LOS 3 GUERREROS #2
La búsqueda de las manzanas doradas II
Guión: Hiperión
Portada: Se ve a los Tres Guerreros en un bosque, junto a un enano. Y a Fandral diciendo: "¿Para encontrar las manzanas doradas, tenemos que enfrentarnos a. ¡¡Un enano!!?"
Prólogo:
Amanece en Asgard. Un hombre ataviado con una armadura y una capa, llega a
la plaza contigua a una de las más importantes tabernas de Asgard, "La
taberna del jabalí".
Durante unos minutos, aguarda en silencio. Poco a poco, la plaza se va
llenando de una multitud que habla entre ellos. Finalmente, el hombre llama
a uno de sus acompañantes:
-¿Dónde está ése Fandral? - dice ásperamente el hombre.
-Mi señor Brunic, un campesino afirma haber visto a los Tres Guerreros,
incluido Fandral, alejándose a caballo de Asgard hace apenas unos minutos. -
dice el otro hombre.
-Mmm. Así que ha eludido a su destino. ¡Ja! ¡Mejor! Así, cuando vuelva, si
es que lo hace, su derrota será mucho más sonora, ya que me habré preparado.
Jebar, toma estas monedas y repártelas entre éste ansioso público, en
compensación por la espera. Y Comunícame ipso facto cualquier noticia sobre
el retorno de los Tres Guerreros.
-Si, milord, como ordenéis - dice Jebar mientras Brunic se aleja por un
callejón.
Fin del prólogo.
Los Tres Guerreros llegan finalmente al bosque en el que Iduna fue atacada.
Descienden de sus caballos, junto a un pequeño estanque.
-Bien, ya estamos aquí. ¿Ahora qué, amigos míos? - dice Fandral.
-¿Por qué no lo pensamos mientras probamos una de ésas manzanas doradas que
hay en el suelo, ésas que tienen tan buena pinta? - dice Volstagg.
-¡¡¡¡¡¡¿¿¿Cómoooo???!!!!!! ¿Dónde están esas manzanas que dices? - dicen
Fandral y Hogun al unísono.
-Allí, amigos, en ese camino que lleva a los más profundo del bosque. En
materia de comida, mi vista es de lince.
-¿No preguntabas qué hacer, Fandral? Allí está nuestro primer objetivo.-dice
Hogun.
Así, los tres siguen el rastro de manzanas doradas, dejando a sus caballos
en el estanque. Volstagg va recogiendo las manzanas.
Pero, de repente, el rastro de manzanas se acaba, habiendo cogido apenas 5
manzanas.
-Aquí se acaba el rastro. Mas ha sido provechoso. - dice Volstagg saboreando
una manzana.
-Lo habrá sido para ti, Príncipe de la panza. Pero para nuestra misión no lo
ha sido en absoluto. - dice Fandral.
-¡Ji, ji, ji,, ji, ji! - se oye de repente.
-¿Quién se ríe de nuestra desgracia? Que dé la cara, sea quién sea. - grita
Fandral
-Está bien, guerrero, he sido yo.
Entonces, de entre los arbustos, aparece un enano, con una sonrisa marcada
en su boca:
-Quizá yo tenga la solución a vuestro problema, o puede que no, ¿quién sabe?
Buscáis a quién se ha llevado las manzanas doradas de Iduna, ¿no es así?
-Sí, efectivamente. ¿Sabes quién fue? - pregunta Hogun.
-Ya os lo he dicho, puede que lo sepa y puede que no. Si queréis
averiguarlo, tendréis que pasar u pequeña prueba: Tan solo tenéis que
moverme. Yo me quedaré quieto dónde estoy y tendréis que desplazarme, aunque
sólo sea un milímetro, de mi posición.
Los Tres Guerreros se giran y discuten entre ellos si deben aceptar el reto
del enano.
Finalmente, se vuelven hacia el enano y dicen a éste que sí aceptan.
-Bien, ¿quién comenzará? ¿Quizá el voluminoso Volstagg? ¡Ah, sí! Sé quiénes
sois.
Vostagg da decididamente un paso al frente y exclama:
-¡Sí! Seré yo quién te tumbe, pequeñín, con la única ayuda de mi panza, para
ahorrar a mis amigos el tener que pasar esta prueba.
Dicho esto, Volstagg coge impulso y se lanza a toda velocidad hacia el
enano.
Finalmente, Volstagg da de lleno al enano con su barriga, pero no consigue
moverle ni un ápice, sino que es Volstagg el que rebota hacia atrás.
-¡¿Cómo ha ocurrido esto?! Has humillado a uno de los más bravos guerreros
de Asgard. - dice Volstagg sorprendido, mientas trata de incorporarse desde
el suelo.
-¡Ja, ja! Ya veis que no es fácil tarea la que os he encomendado.
-Cesa ya esas burlas, enano. Veamos si resistes tan bien a Hogun y a su
maza.
-Está bien, hosco, aquí espero vuestro intento.
-Os voy a dar un golpe de mi maza con el que os podría lanzar hasta Midgard.
Así, Hogun, tras prepararse, asesta al enano un gran golpe con su maza.
Pero, para su asombro, el enano permanece en su posición, sin inmutarse.
-¡No puede ser! Le he dado un golpe que podría haber tumbado a un par de
gigantes de la tormenta, pero él ha resistido como si fuese una caricia.
-¡Ja! Y eso no ha sido todo lo que ha ocurrido, pues mira tu maza. - dice el
enano sonriendo.
Hogun observa su maza y ve que se encuentra agrietada, a punto de
resquebrajarse.
-¡Maldito! ¡Mi maza! Me las vas a pagar.- dice Hogun abalanzándose hacia el
enano.
Pero, Fandral le frena:
-Tranquilo, amigo mío. Si le hacemos daño, jamás nos dirá el paradero de las
manzanas doradas. Además, ¿crees que tus puños vencerán dónde tu maza ha
fallado?
-Tienes razón, amigo mío. Aunque esté furioso, no debo olvidar nuestra
misión.
-Así pues, solo quedas por probar tú, osado Fandral. Adelante, pues. - dice
el enano.
-Sí, pero yo probaré la maña dónde la fuerza ha fallado.
Así, una vez Fandral está junto al enano, coloca su espada bajo la punta de
los pies de éste, y comienza a hacer palanca.
-¡Ja! Sigue intentándolo así. Intenta probar algo que sabes que no
conseguirás.
-¡Sí! Pues. la esperanza. es. lo último. que se pierde - dice Fandral,
sudando por el esfuerzo.
Pero, segundos después, su espada se parte en dos y él cae hacia atrás.
-¡Uff! Esto no es posible. Ha de haber un truco detrás de esto. - dice
Fandral.
-¡Vaya! Al fin os percatáis. Ya era hora. - dice el enano, descendiendo de
un árbol.
-¿Cómo? ¿Estabas ahí todo el tiempo? Mas, el enano con el que combatimos.. -
dice Volstagg.
-Os lo explicaré. Al principio, era yo. Pero, cuando os girasteis a discutir
si debíais aceptar mi reto, yo subí al árbol del que me habéis visto bajar.
Al mismo tiempo, atraje desde mi tierra una piedra de diamante, muy
abundante en esos parajes. El enano al que intentasteis mover era la piedra.
Por eso se partieron vuestras armas.
-¿Y para qué tanta complicación? - pregunta Fandral.
-Ah, veréis, mi tierra suele ser aburrida para alguien al que le gusta la
diversión, como yo. Por lo que vago por éste bosque, esperando que pase
alguien con quién divertirme. Normalmente, enseguida confieso el engaño,
pero, con alguien como vosotros, los mismísimos Tres Guerreros, quería hacer
una excepción, por la excelente diversión que me estabais brindando. Y, en
agradecimiento, os reparo vuestras armas rotas, con mi magia.
-Mmm. Gracias. Mas, ¿vais a decirnos quién atacó a la diosa Iduna? -
pregunta Hogun.
-Oh, sí. Os lo debo, por la diversión. Fue una mujer encapuchada. Hablo en
voz alta y oí que se dirigía al Castillo del Dragón, al norte. No os puedo
ayudar más.
-Ni falta que hace. Nos has sido de gran ayuda, a pesar de utilizarnos para
tu propia diversión. Ahora debemos irnos - dice Fandral.
-Esperad. Traeré mágicamente vuestros caballos hasta aquí. ¡Ajá, ya está!-
en ese momento, aparecieron los caballos de los Tres Guerreros- Adiós y
buena suerte.
-Adiós y gracias de nuevo. Vamos, compañeros. - dice Fandral
-¡¡¡Por Odín!!! ¡¡¡Por Asgard!!! - gritan los tres al unísono, mientras
galopan hacia el norte, en mitad del ocaso.
Continuará.
Cartas a los guerreros
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