Vengadores #408

vengadores408Y llegó un día, un día distinto a los demás, en el que los héroes más poderosos de la Tierra se unieron contra un enemigo común… Para combatir amenazas que ningún superhéroe podía derrotar en solitario… ¡Aquel día nacieron LOS VENGADORES!

#408 – Cronotormenta I
Preparativos para una guerra

Por Luis Capote


Fecha de publicación: Mes 68 – 12/03


Las palabras habían sido pronunciadas, pero ninguno de los Vengadores parecía reaccionar. Ante ellos se alzaba Kang el Conquistador, uno de sus mayores enemigos, si no el mayor, y acababa de afirmar que lucharían a su lado a cambio de las vidas de la Avispa y el Hombre de Hierro. El holograma que mostraba a sus compañeros presuntamente caídos acababa de desvanecerse ante sus ojos. El visitante cerró su mano enguantada y colocó ambos brazos a su espalda, mientras los Vengadores formaban un semicírculo en torno a él. Sus ojos se cruzaron con los del Capitán América y se enzarzaron en un duelo de voluntades hasta que Kang volvió la cara esbozando una sonrisa.

– No tenéis alternativa, mis respetados enemigos – dijo el conquistador – Ya os habéis enfrentado a ese Kang y ese conflicto os ha costado caro ¿Estáis dispuestos a asumir el coste de una segunda batalla? Oh, sí. Lo haríais, pero yo os ofrezco la posibilidad de vencer y neutralizarle definitivamente.

– ¡Luchar contra un déspota con otro como compañero de armas! – respondió Thor con un bufido – ¡Valiente alianza nos propones, mortal! ¿Quién nos dice que no estamos cambiando un enemigo malo por otro peor?

– Bien pensado, Dios del Trueno – dijo Kang sin perder su sonrisa – Nadie os lo dice porque nadie puede garantizároslo. Ahí entran en juego las vidas de vuestros camaradas.

– ¡Jan está muerta, cabeza de cubo! – terció Ojo de Halcón tensando la cuerda de su arco – ¡La vi caer durante la batalla contra Onslaught!

– Los visteis caer, arquero mas ¿los visteis morir? – sus brazos se abrieron para formar una expresión casi teatral – ¿Mantendrías tal afirmación y los condenarías a una muerte segura? Yo creo que no y por eso estoy aquí, apostando mi vida y mis dominios.

Un pesado silencio cayó en la habitación y sólo Kang parecía disfrutar de aquella situación. Miraba las puntas de sus botas como si fueran el objeto de alguna secreta admiración por su parte, mientras sus anfitriones parecían a medio segundo de saltarle encima. Sólo un muy disimulado gesto del Capitán había impedido que comenzara una refriega en medio del salón. El abanderado no había pronunciado palabra, pero tampoco había levantado la vista del señor del tiempo – Aquí hay algo que no encaja – pensó – Nos ofrece las vidas de Tony y Jan. Jan está muerta pero ¿y Tony? Además, se suponía que sólo quedaba un único Kang1

La reflexión del buen Capitán terminó de forma abrupta e inesperada. El aire pareció retorcerse justo detrás de Kang y la silueta de dos figuras humanas empezó a tomar forma. El señor del tiempo se volvió y echó mano a la funda que pendía a su costado derecho colgada de su cinturón, pero alzó su arma sólo para encontrarse con la hoja de una katana que se movía a la velocidad del rayo hacia su antebrazo. Los reflejos del conquistador evitaron que el acerado filo lo dejara manco, pero el cañón de su pistola había caído al suelo de un corte limpio, mientras su atacante, una especie de ninja ataviado con una armadura blanca, asumía una nueva posición de ataque y defensa. La escena, desarrollada en breves instantes, había cogido por sorpresa a los Vengadores, que se desplegaban para hacer frente a la nueva situación, si bien no reconocían a los nuevos jugadores. El compañero del espadachín, un gigante embutido en una armadura granate, alzó su lanza y cargó contra el desarmado Kang, pero éste logró evitar lo peor del golpe rodando por el suelo y situándose justo detrás de Thor. El lancero avanzó hasta que Ojo de Halcón le apuntó directamente al cuello.

– No des un paso más, Ronin Rojo

Mientras, el Hombre Maravilla y la Bruja Escarlata habían cerrado el paso al espadachín, en tanto que Thor y Hércules se habían situado a sus espaldas, justo enfrente de Kang. La Capitana Marvel había asumido su forma lumínica y se había situado a la espalda de los guerreros, en tanto que la Bestia y Hank habían hecho lo propio con el conquistador.

– Haced caso a Ojo de Halcón. Todos – dijo finalmente el líder de los Vengadores – ¿Quiénes sois y qué queréis?

– Se hacen llamar los Amos del Silencio, Capitán – dijo una voz, que él identificó con la de Sharon Carter – Y han venido buscando la ayuda de los Vengadores.

– Tienen una extraña manera de pedirla, creo yo – terció la Bestia – aunque no sé qué querrán de nosotros esos tipos tan grandotes con toda esa cuchillería encima.

– Con ese nombre no pueden ser vendedores de cubertería, Hank – respondió Ojo de Halcón.

– Bien. Es suficiente – dijo el Capitán – Bajad las armas. Tú también, Kang. No tengo la más mínima intención de convertir otra vez esta mansión en un campo de batalla. Capitana, di a Jarvis que prepare dos habitaciones para nuestros. invitados.

Kang se puso en pie, dispuesto a contestar al abanderado, pero pareció reconsiderar la decisión y, esbozando una leve sonrisa, se mantuvo cruzado de brazos entre Thor y Hércules, que no dejaban de echarle miradas ceñudas. Por su parte, los Amos del Silencio envainaron sus respectivas armas y se mantuvieron en silencio.

– Bestia, Hank. Acompañad a Kang a la biblioteca, por favor.

– A sus órdenes, mon capitan. Señores con casco de buzo y poncho verde por aquí, por favor.

Cuando Kang se hubo marchado, el Capitán se dirigió a Sharon.

– ¿Y bien?

– Estos caballeros nos sorprendieron a Peggy y a mí en la azotea. Vinieron buscando la ayuda de Iron Man. Peggy iba a comunicároslo cuando Jarvis nos avisó de la visita de Kang, de modo que les pedí que colaboraran con nosotras. Intervinieron como distracción.

– ¿Distracción? – repitió un incrédulo Ojo de Halcón.

– Exacto. De otra forma hubieran permanecido invisibles y habrían acabado con él – dijo Thor – la pericia de los Amos del Silencio es tan famosa que sus ecos han llegado a las puertas de Asgard2 y después de todo, ningún guerrero avezado abandona su ventaja si no es por un motivo.

– Tus palabras nos honran, tronador – habló entonces el guerrero blanco – Nunca has sido venerado en mi país natal, pero tampoco son desconocidas las hazañas de Thor, menos aún a quien lleva el manto de Inazuma3. Mi silencioso compañero responde al nombre de Kaminari. Vinimos buscando a vuestro camarada Tetsujin4, y no pudiendo localizarle en la sede de su nueva empresa, vinimos a esta mansión.

– ¿Para qué queríais al Hombre de Hierro? – inquirió la Capitana Marvel – Quizá podamos ayudaros ya que no está localizable en estos momentos.

Los restantes Vengadores detectaron el tono en el que su compañera había deslizado aquella suerte de mentira piadosa, pero sus rostros no reflejaron emoción alguna al respecto. La imagen mostrada por Kang de Jan y Tony los había llenado de confusión. Aquél era Tony Stark, al que habían llorado y enterrado pocos meses antes y si no lo era, si como todo parecía apuntar, no era más que un simple truco del Conquistador para atraerlos a su bando, había que reconocer que era un truco condenadamente bueno. Las miradas de Clint, Wanda y Simon se cruzaron y esbozaron mudamente la inevitable cuestión. Si aquel era Tony Stark ¿quién estaba al frente de Stark Solutions? La mentira de Mónica era en todo caso la mejor solución, al menos por el momento.

– Él nos ayudó en el pasado y fue un honorable oponente. Tenemos un problema con nuestro camarada Kaze.

Inazuma hizo un gesto pidiendo a los Vengadores presentes que le siguieran. Sharon inclinó levemente la cabeza en señal de que todo iba bien. El Capi hizo una señal a Thor y Hércules para que se quedaran cerca de la biblioteca. El resto se dirigió al ala residencial donde un preocupado Jarvis les franqueó la puerta a una de las habitaciones de invitados. Sobre la cama dormitaba (o eso parecía) una mujer de treinta y pocos años que vestía una armadura similar a la de Inazuma y Kaminari aunque de color verde. A su lado estaba una preocupada Capitana Marvel.

– Ms. McCall no se ha despertado, señores.

– Arigato gozaimasen, Jarvis-san. Esta así desde hace dos días.

– Si está en nuestra mano, os ayudaremos – dijo el Capitán – el Hombre de Hierro no es miembro activo, pero la Bestia y Hank Pym son científicos de primera fila, pero necesitamos saber qué le sucede.

– Hay algo que no entiendo – terció la Bruja Escarlata – Por lo que parece, necesitabais al Hombre de Hierro específicamente. Además, esta mujer es por lo que parece americana.

– Su origen es indiferente. Es la portadora del manto de Kaze. Si muriere, el conocimiento arcano inherente al mismo se perdería. Ella aún no ha terminado su aprendizaje, por lo que no puede transmitir el saber ni el poder a un sucesor. Buscamos al Hombre de Hierro porque él y su señor Anthony Stark son los únicos que se han mostrado dignos de nuestra confianza en este país.

– Ejem – carraspeó Jarvis – hay algo más que creo debería saberse. Ms. McCall era una persona muy próxima a Mr. Stark hace una década.

– Entiendo – terminó el Capi – Bien. Es tiempo de moverse. Simon, ve a buscar a la Bestia y a Hank y di a Thor y Hércules que echen un ojo a nuestro otro invitado. Quiero que examinen a Ms. McCall. Jarvis, indica a estos caballeros sus habitaciones.

– Agradecemos el gesto, Capitán América, pero permaneceremos junto a nuestra hermana.

– Bien. Encárgate entonces de hacer los preparativos oportunos. Nosotros nos vamos a la sala de reuniones.

– ¿Eso me incluye a mí, Capitán? – preguntó Sharon.

– Diría que sí, Agente Carter.

Clint y Wanda, que sabían cuál había sido la relación entre Steve y Sharon intercambiaron miradas un tanto sorprendidas. La presencia de la mujer, a la que creían muerta hacía años había sido una sorpresa más de aquel día tan agitado y ambos se preguntaron qué efecto podía tener en su amigo la reaparición de su amor perdido. Era evidente que Rogers aún no lo asimilaba. Ninguno quiso iniciar la conversación, pero ambos se preguntaron cómo lo llevaría su amigo.

– Bien – empezó el Capi, una vez en la sala de reuniones – Tenemos varias cuestiones que resolver. Por un lado está la oferta de Kang y el misterio de Jan y Tony. Por otro la petición de ayuda de estos Amos del Silencio. He querido hablar primero con vosotros porque todos habéis sido presidentes del grupo. Quizá tengamos que dividirnos para cubrir los dos frentes, pero lo primero es lo primero. ¿Son de fiar estos Amos del Silencio? Me gustaría saberlo, y por eso quería que estuvieras aquí, Shar. agente Carter.

– De acuerdo, Capitán. Magia y leyendas aparte, los Amos del Silencio son bastante conocidos en extremo oriente. Su fama como asesinos a sueldo es sobradamente conocida y antes que me lo preguntes, sobradamente merecida.

– Bien. Habrá que comprobar su historia. Si el Hombre de Hierro introdujo algo sobre ella en los archivos, podremos comprobarla. También necesitamos saber algo más sobre la señorita McCall, pero será mejor esperar al diagnóstico de nuestros científicos residentes, así que vamos con el asunto de Kang.

– Si no te importa, Capitán, creo que ese conquistador hortera queda fuera de mi campo. Le diré a Peg que necesitas esos informes. Seguiremos en contacto.

– Bien, Agente. Gracias por todo.

Sharon abandonó la sala en medio de un inesperado e incómodo silencio. Steve bajó la cabeza para ordenar sus pensamientos mientras Clint y Wanda cruzaban una breve mirada, en tanto que Mónica, que sólo conocía a Carter por conversaciones con otros Vengadores, se acomodaba en su asiento con la sensación de pasar por alto aquello que sus compañeros tenían claro.

– Bien. Pasemos a la cuestión de Kang. Huelga decir que no me gusta nada el jueguecito que se trae entre manos y mucho menos la actitud con la que nos presenta esta hipotética alianza. Hasta donde yo sé, podría estar mintiendo. Su relato acerca del otro Kang contradice otras cosas. Él lo sabe y sabe que no confiamos en él. Ahí entran en juego Jan y Tony.

– Con Kang, nunca se sabe, Capi – empezó Ojo de Halcón – Recuerda que una vez luchamos a su lado en aquel reino dejado de la mano de Dios5. En aquella ocasión se portó de forma medio decente pero cualquiera sabe. Sólo pensar en el cabeza cubo y sus contrapartidas ya me da dolor de cabeza. pero si decides seguirle el juego puedes contar con mi arco.

– Mi experiencia con Kang es más reducida, Steve – terció la Capitana Marvel – Recuerdo como se embarcó en aquella empresa para eliminar a sus contrapartidas y cómo resultó ser engañado por Inmortus6. En aquella ocasión logró implicarnos y no dejo de preguntarme si su visita no es un intento de repetir la jugada y abocarnos a una guerra de la que realmente no sabemos gran cosa. En todo caso, Ojo de Halcón ha hablado por mí. Estoy contigo.

– Yo creo que tienes razón, Steve – terminó Wanda – Kang juega con lo que sentimos hacia nuestros compañeros caídos. No sería tan arrogante si no supiera que ese holograma ha hecho mella entre nosotros. A mí me ha llenado de dudas y no quisiera pensar en la reacción de Hank Pym.

– Eso es lo que no me gusta, Wanda – dijo el Capi – Ha convertido este asunto en una cuestión personal para todos y eso puede nublar nuestra capacidad de juicio. Coincido con la Capitana Marvel en la idea de que seamos peones en una batalla. Kang no va a utilizar a los vengadores como su carne de cañón particular.

– ¿Qué opción nos queda entonces? ¿Negarnos?

– No creo que el Capi quisiera decir eso, Wanda – intervino Halcón – Es más, si lo hiciera, sabe que Hank se iría con Kang. Y yo con él. Si alguien apareciera y me diera una esperanza, por vaga que fuese de que Bobbi aún vive le seguiría aunque fuera el puñetero Mefisto7.

– Así es – terminó el Capi – Pase lo que pase, creo que tenemos que unirnos a este Kang, pero no podemos dejarlo todo en sus manos. Su historia presenta una incongruencia fundamental: se supone que Tony Stark, el Hombre de Hierro, murió en la batalla con Onslaught, pero apareció a los pocos días para formar Stark Solutions. O Kang nos está tomando el pelo como a unos colegiales.

– …o el Tony Stark con el que hemos tratado últimamente es un impostor – concluyó Mónica – Las implicaciones de esto último podrían ser terribles.

– La idea parece un disparate, lo sé – reconoció el Capi – pero por otro lado, conozco a Kang y sé que no cometería el error de orquestar algo tan burdo. Cuando el Hombre de Hierro original murió, él se jactó de haber orquestado las depresiones y crisis de identidad de Hank Pym8. Si realmente es capaz de maquinar algo tan elaborado, no creo que luego cometa semejantes chapuzas. En todo caso, no será Kang el que nos facilite esas pruebas. Tenemos que ir hacia otro lado y no descartar la segunda posibilidad.

– Podríamos contactar con Jim Rhodes – terció Wanda – Si alguien puede distinguir al verdadero Tony de un impostor es él.

– Buena idea, Wanda – dijo Halcón – Rhodes demostró tener madera de vengador en muchas ocasiones9… ¿Sabéis? Quizá sea pura paranoia pero ahora que lo habéis dicho, creo que la ocasión perfecta para dar el cambiazo fue la batalla contra Onslaught. ¿Me entendéis? Tony y Jan desaparecen. Sólo encontramos un pedazo del yelmo del cabeza de lata y al poco tiempo ¡hop! Aparece como Houdini salido de la cabina inundada.

– En este trabajo las casualidades rara vez existen, Clint – respondió el Capi – Está claro que tenemos que averiguar qué está pasando aquí.

– No quisiera añadir más preocupaciones, Capi – dijo Mónica – pero hay algo que no logro quitarme de la cabeza. Estos Amos del Silencio aparecen buscando al Hombre de Hierro para que ayude a una antigua amiga justo el día en que su vida y la de Jan aparecen como el pago que Kang el Conquistador nos ofrece a cambio de nuestra ayuda. Acabas de decir que las casualidades no existen y por eso he expresado mis reflexiones.

Los cuatro vengadores se miraron en un silencio que fue roto cuando el Capitán convocó al resto de los miembros en activo a la sala. Una vez allí, el vengador abanderado expuso la situación a la concurrencia, planteando finalmente la cuestión de apoyar a Kang.

– Halcón habló antes por la Capitana y por mí, Capi. Si consideras oportuno que luchemos al lado de este Kang, lucharemos.

– ¡Barras y Estrellas, mon capitan! Si estas bellas damiselas van a la batalla entre los ponchos verdes este peludo mutante y rata de laboratorio no puede decir menos. ¡Vamos a patear unos cuantos gluteus maximus!

– Por salvar a nuestros camaradas caídos el hijo de Zeus dice sí.

– Yo estoy con Wanda, Capi. Hace poco que he vuelto al mundo de los vivos pero si puedo ayudar a mis amigos lucharé como vengador una vez más.

– Estoy contigo, noble Capitán. Has hablado juiciosamente como es uso y costumbre. Graves nuevas planteas a esta asamblea, pero cuando la creamos lo hicimos con el fin de hacer frente a aquellas amenazas a las que no podríamos hacer frente por separado. Desde entonces no ha habido adversario que nos pudiera doblegar y así será mientras tú nos lideres en la batalla. Dos Kang o mil. Por la vida de nuestros amigos el reino de Cronópolis sentirá nuestro poder y descubrirá porqué nos llaman vengadores.

Las miradas se volvieron hacia Henry Pym, que había permanecido muy silencioso desde la llegada de Kang y los Amos del Silencio. Sentado, alzó la cabeza que había estado apoyada sobre ambos brazos y miró a sus compañeros.

– Todos sabéis mi respuesta, amigos – dijo esbozando una leve sonrisa – y sabéis lo que significa la vuestra para mí. Yo. Gracias.

Mientras el resto se quedaba dando palabras de ánimo y consuelo a Pym, el Capitán, secundado por la Bruja Escarlata y Thor, se dirigió a las habitaciones donde había sido alojado Kang para comunicarle la decisión del grupo. Éste respondió con una sonrisa y una frase displicente.

– Una decisión acertada, Capitán. La que esperaba que tomarais. De nuevo aliado a mis mayores y mejores enemigos.


1.- Teóricamente, eso es lo que se deduce de los acontecimientos de Vengadores: Terminatrix.

2.- Sobre todo si las deidades del panteón japonés son aliadas de los asgardianos, como se puede ver en Thor.

3.- Inazuma (= relámpago)

4.- Hombre de Hierro

5.- El reino era el de la princesa Ravonna, amor perdido y largamente llorado por Kang y la extraña alianza tuvo lugar en Vengadores nº 24.

6.- En Vengadores 267-269.

7.- Bobbie Morse Barton, Pájaro Burlón, la llorada esposa de Clint, muerta en Vengadores Costa Oeste nº 100 por culpa de Mefisto y Satannish.

8.- Se vio en La Encrucijada.

9.- En las Secret Wars y en Vengadores Costa Oeste, por citar dos ocasiones


VENGADORES REUNIOS

Esto si que no se lo esperaba nadie, ¿eh? Más de tres años después, sale otro número de Vengadores, la serie maldita… esperemos no tardar tanto en continuar la saga (mas que nada, por la de series que dependen de ella, jejeje)

¡MarvelTopicos saludos!

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