X-Force #59

X-Force #59 La naturaleza los creó únicos. La juventud los hizo rebeldes y la sociedad los convirtió en forajidos. Son el siguiente paso en la evolución humana. Nacieron con fantásticos poderes y habilidades. Reunidos por el luchador de la libertad conocido como Cable, los impulsivos mutantes conocidos como X-Force lo cuestionan todo, incluyendo la sabiduría y los ideales de quienes les antecedieron. Negándose a vivir según reglas impuestas por una generación que nunca les comprendió, X-Force lucha por la supervivencia de su especie en un mundo que los desprecia y los teme.

#59 – Mascarada
Por Correia


Fecha de publicación: Mes 1 – 5/98


Sam colgó el teléfono. La llamada de Dani se había cortado antes de poder decirle donde estaba. Dani necesitaba ayuda, el Frente Mutante de Liberación había descubierto que estaba infiltrada en él a petición de SHIELD. Su vida corría peligro. Y eso era algo que Sam no iba a permitir.

Activando su poder, Sam salió volando del salón en el que estaba. En la mansión – bueno, en lo que quedaba de ella tras la lucha con Onslaught – sólo estaban sus viejos compañeros de X-Force. Los miembros de la Patrulla-X habían salido a la ciudad, con Cable y Dominó. Pero Sam no podía esperar a que volviesen. Tenían que rescatar a Dani, y tenían que hacerlo ya.

Sam cruzó volando la mansión hasta llegar a los dormitorios. Comenzó a gritar: «Arriba, chicos, es una emergencia.»

Estrella Rota fue el primero en salir de su cuarto. Tras él, el resto del equipo -Mancha Solar, Siryn, Fusión, Caliban y Sendero de Guerra- fueron saliendo de sus cuartos.

«¿Qué pasa, Sam?» pregunto Roberto. «¿A qué vienen esos gritos?»

«Dani ha llamado, chicos, y está en peligro. Cable y la Patrulla no están, y no podemos esperar a que vuelvan. Creo que el FML la ha capturado.»

«Caliban querer ayudar a amiga-Sam.»

«Bien, Cal. Entonces a ver si puedes localizarla con tu poder. Chicos, tenemos que ayudarla.»

«Esta bien, Sam» dijo Siryn. «X-Force, en diez minutos en el hangar. Deprisa.»


Diez minutos después, en el hangar…

El equipo estaba preparado. Caliban no había conseguido localizar el rastro de Dani, ni con la ayuda de Cerebro, por lo que decidieron ir al último sitio donde se habían enfrentado con el FML1: la isla del Ani-Mador, en pleno Atlántico Norte.

Montaron todos en el PACRAT. Theresa -Siryn- O’Rourke se hizo cargo de los controles, mientras los demás miembros del equipo se dirigían a sus asientos. Tras el despegue, Sam se levantó y se dirigió hacia su amigo Roberto DaCosta, el mutante conocido como Mancha Solar.

«¿Estás bien, Berto?» preguntó Sam a su amigo. «Si prefieres no venir…»

«Nao ha problema, Sam. Ningún problema. Alguna vez me tendré que enfrentar a mis antiguos aliados del FML, y a todo lo que hice cuando era Fuego Reinante2

«De acuerdo, Berto. Quizás incluso logremos aclarar qué es lo que te pasó.»

Sam se dirigió entonces hacia la cabina, Allí, Siryn manejaba la nave con suavidad, demostrando que las clases que había recibido de Cable no habían sido en balde.

«¿Cuánto tardaremos en llegar, Terry?»

«En cinco minutos habremos llegado, Sam. Tranquilízate. La rescataremos.»

«Eso espero, Terry.»

Sam se dio la vuelta y se dirigió a su asiento. Estaba nervioso. Dani era su mejor amiga desde hacia muchos años, y no pensaba abandonarla en estos momentos.

Tabitha Bum-Bum Smith, Fusión, era la novia de Sam, aunque últimamente habían tenido algunos problemas, debido a que los dos estaban en grupos diferentes.

«Así que ahora tenemos que rescatar a la india esa que ha intentado matarnos un par de veces, ¿eh, Sammy?»

«Sabes que Dani es nuestra amiga, Tabby. Se lo debemos», respondió Sam.

«Si, ya, como intente lanzarme una de sus flechas verá por qué me llamo Fusión,» dijo Bumy entre dientes.


En las proximidades de la isla, cinco minutos después…

El PACRAT aterrizó en la isla, en una playa alejada de la base. Sam sabía que el FML los debía haber localizado, pues sin duda los radares los debían haber detectado, pero, al aterrizar lejos, tenían tiempo para seguir el plan que habían trazado durante el vuelo.

Sam se dirigió a su equipo:

«Bien, muchachos, ya sabéis lo que tenemos que hacer. Hay que sacar de aquí a Dani y largarse. No venimos a pelear con el FML. Hay que hacerlo lo más rápido posible. ¿Entendido?»

«Caliban siente a amiga-Sam. Está en esa torre», dijo, señalando una solitaria torre que se elevaba en un claro, alejada del conjunto de la base. «Pero Caliban no siente a nadie más. Danielle está sola.»

«Me extrañaría mucho, Cal. Parece una trampa», dijo Sendero. «Esto huele muy mal.»

«Bobby, ¿qué había en esa torre cuando estabais aquí?» preguntó Sam.

«Nunca estuve en ella, al menos por lo que recuerdo», contestó Bobby.

«Yo digo que entremos ahí, cojamos a la chica y nos carguemos a todos los que encontremos», dijo Estrella Rota.

«No seas burro, Estrella. Hay que actuar con inteligencia», respondió Siryn. «Sam, tu y Berto entrad. Nosotros os cubriremos.»

«Está bien, Terry. Ven, Bobby. Activaré mi campo para protegernos.»

Con esto, Sam y Bobby salieron volando en dirección a la torre, mientras Siryn dirigía al resto del grupo en dirección de la Torre, cubriendo las espaldas de sus dos compañeros.


Risque despertó. No sabía donde estaba. Lo último que recordaba era estar con su «novio«, Sendero de Guerra, en la Mansión de la Patrulla-X. Abrió los ojos, pero la habitación en la que se encontraba estaba a oscuras. Intentó moverse, pero estaba atada a la cama. Intentó usar su poder mutante para liberarse, pero le fue imposible. Gritó. Estaba asustada. Cuando aceptó la misión de espiar a Cable, decidió que liarse con uno de sus pupilos era la forma más sencilla. Sendero fue la elección lógica. Ambos eran indios (en realidad, Risque era mitad india, mitad hispana, pero…), y el muchacho había sufrido un desengaño amoroso recientemente3

Una puerta se abrió. La silueta de un hombre apareció en el umbral. Se encendió una luz. El brillo hizo que Risque cerrara los ojos. Cuando los volvió a abrir, el hombre estaba junto a ella. El hombre era Siniestro.

«Bienvenida al mundo de los vivos, jovencita», dijo Siniestro.

«¿Que quieres de mi? ¿Por qué me has quitado mis poderes?», preguntó Risque, que sabía que estaba en verdadero peligro. El nombre de Siniestro era una leyenda que se contaba entre susurros cuando ella era una niña. Sabía que era capaz de hacer cualquier cosa por obtener una muestra genética de un mutante, incluso organizar una masacre en los túneles Morlocks, solo por unas pocas células.

«Muchacha, te he traído aquí porque no te conozco. Y lo que Siniestro no conoce es un peligro para él. Cuando te vi en la Mansión me llevé una gran sorpresa, así que mandé a uno de mis Merodeadores a por ti. Ahora va siendo hora de que tu y yo tengamos una amigable charla…»

Mientras hablaba, Siniestro jugueteaba con una especie de gusano gigante que llevaba en las manos. Cuando terminó de hablar, soltó el gusano sobre Risque. El ser, blanco y viscoso, del tamaño de un ratón, se dirigió lentamente hacia el rostro de Risque, que gritaba, horrorizada por la criatura.

«No temas, muchacha. No morirás… aunque desearás haberlo hecho.»

Siniestro salió de la habitación, cerrando la puerta tras él. La habitación quedó sumida en la oscuridad. El gusano se arrastró hasta la boca de Risque, y se introdujo en su interior…


Sam y Bobby entraron en la Torre. En el centro, Dani estaba atada a una silla. Estaba inconsciente, con la cabeza caída sobre su pecho. La sangre manaba de una herida en la cabeza.

«Dios mío, Dani», gritó Sam al ver a su amiga en ese estado. Olvidando toda precaución, Sam voló hacia Dani, y desató a su compañera, mientras Roberto inspeccionaba la habitación en que se encontraban.

Estaban en una pequeña sala circular, de unos cinco metros de diámetro. Dani estaba en el centro de la habitación, y una escalera de caracol partía tras ella hacia la cima de la torre. La luz entraba por dos ventanas, situadas una frente a la otra, y no había sitio donde pudiera ocultarse nadie.

«¿Cómo está, Sam? ¿Está…?»

«Vive, Berto, aunque está inconsciente. Tiene la cara llena de moratones, pero no parece tener nada roto. Tenemos que llevarla a un hospital lo antes posible.»

De repente, la habitación se quedó a oscuras. La luz dejó de entrar por las ventanas, y una niebla espesa cubrió el suelo de la habitación.

«Hola, Samuel. Hola, Roberto. Encantado de volver a veros.»

Sam y Berto se giraron. Frente a ellos, en la puerta, estaba Fuego Reinante.


Fuera, Siryn había ordenado a Caliban que los avisase si llegaba alguien. Pero Caliban no pudo detectar al FML, que los atacó de repente, sorprendiéndolos, como si fuesen novatos.

Siryn, que iba andando para no usar su poder, dado que el sonido hubiera alertado a sus enemigos, fue la primera en caer. De repente, Salvaje la golpeó por detrás, haciendo que quedara inconsciente. Sendero se volvió, y Brazos aprovechó para golpearle a la vez con toda la fuerza de sus cuatro poderosos brazos, haciendo que también quedara inconsciente.

El resto del grupo se preparó lo mejor que pudo, pero ya era tarde. Fusión, Caliban y Estrella Rota no podían hacer nada frente a Brazos, Salvaje, Estrobos, Segador, Locus y los restantes miembros del FML.

Lucharon todo lo que pudieron, pero fue inútil. Uno a uno, todos los miembros de X-Force fueron capturados. X-Force había perdido.


Cable y Dominó estaban en el Rincón de Harry, tomando una cerveza. Tras la lucha contra Onslaught, el virus tecnoorgánico que infectaba a Cable se había expandido, haciendo que se llegase a temer por su vida. Sólo la intervención de su «madre«, Jean Grey, pudo hacer que Nathan recuperara el control4. Ahora estaban descansando, haciendo algo normal para variar.

Cable y Dominó eran lo que podría llamarse «pareja«. No eran novios formales, como Scott y Jean lo habían sido toda la vida, pero se querían mutuamente, y confiaban el uno en el otro ciegamente. De hecho, Dominó era la única persona, aparte de su difunta esposa Jenskott, que había amado.

Pero había secretos entre los dos. Y estos secretos podrían suponer el fin de X-Force.

«Dom, quería preguntarte algo…», comenzó a decir Nathan. Llevaban media hora sentados, sin decir palabra. Nathan creyó que era hora de romper el hielo.

De repente, un retroceso psíquico golpeó a Cable. El dolor le hizo perder el control del tecnovirus, haciendo que su brazo metálico creciese. Cable luchó por hacerse con el control. Con mucho esfuerzo, sudando, logró que su brazo recobrase las proporciones normales.

«¿Qué te ha pasado, Nathan?», preguntó Dominó.

«X-Force está en peligro. Fuego Reinante ha vuelto…»

En ese instante, Blaquesmith se apareció ante ellos. De hecho, fue su proyección astral la que apareció, pues su cuerpo estaba muy lejos, en Suiza.

«Nathan, tienes que venir conmigo enseguida. Te necesitan en el futuro.»

Con esto, Cable desapareció, dejando tras él a una Dominó que no sabía que había pasado.


1.- Ver X-Force #42.

2.- De nuevo X-Force #42.

3.- Sendero estaba enamorado de Siryn, pero ella sólo quería ser su amiga.

4.- En una historia que un día de estos os contaremos…


PROXIMO NÚMERO:

X-Force contra Fuego Reinante. Y adivina quien aparece para salvar el día.


ARMA JOVEN

Si quieres hacer cualquier pregunta o comentario, dirígete a FUERZA-X, correo del lecto.

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