Superhumanos #10

Superhumanos #10

Por Ibaita


Fecha de publicación: Mes 169 – 5/12


VOLUMEN II: LOS VENGADORES

Número 18: Tierra Salvaje II (de IV)

Un pequeño dinosaurio avanzaba por la pradera cuando una red eléctrica le cayó encima.

-Perfecto, ya tenemos la muestra animal-comentó el Capitán América.

La misión estaba saliendo bastante bien. Sin embargo, todos enmudecieron al oír unos pasos que hicieron retumbar la tierra.

-Me preguntaba cuándo aparecería el tiranosaurio rex-dijo el Hombre Absorbente mientras se convertía en metal. A su lado, Hank Pym empezó a crecer hasta alcanzar unos 15 metros de altura.

El Hombre Gigante intentó inmovilizar al tiranosaurio, pero aunque fuera mucho más pequeño que él atacaba con ferocidad, como si fuera un perro. Sin embargo, Hulka le cogió de la cola y en unos segundos le arrojó a una distancia considerable.

-Bueno, puedo levantar 75 toneladas y este bicho no debía pesar más de 5-dijo, encogiéndose de hombros con gesto serio.

-Eso no te salvará de haber invadido nuestra tierra-dijo de pronto una voz en inglés.

Los Vengadores y los agentes se volvieron y se encontraron con un hombre rubio vestido con pieles, junto a una preciosa mujer pelirroja vestida del mismo modo y un tigre dientes de sable. Detrás de ellos, varias docenas de guerreros empuñaban sus lanzas.

-Habláis inglés. Yo soy Ka-Zar, rey de la Tierra Salvaje. Decidnos qué habéis venido a hacer aquí.

-Tenemos órdenes de exterminar cualquier tipo de ofensiva contra nosotros-susurró el Capitán América-. Así que a la de tres disparad. Una… Dos…

Ka-Zar, la mujer y el tigre se tiraron al suelo cuando vieron la lluvia de balas que iba a por ellos. Los guerreros de la Tierra Salvaje comenzaron a caer mientras arrojaban sus lanzas con una precisión mortal.

-¡Los extranjeros sólo traen problemas!-gritó la mujer pelirroja desde el suelo-¡Quieren conquistar nuestras tierras!

Entre la lluvia de lanzas que ya había hecho caer a uno de los agentes de SHIELD, una especie de botella salió de entre los guerreros y chocó contra el Hombre Absorbente en una explosión de fuego que salpicó ligeramente a Hulka y a otro de los agentes.

-¡Tienen cócteles molotov!-dijo el Capitán América-Si seguimos luchando podemos perder las muestras, ¡retirada!

Mientras corrían hacia atrás disparando, el Capitán llamó al helicóptero de extracción pulsando un botón en la hebilla de su cinturón. El Hombre Gigante había tenido que reducirse de nuevo, ya que los dinosaurios carnívoros de la zona empezaban a correr hacia él, atraídos por un blanco tan grande.

Las ráfagas de balas volaban hacia los salvajes mientras los soldados corrían. El helicóptero apareció por encima de las montañas y a los pocos segundos comenzó a lanzar ráfagas de ametralladora sobre los habitantes de la Tierra Salvaje; de todas formas, su número era inmenso y cada vez salían más, atraídos por el ruido.

Las cuerdas cayeron desde el helicóptero y los soldados comenzaron a trepar.


-Agh…

Era el tercer día que llevaban allí. Tony Stark, con el cuerpo repleto de marcas de latigazos y alguna que otra quemadura, entró en la celda y tropezó, para después caer al suelo.

-Lo sabía-susurró Spiderman, encadenado a la pared-. Sabía que a esa Titania le iba el sadomaso.

-Cállate, hijo de puta-murmuró Stark desde el suelo al oírle.

-Tío, Tony, lo siento-dijo la Cosa-. A mí sólo me ha visitado Thundra, pero te entiendo. Te juro que conseguiré sacaros de aquí. Estos grilletes…

Ben Grimm empujó una vez más y las cadenas se tensaron, pero no cedieron ni un milímetro.

-Parker, joder, deja de sonreír o te mato-dijo Stark incoporándose lentamente.

-Lo siento. En serio, no es por joder, pero creo que es mi buena suerte Parker… Llego aquí y un montón de tías buenas me empiezan a violar.

-Desde luego no te puedes quejar, hijo de puta-comentó la Cosa mientras apoyaba los pies en la pared para intentar ceder los grilletes-. ¿Tú no estabas casado con Kirsten Durst?

-No, no, con Mary Jane Watson. Sí, ser una estrella de la lucha libre implica poder casarse con una supermodelo. Aunque ahora está en Hollywood por cuestiones de trabajo, ya sabes, y yo tenía que quedarme en New York.

Entonces, otra mujer entró en la celda.


En Churchill, Canadá, una lluvia de fuego cayó sobre una central militar. Los soldados salieron perplejos al patio y comenzaron a disparar hacia el cielo. Los primeros atacantes, montados en pterodáctilos, ya estaban a cientos de metros de distancia. Los demás lanzaban flechas y sustancias explosivas desde el cielo. Todo el complejo estaba en llamas.

Montados en los dos primeros pterodáctilos, Ka-Zar y Shanna la Diablesa volaban hacia el sur.


-¡Esto es inaceptable!-gritó James Mc Donald Hudson.

-Lo entendemos, Hudson-dijo Nick Fury pacientemente por el intercomunicador-. Lamentamos mucho que las operaciones de SHIELD hayan traído como consecuencia ataques en Canadá. Prometemos que nos ocuparemos de los atacantes con la máxima eficacia.


Hulka miraba por la ventana. Los sentimientos encontrados la invadían. Las pruebas estaban claras; su propio primo la había violado y estaba embarazada, de un hijo que obviamente no sería normal; probablemente el primer bebé conocido en tener superpoderes desde un principio, si es que la radiación gamma no lo mataba.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras su mano derecha se posaba en el vientre.


-¿El Ejército? ¿Vais a mandar al Ejército?-gruñó el Capitán América mientras cogía su escudo.

-Ha habido cententares de avistamientos de los pterodáctilos-le dijo Nick Fury-. No podemos hacer otra cosa.

-Ni hablar, Fury. Puedes enviar al Ejército, pero mis Vengadores ya están preparados y podemos equilibrar definitivamente la balanza.

-No hay ninguna balanza que equilibrar; son tíos armados con lanzas. No tienen nada que hacer.

-Acabo de hablar con Hudson y no opina lo mismo. Vuelan demasiado bajo para poder lanzar ataques aéreos, y los pterodáctilos tienen una piel que resiste la mayoría de impactos de bala. Quieras o no, un hombre suyo puede matar a quince de los nuestros, y son muchos.

-Hrmm… ¿Entonces qué piensas a hacer?

-Tengo al Hombre Absorbente y al Hombre Gigante, Hulka… no está disponible. Creel puede atacarles en forma de polvo, y Pym es ahora mismo nuestra arma más eficaz para esta situación; las balas apenas afectan a los pterodáctilos, pero él puede derribarlos a manotazos desde el Helitransporte. He hablado también con un cazador experto con el que colaboré en una ocasión, me encontraré con él después.

Fury asintió en silencio y el Capitán América se preparó para salir de la habitación.

-Capitán-dijo entonces el líder de SHIELD, haciendo que éste se girara-. Lleváis unas semanas como grupo; a Luke Cage no se le pudo reclutar, el Ángel murió en su primer combate, Dazzler ha demostrado ser inútil, el primer Iron Man ha muerto, Hulka está embarazada y el segundo Iron Man, Spiderman y la Cosa desaparecieron hace varios días y nadie sabe nada de ellos. ¿Seguro que quieres seguir con los Vengadores?

-Seguro.


Número 19: Tierra Salvaje III (de IV)

Un nuevo empujón y la cadena se volvió a tensar, sin ceder un milímetro. Pero la Cosa seguía intentándolo y sabía que estaba a punto. Otro nuevo empujón y, por fin, la tensión fue demasiada. La cadena permaneció intacta, pero toda la pared se derrumbó sobre él. Grimm sólo sonreía.

-Por fin.

El estruendo había alertado a las mujeres, que ya corrían hacia allí. Rápidamente, la Cosa liberó a Spiderman de sus cadenas.

La puerta se abrió, y rápidamente Parker lanzó un ladrillo de los que habían caído con todas sus fuerzas contra la primera mujer que cayó, dejándola insconsciente. La Cosa balanceó la cadena de su mano derecha y golpeó a la siguiente, derribándola también; después rodeó el cuello de la tercera mujer, Thundra, con la cadena de la mano izquierda.

-Ahora vas a saber lo que es una violación de verdad-la susurró al oído.

-Vamos-dijo Stark incoporándose-. Tenemos un rehén, es nuestra mejor oportunidad.

-¡Tenemos un rehén!-gritó la Cosa, mientras salían de la celda. Estaban totalmente rodeados por mujeres superhumanas.

-¿Dónde está mi armadura?-exigió Stark.

Una de las mujeres señaló de mala gana un almacén situado cerca de la celda. Stark entró y comenzó a ponerse los guantes de la armadura de Iron Man. Entonces, toda la pared se vino abajo con una explosión. Una nave, fuera del edificio, la acababa de derribar y una potente ametralladora apuntó a Stark. Éste respondió rápidamente con un rayo repulsor dirigido directamente contra la nave, y por suerte acertó.

-¡Vamos, joder!

La Cosa  fue el primero en reaccionar, aunque en la confusión Thundra pudo escaparse, y saltó por el hueco de la pared a una caída libre de más de treinta pisos. Spiderman fue después, agarrando a Stark y bajando rápidamente apoyándose en cada saliente de la pared.


-Buenas tardes, Capitán América. Llevaba tiempo sin verte.

-Hola de nuevo, Kraven.

El cazador al que había llamado el Capitán subió a bordo del Helitransporte. Traía consigo a un joven.

-Éste es mi discípulo Clint Barton, Ojo de Halcón. Es un arquero excelente y espero que algún día pueda llegar a ser tan buen cazador como yo.

-Hm. Bueno, supongo que conoces la situación.

-Sí. Lo primero que tengo que preguntar… ¿Qué son?

-Hasta donde podemos llegar, son pterodáctilos de verdad. Vienen de una zona llamada la Tierra Salvaje, en la Antártida.

-¿En la Antártida? ¿Cómo es posible entonces que estén viniendo desde el Polo Norte?

-Eso es lo que nos desconcierta. Nuestros científicos barajan la teleportación.

-¿Teleportación? Capitán, esto que me estás contando es cada vez más extraño. No tiene ningún sentido.

-Cosas más raras hemos visto. Esto en concreto se basa en teorías de un científico llamado Herbert Edgard Wyndham; célebre porque pensaba que los dos polos estaban conectados de una manera extraña y desapareció viajando al Ártico para comprobarlo, en los años 30.

-Le conozco por muchas teorías sobre diversos animales. Creía que estaba especializado en la evolución y la biología.

-También. Y la Tierra Salvaje sería su sueño hecho realidad, al parecer.

-El mío también, Capitán. Os ayudaré a planear una estrategia contra esos dinosaurios, con la condición de que nos permitáis participar a mi discípulo y a mí.


La nave volaba bajo, persiguiendo a los tres machos fugados. Las ráfagas de ametralladoras intentaban alcanzar a Spiderman, pero éste era demasiado ágil y saltaba de edificio a edificio de una manera prodigiosa. La Cosa dobló una esquina y la nave lo siguió para no perderle de vista mientras disparaba a Parker, pero entonces Grimm la pilló por sorpresa lanzado un enorme trozo de edificio que la derribó.

-¡Imposible! ¡No podemos luchar contra tantas!-se quejó Stark mientras lanzaba rayos repulsores-¡Lo único que nos ha salvado hasta ahora es que sólo tienen armas en los vehículos!

Spiderman derribó de una patada a una que se acercaba a supervelocidad, para al final colocarse junto al inventor.

-Por cada rayo que aciertas, fallas tres.

-¡Cállate, Parker! ¡Sin el casco no puedo usar la puntería automática, y que yo haya diseñado esta armadura no significa que tenga buena puntería!

Entonces, varias figuras masculinas salieron de un callejón tras Grimm, disparando con poderosos rifles contra las mujeres. Éstas intentaron reaccionar como pudieron, pero tuvieron que dispersarse. Los hombres atacaban con una velocidad prodigiosa, y lanzaron diversas bombas de humo que enmascararon su huida. Para Parker, Stark y Grimm todo había pasado de una forma impresionante, y antes de que pudieran darse cuenta estaban en un callejón junto a cinco o seis hombres, entre los cuales destacaba uno rubio.

-Mi nombre es Arkón de Polemachus-dijo-. ¿Qué… Qué exactamente sois vosotros?


En la cubierta del Helitransporte, 300 soldados del Ejército se encontraban armados con rifles. Delante de ellos se encontraban el Capitán América, el Hombre Absorbente armado con un bazooka, el Hombre Gigante a tamaño humano, Kraven y Ojo de Halcón.

-De acuerdo, ¿preparados?-preguntó Kraven. Al igual que su discípulo, vestía unas pieles que parecían sacadas directamente de animales cazados, y probablemente así era. Portaba una lanza y una red-Recordad, tenéis que vaciar todos los cargadores antes de que se acerquen a la distancia de una lanza; de los que queden se encargarán el Hombre Absorbente y el Hombre Gigante.

En la frontera, se comenzaron a ver los primeros pterodáctilos lejanos, que parecían un enjambre. Los segundos pasaban tensos mientras los pterodáctilos se acercaban a una velocidad prodigiosa; tal vez hubieran evolucionado en 65 millones de años, o tal vez los científicos hubieran errado al calcular la velocidad que podían alcanzar. Al grito de «¡Fuego!», los soldados comenzaron a disparar. A una orden de Ka-Zar, los dinosaurios se separaron, volando por encima o por debajo del Helitransporte, y dispersándose en todas las direccciones.

-Mierda-susurró Kraven-. Qué buenos son.

Los rifles no habían servido de nada, ya que a duras penas podían atravesar la piel de los pterosaurios y mucho menos acertar a los jinetes si volaban por arriba; y obviamente a los que volaban por debajo de la cubierta tampoco. La lluvia de flechas, lanzas y líquidos incendiarios comenzó a hacer mella en los soldados a una velocidad impresionante. Creel, convertido en acero, disparó con el bazooka y acertó de lleno a uno de los dinosaurios, matándolo al instante. Mientras, el Capitán América se cubría con el escudo, contra el que se partió una lanza, y Ojo de Halcón acertaba con una flecha en el ojo de otro de los pterodáctilos.

-¡Nos están machacando!-gritó el Capitán mientras disparaba inútilmente contra uno de sus contricantes-¡Hombre Absorbente, ahora!

Creel extrajo rápidamente una pequeña bolsita de arena y metió un dedo dentro, transformándose en una nube compuesta por diminutos granos que rápidamente despegó el vuelo, agarrándose al pterosaurio que tenía más cerca e introduciendo un casi inmaterial brazo de arena en la boca de su jinete.

El Hombre Gigante, por su parte, era sin duda el que más estaba haciendo, dado que había derribado ya al menos treinta pterosaurios. Sin embargo, estaba realmente herido. Su traje a prueba de fuego resistía como podía las llamas que le rodeaban de tantos cócteles tirados encima suyo, mientras las lanzas se hundían en su piel.

-¡Pym, redúcete ya!-gritó el Capitán América, indispuesto a perder su mejor arma-¡Eres un blanco demasiado fácil!

Shanna la Diablesa hizo girar rápidamente a su pterodáctilo y éste pasó a ras de la cubierta, derribando a unos pocos de los diezmados soldados que quedaban. Justo cuando llegaba al borde, Kraven saltó sobre la criatura y al instante le partió el cuello a Shanna con un crujido seco.


Número 20: Tierra Salvaje IV (de IV)

¡Shanna!-gritó Ka-Zar mientras se giraba hacia Kraven-¡Has matado a Shanna!

-Habría hecho algo más si hubiera tenido tiempo-sonrió el cazador con lujuria.

-Seguro que hace lo mismo con todos los animales que caza, ¿eh?-dijo el Hombre Absorbente al jinete que estaba ahogando en ese momento, que apenas pudo farfullar con los pulmones llenos de arena antes de morir.

Ka-Zar se lanzó con su montura a por Kraven. Éste le arrojó una lanza, pero Ka-Zar la cogió al vuelo. Ojo de Halcón disparó una flecha y alcanzó por debajo al pterodáctilo, haciendo que su jinete cayera sobre la cubierta del Helitransporte. A pesar de que estaba a varios metros del atura, cayó de pie con una agilidad prodigiosa y desde allí arrojó la lanza a Kraven, atravesándole el pecho y derribándole del pterodáctilo.

-¡No! ¡Maestro!-gritó Ojo de Halcón mientras le veía caer.

El Capitán América se ocupó del hombre contra el que estaba luchando y se dispuso a eliminar a Ka-Zar aprovechando que estaba en la cubierta del Helitransporte, pero antes de que pudiera hacerlo una flecha arrojada por Clint Barton atravesó el cuello del líder de los salvajes.

Los siguientes minutos fueron bastante confusos. Con sus líderes perdidos, los salvajes no tenían el mismo ánimo, y muchos incluso huyeron. Los soldados estaban totalmente arrasados, pero los Vengadores y Ojo de Halcón aguantaban como podían mientras el Hombre Absorbente iba eliminando eficazmente uno a uno a sus enemigos.

Cuando el último de ellos cayó, los supersoldados suspiraron aliviados. El Capitán América se hizo rápidamente con el control de la situación y se volvió hacia los soldados. Sólo quedaba vivo uno, que sonreía de forma macabra.

-Te conozco-dijo el Capitán mirándole-. Eres ese tal Bullseye que estuvo en la batalla de New York y abatió a uno de los miembros de Al Qaeda, ¿no? Supongo que SHIELD te escribió la carta de recomendación para el Ejército, pero has ascendido demasiado rápido.

-Eso es porque soy un ex soldado. Ya había estado en el Ejército antes.

-Entonces, ¿me puedes explicar por qué eres el único que sigue vivo y sin un rasguño, mayor… Lester?

-Porque disparé a todas las flechas mientras iban hacia mí, desviándolas, y también arroje objetos contra los cócteles para frenar su caída o desviarlos sin hacerlos explotar.

-Recomendaré que le nombren agente de SHIELD: Podría sernos muy útil como apoyo de francotirador en diversas misiones.

-Sería un honor, capitán.

A continuación el supersoldado se volvió hacia Ojo de Halcón, que estaba de rodillas con lágrimas resbalándole por su cara, apoyado en el arco.

-Si lo necesitas, Ojo de Halcón, creo que te podría arreglar un hueco en SHIELD o incluso en los Vengadores, ya que si mal no recuerdo Kraven usaba una serie de pócimas y rituales que le hacían estar en el límite de lo humano. Has demostrado una puntería y una letalidad excelentes… Lo único que te falta es tecnología. Un uniforme antibalas, un arco mejor, o incluso flechas explosivas, cegadoras, de gas, etcétera.

-Me… Me lo pensaré, capitán.

-De acuerdo. ¡Vengadores, reuníos! Volvemos a la base.


Arkón de Polemachus, su visir y tres de sus hombres de confianza se encontraban reunidos junto a la Cosa, Iron Man y Spiderman.

-De manera que vosotros tenéis lo que ellas no tienen, tecnología, ¿no es así?

-Sí. Las hembras sólo usan armas en los vehículos.

-Muy bien, entonces esto debería ser más o menos fácil-afirmó Stark-. Tenemos armas y hombres, y también superpoderes, aunque ellas también tengan; creo que podríamos unirnos y atacar inmediatamente el sitio desde donde se supone que han atacado nuestra dimensión.

-No aceptaré eso-dijo Arkón-. Nuestro objetivo es quitar a las hembras del poder, y el vuestro regresar a vuestra dimensión. Ese tipo de ataque haría que vosotros fuerais los únicos beneficiados.

-En eso te equivocas. Al igual que vosotros, nosotros también aspiramos a reunir poder bélico. Si nos marchamos, te puedo asegurar que volveremos con el ejército más grande que hayáis visto y os ayudaremos a conquistar este mundo… Después os dejaremos a vosotros en el poder a cambio de que nos vendáis armas, tecnología y supersoldados a buen precio.

-Hmm. Ya entiendo. Sería una tontería que nos traicionarais, puesto que vosotros obtendréis grandes beneficios de ese pacto. Me parece un trato justo.

Arkón y Stark se estrecharon la mano.


-Buenos días, señor. Si hace el favor de decirme su nombre…

-Lu… Power. Power Mann.

-Muy bien, mr… Mann. Supongo que usa una identidad falsa, pero le aseguro que aquí no tiene nada que temer. Está entre amigos. Bienvenido a Genosha.

Luke Cage miró el espectáculo que se abría ante sus ojos. Los edificios, de todo tipo, de colores vivos y apagados, con diferentes estilos, sembraban el terreno. Los árboles y jardines crecían por doquier. Luke se sentó en un monorraíl junto al resto de gente que pasaba la frontera. En diversas ocasiones vio a gente volando como si fuera algo natural. Finalmente, el monorraíl se detuvo junto a unas construcciones de metal en forma de cilindros. Luke miró los papeles que le habían entregado y después entró en una de ellas.

-Así que tú eres mi nuevo compañero de piso, ¿no?

El ex guardaespaldas estaba confundido al no saber de dónde venía la voz. Por fin, vio a un hombre de unos 5 centímetros hablándole.

-Pues un placer conocerte. Soy Eric O’Grady, el incorregible Hombre Hormiga.

-Eh, encantado. Soy Pow… Luke Cage.

-Ummm… ¿Superfuerza? Tienes cara de tener superfuerza.

-Sí, la verdad es que sí. Eso y una piel muy resistente a los golpes. Eh, supongo que tú puedes controlar las hormigas…

-Bueno, la historia no es exactamente así. Yo era un agente de SHIELD encargado de supervisar a dos presidiarios que ayudaban a un científico en un proyecto para crear un hombre gigante, pero algo salió mal y, eh, SHIELD me persigue por el robo de poderes.

-Ah… Vaya.

-Bueno, pues bienvenido a Genosha, supongo que enseguida te acostumbrarás.

-Sí, claro. hay más compañeros de piso, ¿no?

-Sí, ésa es la pega de vivir en un país pobre. De hecho estas casas fueron creadas por nuestro rey a partir de los restos de bombas y aviones que han enviado aquí.

-¿Eh?

-Sí, de vez en cuando mandan a algunos soldados o algún misil… Pero nuestro rey Magneto nos protege y después construye casas e infraestructuras con los restos.

-Ah… Claro.

-Enseguida conocerás a los otros, son majos. Está Remy Lébeau, el cabrón que siempre me gana jugando a las cartas. Y, eh, me voy a ocupar un buen puesto en el baño, que enseguida llegará la otra, Carol Danvers, y quiero tener buenas vistas cuando se duche. Tú no digas nada, ¿eh?

-Uh, no, no, claro.

Luke dejó la maleta junto a la cama y sonrió. No parecía tan mal sitio.


CORREO: BASE DE LOS VENGADORES

Otra saga que acabamos. Ahora habrá unos cuantos números sueltos (en los que asistiremos, por supuesto, a la conclusión de las aventuras de Spidey, Iron Man y la Cosa en Femizonia) que servirán de preparación para la saga más larga hasta el momento, y bajo mi subjetiva opinión, la mejor y más interesante de la serie.

En cuanto a números anteriores, Correia comenta que le gusta Xavier. Le volveremos a ver, pero falta mucho para eso. Y bueno, ya con su crítica y la de Cristian queda enterrada la vergonzosa pelea cósmica XD

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One Response to Superhumanos #10

  1. Tomas Sendarrubias says:

    Hmmmm… como de costumbre, soltando perlas que dejan los dientes largos sobre mogollón de temas… Así que el Alto Evolucionador por aquí… ¡¡Mola!!

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