Estela Plateada. Señor del Fuego. Legado. Sota de Corazones. Bill Rayos Beta. El Hombre Imposible. Poseedores de poderes sobrehumanos que han jurado preservar el status quo del Universo.
#22 – Emociones Primarias I
La calma antes de la tormenta
Por Bergil y Doctor Coic
Fecha de publicación: Mes 22 – 2/00
PRÓLOGO I – Hace varios meses… (1)
En la dimensión de las manifestaciones, lo que los terrestres llamarían un encuentro en la cumbre estaba teniendo lugar.
– Entonces, estamos de acuerdo. Trabajaremos juntos para destruir el Universo.
– Sí. ¡Imagina el éxtasis que alcanzaré… mos! ¡Tanta angustia, tanta zozobra!
– Eso es cosa tuya. A mí sólo me preocupa que este Universo desaparezca de una maldita vez.
– Eso depende en parte de tí. Eres tú el que puede influir en el equilibrio y hacer que se desplace.
– Sí, pero de tí depende el que estén demasiado preocupados como para encontrar un medio de oponérsenos.
– No me digas lo que he de hacer. Sé perfectamente cuál es mi parte en este asunto.
– Muy bien, pues. Pongamos manos a la obra entonces.
Ambos interlocutores se separaron. Pero sus pensamientos eran sorprendentemente parecidos.
«¡Estúpido! ¿Cree de veras que va a sobrevivir? Sólo el que se encuentre en el ojo del huracán podrá ver el alba de un nuevo Universo«.
«¡Imbécil! Tu angustia será la que saborearé con más delectación«.
PRÓLOGO II – Hace varias semanas…
Avatar apareció en un lugar situado fuera del tiempo y el espacio (2). Ante ella se encontraba una bella mujer de cabello rubio, vestida con una túnica de color rosa.
– ¡Amor! ¿Qué hago aquí? De hecho… ¿dónde es aquí?
– Te encuentras en la Dimensión de las Manifestaciones, mi Avatar. Te he convocado.
– ¿Para qué? ¿Qué es tan importante que haga que me arranques de lo que estaba haciendo?
– La confrontación para la que fuiste creada (3) y en espera de la cual te concedí tus poderes ha llegado. Está a punto de iniciarse un conflicto que pondrá en el fiel de la balanza el destino del Universo, y tú habrás de jugar un papel importante en la batalla que se aproxima.
Por una vez, Avatar no respondió. Estaba demasiado sorprendida.
PRÓLOGO III – Hace varios días…
El Tribunal Viviente abrió la boca del rostro que miraba al frente y pronunció dos únicas palabras:
– Ha comenzado.
FIN DE LOS PRÓLOGOS.
Hoy…
Reed Richards estaba trabajando en uno de los laboratorios de la Torre de las Cuatro Libertades.
– Veamos… hummmm… si el flujo de energía tiene lugar en una matriz tetradimensional, y redirigimos la corriente de gluones en sentido inverso, eso debería… con lo que, por otra parte… y, si además, tenemos en cuenta el principio de Heisemberg, eso nos permitiría… ¡ajá, claro! ¡No sé cómo no lo he visto antes!
– Disculpe, doctor Richards -sonó por el comunicador. Pero Reed estaba tan concentrado que no se dio cuenta y siguió con lo que estaba haciendo.
– ¿Doctor Richards? ¿Sigue en el laboratorio? -repitió, un poco más alto. Reed, erre que erre, seguía a lo suyo.
– ¡¡DOCTOR RICHARDS!! -dijo finalmente la voz, al límite del grito.
– ¿Eh? ¿Qué? -preguntó Reed, percatándose al fin de que le estaban llamando-. ¿Qué es lo que pasa, Roberta?
– Perdone que le interrumpa, doctor Richards, pero hay alguien aquí que desea verle.
– ¿De quién se trata, Roberta? ¿Es importante? Porque estoy en medio de un experimento, y…
– Se trata de alguien que dice llamarse Quasar, doctor Richards. Y sí, ha dicho que se trata de algo importante. De hecho, la palabra que ha empleado es vital.
– ¿Quasar? Voy para allá -dijo Reed, quitándose los guantes protectores y caminando a la zona de recepción-. Buenos días, Quasar -dijo, estrechando la mano de Wendell cuando estuvo frente a él-. ¿Qué es eso tan importante que te trae por la Torre de las Cuatro Libertades? (4)
– Bueno, doctor, verá… -balbuceó Quasar, un poco azorado por la familiaridad con la que le trataba el famoso Mr. Fantástico.
– No nos veíamos desde… ¿cuándo? ¿La lucha contra Supernova (5)?
– Bueno, de hecho nos hemos visto otras veces, como cuando La Presencia y Luz Estelar atacaron este edificio (6), pero….
– En efecto, en efecto -asintió Reed-. Bueno, nos estamos apartando del tema… De hecho, el tema aún no ha salido… ¿Qué es lo que querías?
– Bien… creo que hay alguien que podría explicárselo mejor que yo, señor.
– Bueno, ¿y dónde está? -preguntó Reed, mirando a un lado y a otro.
– Err… no se encuentra aquí, señor. De hecho, no está en la Tierra…
– Bueno, si hemos de viajar al espacio, es mejor que llame a Ben para que pilote el Halcón Silencioso.
– No será necesario molestar al señor Grimm, señor. Yo puedo llevarle más rápidamente a nuestro destino.
– Bueno, ¿y a qué estamos esperando?
– Ah, err… tendríamos que salir al aire libre, para que pueda despegar.
– Bien vamos pues. ¿Azotea o calle?
– La azotea se encuentra más cerca, ¿no, señor?
– Azotea, pues. Roberta -dijo, dirigiéndose a la recepcionista robótica-, si mi mujer pregunta por mí, dígale que he salido y que no sési volveré a tiempo para la cena.
– Muy bien, doctor Richards -respondió Roberta.
Una vez en la azotea, Quasar envolvió a Mr. Fantástico en un capullo de energía cuántica y despegó. Una vez en las capas exteriores de la atmósfera, efectuó un salto cuántico que les llevó a…
– ¡Titán! -exclamó Mr. Fantástico-. Reconocería esta arquitectura en cualquier sitio (7). Ha sido un salto hiperespacial, ¿no, Quasar? De algún modo, tus bandas te dan acceso a un espacio tetra o polidimensional que te permite desplazamientos en las tres dimensiones espaciales sin que la dimensión temporal se vea afectada significativamente, por lo que… Claro, y entonces…
– Disculpe, señor -dijo Quasar-. ¿Podemos centrarnos en lo que nos ha traído a Titán? -. Wendell estaba asombrado: incluso en las situaciones más inesperadas, la inquisitiva mente de Reed Richards no paraba de analizar lo que ocurría a su alrededor.
– Sí, claro, disculpa. ¿De qué se trata?
– Si me sigue -dijo Wendell, encaminándose a la sala de la pantalla principal de I.S.A.A.C.-, creo que hay alguien que puede explicárselo mejor que yo.
En la sala encontraron a Mentor, acompañado de Lyja, Binaria y Nova (8).
– ¡Lyja! -exclamó, sorprendido, Reed-. Y ¿Nova? Pero ¿qué es lo que está ocurriendo?
– Es una larga historia, Reed -repuso Lyja-. Pero creo que I.S.A.A.C. te lo explicará todo… o, al menos, todo lo que sabemos.
– Adelante, I.S.A.A.C. -dijo Mentor.
– Muy bien -dijo la computadora planetaria-. Estos son los hechos. Desde hace algún tiempo, se están produciendo fenómenos inusuales en el Universo: púlsares que se desintegran, estrellas de neutrones que se transforman repentinamente en hipernovas, estrellas que se apagan súbitamente, planetas que entran en una espiral de actividad volcánica…. Si estos fenómenos hubieran tenido lugar aisladamente, o si sólo hubieran coincidido algunas de ellas, serían fenómenos infrecuentes, pero nada más. Lo realmente excepcional es su coincidencia en un muy escaso lapso de tiempo. Es esto lo que excluye el que se deban a la evolución natural del Universo. Hay un factor añadido que lo ha provocado.
– Y ese factor no puede ser otro que… -dijo Reed.
– … la desaparición de Galactus -dijo Nova, completando la frase.
– En efecto -intervino Mentor-, la desaparición del Devorador de Mundos podría explicar, al menos en parte, esta emergencia desacostumbrada de fenómenos extraños. Sin embargo…
– Sin embargo -dijo Reed-, la desaparición de un elemento esencial del Universo podría causar el derrumbe del mismo. Pero no en tan poco tiempo. Estas cosas necesitan un cierto plazo, y Galactus desapareció hace ¿cuánto? ¿Seis meses?
– En períodos de tiempo terrestres, seis meses, veintidós días, dieciocho horas y algunos minutos (9), para ser exactos -precisó I.S.A.A.C.-, si es que los datos que me han suministrado son correctos.
– De acuerdo. Es un período muy escaso como para que las cosas se descontrolen de esa manera. Ha de haber otro factor -dijo Mentor.
– En cualquier caso -dijo Reed Richards-, eso es algo que afrontaremos en su momento. La cosa parece estar clara: hemos de traer de vuelta a Galactus.
– ¡Wow! -silbó, sorprendido, Quasar.
En su sancta sanctórum, Stephen Extraño flotaba a un metro del suelo, sentado en la postura del loto. Con sus ojos cerrados, respiraba acompasadamente mientras su forma astral exploraba las dimensiones más próximas a la tierra en busca de posibles amenazas. Repentinamente, se detuvo. Estaba cerca de la dimensión de los sueños, el reino de Pesadilla.
«¿Qué es esto?«, pensó. «Hay una anormal concentración de energía mística en las proximidades. Nunca había sentido nada parecido. ¿A qué podrá deberse?«.
Desplazando el ojo de Agamotto hasta su frente, el doctor Extraño comenzó a rastrear la energía para detectar su fuente.
«Vaya vaya«, pensó al descubrirla. «Proviene de la dimensión de las manifestaciones. Algo importante se está preparando ahí dentro. ¿Qué podrá ser?«
Regresando a su cuerpo, Extraño abrió los ojos y desenlazó las piernas para posarse suavemente en el suelo. En ese momento entró en la habitación Wong, llevando una bandeja en la que descansaba una humeante tetera.
– ¿Sucede algo? -preguntó, observando el rostro preocupado del doctor.
– No estoy seguro, Wong. Algo raro está ocurriendo, pero no puedo precisar de qué se trata. Sin embargo, mi intuición…
– ¿Sí?
– …mi intuición me dice que no se trata de nada bueno. Habrá que estar muy en guardia. Esto me da mala espina. Muy mala.
– ¿Me vas a explicar de qué se trata toda esa amenaza para la que me diste tus dones o no? -preguntó por enésima vez Avatar.
Ante ella, Amor exhaló un suspiro de resignación y asintió.
– Sí, te lo explicaré. Verás, desde el comienzo de los tiempos, el Universo se encuentra en equilibrio; un equilibrio dinámico, pero equilibrio al fin y al cabo.
– ¿Qué quieres decir?
– Quiero decir que cada fuerza, cada ser, cada cosa, tiene su opuesto, su compensación. Así, caos y orden se contraponen y equilibran mutuamente, sin que ninguno llegue a prevalecer sobre el otro. Lo mismo ocurre con la vida y la muerte, la acción y la reacción, la guerra y la paz, …
– …y el amor y el odio -dijo Avatar, terminando la frase.
– Exacto, y el amor y el odio. En todos los casos que te he mencionado, los dos polos opuestos se encuentran en una suerte de conflicto, consiguiendo alternativamente lo que en términos que puedas comprender podríamos denominar victorias y derrotas. Pero desde hace algún tiempo, una de las dualidades se encuentra en desequilibrio. El odio ha ido perdiendo gradualmente terreno, y sus peones son derrotados cada vez con mayor facilidad.
– ¿Por ejemplo?
– ¿Por ejemplo? Verás, en el planeta llamado Tierra por sus habitantes apareció hace algunos meses una entidad llamada Onslaught. Se trataba de un ser nacido a partir de los peores elementos de dos de sus habitantes más poderosos. Pues bien, ese ser estuvo a punto de devastar el planeta y, quizá, todo el Universo, de haber triunfado en su empeño. Ese Onslaught era una creación de puro odio, de venganza fiera y desatada. Los héroes de ese planeta hubieron de unirse para hacerle frente y detenerle. En condiciones normales, el poder combinado de esos héroes apenas habría bastado para equilibrar el de Onslaught, y se habría requerido el sacrificio de muchos de ellos para detenerle. Sin embargo, Onslaught fue detenido a un coste relativamente reducido (10). Sólo tres personas cayeron antes de que el enemigo fuera destruido.
– ¿Y? No acabo de entenderte…
– Pues que, aunque fue Odio el que inició todo, parece que luego se hubiera retirado, como si no le importara el resultado final, como si supiera que iba a perder. Es casi como si hubiera desistido de la eterna pugna que sostiene conmigo.
– ¿Y cuál es el problema? Si él se retira, ¡tú ganas! Fin de la partida, ¿no?
– ¿Es que no has escuchado nada de lo que te he explicado? No es sólo el fin de la partida. Si un desequilibrio de semejante magnitud se produjera, sería el fin de todo.
– ¿Quieres decir…?
– Exactamente lo que he dicho. El fin de TODO.
En Titán, un nuevo ser había hecho su aparición en la sala.
– ¡El Vigilante! -exclamó Quasar.
– Ya no, protector del Universo -dijo Uatu, sin alterar su expresión-. He sido despojado de mi condición de Vigilante por infringir el credo de mi raza.
– Entonces, es cierto… -murmuró Reed-. Sue me había contado algo así (11).
– Vengo a advertiros. Vuestras deducciones son correctas, tanto en cuanto a la causa de lo que sucede como a su posible solución. También estáis en lo cierto al conjeturar que hay un factor exógeno en el desarrollo de los acontecimientos. Es por ello que os aconsejo que reunáis el mayor poder posible para hacer frente a lo que se os avecina.
– ¿Te refieres a ese factor exógeno? -preguntó Reed.
– No únicamente, Reed Richards. Es seguro que encontraréis oposición en vuestros esfuerzos de rescatar al devorador de mundos. Por ejemplo…
– Por ejemplo, los skrulls -dijo Lyja-. ¿Verdad?
– En efecto, es razonable pensar que los restos de un imperio que fue reducido casi a la nada por Galactus no verán con buenos ojos un intento de traerle de vuelta. Pero no son los únicos. Hay más.
– ¿Qué más? -preguntó Nova.
Pero Uatu permaneció mudo.
– ¿¡¿QUÉ MÁS?!? -insistió Nova.
– Déjale, Nova -dijo Reed-. Ya ha dicho suficiente.
– Pues si no va a ayudar, ya puede largarse -dijo Nova, dando la espalda al grupo para que no vieran las lágrimas que pugnaban por asomar a sus ojos. Lágrimas que eran tanto de pena como de frustración.
– No digas eso -intentó tranquilizarla Reed-. El Vigilante ya nos ha ayudado en otras ocasiones (12). Si en esta ocasión no lo hace, será por una buena razón (13). Bueno, pongamos manos a la obra. I.S.A.A.C., ¿puedes ponerme en contacto con la Torre de las Cuatro Libertades?
– Por supuesto, Reed Richards -respondió la computadora. Tras unos breves segundos, la imagen de Susan Richards, la Mujer Invisible, apareció en la pantalla-. Cuando gustes.
– ¿Reed? ¿Dónde te has metido esta vez? No me digas que has ido a la Zona Negativa, o algo así.
– No, Sue, cariño. De hecho, estoy bastante más cerca. Me he acercado a Titán por un asunto, y creo que estaré aquí algún tiempo. Han surgido problemas que vuelven todo lo demás secundario.
– ¿Problemas? ¿A qué te refieres?
– De momento, sólo puedo decirte que tienen que ver con Galactus. Escucha, Sue, necesito que el resto del grupo os vengáis para acá, y que me traigáis además unas cuantas cosas. Además, vamos a tener que reunir tanto poder como seamos capaces.
– Escúchame, Reed Richads, y escúchame bien: ya no soy la adolescente asustadiza con la que te casaste hace años. Hemos pasado por demasiadas cosas juntos como para que te andes con pamplinas a la hora de decirme las cosas, así que habla claro.
– Lo siento, Sue, pero no puedo decirte nada más por el momento. Te prometo que te contaré todo cuando os reunáis conmigo aquí,e n Titán. Bien, Quasar irá para la Tierra con una lista de lo que necesito y de los héroes que podríamos necesitar.
– Muy bien, Reed, hasta pronto.
– Hasta pronto, cariño. Y dale recuerdos a Franklin de mi parte.
En el salón del trono de Chandilar, el jefe de los servicios de inteligencia del Imperio Shi’ar fue recibido por Lilandra. Tras ella, Gladiador, pretor de la Guardia Imperial, vigilaba.
– Majestrix, tengo algo muy importante que comunicaros.
– ¿De qué se trata?
– De los terrestres, majestrix. Parece que van a volver a actuar en relación con el devorador de mundos.
– ¿Con Galactus? -dijo Gladiador-. ¿Es que esos terrestres no van a escarmentar nunca?
– Sí, Pretor. Hemos captado una transmisión entre una de las lunas del sexto planeta del sistema y la Tierra, en la que se mensionaba el nombre del Devorador. He creído que sería conveniente avisaros, Majestrix.
– Has obrado bien. Ahora, puedes retirarte.
– Sí, Majestrix.
Una vez el espía hubo salido, Gladiador preguntó:
– ¿Qué vamos a hacer, Majestrix?
– No lo sé, Pretor. La lógica me impulsa a intentar impedir cualesquiera actos que los terrestres o cualquier otra civilización emprendan en favor de Galactus. Ahora bien, hay algo que no puedo precisar, pero que me dice que los terrestres están obrando correctamente (14).
– Pero Majestrix, si el Devorador de Mundos vuelve a vagar por el Universo, el Imperio Shi’ar puede ser el próximo en caer, al igual que cayó el Imperio Skrull. ¡Hemos de actuar!
– En este caso, Pretor, no puedo pronunciarme. Obra según tu conciencia.
– Sí, Majestrix -e, inclinándose, salió de la habitación.
Casi al mismo tiempo que la anterior conversación, otra muy similar tenía lugar en Satirani. Los interlocutores, Dezan, Talos y Kl’rt.
– ¿Qué vamos a hacer? -preguntó Dezan-. Ya habéis oído el informe, los terrestres vuelven a involucrarse con Galactus.
– ¿Cómo que qué vamos a hacer? ¡Pues borrarles de la faz del Universo, está claro! ¡El Devorador de Mundos destruyó el Mundo Trono y redujo casi a la nada el antaño orgulloso imperio skrull! -bramó Talos-. ¡Permitir que se resucite al Devorador de Mundos sería tanto como escupir en la tumba de todos los que perecieron en aquel fatídico día!
– Sé realista, Talos -dijo Dezan-. Apenas estamos recuperándonos tras nuestras guerras con los kree y la destrucción del Mundo Trono. Además, tenemos el problema de esa posible infiltración tecnarca que descubrió Kl’rt y que los terrestres han ido a investigar a Hala. Y si nos dedicamos a atacar a los terrestres, dejaríamos nuestro flanco al descubierto ante un ataque shi’ar, que además tienen lazos de amistad con algunos héroes terrestres. De hecho, es gracias a ellos que engulleron el Imperio Kree, como nos engullirían a nosotros sin dudarlo ni un instante, si se presentara la ocasión. Bastantes problemas tenemos, divididos en facciones que aspiran a la supremacía, como para encima dedicarnos a arreglar los problemas del Universo.
– Dezan tiene razón, Talos -intervino suavemente Kl’rt-, y tú lo sabes. No haremos nada, salvo vigilar y esperar. Sólo eso. Si es necesario, estaremos preparados para intervenir. Pero sólo si es necesario.
A pesar de lo dicho, esa noche una nave despegó de Satirani. Su destino: el sistema solar de la Tierra.
(1) Todos los períodos de tiempo están referidos al T.M.M. (Tiempo MarvelTópico Medio), es decir, el de la continuidad MarvelTópica oficial.
(2) Desapareció al final de Poderes Cósmicos # 16. ¿Os acordáis de que entonces prometimos revelar qué había pasado en algo llamado Emociones Primarias? ¡Pues aquí lo tenéis por fin!
(3) Se vio hace muuuucho, en Estela Plateada # 66.
(4) De hecho Quasar ha estado muy frecuentemente en la Torre, pero en su identidad civil de Wendell Vaughn. La compañía de seguridad que dirigía tenía sus oficinas allí.
(5) En Los Vengadores # 302-303.
(6) En Quasar # 20.
(7) Los Cuatro Fantásticos estuvieron en Titán con ocasión del fallecimiento de Mar-Vell, en la Novela Gráfica La Muerte del Capitán Marvel.
(8) De vuelta de Hala, tras los sucesos narrados en Poderes Cósmicos # 19-20.
(9) Galactus desapareció del Universo en el número 109 de Estela Plateada, con fecha de portada de Octubre de 1.995. Asumiendo que los números americanos llevan una fecha dos meses posterior al mes en que salen, dicho número estuvo a la venta en Agosto. Si tenemos en cuenta que el tiempo Marvel transcurre cuatro veces más despacio que el real, y que el MarvelTópico oficial va a la misma velocidad, pero a la mitad del que trasncurre esta serie (problemas de escribir tan rápido), desde entonces hasta Febrero de 2.000 (en mi caso, la fecha de portada coincide con la de puesta a la venta) ha transcurrido (marveltópicamente hablando) el lapso de tiempo que ha mencionado I.S.A.A.C.
(10) Como se vio en Relatos de MarvelTopía: Onslaught.
(11) Lo que relata el Vigilante ocurrió en Los Cuatro Fantásticos # 400. En esos momentos, Reed estaba ausente, y no sería hasta el número 407 que se reuniría con el resto de los Cuatro Fantásticos.
(12) Por citar sólo dos relacionadas con Galactus, en su primera venida a la Tierra (Los Cuatro Fantásticos # 48-50) y durante el juicio de Reed Richards.
(13) En efecto. Leed Quasar # 69, para saberla.
(14) Ese algo es haber presenciado el juicio de Reed Richards y haber escuchado las palabras de Eternidad. Aunque no las recuerda con exactitud, como de hecho no lo hace ninguno de los que allí estuvo (ni siquiera Byrne), permanece el sentido de lo que se dijo.
En nuestro próximo número: ¿Cómo harán frente los héroes (y los personajes no tan heroicos) a lo que se les viene encima? ¿Qué colecciones harán crossover con ésta? No te pierdas la continuación de Emociones Primarias, en Poderes Cósmicos # 23.
Un saludo y no dejéis de leernos, y escribid a Autopista hacia el espacio – Correo de los lectores (bergil@altavista.net) con cualquier duda o comentario que os surjan. Que no muerdo, caramba, y es muy agradable recibir e-milios (incluso aunque sean críticos)