ULTIMATE MOON KNIGHT #4
Cuentos a la luz de la luna II
Guión:
Ultrón
Portada: La estatua de Konshu se ve al fondo, frente a esta se encuentra Shane con una túnica.
Nota: Este número se desarrolla en Egipto, hace aproximadamente 2500 años.
Un beso, una caricia, una mirada...sen dejan llevar como los amantes que
son, como futuros señores de Egipto: ella era hija de Faraón y el un gran
sacerdote, el destino les deparaba grandes cosas que harían juntos, pero el
destino no siempre triunfa...
-Debes saber...debes saber que no puedo seguir con esto.
El chico se encontraba entre dos columnas, observando el resplandor del
amanecer egipcio.
-Pero, creía que me amabas, que querrías ser Faraón y tenerme a tu lado por
toda la eternidad...
-...en esta vida y en la siguiente?
-Exacto, ¿acaso tus sentimientos no son reales? ¿Solo estabas conmigo para
poder sentir el placer de gozar junto a la hija del dios que gobierna Egipto
ahora?
-Tu casta nada tiene que ver con esto. Lo sabes bien.
-¿Entonces?
-Rindo culto a un Dios, uno verdadero. Mi padre era consejero del tuyo,
nunca tuvo un minuto para mi, simplemente me dejó apartado mientras me
formaba como sacerdote, cometió el error de adorar al "dios" equivocado. Mis
deberes cambiarán radicalmente muy pronto, no puedo comprometerme.
-¿Me abandonas por un Dios? Ya tendrás tiempo de unirte a ellos cuando tu Ka
abandone el cuerpo, pero ahora vive en la tierra y no seas un estúpido.
-La decisión está tomada Akasha...
-No puedes... -los ojos de la chica comenzaron a desprender unas lágrimas
por sus mejillas-
-Lo siento...
La pareja se separó ese día, día en que comenzó el cambio.
-Konshu?
Shane se encontraba arrodillado frente a una estatua hecha en roca blanca
que sostenía un cetro cuya punta tenía forma de Luna menguante. Los ojos de
dicha estatua comenzaron a brillar tras haber hablado el joven.
-Estoy listo. He hecho lo que se me pidió, mi descendencia está asegurada y
dentro de unos años podré actuar y llevar al pueblo tu divina justicia.
Un zumbido llegó hasta su mente.
-¿Faraón? No sabe nada, al igual que mi princesa. Supongo que encontrará a
otro hombre pronto, otro monje quizás. Pero nunca sospechará lo que hemos
hecho. El trato está hecho, ¿cuánto mas tengo que esperar?
El presente:
-"¿Cuanto mas tengo que esperar?" Dijo el sirviente de Konshu-la voz de
Marlene sonaba cálida, todos sus compañeros de caravana le habían prestado
atención desde que dijo la primera palabra-. El Dios no dio respuesta a
aquello y el fiel monje se retiró, sabiendo que las represalias de Faraón no
tardarían...
Marc se encontraba entre la demás gente, con igual asombro estaba escuchando
la historia del Caballero Luna, una historia de la que Marlene no tenía
conocimiento hasta que, tras la muerte de su padre, encontró entre las
pertenencias de este un viejo diario. Shane no se había presentado ya en esa
noche "no hay a quién vengar" dijo. Tampoco le había dicho como consiguió
que su alma permaneciera eterna, lo único que le dijo fue que era el trato
que había hecho con Konshu, aunque le parecía que pronto se iba a enterar.
Tras una pequeña pausa, Marlene pasó página y prosiguió con la historia....
-Padre...
La mujer se encontraba frente al Faraón, pese a que era considerado una
divinidad para ella solo era el amable hombre que la crió, nunca conoció a
su madre, nunca tuvo hermanos, simplemente estaba él; al que todos llamaban
Dios.
-Dime mi niña.
-Shane...me ha..abandonado.
-Perro traidor, consideré que sería el mejor esposo que había en mis
tierras. Al no tener mas descendencia ni familia tu esposo será el único que
podrá ser Faraón ¿así me lo paga? Su padre sirvió fielmente durante mucho
pero el chico...
-Dijo que...
-No importa, te ha deshonrado...y a mi también. Le ofrecí todo lo que un
hombre podía tener en esta vida. Pequeña Akasha...con una palabra bastará,
si tu corazón aun siente algo por el traidor le dejaré vivir, no sin
castigo...pero si me lo pides, morirá antes de que el Sol toque la arena,
antes de que la luna salga.
-Padre...yo no...no se si aun le amo o no. Solo pido que me des un tiempo,
antes de solucionarlo con el metal, déjame intentarlo con el corazón.
-Lo que mi hija me pide yo se lo concedo, sea. Pero solo tienes dos
amaneceres...
**La mujer se acerca, tu único nexo con este mundo...mejor dicho mi
caballero, "nuestro" único nexo.**
-No hace falta que me lo digas...podría oler su perfume desde muy lejos...
Akasha entró en la pirámide, conociendo pasillos que nunca había pisado como
si llevara un mapa en sus manos. Nunca había estado en el lugar, solo había
oído hablar de el.
-¿Qué haces aquí mujer?-Shane sonó frío, ni tan siquiera miró a la que había
sido su amante, su futura mujer hasta hacía solo unas horas-
-Me dijiste como llegar...me dijiste que en tiempos difíciles este sería
nuestro refugio...
-Eso te lo dije hace mucho, ahora debes marchar.
-Grandísimo borrico ¿No lo entiendes? Faraón te dará caza si no vuelves de
mi mano. Y te aseguro que ni Konshu podrá protegerte entonces.
-Eso es lo pactado, no debe protegerme en estos momentos...
-¿Lo pactado?¿de que demonios hablas?
-No lo entiendes ¿verdad chica? Esto va mas allá de ti y de mi, incluso de
servir a un credo. Mientras el Ka de tu padre se esfumará el día de su
muerte el mío permanecerá intacto, durante milenios incontables. Envejeceré
con este mundo, mil puestas de sol y mis amaneceres serán lo único que
podrán contar mi edad...eso y un poder superior al de cualquier humano.
-¿El poder de un Dios?
-Correcto.
Akasha salió corriendo. Lo que hizo en las horas posteriores no estaba
escrito en ningún sitio, pues nadie pudo verlo. Muchos dicen que, como una
niña que era en su interior fue a llorar lejos, donde su corazón roto
pudiera descansar. Otros son mas crueles y cuentan que simplemente se mostró
ante su padre con una mirada de lobo y ordenó que el joven fuera asesinado.
Lo único cierto fue que la persecución de Shane comenzó ese mismo día.
-¿Debo dejar de huir ya?
**Lo que debes hacer es seguir corriendo, corre hasta que la noche caiga.**
La voz de Konshu sonaba siempre fría. Shane no había conocido a otro Dios,
no sabía si en realidad habían mas e incluso en momentos como ese llegó a
dudar si Konshu ya era solo parte de una locura que el mismo había
concebido. "Los dioses no deben dirigirse a los mortales amablemente"
pensaba, pero al final siempre obedecía.
**CORRE**
Y el hombre corría.
-Debería volver a la pirámide y cuando llegue el momento mostrarme para
completar el ritual...-parecía hablar solo a medida que corría entre los
callejones de una antigua ciudad olvidada-.
**Eso mancillaría la pirámide con una sangre que aun no es del todo
honorable, no todo lo que puede serlo.**
-Tienes razón, supongo que siempre la tienes ¿no?
**Siempre**
En ninguna pared se escribió nunca sobre la relación entre Dios y Hombre,
pues en unos pocos papiros se había descrito su pacto. Nunca nadie escribió
sobre eso, porque quizás a nadie le interesaba lo que opinara el hombre.
El presente, Nueva York:
-La obra en si es excelente.
-No es una obra estúpido, mas bien es una reliquia. Una obra tiene un fin
lucrativo, esta estatua simplemente fue hecha para rendir culto. Además está
formado por una sola pieza.
-Como siempre, tiene usted razón.
-Por cierto, ¿cuando te contraté cual fue mi principal petición?
-Mantener su privacidad, que nadie le viera a no ser que usted me lo pidiera
expresamente.
-Hoy he encontrado a una de las sirvientas fuera de su horario, rebuscando
entre los cajones del escritorio de mi habitación.
-¿No se me ha informado?
-Yo me he ocupado de ella. Cuando digo que nadie puede ver mi cara, es que
nadie puede ver mi cara.
-A excepción mía...
-Lo tuyo es diferente, necesito a alguien que me mantenga en contacto con la
vida pública.
Steve Grant dio un sorbo a un vaso de whisky con hielo que tenía en la mano
izquierda.
-Que no se te vuelva a pasar por alto, que cada cual esté en su sitio a su
hora.
-Seguro, por cierto...uno de los museos de la ciudad nos ha llamado para
solicitar ceder alguna pieza de su colección privada, ¿que tal esta estatua
de Konshu?
-Ni hablar, no saldrá de aquí.
El pasado, otra vez. Horas después de donde se dejó:
-Quiero...morir...
Como cuenta la historia, el hombre fue encontrado.
La historia cuenta que el hombre iba a ser ejecutado.
Antes de ser ejecutado el hombre pidió ser castigado.
El Faraón en aquel momento se sintió un tanto honrado.
La historia cuenta que el hombre comenzó a hablar solo.
Muchos dicen que un Dios le devolvía las palabras que nadie quiso oír.
Como cuenta la historia, a la luz de la luna el hombre murió.
Presente, Egipto:
-Y la historia aquí acaba...o mas bien comenzaba- Marlene cerró el libro que
había tenido en sus manos desde hacía aproximadamente una hora, mientras
contaba la historia de Shane-. Pues la mayoría sabemos mas o menos lo que
después ha pasado.
-El monje Shane cumplió su parte. Tras morir sirvió fielmente a Konshu-un
espontáneo siguió con lo que iba a salir de la boca de la chica-. Tan
fielmente que regresó, como Caballero Luna, cada vez que se le ha
necesitado...en buenos y malos tiempos. Ahora recemos hermanos, pues el
Caballero Luna ha regresado y está entre nosotros...
Todos miraron a Marc.
FIN
CARTAS A LA LUNA
Aquí, en el #4 casi hemos terminado nuestras andaduras por la arena. Pronto seguiremos en la jungla de asfalto conocida como Niu Llorc. Y por supuesto que la mudanza estará justificada...
VAYAN CON KONSHU!