Atrévete a adentrarte en las Calles de Gotham, donde se cuentan historias entre susurros que profundizan en Tierra – 5, el mundo de Batman: La Leyenda.
#4 – Cuando Bruce encontró a Linda
Por David Guirado
Co-argumentista y portada: Cristian Cobo
Fecha de publicación: Mes 170 – 6/12
Héroes. Son esas personas que desinteresadamente se dedican a ayudar a los demás, sin importarles el coste y las perdidas personales que tienen que soportar y lo dan todo por el bien. Esta es la historia de cómo dos de ellos, pese a provenir de diferentes mundos, se encontraron, se conocieron y, pese a lo diferente de sus métodos, ambos al acabar el día, continuaron siendo héroes.
El Joven Bruce Wayne, estaba poniéndose su uniforme de Batman cuando su mayordomo, Alfred Pennyworth, irrumpió en su habitación.
– ¿Qué es lo que se cree que está haciendo, Amo Bruce?- preguntó el mayordomo.
– Alguien tiene que investigar que era esa extraña criatura que nos ha atacado hace un rato, Alfie, Y ese alguien muy bien puedo ser yo- respondió Bruce, mientras se colocaba su capucha de Batman. (1)
– Si sigue vistiéndose de murciélago, va a acabar haciendo que lo maten- contestó Alfred.
– Si no sigo vistiéndome de murciélago, van a acabar matando a alguien- argumentó Batman mientras abría la ventana de su habitación.
El mayordomo agachó la cabeza con desaprobación mientras que su señor saltaba por la ventana, decidido a recorrer las calles de Gotham en busca de respuestas.
Linda Kent se sentía muy desorientada. Mientras volaba por los cielos de Gotham se había dado cuenta de una cosa: ese no era su hogar. Por la reacción de la gente, estaba claro que jamás habían visto a nadie como ella. Oh, claro, en su mundo de origen no es que fuera el pan de cada día el ver a chicas ataviadas con un uniforme ajustado de color verde volando, pero sí que existían precedentes claros de metahumanos, como es el caso de la JSA, los cuales se hicieron mundialmente reconocidos.
Pero, definitivamente, el instinto de Linda le indicaba, que ese sitio no era su casa. Tan sólo tenía la esperanza de que ese misterioso chico con el poder de abrir portales, estuviese por allí y le ayudase a volver a su mundo.
Eso sí, la jovencita de acero se había prometido a si misma que no dejaría libre a Kogix, el misterioso ser con el que ella y Abin Sur habían estado peleando. Era una criatura demasiado poderosa como para dejarla libre. (2)
– ¡¡Me cago en mi vida!!- exclamó Franchesco Monaguigui, lamentándose de su mala suerte, algo que ya era característico de él.
– Lo siento, apenas tuve tiempo de hacer nada- se disculpó Mary Fattower, la nueva ayudante personal de Monaguigui.
Al contemplar el angelical rostro de la chica, Franchesco Monaguigui se lamentó profundamente de sus amargas quejas e intentó arreglar inmediatamente la situación.
– No pasa nada. Por lo menos estabas delante cuando esa misteriosa chica capaz de volar apareció de golpe y porrazo- se excusó con falsa modestia Monaguigui- Por muy increíble que me parezca que sea capaz de existir algo así. No término de concebir como cosas así son posibles, pero debemos de usarlo para nuestro favor.
– Ya he puesto en movimiento a todos los hombres que tiene repartidos por Gotham. Una chica con esas… habilidades y vestida con ese traje verde tan llamativo no pasa precisamente desapercibida- comentó Mary.
– Te me has adelantado. Localiza a esa chica, Mary. Localízala. Gracias a ella, Batman pasará a ser historia- se regocijó Franchesco. Ante el mero pensamiento de imaginarse a su enemigo reducido a pulpa, se le caía un asqueroso hilo de baba de su eternamente abierta boca.
Batman estaba patrullando por la ciudad, balanceándose por los tejados en busca del ser que les atacó a él y a Alfred, cuando recibió una llamada telefónica del comisario Gordon.
– ¿Puede repetirme eso que me ha dicho, Comisario?- le preguntó Bruce, incapaz de creerse lo que Gordon le acababa de anunciar en su llamada al móvil.
– Comisario, pero es que eso es imposible- insistió Batman al repetirle el mensaje el Comisario.
– Con todos mis respetos pero, ¿ha bebido?- prosiguió Bruce Wayne preguntando, tras escuchar el disparate que el contaba el Comisario.
En verdad, costaba mucho de creer que una chica ataviada con un uniforme verde apareciera de la nada y se marchará volando.
– Está bien, si lo han dicho tantos testigos, algo de cierto tiene que haber. Aunque me parece que tiene que ser algún tipo de alucinación colectiva- accedió Batman a investigar el asunto de esa misteriosa chica, dejando aparcada temporalmente su búsqueda de respuesta acerca de ese monstruo que había atacado la Mansión Wayne.
Ya se había quedado atónito cuando ese misterioso ser hizo acto de presencia hacía apenas un momento, para luego desaparecer repentinamente tras ser fácilmente derrotado. El que ahora le dijesen que una chica era capaz de aparecer como de la nada y poder volar, así sin más era algo que se le escapaba por completo. Fuese un bulo, una alucinación en masa o cualquier clase de truco, eso era algo digno de investigarse.
Linda Kent proseguía su vuelo a por encima de los tejados a supervelocidad. Aquellas personas que acertaban a mirar arriba apenas veían un manchurrón verde casi invisible a la vista. La chica no tenía demasiado claro que hacer, ya que había pegado tres vueltas a Gotham y no había encontrado ni rastro de Kogix.
– Bueno, es hora de expandir mi búsqueda y alejarme de esta ciudad- se dijo a si misma la chica de acero.
Cuando se disponía a marcharse, escuchó con su superoído, a poca distancia de donde ella se encontraba, como un nervioso atracador se aguardaba ansioso a alguna futura víctima.
Detrás de un callejón, a plena luz del día, un joven con aspecto de drogadicto no paraba de juguetear con una pistola, esperando que alguien pasase por allí. Al escuchar pasos, el atracador no dudo en apuntar con su arma a una pareja que cruzaba por allí: Los Wayne.
– ¡Dadme todo lo que llevéis encima o no respondo!- ordenó el atracador.
La cara de perplejidad de Thomas Wayne era digna de enmarcarse.
– No me lo puedo creer. ¿Otra vez un atraco en un callejón?- musitó incrédulo el millonario. (3)
– ¡Qué te calles, hijoputa! O me das lo que te pido o despídete de respirar- amenazó el criminal.
– Será mejor que hagas lo que te pide, querido. Ya nos lamentaremos luego de que siempre seamos el blanco idóneo de los señores atracadores- intervino Martha Wayne.
– Así me gusta, haz caso a tu señora, que sabe lo que se dice. Hacer otra cosa sería del género imbécil- replicó el atracador.
En esos momentos, Linda Kent bajó a supervelocidad de las alturas y descendió interponiéndose entre el atracador y la pareja de millonarios.
– Dios Santo, esa chica ha bajado del cielo- balbuceó Martha.
– ¿Hay algún problema por aquí?- preguntó una pizpireta Linda.
El atracador dejó de apuntar a los Wayne y empezó a rascarse incrédulo la cabeza.
– Creo que aún me duran los efectos de mi último colocón- murmuró el atracador.
Linda Kent dirigió una mirada a Thomas.
– ¿Estaban siendo víctimas de un atraco?- preguntó innecesariamente la joven vestida de verde.
– Si, si- contestó un titubeante Thomas Wayne, acertando apenas a juntar dos tristes letras, de lo alucinado que estaba al encontrarse con una chica voladora.
– Eso pensaba yo- manifestó Linda.
La jovencita de acero empezó a caminar hacía el criminal, a paso lento, como desafiándolo.
– ¡Alto o disparo!- desafió el atracador.
Linda Kent sonrió. En apenas un parpadeó, la chica le arrebató la pistola a supervelocidad, sin que ni siquiera este se percatara.
– ¿Con qué?- se jactó mostrándole al criminal su arma en la mano.
El ladrón abrió su boca del asombro. Todo eso debía ser fruto de su imaginación.
– Por cierto, estás detenido- le anunció mientras le dejaba KO, derribándolo con apenas chasquear dos dedos con suavidad en la cara del atracador.
No mucho después, el Comisario Gordon telefoneo de nuevo a Batman, quien proseguía su patrulla a lo largo y ancho de Gotham.
– Comisario, aún no he podido localizar a esa chica. ¿Cómo qué acaba de detener a un ladrón?- respondió Bruce a la llamada.
En aquellos momentos, Batman sintió que las cosas se le escapaban de las manos y que todos los acontecimientos ocurrían siendo él un mero títere que no podía controlar nada.
– ¿Cómo dice? ¿Qué ha salvado a los Wayne y qué ahora mismo se encuentra en comisaria?- musitó rápidamente Batman- Ahora mismo voy hacia allá.
Mientras se balanceaba en dirección a la Comisaria, Bruce Wayne no pudo evitar pensar en que el destino había puesto en peligro de nuevo a sus padres… para después salvarlos otra vez. Es como si hubiese una peligrosa tendencia a que los Wayne se viesen inmersos en situaciones de riesgo.
En el despacho de Franchesco Monaguigui situado en las Fat Towers,
– Confirmado, jefe- aseveró Mary Fattower- El objetivo ha sido avistado entrando en Comisaria.
-Mmmm- murmuró Monaguigui mientras miraba el escote a su ayudante personal- No es precisamente un sitio en el que me sea muy agradable acudir, Mary.
– No se preocupe, yo estoy libre de antecedentes penales y demás. Yo rondaré por los alrededores y estaré lista para intentar captarla para nuestro bando- respondió Mary.
– Como siempre, te felicito por tu audaz iniciativa. Que diferente eres de la siempre sarcástica Trizia Goblin- comentó Monaguigui.
– Ella no sabía apreciar lo bueno- respondió la ayudante de Franchesco, mientras pasaba provocativamente sus dedos por la comisura de los labios de Monaguigui.
Una sonrisa de satisfacción recorrió el rostro del criminal, mientras aventuraba que esa noche tendría un sueño húmedo.
Batman se apresuró a llegar a Comisaria, donde Renée Montoya le esperaba en la puerta.
– ¡Renée! He llegado lo más rápido que he podido. ¿Cómo se encuentran los Wayne?- preguntó un preocupado Bruce Wayne.
– Oh, ellos están bien. Apenas han presentado su declaración se han marchado. Me preocupa más la chica que tenemos ahí dentro- respondió Renée.
– Entonces, ¿es real esa muchacha?- quiso saber Batman.
– Ya lo creo, como la vida misma. Debe de serlo, con ese tipazo que tiene… Además he notado que ella también me ha mirado, así que creo que ella también entiende…- se desvió Montoya de la conversación.
Batman se quedó un momento callado, contemplando fijamente a Renée Montoya.
– Bueno, creo que este no es el momento de hablar de las preferencias sexuales de nadie- interrumpió Bruce.
– Por supuesto- respondió la chica- El mismísimo Comisario Gordon la está interrogando en su despacho.
Muy decidido, Batman se dirigió hacia allí, dispuesto a obtener respuestas.
Mary Fattower estaba con el coche aparcado en un callejón cercano a la Comisaria de Policía. No cesaba de vigilar la entrada del edificio mientras aguardaba alguna novedad que proporcionarle a Franchesco Monaguigui.
De sopetón, un portal de luz verde se abrió delante suya, como de improviso. Aquello le recordó inmediatamente a la situación vivida con la aparición de esa misteriosa rubia vestida de verde.
Sin poder pararse a meditar nada más, vio que un chico joven, con pinta de adolescente desgarbado, salía de él. Al asomar la cabeza, Mary vio que era su oportunidad de oro para obtener ciertas respuestas.
– ¿Dónde estoy?- balbuceó al vacio el misterioso joven, no siendo apenas consciente de donde se encontraba o de la presencia de Mary.
Mary Fattower se acercó a él. Miró rápidamente a los lados, asegurándose de que nadie más aparte de ella había visto la llegada de ese joven.
– Estás en Gotham- respondió fríamente Mary.
Era esencial no dejarse llevar por los nervios que le provocaba haber contemplado la surrealista escena de la aparición de aquel bicho raro, y la ayudante personal de Monaguigui iba a saber interpretar su papel.
– ¿De qué Tierra?- preguntó el chico.
Aquella pregunta dejó perpleja a Mary, quien prefirió cambiar inmediatamente de tema.
– ¿Conoces a una chica vestida de verde que es capaz de volar?- masculló.
El chico abrió los ojos al máximo.
– ¡¿Dónde está?!- se exaltó inmediatamente el adolescente- ¡Tengo que encontrarla!
– Yo puedo ayudarte con eso. Pero antes, quiero que hablemos de ti…- susurró Mary Fattower, casi a la oreja del adolescente, quien sintió un escalofrió recorriéndole la nuca.
Batman estaba muy nervioso. Al fin y al cabo iba a conocer a una chica que era sumamente distinta a todo lo que había visto hasta el momento. No tenía ni idea de a quién iba a conocer.
Linda Kent estaba muy desconcertada. Aquella Tierra no era la suya. Tan sólo deseaba poder encontrar a Kogix, destruirlo y regresar a su mundo. No tenía ni idea de a quién iba a conocer.
Bruce abrió con firmeza la puerta del despacho del Comisario Gordon, mientras que Linda, se levantó de su asiento al percatarse que se había movido el pomo.
Cuando Batman entró a la habitación, se quedó mirando fijamente a Linda Kent. Era una chica de físico espectacular, con una larga cabellera rubia. Le llamo inmediatamente la atención el uniforme verde, con un antifaz del mismo color, que la jovencita portaba.
Linda se quedo extrañada de encontrarse frente a frente con un hombre ataviado con un traje de murciélago. No era tan extraño comparado con la apariencia de su amigo Abin Sur o de muchos de los miembros de la JSA, pero aún así no podía de evitar pensar que, a simple vista, ese muchacho tenía algo que le llamaba la atención.
Tras un instante que parecía eterno, como congelado en el tiempo. Ambos jóvenes se decidieron a presentarse.
– Soy Batman- pronunció reticente Bruce, no sabiendo si dar dos besos a la chica o la mano.
– Yo soy Lin…- empezó a contestar la chica de acero cuando se dio cuenta de que había estado a punto de soltar su identidad secreta- Puedes llamarme “L”.
“L” era el primer nombre que se le había ocurrido a Linda como tapadera, pero serviría. Ambos héroes se quedaron mirándose a los ojos el uno al otro, hasta que finalmente Batman se decidió y le dio la mano a la chica, quien le devolvió el saludo con gusto.
Ninguno de los dos tuvo prisa en dar por finalizado el saludo, quedándose ambos con la mano cogido durante lo que pareció un largo periodo de tiempo. James Gordon, pensó que quizás ambos estaban evaluándose el uno al otro.
– Batman, ahora que os conocéis, te encomiendo a que des una vuelta por ahí con… “L”- rogó el Comisario Gordon- Las declaraciones que ha hecho esta chica son cuanto menos… peculiares. Como no está acusada de nada, es libre de ir donde quiera, por muchas habilidades especiales que haya mostrado. Pero me quedaría más tranquilo si ella te pusiese al corriente.
– Será un placer, Comisario- respondió Bruce no importándole en absoluto conocer mejor a aquel bellezón.
Linda Kent se giró hacia el Comisario y se despidió de él con la mano.
– Ha sido un placer conocerle- dijo educadamente la chica, antes de abandonar el despacho junto a Batman.
Ni Bruce ni Linda se dijeron nada mientras se dirigían a la salida de la Comisaria. Cuando la jovencita de acero y Renée se cruzaron, la primera le miró de reojo la parte trasera, cosa de la que se percató la agente de policía.
– Sabía que a esta extraña jovencita también le molaban las tías- musitó para si misma Renée Montoya.
Mary Fattower estaba conduciendo su coche, llevando a ese adolescente en el asiento de al lado. No era exactamente lo que Franchesco Monaguigui le había encomendado, pero estaba segura de que le iba a ser de provecho.
– ¿Dónde me está llevando, señorita?- preguntó el desorientado joven, quien empezaba a ser más consciente de sus actos.
– A un sitio en el que podrás conseguir ayuda- respondió Mary- Dime, ¿cómo hiciste lo de los portales?
– ¿Por qué debería confiar en ti?- contestó el joven.
– Quizás porque te estoy ayudando a buscar a tu amiguita- mintió Mary. Si hubiese querido ayudarle, hubiese permanecido cerca de la Comisaria.
– Mi nombre es Joe Bendis- contestó el chico. (4)
– El mío es Mary. Y ahora que nos conocemos, puedes confiar en mi. Sobretodo si eso significa poder encontrar a tu amiga.
Joe Bendis se quedo pensativo por un momento. No conocía de nada a esa señorita, pero estaba perdido en un lugar extraño y necesitaba a alguien si quería encontrar y traer de vuelta a su recién conocida aliada.
– Todo empezó cuando encontré esta piedra verde….- empezó a decir Joe mientras sacaba de su bolsillo un trozo de Kryptonita.
Batman y “L” iban caminado por las calles de Gotham, siendo observados por los viandantes que circulaban a su alrededor.
– Así que Batman, ¿eh?- preguntó Linda.
Bruce asintió con la cabeza.
– ¿Y qué habilidades tienes? ¿Vuelas, te transformas en murciélago?- preguntó la jovencita de acero.
Batman la miro con cara de asombro.
– ¿Lo dices en serio? Sí, lo estas preguntando de verdad. Lo noto en tu mirada- contestó Bruce.
– Esa respuesta me basta y me sobra para darme cuenta de qué no tienes poderes- sentenció Linda.
– Así es. ¿Tú no eres de por aquí, verdad?- observó Batman.
– Ni de esta Tierra, ni siquiera de este planeta- parloteó Linda, aunque al instante se percató de que quizás estaba hablando demasiado ante un desconocido- Sino tienes poderes, ¿qué haces con ese uniforme?
– He entrenado durante toda mi vida para tratar de evitar toda clase de tragedia respondió Bruce.
– Si, si. Pero estas dando rodeos. Quieres decir que te vistes con ese traje de murciélago para enfrentarte con tipos que te podrían hacer papilla en un abrir y cerrar de ojos? Hacen falta bemoles para pelear con tipos superpoderosos sin ninguna habilidad especial- concluyó Linda.
– Te estás quedando conmigo, chica. Me parece que no me has entendido. Nadie tiene poderes. Ni yo, ni los tipos con los que me enfrento. Me parece que estás alucinando- respondió Bruce.
Linda se quedó boquiabierta.
– ¿Nadie tiene poderes?- insistió la jovencita de acero.
– Nadie. Pese a lo que me ha contado Gordon, empiezo a pensar que tú estás alucinando.
– Ahora te hare alucinar de verdad- sonrió Linda- Necesitó que me des la mano.
Bruce asintió y alargó la mano, acercándola a “L”. Para sorpresa de Batman, cuando la adolecente uniformada le agarró la mano, ambos empezaron a elevarse, alzándose por encima de los edificios de la ciudad. Naturalmente, la gente no cesaba de contemplar incrédula esa escena.
– Lo estás haciendo de verdad. ¡Estamos volando!- exclamó un asombrado Batman.
Linda Kent sonrió y la pareja de héroes proseguía surcando el cielo de Gotham.
– ¿Sigues creyendo que esto es una alucinación?- sonrió de nuevo “L”.
– No sé muy bien que pensar. Aún no terminó de asimilar esto que estamos haciendo. Es increíble…. Nunca pensé que algo así pudiese ser real- se sinceró Batman.
– Aún hay más. Tengo superfuerza, supersoplido… y más poderes que voy descubriendo día a día- comentó Linda, divirtiéndose a consta de lo asombrado que parecía Batman.
– Eso tampoco es una broma, ¿verdad?- comentó Bruce Wayne- No, tampoco lo es. ¿Cómo es posible este milagro?
Linda Kent tragó saliva un instante. No sabía si confiar o no en aquel desconocido pero su instinto le decía que ese tal Batman era alguien de confianza.
– En realidad, no soy de por aquí. Vengo del Planeta Krypton. Siendo un bebe llegue a la Tierra, donde mi fisiología kryptoniana ha reaccionado al sol rojoy me ha dado esas habilidades- confesó “L”.
La cara de Batman era todo un poema. No había escuchado tamaña fantasía en toda su vida.
– ¿Puedes dejarnos en ese tejado?- le pidió el Caballero Oscuro.
Linda aterrizó en un tejado cercano. No sabía que pretendía Batman. Quizás había sido un error revelarle su origen alienígena.
– Yo no tengo poderes. Soy tan sólo un hombre que ha entrenado su cuerpo y su mente hasta el límite. Hace años, estaba yendo al cine con mis padres. Cuando de pronto un hombre armado con una pistola nos intentó atracar. Todo parecía perdido cuando el ratero sacó una pistola. Veía todo perdido, la muerte iba a llegar inminentemente. Pero de pronto una figura enmascarada, un cruzado con capa, salió de entre las sombras, reduciendo al atracador.
Batman se tomó una pequeña pausa antes de contar el resto de su historia.
– Esa noche, aprendí lo que era la muerte. Y que está se podía evitar al menos temporalmente, y fruto de un sentimiento de gratitud hacia ese ser alado que nos había salvado la vida, me entrene durante diez años para poder asumir su identidad- confesó Batman.
Linda se quedo sorprendida de que alguien que carecía de cualquier clase de poder se mostrase tan motivado.
– Te he contado todo eso, porque quiero que sepas que puedes confiar en mí, al igual que tú lo has hecho al contarme eso de que eres una alienígena. Por muy increíble que sea, no puedo evitar notar que estas confiando en mí. Quiero ayudarte y quiero ser digno de tu confianza- argumentó Batman.
– Lo que te he contado antes es cierto. Hace años que llegue a la Tierra y mientras he ido creciendo, he ido descubriendo en mi ciertas habilidades- repitió Linda- Sé que suena difícil y más si nunca has visto a nadie como yo, pero es cierto.
– Te creo, por imposible que sea, te creo. Y necesito saber una cosa. ¿Cómo has llegado hasta aquí? Me ha parecido entender que no eras de esta Tierra, no únicamente en el sentido de que eres extraterrestre, sino de que me quieres decir algo más- comentó Batman.
Mary Fattower aparcó el coche, una vez hubo llegado a su plaza de aparcamiento en las Fat Towers.
– Todo lo que me has contado suena increíble- comentó Mary a Joe Bendis.
– Ahora, lo que necesito es poder encontrar a esa chica con poderes, a ese monstruo de Kogix y volver a mi casa- deseó el chico.
Mary y Joe Bendis se dispusieron a subir por un ascensor, desde el parking, hasta las plantas superiores. La ayudante personal de Franchesco Monaguigui permitió que el adolescente pasase primero al ascensor, y una vez lo hubo hecho saco sigilosamente su pistola.
De un golpe seco y contundente con la culata de su arma, dejo inconsciente a Joe Bendis. Con avidez, rebusco en los bolsillos del chico, apoderándose de la piedra verde que este le había mostrado antes.
– Lo siento, chico, pero si alguien debe tener esas habilidades misteriosas que tienes, esa soy yo- musitó Mary guardándose la piedra en el bolsillo.
Al instante de agarrar la Kryptonita, los ojos se le volvieron de color verde y la chica sintió unas convulsiones. Involuntariamente apretó sus puños debido a esos espasmos, reduciendo la pistola que llevaba en la mano a añicos.
– Wow, menuda historia que me acabas de contar- comentó Batman-. Confió en tus palabras, pero no puedo evitar sentir que esto me parece como un sueño. Hasta hace nada me veía las caras con gente como el Segador o Monaguigui, no sabía nada de monstruos superpoderosos como ese Kogix que mencionas.
– Así es mi vida- se resigno “L” encogiéndose de hombros- ¿Qué pasa nunca has leído novelas de ciencia ficción como John Carter?
– No tengo ni idea de a qué te refieres. Yo era más de Sherlock Holmes- respondió Bruce- Ahora centrémonos en este asunto. Hace poco me encontré con un ser que se parecía a ese Kogix que me has mencionado, aunque ni de lejos me pareció alguien superpoderoso. De una mera patada acabe con él. (5)
– Creía que habías dicho que por aquí no había gente con superpoderes- musitó Linda.
– Tú eres la excepción que confirma la regla. Además, lo de ese bicharraco también me parece un sueño- contestó Batman- Aunque, insisto, me resultó muy fácil vencerle. En fin, ahora lo prioritario es encontrar a ese tal Joe Bendis, para que puedas volver a tu hogar.
Linda Kent se sintió embriagada de determinación al escuchar las valerosas palabras de Batman.
– Mmm por lo que dices, Kogix ya no será un problema y puedo estar tranquila al saber que ese monstruo ha sido destruido. ¿Alguna idea de dónde empezar a buscar a Joe Bendis?- preguntó la jovencita de acero.
– Ya lo creo. Volvamos a Comisaría- ordenó Batman.
REFERENCIAS A NÚMEROS ATRASADOS
1.- ¿Acaso no has leído el Batman: La Leyenda Nº 15?
2.- ¿Sigues la serie de Elseworlds: Supergirl de Action Tales?
3.- Además del ya mítico atraco del Batman Nº 500 USA, los Wayne fueron recientemente asaltados en los números 11 y 12 de Batman: La Leyenda.
4.- ¿A qué os suena de recientes números de Supergirl?
5.- Si, señores en el Batman: La Leyenda Nº 15.
CARTAS CALLEJERAS:
Hasta aquí la primera parte propiamente dicha del cruce entre Batman: La Leyenda y la Supergirl de Action Tales. Esperamos que haya sido de vuestro agrado.
La historia consta de las siguientes partes:
– Batman: La Leyenda Nº 15 (Prólogo) En Mayo en DCtopia.
– Elseworlds Supergirl Nº 32: (Prólogo) En Junio en AT.
– Batman: Leyendas de las Calles de Gotham Nº 4 (1ª parte) En Junio en DCtopia
– Supergirl Annual Nº 1 (2ª parte) En Julio en AT.
Por si fuera poca, recordad que encima este relato guarda relación con el evento “Armaggedon 2012”, el cual se está desarrollando actualmente en las páginas de Titanes, Spoiler y Flash, ¡casi nada!
Recordad que podeis leer la siguiente entrega de este histórico cruce, el primero en la historia de Action Tales y DCtopia, el mes que viene, en el Supergirl Annual Nº 1 de Action Tales.
Lo que siempre os digo: podéis enviar vuestras dudas, comentarios, impresiones, dudas, ruegos, preguntas y cheques en blanco al portador a davidguiradoalzira@hotmail.com o bien podéis visitar el grupo de facebook de Marveltopia.
¡Leídas las dos partes del crossover!
Mezclas dos universos tan distintos, que lo mejor es la reacción de los protagonistas. Tanto Linda como Bruce son creíbles en su papel.
¡Espero la conclusión el mes que viene!
Pingback: Batman: La leyenda #15 - MarvelTopia