#1 – Checkmate #1
Hacia el mañana I
La Organización
Por Carlos Fortuny
Portada de Eze «Checho» Luna
Fecha de publicación: Mes 177 – 1/13
Rey de Blancas: | Maxwell Lord | Rey de Negras: | Sargento Steel |
Reina de Blancas: | Amanda Waller | Reina de Negras: | Kalia Campbell |
Alfil de Rey: | Dr. Saul Erdel | Alfil de Rey: | |
Alfil de Reina: | Lori Lemaris | Alfil de Reina: | Dr. Ray Palmer |
Caballo de Rey: | Caballo de Rey: | Cole Cash | |
Caballo de Reina: | Jack Wheeler | Caballo de Reina: | Slade Wilson |
Torre de Rey: | Nathaniel Adam | Torre de Rey: | Tatsu Yamashiro |
Torre de Reina: | Torre de Reina: |
Base de Jaque Mate, Maxwell Lord Enterprises, Shelby, Michigan.
Los últimos días la actividad metahumana había sido más frenética que nunca, a causa de lo cual casi todos los miembros de la organización secreta Jaque Mate habían tenido que doblar horas. No obstante, cada miembro de la organización estaba preparado para ello, no por nada habían sido seleccionados entre los mejores del mundo.
El centro de mando de la organización estaba más avanzado que el de la nasa, lo último en tecnología, los reyes, los más altos cargos y dirigentes de la organización se sentaban cada uno en su escritorio, no demasiado separado el uno del otro, y en una posición más elevada, para controlar perfectamente toda la sala, más adelante y un metro más bajo, había unos cuantos escritorios para que trabajaran los analistas. En aquellos momentos solo dos reyes ocupaban la sala: Amanda Waller y el Sargento Steel, aparte de ellos solo había peones, que se ocupaban de estudiar datos y dirigir a los agentes de campo, y dos altos cargos: el alfil de la reina blanca, Lori Lemaris, y la torre del rey negro, Tatsu Yamashiro.
A plena vista la joven de cabello castaño y ojos verdes, parecía una mujer normal, que no destacaría más allá de su penetrante mirada y su escultural cuerpo lleno de precisas curvas. Pero la joven de veintitrés años era mucho más de lo que aparentaba, era la primera metahumana que trabajaba en Jaque Mate, de lo que en unos meses esperaban que fueran muchos más. La chica era en realidad una sirena, que podía cambiar a voluntad sus piernas por una cola de pez, esta habilidad les era bastante inútil en su puesto como alfil, pues se encargaba de organizar los equipos y la información para que los reyes estuvieran el tanto de todo, era su otra habilidad lo que la había hecho indispensable. Su telepatía, con ella podía mantener en contacto directo a toda sala, y hacer que su trabajo fuera mucho más eficiente. Además con un pequeño dispositivo podía potenciar su habilidad hasta tal punto que podía comunicarse con miembros del equipo que se encontraban muy lejos del tablero, e incluso ver lo que ellos veían.
-Parece que el equipo Beta ha acabado su misión con éxito.- Dijo Steel con una sonrisa de satisfacción por un trabajo bien hecho a Amanda, bajo la atenta mirada de Tatsu.
Tatsu era una mujer que rondaba la treintena, llevaba la melena oscura un poco más corta que a la altura de los hombros, y cortada a la taza, sus ojos eran negros como el carbón, y su mirada era fría y cortante, tanto o más como la katana que siempre llevaba consigo, y que le daba su nombre en clave.
-¿Cómo va el equipo Alpha?- Preguntó Steel.
Amanda tardó unos segundos en reaccionar, demasiado concentrada en su labor.
-Creo que tengo que pasar la situación del equipo Alpha a naranja.-Tendrás que ocuparte del resto de equipos.- Dijo seriamente Waller.- Lori, quiero ver en todo momento lo que ve Wheeler.
Lori se limitó a asentir mientras se concentraba aun más en su compañero, al permitir este el acceso total a su mente, para Lori fue un trabajo sencillo, aunque la distancia siempre hacía que fuera complicado mantener la conexión, con cualquier despiste podía perderlo.
-¿Que está ocurriendo?- Preguntó Steel algo nervioso por la situación.
-Olla ahora es un pueblo fantasma.- Se limitó a contestar Amanda.- No encontramos ni a un habitante.
Olla era un pueblo de Luisiana, con unos 1400 habitantes, aunque no era un pueblo muy grande, no era normal que toda la gente simplemente hubiera desaparecido.
El equipo Alpha había sido enviado allí por casos similares de desapariciones, pero siempre habían sido desapariciones de personas, o incluso de todos los miembros de una familia, en varias granjas, pero 1400 habitantes era algo mucho más vasto.
Centro de investigación de Jaque Mate, Apex City.
Llevaban trabajando sin parar las últimas veinticuatro horas, a pesar de que los síntomas de cansancio eran evidentes en los dos doctores, ninguno iba a parar, estaban demasiado cerca de culminar el proyecto Marte. Si bien Erdel era el que estaba claramente más cansado de los dos, no solo porque la mayor parte del proyecto fuera suyo, también doblaba ampliamente en edad a su colega.
El Doctor Saul Erdel era un hombre de más de sesenta años, bajito y casi calvo, solo un poco de cabello blanco le crecían por encima de las orejas a sendos lados de la cabeza., como si de dos cuernos se trataran. Su mirada se ocultaba siempre tras gruesas gafas, y casi siempre estaba llena de cansancio. El cansancio que le había traído una vida dedicada a una empresa, traer vida extraterrestre al planeta, demostrar la existencia de alienígenas.
Grandes cejas blancas y un gran bigote del mismo color, eran dos de sus rasgos más característicos.
-Doctor Palmer, necesito que esa aumente la velocidad del sistema de transmisión a más de 2500 golpes por minuto, apenas rozamos los 1800.- Dijo el Doctor Erdel absorto en sus cuentas mientras tecleaba en el ordenador.
El doctor Ray Palmer era un hombre que rozaba la treintena, tenía ojos azules y el cabello castaño perfectamente recortado. A pesar de tener varios doctorados y ser especialista en ingeniería mecatrónica, Ray no había olvidado cultivar su cuerpo, por lo que poseía en nada despreciable físico, y se mantenía mucho más en forma que la mayoría de sus compañeros. Su gran descubrimiento había sido el de una masa de materia blanca de una estrella enana, que había combinado mediante sus conocimientos en un cinturón que le permitía encogerse hasta niveles subatómicos, así como alterar su capacidad molecular.
El doctor Palmer se redujo hasta poder meterse literalmente dentro de una gran prensadora, pudiendo así operar desde dentro, donde cualquier otro hombre habría tenido que pasar horas desmontando la máquina para llegar.
-Creo que esto ya lo tenemos.- Dijo Palmer con voz muy aguda debido a su tamaño infinitesimal.- ¿Que dicen los datos de la telemetría?
-Son los correctos, ya casi está…- Dijo el doctor Erdel para si mismo.
En la habitación de al lado, una sala de descanso preparada para los principales guardaespaldas de sendos doctores, Nathaniel disfrutaba de un poco de descanso mientras se tomaba su café, normalmente no se alejaba de Maxwell Lord, pero hoy era el principal encargado de la seguridad del recinto, el proyecto Marte era demasiado importante como para dejar cualquier pieza al azar, y bien le merecía Maxwell correr el riesgo de estar sin su guardaespaldas si así aseguraba que los doctores no estuvieran en peligro.
De todas formas, Maxwell Lord no andaba muy lejos de allí, pues con la finalización del proyecto tan cerca, había acudido a la ciudad y ahora se alojaba en el mejor hotel de Apex City.
Slade Wilson irrumpió en la sala de descanso mientras se estiraba, intentando desentumecer sus músculos, le cansaba tanta vigilancia, aunque le iban a pagar lo mismo ocurriera algo o no, deseaba un poco de acción.
Wilson era un hombre mayor, tenía cerca de cincuenta años, pero eso no se notaba para nada en su apariencia, más allá de que tanto su cabello como su perilla eran completamente blancas. Su cuerpo era enorme y muy musculado, poseyendo un físico que ya querría cualquier joven de veintitantos años. Hacía tiempo que había perdido el ojo derecho, que ahora ocultaba bajo un parche, pero su ojo bueno era de un azul intenso, y se clavaba en ti con total determinación y confianza en si mismo.
-¿Aun no han terminado Nate?- Preguntó burlonamente Slade.
-Te he dicho que no me llames así…- Replico Nathaniel molesto.- No somos amigos.
-Eso me ha dolido.- Dijo Slade con prepotencia.- Al fin y al cabo somos soldados.
-Yo soy un soldado, tu solo eres un sucio mercenario.- Contestó ariscamente.
-No estarás buscando un poco de bronca, ¿no Nate?
-Vuelve a tu puesto Wilson.- Le espetó secamente Nathaniel, acto seguido se levantó y se fue a la sala con los doctores.
-Esto es un aburrimiento.- Dijo para si mismo el mercenario pasándose la mano por el rostro.
Plaza principal, Olla, Luisiana.
Olla era un pequeño pueblo de Luisiana, de unos 10 km2 de superficie y apenas 1400 habitantes. El pequeño pueblo parecía sacado de una novela de terror, apenas contaba con carreteras asfaltadas, tan solo las principales, el resto eran de tierra. Los siniestros árboles carecían de hojas, y parecían pequeñas garras intentando alcanzar tu alma. Por todo comercio de podía contar una gasolinera que hacía las veces de tienda de comestible, una pequeña biblioteca, un cementerio y un aeropuerto en el que apenas había un par de avionetas de pequeño tamaño. Parecía como si en aque lugar no se hubieran enterado de que el siglo XXI había llegado.
Si ya todo era fantasmagórico de por si, la ausencia de cualquier habitante, le daba un aspecto aun más escalofriante.
Sólo ocho personas llenaban un descampado que hacía las veces de plaza del pueblo, y posiblemente el pueblo entero en aquel momento. Ocho miembros de Jaque Mate, dos Caballos y seis peones.
Jack Wheeler era quien estaba al cargo de la operación, ya que era una operación dirigida por las blancas. Su cabello castaño tenía un corte militar, y sus ojos eran de un color marrón claro. Era un buen soldado a la hora de entrar en acción, pero no era demasiado listo.
El caballo de negras que acompañaba a Jack, era otro hombre de acción, Cole Cash, de ojos claros y cabello rubio, el joven tenía tendencia a meterse en broncas y quizás darle un poco de más a la bebida, pero cuando la cosa se ponía fea no querrías a otro a tu lado.
Los seis peones se dividieron en equipos de dos, saliendo a investigar un poco más la zona, mientras Jack y Cole se quedaron en la plaza.
-¿Qué piensas?- Preguntó Jack.
-Esto tiene muy mala pinta, tal vez deberíamos pedir refuerzos.- Sugirió Cole.
-Creía que eras más duro Cash.- Se burló Jack entre risas.
-Me gusta una buena pelea como al que más, pero si han desaparecido 1400 personas, puede que nos vaya un poco grande. No despreciaría ni a Wilson.- Dijo Cash sin hacer caso de las palabras de su compañero mientras oteaba los edificios con sus prismáticos.
-Prefiero pegarme un tiro que tener que aguantar a ese capullo.- Fue la respuesta de Jack.
–Céntrate en tu maldita misión Wheeler, si no quieres que te meta la cabeza por el culo en cuanto vuelvas.– Resonó la voz de Waller en la cabeza del soldado que por un momento había olvidado el enlace psíquico.
Cash sonrió por toda respuesta, entonces algo captó su atención, en una de las casas le pareció ver un movimiento por la ventana del altillo. Jack enseguida noto que su compañero había visto algo.
-¿Qué pasa?
-Me ha… parecido ver algo…- Dijo Cole no muy seguro de si mismo, el cansancio le podía estar jugando una mala pasada.
-Echemos un vistazo, de todas formas odio quedarme quieto.- Dijo Jack revisando sus armas antes de echar a andar hacia la casa.
Los dos hombres tenían un rasgo común que compartían, antes de entrar en acción siempre se ponían sus “máscaras”. Un pañuelo rojo con dos franjas negras que atravesaban los ojos de arriba a abajo para Cash, y una máscara de hockey para Wheeler. Una vez se las colocaron, partieron hacia su objetivo sin más demora.
Base de Jaque Mate, Maxwell Lord Enterprises, Shelby, Michigan.
Kalia Campbell entró en la sala de inteligencia teléfono en mano, llevaba un rato hablando con Maxwell Lord, quien informaba de que el proyecto Marte se iniciaría aquella misma noche.
En la sala reinaba una calma inusitada, Kalia se dirigió a los otros miembros de la realeza para saludarlos, y enseguida apreció que Amanda se encontraba conectada psiquicamente a su equipo, sin duda esa era la razón de tanta calma.
-¿Todo en orden?- Preguntó Kalia tímidamente sin dejar de mirar a Amanda y Lori.
-Parece que un pequeño pueblo de Luisiana ha desaparecido, no queda ni un habitante.- Dijo el Sargento sin apartar la mirada de su ordenador.
Puede que el incidente de Olla fuera el más gordo, pero a él le había tocado cargar con el resto de pormenores, que no eran pocos.
-¿Cómo puede desaparecer un pueblo entero?- Preguntó Kalia sin llegar a entender.
-Aun no sabemos nada. También han surgido problemas cerca de la bahía de San Diego, al parecer un petrolero ha sido atacado por… seres del mar..- Dijo el hombre, había rumores de hombres que vivían bajo el mar, pero se le hacía difícil aceptarlo.
-¿Y quien se encarga de ello?- Preguntó Kalia.
-Yo y Katana nos encargamos.- Se limitó a decir el hombre empezando a recoger.- Tu encargate del resto de pormenores. En Midway City han atracado una pequeña joyería, los indicios apuntan a metahumanos, pero no estamos del todo seguros y en Japón aseguran haber visto a una especie de Godzilla, aunque me cuesta mucho creer esto último. Si de verdad hubiera un dinosaurio de 20 metros caminando por las ciudades, lo sabríamos.
Kalia asintió por toda respuesta y se puso a trabajar, mientras el Sargento Steel y Katana abandonaban la sala.
Nave abandonada, Apex City.
Un hombre de unos cuarenta años vestido con un elegante traje italiano y con la cabeza rapada a causa del poco pelo que le quedaba en ella bajó de un mercedes, antaño el polígono había estado lleno de vida, con fábricas por doquier, pero los años de crisis habían hecho que muchas de estas quebraran, y era el caso de aquella nave destartalada, en el parking un solo coche, aquel mercedes. Habría llamado la atención de no ser porque aquella nave estaba muy alejada de la carretera y rara vez pasaba alguien por allí.
El hombre guardo sus gafas de sol, empezaban a no ser necesarias, tras ellas se revelaron unos ojos inteligentes y fríos a partes iguales.
Hacía unas horas le habían confirmado que el proyecto Marte estaba apunto de acabar y por fin había podido dar con la localización del laboratorio. Sin duda los miembros de Jaque Mate no eran tontos. Pero él era un genio.
El hombre entro en la nave abandonada, cristales rotos por doquier, algunos cacharros viejos apilados, y polvo, mucho polvo, hacían ver que el lugar estaba abandonado, pero solo en apariencia. Tras colocar la mano en lo que parecía una mancha de la pared, esta se abrió mostrando una escalera. Un complejo escáner permitía el acceso solo a las personas autorizadas.
Tras un largo descenso el hombre encontró otra puerta, esta blindada, y con escáneres de retina, huella dactilar y código numérico. Tras pasar dichas pruebas el hombre accedió al sótano.
Nada tenía que ver esto con la nave de arriba, aquel lugar daba sensación de vida nada más acceder, numerosos trabajadores y soldados paseaban por el lugar, realizando sus tareas, pero todos se detenían para saludar al hombre. Este no perdió un segundo y se dirigió a la sala de mando, allí le esperaban dos de los hombres más eficaces de la organización.
-Buenasss tardesss The Key.- Le saludó una hermosa mujer nada más acceder a la sala de mando. Parecía disfrutar especialmente de cada “s”.
La mujer, Susurro A’Daire, era una letal asesina de cabello pelirrojo y curvas exuberantes. Si te descuidabas un momento con ella, podías estar seguro de que estabas muerto.
-A’Daire, Abbot.- Saludó The Key con una sonrisa maliciosa.
Kyle Abbot era un hombre grande de mirada decidida. De aspecto bastante rudo, siempre aceptaba las mismas misiones que la mujer. Se decía que si tenías a A’Daire, también tenías a Abbot.
-El jefe me dijo que por fin entrariamossss en acción.- Dijo la mujer satisfecha.
-Eso es, mi contacto me ha dado la ubicación y no hay tiempo que perder, hoy mismo ponen en marcha el proyecto.
Centro de investigación de Jaque Mate, Apex City.
Nathaniel Adam caminaba por la instalación, cerciorándose de que todo el mundo estaba en su puesto. No le gustaba quedarse en la sala de mando, era más de dejar que sus soldados le vieran patrullar como uno más. Siempre había pensado que aquella cercanía acababa haciendo que sus hombres dieran lo mejor de sí mismo.
La actitud de uno de sus hombres lo sacó de sus pensamientos, se trataba de Randall, un joven de apenas veinte años que se acababa de unir a Jaque Mate. El joven parecía más interesado en las piernas de una de las ayudantes de laboratorio, que en vigilar su zona.
Nathaniel colocó su mano sobre el hombro del muchacho, que sobresaltado intentó coger el rifle de una forma adecuada para disparar. Pero le fue del todo imposible, las manos de Nathaniel sujetaron su arma, y antes de que Randall se diera cuenta estaba volando sobre su agresor, para caer con un golpe seco sobre su espalda que lo dejó un instante sin respiración.
Cuando Randall consiguió recuperarse vio como Nathaniel le tendía su rifle.
-¿Se puede saber que narices estás vigilando?- Preguntó Nathaniel.
-Lo… lo siento señor… me he despistado un momento y…
-Hijo, esta misión es del más alto nivel, lo que investigamos aquí podría atraer muchas fuerzas hostiles. No quiero perder hombres y el invento solo porque un niñato salido no tiene otro momento para mirar chicas.
-Si señor, lo siento señor.- Se limitó a responder Randall avergonzado.
Acto seguido Nathaniel ayudó al chico a ponerse en pie.
Nathaniel enseguida siguió su ronda, pero entonces su comunicador se encendió con un sonido de estática.
-¡Señor! ¡señor!- Gritó una voz con sonido de disparos de fondo.- Nos atacan por el cuadrante Norte.
A Nathaniel aquello le pilló totalmente por sorpresa, pero tras un solo segundo de duda, el soldado se puso rápidamente en marcha, rumbo al cuadrante norte mientras daba órdenes por el comunicador.
-Equipo de reserva den ahora mismo apoyo en el cuadrante Norte.- Dijo mientras corría todo lo que podía.
Las ideas y tácticas volaban aun más rápido por su cabeza. Tenía que defender la entrada con dureza, nadie podía acceder al recinto, pero no podía subestimar al rival, no era de los que se confiaban.
-¡Wilson!- Gritó al comunicador, lo detestaba, pero tenía claro que era su mejor hombre.
-No te preocupes Nate, ya voy para allá.- Su voz parecía casi divertida, pero Nathaniel sabía que no era momento para quejarse de su comportamiento.
-¡No!- Respondió con firmeza.- Quédate con los doctores.
-Déjame divertirme, ve tu a visitar a los doctorcitos.- Replicó Slade.
-Podría ser una trampa Wilson. Por mucho que lo deteste eres mi mejor hombre, quédate con los doctores.- Dijo Nathaniel remarcando el “quédate”.
Adam cortó la comunicación y guardó el comunicador a la vez que se cercioraba de que su rifle estaba listo para actuar. Había recogido a dos hombres por el camino, a los que había pedido que le acompañaran. Los ruidos de disparo ya se escuchaban perfectamente, y cuando Nathaniel se dio cuenta de que los hostiles habían llegado hasta su zona fue demasiado tarde.
Un disparo acertó en el pecho de uno de los dos soldados que acompañaban a Nathaniel. Acto seguido, el otro soldado y Nathaniel usaron las esquinas del pasillo como cobertura desde donde disparar.
Nathaniel tiró del cuerpo de su compañero, que se había quedado en mitad del pasillo con la esperanza de que sobreviviese, pero cuando le tomó el pulso entendió que ya era demasiado tarde.
Con un certero disparo abatió a uno de los asaltantes, impactándole en pleno pecho, que enseguida empezaron a ser más precavidos.
A la vez que disparaba con el rifle echó mano de su comunicador.
-¿Dónde demonios están los refuerzos?- Preguntó enfadado. Sabía que no habían tenido tiempo de llegar hasta su ubicación, pero aquella reprimenda haría que sus hombres tardaran unos segundos menos, unos segundos que ahora mismo eran vitales.
Base de Jaque Mate, Maxwell Lord Enterprises, Shelby, Michigan.
En la sala de inteligencia el ritmo se había vuelto frenético, todas las alarmas habían saltado en el laboratorio de Apex City, y ahora mismo intentaban descubrir quien narices se atrevía a atacarles en una de sus bases, y como habían descubierto su ubicación.
Amanda enseguida ordenó a Lori que rompiera el vínculo mental con Jack, si encontraban algo ya se comunicarían por los medios normales, ahora Apex City era prioritario.
-Quiero un código rojo para Apex City ya.- Ordenó Kalia.
-¿Quién leches nos está atacando?- Gruñó Amanda.
-No lo sabemos señora pero parecen estar perfectamente adiestrados y armados.- Respondió un joven analista que apeas llevaba dos meses trabajando en la organización.
-Ponme con Adam.- Ordenó Amanda, que parecía que en cualquier momento iba a liarse a puñetazos con el primero que pillara.
-Señora, no responde al comunicador.- Respondió uno de los analistas.
-¿Y Maxwell?, se encontraba en Apex…- Sugirió Kalia con un toque de preocupación.
-Seguro que ese bastardo está bien.- Dijo Amanda, parecía que aquel hecho casi le molestara. Enseguida dio una orden a Lori.- Abre un canal con Lord.
Maxwell apenas tardó unos segundos en contestar y aparecer en una de las pantallas que Amanda Waller tenía delante. Al ver al hombre, Kalia se acercó para participar en la conversación.
-Waller, que agradable visión. Aunque sin duda prefiero la de la señorita Campbell.- Añadió Maxwell al ver aparecer a Kalia.
-¿Estás bien?- Preguntó preocupada Kalia.
Maxwell mostró extrañeza en su rostro ante tal pregunta.
-¿Has ido allí de vacaciones o a trabajar? Están atacando el laboratorio imbécil.- Dijo Amanda sin ningún miramiento.
El rostro del hombre enseguida se puso tenso.
-¿Qué?- Es todo lo que pudo preguntar aun en estado de shock.
-No sabemos quiénes son, pero están atacando el laboratorio…- Respondió Kalia.
-Voy para allá.- Fue lo único que contestó Maxwell antes de colgar.
-Maldito inútil… Volver a intentar la conexión con Adam.- Ordenó Amanda volviendo a su trabajo.
Centro de investigación de Jaque Mate, Apex City.
A pesar de lo caótico de la situación fuera, en el laboratorio los dos doctores seguían trabajando a un ritmo frenético. Erdel no abandonaría su invento aunque le costara la vida, así que lo mejor que podía hacer era terminar con la máquina lo antes posible, aunque Palmer no estaba del todo de acuerdo.
-Tal vez deberíamos salir de aquí, ha pasado un buen rato desde que comenzó la alerta roja, y seguimos sin noticias.
-No vamos a abandonar el proyecto, no estando tan cerca.- Se limitó a contestar el doctor Erdel.- ¿Has actualizado los microprocesadores y revisado los circuitos?
Una explosión se escuchó más cerca de lo que debería, Ray miró hacia la puerta mordiéndose el labio, temiéndose que los asaltantes irrumpieran allí en cualquier momento. No era un hombre cobarde, pero no le apetecía perder la vida aquel día por la cabezonería de un viejo. Deberían ver que sucedía. El doctor Erdel le llamó la atención y le volvió a repetir la pregunta ligeramente molesto.
-Si… esa explosión se ha escuchado muy cerca…- Comentó Ray, pero Erdel le hacía caso omiso.
-No se preocupe doctor, para eso me pagan a mi.- Dijo Slade.- Pero tienen razón, ya están aquí.
Acto seguido dos personas entraron por la puerta, Susurro A’Daire y Kyle Abbot, la primera sonreía con frialdad, el segundo tenía la expresión de una bestia salvaje.
-¿Y bien? ¿Esperáis una invitación?- Preguntó Slade con una sonrisa en el rostro mientras echaba mano a su espada.
El cuerpo de Abbot empezó a cambiar bajo la atenta mirada de los dos doctores y Slade mientras A’Daire permanecía sonriendo a su lado. Los huesos del hombre empezaron a crujir cambiando radicalmente de posición mientras Abbot rugía de dolor. Vello empezó a surgir por todo su cuerpo mientras su hocico se alargaba.
Todo terminó con un largo aullido.
-Venga ya, ¿un hombre lobo?- Protestó Slade sin perder la sonrisa.- Y yo que creía que me iba a aburrir.
Abbot gruñó a su adversario mientras se acercaba lentamente. Sendos contendientes se miraban estudiándose, pues sabían que cualquier paso en falso significaría su muerte.
Finalmente el hombre lobo se decidió a atacar, lanzándose sobre su presa, este intentó ensartarlo con su espada, pero no contaba con que Abbot con su fuerza aumentada podría desviar la espada simplemente con su antebrazo. Con grandes reflejos Slade saltó a un lado, antes de que su adversario consiguiera alcanzarlo con su potente mordisco.
Slade vio en el reflejo de una pantalla que A’Daire le atacaba por la espalda con un látigo, pero el viejo mercenario no se había olvidado de ella en ningún momento. Con un movimiento rápido desvió el latigazo con su espada, a la vez que pateaba el rostro del hombre lobo.
Esta vez fue Slade quien atacó, lanzando un par de tajos a A’Daire, pero esta consiguió esquivarlos. No habría podido esquivar un tercer tajo, pero antes de que Slade lo lanzara Abbot saltó en su auxilio, lo que obligó al mercenario a retroceder.
Una vez se aseguró de que A’Daire estaba segura, Abbot volvió a saltar sobre Slade, pero este, apoyándose en el suelo, consiguió lanzar al hombre lobo por los aires, con una llave en la que utilizó una pierna y ambas manos. Desafortunadamente el hombre lobo cayó sobre la máquina y rodó por ella hasta caer a los pies del doctor Erdel, que miraba con horror la máquina, como si el hombre lobo fuera la menor de sus preocupaciones.
-¿Que habéis hecho? ¡Lo habéis activado!- Gritó Erdel intentando llegar a la máquina.
Abbot se interpuso en su camino gruñendo con fiereza, pero antes de que pudiera abalanzarse sobre su presa Ray Palmer saltó sobre él, y ambos rodaron por el suelo.
El hombre lobo le lanzó un zarpazo, pero Ray consiguió disminuir de tamaño lo suficiente para que no le dieran.
-¡Hay que sacarlos de aquí!- Gritó Palmer con voz Aguda.
-Eso es fácil.- Se limitó a decir Slade con una sonrisa en el rostro.
El mercenario no había necesitado mucho tiempo para darse cuenta de lo pendiente que estaba Abbot de A’Daire, casi la miraba más a ella que a sus oponentes, y esa era claramente su mayor debilidad, y la forma en la que le alejaría de la máquina.
Slade dio un salto y pateó a A’Daire en el pecho, acto seguido intentó ensartarla con su espada, pero esta rodó fuera de la habitación antes de que el mercenario la atravesara.
Palmer miró el arco de la puerta por la que habían salido ambos contendientes y por donde ahora salía un furioso hombre lobo. Y después miró a Erdel que tecleaba frenéticamente en el ordenador.
-No puedo dejarle solo.- Le dijo a Erdel refiriéndose al mercenario.
-Yo me ocupo de esto joven, no te preocupes.- Contestó el doctor sin apartar la mirada de la pantalla.
Palmer miró al doctor una última vez y suspiró, no estaba seguro de su decisión, pero no podía dejar a Slade con aquellas dos bestias. Finalmente Palmer salió de la habitación en busca del mercenario.
Plaza principal, Olla, Luisiana.
Jack y Cole llegaron a la casa donde el segundo había visto movimiento, ambos se apoyaron a sendos lados de la puerta de entrada y se miraron. Con unos gestos Jack le indicó que iría en cabeza y que le cubriera. Cole se limitó a asentir. Ambos habían participado en muchas misiones juntos y se conocían muy bien.
La puerta estaba destrozada, como la mayoría de las del pueblo, así que entrar no supuso ningún problema. Entraron en un pasillo que tenía enfrente una escalera y la cocina, y a los lados el comedor y el salón. Con un rápido vistazo se aseguraron de que no había nadie en aquella planta. Con gestos Cole le indicó a Jack que iba a subir, y este asintió.
-¡Somos agentes del gobierno! Te hemos visto desde fuera, puedes salir, no vamos a hacerte daño.- Gritó Jack.
Pero no hubo respuesta, en la segunda planta había dos cuartos de baño y tres dormitorios, pero no dieron con ninguna escalera que les condujera a la guardilla.
Cuando revisaron el lugar a conciencia hallaron la escalera en el pasillo de la segunda planta, había una trampilla en el techo, pero no era demasiado visible. Puede que algún superviviente se hubiera escondido allí y la trampilla se le hubiera pasado por alto a los asaltantes.
-¡¿Hola?!- Insistió Jack.- Somos del gobierno, estamos aquí para ayudar, no queremos hacerte daño.
Mientras decía esto Jack comprobaba su arma y le daba indicaciones a Cole de que lo cubriera. Tenían que subir a la guardilla, pero si algo los atacaba desde allí estarían en una posición muy desfavorable.
Aun así Jack se puso de puntillas y se estiró al máximo para alcanzar el pequeño agarre de la trampilla, en cuanto lo sujetó tiró con fuerza y una escalera cayó dando un sonoro golpe.
-Al menos aun no nos ha atacado nada.- Bromeó Cole con una sonrisa y empezó a ascender bajo la atenta mirada de Jack que le cubría.
Allí arriba había un viejo trastero, lleno de antigüedades y de polvo, Cole echó un vistazo rápido mientras Jack subía, pero no vio a nadie.
Cole enseguida localizó la ventana que había visto desde el exterior, quedaba parcialmente tapada por un tresillo, así que llamó la atención de su compañero y le indicó que se acercara lentamente por el otro lado.
Ambos compañeros se acercaron lentamente cada uno por un lado del tresillo atentos a cualquier movimiento.
Cole estaba tan tenso que incluso le empezaba a doler el cuello, solo quedaba un paso para ver si allí había alguien, y cuando lo dio vio algo, una figura bajo una manta, tuvo que controlar sus nervios para no disparar, pero era una figura demasiado pequeña.
Los dos hombres se miraron, como confirmándose que no era una amenaza, la pequeña figura bajo la manta parecía temblar. Jack se agachó con una sonrisa y tiró de la manta.
-Tranquilo pequeño, somos del gobierno, ya estás…- Empezó a decir Jack hasta que se encontró con la cara de aquel ser.- ¡¿Pero que coño?!
Si bien tenía el cuerpo de un niño, la piel del joven era tan pálida que parecía no albergar ni una gota de sangre. Las facciones de la cara eran grotescas, como las de una fiera enfurecida, y de su boca sobresalían grandes colmillos. El chico saltó sobre Jack antes de que este pudiera darse cuenta de lo que pasaba. Pero no pudo a alcanzar a su presa pues Cole vació todo el cargador sobre el engendro. Las balas hacían que el chico gritara de dolor, pero aun así apenas le hacía retroceder un paso.
-Me cago en la puta.- Exclamó Cole cuando se quedó sin munición.
El niño, con una figura aun más grotesca que antes se acercaba lentamente a su atacante pero esta vez fue Jack quien se lo impidió, vaciando gran parte del cargador de su fusil en la cabeza del engendro. Finalmente el ser cayó inerte en el suelo.
-¿Qué narices era eso?- Preguntó Jack alarmado.
-¿Eso era un vampiro?- Preguntó Cole.- Osea, ¿existen?
-Mierda, Y esa maldita foca ha cortado la conexión.- Se quejó Jack.- Reúne a todos mientras intento llamar al tablero.
Centro de investigación de Jaque Mate, Apex City.
Cuando Maxwell Lord había llegado todo era un auténtico caos. Había tenido que eliminar él mismo a dos de los asaltantes antes de encontrar a alguno de los suyos, y poco después había dado con Nathaniel. Una vez reunieron algunas fuerzas, consiguieron empezar a ganar terreno a los atacantes, pero en la mente de Maxwell solo estaba el llegar lo antes posible al proyecto Marte, más valía que nadie hubiera puesto las manos en su más caro proyecto.
En cuanto la situación empezó a estar contenida, y los asaltantes estaban siendo empujados al exterior, el rey blanco y su torre se dirigieron a toda prisa al laboratorio principal. Adam habría preferido quedarse luchando con sus hombre, no le gustaba dejarlos solos, por mucho que tuvieran la situación bajo control, pero no podía dejar a su rey sin protección, él era su principal responsabilidad.
Los dos hombres llegaron fácilmente al laboratorio tras atravesar lo que parecía un campo de batalla, sangre y cadáveres eran la nueva decoración del centro de investigación de Apex City.
Maxwell se relajó en cuanto vio al doctor Erdel allí, pero enseguida notó que algo no iba bien. El doctor Erdel tecleaba aquí y allí, y parecía estar al borde del llanto.
-¿Qué sucede?- Preguntó Maxwell.
-Lo han roto, esos bestias lo han roto, no consigo arreglarlo… ¡maldita sea!
UN MINUTO PARA TELETRANSPORTE
-¿Va a traerlo ya?- Preguntó Maxwell sin llegar a entender.
-Va a explotar, si no lo arreglo, va a explotar… todo mi trabajo…- Lloriqueaba el doctor.
-Señor Lord salga de aquí.- Dijo Adam con voz autoritaria.- ¡Doctor!
Maxwell salió hasta el umbral de la puerta y echó la vista atrás, allí Adam intentaba que el doctor le hiciera caso y saliera de allí, pero este se resistía tozudamente.
La cuenta atrás se acercaba a su fin, y Maxwell Lord sabía que la explosión sería fatal, no era científico, pero era consciente de que el teletransportador usaba energía nuclear, y eso no era bueno. Afortunadamente la cámara tenía un sistema de sellado con lo que podría proteger el resto del complejo, pero no podía activarlo con sus dos hombres dentro.
-¡Vamos, salir de ahí ya!- Gritó Maxwell mientras Adam traía al doctor a rastras.
DIEZ, NUEVE, OCHO…
-Lo siento…- Se limitó a susurrar Maxwell, consciente de que no llegarían a tiempo.
Maxwel accionó el botón que sellaba el laboratorio.
SEIS, CINCO…
A Nathaniel se le cayó el mundo al suelo, iba a morir, y le quedaban instantes de vida, dejó de forcejear con el doctor que corrió hacia la máquina.
En sus últimos segundos de vida Nathaniel solo pudo pensar en el momento más deshonroso de su vida, cuando lo habían expulsado del ejército, meses después Maxwell Lord se había presentado en su puerta para darle esta nueva oportunidad, al menos su rey estaba a salvo, podía morir con la satisfacción de haber cumplido con su deber.
DOS, UNO…
Maxwell Lord sintió la explosión a pesar del sellado de la habitación, todo su proyecto se había ido a pique, pero pagarían, fuera quien fuese el culpable pagaría.
Tras unos minutos, una voz robótica anunció que el laboratorio había sido esterilizado al 100% y que la atmósfera era segura.
Maxwell accionó el botón que volvió a abrir la sala, sin ninguna esperanza de encontrar a nadie vivo, pero aun así entró en la sala.
Todo el laboratorio había quedado reducido a escombros. El teletransportador, como no podía ser de otra forma, estaba totalmente destruido. Y a su lado se encontraban los restos de un hombre de pequeña estatura, sin duda el doctor Erdel. Entonces Maxwell reparó en el otro cuerpo.
-¿Nathaniel? ¿Eres tú? ¿Cómo?- Se preguntaba sin entender Maxwell.
Allí estaba Nathaniel Adam, sin ningún daño más allá del que había sufrido su ropa, que ahora apenas eran harapos, aunque algo había cambiado drásticamente en él, su cabello ahora era completamente plateado. Nathaniel se incorporó con dolor de cabeza.
-¿Que ha pasado?- Se preguntó sin recordar, y entonces cayó en algo más importante. ¿Y como sigo vivo?
Maxwell enseguida accionó su comunicador para pedir un equipo médico, pero este se le cayó de la mano en cuanto vio algo en lo que no había reparado.
Un cuerpo de piel verdosa bastante grande descansaba al otro lado de la nave. El cuerpo parecía de características similares al humano, a diferencia del color de la piel, y de la cabeza, que tenía forma cónica. Tras acercarse un poco más, a Maxwell le pareció notar una respiración lenta en el ser.
-Ha funcionado… el proyecto Marte… ¡ha funcionado!- Gritó Maxwell Lord riendo como un loco.
CONTINUARÁ…
EL TABLERO
Bueno, bienvenidos a esta serie en la que podemos tener a cualquier personaje DC sin serie como protagonista. Además en esta cabecera no tendremos a un guionista fijo, sino que podrá serlo cualquiera ^^
Se veía venir quienes serían los protagonistas del primer arco desde que así empezara a comentarlo por Mayo, ha tardado lo suyo en salir pero ya lo tenemos aquí, Jaque Mate, y a un personaje muy especial al final del capítulo, que tendrá mucho más peso en el segundo.
He querido aprovechar esta serie para introducir a bastantes personajes secundarios como Katana, Átomo, y bastantes más (algunos de más peso, algunos de menos)
Para organizar la estructura de Jaque Mate, la verdad es que me he fijado mucho en la serie del mismo nombre que lleva Tomás Sendarrubias en DCTopia (nuestro universo convencional), a mi personalmente me encantó dicha serie, y no pude sino usarla como influencia a la hora de traerlos a nuDCTopia.
Finalmente también agradecer a Eze “Checho” Luna por la portada que acompaña al número ^^
En fin, poco más que decir, esta serie servirá de lanzadera para un acontecimiento muy importante dentro de nuDCTopia. Espero que hayáis disfrutado del primer capítulo.
¡Un saludo!
Carlos Fortuny
Jaque Mate… lo siento, pero solo tengo la visión de Tomás en DCT en la cabeza… a no ser que hagas a Amanda una supermodelo, claro…
Jajajaj, mi influencia más fuerte es también la de Tomás (porque de la amanda supermodelo pasaba :p), es una gran visión jejejeje
Hala que influyente soy… Así que vampiros… me voy a revisar mis notas sobre la versión clásica de Jaque Mate, que tengo que cambiar unas cosas.., 😛
Jejeje, he querido alejarme un poco de enemigos clásicos y me ha dado por los vampiros :p
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Una lectura muy recomendable, me ha encantado^^
Ambas tramas, o misiones, me han resultado muy interesantes. Destacaría el ritmo que coge el relato cuando el Proyecto Marte se ve amenazado, está muy bien relatado en mi opinión, y consigue que te traslades al lugar de la acción.
Muy bueno en general, enhorabuena! ^^
Muchas gracias, espero que siga molando el siguiente capítulo. Y que no se me demore más jejejeje
Un buen capitulo, y además con tantos personajes cumpliendo su función que se nota ha sido complicado de hacer. Muy bien llevados todos a mi parecer. Tener al Átomo y al capitán Átomo en la misma serie es interesante, a ver como se las apañan para salir de esta jeje.