ULTIMATE DAREDEVIL #6
El hijo de Batallador Murdock
Guión:
Kleinsberg
PORTADA: El sangriento fruto de la fe profana impuro la desquiciada mandíbula del destino. El pesado manto del ocaso es abandonado con asco y esperanza. La llamada, ineluctable, obtiene respuesta.
Prólogo. Cinco días después del ritual.
La espaciosa sala está abarrotada de periodistas. Los rumores se dispararon
dos días atrás y la expectación es máxima. Esperan cualquier cosa del
comunicado.
Los murmullos cesan en cuanto entra Vanesa Fisk, acompañada de un hombre de
unos cuarenta años, elegantemente vestido, aunque camina con el porte del
que no está acostumbrado a los trajes a medida. Ben Urich lo identifica en
seguida: es el mismo que estaba junto a la viuda el día del funeral, el
mismo cuyo nombre desconoce y del que no ha averiguado nada.
El hombre deja atrás a la viuda Fisk y sube al estrado, encarando a la
prensa, y visiblemente tenso empieza a hablar:
-Buenos días. Comparezco tan sólo para leerles un comunicado de la persona a
quien represento. Lamento anunciarles que después de la lectura no habrá
turno de preguntas, así que reserven sus dudas para otro momento. Bien, leo:
"Miembros de la prensa y gente de New Yorck, vayan por delante mis más
encarecidas disculpas por este modo tan poco ortodoxo de darme a conocer a
la luz pública. Comprendo que mi proceder pueda despertar reservas en más de
uno de ustedes. Soy consciente de que en pleno siglo veintiuno resulta
difícil creer en individuos surgidos de la nada, especialmente cuando no dan
la cara, pero circunstancias transitorias me obligan a esto último. En
cuanto a lo primero, no les resultará difícil comprobar que todos los
documentos en cuanto a mi persona están en orden, así como el testamento de
Wilson Fisk, que será publicado mañana en todos los diarios de la ciudad.
Soy consciente de que esto no bastará para satisfacer la curiosidad de
muchos, ni para apaciguar las suspicacias de unos pocos, pero espero poder
volverme más accesible con el tiempo. En cuanto al hecho de que mi
existencia haya resultado hasta el momento poco menos que un secreto es algo
que será también justificado a su debido tiempo. Y ahora, si me disculpan,
debo despedirme, pues necesitaré todo el tiempo de que pueda disponer para
poder hacerme cargo de los asuntos de mi tristemente fallecido hermano.
Atentamente, Anthony Fisk." Eso es todo.
Los comentarios de sorpresa estallan al unísono como una tormenta.
Cuarenta y dos minutos y trece segundos después del ritual.
Frente a frente los dos, el Errado finta y se agazapa el disco silba sobre
él y golpea el estómago de Gladiador con todas sus fuerzas, retrocede sin
aire y ya se dispone a golpear de nuevo el Errado.
Bullseye apunta con la pistola de su diestra y respira hondo, acabará con
ambos de un balazo.
Treinta minutos y un segundo después del ritual.
Matt Murdock deja atrás el horror presenciado y entierra las preguntas en el
fondo de su mmemoria. No es tiempo de pensar, no es tiempo de dudar. Cerca,
muy cerca alguien se está enfrentando al hombre que le dejó lisiado. Matt
Murdock, salta y más y más veloz, un rojo destello en la noche que se acerca
a Gladiador. Debe evitar que en la contienda algún inocente salga herido.
Debe evitar que su sucesor, sea quién sea, fracase.
Pero sobre todo debe evitar que le sea arrebatada su pelea.
Sólo él puede solucionar los asuntos pendientes de Daredevil.
Ante Matt Murdock se halla un hombre de rostro enfermizo y mirada astuta,
sus manos son gusanos blancos que asoman de las mangas de la túnica.
-¿Qué sucede? -pregunta Matt- ¿Dónde estamos?
-Tu cuerpo, Murdock, está en el aire. Trazando una espectacular acrobacia
que te permitirá esquivar las tres balas que contra ti ha lanzado Bullseye.
-¿Qué?
-Bullseye, la mano de Kingpin. Has llegado justo a tiempo de evitar que
acribille a tu sucesor y a Gladiador. Y hay que admitir que el tipo es un
profesional, en cuanto te vio cambió de blanco sin dudar y tres balazos
precisos partieron de su siniestra. Pero no te preocupes, aunque resulte
difícil de creer, aquí en tu cráneo toda esta conversación transcurre en
apenas una milésima de segundo en el flujo de tiempo de ahí fuera.
-¿Estoy delirando? El narcótico, y la herida en mi pecho...
-No. No deliras. Hace poco, justo cuando bebiste del cuenco de sangre
durante el ritual, tu conciencia se desvaneció por un instante. Entonces te
visité e hicimos un trato. Ahora estás recordando.
-Esto no puede estar pasando, recuerdo los cánticos y el cuchillo...
-Comenzarás a recordar dentro de tres, dos, u...
-¿Quién eres?
-Sabrás quién soy para cuando terminemos de hablar. Pero no te diré mi
nombre. He tenido muchos y me temo que los pocos que tú podrías reconocer
son demasiado pomposos, resultan poco... adecuados para los tiempos que
corren.
-¿Qué es lo que quieres?
-Eso no puedo decírtelo. Lo que quiero es algo que ni siquiera puede ser
expresado para que un mortal lo entienda. Pero si a lo que te refieres es a
qué quiero de ti, entonces la respuesta es sencilla. Quiero ofrecerte un
trato.
-¿Tengo elección?
-No, claro que no -ríe la figura-, estás recordando. No puedes cambiar el
pasado. El trato ya te fue ofrecido, y lo aceptaste.
-¿Cómo puedo saberlo?
-Te pusiste en pie, ¿no? Ésa es la prueba.
-¿Es cosa tuya? ¿Es tu parte del trato?
-Deja que te cuente algo, Murdock. Hace muchos años salvaste la vida de un
viejo al evitar que fuese atropellado por un camión. Lo cierto es que ese
viejo quería suicidarse, cosa que tú nunca llegaste a saber... hasta hace un
rato, cuando tú y yo mantuvimos esta conversación. El camión volcó y se
derramaron residuos radioactivos, no, no te impacientes, déjame terminar.
Esos residuos te dejaron ciego, y te dieron poderes... años después, tras
el asesinato de tu padre, te convertiste en Daredevil, y, sin saberlo,
creaste los Hijos del Sin Miedo. El anciano supo de inmediato que tú,
Daredevil, eras aquel muchacho, y reunió un puñado de fieles dispuestos a
adorarte. Uno de ellos es el hombre que te sustituye, al que conocen como el
Errado. Hace poco algunos de los allegados al anciano tramaron complot
contra él, lo asesinaron y robaron su grimorio.
La figura sonríe con cinismo y sigue hablando:
-Ahora escúchame bien, Murdock. El viejo creyó durante todo ese tiempo que
tenía realmente poderes mentales, y que parte de ese poder está depositado
en su libro, libro que escribió con su propia sangre. Eso creía el viejo, y
lo mismo creen sus sucesores. Pero todo es mascarada. Todo es cosa mía. Todo
este numerito de sacrificios y túnicas no valdrá para nada si no aceptas el
trato. Caerás como un pelele en cuanto te desaten, muchas muertes habrán
sido en vano. Y lo más grave: muchas serán las muertes futuras que no podrás
evitar desde tu silla de ruedas.
Matt Murdock tiembla de rabia y terror, y su voz resuena estridente y
chillona:
-¿Cuál es el trato?
-Nada que no puedas permitirte, de verdad. Yo te devuelvo el uso de tus
piernas y tu plenitud física, y ya de paso te proporciono un traje nuevo, de
un hermoso escarlata. Y a cambio... tú me permites que deje tu alma en
libertad.
-¿Qué?
-Has oído bien. Por razones que no vienen al caso resulta que tengo tu alma
en mi poder desde hace mucho tiempo, si consientes en que te la devuelva
volverás a ser Daredevil.
-¿Cómo sé que dices la verdad? ¿Dónde está la trampa?
-¿Acaso importa? Si miento, y no tengo tu alma, te estoy haciendo gratis un
favor. Y si es verdad, ya serás libre... ¿bien?
-No tengo opción, ¿verdad? Ya acepté. Acepto.
-Sabia elección... si sobrevives a esta noche, te sugiero que hables con el
padre Anthony Blasco. Cuando lo veas sabrás qué preguntarle. ¡Oh! Se me
olvidaba, tenías la intención de rodar sobre ti mismo al caer al suelo
¿verdad? Para aprovechar el impulso y parapetarte tras ese expositor. No lo
hagas o una bala te destrozará el cráneo.
Cuarenta y dos minutos y catorce segundos después del ritual.
La bala se incrusta en el expositor, arrancando piel de mi sien, todo zumba.
Frené justo a tiempo. Salto ahí están el Errado y Gladiador. Bullseye agota
un cargador contra mi estela.
Mi corazón martillea con fuerza.
El Errado está acorralando a Gladiador. Golpe tras golpe contra su cuerpo
blindado, sus nudillos destrozados sangran pero él ya ni los siente, y sólo
puede esperar que sea peor para Gladiador.
La moto sin piloto ruge como un tigre logro esquivarla y una bala me
atraviesa la muñeca caigo y grito Bullseye suspira y no dispara. Debe
cargar. Tengo cuatro segundos.
La sangre gotea por la abertura del casco de Gladiador se marea y casi no se
tiene en pie, con gesto derrotado sigue manipulando los controles de la moto
en su muñeca.
Bullseye se dispone a rematarme pero mi vara se estrella en su cara, grita y
ya estoy sobre él, dos patadas lo desarman y contraataca con sus manos
extendidas, tensas como arpones. Recupero mi vara y desenfunda un puñal.
Grito y el Errado no me oye la moto lo arrolla y Gladiador desde el suelo la
lanza hacia nosotros. Rodamos abrazados a muerte, forcejeando. Lo desarmo y
me aparta de un rodillazo, salta sobre la moto de Gladiador y antes de que
reaccione pasa sobre su cabeza. Yo recupero el aliento, oigo a Bullseye huir
en la rugiente moto de Gladiador, pero no puedo seguirlo, debo asegurarme de
que el Errado está bien.
Ahí están los dos cuerpos: Gladiador y el Errado. Ahí está mi vara, en el
cinturón de Gladiador. Ambos viven, ambos vivirán. Oigo las sirenas
acercarse, recupero mis varas y salto hacia la noche cuajada de ruidos,
olores y sensaciones.
Falta poco para que amanezca.
Daredevil, herido y cansado, penetra en la iglesia de San Marcos. Intentó
primero hallar el lugar donde el ritual fue realizado, pero su memoria
borrosa fue incapaz de guiarlo, y luego, sacudido por una súbita prisa, voló
hasta la iglesia.
No tiene ninguna dificultad para detectar al padre Blasco, rezando en uno de
los bancos.
-¿Eres tú, Matthew?
-Sí. -responde Daredevil, quitándose la máscara.
-Siéntate aquí, por favor, junto a mí -su voz, el temblor que detecta en sus
manos, el irregular latido de su corazón, Daredevil está seguro de que si
pudiera ver tendría la impresión de que Anthony Blasco ha envejecido más de
diez años en una sola noche.
Blasco sigue hablando:
-Te estaba esperando. En cuanto he visto lo del centro comercial en las
noticias he sabido que vendrías. Quiero pedirte un favor, Matthew, quiero
pedirte que reces conmigo. Luego será el momento de hablar.
Sin una palabra, el hijo de "Batallador" Murdock hinca la rodilla en el
suelo, deja a un lado, sobre el frío suelo, las dos varas de combate, y
reclina la cabeza sobre las enguantadas manos, entregándose con toda su fe a
la oración. Pronto los dos hombres, inconscientemente, están rezando al
unísono.
-... en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
-Ahora, padre, hábleme de mi madre. -Matt Murdock se da cuenta de que ha
hablado sin pensar.
-Tu madre. Era una buena mujer, Matt, una buena mujer. Cuando sus padres,
tus abuelos, murieron, y tuvo que sacar adelante a su familia con sólo
catorce años, perseveró en la fe. Cuando perdió la virginidad al ser
salvajemente apaleada y violada, perseveró en la fe. Y finalmente, cuando le
dijeron que no podría dar hijos a su esposo, tu padre, entonces su fe se
resquebrajó. Y acudió a mí. El Señor me puso a prueba, Matthew, y fracasé.
No sé en qué momento comenzó a adorar al Portador de la Luz. No te
estremezcas Matthew, es más fácil de lo que crees caer en los brazos del
Ángel caído. Yo lo supe cuando era tarde. Fue poseída por un demonio, y
decidí practicar yo mismo el exorcismo. Volqué toda mi fe, mis fuerzas, mi
voluntad, pero fue en balde, no podía doblegar a ese demonio, pues el alma
de tu madre ya le pertenecía. Había sido culpa mía, ¿comprendes? Si no
hubiera fallado cuando su fe vaciló... no podía fallar de nuevo, no podía...
Yo podía hablar en nombre de tu madre, pues era su sacerdote y confesor.
Hice un trato con ese demonio, que Dios se apiade de mí. El alma de tu madre
sería dejada en libertad... y a cambio... a cambio el demonio tendría el
alma de su primer hijo. Ella era estéril y... Dios mío.... era Mefisto,
Matthew, el Señor del Hades, ¿cómo podía yo saberlo? Sanó el cuerpo de tu
madre y cuando supe que ibas a nacer quise morir... y ahora tú... dime que
no es cierto...
-Hice un pacto. Vuelvo a ser dueño de mi alma, y eso quiere decir que el
alma de mi madre...
-Sí. Sí, eso quiere decir que... no voy a pedirte que me perdones. Tan sólo
hay algo que... ayúdame a levantarme, quiero mostrarte algo... no, tú espera
aquí.
El sacerdote Anthony Blasco camina con paso tembloroso hacia el altar.
Encorvado y exhausto parlotea sin cesar:
-Lo, lo traje esta noche, no vayas a creer que doy la misa con esto...
quiero decir que
Se agacha, casi cae, y levanta con esfuerzo una caja cromada. Se coloca tras
el altar, como si quisiera ofrendar una misa y abre la caja. Empuña el
revólver con mano insegura. Y la mano de Daredevil vuela a la vaina del
muslo para encontrarla vacía, las varas burlonas siguen en el suelo de la
iglesia, el padre Blasco se introduce el cañón en la boca y Daredevil se
arroja hacia él ¡BLAM!
Daredevil lleva el cadáver de Anthony Blasco hasta su casa. Allí cierra los
ojos y llama a la policía. Anónimamente denuncia el suicidio del sacerdote.
Daredevil, el hijo de Batallador Murdock, siente el amanecer en todo su
cuerpo, bañándolo de calor. Cubre su rostro con la roja máscara, inspira y
salta hasta el tejado más cercano. Luego a otro y a otro... más y más cerca
de casa a cada paso. Allí descansará, pues debe recuperarse de sus heridas
lo antes posible. Hay tanto, tanto por hacer...
Kleinsberg
EL CORREO SEGÚN MATEO
Con este número finaliza la colección. Comentarios, a kleinsberg@yahoo.es
Ha sido un placer.