S.H.I.E.L.D.: BATTLE ROYALE #3
Caza mortal
Guión: Israel Huertas
¡¡¡¡¡ALTO!!!!! NO SIGAS SI AÚN NO HAS LEIDO EL KAINE #20
En el hangar principal del Heli-Transporte de Shield, la repentina invasión por parte de un poderoso ejército de mutantes, liderados por uno de los "padrinos" de la mafia mutante a la que pertenecen, el industrial Coppola, había puesto en jaque a los hombres de Dum-Dum Dugan, que trataban de mantener el control del aparato tras haberlo tomado a la fuerza unas horas antes y habiendo evitado que se estrellara contra la Casa Blanca un poco después. Por suerte, tras unos fatídicos minutos en los que todo parecía perdido, doce mutantes adolescentes, rescatados hacía unos meses por Kaine, el clon violento de Spiderman, de la organización terrorista La Resaca, fueron traídos por la agente especial Phelps y la Gata Negra para equilibrar un poco la balanza1.
Estaba funcionando.
De pronto, un piloto naranja colocado en el cinturón de Dugan empezó a parpadear con urgencia. Dum-Dum se hizo un hueco entre dos mutantes que le cercaban a fuerza de balas, dando gracias porque estos dos no eran invulnerables, y se apartó a un rincón de la habitación. Cogió su comunicador y marcó la frecuencia de Al McKenzie, allá en la sala de monitores:
- ¡Mac! - gritó Dugan -. ¡Acaba de activarse la señal de emergencia de Furia en mi cinturón! ¡Significa que sus constantes vitales acaban de variar a lo bestia!
- ¿Qué pretendes que haga? Se supone que estoy esperando que la Viuda nos contacte desde Japón. No puedo abandonar mi puesto.
- ¡Mierda! ¡Muy bien, muy bien, de acuerdo! ¡Joder, aquí estamos hasta arriba! ¡Veré si puedo mandar a alguien, ¿vale?! ¡En cuanto tengas confirmación de Nastascha, caga leches hasta Furia!
Según se cortaba la comunicación, Al McKenzie pensó que nada de aquello era culpa suya como para que le gritaran de esa manera.
Entretanto, en la enorme sala del reactor principal, en plenas entrañas del Heli-Transporte, Nick Furia intentaba calcular mentalmente el número de las costillas que se habría roto al caer desde la pared mientras intentaba descender de la misma. Había esquivado milagrosamente el disparo traicionero de David Knight sólo para perder asidero y bajar con bastante poco estilo.
Ahora, tendido en el suelo, dolorido, sin posibilidad de alcanzar su pistola, el viejo coronel sólo puede observar al imponente y aterrador hombre-lobo que le amenaza.
- Coppola, supongo - dijo Furia, tratando de sonar confiado.
- Siempre oí que no eras tan estúpido como el parche te hacía parecer - contestó Coppola, con voz cavernosa, mientras alzaba al espía agarrándole del cuello -. ¿Quieres hacer algo especial con él, Knight?
David Knight abandonó su escondrijo en uno de los corredores adyacentes a la mención de su nombre, aún pistola en mano. Se acercó lentamente a los dos mientras hablaba:
- Me hubiera gustado hacerlo con más tiempo. Tal vez un accidente de aviación, que ahora están muy de moda. Pero, dado que se ha molestado en venir hasta aquí, armado y vengativo, tendremos que resolverlo de manera... sucia.
La Viuda Negra aún encañonaba al desconocido con su arma, aunque este se había sentado plácidamente y encendía un cigarrillo bastante cochambroso. Aspiró profundamente mientras daba la primera calada. Luego, miró a la espía rusa y sonrió levemente.
- Watrick está muerto - dijo -. Yo lo maté después de su escaramuza con la Patrulla X.
- ¿Por qué?- preguntó Nastasha sin dejar de encañonarle -. ¿Y por qué está aquí, en este... estado?
- Bueno, la primera pregunta es fácil: era mi deber. Watrick debía morir si lo que quería proteger tenía que estar a salvo. Él no era fuerte. Nunca se atrevió a hacer lo que debía. Por eso metió en el ajo a la Patrulla de Xavier, haciéndole creer que en parte era culpa suya, para que fueran otros quienes lo arreglaran. Ahora, estando tu aquí, supongo que es mi turno de morir.
- No he venido a matar a nadie. Sigo un dossier muy minucioso sobre una conspiración en la que estaban metidos Watrick y David Knight, y unos misiles especiales. Debo desactivar esas armas y evitar que Knight las utilice.
- Te manda Furia, ¿no? Sabía que volvería. Si hubiera sido antes, Watrick seguiría vivo y yo aún tendría un trabajo. De todas formas, no te preocupes, las armas ya no existen. Yo mismo me encargué de desarmarlas, colaborando con los gobiernos indio y paquistaní, por separado, eso sí. Fue lo último que hice con mi acreditación de Shield tras arrestar y asesinar a Watrick aquí en Japón. Después, vine aquí a esperar a que alguien viniera a por mí.
- Sigo sin entender... - intervino Nastasha, relajando la postura pero sin dejar de apuntarle, aún.
- Es muy sencillo, aunque implica conocer algunos detalles secretos de ciertas personalidades bastante conocidas. Verás, hace muchos años, un joven y adinerado Charles Xavier, al descubrir que era... especial, decidió que podría haber más cómo él y que podían ayudarse mutuamente. Gracias a los contactos de su padre en el gobierno de los USA, estableció contacto con Watrick, gracias al cual se creó un programa especial de búsqueda de esos mutantes de los que hablaba Charles. Pero, por desgracia, Watrick era, en aquel entonces, una persona más preocupada por ascender que por... ya sabes, "servir y proteger". Usó la información que Xavier le dió y la convirtió en un programa militar a sus espaldas. Dirigió un programa de busca y captura de sujetos con potencial superior a la media humana, sujetos que fueron examinados y vejados en formas que ni podrías imaginar. La información que se consiguió a través de estos sujetos, conseguidos gracias al sistema de búsqueda sugerido por Xavier, se utilizó para crear un arma que pudiera acabar con todos los mutantes en caso de conflicto. Un gas que fue desarrollado y archivado en su momento, ya que los USA entraron en la Guerra Fría y aquello ya no era prioritario.
- No lo entiendo. ¿Por qué Xavier permitió todo eso? Se supone que incluso, a día de hoy, su Patrulla X es un arma de bien.
- Él no lo supo hasta que Watrick le contactó recientemente. Xavier abandonó el proyecto a causa de una pequeña campaña de desinformación que Watrick ideó para mantenerlo alejado, y empezó su propia cruzada por el bien de los mutantes. Watrick dimitió tras el cierre del proyecto y desapareció hasta hace unos meses, cuando descubrió por medio de un viejo amigo en el pentágono, que su arma se había desarrollado y envasado en las cabezas de una serie de misiles que fueron distribuidos en una venta a India y Pakistán. La verdad es que, por lo que he averiguado, fue un error supino. Los números de registro de los misiles originales se duplicaron por equivocación en el inventario del año pasado y se cargaron en lugar de los que realmente estaban destinados a la venta. Supongo que los crearon como precaución y, luego, alguien la cagó.
- En realidad, no - intervino la Viuda, bajando ya su arma -. No fue un error. David Knight trabajaba para Garra Amarilla y desvió el inventario para que estos pudieran emplazarlos en puntos conflictivos del globo. Pasó meses surtiendo a esa organización con armas de todo tipo. Supongo que cuando descubrió estas, pensó que podría sacarles un buen dinero.
Clark apuró su cigarro y tiró la colilla a un lado. Luego, en un rápido movimiento, volvió a sacar su pistola. La Viuda le encañonó de nuevo, pero él apoyó lentamente la pistola en su sien.
- No se preocupe, no es para usted. Me temo que he ido más allá del deber. Watrick no fue una baja de guerra, lo asesiné a sangre fría, así que, si no has venido a matarme, tendré que terminar yo el trabajo.
- Nada de lo que me ha contado - intervino la Viuda- explica por qué ha hecho todo esto.
- Tengo un hijo de quince años. Se llama Mickey. El verano pasado descubrió que podía escuchar a un grillo a un continente de distancia. Jamás permitiría que nada le hiciera daño, ni siquiera mi conciencia.
Con un veloz gesto, la espía lanzó uno de sus aguijones al brazo de Clark que empuñaba la pistola. El arma cayó al suelo con un ruido sordo y el hombre se desmayó, inconsciente.
- Su conciencia tendrá que vivir con lo que ha hecho, señor. Para mí es un héroe, no digamos ya para su hijo. Ahora, creo que Mickey necesitará a su padre más que nunca.
Las garras de Coppola comenzaban a clavarse ya en el pecho de Furia mientras Knight observaba divertido. Los gritos del coronel empezaban a reverberar por toda la enorme sala del reactor.
- Da gusto oírte gritar, Furia - dijo Knight-. Empezaba a pensar que no eras humano.
El enorme hombre-lobo clavó un poco más las garras y luego las sacó violentamente, haciendo manar sangre de las heridas. Acto seguido, lanzó el cuerpo de Furia contra una de las paredes. El viejo soldado se giró en el suelo y, sonriendo a su agresor, dijo:
- ¿No te dijo tu madre que no debes jugar con la comida, Coppola?
- Ríete mientras puedas, Furia - apostilló Knight-. Tu vida depende de este... hombre, por así decirlo.
Coppola se giró hacia Knigh, furioso por el desdén de sus últimas palabras. Como única respuesta, Knight sacó un pequeño mando y lo lució burlón delante del mutante.
- Ni se te ocurra pensarlo, peludo, o tú y toda tu estúpida especie afrontaréis el olvido que merecéis. ¡Acaba con Furia de una vez!
Un fogonazo plateado cruzó la habitación al tiempo que Coppola volvía a coger a Furia. El proyectil se clavó en el hombro del mutante y le hizo perder el equilibrio momentáneamente, lo justo para soltar a su presa. Arrancó aquello que le había herido y lo observó bajo la tenue luz: era un sai.
El escultural cuerpo de Elektra salió entonces de su parapeto en una de las paredes de la sala y la emprendió a golpes con la bestia. Knight huyó cuando vió la sangre de su aliado salir despedida violentamente de su boca. Elektra no cejaba en su ataque, encajando al lobo golpe tras golpe. Coppola no podía atraparla y sus garras apenas si rozaban el cuerpo de la ninja.
Furia se levantó quejumbroso del suelo y agarró su pistola. Miró a la asesina un instante y dijo:
- Intenta no matarlo mucho - y desapareció por dónde se había ido Knight.
En el hangar, la revuelta se había decantado, por fin, del lado de las tropas de Dugan. Sólo quedaban dos mutantes en pie, pero eran de los peliagudos: uno tenía todo su cuerpo cubierto por una especie de aleación metálica que lo hacía invulnerable; el otro era una especie de puercoespín humano, con cientos de espinas a lo largo de su cuerpo.
Kaine apartó a los niños mutantes que les habían ayudado y empezó a moverse en círculos en torno a los dos matones. Estos le miraban sin saber muy bien lo que esperar. De pronto, Jessica Drew saltó por encima de él y golpeó al puercoespín en la mandíbula, haciéndole tambalearse hacia su compañero. Kaine cargó entonces contra ellos con una enorme plancha de metal en las manos. Las espinas del mutante al que Drew golpeó atravesaron el metal pero Kaine no cejó en su empeño hasta que hubo aprisionado a ambos contra la pared más cercana.
A una orden suya, uno de los niños salió hacia él con manos crepitando de calor, y lanzó sendos rayos hacia la pared que la cortaron como si fuera un soplete. La pared cedió ante el calor y el empuje de Kaine, y los dos mutantes cayeron del helitransporte.
En seguida, el clon y Jessica Drew, ayudados por algunos hombres de Shield, cubrieron el hueco con los contenedores del hangar. Luego, Kaine se volvió hacia dónde se suponía que estaba Dugan y, extrañado, dijo:
-¿Dónde están Dum-Dum y la agente Phleps?
El interior de los pasillos de mantenimiento era cada vez más oscuro, pero Furia estaba curtido en mil combates e infiltraciones peligrosas y sabía que debía tener cuidado. Escuchaba el entorno como una pantera, esperando el más mínimo desliz de su presa para abatirle. Gracias a eso pudo agacharse a tiempo cuando escuchó como Knight amartillaba su arma.
La bala abrió una tubería de gas sobre él, y Furia lo aprovechó para desaparecer en la oscuridad. Knight intentaba ver algo en el crepitar del vapor, pero intuyó los movimientos de Furia y se alejó de su posición un segundo demasiado tarde. El héroe de guerra había calculado perfectamente la trayectoria de la bala y situado a su enemigo en una fracción de segundo, y ahora caía sobre él, apuntándole a la cabeza con su pistola.
- Se acabó, David. Has perdido esta mano.
- No, Furia. Aún tengo los ases de esta baraja - sacó de nuevo el pequeño interruptor-. Sólo tengo que apretar esto y seré el mayor genocida de la historia, coronel. Ahora aparta esa pistola y suéltame.
Así lo hizo Furia, si bien seguía apuntándole a la cabeza con la pistola. Tras Furia, aparecieron de súbito Dugan y la agente especial Phelps.
- Nick, tu radio está rota - dijo Dum-Dum.
- Puede ser - contestó Furia-. Me he llevado muchos golpes.
- Ha llamado Nastasha- continuó Dugan-. Por lo visto un tal coronel Clark nos ha cubierto el culo en Japón.
La cara de Knight palideció de pronto. Nick Furia adelantó un paso y dijo:
- Creo que eso significa que acaban de descartarte, muchacho. Ahora elige: ¿quieres juicio o ejecución?
Como respuesta, David Knight levantó su pistola para apuntar a Furia, dispuesto a llevarse por delante a tantos como pudiera si, efectivamente, ese iba a ser su final. Un fuerte golpe en la nuca acabó con su levantamiento. Tras él, Al McKenzie observó como caía inconsciente al suelo y añadió:
- Yo también quería poner mi granito de arena, señor.
El despacho oval, dos días más tarde.
Nick Furia se recostaba el cómodo sillón del presidente mientras este y el secretario de defensa le observaban, sentados frente a él. Los tres tenían en la mano una copita de brandy.
- Pareces cansado, Nick - dijo el presidente.
- Sí, señor. Hace como un año que no duermo en condiciones.
El presidente se levantó del sillón para coger una carpeta de su escritorio.
- La vista contra Knight se iniciará en un mes. Intentaremos que se coma el mayor marrón de la historia y, si tiene suerte, puede que le toque una celda con ventana desde la que ver amanecer durante el resto de su vida - dijo mientras volvía al sillón -. Ahora queda la cuestión de Shield y de tu retorno. Comprenderás que es delicado.
- Las medidas que sugiere parecen coherentes - añadió el secretario de defensa -. Si no he entendido mal, Al McKenzie seguirá como jefe de operaciones mientras usted se encarga de la dirección de la agencia con Adrianna Phelps como co-directora, ¿no es así?
- Así es. Creo que ella nos mantendrá íntegros - dijo Furia-. Hay algo que pretendo y que no está en las peticiones. Creo que estábamos muy estancados y que eso propició todo el lío del que acabamos de salir, por eso creo que Shield deberá tener un papel más agresivo en la defensa de este país y del resto del mundo. Si lo aprueba el congreso, he seleccionado a Dugan para que organice un nuevo grupo punta de lanza para operaciones militares o encubiertas, que prevendrá activamente el terrorismo a escala mundial. Su nombre clave es Comandos Aulladores.
- Me gusta - dijo el presidente -. ¿Quién lo formará?
- Bueno, señor - concluyó Furia -, aún estamos barajando algunos nombres.
POR......... ¡¡¡FIN!!!
1.- ¡Toma resumen de los números anteriores! (O sea, Battle Royale 1 y 2 y Kaine 19 y 20)
U.S. POSTAL
¡Se acabó la saga! ¡Esperamos vuestras opiniones!