ULTIMATE LOBEZNO #2
Noche del alma III
Guión:
Kleinsberg
PORTADA: Las copas del reencuentro están servidas en la mesa de las esferas, ha tiempo el vino fue escanciado en ellas. Han sido reclamadas, tomadas, apuradas. La lluvia de muerte ha pasado. La lluvia de muerte está por llegar.
¿Son los muertos conscientes de su estado? Susan sí.
Susan está muerta, y lo sabe.
"Si puedo elegir, salvaré al hombre."
Esas fueron las palabras de aquel a quien ella conoce como Enigma. Esa fue
la sentencia pronunciada1.
La muerte de Susan es particularmente horrible: yace sola en un templo
muerto, rodeada de cuerpos muertos que no hace mucho albergaban almas
muertas. Y la muerte amanece tras los ojos cerrados de Susan, la muerte
amanece sobre el silencio que la rodea. Pero la muerte puede ser frágil,
indecisa, y un sonido leve, casi imperceptible, puede quebrarla. El sonido
de un paso, tal vez, el sonido de una respiración.
"Si puedo elegir, salvaré al hombre."
Y si un sonido puede quebrar la muerte ¿por qué una luz no podría erigirse
como un muro de vida insuperable? La luz tenue de una pupila, la luz de un
iris azul.
"Salvaré al hombre."
Susan, hay un reflejo en sus ojos azules: unas ajadas botas, unos tejanos,
casi blancos de puro desgastados, un pecho ancho, poderoso y velludo,
protegido del frío invernal sólo por una sucia camiseta de tirantes y una
camisa a cuadros, casi completamente abierta. Un pelo encrespado,
enmarañado, rebelde, unos ojos oscuros y brillantes como la vida cruda,
auténtica. Un rostro joven y sin embargo cincelado por el tiempo, por los
golpes del destino.
"Salvaré al hombre."
¿Y si no fue una sentencia? ¿Y si aquellas palabras fueron en verdad ligeras
hebras de esperanza?
La voz de Susan es un reconocimiento, un susurro y una acción de gracias a
la figura que hay ante ella:
- Logan.
Y avanza un paso.
- ¿Logan? ¿Eres tú?
Otro paso más, más confiado esta vez, más seguro.
Se detiene ante ella. Y su voz es un reconocimiento, un susurro y una acción
de gracias:
- Susan.
Y se desploma. Lobezno se derrumba junto a ella abrumado por el peso de la
alegría, abrumado por el peso de la paz. Hombre y mujer abrazados sin decir
nada, compartiendo llanto y suspiros, la mano de ella recorre sus mejillas,
sus párpados, sus labios. Lobezno contempla, hay ternura en su mirada, hay
tristeza en su mirada. Lobezno contempla el hermoso rostro de mujer ante él,
un rostro al que su mente pone nombre, Susan, un rostro que su memoria había
perdido. Una imagen, un suave aroma, un "te quiero" susurrado aprisa en la
oscuridad. ¿Quién es? ¿Quién es esta mujer a la que ama?
- Susan, yo
- Shhhh. No digas nada, Logan, no hables ahora.
De rodillas los dos. Apoya ella la cabeza del hombre en su pecho, juega con
los mechones de su pelo.
- Escucha lo que tengo que decirte, Logan - y toma su mano y la apoya sobre
su vientre- , hay vida dentro de mí, Logan. Vida. Y es
Una risita se deja oír.
Mi sangre se hiela, un escalofrío recorre mi espalda y todo yo me
estremezco. Pero mi cuerpo actúa y ya estoy en pie. No miro a Susan que
sigue a mis pies. Delante de mí puedo verlo, con los brazos extendidos en
gesto burlón de bienvenida, cruzando el umbral con paso seguro, Dientes de
Sable.
Mis garras resplandecen en la penumbra.
Sonríe y muestra sus colmillos.
Avanzamos un paso el uno hacia el otro.
Su gruñido encuentra eco en mi gruñido, y un paso más.
Un paso más
Nuestras miradas se enfrentan y ninguno la aparta.
Un paso más y con un suspiro ataco.
Me lanzo como un ariete y él salta sobre mí, freno y giro mi diestra traza
un arco mortal, Dientes de Sable agarra mi muñeca y me voltea sumando a su
fuerza mi impulso. Me estrello contra un muro polvo y cascotes en mi espalda
y él ya carga imparable, todavía desde el suelo lanzo una patada a su
tobillo cae y se retuerce y mi zarpazo yerra. Al unísono nos alzamos y ya
estamos encarados.
Las respiraciones aceleradas, el sudor ya asoma. Oigo a Susan gritar de
terror pero ahora no. Ahora no puedo preocuparme por ella. Si me giro, si la
miro, si me distraigo, estaremos muertos.
Y allá vamos de nuevo, carga otra vez y me aferra, clava sus dientes en mi
hombro y yo le arrojo tierra a la cara. No esperaba algo tan obvio. Cegado
intenta mantener la presa pero ya golpeo el nervio exacto y me libero, un
rodillazo en el vientre me da la distancia que necesito y lanzo mis garras
hacia su cara. Desesperado interpone el brazo y aúlla de dolor mis garras
atravesando su codo. Pero es veloz y golpea. Su furia. Su furia crece sin
mesura. Golpea de nuevo. Susan sigue gritando. Y me levanta como un muñeco
su brazo goteando sangre. Me estrella contra el suelo. Golpea. Tanta rabia.
Susan. Golpea. Tanto poder. Otro golpe y me mareo. La batalla está
levantando mucho polvo y veo borr. No. No es el polvo. La vista se me nubla
un nuevo golpe. Me tambaleo y vuelve la risita.
Susan sigue gritando. ¿Dónde está? Ahí. Pero está borrosa y yo golpeo al
aire. Caigo y me incorporo y vuelvo a caer. Hay alguien frente a ella. Y
Susan no deja de gritar. Mi vista se aclara. Y distingo quién está ante
ella.
Dientes de Sable
- ¡NOPORFAVORNO!
¿Es ella quién grita o soy yo?
Saco de nuevo mis garras, avanzo inseguro como un borracho.
Dientes de Sable la levanta del suelo aferrándola por los pelos.
Me muevo hacia ellos ignorando el dolor.
- ¡NOOOOOOOOO!
Inclina de un tirón su cabeza hacia el techo y ella cierra los ojos.
Tomo impulso y salto desde muy lejos.
El zarpazo de Dientes de Sable cae en picado hacia el cuello de Susan.
Aúlla de dolor y mis garras se clavan en su pecho.
Me hundo en un lecho de sombras.
Emerjo, "reposa ahora", oigo, "reposa ahora". Me hundo de nuevo. Dientes de
Sable vuelve a por más. Luchamos y luchamos y soy derrotado. Triunfante me
decapita y se aleja en la noche con mi cabeza bajo el brazo.
Despierto bañado en sudor. ¿Dónde estoy?
Sin encender la luz aspiro y los olores me hablan. Estoy en Canadá, mi casa
en las montañas, mi refugio. Junto a mí el colchón está todavía caliente.
Enciendo un cigarrillo y dejo el dormitorio, cruzo sin prisas el salón (la
chimenea aún con brasas humeantes) y salgo a la noche. Me detengo recostado
en el marco de la puerta, contemplo el bosque bañado de noche y doy una
larga calada a mi cigarrillo entre el índice y el pulgar. Una calada
profunda en el frío de la noche, pocas cosas saben tan bien.
Camino descalzo sintiendo las húmedas hojas, las quebradizas ramas, y no
tardo en encontrarla. La oigo y la huelo mucho antes de verla a la luz de
las estrellas. Susan avanza hacia mí bostezando y desperezándose, camina de
puntillas como una niña, y me sonríe. Quiero besarla. Me quita el pitillo de
los labios y da una calada, luego lo tira a un charco y sisea apagándose,
vuelve a sonreír y yo la estrecho entre mis brazos. Ansío besarla. Toma mi
mano y la apoya sobre su vientre, acerca sus labios a los míos. Ansío tanto
besarla. Muy despacio susurra:
- Víctor Creed.
Con una risita se aleja en la penumbra.
Despierto bañado en sudor. No. No es sudor, es sangre.
No hay rastro de pelea. Hay rastro de locura, hay rastro de violencia
irrefrenable. No hay rastro de pelea, sólo delirio, enajenación y furia.
En el altar yace Susan, sus ojos salidos de las órbitas, aterrados todavía
tras el velo de la muerte, las manos crispadas sobre el rostro en fútil acto
de defensa. Sobre ella lentamente recobra Lobezno la conciencia, respirar es
una agonía, moverse pura quimera, un dolor indescriptible retuerce sus
entrañas. Entreabre los párpados pegajosos de sangre seca y comprende porqué
duele tanto: en su puño izquierdo (aplastado por su propio peso, justo bajo
su pecho) las garras están extendidas. Escupiendo coágulos marrones ladea un
poco la cabeza y ahí están, sus tres garras de adamantium puro sobresaliendo
de su propia espalda, ensartando sus pulmones.
Lobezno siente que está sobre un cuerpo aún caliente, su brazo derecho está
extendido, comprende que su cabeza está apoyada en un vientre de mujer y no
quiere mirar, pero gira la cabeza y puede ver el puño derecho también
cerrado, las garras también extendidas, hasta el final, hasta el duro suelo,
a través del músculo inerte y despedazado que fue el corazón de Susan.
1.- En Ultimate Lobezno #1, ¿dónde iba a ser?
EL RINCÓN DEL GLOTÓN
Bueno, pues seguiremos comentando críticas ya que no hay correo.
Evidentemente sí deja ganas de leer el siguiente, peroooo, no se, es como
si hicieses trampa o algo
Este comentario es de Jose Cano, esto... Jose, me temo que no entiendo a qué
te refieres con eso de las trampas.
Xum habla sobre las portadas:
La portada empieza a parecer más que un dibujo, un poema. Lo cual no está
nada mal, por que nunca he entendido para qué demonios teníamos que ponerle
portada a los "números"...
Ésa era la idea, y me alegro de que te guste, en el correo de Ultimate
Daredevil #2 hay una breve explicación al respecto. Tampoco es tan innovador
lo que Kleinsberg hace con sus portadas, su referencia es el maravilloso
trabajo que llevó a cabo Dave McKean al frente de Sandman, aunque en el
tránsito de la ilustración a la escritura lo abstracto prima sobre lo
figurativo.
A vueltas con Xum, esta vez con un "tecnicismo"...
Hay una cosa que no me acaba de cuadrar ¿el factor curativo de Dientes de
Sable no le cura las cicatrices?
Kleinsberg y yo hablamos sobre el tema, y no vimos contradicción alguna
entre el hecho de poseer un factor curativo, y el que algunas heridas
especialmente graves (como por ejemplo un zarpazo de Lobezno) dejen una
cicatriz relativamente duradera... Esto no es nada novedoso, en el segundo
capítulo de la limited Lobezno de Claremont y Miller encontramos el
siguiente diálogo:
YUKIO: Déjame quitarte la ropa, Logan-san.
LOBEZNO: No hace falta...
YUKIO: No seas tonto... ¡No puede ser! ¡Las heridas están curadas, sólo
tienes cicatrices!
Y para finalizar, una crítica que es a la vez un compendio de todos los
defectos señalados por otros más algunos de cosecha propia:
Bufff... tochos, tochos y más tochos farrogosos por leer. Los diálogos
metidos en los gigantescos párrafos. Vamos una presentasción de pena, si
fueras uno de mis alumnos te lo haría repetir :
Esa presentación lastra un poco el número pero también la narración. Da la
sensación de estar viendo una de esas pelis que quieren ser más grandes que
la vida, tan pretenciosas que acaban siendo totalmente vacías y peores que
cualquier título palomitero que se te ocurra
Bueno, Ben Reilly, veo no te ha gustado nada, qué se le va a hacer... por
fortuna (o desgracia) no soy uno de tus alumnos, y así me ahorro la faena de
repetirlos. Nah... en serio, soy consciente de que el estilo de Kleinsberg,
en general, o gusta bastante o no gusta nada, difícilmente deja indiferente.
Otra cosa, no quiero despedirme sin antes insistir en un punto: ha habido
otras críticas aparte de las aquí reseñadas, algunas favorables y otras
desfavorables. Pero sólo contesto a aquellas cuestiones cuya respuesta
considero que pueden facilitar o aclarar algunos puntos al resto de
lectores. También iréis observando que me detengo más en aquellas críticas
que se centran en aspectos concretos, ya que en general, las valoraciones
globales del estilo "me ha gustado", "no pillo nada" o "es malísimo", son
todas ellas observaciones sobre las que no tengo nada que decir (aunque
personalmente prefiero las del tipo "me ha gustado"). Quiero que sepáis que
leo y respeto absolutamente todas las críticas que hacéis, pero si alguno
quiere asegurarse de que sus opiniones o dudas obtengan respuesta lo mejor
es que me mande su comentario al correo.
Y eso es todo, así que...
Hasta Lobista
kleinsberg@yahoo.es