PODERES COSMICOS VOL. 2 #10
La Guerra de los Heraldos II (1 de 3). Sombras de tormenta
Guión:
Bergil
Portada: En posturas simétricas (como reflejadas en un espejo la una y la otra), medio derrumbados, Jack se apoya en Ganímedes y el Señor del Fuego en Drax, mientras extienden una mano y con cara de estar hechos puré gritan "¡Ayudadme!"
- Es lo que sospechábamos, ¿no, Mentor?
Sota de Corazones se encontraba en la enfermería
de Titán. Aunque los Eternos no enfermaban, la luna de Saturno era
muy visitada por los viajeros del espacio, que no poseían sobre
sus cuerpos el mismo control absoluto que los descendientes de Mentor,
por lo que habían creado una serie de dependencias en las que los
conocimientos de la ciencia eterna se aplicaban a sanar las heridas y enfermedades.
No había resultado fácil para Sota
llegar hasta Titán desde Leda. Tras la batalla entre Ganímedes
y Perséfone 1,
aquélla había recordado qué le llamó la atención
de Jack durante la estancia en Contraxia 2:
el hecho de que Sota sangrara. Circunstancia que se produjo con más
intensidad después de la paliza que le propinó Perséfone.
De hecho, la sola circunstancia de que Jack cayera tan fácilmente
ante un ataque meramente físico ya era un indicio bastante evidente
de lo que le estaba ocurriendo: el Fluido Cero que era la fuente de sus
poderes estaba perdiendo fuerza. No se lo había querido confesar
a Ganímedes para no preocuparla, pero el viaje desde Leda hasta
Titán le había supuesto un esfuerzo sobrehumano. Para un
viaje tan breve a escala interplanetaria había tenido que echar
mano de sus últimas reservas de energía. Al llegar a Titán
se encontraba al borde del colapso.
- Sota, Ganímedes -había exclamado
Mentor-, ¿qué es lo que os ha traído a Titán?
- A Sota le pasa algo, Mentor. Creemos que es
el Fluido Cero que le dio sus poderes.
- ¿En serio? -mirando a Sota de Corazones
con más atención, Mentor percibió que algo le pasaba-.
Desde luego, muchacho, no tienes buena cara. Creo que será mejor
que vengáis a la enfermería, a ver qué podemos averiguar.
Y allí se encontraban ahora. Media docena
de sensores se aplicaban al torso desnudo de Sota de Corazones. El sólo
hecho de haber podido quitarle la armadura que impedía que su energía
escapase ya era un indicio de que algo raro le estaba ocurriendo.
- Es lo que sospechábamos, ¿no,
Mentor?
-En efecto, Jack. De alguna manera que todavía
no alcanzamos a comprender, el Fluido Cero parece estar perdiendo fuerza,
diluyéndose. Por eso ahora, cuando te hieren, no pierdes energía,
sino que sangras. Por eso también te cuesta un gran esfuerzo el
realizar cosas que antes hacías de un modo inconsciente, como venir
a Titán desde Leda.
- ¿Y cuál es el diagnóstico?
- ¿I.S.A.A.C.? -Mentor pareció dirigirse
al aire al hacer la pregunta. Pero pocos segundos después, el rostro
del ordenador planetario de Titán apareció en la pantalla
que había en la enfermería.
- Resulta difícil en extremo emitir un
diagnóstico dada la naturaleza peculiar o, por mejor decir, única,
del paciente. Por lo que me has contado, Jack Hart, tu condición
de ser superpoderoso deriva del hecho de haber caído en un recipiente
que contenía la sustancia llamada Fluido Cero, ¿no
es así?
- En efecto, así es. Fue el caerme en aquella
cuba lo que me convirtió en Sota de Corazones.
- Bien, del examen de las muestras de tejido que
te hemos tomado se desprende que el Fluido Cero se fundió
con tus tejidos. Por decirlo de alguna manera, quedaste empapado
de tejido cero. Por eso, cada vez que eras herido, no sangrabas, sino que
goteabas energía, es decir, Fluido Cero.
- ¿Y qué es lo que me ha pasado
ahora para que esté perdiendo mis poderes?
- Pues que te estás secando.
- ¿Cómo?
- El Fluido cero está desapareciendo de
tus tejidos. El hecho de que el desprenderte de tu armadura no provoque
una liberación violenta de energía es una muestra de que
la concentración de la sustancia en tu cuerpo está disminuyendo.
- ¿Y las consecuencias serán...?
- Es difícil de prever. Es un hecho que
tus poderes desaparecerán: mayor fuerza y resistencia, poder de
volar... todo eso formará parte del pasado. Pero...
- Pero... ¿qué?
- Es posible que tu cuerpo se haya vuelto dependiente
del Fluido Cero y que ya no puedas vivir sin él 3.
En tal caso...
- No lo digas...
- En tal caso, y a menos que encontráramos
una cura para ello, acabarías muriendo.
- Te dije que no me lo dijeras...
En ese momento, se oyó la profunda voz
de Drax el Destructor:
- Mentor, te traigo otro paciente.
- ¿De quién se trata, Drax?
- Es el Señor del Fuego, y tiene bastante
mal aspecto -. Al tiempo que pronunciaba estas palabras, Drax atravesó
el umbral con el ex-heraldo de Galactus en sus brazos, inconsciente.
- ¡Por el Celibato! -gritó Ganímedes-.
¡Cualquiera capaz de hacerle eso a un siervo del poderoso Galactus
es un enemigo a tener en cuenta!
Tuvieron que esperar varias horas a que el xandariano
recobrara el conocimiento. Cuando eso ocurrió, todos se reunieron
en torno a él para escuchar su historia.
- Bien, tras haber conseguido que el Extraño
nos entregara la flota korbinita 4
-comenzó a narrar-, sus últimas palabras me dieron que pensar.
Como recordaréis, dijo que tenía otros asuntos que atender.
¿Qué podía ser tan importante que no le importara
perder de golpe toda una flota, una nave inteligente y a un puñado
de seres superpoderosos? Nada bueno, eso seguro. Así que, sin prisa
pero sin pausa, como dicen en la Tierra, me dirigí hacia el planeta
del Extraño. Llegar fue relativamente fácil, pero penetrar
en él, eso es harina de otro costal. Su planeta es como un gigantesco
zoológico, en el que vas saltando de jaula en jaula intentando que
las fieras no te devoren.
-Tienes razón -le interrumpió Sota
de Corazones-. Conozco bien el sitio.
-¿Cómo? -exclamaron todos.
- Sí, estuve prisionero en su planeta una
temporada, hasta que Quasar me liberó 5.
Pero sigue con tu historia.
- Bien, como iba diciendo, no resultó nada
fácil avanzar por el planeta del Extraño. Aunque algunas
"jaulas" parecían vacías, en otras había seres de
lo más peligroso. Sin embargo, logré llegar a la zona en
al que el Extraño realiza sus investigaciones. Y cuando ví
lo que le mantenía ocupado, no pude reprimir un grito de sorpresa.
En ese momento se volvió y me miró directamente. Imbécil,
me dijo, ¿acaso crees que podrías penetrar en mi planeta
sin que yo me diera cuenta? Supe de tu presencia desde el mismo momento
en que entraste en él. Pero no podrás contar a nadie lo que
has visto. Comprendiendo que se disponía, bien a atraparme,
bien a destruirme, intenté escapar de allí. Me lanzó
un rayo que no me alcanzó de lleno, pues de lo contrario creo que
no estaría aquí contándoos esto, y pude escapar. Me
ha costado varias semanas llegar hasta aquí, pero al fin lo he conseguido.
- Pero ¿qué es lo que el Extraño
tenía que es tan importante y que no desea que nadie conozca? -preguntó
Drax.
- No os lo vais a creer cuando os lo diga. Lo
que el Extraño está estudiando es... ¡el cadáver
de Nova!
- ¿Quién? ¿Un compatriota
xandariano tuyo? ¿Un miembro de los Centuriones Nova? ¿O
el chico terrestre? -le preguntó Mentor.
- No, Mentor, no esos Nova. Hablo de la terrestre
Frankie Raye, que se convirtió en heraldo de Galactus tras la traición
de Terrax. La mató Morg, el último heraldo de Galactus 6.
De algún modo, el Extraño debió enterarse de esta
muerte y recuperó el cadáver del sol en que Norrin Radd lo
había sepultado. Ahora está estudiándolo como si se
tratara de un vulgar elemento de laboratorio. Y no estoy dispuesto a permitirlo.
En cuanto me haya recuperado, partiré de nuevo hacia el planeta
del Exraño para recuperar el cuerpo de Nova.
- No irás solo, Pyreus Krill -dijo Drax-.
Yo iré contigo.
- Y yo -añadió Sota.
- ¿Estás loco, Jack? -gritó
Ganímedes-. ¡¡En tu estado no deberías moverte!!
- Ya me encuentro mejor, Ganímedes. Además,
I.S.A.A.C. y yo hemos encontrado una solución temporal a mi problema.
- ¿Ah, sí? ¿Y de qué
se trata?
- Hemos introducido una mejora en mi armadura,
de modo que no se limite a contener mi energía, sino que me la devuelva
al cuerpo, que me la reinyecte, por así decirlo. Mientras no haga
locuras, no habrá problema alguno. Además, tengo una cuenta
pendiente con el Extraño. No olvides que me mantuvo prisionero.
- En ese caso, yo también voy.
- Está decidido -dijo el Señor del
Fuego-. En cuanto nos hayamos recuperado, partiremos.
- Mientras tanto -dijo Mentor-, creo que no os
vendría mal intentar conseguir un poco de ayuda extra.
- ¿En quién estás pensando,
exactamente?
- En nadie en particular. En cualquier ser lo
bastante poderoso para esta misión. Como Estela Plateada, por ejemplo.
- Tienes razón, Mentor. Intentemos contactar
con Estela. Es una idea excelente. Vamos a ver a quién más
conseguimos.
1.- Poderes
Cósmicos # 9
2.- Poderes
Cósmicos # 8
3.- No es idea
mía. Ya aparece implícitamente en Quasar # 19
4.- Sucedió
en Poderes Cósmicos # 5
5.- En Quasar
# 16.
6.- Ocurrió
en Estela Plateada # 75, en la saga La Guerra de los Heraldos.
En el próximo número: ¡al
rescate del cuerpo de Nova! Y además: ¡la aparición
de un héroe cósmico al que hace tiempo no veiáis!
Todo eso y mucho más en Poderes Cósmicos #
11. No olvidéis escribir a Autopista hacia el espacio - Correo
de los lectores bergil@altavista.net.
Sigue en marcha el concurso para dar nombre a los posibles nuevos Primigenios
del Universo que se presentaron en el número 5 de la serie. El vencedor
recibirá un hermoso no-premio virtual.
Nos ha llegado un mensaje de RIPLEY HUNTER. Después
de unos elogios tan inmerecidos como bien recibidos (eh, que a nadie
le amarga un dulce), reconoce que es más aficionado a nuestra
Distinguida Competencia (¿qué esperas para visitar
DCTopía, Ripley?) que a la Casa de las Ideas. Esperemos
que con nuestro MarvelTópico esfuerzo, todos los guionistas logremos
hacerte apreciar las delicias del Universo Marvel. Ripley dice que disfrutó
particularmente con la lucha entre Drax, Mentor y Nébula en el
número 7. Tengo que confesar que yo disfruté de
verdad escribiendo ese número. De hecho, es el número
que más me ha gustado escribir de todos los que he hecho, en
cuanto a la historia que contaba. En cuanto al modo de contarla, me
quedo con el seis. Vosotros ¿qué opináis? Y vamos
con las dudas. ¿Es Nébula nieta de Thanos?
Ella dice que sí, él dice que no. Yo no digo nada, líbreme
Dios de interponerme en una discusión entre esos dos. ¿Aparecerá
Warlock por estas páginas? Si antes lo pides... ¿Qué
le pasó a Galactus? Resumidamente, su heraldo Morg se
hizo con el Nulificador Supremo, tras lo que un lacayo de Tirano
se hizo con Morg. Para evitar destruir el Universo, Galactus
selló su Nave-Mundo y desapareció de nuestro Universo.
Pero todos sabemos que nada es para siempre... y no digo más,
que luego todo se sabe. ¿Hay algún cubo cósmico?
Como tal (es decir, poliedro de seis caras cuadradas que tiene el poder
de convertir en realidad los deseos de su portador), no; existen tres
cubos cósmicos evolucionados: el Forjador de Mundos, Kubik y
Kosmos. ¿Funcionan todavía las gemas del Infinito?
Como emanaciones que son del ser primigenio que dio origen a nuestro
Universo, las Gemas del Infinito no pueden ser destruidas, y por lo
tanto, existirán -y funcionarán- en tanto en cuanto
exista el Universo. Otra cosa es averiguar dónde están.
¿Existe alguna fuerza de policía en el Universo Marvel,
al modo de los Linternas Verdes? Todavía no. Lo más
parecido como grupo espacial fueron los Starmasters, formados
por Estela Plateada, Quasar, Bill Rayos Beta y los ex-Comandos Cósmicos
Capitán Morfex y Xenith.
Muchas gracias y sigue escribiendo.