2055: 4 FANTASTICOS #13
Infierno III
Guión:
Narutaki
PORTADA: Muy sensual, desnuda y de espaldas al lector, Yuu. Sólo de cintura para abajo está cubierta por una toalla negra. En su espalda, cerca del hombro izquierdo lleva un tatuaje hecho a fuego, con el dibujo de una estrella pentagonal, deslizándose por su cuerpo una pitón albina. De fondo, el mismisimo infierno.
- ¡Yuu! -dice Alexandre teniendo el cuerpo de su pareja inherte en sus brazos- ¡Yuu! ¡Hagan algo! -a los médicos.
Parecen reaccionar todos en ese instante y comienzan las carreras, los gritos que se propagan por los pasillos y hacen que más gente eche a correr en busca de algún médico o algún artilugio que crean que van a necesitar.
Mientras, Gabacho tumba a Dama Marcial sobre la cama donde debería haber reposado y le aparta el pelo de la cara sudorosa, mostrando poco pulso y mucho nerviosismo. Rápido el médico comienza a escuchar los latidos de su corazón y grita apartando la mano dolorida al intentar abrirle la boca.
- ¡Está ardiendo!
Las yemas de sus dedos están rojas y con la piel delicada. El joven doctor está totalmente desconcertado.
- ¡Rápido, a Cuidados Intensivos! ¡Llamad a la doctora McHamman! ¡Vamos, movimiento!
Los asistentes del médico desbloquean las ruedas de la cama de la asiática y maniobran para sacarla rápidamente al pasillo. Una vez fuera corren hacia el fondo donde una doctora espera con un ATS a su lado.
Después de los instantes de nerviosismo y enorme agitación Alexandre se deja caer sobre el sillón colocado en una esquina de la estancia y desesperado pone las manos sobre su cara.
Suena el comunicador en su bolsillo; pese al silencio ya intuye las caras de Chris y Salvador en la pantalla del artilugio.
Siseante y seductor un susurro de seda se desliza a traves de calles que son morada de la oscuridad, serpenteando y rompiendo las esquinas con terrible suavidad hasta llegar a sus oidos y erigirse dueños de ellos al atraparlos entre sus brazos deliciosos con palabras carentes de sentido pero irreverentemente bellas.
Se encienden mil antorchas y a su alrededor se ilumina el interior de un templo del que ella parece reina. O princesa. Su padre, Lao-Tse Min, mucho más joven de lo que ella pudiese recordarlo viste con manto de gala, granate, de un tono sangriento encendido que destaca entre las tonalidades oscuras del resto de nobles. Al lado de su padre, la matriarca, Shue-Na Min, imperturbable, y sólo sonríe al girarse hacia ella, inclinando levemente la cabeza, como si temiese que al torcer el cuello estos dos elementos de su anatomía se separasen... Si, su aspecto se asemejaba al de una muñeca de porcelana. La tez maquillada hasta conseguir una tonalidad absolutamente marfileña y el colorete rosa vivo resaltando las mejillas de manzana de la señora.
Suenan cornetas, en nuestro mundo tal vez ásperas, pero aquí madres de la dulzura hecha sonido y los cien guardas que con cara de póker custodian la sala forman un pasillo con sus katanas para demostrar su respeto hacia el que bajo ellas pasa. Un galán desconocido, de belleza casi irreal y sólo concebible en aquel lugar recóndito de la China imperial. A su pasar descienden los delicados filos de las espadas que cortan sutilmente el viento, y cuando termina el paseo cual ritual, el visitante se arrodilla ante Lao-Tse mirando su calzado.
Dos dedos unidos de éste y un gesto sirven al joven apuesto de autorizazión para dirigir su mirada ahora a la princesa del lugar, el centro de ese universo de sueños. Se pone ahora en pie y camina hasta ella, ante quien se reverencia y ofrece su fuerte e indómito brazo de guerrero.
Ella no lo conoce, no lo recuerda, pero en lo más profundo de su alma siente el deseo irrefrenable de acompañarle a donde sea que él quiera llevarla. Una profunda pasión nace en sus entrañas cada instante en que puede contemplar sus ojos... Un sentimiento cálido y huracanado, con la vejez de siglos pero tan vivo como un crío.
Apenas puede darse cuenta se encuentran bajo cerezos floridos, al borde de un lago de cristalinas aguas. Sin querer verlo o poder fijarse en ello, en el horizonte, un paisaje muy distinto.
El habla, por primera vez, porque ahora sí hace falta, con su voz viril y serena.
- He venido a buscaros, mi reina.
Las palabras resuenan en su interior y ella siente hervir sus mejillas y su pecho. En toda esa locura se deja entrelaza un hilo de miedo. Todo es instinto, nada conocimiento. La escena escapa a la razón.
El toma su mano pálida y la acaricia.
- Llevo años buscándoos, atormentado por no comprender porque huísteis de mi lado. Sé del amor inmortal que me profesáis, mi dulce pesadilla, mas mi mente perfecta y retorcida no conoce los motivos de aquella que es capaz de hacer tambalearse al Señor de los Infiernos.
Agacha la mirada, algo en su interior le dice que así debe ser.
- No voy a castigaros, no sería capaz de ello... Denoto el temor en vuestra alma, pero es, y lo sé a ciencia cierta, infundado. Volved junto a mí, y este siglo caerá en el olvido.
Siente que vuelve a poseerse a sí misma pero no puede hablar ni reaccionar, quizá se da cuenta de que está fuera de lugar, pero todo debe ser un sueño... Se levanta y camina hacia el horizonte junto a su amor eterno.
Un monitor de control cardíaco sobre una mesa auxiliar blanca dibuja en verde unas lineas regulares pero de poca oscilación. Alexandre Marceu la contempla abatido, con resignación, el surco de dos lágrimas marcan sus mejillas.
La doctora posa sus manos, adornadas por unas uñas largas y pintadas con esmalte negro, en sus hombros encogidos y trata de esbozar una muestra entrañable.
- Tranquilo, está estabilizada... Se podrá bien.
Mientras, la paciente, reposa sudorosa, pero con aspecto mortuoriamente sereno.
Salvador y Chris son atendidos por jóvenes médicos, ataviados con vistosos chalecos luminosos sentados en un bordillo de la acera ante la presencia del comisario Gasol y uno de sus hombres. Éste los mira con cara de pocos amigos y el joven marine americano aprieta el puño mientras le echan alcohol en una de sus heridas.
Kambio puede levantarse antes, sus magulladuras están ya sanadas y camina lentamente junto a la autoridad policial.
- Lamento la intromisión, pero no podemos estar de brazos cruzados.
- Se ha quemado una iglesia y este tipo sigue suelto... No voy a detenerme a echarles sermones sobre el trabajo de la policia y lo poco que a los que pertenecemos al cuerpo nos gusta que los tipos con mallas y poderes nos toquen lo que no suena. No obstante, me veo obligado a reiterarme en mi petición de que se retiren del caso.
- Pero...
- No hay peros esta vez, señor Kambio... Oh como se llame -algo desquiciado-. Varios Guardianes de Élite de las Zonas-X están apunto de llegar a la ciudad. Al parecer sospechan que el culpable de todo esto pueda ser el mutante conocido como Baal. Sus poderes son psíquicos pero también relacionados con el fuego. Al parecer desde su ingreso en el campo para mutantes sufrió un trastorno esquizofrénico que le hace creer que es... Je... Satanás.
- Perdone...
- Si, lo que oye. Estará todo solucionado tal vez esta misma noche. Así, les ruego que se dediquen a ayudar a las viejecitas a bajar a sus mininos de los árboles. Eso, seguro, lo sabrán hacer a la perfección.
Suena el comunicador del comisario y éste se da media vuelta dejando plantado e incrédulo al español que se gira mirando a su compañero, Hombre Impulso, que tiene cara de pocos amigos.
- Calzonazos... Seguro que hace tres años que no moja y se le ha agriado el carácter.
Pese a lo indignante de la situación no pueden evitar sonreir ante el comentario del joven.
- Anda, vamos a hablar con Alex, querrá saber de todo esto.
Sus párpados se abren como por arte de magia y todo su cuerpo es recorrido por un escalofrío. Nota la mente fragmentada en dos, recuerdas cosas que jamás ha vivido o visto y la realidad se difumina con el ensueño. Ante ella, vestido de impoluto blanco y con melena leonida y negra, el joven apuesto que hubiera visto en el tan real sueño de la China imperial le sonríe y le tiende la mano.
- ¿Vamos?
Ve como su propia mano, trémula, se acerca a la del hombre. El miedo lentamente se apodera de ella: no debe hacerlo. Por un segundo toma el control y grita con furia el nombre de su amado.
- ¡Alexandre!
El francés, que dormía en la cama de al lado, se despierta sobresaltado y en un segundo toma conciencia de la situación, se lanza a embestir al extraño quien sin esfuerzos lanza una llamarada contra Gabacho, quien con sus espaldas destroza parte de la habitación. Intenta levantarse, pero ya unas ataduras de fuego lo inmovilizan.
Vuelve a ganar. Su mano ya nota la delicada piel de la asiática componente de los 4F que sin desearlo camina junto a él, notando como poco a poco su corazón se llega de un macabro gozo.
Salva habla por el comunicador ante la atenta mirada de Chris.
- Moreno... Sí, sí. ¡sí! ¡MIERDA! ¿Cómo ha podido...? ¿Yuu? ¿Con él? ¡Joder Alex, tenemos problemas!... No, no... Calma, ¿ok? Agentes de élite del gobierno, de las zonas-x van tras de él, no tardarán en darle caza... ¡Pues porque llevan un chip en la piel y por él lo podrán localizar!... Si, cálmate... ¿Qué tenemos un rastreador de mutantes como los de los tipos estos? No perdamos tiempo... Sí... Si... Corremos a Isla Dry. ¿Una hora? Voy a tener que volar rápido...
De la espalda del tarragonés han nacido ya sus acostumbradas alas blancas, pero con un aspecto mucho más estilizado, además, de los tobillos también crecen unas de menor tamaño que castañean y comienzan a elevarlo.
Hombre Impulso se tira y él lo coge en brazos.
- ¡Vamos, no hay tiempo que perder!
Es una lucha encarnizada entre una fuerza racional y acomodada que pelea contra otra más salvaje e indómita en el interior de una mujer. Un dragón de escamas blancas, puro y casto que se ve acorralado por uno rojo de poderosas fauces, que lo estrecha entre sus garras haciéndolo sangrar.
Sólo a veces la criatura blanca es capaz de abrir los ojos y asestar un mínimo golpe a su oponente.
Es lo que llamariamos un instante de lucidez.
Mientras, él sonríe satisfecho caminando por las calles de Nueva York.
El sol está saliendo, un nuevo día nace y sus pasos se detienen. Libera de su firme mano a la homóloga de Yuu que resta inmóvil. Sus labios carnosos esbozan una mueca de molestia y niega la cabeza ante la presencia de tres hombres ante él.
- No vais a devolverme al infierno sobre la tierra. Camino allí donde yo mismo impongo el castigo.
- Déjate de estupideces Karpov, vamos a devolverte a la Zona-X.
- ¡No!
El grito violento rezuma por toda la avenida y de su mano abierta manan varios hilos de fuego que rodean y queman sin recelos las ropas militares de los soldados de élite antimutante.
Clama al cielo furioso y aumenta la dosis de llamas que dirige ahora tras de un furgón donde se escondían más enemigos. Pero no puede detectar el golpe que se le proporciona por la espalda que lo hace rodar por el suelo.
Desde el cielo, llevado por su compañero, Alexandre ha sido descargado como un proyectil que ha tocado al enemigo con un buen puntapié.
Prosigue la ofensiva de la mano de Hombre Impulso, que conocedor de las habilidades del rival no da tregua y con su pasmosa velocidad comienza a castigar su estómago con casi seis puñetazos por segundo. Lo deja suspendido en el aire una fracción de tiempo ínfima, la necesaria para girar sobre sí mismo en el aire y rematarlo con una patada.
Como un ave de presa abalanzándose sobre la indefensa liebre, Kambio golpea con sus puños a Baal haciéndolo besar el asfalto.
Los agentes de élite que aun se mantienen en pie rodean al mutante apuntándole con sus armas láser, acercando sus táser elétricos y uno de ellos, el que parece el lider, con un mando a distancia con un único botón, rojo.
- Un movimiento y esta noche mis perros cenarán sesos de capullo fritos, Karpov...
Baal los mira desafiante.
- En esta ciudad, ¿todo el mundo es tan jovial? -pregunta Chris.
De pronto un chasquear de dedos hace girarse a todos a contemplar a Dama Marcial. Los puños de la mujer están incendiados, pero también sus pupilas. Grazna un instante y de un nuevo chaquido los antimutantes comienzan a arder entre gritos.
Tiende la mano mirando ahora a sus tres compañeros y ella misma detiene con fuerza de voluntad los dedos que iba a chasquear.
- ¡No!
Tira con brusquedad su brazo hacia atrás y es un turismo de chapa amarilla el que comienza a arder y explota saltando por lo aires.
- ¡No!
Vuelve a suceder algo parecido mientras que Kambio, Gabacho y Hombre Impulso se miran sin saber exactamente que hacer.
Nuevos guardias de élite se tiran ahora sobre el cuerpo de Baal mientras que otro de ellos toma de su calcinado comandante el control remoto que inmediatamente es accionado.
Como reacción al gesto Yuu cae al suelo inconsciente y Karpov comienza a gritar y a arañarse presa de un inconmesurable dolor que azota su cerebro.
Varios soldados más se muestran, abandonando ya sus posiciones y comienzan a recoger los restos de sus compañeros. El operativo se descubre mientras el cuerpo de Dimitrii Iutch Karpov, alias Baal, yace muerto, mientras su alma desciende al infierno.
EL CORREO FANTASTICO
Buenas.
Trece entregas van ya de la producción marveltópica más futurista. Así concluye la saga llamada Infierno, porque no se me ha ocurrido manera mejor o más efectiva. Si había otras propuestas, y una de ellas muy ambiciosa, pero otra vez será...
Pasemos ahora a comentar las últimas críticas de los lectores vertidas hacia estas páginas.
Xum dijo: "En general me suele gustar bastante (y cada vez mas) como escribes, pero creo que a veces utilizas frases demasiado enrevesadas (quizá sea q a mí me encanta simplificar)"
Es cierto, que suelo hacer alardes muy barrocos (mi profe de lengua también me lo echa en cara) pero es un estilo que me gusta. Aun así, en esta trama he querido hacerlos aun más patentes, porque como tu dices "Je je je... La iglesia ardiendo y la luna llena resulta gótico, muy gótico...", y el estilo recargado y descriptivo hasta la saciedad me ayuda a ambientarlo todo a mi gusto. Espero que no sea un problema para el lector...
Xum siguió diciendo: "Por otra parte los dialogos me gustan mucho, aunque a veces (y eso creo que es un fallo que compartes conmigo) el contenido de estos es totalmente intrascendental.". Pues sí, para que vamos a quitarte la razón jejeje.
Jose González espetó "La pelea no me ha parecido mal relatada pero creo que podía estar mejor". Pues otra afirmación. Reconozo que no se me da especialmente bien describir peleas... Será un aspecto a trabajar, la verdad... Pero, pese a que en las historias de super-heroes suelen culminar las sagas, para mí son, en cierto modo, intrascendentales, puramente funcionales.
Y otra de sus criticas es: "No esta claro si la enfermedad de Yuu está relacionada con Luzbel. Ese cuervo puede ser un enviado de otro ser".
Va, vamos a confesar un secretillo sobre la trama Infierno... Yuu iba a ser poseida por otro ente, y ese cuervo iba a ser su enviado. Me sorprende lo encaminado que ibas. Hasta última hora no decidí obviar esa posibilidad para relacionar la cosa de Yuu con Karpov pero... ¿Seguro que su enfermedad está solamente relacionada con él?
Y con esto y un bizcocho hasta que me de por escribir otro número.
¡Fantásticos saludos!