2055: 4 FANTASTICOS #5
La isla de la sangre infectada I
Guión:
Narutaki
PORTADA: De espaldas al lector, entre soldados profesionales, vestidos con el traje de camuflaje los 4 fantásticos cargando fusibles láser navegando en una embarcación no muy grande. Frente a ellos se alza una gran isla con variopinta vegetación rodeada de una extraña aura de color rojizo.
La mesa es bastamente larga y los tres apoyan sus codos en ella. Unos
pequeños micrófonos pinzados en las solapas de sus polos de la AME adornan
su vestimenta y permiten que sus voces se escuchen en toda la sala.
Frente a ellos se congregan cientos de periodistas de nacionalidades
diversas con cámaras de alta fidelidad, grabadores, holo-comunicadores y
demás aparatos propios del gremio de la prensa. Sus caras reflejan la
expectación general por conocer la historia de los supervivientes a la
catástrofe de la Bush II.
Alexandre sentado en la silla central flanqueado por Christopher a la
derecha y Salvador a la izquierda. Se ponen en pie con la mano en el
corazón, tal y como dictan los cánones de conducta ejemplar cuando los
holopods proyectan las banderas de Francia, Estados Unidos y España a la vez
que suena por el hilo musical el himno de la AME.
Terminado el protocolo vuelven a tomar asiento en las sillas de plástico.
Alexandre Marceu asume el papel de líder una vez más y se dirige con voz
queda a la prensa internacional.
- Gracias a toda la mass media por acudir a esta rueda de prensa en la que
daremos detalles del accidente sufrido en la expedición y resolveremos tan
bien como podamos sus dudas.
Todos los corresponsales siguen ensimismados las palabras del astronauta
galo mientras toman nota.
- Cuando llevábamos varios metros de altitud detectamos algunos fallos en
los motores de la nave, le costaba mantenerse en posición vertical y fue
tomando horizontalidad poco a poco. Decidimos dar un rodeo sin salir de la
Tierra hasta comprobar que todo estaba bien. Sobrevolábamos el Pacifico
cuando comenzaron a estallar diferentes aparatos y la nave conectó sola el
piloto automático. Nada más salir de la Tierra hicimos uso del sistema de
evacuación de naves, pero por desgracia no funcionó. Tuvimos la gran suerte
de darnos de bruces con un satélite del cual soy incapaz de precisar
posición. En el aterrizaje la nave quedo destrozada completamente y varios
compañeros murieron. Una nave escoba de la Federación de Planetas Federados
nos rescató y aquí estamos hoy.
- Por fin sirve de algo la FPF -comenta un periodista graciosillo sentado al
fondo de la sala.
Se escuchan algunas risas apagadas.
- Ahora si lo desean los astronautas responderán a sus preguntas -interviene
un portavoz de la AME.
Acto seguido a las palabras se alzan manos de periodistas ansiosos por saber
más sobre lo ocurrido. El secretario de organización de eventos de AME
marketing da la palabra un periodista alto y de pelo cano.
- Zinedine Cisse, de France 1. ¿Cómo han sobrevivido este tiempo ahí fuera
si el accidente se produjo nada más despegar?
- Ah... -pensando una respuesta.
- Bien, pues resulta que la nave se llevo un golpe lo suficientemente fuerte
como para inhabilitarla pero a través de las grietas que se formaron en la
chapa pudimos acceder a su interior para tomar las reservas de alimentos y
nutrientes -dice Pacheco que al terminar de hablar sonríe pícaro a
Alexandre.
Chris niega con la cabeza. Otro cronista se pone en pie.
- Si, buenas. Soy Federico Apezarena de Radio Capitalista COPE,
España -solemne en la presentación- Me gustaría que contase Salvador que
pasa por la cabeza del primer astronauta español que viaja al espacio bajo
la tutela de la AME cuando ve que todo se va al garete.
- Supongo que lo mismo que sentí cuando el Valencia perdió la ultima final
de copa contra el Madrid en Nuevo Mestalla -bromea para provocar de nuevo la
risa de la prensa-. No, realmente es algo frustrante, un proyecto que ocupa
meses de nuestras vidas tan solo en prepararlo e idearlo correctamente y que
a nada de haberse comenzado a materializar se desmorone es... doloroso.
Satisfecho con la respuesta el español asiente con la cabeza y vuelve a
tomar asiento. A su vez otro corresponsal se pone en pie. Americana y
pantalón de pinza. Agenda electrónica con pantalla táctil en mano.
- Ante todo enhorabuena por haber logrado regresar y mi más sentido pésame
por la muerte de vuestros compañeros. Vladimir Tpes de Transilvana
Holovision. ¿Cómo fue el momento en que salís de la nave, os dais cuenta de
la situación y veis a algunos compañeros muertos? Espero que no sea una
pregunta demasiado complicada.
Alexandre abre la boca para responder pero Chris se le adelanta.
- ¿Esta su madre bien? -adoptando pose chulesca.
El periodista asiente boquiabierto.
- Pues espero que... -se ve tapado por otra voz.
- Imaginese. Creo que no hace falta dar demasiadas señas ¿no? -tapando a
Chris.
Asiente con la cabeza.
Las preguntas de los periodistas son múltiples. La rueda de prensa iniciada
a las 10 de la mañana concluye prácticamente tres horas después en las
cuales las dudas de la prensa y la opinión publica se ven resueltas por boca
de los astronautas convertidos en héroes internacionales.
Cinco días después.
Hospital de Reus, Tarragona (España)
La habitación está poco iluminada lo que le confiere un ambiente más penoso
si cabe. Una mujer de cabello rojizo esta estirada en una camilla cubierta
con sabanas blancas, aspecto sereno y los ojos cerrados. Tiene magulladuras
en varias partes del cuerpo y esta conectada a un par de maquinas
electrónicas.
La droide enfermera permanece allí de pie en estado de reposo esperando a
que la paciente necesite cualquier cosa para activarse y cumplir su función.
Tiene registrados en su memoria los horarios de medicación de la joven.
Fuera, sentado en un banco del pasillo Salvador Pacheco, que de vez en
cuando se ve incordiado por algún niño que libreta en mano hace deseo
expreso de obtener un autógrafo. Casi sin mirar estampa una firma allí donde
se la requieran sin dejar de mirar al suelo. Su cuerpo experimenta sensación
de cansancio general, sus ojos se adornan con ojeras y llanto que mueren en
el borde de la cara tirado hacia arriba por el gesto permanente de morder el
labio inferior hasta hacerlo sangrar.
La camisa azul remangada y la corbata apoyada en el respaldo del banco, el
paquete de tabaco en la mano y la felicidad de vacaciones.
Por el final del corredor, alumbrados por los fluorescentes blancos que
cuelgan del techo se dejan ver Alexandre Marceu y Yuu Min. Cuando llegan a
la altura de su amigo se detienen. La china sorbe café de su vaso de
plástico y Alexandre sostiene dos. Ofrece uno a Salvador.
- Salva, no es demasiado bueno pero te sentara bien, llevas días sin probar
bocado -viendo como Yuu saca un sándwich envasado al vacío del bolso.
- No, gracias -alzando la cabeza costosamente.
Su aspecto es el de un desquiciado, un loco en estado puro.
El gabacho posa su mano en el hombro de éste.
- ¿Por qué tu te mueras de hambre y te amargues la vida ella va a curarse
antes?
- Es absurda esa pregunta y lo sabes Alexandre, sencillamente no tengo
ánimos para nada.
- La nutrición no es cosa de ánimo o desánimo. Se trata de una necesidad.
- Olvídalo jefazo, no tengo apetito.
Niega con la cabeza y mira a Yuu con gesto de tristeza.
Para sorpresa de todos aparece en el lugar un chico joven con una camiseta
de tirantes con el logotipo de Dimmu Borgir estampado y un casco de
moto-planeadora en la mano derecha. Al ver a sus amigos acelera algo el
paso. Guiña un ojo a Alexandre y a Yuu y se dirige a Salva.
- Lo siento mucho -con el expresión de dolor.
Pacheco niega con la cabeza mirando al suelo.
- Gracias Chris.
Dejando solo con su sufrimiento al catalán Christopher Adams arrastra a los
otros dos astronautas hacia un rincón.
- ¿Recordáis que cuando me contasteis todo lo que dijo el tipo que os dio
los poderes me dijisteis que contó que tendríamos que hacer frente a una
amenaza mucho mayor cuando regresásemos?
Yuu y Alexandre afirman con la cabeza.
- Creo que ya se de que puede tratarse.
- ¿De que?
- El otro día estuve en una base del ejercito de Estados Unidos para hablar
con mi padre y me comentó que hay algo extraño en una isla del Atlántico.
Que nunca habían detectado vida allí y ahora la hay. Primero pensaron que
era algún expeologo, pero no. Han sobrevolado la isla y no han visto nada.
Pero fueron más allá con los análisis. La vida no es humana. Tampoco algún
animal ni la vegetación autóctona...
Los dos astronautas miran a su compañero.
- No creo que sea ahora el momento.
- ¿Crees que nos dieron estos poderes para que nos rascáramos la entrepierna
sentados en un banco de un pasillo de hospital?
- Adams, ¿de verdad piensas que tal y como está Salva vendrá con
nosotros? -pregunta retóricamente Alexandre.
- Podríamos esperar unos días -sugiere Yuu.
- Al fin y al cabo nadie ha hablado de que vayan a hacer nada malo. Seria
echar un mero vistazo ¿no?
- Hay armamento del ejercito americano allí escondido... Por eso están tan
preocupados. Si no hay vida en esa isla porque se guardan en ella armas para
la guerra bacteriológica. Hay un alto riesgo de contraer alguna enfermedad o
envenenarse si se encuentra el bunker donde se hayan. Pero quizá alguien
desee correr ese riesgo.
Todos callan un momento. Salvador les escucha hablar aunque tampoco presta
demasiada atención.
- Por cierto... ¿qué tal está tu padre Alexandre?
- Bien, va mejorando. Tan solo fue un pequeño susto -encogiendo la nariz.
- ¿Ha dado muchas vueltas a nuestra aventura espacial la prensa francesa?
- Los primeros días, luego se calmó mucho la cosa.
- En Estados Unidos estamos ya acostumbrados a estas cosas, duró dos días la
conmoción.
Salvador se pone en pie y se acerca a sus compañeros. Todos lo miran.
- ¿Ocurre algo Salva? -pregunta Alexandre.
- Vamos...
- ¿A dónde? -dice Yuu extrañada.
- A esa maldita isla -frotándose los ojos- vamos.
- Esa isla puede esperar Salvador.
- Si luego sucediese algo... no me lo perdonaría... al fin y al cabo... yo
no hago nada aquí... nada... -se muerde los labios intentando reprimir
nuevas lágrimas.
- ¿Estas seguro? -pregunta el gabacho.
El astrofísico español asiente con la cabeza mientras recoge su pelo en una
coleta.
- Bien. Llamaré a mi padre y le diré que nos incluya en el contingente
militar que va a partir hasta la isla en dos días. Mañana cogeremos un avión
hasta Nueva York. De allí saldremos.
Todos asienten.
La motora lleva una pequeña bandera de Estados Unidos con 51 estrellas sobre
fondo azul. Todos los pasajeros visten el uniforme de camuflaje de la
marina, gris, negro y blanco. Chris Adams carga su fusil de asalto. Mira a
sus compañeros.
- ¿Sabéis como funcionan? -riendo al ver a Alexandre y Salvador.
Yuu carga el suyo de un golpe seco y pone el seguro. Apunta con el cañón a
Christopher sonriendo levemente.
- ¿Lo dudas?
El mar se abre calmado con el paso de la lancha del ejercito. Las olas
rompen contra la superficie de la embarcación salpicando en varias ocasiones
a sus tripulantes. No tarda en alcanzar la velocidad de 400 km/h que la
lleva casi a ras del mar haciendo que la superficie plana de la barca y el
agua dejen de estar en contacto a momentos.
La estatua de la libertad se perdió tras de ellos ya hace mucho y el timonel
comprueba en el radar junto al motor si el rumbo es correcto. Sobre una
carta marina un let rojo los representa a ellos dirigiéndose hacia la isla.
Asiente con la cabeza.
Adams está a su lado. Se miran.
- Llegaremos en unas 5 horas cabo Adams.
- Bien -complacido.
El viento peina su cabello que danza de un lado a otro sin control alguno.
Su mirada se pierde en ningún lugar sin entrar ni salir, sencillamente allí
está, aguardando algo, noticias tal vez, noticias que no llegaran de ningún
modo allí donde se encuentra. Siente una mano en su hombro que lo devuelve a
la vida. Al girarse, su mirada turbia se encuentra con los conciliadores
ojos de Alexandre Marceu.
- ¿Te encuentras bien Salva?
- Si... -miente- eso creo.
- ¿Pensabas en ella?
Asiente con la cabeza.
- Es normal, pero intenta no hacerlo. Decidiste venir, no te tortures por
ello. Supongo que yo actuaría igual que tú pero no puedo evitar decirte
esto.
- Gracias Alexandre -vuelve a girarse.
El francés niega con la cabeza.
- ¡A ver, los astronautas, venid aquí! -grita el capitán de la expedición
junto al motor.
Los cuatro acuden a su presencia.
- Realmente no se que narices pintan ustedes aquí salvo el cabo Adams.
Limítense a hacer lo que hayan venido a hacer y procuren no estorbar
nuestras labores. ¿Entendido? Si alguno de ustedes incordia lo enviaré a
casa de una patada en el trasero.
Chris ríe a escondidas mirando a sus compañeros, a las espaldas del capitán.
Se gira y éste detiene su expresión de juerga.
- Confío en usted cabo Adams para que cuide de que ninguna de estas
señoritas se interponga en nuestro trabajo.
- Así será capitán Dugan.
- Espero que sepan como manejar los fusiles láser.
- ¿Qué cree que somos? ¿Muñecas Barbie? -dice Yuu indignada.
El militar ríe. También lo hace Adams pero sus sonrisas se dibujan por
diferentes motivos.
EL CORREO FANTASTICO
Terminado está el numero 5 de esta colección. Como siempre deseo y espero que hayáis disfrutado de su lectura. Aquí tiene inicio la segunda saga de los 4efe 2055 titulada La isla de la sangre infectada. Espero que os gusten los acontecimientos venideros así como la introducción que supone este número a ellos.
Avanzaros también que muy posiblemente en septiembre se produzca el lanzamiento de Spiderman 2055 y el de Motorista Fantasma 2055.