Tras la saga de Emociones Primarias, Danny Ketch, el portador del Espíritu de la Venganza, más conocido como el Motorista fantasma, ha desaparecido. ¿Dónde esta Danny Ketch?
#81 – Carnaval V
Por DOB
Fecha de publicación: Mes 27 – 7/00
Danny Ketch, está sentado en un sillón de cuero rojo. En el suelo hay un patito de goma amarillo, el patito se balancea tímidamente.
Unos pasos se oyen, que vienen de algún punto de la oscuridad que lo rodea. Un hombre con un smoking negro y un sombrero de copa se sienta en un sillón, que antes de aparecer este sujeto estaba oculto.
El hombre se sienta en el sillón y mira a Danny, y Danny lo mira a él. Los dos se quedan mirando, el uno al otro.
Nadie habla, al poco, el hombre levanta sus dos manos, las comienza a mirar y las abre y las cierra tres veces, después, con su mano derecha, se toca el pecho, justo al lado del corazón, y sonríe al mismo tiempo a Danny.
Después, el hombre su dedo índice se hace un arañazo en el cuello, del que brota un poco de sangre. A continuación vuelve a colocar su mano derecha en la misma situación que antes y vuelve a abrirlas y cerrarlas otras 3 veces.
Después de esto, enlazando movimiento con movimiento, con el dedo índice de su mano izquierda toca el pequeño arañazo de su cuello. Y con la sangre en él. , La enseña a Danny. Y sonríe.
Después de esto se levanta y se va por donde ha venido, escuchándose los pasos y perdiéndose en la oscuridad.
Danny, entonces mira hacia arriba, en un movimiento reflejo. En el techo, hay otro patito de goma amarillo, que se balancea haciendo un ruido bastante molesto.
Y vuelve la cabeza al mismo sitio donde estaba. A su lado ahora hay un hombre con el rostro cadavérico y lleno de fuego, que viste ropas de cuero, con tachuelas de metal, en su mano porta una larga cadena, y en su cuello un extraño medallón.
En ese momento cuando Danny se percata del medallón, con su mano derecha se toca el cuello. Allí no hay ningún medallón.
El rostro cadavérico parece reír, aunque no hace ningún ruido. Solo el fuego llena su boca y lo ahoga en el silencio.
Ahora, al lado de Danny, esta barbara Ketch, su hermana, en una cama, rodeada de tubos, y con respiración asistida.
Danny se levanta y se acerca a ella. La contempla durante unos minutos.
Danny entonces con su mano derecha le quita la respiración asistida y acercándose, le da un beso en la frente, ella, entonces, como despertándose de una pesadilla, o aun en ella, le coge fuertemente con la mano, como intentándose asirse a algo que la aparte de la muerte.
Danny se sacude las manos de ella. Se da la vuelta, y al final de la asfixia vuelve a estar sentado en la mesa junto a todos los demás espíritus de la venganza.
– Y bien, hermano – dice el que preside la mesa de siete silla – ¿estas listo ya para escuchar la historia?
Danny, asiente mientras mira la cadavérica cara de una mujer que frente a él esta rodeada de llamas. Por un momento ve en ella el rostro de Barbara. Danny deja entonces de mirar y escucha la historia.
Hubo una vez un hombre, que se llamaba Daniel Ketch. Fue un día como este, hermano, cuando él, después de contemplar un asesinato, y al ver a su hermana herida, te llamo a ti, para que fueras con él. Nosotros entonces lloramos tu perdida, como solo nosotros sabemos llorarla. Uno de los nuestros había partido. Lloramos, y reímos después, al saber como el destino había jugado sus cartas contigo, nuestro querido hermano, pues solo nosotros sabemos la verdad de nuestro sino.
Un año después, tras la muerte de Mefisto a manos de nuestro soberano Corazón Oscuro, uno de nosotros partió de nuevo, y otro mas de nuestros hermanos, hace días.
Algo había pasado con lo que había empezado esta historia, y ese mismo algo será el que la terminara.
Cuenta la historia, la misma que ahora vivimos, que uno de los nuestros ha muerto para siempre, y dos de ellos siguen alojados en dos cuerpos humanos. Tres espíritus de la venganza existen, uno de ellos es nuestro falso hermano.
La historia habla también de que alguien muy poderoso ha sembrado, en una de las ciudades de la Tierra, la discordia, para cazar a nuestro falso hermano.
La historia, cuenta también, que nuestro hermano, perdido hace tiempo, vuelve con nosotros, y escucha la historia.
Después cuenta, que parte hacia su destino. De que lloramos su ida.
La historia habla de un precio a pagar. Y de una elección equivocada. Y de que todo volverá a ser como era. Menos una cosa. Nunca más volveremos a ver a nuestro hermano. También dice que las ultimas palabras serán de cariño, y de que uno de los nuestros matara a nuestro falso hermano, como nosotros, por venganza. La historia pregunta, entonces, ¿quién será el caído? ¿Lo sabes hermano? Pregunto el espíritu de la venganza.
No lo sé – dijo firmemente Danny.
La historia entonces sigue, y tu tendrás que seguir. Adiós hermano. Parte entonces con nuestro consejo.
«Mesas que desaparecen, sillas de hueso que se deshacen, lagrimas de fuego que caen tornándose en lluvia, viento huracanado y al final de esto, Danny tumbado en un acantilado, encima de un charco, en su mundo natal. La tierra. La lluvia cae. El frío lo llena todo.»
Ojos que se abren, visión borrosa. Una hermosa mujer rubia a su lado Sangre en el suelo. A pocos metros, en la alfombra, el cadáver de un guardia de seguridad. Café tirado por el suelo ¿donde se encuentra?
¿Dónde estoy? ¿Que ha ocurrido? Me duele todo el cuerpo. Joder, parece que me hayan dado una paliza.
– Tranquilo, ya se fue, estas en la oficina de Morell.
– ¿Así se llamaba el muerto? – dice Johnny
– Si, creo –
– No tartamudeas –
– Si, creo, es la costumbre, llevo mucho tiempo aquí.-
– Aunque sigues hablando extrañamente -dice Johnny
– Tiempo dame – dice Sara
– ¿no estabamos, hace nada, dentro del manicomio? – dice Johnny
– Si, pero, de eso, un día, hace – dice Sara
– ¿He estado un día durmiendo? –
– No, parte, estuvimos, de viaje, con él – dice Sara
-¿con quien? ¿Quién es él?-
– Él, es él, él me trajo aquí, creo, que es, mi padre, no lo sé – dice Sara
– Tenemos que ir, a la ciudad, algo pasa, allí – dice Sara – él me ha dicho, que vayamos, ahora que te he encontrado, los dos debemos de ir, allí Nueva Orleans –
– me encuentro raro, muy raro, como si algo le pasara a mi cara – dice Johnny
– Nada té pasa, dice Sara- estas muy guapo – dice Sara sonriéndole.
– Antes, dijiste que estuvimos de viaje ¿donde fuimos? – dice Johnny
– Por el camino, Johnny, tenemos que ir, allí – dice Sara
Sara coge por el brazo a Johnny, él siente un escalofrío en la espalda, y una sensación, como si algo en ella fuera extraño y al mismo tiempo familiar.
– Vale, vale, ¿y que tenemos que hacer en Nueva Orleans que es tan importante? – dice Johnny
– Debemos una muerte evitar – dice Sara, mientras tira de Johnny hacia ella.
«Tatuajes… veo tatuajes… tatuajes que dibujan mi carne. Colorido con el que mancillar una piel. Signos que dibujan cuerpo y alma. Tatuajes en un muerto, que pronto cobraran vida. En cuanto pague el precio. Dolor es su nombre»
Jon, el hombre lleno de tatuajes que había muerto a manos de Sincara, ahora se encuentra atado en una plancha de madera caoba que tiene restos de sangre pegados en ella.
– ¿Qué hiciste en tu vida anterior para venir aquí? – Pregunta el doctor Mann que se encuentra frente a Jon con un gancho de metal en su mano. Jon esta completamente desnudo luciendo así perfectamente un cuerpo completamente tatuado con símbolos tribales de color negro.
Jon que mira al doctor extrañado pues no sabe exactamente donde se encuentra, traga saliva, suponiendo que en el infierno de Corazón Oscuro se pueda hacer una acción similar.
– No te preocupes – dice el doctor Mann mirando a Jon como intenta una y otra vez aclararse la garganta – es la sangre, eso te impide que tragues, esta ahí, tranquila, inmóvil, llenando tu interior –
Mann afila el gancho en una plancha de metal.
– No me respondes, no te apetece hablar, a mí la verdad es que no me importa. Me es más fácil de este modo, pero seria bueno que hablaras un poco, ya sabes por eso de estar distraído mientras yo hago mi trabajo
– ¿Trabajo? – pregunta Jon
– Si, tortura, me calma bastante, me suele hacer soportar la espera. Estoy esperando una llamada de teléfono – Mann sigue afilando el gancho, chispas de luz caen al suelo caoba.
Jon intenta con todas su fuerza escapar de los grilletes que le atan a la plancha de madera.
– No te podrías soltar por mucho que quisieras – Mann comprueba el filo del gancho metálico tocándolo con la punta de un dedo, después sigue afilándolo – Oye, son bonitos tus tatuajes – dice Mann mirando a Jon –
Jon comienza a gritar.
– No te entiendo, no quieres hablar conmigo y ahora te pones a gritar – Por la boca de Jon comienza a salir sangre – Ves lo que pasa – dice Mann
Jon escupe sangre al suelo, ésta se mezcla con la seca del suelo.
– ¿Quién cojones eres tu? – la sangre gorgotea en la boca de Jon, cayéndole por la barbilla
– Yo. Buena pregunta. Ahora mismo quien te mira y quien piensa en hacerte sufrir. Después Quien te purificara. Pero, antes… eso es una larga historia…
– ¿Hijo de puta, a quien le importa tu historia?- grita Jon
Mann en un rápido movimiento incrusta el gancho en la nuca de Jon, donde comienza a manar sangre. Jon grita ahora de dolor mientras Mann retuerce el gancho
– ¿No te gustaría escucharla, podría ser educativo para ti? – dice Mann moviendo nuevamente el gancho
Jon se retuerce de dolor.
– No – grita de dolor
– ¿Seguro? – dice Mann
Jon solo grita.
– Quieres que empiece con el brazo, cuando llegué a la axila me suplicaras que te la cuente – grita ahora Mann
Jon agacha la cabeza exhausto a causa del dolor. Mann delicadamente se la levanta con el filo del gancho.
– Vas a ser un privilegiado, poca gente conoce mi historia, él porque me hallo aquí, al lado de gente como tu. Deberías escucharla, quizás hasta te gustaría –
Jon tiene los ojos medio cerrados, mueve la boca lentamente
– ¿Qué dices? No te oigo –
– Si – susurra Jon
Bien te la contare…
Yo era un medico reputado, allá donde antes se encontraba tu mundo. Estaba casado y tenia hijos. Hijos dulces y graciosos. Vivía en un mundo de color y alegría. Pero tú lo sabes, no es fácil soportar una vida llena de jubilo y color rosa. Y nadie mejor para decirme que aquello no era bueno que Dios. Si, lo vi. Un día. Fue en un suspiro. Vi una luz, una luz que se posó en mi cama. Yo desperté, era todo blanco, todo él relucía. Su imagen me inundó, tanto que no pude respirar, cerré los ojos entonces, y vi un mundo, un mundo donde todo había muerto. Donde todos yacíamos postrados ante un ser que se me reveló por el nombre de Onslaught. Él estaba crucificado en una montaña, y a sus pies una mujer de tez pálida comía un fruto carnoso. La lluvia se hizo entonces, el cielo aulló La gente gritó. La tormenta ocurrió primero, luego el temblor. Y allí, ante mis ojos nació un nuevo mundo, donde yo, ocupaba un puesto, aquí, donde me ves ahora, empuñando un gancho y torturando a gente como tu. Mala.
Desperté y comprobé cual era mi función, purificar el mundo, en nombre de Dios, de aquel dios blanco y puro que se me había aparecido para enseñarme mi camino.
Y mate a gente mala en nombre de mi dios. Primero a mi mujer por su falta de fe, después a mis hijos por su rechazo a la verdad.
Y a veces los veo, sabes, con las bolsas de plástico con las que yo los ahogué. Con los ojos abiertos, mirándome y levantando sus manos, señalándome, aunque sé que no están aquí, sé que no existen. Nada existe anterior a mi visión. Se borraron. Escuché mal las palabras. Por eso estoy aquí. Mi amado Dios no quería que hiciera lo que hice con todos los que mate en su nombre. Por eso ahora estoy aquí, esperando su llamada, el perdón que me haga volver a mi antiguo mundo. El mundo que tu dejaste atrás.
Quizás es envidia, por eso os torturo y os mato. Aunque creo que es para castigaros por haber dejado atrás el mundo que añoro. De una manera o otra lo hago. Que más da.
¿Sabes lo que dijeron las autoridades norteamericanas cuando notables científicos les comunicaron que si comenzaban un ataque nuclear existían altas posibilidades de que el mundo muriera a causa de un invierno nuclear? Simplemente que aquello no cambiaría sus planes de Defensa.
Esa es la premisa que sigo. Sé que lo que hago con todos vosotros me aleja más y más de un posible perdón pero nunca evitara que yo os castigué. A veces creo que disfrutó, pero añoro mi mundo. mucho, de verdad Tal vez un día paré. Pero hasta ese día, seguiré.
Algunas veces lo preguntó. Digo: ¿cabeza o pie? Es un juego. Demi, mi hija pequeña jugaba a eso con las muñecas. Tenia muchas, los psicólogos decían que era un trauma infantil, creo que nos pilló un día a mi Mary y a mí en la cama… ya sabes.
Aunque pensándolo bien, que digo. Nunca tuve hijos, me los borraron.
Mann miró a Jon y le preguntó:
¿Cabeza o pie?
Jon calló. Mann comenzó por el pie derecho.
Danny abre los ojos. Escucha el mar al lo lejos.
Se levanta. Daniel Ketch viste un traje de cuero que cubre todo su cuerpo.
En sus muñecas luce dos brazaletes negros rodeados de pequeños pinchos altamente afilados.
Con sus manos, al encontrar algo raro en su cabeza, toca su pelo castaño, mojado por la lluvia.
Ahora parece mas largo de lo habitual.
En lo alto luce la luna, rodeada de nubes negras. El temporal crece.
El mar esta envalentonado, chocando con las rocas del fondo del precipicio. Vuelve su cabeza, algo hace vibrar su cuerpo desde muy dentro.
Desde el principio de sus dedos algo parece cambiar, como una rojez que se va extendiendo por su carne hasta perderse tras el cuero.
Sus ojos parecen cambiar poco a poco, tornándose primero negros y después adoptando un tono rojizo.
A lo lejos se escuchan pasos
Los relámpagos iluminan el cielo
Los truenos se oyen después.
El cuerpo de Danny se convierte en fuego.
Su cara poco a poco se va deshaciendo, como si se tratara de una figura de cera, hasta que solo queda un carneo. Un cráneo blanco y llameante.
Los pasos se pierden tras un nuevo trueno.
Seguido de un relámpago que enseña los cuerpos de tres hombres ataviados con lo que parecen túnicas negras y brillantes.
Sus caras visten mascaras de teatro griego que están fundidas con la carne.
Uno porta la mascara de la tristeza.
El otro la mascara de la alegría
El tercero la de la conformidad
La tristeza porta en su mano una guadaña, grande y afilada
La alegría dos pequeños aros trasparentes rodeados de clavos ardientes
La conformidad una espada de dos filos curvada.
Tres caras. Tres silencios.
Hoy solo buscan una muerte.
Escribenos a nraven@teleline.es