ULTIMATE LOBEZNO #4
Noche del alma V
Guión:
Kleinsberg
PORTADA: Unos ojos refulgen con intensidad impía. Es la mirada del que sabe que la verdad no está en la vida.
Mi mente es un horror de sangre y tinieblas. Mi espíritu un desgarro y un
error del destino. Habito un aullido sombrío. Existo maldito en una agonía.
Mi nombre es Atroz1
Frente a mí, poder. Poder encarnado en un ser que se hace llamar el Hombre
de los dones. Sólo yo lo percibo como en verdad es: vasto y terrible como un
mundo.
No hace mucho rasgó la realidad y nos trajo, a mi sangre y a mí hasta esta
realidad, cruzando un puente de tiempo que es a la vez un cuerpo enfermo y
maltrecho. Un cuerpo al que hombres cuidaban y llamaban muchacho de los
relojes. Un nombre tan estúpido como cualquier otro, un nombre del que no es
consciente, pues sólo el dolor le otorga conciencia de sí y dominio sobre su
poder. Y esta noche, nosotros le hemos concedido dominio en abundancia, y no
creo que llegue a ver un nuevo día... Pero el muchacho no importa, esta
noche ni siquiera el Hombre de los dones importa. Sólo Lobezno importa.
Ocultos hemos asistido al apogeo de la locura de Lobezno. El Hombre de los
dones, Víctor Creed, mi sangre y yo presenciamos la definitiva resolución
del conflicto en la mente maltrecha de Lobezno. Vimos sus garras aniquilar a
la mujer al tiempo que se ensartaba a sí mismo, presa del más bello de los
delirios. Lobezno vive todavía. Y sanará. Y ahora que Susan ha muerto ya
nada comparten Lobezno y Creed, la cadena de deseo y amor que los unió se
rompió por el eslabón central. Y ahora el Hombre de los dones puede tomar
algo de Lobezno y ofrecerlo en recompensa a Creed.
Pero ahora es la mujer quién nos ocupa. Hay algo que hacer en un último
estertor. El Hombre de los dones me habla:
- Atroz. Necesitamos que el chico vuelva en sí, necesitamos su poder por vez
última. Tranquilo Creed, tú más no debes hacer, su cuerpo está demasiado
maltrecho, no puede resistir más castigo. Atroz se encargará. Enigma, que la
mujer siga viva un segundo más. Así...
Poso mi mano en la cabeza sudorosa y agitada del chico, luego hundo una de
las púas metálicas que enguantan mis manos en una herida de mi cuerpo, no
una cualquiera de las decenas que bañan mi carne... elijo una de las más
bellas y trabajosas, hurgo en ella rasgando costillas y pulmón. La plenitud
del dolor me inunda y me trae paz... y yo, generoso, transmito ese dolor y
esa paz al muchacho.
Sacudo la cabeza lacabezalacabeza es la hora de la pastilla no me la he
tomado no sacudo la cabeza casacasi había llegado a infinito. Duele duele
dueleduele. Sé que debo hacer.
El Hombre de los dones me habla:
- Contempla, aquí el tiempo se vuelve espacio.
Antes de su último aliento, un haz de vida es arrancado a Susan con
parsimonia y delicadeza, y lentamente es guiado por los vientos del tiempo.
Luego Susan muere por fin.
Enigma y yo no podemos evitar una extraña sensación.
Malo. Pensé Enigma, pero no es su nombre, es mi sangre.
Concentrados y atentos el Hombre de los dones y el muchacho, ensimismado
Creed. Sólo yo percibo la traición que se aproxima. Mi sangre actúa borracha
de arrepentimiento. Yo, observo.
Enigma se mueve con lágrimas en los ojos, veloz y preciso. Golpea a Creed y
lo estrella contra el suelo. Toca a Logan un instante y al siguiente ya
rueda por el suelo, asaltado por Atroz. Con un aullido se abalanza sobre él
y atenaza con una mano la garganta de Enigma, mientras con la otra se lacera
a sí mismo sin cesar.
Salto y grito y siento y sangro mis garras viscosas, cuán bellas, cuán
terribles, descubren todavía en mí rincones de dolor secreto y mi sangre
poco a poco, fenece.
Pero el mal ya está hecho, tocó a Lobezno con su poder y sanó sus heridas.
Lobezno ya está en pie.
Me levanto aturdido sin saber dónde estoy. Recuerdo a Susan y su abrazo,
recuerdo mi lucha con Dientes de. Pero hay mucho por ver: la sala es un
horror de sangre y tinieblas. Una especie de versión joven de mí sangra y
chilla bajo el ataque de una figura viscosa y encapuchada, oscura y
humanoide. Ambos dejan de luchar, y me miran. El tipo malherido señala:
Susan, junto a ella hay dos tipos, un chico joven, también malherido y de
aire ausente. Y otro, figura imponente vestida con una especia de coraza
medieval.
Todo va muy rápido.
Nada bueno están haciendo. Lo sé y ataco.
De las sombras algo surge y me lanza contra una columna. Grito:
- ¡CREED!
- Ahora soy más que Creed.
Responde con torva sonrisa.
Luchamos y algo ha cambiado en él. Es más veloz e impulsivo, más fuerte y
salvaje. ¿Puede ser? ¿Se ha vuelto realidad mi pesadilla?
- ¿Dientes de sable?
Dudo un segundo fatal y casi me raja la garganta. Mi rostro sangra y mi
furia crece y grito mientras golpeo.
El combate termina abrupto. Creed huye con un alarido de terror.
Ahuyento a Dientes de sable sin esfuerzo. Soy Atroz, señor de los miedos y
el dolor. El muchacho yace casi muerto, junto al cadáver de Susan. Lo que
debía hacerse ya está hecho.
Lobezno se incorpora, su voluntad resplandece, con las garras extendidas
camina hacia el hombre de los dones. Habla:
- ¿Qué vas a hacer, Logan? ¿Atacarme? ¿Vengarte porque mataste a Susan? Yo
nada tengo que ver con eso.
- Me poseíste. Forzaste mi mente maldito bastardo.
- Créelo si lo deseas. Querías ser liberado de la bestia que habitaba en ti,
la locura a la que tu mismo llamabas, en sueños, Dientes de Sable. Lo
deseabas más que nada en el mundo. Y ahora esa locura te ha sido extirpada.
Y ahora esa locura vive en Víctor Creed.
- ¿Por qué? ¿Por qué Susan?
- Sólo Creed podía alojar tu demencial fantasma, sólo Creed, locura sobre
locura, podía soportar tal carga, y tal poder. Muerta Susan, aniquilado el
objeto de vuestro deseo, nada os unía. Sólo así pudo ser hecho el cambio,
aunque pudo ser evitado. Y aun así... aun así me esforcé en salvar la vida
que había en ella.
Pero Lobezno no escucha la última frase:
- ¿Pudo ser evitado?
- Él dictó sentencia.
Responde, y señala a Enigma, que tambaleante se ha acercado hasta Lobezno.
No sé que me pasa. No sé porque creo al tipo de la armadura. Sólo sé que
grito y lanzo mis garras de adamantium puro hacia el pecho del hombre que
hay junto a mí, el hombre que tanto se me parece. Mi brazo se mueve preciso,
veloz, letal. Y el hombre cae muerto con una exclamación:
- ...padre...
Enigma cae muerto a los pies de Logan.
Mi mente es un horror de sangre y tinieblas. Mi espíritu un desgarro y un
error del destino. Habito un aullido sombrío. Existo maldito en una agonía.
Mi nombre es Atroz.
Me pregunto que sentirá Lobezno cuando descubra que más allá de su creatura
de sueños a la que llamó Dientes de Sable, la bestia sigue agazapada en él,
y seguirá siempre.
Mientras veo al Hombre de los dones desparecer, al tiempo que el muchacho
muere, me pregunto qué le impulsó a querer ayudar a Lobezno. Me pregunto que
le impulsó a querer salvar la vida que había en Susan.
Me pregunto porqué el Hombre de los dones recogió ese leve haz de vida y lo
puso a salvo, e hizo crecer esas vidas más allá del tiempo.
Me pregunto porqué nos trajo a Enigma y a mí en este instante. Me pregunto
porque me ha dejado aquí, en este plano, en este tiempo.
Me pregunto si algún día Logan sabrá lo que hubo en ese haz de vida que
finalmente retornó junto a él.
Hoy me he visto nacer. Hoy he visto morir a mi hermano. Hoy he visto morir a
mi madre. Hoy he visto a mi padre matarlos. Hoy he visto a mi padre llorar.
Mi mente es un horror de sangre y tinieblas. Mi espíritu un desgarro y un
error del destino. Habito un aullido sombrío. Existo maldito en una agonía.
Mi nombre es Atroz.
1.- Atroz, Atroz... ¡ah sí! Lo nombran una vez en el primer número, segunda parte.
EL RINCÓN DEL GLOTÓN
¿Ya está? Hombre, admito que es un pelín difícil de seguir, y a lo mejor hay
que releerlo con calma para acabarlo de entender... pero ¿ya está? Bueno, la
verdad es que la colección queda abierta a posibles limiteds o one shots
futuros, no sólo de Kleinsberg, sino de cualquier otro que quiera aportar su
granito de arena, sólo debe ponerse en contacto con Zemo y.... pero ¿ya
está? Bueno, para ser sinceros he de confesaros que algunos de los cabos
sueltos que quedan en esta limited se atarán en un futuro en otra colección
ultimate... y sí, ya está.
Esta limited tenía dos objetivos: narrar el origen de Dientes de sable, es
decir: narrar cómo Víctor Creed deviene en esa locaza rubia y arrebatadora,
y por otro lado introducir los personajes del Hombre de los dones y Atroz. O
sea que misión cumplida. Aunque debo admitir que karls digo Kleinsberg
(maldito Xum) siente cierta debilidad por Atroz y... nada, nada.
Casi me olvidaba, hay una cita en el relato, "Contempla, aquí el tiempo se
vuelve espacio" es del Parsifal de Wagner, aunque la frase exacta reza más o
menos así: "Mira, hijo mío, aquí el tiempo se vuelve espacio"
Antes de ponerme serio vuelvo a insistir en que si alguien tiene alguna idea
que cree adecuada para ultimate lobezno, es libre de plantearla, y, si lo
desea, recibirá mi ayuda y apoyo. La única condición es que deben tratarse
de series limitadas o números únicos.
Y ahora en serio, ya que este es, de momento, el último correo, hay dos
nombres propios que quiero mencionar: el primero, por supuesto, es el de
Carlos Chuck Correia, editor de Marveltopía, por razones obvias. Sin su
demencia ni sus recursos económicos esto no existiría. Ahora en serio de
verdad de la buena: gracias Carlos por haberte currado un sitio en el que
podemos jugar a ser guionistas.
Otro nombre, Luis Zemo Fernández, editor minipremo de la línea ultimate, su
afición a meterse en líos nos ha brindado a todos tardes inolvidables de
placer leyendo decenas y decenas de mensajes de una línea en los que todos y
cada uno de nosotros escribíamos nuestras respuestas a respuestas en la
lista de correo. Pero además, gracias a su ilusión y a su tesón (pedazo de
pareado), Marveltopía puede disfrutar de un montón de nuevas historias.
También gracias a ti.
Y finalmente las gracias anónimas, a los que leen esto y a los que no, a los
que les encanta, y a los que también.
¡AH! Y antes de venirme con el cuento de "no se entiende" "jolín que
confuso" sus lo releéis, si a la segunda no lo pilláis, poned un tema en el
foro de ultimate y a ver qué sacáis entre todos.
kleinsberg@yahoo.es