH LES OFRECE LA POSIBILIDAD DE RENDIRSE! ¡LA INUTIL PERDIDA DE VIDAS NO FAVORECERÁ A NINGÚN BANDO! ¡SU SITUACION ACTUAL ES INSOSTENIBLE. SERAN TRATADOS COMO PRISIONEROS CON LA GARANTIA PERSONAL DEL TENIENTE GENERAL ROMMEL!
Las ametralladoras inglesas callaron un momento (aunque los obuses de los barcos ingleses seguían cayendo). Su desventaja era evidente, el grueso del Afrika Korps convergía hacia allí y probablemente serían barridos por los alemanes en minutos. Además de esto, los oficiales de mayor graduación habían caido bajo el fuego enemigo. Los soldados se miraban unos a otros, dudando.
El Capi no tenía ninguna autoridad oficial. ¡Diablos! su pais aún no habia entrado en guerra. Pero frunció el ceño, mirando a los soldados britanicos, mientras agarraba el brazo de Bucky.
-¡Sígueme!
-¡ESPERA! (grita Bucky)
El Capi se gira, preguntándole con la mirada.
-Si vamos a entrar en harina no pretenderás que vaya desarmado ¿Verdad? (dice mientras recoge una metralleta Thompson de las manos de un soldado inglés caido) Tú tienes tu escudo, Steve, pero ésto no es un juego.
-¡Vamos ya!
Se lanzaron hacia el frente y traspasan la linea de protección inglesa de un acrobático salto. Se encontraron entonces con decenas de panzers alemanes con sus cañones apuntándoles.
El escudo azul, rojo y blanco del Capitán América brillaba con el sol del Sahara, sus colores eran como un reclamo. Cientos de balas silvaron hacia él y salieron repelidas por el colorido disco del Capi. Bucky contraatacó con una rafaga de su Thompson. Se movían cubriéndose con los restos de armamento y las dunas que les separan de los nazis.
Se separan, avanzan, giran sobre sí mismos, saltan, parecía que estaban bailando, en lugar de en una guerra. Las balas de los nazis pasaban a su alrededor pero ellos llegaron al Panzer más avanzado. El Capitán se encargó de los soldados y de cubrir al chico mientras éste dejaba el interior del tanque limpio.
Todos estaban boquiabiertos. Ellos y nosotros.
Entonces el Capitán América se giró hacia los nidos de ametralladora ingleses. Alzó la mano y les apremió con un gesto. Los chicos respondieron y una lluvia de plomo cayó sobre los alemanes. Las hostilidades volvieron a su apogeo en un segundo.
En la columna de tanques alemana Heinrich Zemo sonria. No hay ningún honor en vencer a un enemigo si se rinde, piensa, pero estó sí que es un desafio.
-¡¡Ataquen todos a ese payaso!! (grito Zemo) ¡¡Fuego!!
Los panzer más cercanos al baron giraron sus torres y dispararon hacia la posición de los enmascarados. Varias salvas fallaron pero una de ellas pareció alcanzar directamente al Capitán. El humo no dejaba ver nada y las tropas aliadas observaban desde las barricadas, habían cesado el fuego otra vez, expectantes.
El viento del desierto levantó el polvo en un momento. El silencio dominó por un segundo. ¡No había nada allí!
Zemo se disponía a dar una orden, subido a su Panzer, cuando por el rabillo del ojo vio que algo se acercaba a gran velocidad, volando bajo. El comandante nazi se agachó, con asombrosa agilidad pensando que un obus iba a volarle la cabeza y, evitantó así, que le derrivara un disco metálico de color rojo, blanco y azul que continuaba en un elegante giro hasta llegar a las manos del Capitán América, a unos metros de allí.
Las tropas aliadas estallan en un grito de júbilo. Redoblando su ataque. Ante el empuje de las ametralladoras y las bombas, los alemanes vacilaron por un momento.
Al poco rato entraron en combate las fuerzas acorazadas de la 5ª División Ligera, comandada personalmente por Rommel. Una enorme estela de polvo se levantaba en el horizonte y un sinfín de proyectiles se precipitaron sobre la posicion aliada. El Capi y Bucky se vieron atrapados por el fuego de artillería e impotentes ante este ataque a distancia. El Capi hizo un análisis rápido de la situación y…
-ATRAS, BUCKY. VOLVAMOS A NUESTRA POSICION. (Grita el Capi entre el estruendo de los cañonazos)
-No hace falta que me lo repitas
Los dos se dirigen a la fortificación entre el fuego enemigo. Para ayudarles a subir varios soldados les tienden la mano. Suben rápido, el Capi sonrie al chico que le ha izado, apenas de unos 20 años, cuando una bala de cañon de 37mm. le vuela la tapa de los sesos.
Los dos heroes están a salvo, aunque las detonaciones se suceden tambien dentro de la barricada. Son recibidos entre aclamaciones. Bucky se aposta en un hueco y comienza a disparar su Thompson contra el enemigo, su mirada estaba ida, sin contacto con la realidad.
Para el Capi todo ocurría como en un cuadro, congelado en un instante, desarrollándose ante sus ojos a camara lenta. Ya no oye el sonido de las bombas, ya no siente la urgencia de hacer algo. De intervenir. Tiene la fuerte tentación de sentarse. Sentarse en la arena del desierto, que lo cubre todo, y observar lo que pasa ante sus ojos. Hasta que termine.
Un obús demasiado cercano le despierta del trance. Su cuerpo reacciona, al fin y al cabo le habían entrenado para ésto. Para ser un arma viviente. Así será su vida a partir de ahora, o lo que quede de ella. Ve caer al soldado de una ametralladora en los muros del blocao. Corriendo ocupa su lugar.
En el nido estuvo el Capitán América durante horas que parecían dias, usando su escudo como parapeto, disparando balas de alto calibre a todo lo que se movía, mientras detonaban las bombas, interminables, a uno y otro lado, mientras los tropas alemanas se amontonaban ante las fortificaciones, intentando entrar, sin exito. Durante horas que parecían dias ¿O tal vez fueron sólo unos minutos?
Entonces los cielos retumbaron sobre todos ellos, eran los potentes motores de una cuadrilla de Spitfire atacando en picado. Estaban salvados.
-Estoy realmente asombrado señores. Asombrado con la indisciplina que he presenciado esta tarde. Estoy tentado a formarles un consejo de guerra. ¡Han desobedecido una orden directa! Y ni siquiera está oficialmente reconocida su presencia aquí. ¡Su pais es neutral, diablos! (Wavell estaba bastante exaltado).
El Capi y Bucky miraban al frente, firmes, con gesto marcial. Aguantando el chaparrón.
-Es precisamente por esto y por su condición de «símbolos vivientes» de un pais amigo, aunque no aliado todavia, que haré la vista gorda con respecto a su actitud. Espero, de todas maneras, que esto no se repita en el futuro. ¡Bajo ningún concepto! ¿Entendido?
-Sí señor.(A duo)
-Descansen (Wavel deja la habitación, enfadado)
-Encima que hemos frenado la ofensiva alemana casi nosotros solos…(murmulla Bucky mientras Wavell se marcha de la habitación)
-Shhhhh (el Capi pide silencio, un poco avergonzado)
El el cuartel de mando de Rommel, el zorro del desierto planea un nuevo ataque al amanecer. El comandante Zemo esperaba en la entrada, en la oscuridad, con la cabeza bullendo en mil ideas para derrotar al enemigo, para tomar Tobruk.
Mientras esperaba llega un coche oficial de las SS. De él bajan tres agentes fuertemente armados escoltando a un hombre diminuto. El hombrecillo llevaba un enorme maletín que abrazaba celoso, no tenía aspecto mílitar en absoluto, incluso iba bien vestido. Sus curiosos ojos iban observandolo todo.
Su mirada se cruzó con la de Zemo sólo por un segundo. Entre ambos hubo un atisbo de reconocimiento inconsciente, sus destinos irían de la mano a partir de ese momento. El hombrecillo y su escolta entraron en la tienda-cuartel de Rommel y durante muchos minutos se oyeron fuertes discusiones. Entonces Zemo fue llamado a entrar.
(Rommel)– Pase Barón, le felicito por su comportamiento esta mañana. Su grupo fue el primero en llegar a la posición de Tobruk y ha vuelto con la mayoría de sus hombres después de horas de lucha enconada. ¡Oficiales como usted necesitamos en esta guerra y no subterfugios supuestamente milagrosos! (dice el general muy enfadado dirigiendo su frase al resto de presentes)
(Zemo)– Me siento muy honrado por su comentario, señor, y espero seguir siendo de ayuda.
(Rommel)– Le presento al General Baldassare de la División Ariete, que desgraciadamente ha estado «ausente» durante este dia, Von Brauchitsch del Estado Mayor, que ha visto conveniente buscar una solución alternativa al asedio de Tobruk después de ¡UN! dia de combate fallido y el señor…disculpe ¿Su nombre era?..,
– Arnim Zola, herr Rommel, experto en biología.
Zemo los saluda a los tres militarmente. Ante la crítica presentación de Rommel sus expresiones van de la incomodidad al abierto enfado.
(Baldassare)– Con su permiso señores, el ejercito italiano ya ha sido informado, pero no se participará en esta maniobra hasta que no se autorice directamente por el Duce. Hasta entonces me despido. Tengo un ejercito que dirigir.
(Rommel)– Si eso es posible (murmura mientras se marcha Baldassare) Como decía, Heinrich, el señor Zola es la mágica solución a todos nuestros problemas, según parece.
(Von Brauchitsch)– Esperamos que sea una solución rápida y económica. No necesito recordarle, Herr Rommel, que esta guerra tiene más frentes y que la prioridad del Reich es acabar con los soviéticos, que amenazan directamente a nuestro pais. Donde residen entre muchos millones de compatriotas, como su esposa y su hijo, Herr Teniente General. No hay que malgastar más recursos de los necesarios en Africa.
(Rommel)– ¿Malgastar? No estoy de humor para discutir este tema de nuevo. Pero ese razonamiento no puede justificar nunca el asesinato en masa que tiene en mente, Von Brauchitsch. Esto es una guerra, no una carnicería. ¿Que precedente estableceríamos? No quiero que mis soldados caigan fulminados a miles dentro de un mes o dentro de una semana.
(Von Brauchitsch)– No se preocupe por eso. Ya tiene bastante con su cometido, Herr Rommel. Le recuerdo que la planificación de la guerra la lleva el gabinete del Fuhrer, y esta operación tiene su indicación directa.
(Rommel)– Ahí tiene usted razón, Von Brauchitsch, tengo un cometido por delante y seguiré con él al margén de sus planes. Combatiendo como lo que soy, ¡un militar!, y no como un asesino sin conciencia. Me marcho de esta habitación, señores. Barón, recibirá los detalles de la operación de manos de Herr Von Brauchitsch. Adios.
(Von Brauchitsch)– Adios, herr Rommel. Y recuerde…¡Hail Hitler!
(Rommel)-Sí, sí…Hail, hail.(Rommel se marcha enfadadísimo)
(Von Brauchitsch)-Ahora podremos tratar este tema más tranquilamente, señores. Herr Zola explique brevemente al Barón Zemo nuestra idea.
(Zola)-Es muy sencillo. Vamos a introducir en Tobruk un virus mortal. Pero no va a ser un virus conocido, será uno diseñado por mi, genéticamente. Sin cura, rápido y muy contagioso. Necesito su ayuda, tiene una bien ganada fama en el mundillo científico, según creo.
(Barón Zemo)-Si ese es el deseo del fuhrer, considéreme su colaborador desde ahora mismo. Pero Zola…¿tiene alguna idea sobre como intruducirá el virus en el fuerte mejor guardado de Africa?
(Zola)-Sí Barón, alguna idea.(dijo, mientras abría su maletín mostrando su contenido: ratas. Unas 20 ratas moviendose frenéticas).
Siguiente número: Hamelín
1.- En Alemania, contra Craneo Rojo y en Asia peleó junto a Logan contra La Mano.
2.- Ya entonces Heinrich Zemo buscaba resinas naturales para su formula del Adhesivo X, que tantos problemas le daría.
3.- Rommel utilizaba la guerra psicológica haciendo arrastrar ramas tras los coches y los tanques por el desierto para que levantaran más polvo, haciendo pensar al enemigo que sus tropas eran más. Incluso llegaba a colocar figuras de madera en forma de tanque sobre coches para hacer creer al enemigo que tenía más acorazados.
4.- Esta era la 1ª vez que el Capi y Bucky entraban en combate en un frente de guerra.