X-MAN #38
Arma mutante I
Guión: Ben Reilly
Portada: Nate apoyado en una pared. Sus ropas están sucias y viejas, sus
ojos están como idos y parece a punto de derrumbarse a causa del dolor.
Miedo. Tengo miedo. Creo que ha llegado mi hora. Me dijeron que tarde o
temprano pasaría; me dijeron que mis energías psiónicas, las energías
psiónicas que me convierten probablmente en el ser psiónico más poderoso de
la Tierra me matarían... pero jamás, nunca, ninguna vez me hablaron del
dolor.
Dolor. Siento el dolor. Es como si cada célula de mi cuerpo estuviera
clavándome una espada en mi cuerpo. Grito. A nadie le importa. Nadie se
preocupa de un chico de apenas 19 años que grita y se retuerce de dolor en
la ciudad de Nueva York.
- Señora por favor... ayúdame
Ni se lo piensa. No me ayuda, me deja tirado en la calle. Antes de que se
vaya puedo captar un leve pensamiento: asqueroso mutante.
Odio. Veo el odio, siento el odio, el mismo odio que convirtió a mi mundo en
un infierno. Está aquí, puedo sentirlo y palparlo en los otros y
también...también dentro de mi. Sí, lo noto reir dentro de mi. ¿Pero qué
odio?. Odio este mundo que tiene que existir en vez del mío; odio a
Apocalipsis por haber destrozado mi mundo; odio a Siniestro que me creo y
asesinó a los que yo consideré mi familia; y odio... odio a la Patrulla-X,
destruyeron mi mundo para salvar el suyo. Una vez pensé que la razón para
ello era porque este mundo, este maldito planeta era mejor de lo que había
sido el mío pero eso se acabó. Este mundo es tan malvado, tan infernal como
lo era el mío o puede que incluso más. En este mundo la maldad se esconde,
se esconde tras trajes caros, mansiones... en este mundo la maldad lleva una
máscara y nadie la ve o peor aún, las propias máscaras que cada uno llleva
les impiden descubrir a las demás por miedo a perder la suya propia y
descubrir así lo que verdaderamente son.
Yo también llevé una máscara, fui el Rey Blanco del Club de Fuego Infernal.
Hace dos meses la perdí. No quería defraudar a Shaw me dije cuando empecé a
notar ni inminente muerte. Ahora sé que no podía aguantar más aquello, supe
desde el principio que Shaw no quería a Nate Grey el hombre, Shaw quería a
Nate Grey el arma viviente más poderosa del planeta. La prueba la tuve
cuando Shaw no se molestó lo más mínimo en buscarme tras mi desaparición.
"¿Qué le pasa?"
"¿Es un mutante?"
"¡Nos va a matar!"
"Tiene mala cara"
"Debería ayudarle pero no quiero verme envuelto en problemas con mutantes"
"Asqueroso mutante"
- ¡¡Salid de mi cabeza!! -grito mareado por la cantidad de pensamiento que
percibo sin control en mi mente.-.
Sólo oigo gritos después. Sus pensamientos son demasiado intensos, no puedo
bloquearlos, mi cabeza va a estallar. ¿Es mi hora?. ¿Al fin ha llegado el
momento?
Me desequilibro y estoy a punto de caer. Entre los pensamientos encuentro
uno que me lleva la atención. Es una madre, está preocupado por algo...
tiene, tiene relación conmigo pero no soy yo quien le preocupa... es su
hijo... está... no puedo leer más, el dolor es demasiado grande, me hace
desviarme a las mentes ajenas. Quiero gritar y que todo acabe de una maldita
vez.
- ¡Que alguien ayude a mi hijo por favor!
Es la madre quien ha gritado. Abro los ojos para ver lo que ocurre. La luz
me hace daño, es como veneno para mi pero quiero ver lo que pasa. Lo veo. Un
niño está atrapado bajo los escombros de un edficio que parece haberse
derrumbado hace unos instantes. Tengo que ayudarle.
Tambaleándome me acerco a los escombros. Siento las miradas y pensamientos
de odio y frustración de todos los hombres y mujeres que hay a mi alrededor.
Los ignoro, no tengo tiempo para ellos. La oscuridad está demasiado cerca y
sólo yo puedo ayudar al niño. Pero, ¿por qué voy a hacerlo?. Si tanto me
odian que se las arreglen ellos, así aprenderán.
Un momento... ¿qué es esto que veo?. Es la memoria de la madre, es un
pensamiento psíquico demasiado intenso para que pueda retenerlo en mi
estado. ¿Ese soy yo?. Sí, lo soy, tengo mal aspecto lo cual no es de
extrañar sientiéndome como me siento. ¿Qué es lo que hago?. "Salid de mi
cabeza"... eso lo acabo de decir hace un momento y luego ¿qué pasa?, el
derrumbe. Ahora entiendo, fue una descarga telekinética lo que derrumbó el
edificio. Fui yo... mis, mis poderes se están descontrolando cada vez más,
tengo que ayudar al chico... si está en esta sitaución es culpa mía.
Me acerco. El chico tiene mucho miedo... demasiado, aturde aún más mi ya de
por sí alterada cabeza. Voy a necesitar mucha concentración para hacer esto.
Un hombre me para.
- ¿¡Es que no has hecho bastante asqueroso muti!?.
- Yo... puedo...puedo ayudar.
- ¿Quién te ha pedido que lo hagas monstruo?
El hombre me golpea en la barbilla y caigo al suelo. Varios hombres se
acercan y comienzan a darme patadas. No puedo perder más fuerzas, las
necesito para para rescatar al chico. Utilizo un pequeño empujón
telekinético para apartarlos y dirijo mi mirada y mente hacia los escombros.
Los comienzo a levantar. Los hombres dejan de golpearme. El edificio era de
buena calidad sin duda, los escombros pesan mucho, demasiado para mi actual
situación pero debo hacerlo pese al dolor que me taladra la mente.
Con mucho esfuerzo logro levantar los escombros y la gente se apresura a
retirar al chico. Yo caigo al suelo exhausto. La multitud me mira. Veo en
sus cabezas el miedo, las dudas sobre si soy un monstruo o un ser vivo, la
duda sobre si soy un héroe por rescatar al chico o si soy un asesino. Sus
dudas, sus pensamientos, sus temores son demasiado intensos. No puedo
filtrarlos. Normalmente un telépata como yo ya tiene demasiados problemas
para no percivir sin querer los pensamientos ajenos y volverse loco con
tantas voces en su cabeza. Hoy no estoy en mi mejor forma, me estoy muriendo
y no puedo detener los pensamientos de los demás. Me vuelven loco.
Tengo que irme de aquí. Utilizo parte de mi reserva de energía para
levntarme telekinéticamente del suelo, en un día cualquier lo haría sin
problemas pero hoy no es un día cualquiera. Me alejo de la ciudad tan rápido
como puedo lo que no es mucho. En cuanto estoy a las afueras de Nueva York
la tensión en mi mente baja, ya no hay tantos pensamientos que me afecten.
Me detengo cerca de la costa para oir el relajante sonido del océano.
Compruebo levemente mi estado, está claro que necesito una ducha y un
afeitado y unas cuantas aspirinas. La fiebre... sigue estando ahí claro,
pero no es mayor que la de días pasados y por lo menos ya estoy delirando,
¿verdad?.
¿Y ahora qué hago?. No puedo quedarme aquí parado. Estoy demasiado cerca de
la civilización, cuando llegue el momento de mi muerte puede que haya una
gran explosión o algo peor así que debería irme a un lugar tranquilo donde
no pudiera causar mucho daño y esperar allí hasta el gran momento.
Ojalá tuviera a alguien con quien pasar estos últimos momentos pero ¿quién
querría estar conmigo?. En este mundo no tengo a nadie. Quizás debería ir a
la isla Muir, Moira McTaggert podría ayudarme y quizás salvarme pero para
qué, no tengo nada que hacer, nada por lo que vivir, debería esperar sentado
a la muerto pero entonces ¿por qué no lo hago?
- ¡¡¿POR QUÉ?!!
Caigo al suelo, me he mareado a causa del dolor. El descanso eterno está ya
cerca, lo noto. Voy a dejarme arrastrar por la muerte, así todo acabará
rápido. Voy a hacerlo sí... el dolor acabará de una vez por todas, no tendré
que preocuparme nunca más por Apocalipsis, Siniestros o Patrullas-X que me
molesten... sí... quiero morir... NO... no puedo y no se por qué... quizás
deba vivir para averiguarlo, sí, esa es mi razón ahora para vivir: encontrar
una razón para no morir.
Me incorporo a duras penas y comienzo a levitar levemente. Cruzar el
Atlántico consumirá la mayoría de mis fuerzas pero valdrá la pena si consigo
curarme.
Pasan horas y horas y todavía estoy a la mitad del recorrido. Si estuviese
al cien por cien habría llegado ya a la isla Muir pero dadas mis
circunstancias tampoco lo estoy haciendo mal.
¿Qué es eso de ahí, un barco?. No, se acerca a demasiada velocidad para ser
un barco. Son... dos hombres, tres vestidos con extrañas armaduras que
vienen hacia mi.
- ¿Eres tú Nate Grey? -pregunta uno de los hombres-.
- ¿Quién lo pregunta?
- Es el chico, sus bioritmos así lo confirman. Vendrás con nosotros chaval.
- Permíteme dudarlo.
Necesito guardar fuerzas para continuar el resto del viaje así que les ataco
con mi telepatía. Mala opción, sus armaduras están psi-blindadas. Adiós a la
idea de guardar fuerzas, les atacaré con todo lo que tenga.
- ¡Abrid fuego!!
Sus cañones abren fuego pero logro levantar un escudo telekinético justo a
tiempo. Se lanzan sobre mi a gran velocidad y me golpean en el mentón y en
el estómago.
- Ughh... ¿Quiénes sois?
- Eso no es de tu incumbencia.
Uno de ellos me lanza una descarga eléctrica. Estoy demasiado lento para
levantar algún tipo de escudo y le descarga me golpea con toda su fuerza
electrizando todo mi cuerpo. A duras penas me mantengo en el aire. Tengo que
pensar en algo y rápido o me capturarán.
¿Qué hacen?. Uno de los robots saca un látigo de energía qye se enrosca
alrededor de mi brazo derecho. Intento romperlo con mi telekinesis pero me
mareo en cuanto lo intento y comienzo a tener fuertes náuseas. Los hombres
se han dado cuenta de mi debilidad y vuelven a abrir fuego con sus lásers
que se estrellan contra una pequeña barrera telekinética que no tarda en
ceder.
Retrocedo, intento escapar pero no soy lo bastante rápido. Me rodean y
vuelven a disparar. No tengo fuerzas para eregir un escudo telekinético así
que recibo los disparos como puedo intentando mantener mi concentración en
mantenerme elevado sobre el mar. Me lanzan varias granadas sónicas que
aturden aún más mi cabeza. Uno de los hombres acorazados me coge por la
cabeza y comienza a golpearme una y otra vez hasta que ya no puedo más y me
abandono a mi suerte.
Caigo al mar exhausto... no me queda nada, estoy totalmente seco. Ahora
mismo no puedo ni siquiera sacarme a flote ni mantenerme consciente. Sabía
que mi muerte estaba cerca pero nunca pensé en morir ahogado. Y no será así,
antes de que caiga inconsciente noto cómo los hombres con armaduras me sacan
del agua llevándome hacia algún lugar siniestro.
NEXO TEMPORAL
Holadola a todos
Espero que este mi primer número os haya gustado a todos. En el número
siguiente acabará esta primera mini saga que sirve como introducción a lo
que será el planteamiento general de la serie de aquí en adelante que como
veréis variará un poco sobre lo que había escrito Xumer anteriormente.
Espero que sea de vuestro agrado y si no lo es sólo tenéis que escribirme
para contarme lo que no os gusta y yo trataré de corregirlo. Bueno, me
despido, ciao.
ben_reilly@terra.es