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Se llama Marc Spector, ha sido soldado durante toda su vida, quizá por el destino, la casualidad, tal vez como parte de un plan mayor, su vida cambiará debido a la intervención de un Dios olvidado; Konshu...
 
Ultimate Moon Knight

ULTIMATE MOON KNIGHT #3
Cuentos a la luz de la luna I
Guión: Ultrón
Portada: Judson

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El traje blanco relucía aquella noche, como no lo había hecho en mas de dos milenios. El portador era distinto, en parte, aunque en el fondo seguía siendo la misma sangre. Los nómadas que aun persistían en el desierto habían continuado rindiendo culto a varias tradiciones, como la del Caballero de la Luna, puño de Konshu. Durante mucho había jurado proteger a los hijos del Nilo y había cumplido.

-Marc...eres el Caballero Luna.

-No se de que hablas...

-Tienes que estar bromeando, mírate; acabas de deshacerte hace menos de una hora del mismísimo ejército solo con tus puños como armas y unas cuantas cuchillas.

-No fui yo, estaba inconsciente. Lo recuerdo porque en ese momento me desplomé y recuerdo el golpe, aunque creo que yo también vi al tipo de blanco del que me estás hablando.

-Te vi caer y segundos después te levantaste, al igual que cuando desapareciste como Caballero Luna y volviste a aparecer como estás ahora.

-Una simple coincidencia.

-Tenéis incluso la misma altura y el mismo físico.

-Tengo un cuerpo muy común.

-Para ti solo son coincidencias, ¿no es así? Si consiguieras recordar...

Marlene salió de la tienda, si Marc no entraba en razón ella tenía mas tiempo que perder. Muchos de sus amigos habían muerto, incluido su padre. La demás gente ya había empaquetado todo lo que se podía comer o simplemente utilizar en cualquier momento de necesidad.

-Has quedado fino Marc...-dijo para si mismo mientras se quitaba las vendas del costado, donde se suponía que había sido herido y ya no había rastro siquiera de sangre o una pequeña cicatriz-.

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El fuego rodea su cuerpo, incombustible y furioso. Debería estar muerto pero el destino, unido a las venganza mas antigua no le han dejado pasar al otro mundo. Su Ka prácticamente se ha perdido mientras que su cuerpo persiste en el mundo de los vivos. Su mente...su mente roza la locura.

***¿Me obedecerás?***

-Si el dolor para, lo haré.

***El dolor parará, con el tiempo. Pero solo te dejaré marchar cuando mates al Puño de Konshu.***

-Morirá, solo tienes que decirme donde está. Su nombre e iré con un rifle y ¡PAM! Muerto...

***Hará falta algo más que un rifle para detenerle. Pero el nombre te lo puedo dar; Marc Spector.***

El dolor cesó entonces. Ya no hubo más palabras y una mirada de locura se apoderó del hombre, que en adelante serviría al Dios.

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El hombre se llamaba Marc Spector y había visto hace apenas una hora enterrar en el desierto a un hombre que arriesgó su vida por él. Si puede, esto no volverá a repetirse... la hija del hombre le contó que ahora él era el Caballero Luna, la forma de justicia en la Tierra que tenía un viejo Dios egipcio.

"Es lo que a él le hubiera gustado"

Esas palabras fueron lo único que escuchó mientras veía el cadáver del mencionado hombre muerto ser depositado en la arena, envuelto en vendajes similares (aunque mas artificiales) a los usados en el antiguo Egipto.

-Marlene...-gritó Marc agitando la mano derecha- debemos hablar...

La chica entró en la tienda, Spector no había salido de ella desde el entierro.

-Dime Marc.

-Dices que soy alguien llamado Caballero Luna.

-Lo eres.

-Déjame terminar. Eso explicaría como me he podido curar tan rápido. O el porqué los soldados huyeron. Pero si soy el Caballero Luna ¿Por qué demonios no lo soy ahora mismo? Es decir, cuando quiero serlo.

-Yo no tengo explicación para eso. Mi padre hubiera podido responder...pero yo no.

-Explícate por favor.

-No eres el primero, tal vez no seas el último. A lo largo de la historia ha habido varios Caballeros Luna, pero tú eres el primero que he visto en mi vida.

-Nunca han llegado noticias de nadie llamado así a mi país... ¿cómo explicas eso?

-Digamos que el Caballero Luna no actúa demasiado en público, pues actúa para el pueblo de Egipto. Le gusta ser sutil cuando aparece.

-Soy todo menos sutil. Además, ni siquiera soy del país, yo no puedo haber sido elegido, hablas del Caballero como un protector de la patria.

-Piensa en esto: ¿qué son los americanos?

-Gente normal...que pregunta estúpida...

-Sois mestizos en su mayoría...cuantos pueden afirmar seriamente que son nativo-americanos. Quizá tu familia, hace mucho, viajó de Egipto a Europa y del viejo continente a América.

-Una remota posibilidad que...

-No tan remota, piénsalo.

La chica salió de la tienda, tal como había entrado. Sin rabia entró y sin rabia salió, era una de las personas más encantadoras que Marc había conocido en su vida a lo largo del mundo.

-Mestizo...pff.

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Nueva York:

El hombre tiene sueño, mas no puede dormir. El hombre tiene hambre, pero apenas comía. Desde hacía semanas el hombre solo sentía un incesante dolor de cabeza y una necesidad inimaginable de ver la televisión o leer un libro, por estúpida que parecía la necesidad esta crecía, junto con la ansiedad del hombre.

-Debes empezar a buscar...los libros se acaban y en la televisión solo hay repeticiones.

-No...no quiero-la voz sonaba idéntica-. Vi lo que hiciste a Sandra...no permitiré que pase lo mismo.

-Fue un accidente...ahora controlo mejor esto.

-La dejaste tonta, no tenía vida. Su mirada estaba vacía, la mujer a la que quería ¿comprendes?

-Era necesario...si no, hubiera muerto. La vida sin mi no te sería tan divertida, vamos, admítelo.

-Tengo hambre y sueño, no son horas.

-Son mis horas...

-Vete....por favor...

-Ni hablar.

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Cae la noche, como siempre. Marc Spector ha vivido extrañamente las últimas noches, sin ser uno mismo. Le volvía a suceder lo de siempre: se marea, su equilibrio comienza a no funcionar, apenas tenía fuerzas para seguir con los ojos abiertos o mantenerse sentado donde estaba en ese momento; pero resistía.

La voz hablaba directamente en su mente.

***Déjate llevar, será mas fácil.***

-Déjame ser yo mismo, no hace falta que...

***No tienes la suficiente fortaleza...experiencia mas bien.***

-Soy un soldado, la tengo.

***Yo soy mas viejo, te aseguro que por mucho que luches yo siempre tendré siglos y siglos de estrategias a mis espaldas.***

-¿Por qué?

***Porque es el destino, está escrito en tu sangre...***

-Hoy resistiré, no podrás hacer lo que siempre me haces.

***Si esa es tu voluntad, tienes el derecho de acompañarme en mis viajes de justicia si quieres...***

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Apenas parecían segundos pero el cuerpo de Marc Spector ya no se encontraba en la tienda en la que se había pasado las últimas horas. Esperando la noche, a su "invitado". Veía a través de sus propios ojos, sentía el viento de la noche egipcia en su cara, pero no tenía control sobre si mismo.

-Deberías parar, ya sabes, para descansar.

***No me hace falta mientras esté protegido por el poder de Konshu.***

-¿Konshu?

***Mi benefactor. Y tu benefactor joven príncipe.***

-Él te da fuerzas siempre, te transforma en el Caballero Luna...¿Qué le das a cambio?

***Mi servidumbre, justicia para sus hijos por toda la eternidad. Ese fue el trato.***

Cuerpo y mente se detuvieron al llegar hasta un pequeño oasis. Una hora corriendo, en una dirección que ninguna brújula podría repetir, en un lugar que quizá no existía realmente.

-¿Dónde estamos...? Por cierto, no me has dicho tu nombre.

***Shane, mi nombre es Shane. Y lo que tienes ante ti es la Pirámide Blanca.***

-No hay nad...

Marc no pudo acabar sus palabras. Ante él, surgida de las profundidades del desierto se empezaba a mostrar una gran pirámide de roca blanca, que se aparentaba cada vez mayor grandeza a medida que emergía.

-...ya veo.

***Fue echa con minerales que el hombre no conoce, para que por la noche su imagen brille a lo largo del desierto. Entremos, te explicaré el porqué de todo.***

Caminaba seguro de si mismo, pues en el templo nunca había sido pisado por nadie que no fuera el Caballero Luna, pues siempre permanecía bajo tierra salvo en momentos como este.

-Las luces, la entrada...parece tecnología bastante avanzada.

***El mundo moderno no escapa a Konshu, mas su poder para duplicar cualquier cosa hecha por un simple mortal le ha servido para fortalecerse con los años. Pero si te das cuenta la verdadera decoración, los escritos en las paredes fueron hechos al modo tradicional, hace mas de dos milenios.***

-Entiendo.

***Hemos llegado.***

-Ese tiparraco es....

***Konshu***

Se encontraba en una sala llena de pinturas en las paredes. Pinturas de Konshu, de la Luna y de un hombre arrodillado ante ambos.

-Cuéntamelo de una vez.

***Aquí, hace mucho, juré proteger a todos los hijos del desierto. Konshu me imbuiría en su poder cada vez que me fuera necesario. Te salvó la vida ¿sabes? Fuiste elegido, pero tu cuerpo no respondía, tuvo que sanarte.***

-Que te hizo dejar todo por esto, te he visto en mi mente, cuando tu espíritu viene a mi. No debes tener mas de treinta años.

***Treinta justamente. Lo que hice...lo hice porque no me quedaba nada mas que hacer en la vida, lo perdí todo, en cierta forma.***

-¿Cuanto tiempo fuiste Caballero Luna antes de morir?

***Je, je...nunca lo fui antes de morir. Por hoy la explicación ha acabado, pero debo preguntarte de nuevo, ¿seguro quieres ver lo que ocurre mientras tomo posesión de ti?***

-Si no puedo remediarlo...si.

***Ahora duerme hijo de la Luna. Te llevaré hasta el campamento, esta noche no hay nada que vengar, los asesinos de las gentes con las que viajas ya han sido castigados...***

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Hacía diez minutos que despertó, en el mismo lugar donde se había convertido en el Caballero Luna por última vez.

-Dios Marc- Marlene volvió a entrar en la tienda-. Creía que te habías perdido.

-¿Eh? Solo estaba dando un paseo.

-Tienes que venir, reunirte con nosotros junto al fuego que hemos encendido.

-Espera unos minutos a que me abrigue.

-Te estaré esperando.

Tardó un minuto, no mucho mas. La gente se encontraba alrededor de una gran hoguera, todos sentados, a excepción de Marlene.

-Venid amigos míos-comenzó-. Pues entre los diarios de mi padre, he encontrado algo de gran valor. Manuscritos antiguos, que nos desvelarán mucho de nuestra historia oculta.

-Marlene...de que demonios estás hablando...-susurró para si Marc-

-Dejad que os cuenta una historia. La historia del Caballero Luna...

FIN

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CARTAS A LA LUNA

SIN CARTAS. ¿Que os ha parecido el número? Escribidme vuestras opiniones a mi propio mail (ultron_@hotmail.com) o enviad vuestros comentarios a la lista de correo, venga. Empezamos la saga "Cuentos a la luz de la Luna", la cual concluye en el número siguiente y donde se explicará el origen del espíritu que toma la identidad de Caballero Luna utilizando el cuerpo de Marc.

Nos vemos.

 
 
   
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