SUPERHUMANOS
Volumen I: Sin Banderas
Guión: Ibaita
Portada: MiRo
5 - Periodismo de investigación (IV de V)
-Ya están sobornados-comentó el Castigador, entrando en la habitación.
-Muy bien-sonrió Sin Banderas-. Urich, te vamos a necesitar para esto.
-¿Eh? ¿De qué habláis?
Ben Urich se encontraba sentado en el sofá, tecleando en un ordenador portátil su artículo sobre superhombres. Estaban en una habitación de un motel, alquilada por Sin Banderas con un nombre falso.
-Necesitamos que consigas un pase de prensa para el discurso de Stark mañana. Si lo consigues hoy, a partir del tuyo podremos falsificar dos para nosotros. El Castigador ha sobornado muy bien a los guardias para poder meter armas, pero necesitamos los pases de prensa, porque los guardias de fuera son más difíciles de soboronar.
-Pero... ¿De qué habláis? ¿Stark? ¿El de Stark International?
-Sí. Stark International es la multinacional con mayor tráfico de armas hacia Israel, y creemos que también contrata superhumanos para defender su mercado. Por eso vamos a matar a ese cabrón mañana. Dará un discurso en la recepción de Stark International, creo que iban a invitar a algunos periodistas. Además, ¿no querías escribir otro puto artículo antes del de los superhumanos?
-Uh, sí, entregué el de Fórmula 1 anteayer y necesito otro.
-Pues ya está. Consíguenos pases de prensa, ¿eh?
Un cartel desgastado cuelga oxidado en la entrada de una propiedad. "Escuela Xavier para jóvenes talentos". Aquella noche, su único habitante recibió una visita inesperada.La verja estaba oxidada. Una fuerte patada de una bota militar rompió la cadena del candado y abrió la puerta. El hombre hizo un gesto y otros diez, vestidos de negro con ropas antibalas y unos grandes rifles, le siguieron.
Tres disparos a la puerta principal volaron la cerradura. Los hombres comenzaron a desplegarse por la mansión.
-¿Pero qué coño...?-Scott Summers bajó corriendo las escaleras. Esperaba a unos adolescentes que hubieran entrado a la mansión aparentemente abandonada a explorar, fumar, beber, follar o lo que fuera. No aquello.
Summers llevaba unos pantalones azules ajustados y unas botas amarillas; un uniforme aparentemente colorido bastante extraño. De cintura para arriba llevaba una chaqueta de chándal. Tenía el pelo castaño, largo hasta los hombros, y barba de varios días. LLevaba un visor de cristal rojo que le cubría ambos ojos.
El primer hombre levantó su rifle hacia él, pero Summers ya tenía una mano sobre el visor. Con un rápido gesto, se lo quitó y un rayo escarlata de pura fuerza alcanzó al soldado. El rayo destrozó gran parte del suelo, junto a la mitad del cuerpo del soldado, del que de cintura para arriba no quedó ningún hueso totalmente intacto. Sus dos piernas cayeron a lo que quedaba de suelo empapado de sangre de manera ridícula. El segundo hombre vestía los colores de la bandera y tenía un escudo y un fusil, y en lugar de dispararle o huir, comenzó a correr hacia él.
Summers disparó el segundo rayo cuando su enemigo estaba a sólo cinco metros de él. A tan poca distancia, el rayo no era tan amplio y apenas cubría unos centímetros cuadrados, de manera que impactó de lleno en el escudo. Sorprendentemente, el Capitán América no salió volando por los aires, sino que saltó hacia Summers. Le golpeó con tanta fuerza con el escudo que prácticamente le arrancó la mandíbula inferior. El mutante cayó al suelo gritando como podía de dolor. El Capitán América soltó su rifle y mientras sujetaba la cabeza de Summers con una mano para que no le apuntara con sus rayos, le colocó una pistola en la sien.
Tarde. El mutante disparó al techo y una nube de escombros cayó directa sobre el Capitán América. Éste apenas tuvo tiempo de interponer su escudo. Summers, aún tumbado, le pegó una fuerte patada en la entrepierna y después se llevó de nuevo la mano al visor, listo para disparar un rayo que atravesara el pecho del Capitán América. Entonces, una bala le atravesó la cabeza a él. Algunos soldados acababan de volver al vestíbulo.
Veinte minutos después, el pequeño grupo estaba reunido de nuevo frente a la puerta principal. El Capitán América tomó la palabra.
-Al parecer los informes eran incorrectos. Aquí no hay ninguna célula terrorista llamada la Patrulla-X, aunque es verdad que había un superhumano. Y muy peligroso, tengo que añadir. Volvamos al cuartel. A lo mejor nuestros superiores se ponen contentos.
-Y ahora, damas y caballeros, recibamos con un fuerte aplauso a Anthony Stark.
Todos los periodistas allí presentes comenzaron a aplaudir, mientras el Castigador soltaba su bolsa de deporte y comenzaba a abrir la cremallera. Tony Stark era un hombre joven, con el pelo moreno, de algo más de 30 años. Iba trajeado y llevaba una pequeña barba con perilla. Subió a la tarima. Detrás de ésta se encontraban cuatro guardias armados, una bandera estadounidense y una armadura escarlata y dorada cuyos ojos parecían emitir un misterioso brillo. Stark sonrió.
-Buenas tardes. Para mí es un verdadero placer...
Entonces el Castigador sacó el fusil de la bolsa. El periodista que estaba delante de él salió volando de una terrible patada en la espalda. El Castigador disparó una ráfaga con su fusil y los dos guardias de la izquierda cayeron muertos, mientras los sobornados del detector de armas se tiraban al suelo. Los otros dos guardias de Stark sacaron sus pistolas y apuntaron al Castigador, pero éste dio un prodigioso salto gracias a su fuerza superhumana mientras se giraba en el aire y abatía a los tres guardias de la entrada. Después cayó al suelo y rodó, disparando a los guardias de la derecha de Stark.
Después se lanzó directamente hacia el empresario, mientras en el aire giraba su fusil para apuntarle. Entonces, la armadura que estaba detrás de Tony se movió. Simplemente levantó un brazo y de la palma de la mano salió un rayo de pura energía, que atravesó el pecho del Castigador. Éste cayó al suelo con un gran agujero humeante en el pecho.
-Eh... Disculpen esta interrupción, lamentamos mucho este ataque... Ustedes han podido ver en acción a Iron Man, el robot guardaespaldas de mr. Stark...
Urich y Sin Banderas contemplaban incrédulos al frío robot.
5 - Periodismo de investigación (V de V)
El despacho de J. Jonah Jameson emitía un profundo olor a tabaco. Ben Urich llamó a la puerta.
-Adelante-gruñó Jameson.
-Aquí tiene un nuevo artículo, mr. Jameson-Urich dejó el manojo de folios mecanografiados sobre la mesa del director.
-Hmmm. ¿Superhombres? ¿Qué es esto, Urich?
-No afirmo ni niego nada, simplemente me limito a dar pruebas de diversos acontecimientos extraños y personas sospechosas que...
-¿Qué coño te has fumado, Urich? Una cosa son los veinte paquetes de cigarrillos que te fumas al día y otra esto.
-Pero aunque sean sólo rumores, se puede publicar; ¿de dónde han salido todas esas noticias de Bigfoot y...?
-Esto es una mierda.
Jameson agarró los folios y los partió por la mitad.
-Vuelve a mi despacho con algo como esto y te vas a la puta calle, ¿entendido?
Ben Urich encendió un cigarrillo mientras volvía a casa. Últimamente andaba algo escaso de dinero, y sin duda el no haber conseguido entregar el artículo en el que llevaba meses trabajando no iba a ayudar mucho. Cada vez que pensaba en lo mucho que se había arriesgado para conseguir ese artículo... Había conocido a psicópatas asesinos, había permanecido escondido delante de una batalla colosal entre un ser de fuego y otro de hielo... Todo para nada.
Tiró la colilla en el suelo. Inmerso en sus pensamientos, había dado un rodeo para volver a casa. Había anochedio ya, y una corriente de aire frío sacudió la gabardina de Urich. Entonces se dio cuenta de que una silueta se recortaba contra la luna llena, de pie sobre el tejado de un almacén delante de él. La silueta dio un prodigioso salto y cayó suavemente sobre el asfalto. Urich se fijó en que tenía cola.
-Ben Urich...-dijo entonces el superhombre-Sabes demasiado.
El hombre se acercó lentamente hacia Urich, que quedó paralizado de terror. La figura que le acechaba llevaba una armadura de color verde, de la cual la cola formaba parte, que sólo dejaba los ojos al descubierto.
-Me llamo el Escorpión, y me temo que tengo que asegurarme de que no se te vaya la boca.
El periodista ni siquiera pudo correr. A una velocidad increíble, aquel asesino saltó a por él. Entonces, a mitad del salto, hubo un destello y el Escorpión salió volando, cambiando totalmente su trayectoria y chocando contra la pared de otro almacén con un sonido sordo, a tal velocidad que todo el yeso que la recubría saltó.
-Parece que llegamos justo a tiempo-comentó la voz burlona de Sin Banderas.
Urich aún continuaba paralizado, allí de pie. Seguía sin acostumbrarse a ver actuar a un superhumano... Y ver a un hombre dar un salto de quince metros para después salir volando y recorrer media calle no es tan normal como hacen creer los cómics.
Por fin, el periodista se giró hacia sus salvadores. Allí estaba Sin Banderas acompañado de otro hombre; éste era calvo, con una barba morena bien cuidada, y vestía con una túnica azul.
-Urich, te presento al Dr. Druida. Es un hechicero ermitaño que odia la sociedad actual... Y con el que estoy llevando a cabo un plan realmente maravilloso.
-Es un placer, Ben Urich.
-Eh... Sí. Encantado. Disculpadme, aún estoy un poco confuso... No sé cómo me han atacado...
-Tal vez fuera un superhumano contratado por el propio Jameson. El Bugle es un periódico importante-sugirió Sin Banderas.
-Vámonos al piso franco antes de que el Escorpión despierte-intervino el Dr. Druida-. No puedo empezar un combate ahora, necesitaré todas mis energías para lo que voy a hacer allí.
-Urich, acompáñanos. Será más seguro que exponerte a otros ataques.
-¿Resucitar a superhumanos? ¿Estás loco? Eso es imposible, ¿no?-preguntó el periodista incrédulo.
-No, desde que encontré cierto pergamino es incluso bastante fácil. Recuperar sus mentes es imposible, lo que puede sernos de ayuda. Sin embargo, les acabo de instruir rápidamente en combate básico. También les he puesto nombres clave, según su aspecto en la mayoría; aunque con un poco de documentación Sin Banderas ha recuperado los nombres que usaron los que atracaban bancos y usaban sus poderes de forma visible. Los supervillanos.
Una hilera de diversos superhumanos, en su mayoría vestidos con trajes de colores, aguardaba en la habitación de al lado.
-Y sí, la mayoría de ellos son supervillanos.
-¿Supervillanos? No termino de entender el concepto.
-Sí, superhumanos que olvidaron todas las precauciones y se lanzaron a atracar bancos y cometer crímenes. Eliminados por el gobierno en silencio, o en todo caso no se les prestó atención en los medios. Están ordenados desde las muertes más antiguas a las más recientes.
-Veámoslo-dijo Sin Banderas.
-Os los iré presentando: Doctor Octopus, los Ani-Hombres, el Lagarto, Gárgola Gris, Hombre de Arena, Rino, Lobezno, Rondador Nocturno, Mr. Fantástico, la Antorcha Humana y Cíclope.
-Un amigo mío con superpoderes murió hace poco-comentó Sin Banderas-. ¿No tienes todos?
-Sí, de hecho tengo todos los de los últimos años. Tal vez ese amigo tuyo siga vivo.
-Ah... Interesante.
-¿Y qué haréis con ellos?-preguntó Urich.
-Los mandaremos a destruir bancos y cosas de esas. Al final el gobierno tendrá que enviar una respuesta superhumana, y habrá una lucha. Eso es lo que queremos.
Centenares de personas contemplaron incrédulas por primera vez en su vida a un superhumano. El Lagarto dio un salto de varios metros de altura y sus garras arañaron el cristal y el acero de Times Square, permitiéndole trepar con una habilidad sobrehumana hasta un anuncio que destrozó de un coletazo en una lluvia de chispas.
Los tentáculos del Dr. Octopus atravesaban el cristal de un banco para después ir desperdigando sus muebles. Uno de los Ani-Hombres sobrevolaba los tejados arrojando cócteles molotov contra las antenas de la TV. El Rino atravesaba por completo una tienda de ropa. Las garras de Lobezno causaban destrozos en una tienda de Sony.
El Capitán América agarró su escudo. Seis hombres armados con rifles y protegidos con trajes antibalas se encontraban detrás de él.
-Ya sabéis lo que significa esto, Código: Alfa. Tenemos menos de una hora para reclutar instantáneamente a todos los superhumanos autorizados de la lista.
OFICINA DE BEN URICH
Acaba la primera saga larga de la serie, Periodismo de investigación; y por el tema de agrupar los números de 2 en 2, ha acabado bastante rápido, la verdad. El próximo número será más largo, de hecho, ya que juntará tres.
Sobre el número 2, los comentarios se centran en Mr. Fantástico. Sí, lo sé, no pude evitarlo XD Es que hasta el nombre es de actor porno... De todas formas, el Reed Richards de esta realidad nunca llegó a ser científico, ya se verá más adelante; me alegra que a José y a Tomás os haya gustado, pero no puedo hacer esto con todos los personajes... Ahora, alguna salvajada más ya se dejará caer. Correia pregunta también si la versión de Luke Cage sobre los superhumanos y Charles Xavier es cierta; la verdad es que al principio la metí sólo como curiosidad, como una especie de leyenda urbana, pero según he ido escribiendo la he tomado como cierta sin darme cuenta. Dado que en la serie no se llega a confirmar del todo, ya la confirmo yo aquí.
Y bueno, sobre este número 3, nada que comentar. La trama avanza mucho, pero trabajando sobre unas bases que ya están más o menos sentadas; si acaso, cabe destacar la novedad de Stark y Iron Man como personajes distintos; y sí, creo que los pelos del Cíclope de la Era de Apocalipsis le quedaban lo bastante bien como para trasladarlos aquí. Y bueno, ya ha acabado la primera saga de la serie y tenemos el universo presentado, la próxima saga se publicará entera en el cuarto número para que cuadre la cosa, y por fin habrá acción. Mucha acción.
Ah, lo de resucitar personajes es sólo un guiño a Marvel, no un recurso de escritor novato ni nada por el estilo XD