THOR #504
Falta de Fé (Capítulo 2 de 4)
Los prejuicios causan perjuicios
Guión:
Bergil
Portada: Dibujada por John Romita Jr. En el centro
de la portada (cuyo fondo es oscuro, con nubes de tormenta) se ve a Creel,
los brazos alzados, con la boca abierta en una sonrisa y un relámpago
que cruza la portada tras él. En el suelo, medio encogido y protegiéndose
la cara aparece Thor. En el logo, "Thor" aparece tachado, y ahora pone
"El poderoso Creel".
PRÓLOGO
En algún lugar de Manhattan, una reunión
importante estaba a punto de comenzar.
- Entonces, ¿ya han llegado todos?
- Sí, ya estamos todos.
- ¿Cuantos somos?
- Hoy han venido casi ciento cincuenta.
- Ciento cincuenta... es un aumento importante, y sin
embargo todavía somos demasiado pocos. Si queremos que Thor nos
haga caso, todavía hemos de ser más.
- Estoy de acuerdo. Pero ahora, los que han venido esperan
tus palabras.
- Muy bien. Vamos allá...
Amora se desperezó con movimientos felinos y se
levantó del sillón en el que estaba reclinada cuando oyó
las pisadas en la terraza del lujoso apartamento en el que ella y Thor
residían (1).
Una agradable sensación se extendió por su cuerpo ante la
expectativa de ver de nuevo a Thor... y de echarle un buen rapapolvo por
no haber ido a rescatarla a Asgard.
"¡Pues sí que estamos buenos!", pensó.
"Si los gigantes de hielo que me vigilaban hubieran sido sólo
un poco más inteligentes, allí seguiría yo, prisionera
e imposibilitada para poder lanzar conjuros tras haber recuperado mis poderes
asgardianos (2).
Pero los muy imbéciles me desataron la mordaza para que pudiera
comer, y me soltaron el brazo derecho para que pudiera coger la comida.
Sólo que no se dieron cuenta de que, en tal situación, también
podría lanzar conjuros".
Su mente abandonó tan sombríos pensamientos
y volvió a la placentera vida de la que disfrutaban antes... y que
esperaba volver a disfrutar.
"Verdaderamente", pensó, "es una lástima
que esta situación no se hubiera producido antes. Thor y yo estamos
hechos el uno para el otro, y no necesitamos a ningún otro asgardiano
que enturbie nuestra felicidad".
Pero el sentimiento de expectante alegría desapareció
cuando vio el sombrío rostro de su amado, en el que aún aparecían
magulladuras de la reciente batalla contra Holocausto (3).
- ¿Thor...? -le preguntó, preocupada-.
¿Qué es lo que ha sucedido? ¿Qué ocurre?
- Nuestra misma existencia pende de un hilo, Amora. Hemos
de volver cuanto antes.
- ¿Volver? ¿A dónde? -la expresión
de extrañeza fue sustituida por una de enojo cuando comprendió
lo que quería decir Thor-. ¡Eh, espera un momento! ¡No
te estarás refiriendo a...!
- Si, Amora. Hemos de regresar a Asgard lo antes posible.
Lo ocurrido con el Yggdrasil (4)
puede no ser más que el preámbulo de males todavía
mayores. El Reino Dorado corre un grave peligro.
- ¿Y a nosotros qué nos importa eso? ¡Somos
felices aquí, nos tenemos el uno al otro! ¡No necesitamos
a toda una caterva de dioses interrumpiéndonos a cada momento!
- ¿Tan ciega estás que no alcanzas a comprenderlo?
Si Asgard es destruida, ¡toda la realidad se verá amenazada!
Si no por nuestros parientes, ¡hazlo por ti misma! ¿No ves
que la Tierra también será destruida? El odio contra el que
luchamos no se detendrá ante nada con tal de destruirnos. No hay
lugar donde esconderse, sólo podemos hacerle frente y luchar por...
- Sí, sí, ya lo sé -dijo Amora,
con una mueca de cansancio-: por el honor, por la justicia, por Asg...
-pero no pudo acabar la frase. Llevándose las manos a la cabeza,
soltó un grito de dolor y cayó desvanecida al suelo.
- ¿Amora? ¿Qué te ocurre? ¡¡¡AMORA!!!
Pero no recibió respuesta. Cogiéndola en
sus brazos, la levantó delicadamente y la llevó hasta el
dormitorio, depositándola en la cama con suavidad. Hecho esto, la
arropó, apartó con ternura los mechones de pelo que le caían
sobre la cara y se volvió para irse en busca de alguien que pudiera
prestarle ayuda. Pero no llegó a alcanzar la puerta. Un susurro
proveniente de la cama le hizo volverse.
- ¿Thor? -
la voz de Amora era apenas audible. El dios del trueno se acercó
a la cama y bajó su cabeza, hasta que su oreja quedó a escasos
centímetros de la boca de la Encantadora.
- ¿Sí, Amora? ¿Qué quieres?
¿Qué es lo que te ha pasado?
- No te preocupes por mí, me recuperaré.
Es sólo que no estaba preparada para esto.
- ¿Para qué, Amora? ¿Qué
es lo que ha ocurrido que te ha afectado de semejante modo?
- Instalé una red de detección mágica
alrededor de la ciudad.
- ¿Una red? ¿Para detectar qué?
- Poder asgardiano. Alguien que lo posee en grandes cantidades
acaba de atravesar la barrera.
Thor pensó en silencio. ¿Odín? No
podía ser, ya estaba en Manhattan. Además, ocupaba ahora
el cuerpo de un mortal, no el del Padre de Todos. ¿Quién
entonces? ¿Otro asgardiano?
- ¿Poder asgardiano? Quieres decir...
- Sí, amor. Probablemente es otro dios que ha
llegado a esta ciudad de mortales. Ve y encuéntrale.
- Pero...
- No, Thor. Tú tenías razón. Es
tu deber defender a Asgard y a Midgard. Yo era la equivocada.
- Está bien, Amora. Si crees que eso es lo mejor...
- Estoy segura. Ahora, ve. Hacia el Sudeste.
Cuando Amora estuvo segura de que Thor había abandonado
el apartamento y ya no podía oírla, permitió que las
lágrimas que se agolpaban en sus ojos fluyeran libremente, y dejó
que el llanto la aliviara, mientras sus hombros se sacudían bajo
las sábanas.
Mientras, Thor se dirigía a toda velocidad hacia
el lugar que le había indicado Amora. ¿De quién se
trataría? ¿Qué otro inmortal había aparecido
en Midgard? ¿El bravo Balder? ¿Fandral el intrépido?
¿Hogun el torvo? ¿El inmenso Volstagg? ¿Heimdall el
leal? ¿O sería su hermana, la bella Sif? Al pensar en ella,
añoró el amor que habían compartido y que parecía
haberse enfriado desde hacía algún tiempo. Pero desechó
tan tristes pensamientos. Pronto saldría de dudas.
Aterrizó en un callejón y se dirigió
hacia la figura que se encontraba sentada en el suelo con un fardo al lado,
la cabeza inclinada hacia delante y oculta por una capucha, por lo que
no podía verle la cara. Avanzó lentamente y posó una
mano sobre su hombro, al tiempo que abría la boca para emitir palabras
de bienvenida. Pero la frase murió en su boca antes de nacer, cuando
la persona a quien iba a hablar alzó la cabeza y pudo verle la cara.
- ¿¡¿TÚ?!? ¿Tú
eres el que ha herido a Amora? ¡Lo pagarás, villano!
- ¿Qué? ¡Oh, mierda! ¡Thor!
Eh, héroe, espera un momento...
Ante Thor se encontraba, ahora perfectamente reconocible,
Carl Aplastador Creel, el Hombre Absorbente.
Thor tensó los músculos, preparándose
para la batalla. La ira le abrumó, y no escuchó lo que Creel
intentaba decirle. Tomándolo por balbuceos de un enemigo asustado,
cargó hacia él como un toro que embiste el capote. Y como
un torero, Creel se apartó y dejó que Thor golpeara la pared
que se encontraba a su espalda. Retrocedió mientras el asgardiano
se levantaba y giraba para encararse con él.
- Thor, espera, no es lo que crees...
- ¿No es lo que creo, villano? ¿No habéis
intentado herir a Amora? ¿Añadís la mentira a la traición?
- Pero de qué dem...
El Hombre Absorbente no pudo acabar la frase. Thor cargó
de nuevo, y Creel volvió a esquivarle. Pero a la tercera fue la
vencida: Thor fintó, su rival cayó en la trampa y encajó
un uppercut que le envió volando al otro lado del callejón.
El Hombre Absorbente se levantó, limpiándose
el hilillo de sangre que le caía de la comisura de la boca.
- Está bien, puesto que así lo quieres...
-dijo, al tiempo que se agachaba y sacaba su bola del fardo junto al que
se sentaba cuando Thor le encontró. Mientras la hacía girar
al extremo de la cadena, metió la mano en el bolsillo y tocó
la esquirla de adamantium que llevaba en el bolsillo. Inmediatamente, se
transmutó en el metal más duro conocido, y cargó hacia
Thor.
- ¿Creéis que el convertiros en adamantium
os servirá de algo? ¡Loco! No os enfrentáis a un mortal,
sino a un inmortal de Asgard. El trueno y la tormenta están a mis
órdenes, pues soy el hijo de Odín y Jörd. ¡Soy
Thor, el dios del trueuuuuufff!
El discurso de Thor fue interrumpido por el impacto de
la bola lanzada por Creel en la boca de su estómago. Mientras se
reponía, comenzó a hacer girar a Mjolnir más y más
rápido, para a continuación lanzarlo en dirección
al Hombre Absorbente.
Gran error. Creel dejó que el martillo le golpeara,
dejándose llevar con el impacto... y convirtiéndose en un
ser compuesto enteramente de Uru.
- Oh oh. Parece que el dios del trueno, ofuscado por
el calor de la batalla, ha cometido un error que puede probarse fatal -dijo
Thor, al percatarse del problema en el que se encontraba.
- Está bien, dios del trueno, a ver qué
es lo que tienes que decirme ahora que estamos en igualdad de condiciones
-dijo, mientras avanzaba decidido hacia Thor.
El asgardiano logró parar el primer golpe con
su martillo encantado, pero el segundo le hizo retroceder tambaleándose.
Sin embargo, tuvo un efecto beneficioso: le permitió aclarar sus
ideas.
"Piensa en los puntos débiles de tu enemigo
y aprovéchalos, en vez de atacar a lo loco", le dijo su padre
Odín en otra época más feliz, cuando se ejercitaba
como paladín del Reino Dorado. "Malgastar tus esfuerzos inútilmente
no te va a hacer mejor guerrero, hijo mío".
Mientras se levantaba, Thor pensó a toda prisa.
¿Cuáles podrían ser los puntos débiles de Creel,
ahora que se había convertido en Uru? Casi indestructible, resistiría
los golpes más duros que pudiera asestarle con Mjolnir, y... ¡Un
momento! ¡Mjolnir! ¡Eso era! Al haber absorbido las propiedades
de su martillo, se había convertido de hecho en una extensión
del mismo, por lo que... ¡Sí! Tenía una oportunidad,
si jugaba bien sus cartas.
Ahora era Creel el que cargaba confiado. Thor le esperó
a pie firme, sin abandonar la posición hasta el último momento.
Se echó a un lado y agarró al Hombre Absorbente por el cuello,
aprovechando el impulso que llevaba para golpearle contra la pared. Una
vez, dos veces. Thor se apartó, mientras el rayo acudía a
la llamada que se le había hecho y caía sobre Creel.
- ¿Q-q-qué ha pasado? -dijo el Hombre Absorbente,
sorprendido.
Pero no pudo decir nada más. Echándose
sobre él, Thor agarró la cabeza de su adversario con
ambas manos y la empujó hacia atrás, golpeándola dos
veces contra el muro y volviendo a retroceder. El rayo volvió a
descargarse sobre Creel, que empezó a humear. Thor volvió
a cargar contra el Hombre Absorbente, que retrocedió.
- ¡Ah no! ¡Otra vez no! ¡Yo me largo!
¡Además, Titania ya debe estar impaciente! -e inclinándose
hasta el suelo, posó la mano en uno de los charcos del callejón.
En un instante se transformó en agua y su figura pareció
desmoronarse, mientras fluía por el suelo y desaparecía por
la reja de una alcantarilla.
Thor se quedó solo. Mientras se limpiaba el polvo
que se le había depositado en la ropa, pensaba extrañado
en la pelea.
"El villano Creel no daba la impresión de emplearse
a fondo. Casi era como si no quisiera pelear conmigo. Pero no parecía
miedo, sino otra cosa. Era casi como si..."
Pero no acabó el pensamiento. Súbitamente,
recordó a Amora, que se encontraba sola en el apartamento, reponiéndose
del shock. Arrastrado por su mazo, se elevó por el aire y se dirigió
hacia allí.
En la salida de las cloacas, a la orilla del Hudson, un
charco de agua comenzó a elevarse sobre el nivel del suelo. Cuando
hubo alcanzado la altura de un hombre, Creel adoptó su verdadera
forma.
- ¡Malditos superhéroes! ¡Ni cuando
intentas ser honrado te dejan tranquilo! ¡Pues no lo van a conseguir,
no señor! Titania y yo hemos decidido terminar con nuestros problemas
con la Ley, y lo vamos a conseguir, si ese trabajo que nos han prometido
sale bien.
(1) Desde la saga de
Mundomotor.
(2) Cuando Thor empuñó
la espada Ojo de Cuervo, en Thor # 500, todos los asgardianos que
se encontraban en Asgard en esos momentos (es decir, él mismo, Odín
y Amora), recuperaron sus poderes.
(3) En el número
anterior.
(4) Durante la saga
Mundomotor,
en Thor # 491-494.
Saludos a todos. Soy el nuevo guionista de Thor. De hecho,
ésta fue la primera serie que quise escribir, pero para cuando me
incorporé a MarvelTopía ya estaba solicitada, así
que tuve que resignarme y escribir otras. Sin embargo, el que la sigue
la consigue, y aquí estoy. Intentaré dar respuesta a los
misterios planteados en la colección antes del episodio de Onslaught.
Espero vuestros mensajes en Crónicas
del Norte.
En el próximo número: Thor se enfrenta
a un enemigo al menos tan peligroso como Creel. Los conjurados avanzan
en sus planes. Todo esto y mucho más en Thor # 505.