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PORTADA
Un destello de justicia en la noche. Privado de visión y poseedor de extraordinarios sentidos, patrulla en la oscuridad alcanzando a aquellos que se ocultan de la ley, poblando de temor el corazón de delincuentes y de gratitud a las víctimas. Paladín de Manhattan, el hombre sin miedo... Daredevil
 
Ultimate: Daredevil

ULTIMATE DAREDEVIL #5
Reencuentro
Guión: Kleinsberg

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PORTADA: El sangriento fruto de la fe profana impuro la desquiciada mandíbula del destino. El pesado manto del ocaso es abandonado con asco y esperanza. La llamada, ineluctable, obtiene respuesta.

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RESUMEN: Han pasado casi dos años desde que Daredevil (Matt Murdock) quedó inválido en un enfrentamiento con el súper-villano conocido como Gladiador. Y la muerte de Wilson Fisk (presunto alter ego de Kingpin, rey del hampa) desencadenará algunos acontecimientos: inspirados en Daredevil un grupo de individuos liderados por alguien conocido como el Maestro fundaron una secta pseudo-mística llamada los Hijos del Sin Miedo, y tras el funeral de Fisk las intrigas se suceden entre los tres miembros más poderosos de la orden (Julia Blackgate, Daniel Cohen y Thomas Rawls), hasta que finalmente Daniel Cohen acaba con la vida del Maestro. Por otro lado, un antiguo miembro de la secta conocido como el Errado ocupa el lugar de Daredevil, y no tarda en recibir un desafío público de Gladiador, quien no quiere perder su reputación de ser el tipo que venció a Daredevil. La pelea lleva a Gladiador y a Daredevil hasta unos grandes almacenes, pero también llega hasta allí Bullseye, fiel secuaz de Kingpin deseoso de derrotar a Daredevil para demostrar su valía...

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Tambores, susurros, salmos y sangre.

Se acercan, acechan, vigilan y ansían.

No.

Despierto en mi cama. Es sólo otra pesadilla, Matt, sólo otra pesadilla. Recuerdo el accidente, cuando niño, oh Dios ¿qué hora es? Me dormí y en algún lugar de la noche Gladiador y alguien con mi nombre deben estar... el camión, el viejo, el material radioactivo bañando mi rostro. Recuerdo cuánto me costó adaptarme a mis poderes, recuerdo que el más leve sonido resonaba en mi mente como tambores, susurros, salmos y sangre. Se acercan, acechan, vigilan y ansían.

¿Qué ha sido eso?

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Los oigo. En la entrada del edificio de apartamentos. Son cuatro y entran. Ignorando el ascensor corren escaleras arriba. Uno de ellos resuella y maldice. Suben y suben sin pausas ni dudas. Calculo su peso y altura sin margen de error. En el primer tramo de escaleras su corazón se dispara. No están en forma.

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Sus murmullos al otro lado de la puerta resuenan con el estruendo de un alud en mis oídos.

Tambores, susurros, salmos y sangre.

Se acercan, acechan, vigilan y ansían.

Tengo miedo. No grito. No puedo gritar.

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Echan abajo la puerta y me alzan de la cama los dos más corpulentos. Quiero gritar y no puedo.

Una mano fuerte me tapa boca y nariz. Pañuelo. Mi mente se nubla. Pañuelo empapado en...

Oigo una voz embriagada de admiración:

- Es él, no puedo creerlo, estamos ante el auténtico Sin Miedo. Es Daredevil.

Inspiro de nuevo y mi mente se apaga susurros y sangre...

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Todavía aturdido por el narcótico. Todo es fragmentario, disperso.

Estoy desnudo.

La estancia es amplia y ramificada.

Tambores susurros y salmos levantan ecos y engañan mi sentido del radar.

¿Cuántos son?

Atado de brazos y piernas abiertos en cruz contra el frío muro.

Sus movimientos tela contra tela. Hábitos o túnicas.

¿Quiénes son?

Mis sensaciones difusas tras el velo del narcótico.

Alguien menudo se me acerca no logro dibujarlo en mi mente.

Hay algo en su mano. Alargado y estrecho... puñal.

Su filo se apoya en mi labio inferior. Es frío y afilado pero no me lacera.

Baja despacio hasta mi garganta y allí se detiene. Presiona. Sus latidos se aceleran y mi piel cede. Pero no quiere perforarla, y sigue bajando hasta mi pecho. Y allí se hunde.

Los tambores crecen en fuerza e intensidad, los salmos se elevan pero no distingo lo que dicen.

La hoja penetra en mí apenas un centímetro. Ni me di cuenta al principio.

Ahora, a pesar del narcótico siento el dolor en toda su plenitud. El dolor se abre paso a través de mi piel, mi carne, mis músculos. De un extremo a otro de mi pecho. La sangre mana de mi cuerpo.

Atronador rumor de tela contra tela y latidos, corazones ansiosos, expectantes, aterrados como el mío. Maldito narcótico que todo lo nubla.

El dolor prosigue trazando un dibujo en mi pecho. La sangre baña costillas y vientre. Los latidos frenéticos y rítmicos enloquecen segundo a segundo. A punto algunos de estallar. No es un dibujo. El cuchillo no traza en mi pecho un dibujo. Ahora sé qué es.

La figura encapuchada y menuda, arma en mano, da tres pasos atrás y contempla su obra: dos grandes D entrelazadas y sanguinolentas en el pecho de Matt Murdock.

Me miran. La figura hace un gesto con el brazo y alguien acude a su llamada, sea quien sea tiembla como una hoja, y los pies se enredan en los largos faldones de su túnica.

La figura le entrega el puñal ensangrentado y algo, algo... un cuenco. Se trata de un cuenco.

Tambores latidos temblores.

El individuo toma lo que se le ofrece. Hunde el puñal en su cuello pero vacila. Cae de rodillas y aferra el cuenco bajo su garganta. Despacio y entre espasmos arrastra la hoja hasta el otro lado de su cuello.

Siento el desgarro, intuyo la herida abierta como un pórtico al salón de la muerte.

El cuenco está lleno y rebosa sangre y me es ofrecido.

Sin dudas ni piedad, con atroz violencia me obligan a beber. Y todos, uno por uno, se acercan a mí, sus alientos y olor me marean y ellos no cesan. Tocan mis manos y mis labios, tocan mi vientre y mi frente, tocan mis tobillos. La sangre de mis heridas brota más y más rápido.

Mis tobillos.

Siento como tocan mis muslos y rodillas. Siento una corriente de aire rozar mis pies.

Siento mis miembros recuperar la fuerza y poder de antaño. Siento que todo se aclara en mi cráneo y el narcótico remite.

Siento la sangre brotar veloz de mis heridas, hacia abajo y hacia arriba. Recubre mis brazos mis piernas mis manos mi cabeza. Ciñéndose a mi cuerpo. Formando un tejido impío.

Ropas color sangre.

Un nuevo traje para Daredevil.

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Julia Blackgate entró en la sala poco antes que Thomas Rawls, y encontró al Maestro agonizando. Se arrodilló junto a él llorando y con mano temblorosa buscó su móvil pero el Maestro, entre estertores, habló:

- No... escucha, mi tiempoellibro... tú eres la ungida - posa sus dedos en la frente de Julia-, a ti te confiero el don de tocar, leer, usar el libro que es mi sangre y mi poder.

Julia quiso decir algo pero el Maestro la interrumpió apremiante:

- Hay algo que no está escrito, a... acércate, es el nombre del poder, atiende bien, es la llave, es el nombre

Matt Murdock, esas fueron las palabras que el Maestro susurró a Julia antes de morir, Matt Murdock. Julia Blackgate obtuvo así el nombre y el libro. El libro del Maestro, el libro del poder, el libro del conjuro de llamada y Daniel Cohen consiguió, quién sabe cómo, su arma, no necesitaban más, no necesitaban a un cobarde como Rawls capaz de venirse abajo en cualquier momento. El libro y su arma, aunque sólo fuese una, bastaban para dar fuerzas al sin miedo, hacer que Daredevil resurgiera de su ocaso. Si el Maestro no se hubiese negado a usar ese poder seguiría vivo.

En algún lugar de la noche, piensa Julia Blackgate, Gladiador y el Errado se están enfrentando. El errado es un digno sucesor del sin Miedo, pero no es suficiente.

Matt Murdock, esas fueron las palabras que el Maestro susurró a Julia antes de morir, Matt Murdock. Ahora ella y sólo ella puede entonar los salmos, puede realizar el rito. Y luego la voz cumplirá su promesa, y Julia Blackgate tendrá por fin a Claudia Fisk, la bella niña-mujer, jamás mancillada por el beso de hombre alguno.

Julia Blackgate desata a Daredevil, y le ofrece un presente. Lágrimas de emoción resbalan por sus mejillas.

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La figura que el rito inició me desata en silencio. Estoy en pie.

Algo surge de los pliegues de su ropa y lo alza para que todos puedan verlo. Un objeto alargado y cilíndrico. Lo posa en mi mano enguantada. Falta su gemela, su otra mitad, pero aun así la reconocí en seguida: es mi arma, mi vara.

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EL CORREO SEGÚN MATEO

Bueno, habéis tenido que esperar al número cinco para tener un episodio con protagonismo casi absoluto para Matt Murdock, espero que creáis que la espera valía la pena.

Este capítulo es muy importante, no sólo por lo que se relata en él, sino porque además es el motivo por el cual existe esta serie. La imagen de un rito de fieles arrancando al héroe de su invalidez estaba presente en la mente de Kleinsberg mucho antes de empezar a escribir Ultimate Daredevil, y la serie se ha armado sobre esta escena. La idea de este capítulo fue el punto de partida a partir del cual se dibujaron situaciones, personajes y tramas. En cierto modo estáis ante el número cero de la colección, y hasta hora habéis asistido a una cuenta atrás.

Pero hay más. Este capítulo es importante también por otra razón. ¿Recordáis la escena del funeral de Fisk en la que no se sabía quién pensaba cada cosa? Pues bien, ahora y sólo ahora, con todo lo que ha ido apareciendo, cualquiera que se tome la molestia de releer esa escena (y que tenga más o menos presente la trama, claro), podría ya identificar sin dificultad a quién pertenece cada párrafo. Esto estaba ya pensado desde un principio para que fuese así.

Y nada más, el próximo número concluye el primer arco argumental de la serie.

Tendréis noticias de mi abogado

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