What If? vol. 3 #4
¿Y si los 4 Fantásticos fuesen supervillanos? (1 de 3)
Guión: Cifra2
PORTADA: Reed Richards, Johnny Storm, Ben Grimm (como La Cosa) y Susan
Storm vestidos con trajes de época del Club Fuego Infernal mientras saborean un vino
Prólogo: Hace muchos años. (Nota: Reed Richards y Ben Grimm tienen 17
años... el resto de personajes importantes tienen entre 13 y 15 años)
Un coche se detiene delante de un edificio en un colegio privado de
Massachussets. El Invierno está en su plenitud y la nevada da un
aspecto nostálgico al paisaje. Muy apropiado para lo que ocurre. El
chófer se baja del coche y abre la puerta de los pasajeros... un joven
adolescente sale de él, seguido de su padre.
- Papá, no quiero venir aquí...
- Reed, es la mejor escuela del país.
- Pero yo tenía mis amigos en California...
- Tienes demasiado talento como para desperdiciarlo allí...
- ¡Dr. Richards! ¡Bienvenido a la Academia de Massachussets!
- Puede llamarme Nathaniel, Sr. Frost.
- Y Vd. a mí Marcus... Mark, si lo prefiere... Tú debes ser
Reed... he oído hablar mucho sobre tí.
Reed miró a Mark Frost... le bastó un vistazo para saber que no era un
tipo legal... que era peligroso en extremo. Siempre había tenido un
sexto sentido para juzgar a la gente.
- Encantado, señor Frost.
A Frost no se le escapó lo forzado de su saludo. Había mucho trabajo
que hacer con este joven. Pero era un diamante muy prometedor por pulir.
- No te preocupes, Reed... aquí harás amigos rápidamente... ahora
mismo te presentaré a tu compañero de habitación... Shaw, Sebastian
Shaw.
Y con ello, Reed sufrió un escalofrío como si su destino se sellase...
un destino al que no era posible escapar.
Más tarde y tras despedirse de su padre, ya en el comedor, Sebastian y
Reed terminaban por congeniar, mucho más rápido de lo que Reed hubiese
previsto...
- Reed, quiero presentarte a otros estudiantes... ven conmigo...
Sebastian le guió hacia una mesa donde un grupo de chicos y chicas
comían y charlaban apaciblemente...
- A ver, chicos... os quiero presentar a mi nuevo compañero de
habitación... Reed Richards...
- ¡Hola Reed! - Saludaron todos los comensales...
Reed devolvió una sonrisa tímida como saludo. No le gustaba ese grupito
que tenía delante.
- A ver Reed, te los voy a presentar uno a uno... ésta rubita
oxigenada es Emma Frost, la hija del director de la Escuela, así que
ten cuidado con lo que dices o piensas...
- Vamos, Sebastian, como si pudiese leer las mentes.
- Querida, tú y yo sabemos porqué lo digo... éste gordito de aquí
es Harry Leland, hijo de uno de los industriales más poderosos del país.
- Cuidado con llamarme gordo, Seb.
- Cuidado con llamarme Seb, Harold. Por cierto, éste otro chaval
de ahí es el capitán de nuestro equipo de fútbol, Benjamin J. Grimm.
- ¿Qué tal, Reed? Creo que nos llevaremos bien...
- Y, por último, esta deliciosa rubia que tiene enfrente es la
novia de Ben, Susan Storm, la benjamina del grupo.
- No cuando el año que viene sea admitido mi hermano...
"Sigh"
Shaw no pudo evitar el suspiro... Johnny Storm era un mocoso, pero Emma
ya le había dicho varias veces lo guapo que era... Shaw no podía evitar
tener celos de es crío.
- Venga, comamos...
- Sí, tengo un hambre de muerte... encantado de conoceros a
todos...
Más tarde, ya en el cuarto, mientras Reed deshacía las maletas...
- ¿Sabes, Sebastian? Lo que no consigo explicarme es por qué mi
padre va y de pronto me saca de mi Universidad y me matricula en esta
Academia...
- Bueno, quizás, Reed, porque esta Academia tiene una sección
universitaria de élite.
- Sí, y me da la oportunidad de vivir con gente de mi edad en vez
de con jóvenes que me sacan varios años... eso ya lo sé... pero ha sido
demasiado brusco... a mitad del semestre.
- Hombre, por lo que Emma me ha dicho, es porque tu padre se ha
unido al Club Fuego Infernal.
- ¿Qué es eso?
- Es un club muy elitista... va más allá de un simple club
social... realmente hay dos Clubs... uno en el que la admisión es más o
menos libre... siempre que tengas una fortuna...
- ¿Y el otro Club?
- Es el círculo interno. Sólo los más poderosos del país pueden
entrar. Yo quiero entrar cuando sea mayor... El padre de Emma está
cerca de conseguirlo, según creo... El padre de Harry sí lo es.
- ¿Y los de Ben y Sue?
Shaw no pudo evitar una sonrisa.
- El Sr. Storm también es parte del círculo interno... Ben está
en la Academia gracias a una beca deportiva... su familia es... humilde.
Reed arqueó las cejas al oir aquello.
- Pero encaja perfectamente con nuestro grupo... tiene mucha
iniciativa y ambición... ya verás cómo hacemos rápidamente una piña.
- Tienes canas, Reed.
Emma y Reed acababan de besarse apasionadamente. Habían pasado cuatro
años que se conocieron y tres desde que se enamoraron. Su relación
había crecido fuerte como un roble centenario, al igual que la de Ben
Grimm y Sue Storm... aunque Ben ya había dejado la Academia para jugar
en la NFL, su carrera había sido breve... una lesión de rodilla le
apartó del deporte para siempre. Ingresó en las Fuerzas Armadas y se
convirtió en piloto de pruebas... uno de los mejores del país. Gracias
a Susan, seguía teniendo contacto con sus amigos de Massachussets:
Harry, Sebastian, Reed, Emma y Johnny, el hermano de Sue, que había
ocupado su lugar en la mesa del comedor reservada a la camarilla
oficial de estudiantes de la Academia.
Sebastian había encajado bastante bien que Emma eligiera a Reed. No se
habló con ellos durante una semana, pero después llegó a la conclusión
de que si Emma era feliz, y su mejor amigo también era feliz, ¿quién
era él para interponerse? Emma le había gustado siempre, pero tampoco
con locura. El hecho de conocer a una nueva estudiante española llamada
Lourdes le ayudó.
Reed ya no era estudiante, sino un becario de investigación. De hecho,
estaba a punto de firmar un contrato con Industrias Storm para entrar
en ella como investigador. Se había especializado en dos campos:
genética y astrofísica... pero dominaba muchos campos.
Además, había descubierto que algunos de sus mejores amigos eran
mutantes. Harry podía alterar la masa de cualquier cosa o ser vivo.
Sebastian adquiría fuerza cuanto más energía recibía. Y Emma... Emma
era telépata. Reed estuvo con ella como Sebastian no pudo estar jamás.
Sebastian no supo cómo ayudarla cuando su cerebro se llenó de voces...
Reed sí. Es por ello que Sebastian supo quedarse en un discreto segundo
plano cuando Reed y Emma comenzaron su relación.
La mutación. Eso obsesionó a Reed. ¿Eran una nueva especie? ¿Estaban
esas semillas genéticas en todos los humanos? ¿Era posible
desencadenarlas?
Conocía a bastantes mutantes en la Academia. Entre el profesorado, por
ejemplo, a las señoritas Adler y Darkholme. Ésta de hecho, tenía un
crío azul y con cola, que había sido totalmente aceptado por la
comunidad escolar... aunque no sabían que la madre era una multiforme.
Reed y su grupo disfrutaban de su compañía, y sabían no sólo de su
condición de mutantes sino también de su lesbianismo. En la Academia de
Massachussets imperaba un espíritu de tolerancia como no había igual en
aquella época.
El entrenador del equipo de fútbol, Víctor Creed, también era mutante.
De hecho, Emma le había contado cómo había sido un agente especial y
ahora disfrutaba de una nueva vida más apacible en la escuela. Incluso
- ya en materia más escabrosa - cómo la srta. Darkholme había tenido
un "affaire" con Creed y como resultado nació el pequeño Kurt Adler.
Hasta qué punto Raven Darkholme sintió algo por Víctor Creed es algo
que sólo ella y Emma, gracias a su telepatía, sabían. Aunque eso sí,
sabían que Raven, Irene y Víctor eran mucho más que unos simples
profesores... eran parte de las fuerzas de seguridad del Club.
El pequeño Kurt era la "mascota" del grupo. Sí, eran adolescentes e
irresponsables, pero no por ello ajenos a la realidad que los rodeaba.
Por todo ello, cuando Reed y Emma rompieron su abrazo y Emma gritó,
Reed supo instintivamente - y gracias a su enlace psíquico - qué
había pasado con Kurt.
Se levantaron como si fueran una sola persona y Emma llamó mentalmente
al resto de "Los 7 Magníficos". Ben estaba de visita ese día, para ver
a Sue... Sebastian estaba con Lourdes, otra telépata que había sido
admitida en el grupo (sí, eso hacían 8, pero el nombre tenía gancho y
no lo iban a cambiar), y Harry y Johnny estaban estudiando en la
biblioteca... fueron los primeros en llegar a la casa donde Adler y
Darkholme vivían... estaba en llamas.
Actuaron rápido... sin pensarlo dos veces, los ocho, que habían llegado
prácticamente a la vez a la casa, entraron... Lourdes y Emma guiaron a
los demás hacia Kurt, Irene y Raven... los sacaron de ese infierno y
los tendieron en el césped mientras las ambulancias se acercaban,
avisadas por los vecinos. Johnny fue el primero en darse cuenta del
graffitti que todavía se leía en un lateral de la casa.
"MORID MUTANTES"
- Oh, Dios mío...
Emma notó enseguida que no estaban solos... las mentes, excitadas, eran
claras y sus pensamientos resonaban en su cerebro como los agudos
chillidos de unos cerdos el día de la matanza.
- Siguen aquí, observándonos...
Emma se concentró...los localizó... y los identificó. Pero sus palabras
fueron:
- Después nos ocuparemos de ellos. Ahora la prioridad son los
heridos.
- Pero, ¿quiénes son?
- Racistas. Los he identificado. Y marcado.
Y tragándose su rabia, añadió...
- No escaparán.
En la sala de espera del Hospital, los ocho recibieron a Victor
Creed... no necesitaban telepatía para ver que Victor estaba al borde
de la locura, deseoso de vengar el ataque.
- Sr. Creed...
- Llámame Vic, Ben.
- Irene, Kurt y Raven están bien... magullados por la paliza
recibida y con algún hueso roto... pero saldrán bien de ésta.
- Pero no eran eso lo que querían...
- No. Te juro Vic que no comprendo lo que ha pasado.
- ¿No es obvio, Ben? - Harry estaba exaltado - Odian a los
mutantes...
- Odian lo que no comprenden - especificó Reed -, y seguirán
odiándolo mientras nadie les explique qué son los mutantes.
- No es tan fácil, Reed. Ben, Sue, Johnny y tú sois amigos y nos
habéis visto siempre con naturalidad... pero seguís siendo humanos...
¿no te das cuenta de que temerán al siguiente paso evolutivo?
- Si hubiese una forma de que todos fuésemos iguales...
Reed no podía saberlo aún, pero con esas palabras acababa de terminar
de sellar el destino de todos los presentes en la sala.
Robert Kelly era un estudiante aplicado... él y sus colegas de Kappa
Lambda Pi de la Universidad de Harvard tenían algo en común... odiaban
a los mutantes. Cuando uno de los nuevos hermanos les informó que en la
Academia de donde procedía había un par de profesoras lesbianas
cuidando de un mutante que sólo podía ser un demonio, no tardaron en
decidir que había que dar un escarmiento...
Pero, cuando llegaron y comenzaron el ataque, y vieron al... demonio,
les invadió la locura. No podían matar con sus propias manos... pero
les dieron una paliza y prendieron fuego a la casa.
Apenas acababan de salir cuando comenzaron a llegar los jóvenes...
maldijeron cuando vieron que sacaban a tiempo los maltrechos cuerpos de
las dos tortilleras y del diablo...
Ni se dieron cuenta de cómo una mente les sondeaba.
Han pasado veinticuatro horas del ataque. Bobby Kelly y sus amigotes
celebran la lección que han dado el día anterior y lamentan que ese
monstruo haya sobrevivido... En la seguridad de Kappa Lambda Pi, lo que
menos se esperan es la llegada de nueve personas encapuchadas con ganas
de sangre.
Llaman a la puerta. Peter Segal tiene diecinueve años. Es su primer
curso en Harvard, donde estudia Derecho. Peter usó un bate de béisbol
en las piernas de Irene Adler, ciega, demasiado mayor como para poder
defenderse. Se levanta del sofá en la sala de estar, llega a la puerta
y la abre. Lo último que ve antes de morir es a un hombre alto y rubio
que le desgarra el cuello con unas garras.
Seymour Krelbourne es un joven estudiante de Botánica. Cogió agua
fuerte y la derramó en la cara de Raven Darkholme cuando intentó
defenderse. La zorra no sólo era una lesbiana, sino que además era azul
como su hijo... sólo que podía cambiar de forma y de color a voluntad.
Rió cuando los gritos de la mujer resonaron en la habitación. No puede
gritar ahora cuando Lourdes le abrasa la mente, negándole el acceso a
sus cuerdas vocales, mientras Harry Leland aumenta la masa de su
cuerpo... pero no la de su corazón, que es aplastado por su creciente
peso.
Así van cayendo, silenciosamente, uno a uno, los cinco culpables del
ataque a la casa. Dejan a Robert Kelly para el final... Reed, Ben, Sue
y Johnny lo han pedido para sí. Ellos son humanos. Va a ser
simbólico... no quieren darle la razón a Kelly dejando que un mutante
justifique su miedo.
No.
Va a sufrir. No morirá hoy. Pero deseará haber muerto.
Bob Kelly usó otro bate de béisbol con Kurt. Con un niño de cinco años.
En su paranoia, Bobby echó agua bendita sobre el niño, creyendo que se
quemaría vivo. Desilusionado al ver que no tenía más efecto que el
provocar aún más lloros en un niño ya aterrorizado, cogió su bate de
béisbol y comenzó a golpearle. Se controló antes de que alguno de sus
golpes acertara a la cabeza... y sólo gracias a ello pudo Kurt
sobrevivir.
Reed, Ben, Sue y Johnny son ahora los que tienen bates de béisbol. Bob
Kelly sabe lo que va a pasar.
- Sucios mutantes...
- No, Bob. No somos mutantes. Somos humanos.
- ¡Da igual! ¡Sois amantes de los mutantes!
- Bob... no tengas miedo... no te vamos a matar. Tú no mataste al
niño.
- ¿Niño? ¿Cómo podéis llamar niño a esa criatura demoníaca?
Sue fue la que habló esta vez.
- Bobby... Quizás deberías mirarte en un espejo, si es un
monstruo lo que buscas.
- Pero deberías darte prisa - añadió Johnny -, porque no podrás
verte mañana.
Con ello, los cuatro comenzaron su ataque, llenos de ira, pero
manteniendo el control. Robert Kelly NO debía morir. Hoy no. Qué más
querría él.
Tras la paliza, Reed comenzó a hablar.
- ¿Sabes Bobby? Puedes que no te hayas dado cuenta, pero nosotros
hemos sido más cuidadosos que tú ayer.
- ¿Ngg?
- Oh, lo olvidaba, no puedes hablar. Bueno... dentro de unos días
verás cómo sí puedes. Por desgracia, será de las pocas cosas que podrás
hacer... No volverás a caminar, por ejemplo.
Ben, Sue y Johnny guardaban un silencio respetuoso.
- Quiero que recuerdes esta lección, Bobby. Cuatro humanos son
los que te han dejado en este estado. Cuatro humanos, no mutantes.
- Mmm engaré...
- No, creo que no lo has comprendido... te hemos marcado... te
estaremos vigilando... SIEMPRE... serás un buen chico a partir de ahora
o todos aquellos a los que quieres sufrirán...
- ¿Quiéeeeenessssssss soiiiiis?
- Nadie... a partir de ahora, seremos como fantasmas... pero muy
reales cuando alguien nos provoque.
Bob Kelly perdió la consciencia y yació, con la columna partida,
durante horas antes de que alguien se percatase de que algo iba mal en
la residencia. Cuando fue preguntado por la policía en la cama del
hospital, Robert Kelly estaba demasiado aterrorizado para articular
palabra, pero el germen de su futuro había sido ya implantado.
Mientras tanto, los nueve habían vuelto al hospital.
- No estamos orgullosos de lo que hemos hecho, Vic.
- Susan... habéis dado un paso que no tiene vuelta atrás...
- Lo sabemos - intervino Ben, apoyando su brazo en el hombro de
Creed.
- Siempre hemos sido amigos... los unos siempre hemos cuidado de
los otros... y eso seguirá así por siempre...
- Cueste lo que cueste, Reed... cueste lo que cueste.
Una alianza había quedado sellada aquella noche. Una alianza indeleble.
¿Qué ocurrió en los años sucesivos? Reed se obsesionó por hallar una
forma de igualar a humanos y mutantes, de eliminar la causa principal
del racismo. Descartó el quitar los poderes a los mutantes, sería como
quitarles las alas a los ángeles... no... el cambio a mutante debía
estar implícito en los genes humanos... y lo DESCUBRIÓ.
Una mañana de Agosto, Reed Richards dio con la forma de modificar la
genética humana: dosis de radiación controladas y puntuales... Los
sujetos obvios para el experimento final eran ellos mismos. Un mes
después y tras varios ensayos con células humanas de ellos cuatro
(Reed, Ben, Sue y Johnny) que demostraron que la mutación era factible,
dieron el gran paso. Uno a uno, se sometieron al influjo controlado de
esas radiaciones, y uno a uno, descubrieron los cambios en sus
cuerpos... Sue se volvió invisible, Reed se volvió elástico, Ben se
convirtió en una rocosa criatura de fuerza extraordinaria, y Johnny...
se llevó el susto de su vida al incendiarse... sin quemarse. Un día
después, recibían la invitación formal para entrar en el Club Fuego
Infernal como peones blancos.
Ser un peón blanco era entrar en el círculo interno desde abajo...
recibías órdenes, las ejecutabas... pero también tenías un grado de
independencia y también decidías acciones a seguir. Pronto descubrieron
que Creed, Darkholme y Adler eran también peones... Emma no lo era, ya
que sólo accedería al círculo cuando su padre falleciese. Lo mismo iba
por Leland y Shaw... pero ello no era óbice para que siguieran ayudando
y formaran el grupo de apoyo.
La primera misión que recibieron fue fácil. Sólo había que hacer una
demostración de poder en un país africano, de tradición comunista y que
no quería dejar sus recién descubiertos pozos petrolíferos en manos de
empresas capitalistas... Angola.
Correo Alternativo
Sí, ya sé... vaya forma de pasar de capítulo... pero es que esta
historia es algo más fluida que el resto... tenía dos opciones: 1) Un
número especial. 2) Tres entregas... he escogido la opción dos, pero
con cortes que no fuercen unos "golpes de efecto" al final decada
episodio.
De todos modos, en los dos números siguientes podréis ver la
reinterpretación de los primeros años de Los 4 Fantásticos (aunque los
he trasladado en el tiempo y NO OCURRE NI EN LOS 50 NI EN LOS 60). La
Guerra de Angola comenzó en los 70, si os sirve de algo.
AVISO IMPORTANTE: habreis notado que pongo un "primera quincena"
en "What If?" y un "segunda quincena" en "Mutantes"... la explicación es
sencilla... para que no esteis un mes sin vuestra ración de mis
colecciones, las voy a racionar (espero que Peter y Carlos se den
cuenta de este detalle). No os confundais: no he convertido las series
en quincenales.
Y sin más dilación paso a las cartas:
¡Rob! Deja ya de escribirme.
Tras las cartas... nada más por hoy... Alternativos Saludos!
Cifra2.
P.D.: Perdonad mi brevedad, pero estoy de curro hasta arriba ;)