Fueron los primeros. Lucharon por la libertad cuando más necesario era. Hoy, décadas más tarde, han vuelto.
#2 – Juegos de Guerra II
Por Correia
Fecha de publicación: Mes 70 – 2/04
Jacqueline «Jackie» Falsworth colgó el teléfono. Acababa de llamarla su viejo amigo Jim Hammond, junto a quien había combatido en la Segunda Guerra Mundial. Aún así, ambos se conservaban en muy buenas condiciones, para tener más de ochenta años… debido, por supuesto, a que él fuera más conocido como el androide llamado la Antorcha Humana, y a que ella había recuperado su juventud tras recibir una transfusión de sangre de su camarada. Así, en lugar de una anciana inglesa, era una adolescente rubia que había recobrado sus poderes de supervelocidad a la par de su juventud, poderes con los que, sesenta años atras, se había enfrentado a los nazis formando parte de los Invasores.
Jackie saltó de la cama, y se enfundó su uniforme – un mono amarillo, junto a una capa, guantes, botas y máscaras de color rojo -, que guardaba en su armario, por si en algún momento le era necesario. Pese al tiempo que llevaba sin ponérselo, encajaba como un guante. Spitfire había vuelto a la acción.
Con su velocidad, no tardó mucho en llegar desde su loft en el Bajo Manhattan hasta el almacén que le había indicado su compañero, el lugar donde reposaba Jack Monroe, más conocido como Nómada, hasta que se encontrara una cura a su condición.
La puerta estaba rota, destrozada desde el interior. Aparentemente, quien fuera que había irrumpido en el lugar ya se había marchado. Entró con sumo cuidado, manteniéndose alerta. No quería ser sorprendida por nadie. El interior estaba a oscuras. Palpó la pared y encontró un interruptor. Lo accionó, y unos tubos fluorescentes colgados del techo de la enorme nave iluminaron toda la estancia.
No había nadie en la estancia. Los monitores estaban destrozados. Unos grandes tubos contenedores rotos. Había un hueco entre los tubos, como si faltara uno de ellos. Una rápida inspección a supervelocidad le aseguró que no había nadie, ni trampas ocultas. Sacó su móvil y marcó un número.
«¿Sí?», respondió la voz al otro lado del teléfono.
«Jim, soy Jackie. Aquí no hay nadie. Está todo destrozado.»
«He logrado hablar con Namor. Viene en camino a la oficina. Me ha dicho que la instalación cuenta con un sistema de grabación. Deberías ver en una de las paredes un enchufe.»
«Sí, lo veo.»
«Apriétalo.»
La velocista lo hizo así. Una sección de la pared se abrió, mostrando una habitación oculta.
«Hay una habitación con un ordenador.»
«Enciende el monitor. Es táctil, bastará con pulsar en la pantalla.»
Así lo hace.
«Hay un menú.»
«¿Ves una opción que ponga algo parecido a backup o download?»
«Sí, hay una opción de backup.»
«Pulsala.»
«Me permite escoger el margen de tiempo a descargar.»
«Ponle cinco horas.»
«Hecho. Acaba de sacar un CD.»
«Perfecto. Traetelo, Jackie. Intentaremos averiguar qué ha pasado.»
Herr Nacht estaba cómodamente sentado en el sofá de su suite en el Plaza de Nueva York. Julia estaba dándose una ducha.
Habían dejado escapar a Lohmer… pero habían conseguido algo más importante. Bucky. Bueno, alguno de los Buckys que habían servido a este verdammt país desde la Segunda Guerra Mundial. Julia pensaba que era importante… él no dudaba de su importancia, sólo que le hubiera gustado acabar con el cabo suelto de Lohmer de paso.
Habían dejado el contenedor en uno de los almacenes que su empresa tenía en la ciudad. Aunque oficialmente estaba declarado fallecido, Nacht seguía controlando su imperio económico, gracias a ciertas identidades falsas que había creado para desgravar.
Su vuelo salía en un par de horas. Tendría que detenerse un par de días en Londres, para asistir a unas reuniones de negocios. Julia le acompañaría. El contenedor seguiría camino de Berlin, donde le esperaba uno de sus nuevos aliados.
Namor McKenzie, Jim Hammond y Jacqueline Falsworth estaban de pie en uno de los despachos de Oracle. Eran las cinco de la mañana. Namor acababa de llegar de Atlantis, donde estaba descansando después de su enfrentamiento con el Protectorado del Pueblo1, cuando intentaba convencer a Hulka y a Binaria para que trabajaran para él. A la abogada esmeralda le había sacado la promesa de que, cuando necesitara un abogado, le ayudaría. Pero no había conseguido la colaboración de Carol para la sección tecnológica de la empresa, pues fue llamada por los Vengadores antes de que pudiera hacerle la oferta2.
Habían pasado un par de meses desde entonces. Los Vengadores habían desaparecido, y un nuevo grupo de héroes llamado Cruzados había ocupado su lugar en la detención de las crisis que habían ido surgiendo3. SHIELD ya no le inspiraba confianza a Namor tras la muerte de Furia. Bueno, no es que antes le hubiera inspirado mucha. Así que aparentemente les tocaba a ellos lidiar con la desaparición de Monroe.
Namor había acabado ocupándose de él como favor personal a Steve Rogers4. Monroe había sido su compañero durante algún tiempo, y se sentía responsable de lo que le había ocurrido. Rogers le pidió que Oracle invirtiera en la investigación en marcha para encontrar su cura. Aceptó, claro. Se conocían hacía ya demasiados años como para ignorar una petición de ese tipo, pese a los problemas que habían tenido en ocasiones. La investigación era lenta, pero, por algún tecnicismo en el acuerdo al que llegaron con SHIELD, tenía que realizarse en aquella nave, y no podían incrementar la vigilancia, para «no despertar sospechas», o algo así. Al final se había demostrado que era un error, claro, pero los «humanos» nunca aprendían…
«Bien, Hammond, pon el vídeo», dijo Namor.
«Me temo que te llevarás una desagradable sorpresa», le contestó el androide.
Accionó el reproductor y vieron lo que había sucedido en aquella nave horas antes.
«¿Esos no son…?», preguntó Namor.
«Sí, son el Hombre Maestro y la Mujer Guerrera», le respondió Jackie.
«Creía que habían muerto en aquella explosión, cuando recuperaste tus poderes.»
«Pues no. Y Lohmer tampoco. Sale al principio de la grabación, pero se escabuye mientras estos dos se llevan el tubo.»
«Hammond… ¿sabemos algo más sobre ellos?»
«He investigado. Un charter de la compañía que presidía Nacht ha salido hace tres horas en dirección a Londres.»
«Pueden ser ellos.»
«Namor… puedo avisar a alguien para que investigue allí.»
«Hazlo. Yo saldré ahora mismo.»
«¿No pensarás irte sin mi?»
«Claro que sí. Tú no eres más que una adolescente.»
«Me subestimas, y lo sabes. Llevo en esto casi tanto tiempo como tú. Además, Londres es mi hogar. No sueñes siquiera con dejarte atrás.»
Namor puso cara de resignación. Conocía perfectamente a Spitfire, y sabía que si se le metía una idea en la cabeza no había quien se la sacara.
«Bien. Puedes venir. Hammond, nos iremos en un charter. Prepáralo todo. Y si hay cualquier novedad, nos la haces llegar enseguida.»
«Tranquilo. Tened cuidado.»
Londres.
Joey Chapman almorzaba tranquilamente en un pub cercano a Picadilly. Había tenido una noche ajetreada, y aún no había dormido.
Su móvil comenzó a vibrar. Lo sacó de su bolsillo y descolgó.
«¿Sí?»
«¿Joey? Soy Jackie.»
«¿Mrs. Falsworth?»
«Te tengo dicho que me tutees, Joey.»
«Es la costumbre, Mrs… quiero decir, Jackie. ¿Qué puedo hacer por ti?»
Joey escuchó atentamente lo que le contaba su vieja amiga. Cuando acabó, le dijo que haría todo lo posible, y colgó. Acabó a toda prisa su comida, y dejó el dinero encima de la mesa. Cogió su cazadora y salió del local. Montó en su moto y puso rumbo al aeropuerto.
Hammond continuaba trabajando en Oracle. Ventajas de ser un androide es que el sueño no te vence. No había conseguido averiguar nada más sobre Nacht, excepto que al avión se subieron dos personas.
El teléfono sonó. Accionó el interfono.
«¿Sí?»
«Le llamo de la Mansión de los Vengadores. Soy Peggy Carter. Querría hablar con el Sr. Namor McKenzie, por favor.»
«En este momento no está. Soy Jim Hammond.»
«Señor Hammond, tengo un mensaje para Namor con prioridad A-2.»
«Mi código es A-4125-HT. Soy la Antorcha Humana. Puede darme el mensaje. La línea es segura.»
«Señor, hemos recibido una llamada desde Londres. Del Caballero Negro. Aparentemente, ha regresado tras llevar algún tiempo desaparecido, y necesitaba ponerse en contacto con los Vengadores para que le ayudaran con el papeleo. Pero dado que los Vengadores están desaparecidos, y que Namor ha sido compañero suyo…»
«¿Tiene algún teléfono en el que me pueda poner en contacto con él?»
«Sí, señor.»
«Bien, deme los datos. Precisamente Namor va camino de Londres. Le pasaré la información.»
«Gracias, señor.»
El jet aterrizó en Heathrow. Nacht y su acompañante descendieron del mismo, vestidos como cualquier ejecutivo. Subieron en una limusina y pusieron rumbo a la ciudad.
Joey les siguió en su moto, intentando no perderles entre el tráfico. Tras más de media hora de viaje, se detuvieron junto a un impresionante edificio de oficinas, en el que ondeaba la bandera alemana.
Los dos amantes se bajaron del coche y entraron en el edificio. Joey aparcó a unos cien metros del lugar, y telefoneó al número que le había dado Jackie.
«¿Sí?»
«Soy Union Jack.»
«¿Qué has averiguado?»
«Los dos alemanes han entrado en un edificio de las empresas Nacht. ¿Quereis que entre?»
«No, espera ahí. Namor y Spitfire van en camino.»
«Perfecto. Si se mueven, os avisaré.»
Colgó. Encendió un cigarrillo y esperó. Anochecía en Londres. Estaba cansado…
De repente, una sombra apareció tras él. Joey desenfundó su pistola y apuntó. Un brillo metálico refulgió en el lugar que ocupaba la sombra. Joey disparó. El brillo se movió, desviando todas las balas.
«Tranquilo, chico», dijo el hombre, saliendo de entre las sombras. «No creo que a Namor le hiciera gracia que me mataras… Bueno, quizás si.»
«¿Quién eres?», preguntó Joey, que seguía apuntandole.
«Union Jack, ¿verdad? Soy el Caballero Negro.»
CONTINUARA
1.- En Marvel Fanfare vol. 2 #4
2.- Para participar en el crossover Emociones Primarias.
3.- Como se puede ver en las series de Vengadores y Cruzados, claro.
4.- El Capitán América.
Segundo número. Seguimos añadiendo personajes… veamos las opiniones que hemos recibido sobre el primero…
La mayoría de vosotros (Jorge Cantero, Ben Reilly, Xum y Jose González) os quejais de la longitud del número. Sí, lo he admitido, son números cortos… bueno, depende de cómo se mire, porque los comics de hoy en día son a veces hasta más cortos que esto… de todas formas, es una manera de asegurarme que puedo mantener una periodicidad, mientras me voy quitando mini y maxiseries que tengo pendientes…
Aparte, Jose Cano dice que es un número anodino, que es un número poco currado… hombre, mis cinco minutos le dediqué, que no te quepa duda… aunque siempre se puede mejorar.
Reilly dice que por qué no hago la JSA en lugar de esto… pues, porque si hiciera la JSA copiaría a Johns, que me conozco. Y así, al menos, tengo que currarme algunas cosas, porque la serie de Thomas no me la he leído entera.
Jose González sospecha que Nómada ocupará el papel que tenía el Capitán América en la serie original… ¿Y por qué no Union Jack? ¿O alguien nuevo? Jejeje, tendréis que esperar para verlo.
Y por último, Xum me hace caer en la cuenta que no he dicho en qué consisten los poderes de los dos supernazis… cosa que arreglaré muy pronto.
Y eso es todo. Nos vemos en el próximo número…
¡MarvelTópicos saludos!