ULTIMATE MOON KNIGHT #2
Luna Roja: Sangre nueva
Guión:
Ultrón
Portada: Judson
Hacía mucho que no disfrutabas de la cacería. La vida que da la cacería
muchos no la comprenderían, la sensación de poder observar la presa, de
tenerla frente a frente y de medir fuerzas, aun cuando tus presas te superan
en número, como ahora mismo. En cuanto los ves los identificas como
traidores; traidores al pasado, a tu religión, a los mas altos entes que
existen para ti; los Dioses egipcios, en especial a Konshu. Son cuatro,
hombres bien formados físicamente, preparados para cualquier contratiempo
con sus armas de fuego, el mundo ha avanzado mientras has estado durmiendo,
pero al fin y al cabo siguen siendo hombres, mortales...y tu eres el Puño de
Konshu.
-Deponed vuestras armas y marchaos de este lugar sagrado - les ruegas desde
lo alto de la pirámide, no sabes si obedecerán, pero antes de herir, se debe
preguntar e interrogar según te dicta la conciencia-.
Te miran con miedo, al menos dos de ellos, rezagados, sus guías. Los hombres
del desierto conservan la tradición, la leyenda del guerrero de la luna. Los
extranjeros solo buscan el bien material...Al no responder te abalanzas
sobre los cuatro extraños mientras aun puedes oír a tus "compatriotas" huir
mientras claman a los Dioses. Cargan sobre ti, de dos en dos, por la
izquierda y por la derecha. Uno de ellos avanza con un machete, intenta
atravesarte pero tus reflejos te permiten desarmarlo rompiéndole el brazo,
medio segundo después lo levantas sobre ti y lo lanzas a dos metros sobre tu
cabeza... cuando cae sobre su espalda ésta se rompe como si fuera una fina
rama, caída de un árbol.
La noche es larga, la luna brilla, pero la batalla no te resultará
dura...faltan horas para el amanecer.
Horas después...
Te duelen los ojos... la luz te hace dilatar las pupilas cuando consigues
abrirlos, por lo que la cosa no mejora por momentos. Tienes un bulto a la
espalda, y sientes que tu cuerpo se balancea. Cuando consigues recuperar el
control de tu cuerpo lo suficiente como para poder girarte te das la vuelta;
el bulto es una persona, un hombre grande y fornido, lleva gafas de sol, ni
siquiera la lejanía deja que los "avances" como estos no lleguen al
desierto. Son nómadas, al menos veinte camellos mas van a tu alrededor, con
familias enteras a sus espaldas. Te quedas callado durante la mayor parte
del viaje como si no estuvieras allí, como si aun no estuvieras despierto.
El cielo se nubla dejando caer una suave brisa, anochece y el campamento se
levanta para guarecerse del frío que llegará en cuestión de una hora.
Pequeñas tiendas de campaña, simples pero preparadas para aislar del frío,
el lugar está situado junto a un oasis.
-Es hora de despertar extranjero...-la voz sonaba cálida, muy femenina. A la
vez que te giras la chica te humedece los labios acariciándote con sus dedos
mojados en agua previamente-.
-¿Que hora es niña?-el tono se elevó, autoritario. Marc no quería parecer
débil, un soldado nunca debe parecer débil-
-Las diez de la noche, pero esa es la menor de tus preocupaciones.
-Explícate.
-Mi padre es el líder del grupo que te ha recogido. Está discutiendo con
otros jefes lo que deberíamos de hacer contigo.
-Por Dios...¿van a sacrificarme o que?
-Tu uniforme te delata, nos hemos encontrado con gente vestida de igual modo
que tu, casi enterrada por la arena. Todos ellos eran mercenarios, los que
llevaron a cabo el atentado contra los ministros. El ejército nacional ha
estado masacrando a tu grupo...
-No puede ser cierto.
-Según la radio que llevamos con nosotros no se ha encontrado al cabecilla y
los pocos que se entregaron y han confesado dicen que aun no han visto al
hombre que disparó muerto.
-Pero solo me tengo que cambiar de ropa para que no me reconozcan. Quiero
quedarme a salvo con el grupo, al menos hasta que podamos llegar a una
ciudad.
-No es tan simple, tu piel blanca te delata. Un ¿americano? No encajas muy
bien en nuestro grupo. Creo que mi padre no te delatará porque considera que
una vida es sagrada y la tuya terminaría si el ejército se entera.
-Esto va peor de lo que creía, es decir, estaba prácticamente muerto pero
ahora además de estar prácticamente muerto tengo a un ejército tras mi
cuello, bueno, tras el cuello de cualquiera que trabajara conmigo.
-Tienes suerte de estar vivo y con eso sobra. Tus heridas eran graves pero
están sanando rápidamente.
-Tal vez tus Dioses me hayan salvado chica, aquella pirámide fue lo último
que vi, después vosotros.
-Te tengo que dejar forastero..necesitas descansar-dice sonriendo- el sol te
ha debido de provocar alucinaciones, no había ninguna pirámide cerca de
donde te encontramos...
Te quedas pensando durante un momento, quizás tenga razón, el cansancio así
como el hecho de estar débil te hizo ver algo que en realidad no estaba ahí.
Quizás todo fue un sueño...
-Un momento,¿Cómo te llamas?
-Marlene...-la cortina de la tienda se cierra ondulando durante unos
segundos por la fuerza de una pequeña brisa-
Interludio:
Sucedió hace mucho, cuando la vida del monje y guerrero, que podía haber
sido Faraón se acercaba a su fin. Aquella noche la Luna brilló en el cielo,
resplandeciente sobre las estrellas que sembraban el firmamento. El enviado
de la Luna cumplió su cometido, como se había acordado. Los conspiradores
fueron asesinados, condenados al olvido...bastó con una noche.
El hombre recibió su sarcófago junto con su cámara, la cual estaba repleta
de tesoros, para la noche eterna, dignos de un rey, como se había acordado.
Aconteció entonces que sus ojos se cerraron, pues tenía que esperar que el
tiempo pasara, hasta que él llegara, alguien de auténtica fortaleza...como
se había acordado.
Estados Unidos:
-¿Y como dices que van las acciones?
-Bien señor, como siempre van...
-Recientemente ha habido un atentado en Egipto, ¿ha afectado a la extracción
de petróleo que estamos realizando allí?
-No señor, todo marcha. No tiene que ver nada con nosotros, ni contra usted.
El hombre que hablaba con voz autoritaria se detuvo frente a una gran
ventana que daba a un bonito parque, construido haría ahora siete años por
el ayuntamiento para que los niños que vivían cerca de esa zona, que estaba
llena de oficinas, pudieran jugar tranquilamente. Se llamaba Steve Grant,
pese a ser uno de los hombres mas ricos de Nueva York poca gente le había
visto públicamente, se encerraba en su mansión y solo hablaba a través de su
ayudante.
-Hablando de Egipto señor, ha llegado hoy un paquete. Los arqueólogos que,
permítame decírselo, ingeniosamente destinó allí, han encontrado una
estatua, dos metros de altura y echa en mármol, con incrustaciones de oro y
plata.
-¿Tiene algún valor elevado?
-Se trata de una representación del dios Konshu, históricamente si que tiene
valo...
-Instaladla en mi sala de trofeos, luego déjame los detalles que tengas de
ella sobre la mesa de mi despacho.
-Como desee.
-Por cierto, después de avisar a mi chofer haz un par de llamadas quiero
comprar el terreno de ahí delante y construir un nuevo garaje para nuestros
chicos.
-De acuerdo señor.
-¿Y dices que tu no tienes nada que ver con el intento de asesinato?-el
padre de Marlene estaba sentado dentro de la tienda mas amplia del
campamento, fumaba en pipa y, al menos en presencia de Marc Spector había
hecho que un hombre aguardara tras él, tal vez como protección-.
-Admito que formaba parte del grupo que intentó llevarlo a cabo pero no tuve
nada que ver con dicho atentado -no sabes si mientes bien, tu trabajo
normalmente era matara quemarropa, nunca implicaba engatusar a alguien o
aparentar ser otro-.
-Esta entrevista es mera rutina ante los jefes de otras tribus nómadas, no
podemos dejar que el ejército nos masacre junto con todas las guerrillas que
tenemos por aquí.
-Lo entiendo, yo solo quiero llegar hasta la ciudad mas cercana y hacer un
par de llamadas, con eso creo que podría salir del país.
-Dentro de tres días volveremos a pasar por El Cairo, para cargar
provisiones.
-Papá,- la cortina que hace de entrada se abre y Marlene entra apresurada-
un grupo del ejército ha llegado, quieren saber si nos hemos cruzado con
algún guerrillero.
El hombre se levanta, seguido por su escolta hasta el exterior. Antes de
salir te hace un gesto para que te quedes dentro de la tienda esperando.
Marc se asoma; lentamente aparta la tela y observa como los soldados se
pasean por el campamento mientras el padre de Marlene habla con un hombre de
tez morena. Con sabías palabra lo contenta con lo que quiere oír y se
marchan; le debes una. Antes de volver a entrar a la tienda hace una señal y
todas las personas a su alrededor comienzan a moverse.
-Nos vamos forastero. Tus heridas han sanado, ahora ayuda a recoger las
tiendas y a subir los bultos a los camellos.
-¿Qué le has dicho?
-Me ha preguntado si había visto a alguien como tu, simplemente le he dicho
que si lo hubiéramos visto ellos no encontrarían su cuerpo...llevamos prisa
forastero así que levanta.
Podría ser una tarde té cualquiera, en Inglaterra, podría serlo si el nombre
de una de las personas que sorbía y hablaba animadamente no fuera Marcus
Merderak. Con solo treinta años había heredado tierras por todo el país, así
como multitud de empresas y un diario. Diario de su abuelo, diario de su
padre, de su bisabuelo...incluso había unas cuantas páginas escritas por su
hermano, el cual había fallecido haría ahora veinte años; nunca le dijeron
como fue.
-Estupendo el sermón de hoy reverendo, sus palabras emocionaron a los
creyentes.
-Es mi cometido, la palabra de Dios no es cosa para dejarla pasar, debe
expresarse con todo el sentimiento posible.
La gran puerta de roble que se situaba tras de ellos se abrió para dar paso
a otros tantos invitados, asesores del joven Marcus esta vez.
-Buenos días caballeros, tomen asiento - les replico el chico-. Ambrosio,
sirva cinco tazas de té mas y traiga una bandeja de galletas.
-Gracias por tu hospitalidad Marcus, la cual es siempre impecable.
-Bueno, contadme las nuevas noticias chicos, ¿que pasa fuera de nuestras
fronteras?
-Te hemos de ser sinceros Merderak, nadie de tu familia ha tenido que
enfrentar lo que te vamos a decir ahora. Tu dinastía a servido fielmente a
la causa desde que se fundó nuestra organización, hará unos mil años...
-Pero lo que se avecina, si nuestra información es buena sobrepasa cualquier
caso de peligro a los nuestros que se haya dado anteriormente.
-Explícate. Hablas como si fuera a perder incluso mi vida.
-¿Sabes para que se fundó nuestro grupo?
-Unificar a los hijos de Dios, estuvieran donde estuvieran.
-Exacto, nos da igual que sean anglicanos o protestantes. Todos son hijos de
Dios. Pero nos creamos varios enemigos. Falsos dioses, que aparecieron sobre
la Tierra nos atacaban aunque, como siempre, nuestra fe nos hizo prevalecer.
-Por favor Clark, intenta expresarte mejor e ir al grano.
-Uno de los mayores enemigos al cristianismo ha resurgido. Un seguidor de un
diosecillo egipcio. No sabemos aun lo que va a hacer, en realidad apenas ha
empezado a andar.
-Pero representa una amenaza a la causa.-dijo Marcus levantándose de su
sillón y andando hasta llegar a un viejo escritorio que tenía sobre él una
pluma junto con algunos folios en blanco- Mi padre me advirtió que esto
podría pasar, tomaremos medidas sin duda, las tomaremos...
Las palabras de un líder sabio no sirvieron para apaciguar a un violento
guerrero. Os seguían desde que partisteis del campamento. Al caer la noche
se han descubierto. El ejército del país te ha seguido la pista y quieren
sangre.
-Marlene!-mientras disparas buscas a la única persona que realmente te ha
caído bien desde que llevas aquí; no mucho mas de un día-.
El campamento te sirve para cubrirte de las balas, está a medio montar. Te
deslizas como una serpientes y sigues buscando hasta que te encuentras con
Kyros; el padre de Marlene. Su pulso es...no tiene pulso, está muerto. Ha
arriesgado su vida por ti y la ha perdido, el único favor que puedes hacerle
es sacar a su hija de este infierno. Te lanzas contra todo hombre uniformado
que encuentras, tus puños son armas bien entrenadas y muy acentuadas por la
rabia que sientes al ver lo que has provocado, pero la rabia no basta para
sobrevivir. Te sientes mal, como en la ciudad hace veinticuatro horas y sin
apenas darte cuenta caes.
...
...
Pasa medio minuto, quizás menos. Para ti cesa todo; la guerra, el dolor, la
ansiedad...solo existe la luz. Puedes ver a un hombre que no recuerdas, pero
al mismo tiempo sientes que es la persona mas cercana a ti y cuando te lo
pide, le dejas "hacer lo que debe"...
Los de los soldados egipcios caen como moscas. Hojas afiladas con forma de
luna menguante cortan varios dedos o se clavan directamente en el cuerpo de
los enemigos. El mundo te necesita y lo sabes, es el momento de resurgir y
ante la atónita mirada de los hijos de la tierra del Nilo solo hay un nombre
que suena al unísono y en varios idiomas...
-Caballero Luna...
FIN
CARTAS A LA LUNA
Bienvenidos al segundo número de la serie. Por lo general estoy agradecido
por las buenas críticas que hemos recibido, esperemos que sigan (y si no,
pues bueno :-P). Como podéis ver seguimos con un ritmo normalito para contar
la historia, metiendo nuevos personajes e indagando en asuntos del pasado y
del presente. Ya sabes, si quieres salir conmigo, insultarme o alabarme solo
tienes que escribir un mail a Ultron_@hotmail.com con el asunto "cartas a la
luna".
Nos vemos el mes que viene (porke SI, Ultimate es mensual :P).