ULTIMATE DEFENSORES #3
La búsqueda
Guión:
T-Reilly
PORTADA: La portada presenta al General Ross, golpeando con su puño una carpeta, sobre la cual se puede lee; "Proyecto Warlock", que reposa sobre un escritorio. Tras él dos imágenes difuminadas; una es la foto de un joven Kyle Richmond, junto a su padre. La otra es un niño, de unos siete años que juega en la nieve. El niño esta desnudo, su piel y sus cabellos son dorados.
Canadá.
Los riscos helados y las bastas cañadas, bañadas de blanco, conducen nuestra vista hasta las extensas llanuras nevadas, cercanas al lago Alkany.
Un asentamiento se levanta tras la brisa fría, que inunda el lugar. Una
docena de pequeñas tiendas de campañas se erigen en torno a una gran carpa
central, en la cual confluyen todos los habitantes del poblado. En el ir y
venir del personal, que se cita en ella, el movimiento de la lona, que sirve
de puerta, deja ver instrumental electrónico, grandes ordenadores y una
decena de técnicos, en acción constante.
-No se como demostrarle nuestra gratitud, agente Hudson.
-Guárdese sus agradecimientos Prof. Hamilton, no existe ninguna buena
intención por parte de nuestros gobiernos, el Sr. Richmond a pagado muy bien
para que nuestras instalaciones del lago Alkany suministren energía a su
campamento. -Responde agriamente James Hudson, agente del gobierno
canadiense.
La conversación, tan fría como el clima, lleva a los dos hombres, desde la
gran carpa central, hasta las afueras del campamento.
-Bien hace tres horas que salió... -Dice el Prof. Hamilton, mientras mira el
reloj de pulsera, en su mano izquierda. -..., el radar indicaba que había
emprendido ya el camino de vuelta.
-Espero que no se acerque al perímetro externo del lago
Alkany... -Interrumpe James Hudson. -... ya que mis hombres tienen orden de
abrir fuego, contra cualquier cosa que se acerque a un kilómetro de las
instalaciones.
El tono pasivo / agresivo, del agente canadiense, inquieta a Hamilton que le
mira con recelo mientras extrae de su pequeño bolso, pendiendo de la
cintura, una diminuta cámara de video.
Un pequeño destello brilla en el horizonte, mientras parece acercarse
rápidamente hasta su posición.
-Hay llega su abominación, profesor. -Exclama con frialdad James Hudson,
mientras pulsa un diminuto botón, sobre el auricular de su oreja derecha. El
comunicador se activa, propiciando la comunicación con sus hombres,
colocados estratégicamente en las afueras del campamento. -Atención Jacques,
Warlock a un kilómetro del campamento y acercándose, prepare los tiradores
para cualquier acción inesperada.
-Tranquilícese agente Hudson, Adam es solo un niño pequeño. -Añade el Prof.
Hamilton.
-Si claro Prof., un niño capaz de eliminar a veinte de mis mejores hombres,
sin pestañear siquiera.
Molesto con el militar canadiense Hamilton activa la cámara que porta,
comenzando a grabar el avance de Warlock hacia su posición.
-Buenos días Sr. Richmond; ¿Recibe bien mi señal?... -Exclama el Prof.
New York. Edificio Richmond, sede de Empresas Richmond.
-Odio esta absurda penumbra en la que siempre vives Kyle, últimamente te has
vuelto un bicho raro... -El militar se mantiene firme, con las manos
cruzadas en su espalda, mientras permanece de pie junto al gran ventanal,
observando la ciudad, tras sus cristales. -... tu padre no aprobaría tus
extraños gustos.
A unos metros del lugar, en el otro extremo del despacho de Kyle Richmond,
este, de pie, junto a un pequeño bar, prepara una bebida para su invitado.
Tras las ultimas palabras Kyle se gira hacia el militar, lentamente se
acerca a él, ofreciéndole la bebida, con gesto inexpresivo en su rostro.
-Lo siento general, sé que preferiría seguir haciendo negocios con mi padre,
pero el ya no esta, ahora yo dirijo Empresas Richmond, con todas las
consecuencias. -Responde fríamente el joven.
Kyle se dirige a su escritorio, para tomar asiento, en su cómodo sillón
giratorio. El militar toma un leve trago de su baso, tras lo cual, levanta
este hasta la línea de sus ojos, para observarlo mientras lo agita
suavemente.
-Buen whishky.
-Si, Jack Daniel´s Etiqueta Negra, mi padre siempre tenia una botella
guardada para usted, como vera, sigo sus tradiciones, al menos respecto a
eso.
-Vamos Kyle, ¡Por favor!, Comprende mis recelos, hace años que trabajábamos
en esa armadura de combate orgánica, ese simbionte al que llamaste Halcon,
tras tanto tiempo, de un día para otro, me dices que todo se ha ido al
traste y que por unos cálculos todo ha desparecido. -Añade el general
mientras se gira hacia su anfitrión.
De pie frente a Kyle, la luz del sol, que entra por la gran cristalera,
ilumina las decenas de medallas que cuelgan del pecho del general, sobre
ellas una pequeña muestra a quien pertenecen tales condecoraciones; "General
Ross"
-Eso no es excusa, mi empresa corrió con los gastos de ese proyecto, ni un
centavo salió del bolsillo de los contribuyentes, general. -Recrimina Kyle.
-Basta Kyle, además, ¿Por qué ese tono irónico conmigo?; "General...
general", vamos... llámame Thaddeus, como siempre...
La discusión es interrumpida cuando un mando a distancia, que descansa sobre
el escritorio de Richmond, comienza a vibrar. La mirada de ambos
contertulios se fija sobre este artefacto. Kyle lo toma en su mano izquierda
y girando su sillón 160º, pulsa una tecla, del mando, frente al gigantesco
cuadro que adorna la pared, tras él, el cual se abre mostrando una gran
pantalla de plasma, en la que se observan las imágenes que el Prof. Hamilton
toma con su cámara, mientras su voz se oye de fondo.
-Buenos días Sr. Richmond; ¿Recibe bien mi señal?...
Kyle esboza una sonrisa, mientras el general Ross toma una posición mas
adelantada, para no perder ningún dato de las imágenes.
-Le recibo perfectamente Prof., ¿Cómo va la prueba?. -Pregunta Kyle, con
ansiosa curiosidad.
-Tras obtener resultados satisfactorios en las pruebas de fuerza y vuelo,
esta mañana a las siete tuvo comienzo la prueba de resistencia, tanto física
como frente a entornos adversos. -La explicación del Prof. continua mientras
la imagen muestra como un niño, de unos siete años y piel dorada, se acerca
corriendo hasta la posición que ocupan Hamilton y Hudson. -Después de pasar
tres horas corriendo, a través de terreno abrupto y con temperaturas bajo
cero, como puede observar en los gráficos de abajo, Adam apenas muestra
síntomas de cansancio.
-¿Apenas?. -Interroga Ross, dando un paso mas hacia adelante. -¿Cuál es el
porcentaje de operatividad de Warlock, Prof. Hamilton?.
Kyle resopla molesto, mientras agacha la cabeza, llevando su mano izquierda
hasta cubrir sus ojos, exclamando:
-Profesor, le presento al General Thaddeus Ross, enviado del gobierno para
la supervisión del Proyecto Warlock.
-Buenos días general, es un placer conocerle. -Exclama Hamilton.
-Igualmente... -Interrumpe Ross. -...pero no ha contestado a mi pregunta.
-¡UPS!...bueno por las muestras obtenidas, calculamos que Adam esta a un 60%
de sus capacidades, pudiendo alcanzar un limite mas alto si...
-¡¡¿Solo un 60%?!!. -Exclama iracundo el general. -Usted vaticino un
rendimiento optimo tras estas pruebas, lo siento pero no estoy dispuesto a
perder mas tiempo con este proyecto.
Ross, toma su gorra de plato y su abrigo, que descansaban sobre un sillón,
frente al escritorio de Kyle, mientras toma raudo y enojado la dirección
hasta la puerta de salida.
El presidente trata de mostrar gratitud al Prof. Hamilton, mientras da por
finalizada su conversación.
-Gracias por su trabajo profesor, estaremos en contacto...
-Sr. Richmond, aguarde... -Añade Hamilton. -...recuerde que Adam es un niño
y le ha tomado como su padre, debería hablar con él, ya que su estado de
animo hace disminuir sus facultades.
-De acuerdo profesor, haga que me llame en cuanto termine con la prueba.
Mientras dice estas ultimas palabras, Kyle desconecta la pantalla de plasma,
la cual se oculta tras el cuadro, tan rápidamente como antes había
aparecido.
El presidente de Empresas Richmond, persigue al general Ross, hasta el
vestíbulo, donde lo aborda, intentando hacer que entre en razón.
-¡Thaddeus!. -Exclama Kyle mientras toma del brazo al militar.
Volviéndose sobriamente hacia el joven, el general Ross recrimina a este sus
nefastos resultados en varios proyectos:
-¡Suéltame Kyle!. -Señalando con su dedo índice, directamente al rostro de
Kyle. -Me costo confiar en ti tras la decepción del proyecto Halcón, pero lo
hice, tuve que desafiar al mismo presidente, para asimilar que nuestro nuevo
soldado tuviera la apariencia de un infante y con dos años sobre la fecha de
entrega, el proyecto no esta, siquiera, al 80%.
Enfundándose en su abrigo y tras colocarse su gorra, Ross se gira para
añadiendo algo mientras de aleja:
-Siento hacer esto, por la amistad que me unía a tu padre, pero si la semana
que viene, no hay resultados satisfactorios, el proyecto quedara cancelado.
Kyle se queda con gesto atónito y sin palabras viendo como se aleja aquel,
que antaño, fuese como un segundo padre para él. La atónita mirada de su
secretaria, silenciosa testigo de lo acontecido, se centra en la figura de
su, desilusionado, jefe. Su voz hace reaccionar a Kyle:
-Sr. Richmond, Adam por la línea seis... ¿Señor?.
Tras él, el timbre de un teléfono le hace regresar de su estado de
perplejidad.
-¡OH!, Gracias Raquel.
Raudo corre hacia su despacho para contestar.
-Richmond al habla, ¿Dígame?... ¿Adam?, Hola campeón, ¿Cómo estas?...
La expresión de Kyle cambia radicalmente, iluminándose con la alegría de un
padre que conversa con su hijo.
Mientras conversa, repasa con la punta de sus dedos una nota, la cual
descansa sobre su escritorio; "19:30, Reunión con Mrs. Walker, Mr. Isaac y
Dra. Extraño".
"El Nido del Búho", una pequeña taberna, en la esquina de la Quinta Avenida
con la novena.
-Ultimas noticias... -El televisor esta encendido, emitiendo un
informativo. -...La expedición rumbo a Marte, que despego esta madrugada, de
Cabo Citadel, al mando del Prof. Reed Richards, se ha estrellado, hace
breves minutos, en...
Nadie parece oír el noticiario.
El camarero mira atentamente a Patsy Walker, sentada en un taburete, apoya
sus codos sobre la barra, descansando la cabeza sobre las manos, mientras
observa un vaso, frente a ella.
-¿Que te ocurre Patsy?. -Pregunta preocupado el camarero, mientras, al otro
lado de la barra, se planta ante la joven.
-¿Como... ?, ¡OH!, Nada, nada... -Responde Patsy, levantando la mirada hacia
el camarero. -¿Que me puede ocurrir, Sam?
-Vamos Patsy, te conozco desde hace años, sé que algo te preocupa... además
esa Coca Cola lleva tanto tiempo hay, sobre la barra, que si no te la bebes,
tendré que quitarle el polvo.
La joven sonríe, mientras se incorpora, echando su, larga, melena rubia
hacia un lado.
-Es solo que mi vida cambia a pasos agigantados... -Patsy hecha un trago de
la Coca Cola. -...Cuando me case era muy feliz, Robert era militar y aunque
vivíamos en una casa pequeña estábamos juntos y eso bastaba, pero cuando
Richmond lo llamo, ofreciéndole un empleo mejor, supe que las cosas
cambiarían...
Sus ojos se nublan y una lagrima surca la sonrojada mejilla de Patsy.
-Vamos, es una pena ver a una chica tan guapa llorar...
Un pañuelo le es entregado, mientras Patsy trata de disimular sus lagrimas.
-Gracias. -Añade la chica, mientras seca sus lagrimas, mirando de reojo a la
persona que le acaba de ofrecer el pañuelo.
-De nada, todos tenemos un mal día, de vez en cuando. -Responde una
espectacular joven sentada junto a Patsy. -Me llamo Sharon, Sharon Carter.
-Yo...
Su pequeño teléfono móvil comienza a sonar, en el interior del pequeño bolso
de Patsy, que reposa sobre la barra, a su derecha. Rápidamente lo extrae y
contesta, componiéndose, para que no se note su estado de animo:
-Walker al habla... sí... ¡OH!, Lo olvide, voy para alla. -Patsy mira el
reloj, colgado en la pared, tras la barra. -Las siete, ¡OH!, ¡Dios, que
tarde!
Patsy Walker, se apresura, recoge su bolso y se levanta de su asiento:
-Apuntalo en mi cuenta Sam. -dice mientras se marcha.
-De acuerdo Patsy.
Una vez emprendido el camino de salida, alguien la agarra del brazo.
-¿Patsy Walker?, Bonito nombre, este es mi numero, si alguna vez tienes
ganas de conversar... ya sabes. -Añade Sharon entregándole su tarjeta a la
joven.
"Sharon Carter. Decoradora de interiores.", Lee Patsy, en la tarjeta
mientras la guarda en su bolso, dedica una sonrisa a su nueva amiga y sale
corriendo.
El reloj de pulsera, de Patsy Walker, comienza a sonar, un leve pitido le
indica que la hora, proyectada para la reunión ha llegado. Mientras corre,
por el enrome pasillo que se extiende ante ella, eleva su brazo izquierdo,
para que una mirada fugaz se asegure del horario.
-¡Oh Dios!, Kyle me va a matar. -"O a despedir. No sé cual es mejor". Piensa
mientras su carrera la lleva frente a unas grandes puertas de cedro.
Un leve chasquido llama la atención de Kyle Richmond. La puerta de la sala
de reuniones se abre, permitiendo el paso de Patsy.
-Buenas Tarde, lamento la tardanza Ky... Sr. Richmond. -Se excusa un poco
avergonzada la atractiva jefa de seguridad.
En el otro extremo de la sala, tras la gran mesa rectangular, esculpida en
cristal, que se alza en medio de la estancia, el anfitrión de esta reunión
se pronuncia:
-Buenas tardes Sra. Walker, su oportuna presencia era reclamada en estos
momentos, siéntese. -La sobriedad en el rostro de Kyle, realza la ironía en
sus palabras, lo cual, Patsy Walker repudia.
La jefa de seguridad de Empresas Richmond toma asiento, al final de la mesa,
justo en el punto opuesto al lugar que ocupa su jefe. Con la habitación
levemente iluminada, Patsy apenas puede apreciar a las otras dos personas
que forman parte de dicha reunión. Las grotescas alas rectilíneas, que
realzan una figura en la oscuridad, destacan la presencia de Isaac.
-Hola Isaac, ¿Cómo estas?, ¿Por que no tomas asiento?. -Pregunta la chica.
-No se esfuerce Sra. Walker, exhaustos estamos de nuestros intentos para que
Isaac que lo trataremos como un igual, no como un esclavo.
Una voz femenina que proviene de la diestra del Kyle Richmond, la penumbra
no la deja visionar a la otra invitada, pero una luz senital, colocada en
sobre un cuadro en la pared, proyecta un reflejo sobre la mesa de cristal;
Una mujer de cabellos negros como la noche, envuelve su cuerpo en una capa
carmesí, mientras permanece agazapada en el primer sillón, de los cinco que
se encuentran a su izquierda, justamente en el más próximo al anfitrión.
-Le presento a la Dra. Laura Extraño, ella nos ayudara en la búsqueda de una
explicación, la cual desvele el origen de nuestro amigo Isaac.
Kyle se recuesta en su sillón, presidiendo la mesa, cediendo la palabra a la
Dra. Extraño, a la que mira con recelo.
-Laura.
-Gracias Kyle. -Agradece una dulce voz. -He buscado información, en las
antiguas escrituras, sobre la gema de la que nos hablo Isaac, varias
escrituras babilónicas hacen referencia a ella, situándola en la antigua
Atlántida, donde los poderes engendraron, en los albores del tiempo a lo
grandes magos...
-Pero Isaac nos hablo de Francia y de nórdicos. -Interrumpe Kyle.
-Tras la desaparición de la Atlántida, también se pierde la gema... -Explica
la Dra. Extraño. -...sin embargo varios esculturas y grafismos, en templos
de la antigua Grecia hacen referencia a ella, también, podría ir comenzando
nuestra búsqueda desde allí.
-¿Pero que hay de Sir Perci?.
-¿Sir Perci?. -Pregunta Patsy.
Isaac extiende sus alas enfurecido, solo por pensar en ese nombre y dando un
paso hacia adelante, sale de su exilio en las sombras para pronunciarse:
-Sir Perci, El Caballero Negro, él ataco el Castillo de Lucien, seguro que
en busca del poder de la gema.
-Quizás el este tras el ataque de los robots. -Añade Patsy.
-Si así fuera, ¿Por qué os atacaría?. -Pregunta Kyle mientras se inclina
hacia adelante.
-Podría pensar que la gema esta en manos de Isaac.
-No lo creo, Laura, ayer me visito el agente Dugan, de una organización
gubernamental llamada Shield... -Pronuncia Kyle, mientras se levanta y
comienza a caminar entre las sombras de la sala de reuniones. -...Este
"Agente Dugan", me reclama mi, presunta, cooperación en un atentado contra
el orden publico, debido a una batalla entre metahumanos o mutantes,
enfrentados a unos seres biónicos, en medio de Solomon Street.
-Es decir... -Interrumpe la jefa de seguridad. -...Que además de tener a la
pasma tras nuestro culo... -Estas palabras atraen las miradas de sus
compañeros. -...Descartamos al Caballero Negro, por esos tipos robóticos no
tenían nada de esotérico.
-Evidentemente no creo que un caballero medieval, sobre un corcel halado,
tenga acceso a tecnología del siglo XXI. -Confirma la Dra. Extraño.
-Pues, ¿Qué haremos?. -Pregunta Isaac.
Kyle Richmond se encamina hasta las puertas de la estancia y con un
movimiento seco y repentino abre las puertas de madera, súbitamente,
mientras de espaldas a sus acompañantes, exclama:
-Para empezar; mañana tu y la Sra. Walker, partiréis en un vuelo privado a
Francia, me gustaría que buscarais indicios sobre donde puede estar ese
Caballero Negro, que nos intriga.
-Yo iré ha Grecia, podría hallar el paradero de la gema o quizás, rastrearla
hasta la actualidad. -Asiente la Dra. Extraño, mientras Kyle la mira con
recelo, por encima de su hombro.
-Bien, ahora; Os rogaría me dejarais me gustaría estar solo para pensar.
Caminando entre las sombras, oculto siempre en la oscuridad, Isaac se acerca
hasta Patsy para dirigirse a ella:
-Sra. Walker, ¿Podría explicarme; que es un vuelo privado?.
-Llamame Patsy, Isaac, ya lo hablamos ayer. -Recrimina con una sonrisa la
bella joven, mientras agarra de la mano a la Gárgola. -Vamos te lo contare
cenando algo.
Mientras se marchan, la Dra. Extraño sigue su camino hasta que se pierden en
el extenso pasillo, ante la sala de reuniones, a las puertas de las cuales
se detiene, para añadir:
-Misteriosa mujer esa Sra. Walker.
Kyle toma de nuevo asiento en el sillón que preside, la enorme, mesa de
cristal. Ocultándose en la penumbra, recrimina a su ultima invitada:
-¿No te marcharas?.
-Kyle, ¿Qué te ocurre?, Sé que algo te afecta y te atormenta terriblemente.
-Márchate.
Las ultimas palabras de Kyle, aunque apenas susurradas, resuenan con un
interminable eco en la cabeza de la Dra. Extraño, que tras oírlas sale de la
habitación cerrando las puertas tras de sí. Una vez fuera de la estancia,
Laura acaricia suavemente las puertas que se acaban de cerrar y en unos
segundos, sus manos surcan la superficie siguiendo un extraño dibujo, que
solo ella parece ver.
Segundos mas tarde las puertas de la sala de reuniones se abren, ya nadie
hay junto a ellas y al igual que sus compañero Kyle Richmond abandona la
sala perdiéndose entre las sombras del pasillo.
El Tañir de unas campanas anuncia la llegada de la media noche. Allí en los
barrios pobres, la Iglesia de Santa Clara, es el único refugio, donde los
que nada tienen pueden cobijarse, en una fría noche como esta.
Un hombre corre desesperadamente, atravesando el pequeño parque de Hillton,
que se extiende frente a la iglesia de Santa Clara. Con grandes zancadas
intenta alcanzar el extremo norte del parque, desde donde se accede al santo
lugar. La densa bruma que se extiende a sus pies no le deja ver un pequeño
sobresalto en el camino y la inercia de su carrera le lleva a perder el
equilibrio y caer al suelo.
Los segundos trascurren en silencio y tumbado en el suelo, boca arriba, el
hombre siente como su corazón parece que fuera a explotar por lo acelerado
de su palpitar. Tras unos instantes tranquilizadores, en el absoluto
silencio, sus ojos se abren, para observar la luna llena sobre él.
-Se ha ido... -Pronuncia en voz baja, mientras se incorpora.
De nuevo en pie, observa la calle, que se extiende a escasos metros ante él,
al final de la profunda arboleda que le rodea y en el otro extremo de dicha
calle, su objetivo: Santa Clara.
Vuelve la calma y con pasos decididos se encamina a su meta.
-¿Crees poder huir de mí, Taylor?.
Una voz que parece proceder de ultratumba resuena de entre la espesura de
los árboles. De nuevo el palpitar del hombre se dispara.
-Frost.
Una figura cae ante él pronunciando este nombre. El hombre aterrorizado lo
observa de arriba a abajo; Su piel esta cubierta de una sustancia de aspecto
metálico, con un brillo azulado que deslumbra en la noche, cubre su cuerpo
con una capa roja, hasta los pies, que en su pecho parece dibujar la silueta
de un ave. En su rostro la piel azul metálico, es cubierta por cabellos
largos que caen sobre el contorno de su faz, tras los cuales brillan unos
colmillos afilados, en su boca.
-Dime donde se esconde Deacon Frost. -Interroga de nuevo la extraña figura.
-No lo sé, te lo juro Halcón... no... no... no lo sé. -Responde el asustado
hombre mientras, tembloroso, da un paso a tras.
-Es una lastima, pero servirás de ejemplo.
Con la velocidad de un rallo la extraña figura cae sobre el asustado hombre,
hundiendo sus afilados colmillos en la yugular. La sangre brota a
borbotones. Un intento de grito escapa de la garganta de la victima y ambas
figuras se fusionan en una, que cubierta entre las sombras, alzan el vuelo.
Escasos segundos mas tarde, el cuerpo inerte, de la aterrorizada victima,
del llamado Halcón, cae de las alturas sobre los escalones principales de la
iglesia de Santa Clara.
Greenwich Village.
La Dra. Extraño se retira, en compañía de su aprendiz, el oriental Wong, al
interior de su Sancta Sanctorum.
Frente a un orbe de cristal la Dra. realiza similares pasamanos, a los que
realizara a las afueras de la sala de reuniones, en el Edificio Richmond. En
el interior del orbe mágico, se contonean brumas de color turquesa, que
seguidamente dan paso a imágenes tan claras como el agua.
-¿Que trabajo os atañe, mi señora?. -Pregunta Wong a su maestra, mientras la
ayuda a despojarse de su pesada capa carmesí.
-Algo perturba a Kyle, Wong, pero como este se niega a hablar, realice un
conjuro de subconsciente, sobre el lugar que este ocupaba, ahora el conjuro
me dirá que preocupa a mi amado.
Las vivencias de Kyle Richmond toman forma comenzando a brotar en el
interior del orbe mágico; La felicidad en su infancia, junto a su padre. La
desaparición de su prometida, tras la muerte de los padres de ella da paso a
la desgracia, con la muerte de su padre y los llantos de Kyle sobre la
tumba de este. La perdida de su mejor amigo, Robert, de la cual se siente
culpable.
-Me hubiera gustado acompañarle en esos momentos tan difíciles. -Exclama
apesadumbrada la Dra.
-No os atormentéis mi señora, los grandes poderes dictaron otro camino más
importante para vos. -Consuela el joven alumno.
Nuevas imágenes se agolpan en el orbe mágico, la representación de oscuros
lugares desprenden la perversión del alcohol, el sexo y las drogas. La Dra.
agacha la cabeza, apesadumbrada, sin que sus ojos observen como una sombra
negra entorpece la visión de las imágenes.
-Mi señora mirad. -El discípulo reclama la atención de su maestra sobre las
imágenes.
La Dra. Extraño alza la mano para tocar con la punta de sus dedos,
enguantados, la superficie del orbe y en segundo todo se pierde, quedando
solo el vació.
De repente el rostro de Patsy Walker aparece y tras su imagen unos colmillos
afilados parecen querer atacar a la Dra., la cual cae al suelo, siendo
socorrida al instante por su fiel alumno y asistente.
-¿Os encontráis bien, mi señora?.
-Si Wong, gracias, pero no soy yo quien necesita ayuda. -La Dra. Extraño se
incorpora con la ayuda de Wong. -Kyle es acechado por el mal y si no me
equivoco Ms. Walker tiene algo que ver.
Continuara.
GREENWICH VILLAGE. MI SANCTA SANTORUM.
Un mes mas escribiendo sobre los Defensores. Como sus antecesores, creo que
este numero viene cargado de misterios, los cuales espero os enganchen.
No creo que el numero requiera ninguna explicación complementaria, salvando
las apariciones de varios personajes del universo Marvel, como; James
Hudson, el General Ross o la mención de Deacon Frost, que pasan de ser meros
guiños a pequeños detalles, sobre los que se asienta la historia y que
ayudan a establecer una línea temporal común en las coles Ultimate.
Bueno sin mas me despido hasta el mes que viene, esperando que me escribáis
al correo que me hace ilusión.
PROXIMO CAPITULO: Imágenes del Pasado
Ultimate_Defensores@yahoo.es