LOS 3 GUERREROS #1
La búsqueda de las manzanas doradas I
Guión: Hiperión
Portada: Se ve a los Tres Guerreros con sus armas, corriendo hacia delante, como si fuesen a salir de la portada.
Hogun, Fandral y Volstagg se encuentran en una de las muchas tabernas de
Asgard, bebiendo y riendo con algunos amigos.
Entonces, en una esquina de la taberna, dos jóvenes comienzan a discutir
sobre las monedas que deben repartirse entre ellos, ganadas en una apuesta:
-Yo debo quedarme la mayor parte del dinero, ya que fui yo el primero que
sugirió apostar por Uller. - dice uno de ellos.
-Aunque eso fuese cierto, que no lo recuerdo, no te da ningún derecho a
quedarte con la mayor parte del botín, mequetrefe- contesta el otro.
Entonces, ambos se levantan de forma desafiante.
-¡¿Cómo te atreves, Vegdal?! Hemos sido amigos desde la infancia y me lo
pagas insultándome. Mas prometo que yo, Brunic, haré que pagues ésta
ofensa. - dice enfurecido Brunic.
-Vaya, así que te haces el valiente. Está bien. Aunque me duela en el
corazón, debido a nuestra larga amistad, creo que debo aceptar tu desafío y
derrotarte, por ladrón y mentiroso. -contesta Vegdal al desafío de Brunic.
Así, los dos amigos desenvainan sus espadas y comienzan a luchar. Sus
espadas entrechocan innumerables veces, sin que haya un claro vencedor,
mientras se van desplazando por toda la taberna.
Finalmente, se acercan a la mesa en la que se encuentran los tres guerreros.
Gracias a un fuerte mandoble propinado por Brunic, Vegdal es empujado hacia
atrás, dándose de lleno con Volstagg y derramando la bebida de éste.
-¡¿Quién se atreve a derramar la bebida del valeroso y bravo león de
Asgard!?- grita Volstagg sorprendido- Quiero ver su rostro ahora mismo.
-He sido yo, guerrero Volstagg, mas os ruego mil perdones por ello- dice
Vegdal, dando la espalda a Brunic.
Entonces, Brunic aprovecha esta ocasión y da un golpe seco con el mango de
su espada a Vegdal en la cabeza, haciendo que caiga al suelo cuán largo es.
-¡Ja! Ese bandido ya ha tenido lo que se merecía. Ahora aprenderá que nunca
se le debe dar la espalda al enemigo, y mucho menos a mí - dice Brunic,
jactándose de su victoria.
Entonces, Volstagg se levanta y se pone frente a Brunic.
-Acusáis a este hombre caído de bandido, más vos sois tal, no él, por atacar
por la espalda, como un traicionero troll. -dice Volstagg a Brunic enfadado.
-¡Ja! Supongo que tú eres Volstagg. Eres conocido en Asgard como héroe, pero
yo pienso que no eres más que un obeso con ganas de fama. - dice Brunic,
confiado en sí mismo.
-¡Basta ya! - grita Fandral deteniendo la discusión- Vos, que os hacéis
llamar guerrero, poco lo demostráis, tumbando a ese hombre por la espalda y
ofendiendo a mi buen amigo Volstagg. Más os reto a probar que sois bravo
guerrero, en un combate a espada mañana al despuntar el alba.
Brunic se queda parado unos segundos, mientras piensa en la proposición de
Fandral.
-Está bien- dice finalmente- acepto gustoso tu reto. Pero insisto en que tal
duelo se produzca en la plaza contigua a esta taberna, si te parece,
supuestamente audaz Fandral.
Fandral, ofendido, lanza una penetrante mirada a Brunic, a la cual éste
responde con otra.
-Está bien. Acataré tu condición. - contesta finalmente Fandral - allí te
esperaré al alba.
Entonces, satisfecho al oír esto, Brunic coge la bolsa de monedas ganadas
por él y Vegdal y se marcha de la taberna.
Fandral vuelve a sentarse en la mesa con sus compañeros.
-Mil gracias, Fandral, por tu ayuda, - dice Volstagg- más yo hubiese
despachado a ese bandido en segundos, si no hubieses intervenido.
-Sí, sí, Volstagg, lo que tú digas- contesta Fandral con el semblante
entristecido.
-Mmm. Te conozco mucho tiempo, como para saber que algo te aflige, amigo
mío - dice Hogun - ¿puedo ayudarte en algo?
-No, Hogun, lo que pasa es que..
Entonces, un mensajero de Odín entra en la taberna, solicitando la presencia
en palacio de los Tres Guerreros.
Éstos, al oírlo, apuran sus bebidas y pagan al mesonero, tras lo cual se
dirigen raudamente a palacio.
Por el camino, Hogun sigue preguntándose qué le sucede a Fandral, aunque no
se atreve a preguntar.
Minutos después, llegan a puerta de palacio, donde solicitan a los guardias
para pasar.
Éstos se lo permiten. Finalmente, llegan a la sala en la que se encuentra el
trono de Odín. En ella, les esperan el mismo Odín y su sabio visir.
-Acercaos, hijos míos, pues la celeridad es necesaria en nuestra
situación. - dice Odín con gesto serio.
-Siempre a vuestras órdenes hasta el fin, sea cuál sea la adversidad a la
que haya que enfrentarse. Y creo que hablo por los tres. - dice Fandral
solemnemente.
-Sabía que podía contar con vosotros, valerosos guerreros. Mas dejad que os
explique vuestra misión con la ayuda de una de las protagonistas de lo que
ha acontecido.
Así, se abre la puerta de la sala y entra la bella diosa Iduna, portadora de
las manzanas doradas a los dioses. Los tres guerreros se giran.
-Diosa Iduna. Estáis tan radiante como siempre, mas vuestro gesto es triste.
Explicadnos lo ocurrido, por favor. - dice Fandral.
-Veréis, como ya sabéis, ésta es la época en la que os traigo a Asgard las
manzanas doradas que os permiten escapar del frío toque de Hela. Mas, en
ésta ocasión, de camino hacia aquí, fui atacada por la espalda y caí al
suelo inconsciente. Cuando desperté, me encontré con que me habían robado la
cesta en la que llevaba mi valiosa carga. No supe qué hacer, excepto venir a
Asgard y informar de lo ocurrido a mi señor Odín. - explica Iduna.
-Gracias por explicárselo, Iduna. - dice Odín - Creo que ya sabéis para qué
os he llamado, ¿no es así?
-Sí, mi señor. Y estamos dispuestos a todo para recuperar nuestra fuente de
vitalidad cuánto antes. Podéis contar con el valeroso Volstagg para tal
hazaña.
-Sabía que diríais eso, nobles guerreros de Asgard. Mas, ¿te ocurre algo,
Fandral? Tu semblante es triste sobremanera.
-No es nada importante, mi señor. ¿Y cuándo y adónde debemos partir para
comenzar nuestra búsqueda?
-Debéis ir al bosque del norte de Asgard, por el que Iduna pasaba cuándo fue
atacada. Partiréis mañana al amanecer.
Fandral se sorprende y se arrodilla.
-Mi señor, os ruego que nuestro viaje comience más tarde, pues tengo
concertado un duelo con un bandido llamado Brunic, al despuntar el alba.
-¿Y permitirás que un duelo se anteponga a emprender una misión de la que
depende el destino mismo de los dioses?
Fandral calla durante unos segundos, dudando de su respuesta.
-Si os soy sincero, señor, no sé la respuesta a esa pregunta. Grandes dudas
asaltan mi mente.
-Está bien, hijo mío. La elección es tuya. Sólo espero que hagas la
correcta.
Mañana partiréis, aunque debáis hacerlo solo Hogun y Volstagg. Podéis
marchar.
Así, los Tres Guerreros salen de la sala, callados. Ni Hogun ni Volstagg se
atreven a preguntar nada a Fandral.
Y así pasan el resto del día;
Esa noche, Fandral se dirige solo fuera de Asgard, a campo abierto. Tras un
largo rato caminando y pensando, se sienta en una piedra, observando el
cielo.
Desenvaina su espada y la alza, observándola.
Entonces, oye un ruido a su espalda. Instintivamente, se gira, con su espada
por delante.
-Detente, seas quién seas. Ah, eres tú, Hogun. ¿Qué haces aquí, viejo amigo?
-Me preocupas, Fandral. Se suponía que la faceta de hombre serio y sombrío
me pertenecía a mí. ¿Qué es lo que te pasa?
-¡Ja! Parece que no soy el único extraño últimamente. Tú mismo acabas de
hacer un chiste, amigo, cosa rara en ti. Mas lo que me aflige es. ¿cómo lo
llaman los mortales? ¡Ah, sí! Crisis de identidad. No sé cuál es mi papel
ya. Pienso que mi tiempo de ser guerrero ya pasó.
-Entonces, ¿Por qué has desafiado a ese bandido de Brunic?
-Era para intentar probarme a mí mismo que merezco seguir siendo guerrero.
El resultado del combate decidiría por mí. Mas ahora, Odín nos encarga una
misión vital. Parece que los hados no quieren que me decida aún.
-Entiendo, amigo. Entonces, ¿nos acompañarás mañana a la búsqueda de las
manzanas doradas?
-He estado pensándolo mucho, créeme, y he decidido que quizá ésa misión sea
una manera mejor de solucionar mis dudas. ¡Sí! ¡Iré!
-Me alegra sobremanera oírte decir eso, compañero. Mañana al alba partiremos
los tres. ¡Que pases buena noche! Y que ésta misión aclare tus dudas.
-Ojalá, amigo, ojalá - dice Fandral en voz baja, mientras vuelve a mirar el
cielo estrellado.
Al alba del siguiente día, los Tres Guerreros se reúnen y montan en sus
caballos.
-Partamos enseguida, pues el león de Asgard está expectante de probar su
valor - dice Volstagg.
Hogun se acerca a Fandral y pone su mano sobre el hombro de éste.
-¿Ésta es, pues, tu decisión, amigo Fandral? ¿Está seguro de ella?
-¡Sí! Y partamos antes de que cambie de opinión.
-Así sea, entonces. Te deseo buena suerte, amigo. Que encuentres lo que tu
alma busca.
-Venga, a qué estáis esperando, amigos. Partamos ya.
-Está bien, Volstagg, en marcha. ¡Por Odín! ¡Por Asgard!
Así, los Tres comienzan a cabalgar hacia el horizonte.
Continuará.
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