PODERES COSMICOS VOL. 2 #24
Emociones Primarias (3 de 4) - Se desata la tormenta
Guión:
Bergil y Doctor Cómic
Portada: Dibujada por Ángel Medina. Ocupando la mayor parte de la portada, sobre un fondo estrellado, Gladiador y el Capitán Héroe se enfrentan a puñetazos. En un segundo plano pueden verse las peleas que tienen lugar entre terrestres y aliens. Como en el número anterior, un subtítulo advierte que se trata de un episodio de la saga Emociones Primarias (el tercero, en este caso).
Nota importante: Para comprender mejor los hechos
narrados en este episodio, es conveniente leer Quasar # 69.
En el sancta sanctórum del doctor
Extraño, Stephen Strange se dirigió al círculo de
místicos que le rodeaban:
- Compañeros, la hora ha llegado. Es el momento
de penetrar en la dimensión de las manifestaciones y desentrañar
de una vez por todas la conjura a la que tan crípticamente hizo
referencia Amor.
Sentada en el centro del círculo, Avatar había
cerrado los ojos y respiraba acompasadamente. Tomando las manos del que
tenían a derecha e izquierda, cada uno de los místicos aportó
su poder, mayor o menor, para lograr rasgar el velo entre realidades. Lentamente,
una grieta se frue abriendo en el aire. Sin embargo, el grupo no pudo concluir
el conjuro. Una llamada a la puerta rompió la concentración.
- Parece que esta noche a todo el mundo le ha dado por
llamar a la puerta... -rezongó Wong, mientras se dirigía
hacia la entrada-. ¿Sí? ¿Qué es lo que desea?
-preguntó al individuo de cráneo llameante que esperaba ante
la puerta.
- La Justicia debe ser satisfecha. He sido convocado
a esta vivenda para que ello suceda.
Wong no retrocedió. Ya se había cruzado
anteriormente con el Jinete de la Venganza, y sabía que, a pesar
de su pavoroso aspecto, no tenía nada que temer de él.
El Motorista Fantasma avanzó con paso firme y
subió sin titubear las escaleras, enfilando el camino que conducía
al sancta sanctorum del doctor Extraño. Cuando abrió la puerta,
todos los rostros se volvieron hacia él. Sólo Stephen Extraño
habló.
- Pasa, Motorista. El que hayas podido entrar en esta
habitación, a pesar de los hechizos que la protegen, es signo de
que son acontecimientos trascendentales los que estamos a punto de vivir.
Una vez el Motorista hubo entrado en el círculo,
el grupo volvio a abrir el portal:
- Ahora, amigos míos -dijo el doctor Extraño-,
debéis mantener cueste lo que cueste abierto el portal. No debéis
permitir a ninguno de los moradores de esta dimensión acceder a
la nuestra, pero es vital que mantengamos esta ruta de regreso a nuestra
realidad -. El doctor Extraño se dispuso a traspasar el portal.
A su lado se colocaron Adam Warlock, Avatar, Shamán y Talismán,
que le acompañarían en su viaje. Cuando se disponían
a traspasar el umbral, el Motorista Fantasma dio un paso adelante.
- Os acompaño -dijo.
- ¿Tú? -preguntó Talismán-.
Pero...
- La maldad ha de ser castigada. Yo también voy.
- P...
- Tiene razón, Elisabeth -terció Shaman-.
Quienquiera que sea que le haya enviado, lo hizo para que nos acompañara.
- Es cierto, Talismán. El Motorista viene -dijo
el doctor Extraño, zanjando la cuestión.
Talismán calló, pero no dejó de
preguntase si el Motorista les acompañaba para ayudarles... o para
traicionarles.
En el espacio sobre Titán, la pelea
continuaba. Retirados los ex-heraldos de Galactus para energizar el aparato
que les permitiría abrir un portal hasta la dimensión en
la que se encontraba Galactus (1),
los demás héroes tuvieron que redoblar sus esfuerzos para
no perder terreno. Ahora era Bill Rayos Beta el que hacía frente
a la Fuerza Estelar. Sin embargo, aún en medio de la pelea, no lograba
apartar la impresión de que todo lo que estaba haciendo resultaría
fútil. Privado de sus poderes asgardianos (2)
y exterminada su especie (3),
¿qué sentido tenía todo lo que estaba haciendo?
Tesla y Polaris se encontraban en un punto
muerto. Sus poderes estaban demasiado equilibrados. Por una parte, Polaris
tenía que adaptarse al campo magnético de Titán y
compensar el poderoso influjo que suponía la proximidad de Saturno
y las mareas magnéticas de Júpiter, mientras que Tesla aún
no era una experta en el manejo de sus poderes. Habían llegado a
un punto muerto, y ninguna veía el modo de salir de él.
Jugando a la desesperada, Polaris intentó aplicar
al combate las técnicas del judo.
"¿Y si, en vez de repeler a esta shi'ar, aprovecho
su propia fuerza?", pensó.
Dicho y hecho. Lorna cambió súbitamente
el signo de la fuerza magnética que estaba empleando, con lo que,
en vez de repeler a su rival, la atrajo hacia ella. Tesla, pillada por
sorpresa, no tuvo tiempo de reaccionar. Cuando se encontraba a escasos
metros, Polaris se hizo a un lado y cambió de nuevo la polaridad:
en vez de atraer a Tesla, la repelió otra vez. Aprovechando el impulso
que llevaba, la alejó todo lo posible. Para cuando Tesla pudo frenar,
se encontraba más allá de la órbita de Pan.
"Bueno, es un respiro", pensó Lorna. "Pero
servirá de poco. En seguida estará de vuelta, y otra vez
a empezar. Y no podré pillarla por sorpresa otra vez".
Drax, liberado de tener que contener a Gladiador,
tenía que contender a la vez con Titán y Neutrón.
Los tres daban y recibían golpes sin cuartel.
Por su parte, Rich Rider seguía su
charla con los miembros del cuerpo de Novas, a pesar de que no ver demasiado
sentido a lo que estaba intentando. En cuanto mostrase el menor signo de
debilidad, aquel ejército se le echaría encima sin remisión
y le aplastaría como a una pulga.
- ...y, de todos modos, chicos, ¿por qué
pelear entre nosotros? ¿Es que eso va a significar algo en... euh...
-Rich intentaba recordar alguna de aquellas palabras rimbombantes que Vance
solía utilizar- el vasto entramado del tapiz cósmico? ¿Es
que vamos a hacer del Universo un lugar de libertad y justicia para todos?
En el cuerpo de Novas se estaba extendiendo la impresión
de que estaban abocados al fracaso. ¡Cómo serían de
poderosos los defensores de Titán, que habían enviado únicamente
al terrestre a convencerlos de que se retiraran! Por otra parte, aquellos
terrestres ya se habían enfrentado a peligros de magnitud cósmica
(Fénix Oscura, Términus, el propio devorador de mundos...),
y siempre habían salido airosos del envite. ¿Qué podían
hacer ellos, un cuerpo apenas reformado?
Mientras, ajenos a lo que estaba sucediendo
a sus respectivos compañeros, la Visión, Astra y CPU proseguían
su enfrentamiento. Cada ve que el androide estaba a punto de noquear a
la shi'ar intangible, el robot intervenía y le descomponía
los circuitos. Nada importante, nada definitivo, pero sí lo suficiente
para tener que volver a empezar.
- ¿Quién eres? -preguntó
Gladiador a su oponente-. ¿Por qué ayudas a los terrestres?
¿Es que acaso no sabes lo que pretenden?
- Hablas demasiado, Pretor -replicó el Capitán
Héroe.
Gladiador estaba sorprendido. Para empezar, su rubio
oponente le resultaba totalmente desconocido. Había aparecido en
mitad de la pelea, justo cuando se disponía a destruir la barrera
erigida por Quasar para proteger Titán (4).
Y por más que descargara sus más poderosos golpes una y otra
vez, ninguno parecía ser suficiente para derrotarle. Se estaba llevando
la peor parte, pero eso no bastaba.
- ¿Pero es que no ves que lo que haces es contribuir
a algo que no debería permitirse? ¿Por qué lo hace?
¿Por qué?
El Capitán Héroe no se molestó en
contestarle. Comenzaba a percibir que los golpes que descargaba Gladiador
eran ligeramente más débiles. El no saber a qué se
enfrentaba estaba carcomiéndole (5),
y eso era un punto a favor del Capitán Héroe. Se preparó
a descargar el golpe definitivo.
"Ahí viene", pensó."Ahora una
finta y..."
Gladiador ni siquiera vio lo que se le vino encima. Sólo
sintió que era como si le hubiera golpeado un muro de ladrillos,
y se desvaneció.
El avance por la Dimensión de las
Manifestaciones proseguía.
- Esto está resultando demasiado f... -dijo Talismán.
Pero no pudo acabar la frase. Su padre la interrumpió
con una bofetada.
- ¡Calla de una vez, Elizabeth! ¡Estamos
haciendo algo importante, así que no nos hagas partícipes
de tus estúpidos pensamientos!
- ¡Mira quién fue a hablar! ¡Como
si el poderoso Shaman hubiera hecho algo! ¡Eres un fracaso, padre!
¡Dejaste morir a mamá! ¡Me endilgaste esta diadema que
he de llevar toda la vida! Y cuando por fin conseguiste ceñírtela,
que es lo que habías estado buscando todo el rato, ¿qué
hiciste? ¡Renunciaste otra vez a ella y me diste de nuevo esta carga!
- ¡Niña insolente y malcriada! ¡Merezco
un respeto! ¡Aún soy tu padre!
- ¡Basta! -dijo el doctor Extraño. De repente,
un viento huracanado se levantó, y dos seres deformes fueron arrastrados
por él. Uno era, o así lo percibieron los terrestres, un
varón alto y fuerte, de rotro congestionado, mientras que el otro
era una mujer encogida y de mirada torva.
- ¡Que Templanza y Generosidad ocupen vuestros
corazones y vuestras mentes!
Al instante, Michael y Elizabeth Twoyoungmen parecieron
despertar de un mal sueño.
- ¿Qu...? -preguntó Talismán.
- ¿Qué es lo que ha sucedido, Extraño?
-inquirió Shaman.
- Los demonios andan sueltos, humanos -dijo el Motorista
Fantasma.
- Tiene razón, Shaman -dijo Extraño-. Los
demonios que son las personificaciones de las peores emociones humanas
están actuando con una fuerza y una decisión que no se veía
desde hace eras. Y el estar en esta dimensión nos hace más
susceptibles a su influjo. Hemos de apresurarnos.
- Pero, ¿quienes eran esos? -insistió Talismán.
- Se trata de Ira y Envidia. Debemos estar preparados
por si... cuando aparezcan sus demás compañeros.
Todos los contendientes sobre Titán
habían perdido las ganas de luchar. No le encontraban sentido a
la pelea. ¿Que los Shi'ar querían impedir el regreso de Galactus?
Se trataba de una civilización más avanzada que la terrestre:
probablemente estaban en lo cierto; y, aún cuando no fuera así,
eran más y más poderosos, con lo que, al final, vencerían.
¿Que los terrestres estaban decididos a traer de vuelta al Devorador
de Mundos? Esa raza atrasada y primitiva había demostrado en el
pasado que cuando se fijaba una meta, no había poder en el Universo
capaz de desviarla del objetivo; de hecho, había sido el primer
planeta que había hecho retroceder a Galactus.
¿Todos los contendientes? Bueno, no todos. Dos
en concreto seguían decididos a proseguir hasta que su líder
respectivo decidiera otra cosa: la Visión y CPU. Sin embargo, cuando
Astra se alejó de la pelea, los dos seres artificiales hicieron
un alto y miraron a su alrededor. La pelea se había detenido.
- Parece que no tiene sentido el prolongar esto, shi'ar.
- Eso parece, terrestre -.CPU se dirigió hacia
el caído Gladiador, que comenzaba a recuperarse-. ¿Qué
hacemos, Pretor? -preguntó.
- Dejadlo, es inútil. Que hagan lo que quieran.
Probablemente triunfen. Con un poco de suerte, quizá Galactus devore
la Tierra antes de atacar el Imperio Shi'ar...
Defensores y atacantes se dirigieron entonces hacia Titán.
- ¿Cómo demonios se supone que vamos a
entrar? -preguntó Drax.
- Quizá yo pueda servirte de ayuda en eso -dijo
una voz a su espalda.
- ¿Qué? ¡Quasar! ¿Dónde
te habías metido?
- He estado con el Vigilante -dijo Quasar, mientras una
abertura se ensanchaba en la barrera cuántica-. Tenemos que apresurarnos.
La cosa es más seria de lo que pensábamos.
Una vez hubieron entrado todos, Quasar se dispuso a cerrar
de nuevo la barrera.
- ¡Espera un momento, Quasar! -dijo Gladiador-.
¿Dónde está el Capitán Héroe?
- ¿Quién?
- El Capitán Héroe -ante el gesto de extrañeza
de los terrestres, Gladiador comenzó a describirle-: rubio, fuerte,
con capa...
- Sabemos a quién te refieres, Pretor -dijo la
Visión-. Pero el héroe a que te refieres murió hace
años. Es imposible que haya estado aquí.
- Pero yo le ví... incluso luché con él...
Fue inútil. El misterioso Capitán Héroe
había desaparecido.
Cuando la burbuja se cerró, se produjo un curioso
efecto. Todos parecieron recuperar los ánimos, como si la garra
que les oprimía el espíritu se hubiera aflojado. A pesar
de ello, nadie atacó.
- Dijiste que la cosa es más seria de lo que pensábais,
Quasar -dijo Gladiador-. ¿A qué te referías exactamente?
- Más vale que me acompañes al interior
de Titán, Gladiador. Hay cosas que tengo que comunicar a los que
esperan allí abajo.
Las noticias en la Tierra tenían
un denominador común: había aumentado de manera alarmante
el número de suicidios en las próximas horas.
- ...como si la gente hubiera perdido de repente las
ganas de vivir -decía Ciryl Vincent, locutor de la NWTC-. Como si
no le vieran sentido a la vida. De todos modos, ¿para que les cuento
esto? El mundo está al borde de un precipicio y esta vez no hay
marcha atrás. Adiós, Henriette. Siempre te he querido -.
Los receptores que habían sintonizado la NWTC
emitieron un estallido, seguido inmediatamente por un pitido ante la sobrecarga
de los micrófonos. Luego, el silencio.
En Greenwich Village, los místicos no necesitaban
los informativos para saber lo que estaba sucediendo. Dirigidos por Agatha
Harkness, redoblaron sus esfuerzos para crear una barrera que permitiera
que los terrestres se vieran libres de lo que estaba afectándoles,
al tiempo que mantenían el vínculo con el doctor Extraño
y sus acompañantes.
- En verdad, Quasar, las noticias que nos
has dado hacen que el que tengamos éxito sea ahora más imperativo
que nunca -dijo Mentor, tras escuchar él, Gladiador y Reed Richards
lo que el Protector del Universo había averiguado (6)-.
Y eso confirma lo que Gamora me dijo antes de comenzar la pelea (7).
- ¡Por Sharra y K'ythri! No teníamos ni
idea... -exclamó Gladiador-. ¡Mentor! -gritó, a pleno
pulmón.
- Estoy aquí, Gladiador -dijo el anciano Eterno-.
No hace falta que grites.
- Perdona, noble Mentor, pero no me refería a
tí, sino a uno de los miembros de la Guardia Imp... ¡Ah, aquí
llega!
- ¿Sí, Pretor?
- Mentor, las cosas han cambiado. Has de ayudar a los
terrestres.
- P... -titubeó Mentor un momento; pero inmediatamente
se rehízo y se puso firme-. Como ordenéis, Pretor.
Mientras, la Cabeza de Caballo se colapsó
sobre sí misma y generó un resplandor que pudo verse a cientos
de años luz de distancia. Ante ese espectáculo, los líderes
del planeta habitado en el sistema de Tau del Boyero decidieron autodestruir
el planeta.
- ¿Sabes, Rubito, que no estás
nada mal? -dijo Avatar, jugeteando con el cabello de Warlock-. Si no estuvieras
tan serio, quizá podría...
- Doctor, me parece que tiene otro paciente -dijo Warlock
sin alterar su expresión.
Pero la reacción del Doctor Extraño no
fue la que Warlock esperaba.
- Déjame en paz, Warlock. No tengo ganas de ayudar
a esta fulana. Acabaría agotado.
- ¡Vaya por Dios! -exclamó Talismán-.
¿Ahora le ha tocado a éste?
- Parece que sí, Elizabeth -dijo Shaman, al tiempo
que introducía la mano en su bolsa mística y extraía
unos anillos que aprisionaron los brazos y las alas de Avatar, impidiéndole
moverse.
- ¡Uf! -dijo Extraño-. Caray, Shaman, me
canso sólo de v...
Pero no pudo acabar la frase. Presionando un nervio de
su nuca, Warlock le dejó inconsciente.
- Ahora, hija mía -dijo Shaman dirigiéndose
a Talismán-, todo depende de tí. Has de concentrarte en ellos
dos y esforzarte en extraer lo que les está afectando.
Obedeciendo a su padre, Elizabeth Twoyoungmen cerró
los ojos e inspiró profundamente. Visualizando en su mente las figuras
de Avatar y el doctor Extraño, extendió las manos hacia ellas.
Al principio, nada pareció suceder. Pero al cabo de unos minutos,
dos aullidos se oyeron a su izquierda. Talismán abrió los
ojos, y vio dos figuras que huían de la escena. Una tenía
forma de mujer, con larga cabellera negra y piel morena, sucintamente vestida
con una gasa traslúcida; la otrae era un sujeto desgreñado
y barrigudo que se movía, paradójicamente, con desgana y
a gran velocidad.
- Los demonios no descansan -dijo el Motorista Fantasma-.
Quien quiera que esté detrás de todo esto, habrá de
pagarlo.
- Pero... ¿quiénes eran esos dos?
- Resulta evidente, ¿no? -dijo Adam Warlock-.
No podía tratarse sino de...
- ...Lujuria y Pereza -dijo el doctor Extraño,
completando la frase-. Ya queda poco. Prosigamos.
En Titán, Madison Jeffries trabajaba
febrilmente siguiendo las indicaciones de Forja.
- Muy bien, Jeffries. Ahora, haz esa toma de energía
un poco más grande. ¡Así, así! Y ahora...
Pero no pudo terminar la frase. Con un eco que retumbó
por todo Titán, la esfera de energía cuántica que
protegía la luna explotó.
Al instante, todos en ella supieron que el enemigo que
estaba detrás de todo se había decidido a intervenir.
- Bueno, ya es tarde para todo -dijo Jeffries-. Mejor
lo dejamos, ¿no?
- ¡No! -exclamó Forja-. ¡Hay algún
espíritu maligno actuando aquí, puedo sentirlo! ¡Quasar!
¡Protege la cámara con una barrera cuántica tan gruesa
como puedas! ¡Necesitamos sólo unos minutos!
Finalmente, el doctor Extraño y sus
acompañantes llegaron al término de su periplo. Ante ellos
se encontraba la figura acurrucada en posición fetal de...
- ¡Odio! -dijo Avatar-. ¡Así que Amor
tenía razón!
- ¿Qué quieres decir? -dijo el doctor Extraño,
volviéndose hacia Avatar-. ¡Cuéntanoslo todo, antes
de que sea demasiado tarde!
- Bueno... Amor me dijo (8)
que el equilibrio entre Amor y Odio se había roto, porque Odio había
dejado de actuar. Me dijo que esto podía llevar al Universo a la
destrucción. Me dijo que el equilibrio es necesario, que...
Súbitamente, Odio dio un grito penetrante y se
estiró como impulsado por una descarga eléctrica. Luego quedó
en silencio de nuevo.
A su lado, comenzó a formarse una columna de humo
que se espesó más y más, hasta formar una figura que
Stephen Extraño conocía demasiado bien. Una figura que le
había atormentado en el pasado (9),
y que habría deseado no volver a ver. Era la figura de...
- ¡D'spayre! -exclamó.
La desazón que había embargado
a los que se encontraban en Titán volvió a desaparecer. Todos
los prescindibles se dirigieron a la superficie y se aprestaron a ganar
los minutos que necesitaban.
Frente a ellos se alzaba la figura blanca y negra del
Intermediario.
(1) Se
vio en el número anterior.
(2) En Starmasters
# 1.
(3) En Starmasters
# 1
(4) Nuevamente, en Poderes
Cósmicos # 23.
(5) Los poderes de Gladiador
están ligados a su confianza. Desmoralizarle es tenerle medio vencido.
(6) En Quasar
# 69.
(7) ¿Adivináis
dónde? Exacto, exacto, en Poderes Cósmicos # 23.
(8) En la primera parte
de esta saga, en Poderes Cósmicos # 22.
(9) En Doctor Extraño
v. II # 55.
En nuestro próximo número:
No te pierdas la conclusión de Emociones Primarias,
en Poderes Cósmicos # 25. Un número absolutamente
especial tras el cual el Universo MarvelTópico no volverá
a ser el mismo... o no será, simplemente.
Un saludo y no dejéis de leernos, y escribid a Autopista
hacia el espacio - Correo de los lectores (bergil@altavista.net) con
cualquier duda o comentario que os surjan. Que no muerdo, caramba, y es
muy agradable recibir e-milios (incluso aunque sean críticos).