Marvel Fanfare #18 – El Poder III

Marvel Fanfare #18El Universo Marvel es un lugar amplio, por el que se mueven muchos héroes y villanos, y en el que las aventuras se suceden sin parar. Aquí os ofreceremos algunas de ellas…

#18 – El Poder III
El fantasma

Por Correia


Fecha de publicación: Mes 171 – 7/12


Jack Milton no podía creer lo que estaba pasando. Desde que encontrara el cadáver de Martha Torres en las oficinas en donde trabajaba como vigilante, su vida había dado un vuelco espectacular. Lo habían despertado a tiros, había tenido que correr por su vida, siguiendo a una misteriosa e invisible voz femenina que le guiaba, se había montado en un coche que había aparecido aparcado en su azotea y que, aun no sabía muy bien cómo, había despegado al montarse, volando a toda velocidad por entre los rascacielos de Nueva York, esquivando a un helicóptero que lo perseguía mientras intentaba derribarlo. Al final había logrado dejarlo atrás.

En estos momentos sobrevolaba el río Hudson, corriente arriba. No sabía quién controlaba el coche, que parecía ir en piloto automático desde el principio. La voz había dejado de hablarle una vez se subió al Ferrari. Pero parecía que seguía un plan de vuelo preestablecido.

Jack estaba más asustado que preocupado. No entendía por qué le habían intentado matar. ¿Tendría algo que ver con la chica? Ni siquiera la conocía.

El coche comenzó a descender. Jack miró por la ventanilla. Estaba bajando entre los árboles cercanos al río, en un pequeño claro que se abría entre ellos. Suavemente se posó en la hierba, sin hacer ningún ruido, y el motor se detuvo, abriéndose la puerta.

La claridad deslumbró a Jack, que salió sin saber qué le esperaba.

Y no le esperaba nada.

El lugar estaba desierto.

Jack se acercó a los árboles, buscando algo, un camino, una pista… y justo entonces el coche volvió a arrancar y a despegar, dejándolo sólo en aquél lugar.

«No te preocupes», escuchó. Era de nuevo la voz de mujer que había escuchado en su casa. «El coche se va para intentar despistar a tus perseguidores. Pero no puedes quedarte aquí.»

«¿Dónde estás?», preguntó Jack, sorprendido. «¿Qué quieres de mi? ¿Qué está pasando?»

«Todo a su tiempo. Primero hay que ponerte a salvo… luego hablaremos. ¡Corre!»

Una oportuna ráfaga de viento dejó entrever un pequeño camino que se abría entre los árboles. Jack, sin pensárselo dos veces, salió corriendo, internándose en el bosque. Unos segundos después, escuchó cómo le sobrevolaban un par de helicópteros.

«Sigue. El coche no los distraerá mucho tiempo. Tienes que llegar al refugio», volvió a ordenar la voz.

Jack se mantenía en buena forma física, pero a los diez minutos ya estaba reventado. Correr campo a través, esquivando árboles, piedras, etc., no era lo mismo que correr en la cinta del gimnasio. Cada vez iba más despacio, aunque la voz le insistía que no parara.

De repente, se acabó el bosque. Frente a él se elevaba una pequeña colina, bastante escarpada.

«Apóyate en la pared», le dijo la voz. Jack obedeció, y pegó su cuerpo contra la piedra, que desapareció tras él, haciendo que cayera de culo en el interior. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta volvió a cerrarse ante él, quedando en la más completa oscuridad.

«Tranquilo», dijo la voz, mientras las luces comenzaban a encenderse. «Ahora estás a salvo.»

Jack estaba en una amplia sala, con paredes metálicas, iluminada por unos grandes focos en el techo. Estaba vacía, y no se veían puertas ni ventanas, ni siquiera por la que acababa de entrar.

«¿Dónde estoy?», preguntó Jack. «¿Dónde estás? ¿Quién eres?»

«Estoy aquí», dijo la voz detrás de él. Jack se dio la vuelta, y allí estaba Martha Torres, la chica que había encontrado muerta en las oficinas… agujero en la cabeza incluido.

Jack pegó un salto, asustado. ¿Seguía soñando?

«No, no estás soñando», le dijo Martha. «Y si, estoy muerta.»

«Pero… ¿cómo? ¿Por qué?»

«No lo sé, la verdad», afirmó la chica. «Recuerdo que morí… y, de alguna manera, me sentí atraída hacia ti. Y necesito tu ayuda.»

«¿Para qué?», preguntó Jack. «¿Quién te mató? ¿Qué iba a poder hacer yo por ti?»

«Soy… era agente de SHIELD. Estaba investigando una nueva organización, Skorpio. Sabía que iban tras de mí, así que escondí la información que tenía. Hay que hacérsela llegar a Furia, él sabrá qué hacer.»

«¿Skorpio? ¿Como el de los Simpsons?»

«Algo así», sonrió Martha. Jack intentaba no mirarle la herida de la cabeza, aunque era difícil. «Hay un pendrive con la información. Está escondido. Pensaba llevarte hasta él, pero me temo que ahora van a por ti también. No sé qué hacer.»

«Pero… ¿cómo puedo verte? ¿Eres un fantasma?», dijo Jack, incrédulo.

«Sí, supongo que es lo que soy», asintió Martha. «No sé por qué me ves. Nadie más puede hacerlo. Y nadie más me oye.»

«¡Soy el niño del Sexto Sentido!», afirmó Jack, echándose las manos a la cabeza desesperado. «¿Y dices que quieren matarme?»

«Creen que tienes los datos. Supongo que pensaron que los cogiste cuando encontraste mi cuerpo.»

«¡Pero eso no es verdad! Yo no cogí nada, ni siquiera te toqué…»

«Lo sé. Podía verte. Pero ellos no lo saben. Conseguí advertirte en sueños, evitar que te mataran, y conseguí que el coche fuera a buscarte, no sé muy bien cómo… parece ser que puedo tocar las cosas si me concentro lo suficiente… pero me cuesta mucho.»

De repente, se escuchó una explosión, que retumbó en la sala. Los focos temblaron por la fuerza del golpe.

«¿Qué ha pasado?», preguntó Jack, mirando a un lado y a otro.

«Nos atacan», respondió Martha. «Creía que los despistaríamos más tiempo, pero… Tienes que huir.» Como respondiendo a sus palabras, un panel se abrió al fondo de la estancia, dejando ver una escalera que se adentraba en el interior de la colina.

«Sigue esa escalera. Llegarás a un garaje. Allí hay un coche. Cógelo, y sigue el túnel. Saldrás cerca de Albany. No pares. Dirígete al instituto Bishop Maginn y pregunta por Phil Coulson, da clases allí. Dile que te envía Martha, y, como se sorprenderá, dile que recuerde esos días en Tahití, cuando lo del pulpo. Es una clave, de una misión en la que estuvimos. Phil es de fiar, sabrá qué hacer… espero.»

«Pero, ¿y tú?», preguntó Jack. «¿No vienes conmigo?»

«Iré luego, pero tengo que intentar detenerlos. Intentaré activar las defensas automáticas. Además, estoy muerta, ¿qué más me pueden hacer?»

Jack se quedó parado. No sabía qué hacer, pero una nueva explosión, seguida de un grito de Martha, le hizo reaccionar, y salió corriendo en dirección a la escalera. Tras él, se cerró la puerta, justo en el momento en que una nueva explosión sacudía el complejo, haciéndole caer rodando por las escaleras.

Al fin llegó al garaje. El coche, un Ford sedan negro, estaba abierto, y con las llaves puestas. Jack se sentó, ajustó el asiento y los espejos y arrancó el motor. El depósito estaba lleno. Encendió las luces, y vio cómo se abría frente a él un largo túnel, iluminado por unos pequeños leds en el techo que comenzaron a encenderse. Avanzó lentamente. Tras él se cerró el acceso al garaje. Los leds se iban apagando y encendiendo a medida que avanzaba. Se relajó poco a poco. El camino era largo, si estaba más o menos donde creía… esperaba que ese tal Coulson le pudiera ayudar. Aunque Martha no le había dicho dónde estaban los datos…


Dentro de la sala, Martha esperaba. La puerta había comenzado a rajarse, no aguantaría mucho. Había conseguido activar los sistemas de autodefensa, igual que los desactivó cuando entró Jack.

Una nueva explosión destrozó la puerta. Varios hombres armados con lanzacohetes y fusiles entraron. Los láseres de las paredes comenzaron a disparar. Hubo bajas, pero un par de disparos acabaron por desarmarlos.

Quedaban cinco o seis hombres. Vestían un traje de camuflaje rojo oscuro, con un pequeño escorpión negro en el pecho. En la cabeza llevaban unas gafas oscuras. Botas y guantes negros completaban su indumentaria. Del cinturón colgaba una pistola, y un cuchillo.

Martha los miró. Era la primera vez que veía agentes de Skorpio. Echaba de menos a los viejos agentes de Hydra o IMA, con sus vistosos uniformes. Estos parecían más… profesionales.

Martha se disponía a irse tras Jack, cuando alguien más entró. Era otro hombre, vestido con un jubón grisáceo, y con un poblado bigote que contrastaba con su despoblada cabeza. Su aspecto le causó sorpresa y extrañeza, por como contrastaba con los agentes. Se dio la vuelta, pero algo la detuvo.

«No, chica, no te vayas», le dijo el hombre. «Si precisamente he venido a hablar contigo.»

CONTINUARÁ


CORREO MARVELTÓPICO

Tercera parte… lento, pero seguro, voy sacando la saga… ¡quién lo diría!

Tomás Sendarrubias García «Leído, jefe. Qué lástima que te prodigues tan poco. Muy chula la mezcla entre noir, Expediente X y Bond, James Bond. A ver por donde se decanta todo esto…«

Gracias por los elogios, te aseguro que no son merecidos, jeje. Espero que te guste el rumbo que va llevando la historia, que ahora comenzará a interconectarse más con el resto de MarvelTopia.

Nos vemos en el próximo capítulo, en unos meses.

¡MarvelTópicos saludos!

Carlos

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2 Responses to Marvel Fanfare #18 – El Poder III

  1. Tomas Sendarrubias says:

    ¿¿¿Coulson??? ¡¡¡Jaaaa, ja ,ja!!! Que bueno. Oye, muy bueno el ritmo, muy cinematográfico. Y ya veo que hasta aquí ha llegado Skorpio… el de los Simpson, claro…

  2. MarvelTopia says:

    Skorpio estará en todos lados… más de los que creéis…

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