PORTADA: Se ve a Kaos, Polaris, Ángel y Pícara inconscientes en el suelo, y a Mariposa Mental, vestida con una armadura escarlata, en el centro de la imagen, riéndose.
Alex y Lorna habían pasado una noche tranquila, descansando tras
los acontecimientos sufridos el día anterior1. Habían
decidido quedarse una temporada en la Patrulla, al menos hasta que
volviera Scott de su misión. Alex quería hablar con
él, y luego irse a descansar. Volver a la vida civil.
Además, había estado pensando en su relación con
Lorna, y había llegado a una conclusión...
"Lorna, cariño", dijo Alex, "¿estás despierta?"
"Sí, ahora sí", refunfuñó la joven mutante
de pelo verde.
"Siento haberte despertado, pero quiero hablar contigo. Es importante."
Lorna se incorporó, sentándose en la cama. Vestía
una gran camiseta de fútbol americano, que perteneció a
Alex durante la Universidad, como única ropa.
Alex la miró, y si cualquier sombra de duda quedara en su mente,
la imagen de la mujer que amaba se la disipó.
"Lorna", dijo Alex, mientras cogía sus manos entre las suyas, "he
estado pensando sobre nosotros, nuestra relación, todo lo que
hemos pasado, y he llegado a una conclusión."
Se calló un momento, para ver cómo iba reaccionando Lorna
a sus palabras. Su rostro mostraba inquietud, pues no sabía
qué esperar. Alex continuó.
"Tras todo lo que hemos pasado, sólo me queda una cosa por
hacer."
Se levantó de la cama, la rodeó hasta llegar junto a ella,
y se puso de rodillas.
"Lorna Dane, ¿quieres casarte conmigo?"
Xavier llevaba toda la noche en la enfermería. Desde
que Bishop fue herido en la pelea contra SHIELD2
no se había apartado de su lado. Era extraño que se hubiese
visto afectado por un rayo de energía, cuando su poder era precisamente
absorberla. Ese "uranio empobrecido" con el que le habían
alcanzado le había dejado en coma. Y, encima, Jean3
había desaparecido tras evitar que un misil nuclear impactara
en la India4.
Había intentado localizarla con Cerebro, pero había sido
imposible. Quizás si...
"Perdone la interrupción, profesor."
La voz surgió de su espalda. Xavier se volvió,
sorprendido, y vio a un hombre de mediana edad, de pelo negro, aunque
las canas ya asomaban por sus patillas, con bigote negro, que iba
enfundado en una gran capa roja, sujeta por un extraño amuleto a
su pecho. Se trataba, sin duda, de...
"¡Extraño! ¡Stephen! ¡Me has sorprendido!",
dijo Charles.
"Perdona que me presente sin avisar, Charles, pero una terrible amenaza
se cierne sobre uno de tus alumnos."
"¿Quién, Stephen? ¿Qué pasa?"
"Sin duda recordarás que, hace unos meses, la joven Elizabeth
Braddock fue herida de muerte por Dientes de Sable, y que su
salvación sólo fue posible al exponerla al Alba Escarlata
5."
"Si, claro que lo recuerdo", dijo Xavier.
"Bien, lo que ya no sabes es que, durante la batalla contra Onslaught,
tu hermano Cain se vio atrapado en el interior de la Gema Escarlata, y
allí se vio enfrentado al poder de Cyttorak, debido a las
manipulaciones de Rencor y D'Spayre. Tu hermano sobrevivió, pero
su poder se ha visto incrementado, y ahora es mucho más poderoso
que nunca6", continuó Extraño.
"La Patrulla estará preparada para enfrentarse a Juggernaut
cuando haga falta, Stephen, pero no veo la relación con
Mariposa."
"Perdona, Charles. Esto sólo te lo contaba porque
consideré que deberías saberlo. Lo que venía a
contarte es otra cosa. Verás, ayer inspeccionaba las barreras
dimensionales de nuestra realidad cuando me vi atraído hacia el
Alba Escarlata por un poder que no pude rechazar. Alguien ha tomado el
control del Alba Escarlata de la Vena de Ébano, y eso pone en
peligro la vida de Ms. Braddock, pues parte de ella pertenece a esa
dimensión, y cualquier cambio que se produzca en el Alba la
afectará7."
"¿Y qué podemos hacer?", preguntó Xavier,
preocupado.
"Debo llevar a Mariposa de vuelta al Alba, para que pueda quitarle la
influencia que sobre ella tiene. Y debemos partir enseguida."
"La mayoría de la Patrulla están en misión,
Stephen, pero el resto te acompañará."
"No me servirán de ayuda, Charles. Allí los poderes
físicos no sirven."
"De todas formas irán, Stephen. Sabes que no se querrán
quedar atrás."
"Como quieras. Partiremos dentro de una hora. Os espero en la entrada al
Alba. Pregúntale a Ángel dónde es."
Con estas palabras, el Doctor Extraño desapareció, dejando
a un preocupado Xavier tras él.
Pícara tomaba café en la cocina, junto a Mariposa Mental.
Mariposa le estaba contando a Pícara los detalles de su cita con
Warren de la otra noche, cuando Lorna entró en la
habitación.
"Hola, Lorna. ¿Has pasado una buena noche?", preguntó la
joven sureña.
"Genial, Pícara, pero lo mejor ha sido ahora al despertar."
Lorna extendió su mano derecha, mostrando un anillo de oro, con
un pequeño diamante, en su dedo anular.
"Alex me ha pedido que me case con él, y yo he aceptado."
Las dos muchachas corrieron a abrazarla y a darle la enhorabuena. Se
sentaron las tres en la mesa, y Lorna les contó cómo se lo
había pedido Alex.
"Fue tan tierno. Ni siquiera sé de dónde ha sacado tiempo
para comprar el anillo", concluyó Lorna.
"¿Ya habéis pensado fecha?", preguntó Betsy.
"No, todo ha sido tan repentino. Tengo que llamar a tanta gente,
preparar tantas cosas... No sé, supongo que en un par de meses, o
quizás en Navidad, ya veremos."
La conversación continuó durante bastante tiempo, hasta
que se vio interrumpida por una llamada mental del Profesor.
<<Patrulla, reunión urgente en cinco minutos.
Os espero junto a la enfermería.>>
Mística tomaba un relajado baño, descansando
tras su "visita" a su hijo, Graydon Creed. Ahora que había
dejado Factor-X8
y había vuelto a la Hermandad de Mutantes Diabólicos (no
pudo reprimir una sonrisa cuando pensó en "Diabólicos".
Siempre la había hecho gracia) podría seguir con sus
planes. Junto a sus compañeros (la Mole, el Sapo, Avalancha,
Pyros y los dos nuevos, Mímico y Fantazia) iban a comenzar
por abortar la campaña electoral de Creed, y luego irían
tras su grupo, los Amigos de la Humanidad. Tras esto, harían
todo lo necesario para curar el virus del Legado. Era divertido. Por
primera vez en mucho tiempo, la Hermandad haría algo que ayudaría
de verdad a los mutantes. Eso les daría mucha influencia, mucho
más poder. Y poder era lo que Mística quería.
Raven salió de la bañera, envolvió su cuerpo de
piel azul en una gran toalla blanca y se dirigió a su dormitorio.
Llevaban un par de días viviendo en una cabaña en las
Rocosas, propiedad de un rico magnate del petróleo al que
había engatusado para que se la comprase.
Se sentó en la cama y comenzó a peinar su suave melena
pelirroja, mientras pensaba en Forja, el hombre del que había
llegado a enamorarse durante su etapa en Factor-X. Pero él estaba
enamorado de otra, de Tormenta, la líder de la Patrulla, y no la
había aceptado.
Luego pensó en sus compañeros de la Hermandad:
la Mole lo único que quería era ser alguien importante.
Era un fanfarrón, cuyo mayor logro era comerse veinte hamburguesas
para desayunar. El Sapo era un cobarde, que había vivido bajo
la sombra de Magneto como un lacayo. Avalancha era un buen hombre, leal
y trabajador. Pyros, el australiano, sufría los efectos del virus
del Legado, y era impredecible. Perdía el control de sus poderes
muy a menudo. Los dos nuevos (al menos para ella) eran una incógnita.
De hecho, uno de ellos, Mímico, había sido miembro de
la Patrulla durante un breve periodo de tiempo. Ahora parecía
conservar todos los poderes de los miembros originales de la Patrulla,
además de poder imitar los superpoderes de cualquiera que tocase.
Fantazia, con su control sobre los aparatos electrónicos y sus
poderes de ilusión, le había sido muy útil para
quitarse el localizador de Factor-X, que además le impedía
transformarse en miembros de la Patrulla o de Factor-X. Pero, una vez
hecho esto, no le veía mucha utilidad...
Dejó el peine en la cama y se quitó la toalla. Sacó
de un cajón unos vaqueros y una camiseta, y se vistió.
Luego se transformó en una muchacha rubia, de ojos azules, con
medidas de modelo y unos veinte años, y salió de la
habitación. Esa noche iba de caza. Necesitaba información,
y este era el mejor cuerpo para conseguirla.
En la sala de espera de la enfermería, se reunieron los
miembros de la Patrulla-X que estaban en la Mansión (Kaos,
Polaris, Ángel, Mariposa y Pícara) esperaban la llegada
de Xavier, que permanecía en el interior, examinando las constantes
de Bishop.
Cuando hubo acabado, Xavier salió, subido en
su silla de ruedas flotante, diseñada por Forja9
y se paró delante de sus alumnos. "¡Alumnos!", pensó
Xavier. "¡Y pensar que aún los considero mis alumnos!
Supongo que algunas costumbres son difíciles de dejar."
Apartando estos pensamientos de su cabeza, se dirigió a la Patrulla.
"Patrulla", dijo, "he recibido una visita del Doctor Extraño, referente a Mariposa Mental."
"¿A mi?", preguntó la joven inglesa.
"Sí, Elizabeth. Según parece, alguien se ha hecho con el
control del Alba Escarlata, y Extraño necesita tu auxilio para
vencerlo."
"¿Y yo que puedo hacer?", preguntó Betsy. "Yo no entiendo
de magia."
"Según parece", respondió Charles, "cuando se usó
el poder del Alba para curar tus heridas, pasaste a formar parte de la
dimensión. Te espera dentro de una hora en la entrada del Alba."
"¿Sola?", interrumpió Warren. "Ni hablar. Yo iré
con ella. Ya estuve allí. Además, soy el único que
conoce el camino."
"Iremos todos", terció Alex. "La Patrulla no abandona a los
suyos."
"Como queráis, Patrulla. De todas formas, he de informaros que
vuestros poderes físicos no tendrán utilidad en esa
dimensión."
"Eso lo veremos", concluyó Warren.
"Bien, Patrulla, pues en marcha", dijo Alex.
Salieron de la habitación, dejando tras ellos a un Xavier
orgulloso de sus "alumnos". "Quizás debí decirles lo de
Jean, pero es mejor no preocuparlos. Demasiado van a pasar ya",
pensó.
Bastión estaba sentado delante de un monitor de ordenador,
navegando por Internet, buscando cualquier indicio de información
sobre las verdaderas identidades de la Patrulla-X. Si bien algunos de
sus miembros (los cinco que formaron Factor-X10 firmaron el Acta de
Registro mutante, los datos de esa base de datos estaban aislados, no
conectados a ningún ordenador con salida al exterior, por lo que
no eran accesibles por los hackers. Si tuviera esos datos, la Patrulla
caería. Se imponía un asalto para robar ese ordenador.
El teléfono sonó. Apartando la mirada de la pantalla,
Bastión descolgó el auricular y se lo acercó a la
oreja.
"¿Si?", dijo.
"Bastión, soy Creed. Por fin te localizo. Te he estado llamando
toda la noche", dijo Graydon Creed al otro lado de la línea.
"Bien, pues ya me has encontrado. ¿Que quieres, Graydon?"
"Mística vino a verme anoche. Quiere que me retire. Necesito tu
ayuda."
"¿Qué quieres que haga, Graydon? ¿Que mate a tu
madre?"
"No lo sé, Bastión. Eso es cosa tuya. Pero no quiero tener
que preocuparme por ella nunca más."
"Considéralo hecho, Graydon. Adiós."
Bastión colgó el teléfono, sin esperar la
contestación de Creed. Se giró de nuevo hacia su
ordenador, y entró en su base de datos particular. En la casilla
de búsqueda, tecleó un nombre: Mística.
La Patrulla esperaba en un local abandonado, donde no hace mucho el
Doctor Extraño, Lobezno, Ángel y el diminuto mago llamado
Gomurr el Anciano entraron en el Alba Escarlata para salvar la vida de
Mariposa Mental. Ahora, volvían a esa dimensión para
volver a salvarla, aunque no sabían bien de qué.
De repente, un hombre se materializó delante de ellos. Era el
Doctor Extraño.
"Bienvenidos, Patrulla. Supongo que estaréis preparados para
iniciar la batalla."
"Tu dinos qué hay que hacer, Extraño, y lo haremos", dijo
Kaos, que había asumido el mando del grupo, a pesar de que
hacía solo un día que se unió a él.
"Bien, entonces, Patrulla, ¡seguidme!"
El Doctor Extraño agitó sus brazos, pronunció unas
extrañas palabras, y una puerta, con forma de boca de
dragón, se hizo visible ante ellos.
Levitando, Extraño se internó en el Alba, seguido por la
Patrulla.
El Hombre de Azúcar había llegado a la Tierra
hacía 20 años, procedente de una realidad alternativa
conocida como "La Era de Apocalipsis"11.
Desde entonces, se las había arreglado para controlar en la sombra
la nación conocida como Genosha. Gracias a él, el Gobierno
del país pudo crear a los mutados, alterando genéticamente
a los mutantes para aprovechar sus poderes al servicio de los humanos.
Pero, últimamente, su atención se había desviado
hacia los otros refugiados de dicha Era: la Bestia Oscura, Holocausto
y el joven Hombre-X, Nate Grey. Eso había hecho que su control
sobre Genosha descendiera, y el país estaba sumido en una guerra
civil entre humanos y mutantes. Las intervenciones de superhéroes
americanos12
no había hecho más que empeorar las cosas. Y, encima,
ahora que había decidido recuperar el control de su feudo, se
enteraba de que dos de los refugiados, la Bestia Oscura y Holocausto,
habían muerto13.
Parecía que alguien quería acabar con ellos.
Mientras degustaba los restos de un joven mutado, que había
tenido la mala suerte de tropezar cuando limpiaba el laboratorio, el
Hombre de Azúcar planificaba cómo recuperar Genosha y
protegerse de un posible ataque. Para ello, usaba un gran tablero de
ajedrez, sobre el que tenía situadas como piezas las cabezas de
algunas de sus víctimas.
"Veamos", dijo en voz alta, a pesar de estar solo, "si envío a
mis hombres a que apresen a la Jefe Anderson..."
Un zumbido a su espalda le hizo girarse. Tras él estaba un
hombre, enfundado en una armadura. Una extraña lanza colgaba a su
espalda, y empuñaba una extraña pistola.
"¿Quién eres y qué haces aquí?",
preguntó el Hombre de Azúcar.
"Soy el Ejecutor. Voy a matarte", contestó.
"Eso lo veremos, genebasura."
El Hombre de Azúcar atacó al Ejecutor, usando su larga
lengua como un látigo. Pero el Ejecutor la agarró, y
tiró de ella, arrastrando a un desconcertado Hombre de
Azúcar hacia él. Lo sujetó por su lengua, quedando
a más de un metro del suelo, gimiendo de dolor.
"Quizás te guste este arma, mutante. La conseguí de una
raza alienígena que se denomina a si misma el Nido. Supongo que
encontrarás sus efectos agradables..."
Apuntó a la enorme cabeza del Hombre de Azúcar y
apretó el gatillo, lo que hizo que se volatilizase. Su escudo
personal impidió que los restos del mutante le ensuciaran.
Soltó los restos del Hombre de Azúcar, y echó un
vistazo. El laboratorio estaba lleno de basura, no había nada que
pudiese servirle. Sacó un pequeño cilindro de su
cinturón, y la lanzó hacia la mesa. Mientras
desaparecía, transportado a su base por su teleportador, el
cilindro comenzó a brillar, hasta que, segundos después,
hizo explosión.
Desde la capital de Genosha, Bahía de Martillo, se oyó un
gran estruendo proveniente del volcán de la isla. Las noticias de
ese día hablarían de un terremoto.
El camino a través del corredor que conducía al Alba
Escarlata había sido tranquilo. No se habían encontrado
con ningún Capasombra, como la última vez, ni siquiera con
Gomurr el Anciano o Tar el Procurador.
Esta ausencia de incidentes inquietaba al Doctor Extraño, quien
no hacía más que examinar místicamente cualquier
sombra sospechosa.
Sin ningún incidente, llegaron a la dimensión, donde
encontraron el trono de Tar, el Procurador del Alba y encargado de
mantener su integridad. Pero no había nadie.
"Parece que el lugar está abandonado, Doc", dijo Pícara.
"¿Y ahora qué?"
De repente, Mariposa, que se había acercado al trono,
comenzó a gritar. Los demás corrieron en su ayuda, pero
chocaron con una barrera escarlata. Mariposa, mientras, comenzó a
brillar, emanando una luz escarlata de su interior, que escapaba por
todas las aberturas de su cuerpo. El brillo se hizo insoportable, y la
Patrulla tuvo que apartar la mirada, aunque el Doctor Extraño,
que se había protegido mediante un hechizo, logró ver lo
que pasaba.
Cuando el fulgor cesó, Mariposa había cambiado. Ahora, una
extraña armadura escarlata cubría su cuerpo, y
blandía una espada. Tras ella, se apreciaba la silueta de un
hombre.
La barrera que sujetaba a la Patrulla desapareció, haciendo que
algunos de ellos cayeran de golpe al suelo.
"¿Quién eres?", preguntó el Doctor Extraño.
"¿Qué has hecho con la mujer?"
"¿No me reconoces, Extraño?", dijo el hombre, mientras
salía de las sombras.
"¡TÚ!"
CONTINUARÁ
1.- Ver número anterior.
2.- Ver X-Men #57.
3.- Jean Grey, alias Fénix.
4.- De nuevo X-Men #57.
5.- Patrulla-X #329-330.
6.- X-Men Unlimited #12.
7.- Ver número anterior.
8.- Ver Factor-X #127.
9.- El líder de Factor-X.
10.- La firmaron en Factor-X #33.
11.- En X-Men Omega.
12.- La Patrulla, los Vengadores, Excalibur y Factor-X estuvieron en Genosha durante la guerra.
13.- Thor mató a Holocausto en Thor #503, y el Ejecutor a la Bestia Oscura en Factor-X #127.
PRÓXIMO NÚMERO: ¿Quién será el
nuevo amo del Alba Escarlata? ¿Logrará la Patrulla
rescatar a Mariposa? ¿Y qué pasa con el Ejecutor?
BUZÓN MUTANTE
Hola a todos.
Hoy tenemos una carta de Jorge Cantero, nuestro compañero
escritor de Eurocorps.
Sí, es posible que sea algo conciso al relatar estas historias,
pero es cuestión de costumbre, supongo. Cada cual tiene un estilo
de escribir, y el mío es este, aunque, poco a poco, intento
enrollarme un poco más, eso si, sin llegar a escribir una novela
tipo Gala o Cela, je, je, je.
Respecto a tus puntualizaciones, te digo que nuestros planes
para el Ejecutor no son "matar a todo el que nos caiga mal",
sino que son mucho más profundos, esperamos sorprenderte con
ellos. Y tranquilo, claro que la Patrulla se enfrentará a él,
solo que aun tardará un tiempo.
La Bestia, a pesar de ser uno de mis personajes favoritos, necesita que
se tenga al lado una enciclopedia para escribirlo, y, como yo escribo
las historias en el trabajo, sería un poco raro que me vieran
consultar el Diccionario Espasa, ¿no?
Bien, eso es todo. Esperamos vuestras opiniones a este segundo
número. Nos vemos en un mes.
Patrullosos saludos de...
Carlos Manuel Díaz Correia