En cada rincón de Marveltopia están pasando cosas, desde las profundidades de Atlantis a las ciudades volantes de la gente pájaro, desde el microverso dentro de una probeta hasta la lejana Nebulosa Oscura. Nada se pierde, todo está quedando registrado. Descúbrelo en…
#1 – Si te encontraras a un Badoon…
Por Nighthawk
Fecha de publicación: Mes 23 – 3/00
En Arcturus IV siempre es de día. Al menos eso era antes de la guerra, nubes de polvo oscurecen ahora nuestros cielos(1).
En la granja de Ogord y Salaan vive la pequeña Aleta y Stakar(2), su hermano adoptivo. Aleta se aburre. No tiene con quien jugar, su padre no le hace caso y su hermano es tan raro…
Aleta juega con una rubia muñeca de trapo en un campo de trigo recién cortado, cerca de su casa; mientras la sostiene en sus manos, delante de ella, le habla con la voz que suelen usar las niñas para hablar con sus muñecas:
-¿No crees, Mari, que Stakar es el niño más tonto de todo el mundo? No sé porque papa tuvo que traerlo con nosotros. Nunca juega con nadie. No tiene ningún amigo. Y encima no me hace ni caso. Es que es tonto ¿No lo crees, Mari?
Por el camino que va hasta su casa, Aleta ve a lo lejos una figura que viene caminando con andar pausado.
Aleta deja de hablar con su muñeca y se queda mirando extrañada: –¿Quien será ese? Hasta aquí nunca viene nadie andando.(Piensa la niña).
Al irse acercando, la figura del extraño caminante se le iba haciendo más clara. Era un hombre, parecía llevar mucho andado. Tan despacito iba que cada paso que daba, seguro le costaba un terrible esfuerzo. Al rato pudo distinguir sus fatigados rasgos. La cara estaba poblada por una barba encanecida. Su pelo había sido castaño pero los años lo habían dejado casi todo blanco. Vestía un abrigo que le debía proteger de la lluvia, pero debajo había una vestimenta extraña y brillante, toda azul y amarilla, que contrastaba con el resto del personaje al parecer nueva e impoluta, parecía de un astronauta. La mirada estaba ausente pero había una determinación en su expresión que a Aleta le costo muchos años olvidar.
Aleta se extraño mucho cuando vio a aquel vagabundo rondando. Parecía tan viejecito. Su curiosidad venció al miedo y se acerco a él. El extraño se dirigió a ella con un hilillo de voz y le pidió agua. Aleta lo llevó al granero.
-Es mejor que no te vea papa. No le gustan mucho los extranjeros.
Fui a por un poco de agua y al llegar al granero ya estaba allí Stakar, hablando con el vagabundo. Siempre sabia lo que iba a pasar, que niño tan resabido(3). Me acerqué y mientras Stakar hablaba con él:
-Pero niño, tú eres tonto. No ves que este señor esta muy cansado y no tiene fuerzas para hablar, tontito.
–LO SE (respondió Stakar). PERO HAY ALGO QUE DEBE DECIRNOS.
–Oye, es que tú siempre lo sabes todo ¿no? (dijo Aleta bastante contrariada). Y, a ver, porque estaría interesado este viejecito en contarnos algo a nosotros. Listo.
Entonces habló el viajero, como un susurro:
-Debéis prestar mucha atención niños, porque esto que voy a deciros es muy importante que lo recordéis. Muchas personas dependerán de lo que un día pasó en el lugar donde yo nací hace más de mil años.
–Sabelotodo (rumió Aleta entre dientes, mientras miraba a Stakar)
Con la respiración entrecortada y haciendo un gran esfuerzo el viejecito había empezado a contar una historia….
Erase una vez en un lugar muuuy lejano las gentes celebraban que eran libres de nuevo. Había caído el tirano, Karza había sido derrotado por los Micronautas(4). Planetas que llevaban muchos años sometidos, como el planeta Kaliklak, se habían liberado(5). En Kaliklak la vuelta de Bicho había conseguido, con la ayuda de su novia Jazmín, lo imposible.
Pero no podía ser todo alegría. El yugo de Karza y su inmenso ejercito de soldados perro habían sometido a todo un Universo, pero también lo había protegido del exterior. Sin esta barrera otro ejercito invasor había entrado en el Microverso. Una raza ávida de conquistas arrasaba en aquel mismo momento varios mundos aislados y débiles, eran la Hermandad de los Badoon.
En la superficie de uno de estos mundos las tropas Badoon van recolectando esclavos de entre las ruinas, aún calientes, de pequeñas aldeas. Los suben a enormes naves, que despegan para llevar su mercancía a otras aún mayores.
En Kaliklak se vivía una ceremonia muy especial. Aprovechando el jubilo general, se celebraba la boda de los dos mayores héroes del planeta: Bicho y Jazmín. Después de largos años de exilio Bicho había conseguido volver al lado de su chica y era el momento de hacerla su esposa. Los Micronautas habían tenido que partir en una misión de reconocimiento, pero el mejor amigo de Bicho, el rey Acroyear, no había querido faltar. La alegría de los insectívoros era indescriptible. !Hasta se rumoreaba que habían visto sonreír al rey de Spartak!.
Bicho y Acroyear hablan mientras el insectívoro se prepara para la ceremonia, vistiéndose con hojas y ramas verdes, como manda la tradición de Kaliklak.
-Oye, de verdad,..Tik…camarada, no tenías que quedarte conmigo. Seguro que te lo pasarías…Tik…mejor con los demás en esa misión de…Tik…exploración.
-He querido acompañarte en este momento Bicho, hemos pasado muchas. Acuérdate que nos conocimos en no muy buenas circunstancias, pero me alegro de que me consideres tu amigo.
-No te pongas tan…Tik…serio, grandote. Ya es hora de que siente un poco la cabeza.¿No…Tik…crees?
Mientras en el exterior de la atmósfera del planeta verde, las naves Badoon se van agrupando, preparándose para el ataque masivo a los desprevenidos habitantes de Kaliklak. En la nave insignia, un general Badoon observa el verde orbe con serio gesto. Levanta la mirada y, mientras su bífida lengua serpentea, da la orden: ¡¡¡¡Por la gloria de la Hermandad de los Badoon. Hasta la muerte!!!!
En la superficie un sinfín de flores vuelan, en una cascada de colores, mientras los novios se acercan, de la mano, a la fuente que mana del Arbol Sagrado. Tras ellos, los invitados, encabezados por Acroyear, rey de Spartak. Los bailes y los vítores de la multitud no cesan ni un segundo. Es entonces cuando las naves Badoon irrumpen, soltando su cargamento de fuego mientras los habitantes de Kaliklak miran a los enrojecidos cielos, boquiabiertos.
Las primeras salvas caen entre la multitud, esparciendo , salvaje, la sangre verde de cientos de insectívoros entre el resto de presentes. El pánico cunde al instante.
Rápidamente Bicho toma el mando, cogiendo su vara explosiva, salta hasta lo alto de un árbol cercano y de allí, en un salto prodigioso, llega hasta el ala de uno de los cazas Badoon. A pesar de la velocidad que le empuja, Bicho avanza arrastrándose y con su vara provoca una explosión dentro de la cabina, que hace que la pequeña nave pierda el control. Antes de que se estrelle en el suelo, Bicho vuelve a saltar para posarse sobre otro de los cazas que descienden, a cientos, desde las naves nodrizas invasoras.
Jazmín manda a las escasos insectívoros armados en un día tan festivo para Kaliklak. Los Badoon habían elegido bien su momento. La joven, con su pistola de plasma ya en la mano y aún cubierta de flores y sangre, ordena a las tropas que busquen cobijo.
Entre tanto Acroyear usa enormes piedras, que arranca del suelo con sus manos, para arrojarlas a los Badoon, sembrando el cielo con las explosiones de sus cazas. El rey de Spartak consigue así ir mermando, él solo, a los invasores. Pero la furia de los cañones se va concentrando en el spartano, que resiste como puede, desviando con su espada las descargas.
Desde todas direcciones los cazas Badoon convergen en la figura de Acroyear, erguido en un campo lleno de cadáveres. Un Badoon se va acercando por detrás de Acroyear preparado para barrer al molesto Micronauta. De repente saltando entre los cazas surge Bicho en el ultimo momento para apartar a Acroyear de la trayectoria de un traicionero cañonazo láser. Acroyear se gira y parte en dos el caza que estuvo a punto de matarle.
Espoleados por la figura de los dos héroes luchando contra todo un ejercito. La multitud de insectívoros se olvida de la superioridad Badoon y de la masacre que han presenciado, y atacan al unísono usando todas las armas de las que disponen. Con Jazmín a la cabeza consiguen rechazar la oleada invasora.
Mientras, en el exterior de la atmósfera del planeta verde, las naves Badoon se van agrupando. El general sigue con su gesto serio, sabe bien que quien pierde una batalla no ha perdido la guerra. Los numerosos cruceros de guerra Badoon van rodeando Kaliklak, listos para arrasarlo, a la espera de una orden. Y entonces, mientras su bífida lengua serpentea, el general sonríe.
(1) En Arcturus IV una guerra nuclear devastó el planeta muchos siglos antes pero aún quedan algunas secuelas, como son las nubes de polvo, que oscurecen los cielos que iluminaban permanentemente dos soles gemelos.
(2) Ogord en sus días de soldado había «adoptado» a un niño mutante que era, milagrosamente, humano. Este niño es Stakar, que sería conocido unos años después como Halcón Estelar y su hermanastra es Aleta. Los dos serán miembros de los Guardianes de la Galaxia.
(3) Halcón Estelar, ya adulto había conseguido viajar al pasado, donde su alma se «introdujo» en el bebe Stakar, él mismo. Así el niño adquirió todos los conocimientos de lo que sería su vida futura. Aunque supongo que haciendo esto creará una realidad alternativa, por lo que sus «predicciones» no tienen porque cumplirse siempre.
(4) Karza, que dominaba el Microverso, es derrotado en Micronautas #11
(5) Kaliklak es liberado por Bicho y los rebeldes liderados por Jazmín en Micronautas #13 y #14
Me podéis mandar los mensajes que queráis a mi dirección:
nighthawk@ozu.es