#1 – La gata sobre el tejado de zinc
Por Moises Hassan
Portada de Jesus Romo
Fecha de publicación: Mes 178 – 2/13
Lunes 31 de Diciembre 2012. 00.30 horas.
East End Gotham
Selina Kyle se encuentra tumbada en la azotea de un edificio de viviendas, vestida únicamente con camiseta larga de pijama, ropa interior y un reloj antiguo con las iniciales «B.K.», no puede quitarse de su cabeza los acontecimientos que ha vivido recientemente.
Un hombre disfrazado de murciélago. No sabe por qué se obsesiona tanto con el tema, pero le resulta tremendamente inquietante y seductor. No es por el físico del hombre, esta claro que eso es un añadido, pero solo eso: un añadido. Es la determinación.
¿De donde saca el dinero?
¿Por qué ayuda a la gente?
¿Qué saca el a cambio?
Y sobre todo: ¿Qué hace cuando no esta combatiendo criminales? ¿Quién le espera en la cama?
El año nuevo se acerca, pero poco la importa. No tiene nada que celebrar.
Desde que papá murió, ha tenido que sacarse ella sola las castañas del fuego y desde luego que no ha sido fácil, puesto que cuando te quedas sola a los veinticuatro años con una hermana de quince años, Gotham no concede mucha tregua.
Mamá se fue cuando Maggie tenia cinco años, nunca volvió a llamar ni a escribir, papa solo dijo que había sido una buena mujer y había encontrado el amor en otro sitio. «¿Por qué mamá ya no me quiere?» preguntaba Maggie, mientras Selina intentaba consolarla sin encontrar consolación para ella misma.
Brian Kyle era un relojero con costumbres férreas y moral inquebrantable. Conocía a gente de todos los estratos sociales de Gotham. Gente importante como Thomas Wayne iba semanalmente a dar cuerda a su reloj. Brian siempre insistía en que ese reloj estaba perfectamente, pero Thomas aun así nunca dejo de ir hasta aquella fatídica semana. Una semana que conmocionó a todo Gotham, ni un solo gothamita permaneció impasible a la muerte de Thomas y Martha Wayne.
Brian no solo había perdido uno de sus mejores clientes y a un gran amigo, puesto que Selina no se quitaba de la cabeza que si Thomas hubiese seguido vivo, habría operado a papa y hubiesen vencido juntos al tumor cerebral.
Selina recuerda como si fuese ayer la portada del periódico. Salía un niño poco mayor que ella junto a los cuerpos sin vida del Doctor Wayne y su preciosa esposa, pero mientras Brian maldecía a los periodistas por no respetar nada, la pequeña Selina se impacto por dos detalles:
Se enamoro del collar de perlas roto que había en el suelo y el Doctor no llevaba el reloj en su muñeca. Él nunca se habría quitado su reloj y solo una persona muy mala quitaría a la fuerza un objeto tan preciado para alguien como el amable doctor.
Selina ya había tenido experiencias con robos, pero nunca lo había hecho a la fuerza. Fue en el colegio, cuando tenía ocho años, Sam tenía diez y había llevado al colegio unas chucherías estupendas. Durante el recreo Selina vio las chucherías y supo inmediatamente que las quería, al principio probó con pedirlo educadamente, pero no hubo suerte; luego intento la seducción y Sam ya mostro un poco más de interés, aun así, no quiso darle ni una. En ese momento, la pequeña hija de los Kyle supo lo que tenia que hacer, se acercó de nuevo y de improviso le dio un beso en la mejilla a Sam, mientras metió disimuladamente la mano en la mochila y cogió cinco chucherías. Sam no supo reaccionar, por un momento sintió miedo, sus amigos se reirían de él, así que ofreció chucherías a Selina, sin saber que ella ya tenía.
Brian sabia perfectamente, que lo que su hija quería, su hija lo conseguía, y cuando oyó la historia de como su pequeña había besado a un niño mayor para cogerle chucherías, le entro un ataque de risa que no pudo controlar.
Brian la educo bien, nunca la consintió mas de lo normal, pero tampoco la regañaba en exceso, y nunca jamás la levanto la mano. Heredo su moral, su amor al cine y la aversión a las nuevas tecnologías, mientras que de la madre, cuyo nombre procura olvidar, solo heredo su belleza.
Él siempre quería lo mejor para sus pequeñas, y procuro dárselo en la medida de lo posible, pero un relojero analógico en un mundo digital, apenas gana para sobrevivir y a su muerte, el poco dinero que pudo dejarlas sirvió pagar la educación de Maggie, mientras que Selina solo se quedo para si misma el reloj que había llevado los últimos veinticuatro años de su vida. Se trataba de un reloj de la marca «Patek Phillipe» que compro en una feria de Ginebra el mes antes de nacer Selina, se había gastado los ahorros de varios meses en un reloj, a pesar de que le había salido muy barato respecto a lo que se vende en el mercado. Su esposa le estuvo regañando durante semanas por semejante compra, puesto que ella desconocía el valor sentimental que Brian podía tener a un reloj así. Él siempre supo que seria una inversión que tendría su hija y podría venderlo cuando necesitase dinero.
Maggie admiraba a Selina, durante la mayor parte de su vida, su hermana mayor había sido su mejor amiga, su profesora, su heroína y en cierta medida su madre. Nunca olvidara las sesiones de cine clásico que veía junto a su padre y su padre los tres abrazados cerca de la calefacción, no era la manera más habitual de pasar la nochebuena, pero para ella era la mejor.
Por ello nunca entendió que Selina, su segunda madre la hubiese abandonado tal y como hizo la primera. Cierto es que no fue parecido, puesto que Selina siguió escribiendo, pero una niña de quince años, no puede entender que el hecho de que su hermana la matricule en un internado, sea por su propio bien, por lo que las cartas y las llamadas de Selina, llevaban dos años sin respuesta.
Selina no quería que su hermana pequeña viese en lo que se había convertido, no lo habría aprobado, al igual que papa tampoco, pero ella sabía que era lo que tenia que hacer, por mucho que la doliese. Empezó a trabajar en un striptease llamado «Cat’s Smile», y con lo que ganaba a penas la llegaba para la paga de Maggie y su comida. Fue entonces cuando conoció a Holly, era una niña, aunque tuviese diecinueve años, seguía siéndolo y la forma en la que miraba a Selina, era parecida la admiración que recordaba de Maggie antes de morir papa.
Holly era prostituta y vivía donde podía, por lo que cuando a Selina se la presento la oportunidad de compartir habitación ni lo dudo. Podía ganar un extra de dinero, mientras seguía en el striptease. Desde entonces, ambas mujeres comparten vida y Selina volvió a adoptar un papel maternal.
Hacia varios años que Selina no pensaba en todo eso.
Por supuesto que siempre se acuerda de Brian y de Maggie, pero procura no pensar en ellos, puesto que no le gusta lo que pensarían de ella si la viesen ahora mismo. Aunque siempre cambia la pila al reloj y le pone en hora, no mira la hora en el, porque le resultaría muy triste.
Si la consultase, sabría que lleva siete horas al frio la noche antes de Nochevieja, pero no la importa. Lo que la importa es por qué la sombra del murciélago la ha evocado tantos recuerdos, puesto que desde que murió papa nunca había vuelto a pensar en el doctor Wayne.
Por lo que no puede volver a preguntarse, ¿Quién es ese misterioso hombre que se esconde tras la mascara?
A las siete y media, el sol empieza a asomar y dar luz a la ciudad. Una noche más, Selina no ha podido conciliar el sueño. El insomnio lleva siendo un problema desde que llevó a Maggie al internado.
El lunes promete ser largo, pero Selina se permite un descanso de sus pensamientos, cuando Holly sube a la azotea con Helena en sus brazos. Helena era la gata que papa regalo a Maggie, pero como no la dejaron quedársela en el internado, Selina la adopto como suya.
– ¿Otra noche sin dormir Se?
– Si cariño – respondió Selina-, hoy no tenía ningún cliente.
– Yo estuve de nuevo con Roman, nos ha invitado a las diez a su casa para un cocktail y luego al baile de fin de año.
– Holly te he dicho que no me gustan esos eventos de famosos, no me siento cómoda.
– No seas perra. ¿Qué prefieres pasarte la noche bailando para el viejo Bradley?
– Es muy dulce, cariño. No te metas con el.
– ¡Pero si nunca habla! ¡Venga hazlo por mi! Hace tiempo que no veo a la verdadera Selina Kyle.
– Ni yo, cariño… Bueno, vale pero después del beso al desconocido de medianoche me vuelvo a casa.
– ¡Genial! Vamos abajo que hace frio y te he preparado el desayuno.
Las dos compañeras se bajan a disfrutar del desayuno y a hablar del largo día que tienen por delante.
Gotham Hilton Hotel.
Roman Sionis es uno de los hombres más importantes de Gotham, un filántropo excéntrico, que esta empezando a construir viviendas en el East End para combatir el problema de la mendicidad en el barrio y pretende dar casa a todas las personas que perdieron sus viviendas por los múltiplos desahucios que se han creado los bancos. Se quedó prendado de Holly en una actuación de «Cat’s Smile» y supo que esa chica tenia que ser suya. Desde entonces, paga religiosamente para que Holly solo sea suya. Ella se siente muy atraída por el, ya que es un hombre guapo y alto, a pesar de que no es fuerte, se siente protegida por el y cree que tras dos meses juntos, es hora de dejar de cobrarle.
Selina no ha aceptado ni un solo dólar de los que le ofrece Holly, puesto que no se fía de Roman. No sabe que es, llámalo intuición femenina o simplemente celos, de que su amiga se esté alejando de ella, pero no termina de estar a gusto con la situación.
La fiesta es auténticamente impresionante, el despliegue que ha realizado Sionis deja con la boca abierta a los dos jóvenes del East End. Holly reconoce a varias celebridades de Hollywood como Sarah Jessica Parker, Vincent Chase o incluso Basil Karlo.
– No sé de quién me estás hablando Holly
– ¿No sabes quién es Basil Karlo?- pregunta Holly sorprendida- Es el hombre mas guapo de Hollywood, ha actuado en la última película de Scorsese y ahora está preparando un remake de «Psicosis» junto Edison, uno de los mejores cineastas actuales.
– Puff… Ya no respetan ni los clásicos, no me extrañaría ver en breve una segunda parte de «Casablanca»
– Nunca la he visto. ¿Es tan buena como dicen
En ese momento, Selina se entristece al recordar cuando Brian la cantaba «As time goes by» para dormirse cuando tenía cinco años. En ese momento, Roman interrumpe la conversación.
– Hola preciosas – saluda cogiendo del hombro a Selina y a Holly- ¿Cómo estáis?
– Hola amor – saluda calurosamente Holly, agarrándole del cuello y dándole un beso – estábamos hablando que han venido muchos actores.
– Si, pero también hay gente importante de Gotham y otras ciudades. Ha venido Lex Luthor, tenemos que hablar mas tarde para ver si nos apoya en nuestro proyecto del East End. También ha venido la señorita Katherine Kane junto a Thomas Elliot y Bruce Wayne.
En ese momento, a Selina se le iluminan los ojos, y se reincorpora de golpe a la conversación.
– ¿Bruce? ¿El hijo de Thomas Wayne? ¿Está en Gotham?
– Vaya pues si que es verdad lo que dice Holly, que nunca ves la tele – responde sorprendido Roman – Bruce Wayne volvió hace unos meses a Gotham y esta …
Selina interrumpe bruscamente a Roman.
– Perdonad – dice antes de irse.
Echa una ojeada a la sala y reconoce instantáneamente a Bruce, es el hombre apuesto que está al fondo mirando al móvil, mientas sus dos acompañantes hablan de negocios. Selina se acerca y el paso avanzado que tomo inicialmente, se empieza a ralentizar, cuando piensa en que es lo que le dirá. Pero, rápidamente Thomas Elliot se fija en ella y rompe el hielo.
– Perdona, ¿Crees en el amor a primera vista o tengo que volver a pasar delante de ti?
– Buen intento cariño, pero venia a hablar con tu amigo, si es capaz de despegar la mirada de su iPhone.
– Puedes intentarlo, pero no prometo que de resultado. – Se gira dirigiéndose a Wayne- Bruce, esta dulce señorita pregunta por ti.
En ese momento, Bruce levanta la mirada viendo a Selina Kyle en todo su esplendor, con un vestido negro que insinúa pero no marca más de lo necesario, tan provocativo como es la personalidad de la hija mayor de Brian Kyle. El vestido recordaba al que llevaba Rita Hayworth en Gilda, aunque encima de los guantes llevaba el reloj de su padre.
– Le decía a tu amigo, que si eres capaz de dejar ese maldito móvil, estaría profundamente agradecida de que me invitases a una copa.
– ¿Este cacharro? Teniéndote a ti, no lo necesito para nada – Responde Bruce, mientras tira el móvil hacia atrás y suena un gran golpe contra el suelo.
– Cariño, te dejo invitarme a una copa, no significa que me vayas a «tener» -sonrió Selina.
– Lamento el malentendido, mademoisellme. No quise provocarla, seria tan amable de decirme su nombre.
– Irena Dubrovna – respondió Selina tras dudar durante un segundo la respuesta.
– Hmm, una misteriosa cinéfila… De acuerdo, no importa. ¿Qué hace una chica como tu en un antro como este?
– Vengo a… acompañar a una amiga – la respuesta anterior de Bruce la había dejado desconcertada, puesto que no le había llevado a su terreno como esperaba y nunca pensó, que alguien como el, reconociera esa película.
Ambos se acercan a la barra.
– ¿Que desea tomar señorita Dubrovna?
– Un Appletini, si puede ser.
– Encantado – respondió Bruce sonriente, antes de dirigirse al camarero- Por favor, si es tan amable, un Appletini y un Martini con vodka… mezclado no agitado. – Dijo Bruce con voz galán levantando su ceja izquierda.
Selina no pudo evitar reírse, era la primera vez en dos años, que un hombre la hacia reír, casi había olvidado como se sentía. Además aprecio el gesto de empatía que había tenido hacia ella.
– ¿Y usted que hace en esta fiesta señor Wayne, Bruce Wayne?
– Pues vengo a valorar si mi empresa debe invertir en Roman Sionis, – responde mientras recoge las copas que le entrega el camarero-.Muchas gracias. Puesto que me gusta ver como es un empresario, cuando no hay papeles de por medio.
– ¿No confía en su proyecto para el East End? – pregunta inquieta Selina.
– Precisamente eso es lo que vengo a valorar. El proyecto me parece demasiado bonito, el señor Sionis, debe tener alguna pega.
– ¿Qué quiere decir?
– Por favor, le pediría que me tutease. Me refiero a que desde que he vuelto a Gotham me he encontrado con mucha gente como Roman, y se cómo piensan, por lo que me extraña que alguien como él quiera invertir en un proyecto así, únicamente por caridad, tras haber puesto tanto empeño en el.
En ese momento, Selina capto la determinación que tenia Bruce en sus ojos, al hablar de este tema.
– ¿No eres tú así, Bruce?
– Intento no serlo. Cuando realizo negocios procuro no realizar actos de caridad, por ello no vas a encontrar ningún colegio que se llame Bruce Wayne.
– Entonces, no ayudas a la gente que pueda necesitarlo, para no dar publicidad a tu empresa, ¿correcto?
– Para nada, no me has entendido. No me gusta mezclar mi vida personal con los negocios, por lo que procuro que mis actos de caridad se queden en mi vida personal, mientras que mis actos con la empresa se restringa al puro capitalismo. Como por ejemplo, si yo ahora te propongo un baile no me gustaría que hubiese un contrato de por medio, ni cámaras, solo que quieras bailar conmigo.
– Me parece bien, pero… ¿me lo vas a proponer?
– Bruce sonríe- ¿me concede usted este baile?
– Pensé que no me lo pediría nunca.
La pareja baila durante un buen rato y Selina se siente inundada por una comodidad familiar. Conoció por primera vez a Bruce en la mansión Wayne, cuando acompaño a papá a devolverle el reloj al doctor, puesto que le faltaba una pieza que tuvo que pedir. Ella tendría siete años y él ocho recién cumplidos, recuerda como la mujer del amable doctor le dio una porción de tarta de manzana, mientras papá y el doctor hablaban en su despacho.
Era muy temprano, y Selina nunca se había despertado tan pronto un sábado, pero la hacia mucha ilusión acompañar a papa y no se perdió la oportunidad. Tras pegar el primer bocado, Bruce se despertó por el ruido y bajo corriendo pidiendo tarta. Ambos se sentaron a comer la tarta, mientras Martha les hacia reír al imitar a Alfred, era una imagen tan tierna, que incluso el mayordomo no pudo evitar sonreír en vez de sentirse ofendido, puesto que sabia que lo hacia con el mayor cariño posible.
La puerta se abrió, y los niños se quedaron embobados viendo a sus padres, que eran sus respectivos héroes.
Ajenos al alboroto que había a su alrededor, por la celebración, la pareja se dirigió al balcón, para estar a solas, para seguir bailando a la luz de la luna.
– Perdone, Irene, pero su belleza es tan inmensa que he perdido la noción del tiempo, ¿podrías decirme que hora es?
– Son las doce, Feliz año nuevo Bruce – Respondió Selina, tras mirar fijamente el reloj.
– Feliz año nuevo, Selina Kyle. Nunca olvidaré a Brian. – Dijo Bruce serio, tras una breve pausa.
– Gracias, yo nunca olvidare al amable doctor y a su adorable mujer.
Tras decir esto, habían dicho todo lo que tenían que decir, y permanecieron bailando abrazados.
La primera noche del nuevo año, fue algo mágico tanto como Selina como para Bruce. El preguntó acerca de su trabajo y ella eludió la pregunta, Bruce entendió que no quería hablar y no volvió a hablar del tema. El resto de la noche, no se volvió a mencionar nada de trabajo, ni temas personales, tan solo disfrutaron la compañía. Ninguno de los dos había dormido y aun así aguantaron juntos hasta las cinco de la mañana.
– Selina, lamento romper el momento, pero se esta haciendo tarde y prometí pasarme por la fiesta del alcalde esta noche. ¿Te gustaría acompañarme? – Pregunto Bruce, conociendo la respuesta
– Gracias, pero no – respondió Selina con una dulce sonrisa- He disfrutado mucho, pero yo también debería irme, hace un buen rato que no veo a Holly, ha debido volver ya a casa.
– ¿Me permites que te acerque a tu casa?
– No veo por qué no.
Bruce agarro cariñosamente a Selina de la cintura, mientras se dirigían a la salida, completamente ajenos a lo que ocurre en su alrededor. En la recepción del hotel, se encontró con Alfred quien había estado disfrutando del cocktail, hasta que bajo para leer.
El trayecto en coche fue corto, pero la despedida fue intensa. Se besaron por primera en vez toda la noche y prometieron volver a verse pronto.
Selina se bajo en una de las primeras viviendas del East End, a dos manzanas de su casa, para continuar con el misterio inicial de la noche. Una vez ya estaba fuera del coche, Alfred se dirigió a Bruce, para preguntar por como había ido la noche.
– Amo Bruce. ¿Quién era esa dulce señorita y por qué ha puesto tanto interés en ella? ¿Tiene alguna relación con Sionis?
– No, es la hija de Brian Kyle el relojero de mi padre, – respondió Bruce de manera dispersa.
– Le recuerdo, era una persona encantadora.
– ¿Has podido averiguar algo de Roman? – dijo Bruce cambiando el tono de la conversación.
– Vi al señor Sionis, entrar en un reservado con Oswald Cobblepot, pero nada más.
– Trama algo, no creo que Cobblepot y Luthor estuviesen allí por casualidad.
Bruce y Alfred continuaron en el coche hacia la mansión, sin dirigirse a la casa del alcalde como había dicho a Selina. Mientras tanto, Selina entra con una sonrisa de oreja en su piso y reconoce un ruido de la tele en la habitación de Holly.
– ¿Holly? ¿Estas ya en casa? No te vi salir de la fiesta, imagine que habías vuelto. No te puedes imaginar la noche que he tenido, he estado con Bruce Wayne, el hijo del doctor amigo de mi padre. Ha sido mágico, al principio actuó como un playboy, pero rápidamente cambio por completo y fue encantador… ¿Holly? ¿Me estas escuchando?
– ¡Déjame! – grito Holly desde su habitación
– ¿Qué te pasa cariño? – pregunto Selina inquieta – ¿Estas bien?
Selina entro en la habitación y vio a Holly tumbada de lado en la cama de espaldas a la puerta. Preocupada se sentó en su cama al lado suya y la acaricio suavemente el codo, para girarla. Cuando pudo verla la cara, Holly estaba llorando con un corte en el labio y un ojo morado.
Segura de si misma por primera vez desde que se había separado de Maggie, Selina agarro a Holly y la abrazo fuertemente, que pudo desahogarse en lágrimas. Selina no se permitió derramar una lágrima, pero instantemente supo lo que debia hacer.
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Enhorabuena por tu regreso a DCTopía, Moi. Un gran trabajo de situación y buena caracterización de personajes. Seguro que saltan chispas cuando tu Catwoman se encuentre con mi Batman…
Debo agradecer a Tomás no solo por el comentario, si no por la idea de la serie, por confiar en mi y por acompañarme todo el proceso, así como corregir la historia.
De no ser por el nada de esto habría sido posible, y el haberme forzado a ello es algo que me ha venido muy bien a muchos niveles.
Gracias, gracias y doblemente gracias.
Mooooooooñas. Moooooooooooñas.
¡¡Jajajajaja!! ¡¡Que no, que no, que gracias a ti por lanzarte!!
¡¡Ánimo y sigue así!!
Woooow. A mi me ha encantado. ¿Para cuando otro? Se me hizo cortísimo… Y esos comentarios cinéfilos… ¡Sigue así, que queremos leer más cosas de Selina! ¡Felicidades! 🙂
Por fin me he puesto con Catwoman!!!, me ha gustado bastante, me faltó algo de acción, pero claro, solo es el número 1 y había mucho que situar jejeje. No creo que tarde en leer los otros 3 números.
Buen trabajo Moi!!! También felicitar al portadista, muy muy chula jejeje